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Verano del 87

en Amor filial

Aquel verano de 1987, era un verano soleado y bastante caluroso. En ese verano, tenía yo 18 años. Era un chico, alto para mi edad, de complexión normal y estaba pasando aquel verano junto con mi abuela.

Mis padres me había dejado con ella, para que les diera menos la lata y en la ciudad tampoco tenía mucho que hacer, porque la mayoría de mis amigos se iban de vacaciones a otros sitios, por lo que hacía compañía a mi abuela, que llevaba un tiempo viuda, desde que murió mi abuelo.

Era bastante mayor, estaba un poco gorda, pero era muy guapa, lo que demuestra que de joven, debía de ser muy guapa y no le habrían de faltar pretendientes.

Aquel día estaba yo en el piso de arriba de la casa, leyendo un poco, ya que la mayoría de mis amigos de allí, no habían llegado aún al pueblo a pasar las vacaciones.

Estaba leyendo un libro para la clase, aunque no me acuerdo que libro era, aunque lo que si que me recuerdo, es que mi abuela estaba en el jardín. De vez en cuando iba a al jardín trasero de la casa a leer o a escuchar la radio que le encantaba. Pero aquel día ocurrió algo especial.

Como hacía bastante calor, fui a abrir la ventana, para que ventilara aquello un poco, y cuando estaba abriéndola vi el paraíso. Mi abuela estaba tumbada en una hamaca y estaba haciendo algo que no había visto nunca, ya que estaba tocándose las tetas y su mano de vez en cuando se la tocaba por el coño.

Me quedé un rato mirándola, aunque no me quedó otra que hacerme una tremenda corrida, porque estaba muy caliente. Vale, era mi abuela y era mayor, pero estaba muy salido, las hormonas estaban muy revolucionadas y era un poco inevitable, además de que ver aquello era muy fuerte, ya que yo aún era virgen.

A pesar de que estaba tapado por la cortina, mi abuela, me vio, aunque no dijo nada ni hizo nada que me delatara, mientras seguía viéndola. Yo no sospechaba que me había visto.

Durante la cena, ocurrió algo, que pasaría.

Estábamos cenando, cuando mi abuela, me preguntó:

Y por la tarde, que hiciste?

Nada abuela. Estuve leyendo un poco y luego fui a casa de Juan a ver si había llegado, pero me dijeron que aún no había llegado, ya que llegaría dentro de unos días.

Pero por la tarde no notaste nada raro. Es que no sé, me dio la sensación como si pasara algo en el cielo, no se..

No abuela, no vi nada raro. (Estaba tan colorado que parecía un tomate. Lo que hizo que ella, empezara a echar una pequeña risa)

La cena pasó, sin pena ni gloria, aunque de repente:

Y ya tienes novia ? Un chico como tu, con nuestros genes, seguro que será muy seguido por las niñas.

No abuela. Soy muy tímido y la verdad que no me doy lanzado para decirles algo.

Bueno, ya te vendrán. Entonces seguirás siendo virgen aún, no ?

Desde luego abuela, que preguntas tienes.

Verás, aunque no lo creas, tu abuela, aquí donde la ves, es muy moderna. Entonces, lo sigues siendo, no?

Si, abuela. ( Parecía un semáforo, cuando se pone en rojo)

Esa noche, tuve que correrme pensando en ella, ya que estaba tan dura, que no daba dormido.

Al día siguiente ella estaba en el baño dándose una ducha. La puerta cerraba mal, algo habitual, en una casa antigua como aquella, por lo que quedaba entreabierta. Yo entré, haciendo que no sabía que ella estaba dentro. Ella se tapó como pudo, aunque:

Abuela, pero si eres muy bonita. Además ayer si que te ví, en el jardín, lo que pasa que no te lo dije, por si me regañabas, pero lo que estoy viendo ahora es mucho mejor.

Pero serás maldito( mientras cogía mi culo, para darme unos azotes).

Joo, no lo hice con mala intención.

Está bien. A cambio, yo te enseñaré, a saber amar a las chicas, para que seas el mejor.

Al poco, yo ya me estaba quitando toda la ropa. La tenía durísima, mientras ella, se sorprendió que la tuviese tan grande para mi edad.

Comencé a besarle las tetas, algo caídas, pero grandes y bonitas, mientras ella me decía lo que tenía que hacer. Estaba mojada, aunque poco, de lo caliente que estaba; aunque la verdad no se quien estaría más caliente si ella o yo. Sus tetas eran preciosas, sabían a gloria, mientras me mandaba que me fuera bajando, para comerle su coño. Era precioso y tenía poco pelo, lo que denotaba que se lo depilaba de vez en cuando.

Me cogió, de la polla, y se la comenzó a metérsela en su coño, mientras con la otra mano, me la ponía en la boca, para que no dijese nada.

Comenzó a jadear, poco a poco, mientras me decía que empujara, como si empujara un carro de la compra, pero cada vez más fuerte. Así lo hice. Empujaba fuerte, aunque ella, me agarraba del culo, para que le diera más fuerte. Era increíble. Siempre había querido saber como era el sexo y ahora lo sabía y era precioso. Estuvimos durante un largo rato, cierto es que me iba guiando, poco a poco, y de vez en cuando parábamos, para que pudiera descansar.

Acabamos en el suelo, bastante cansados, aunque felices. Los días siguientes, hasta que llegaran mis padres, lo hicimos siempre y cuando llegaron mis amigos, de vez en cuando también lo hacíamos, cuando mis padres iban a comprar.

Aquel verano fue inolvidable.

En el invierno siguiente, mi abuela murió. Supe después, que se estaba muriendo cuando lo hicimos, aunque yo no lo sabía. Se que murió feliz, de que su nieto, quedase instruido, por tan excelente profesora.

Te echo de menos abuela.