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Biografía sexual (4)

en Sexo Oral

Biografía sexual (Cuarta Parte)

En este capítulo contaré lo que sucedió en la fiesta de egreso de mi hermana de la escuela secundaria. En ese momento, Daniela tenía sólo 18 años, seis menos que yo, su hermana mayor.

El día de la fiesta de colación de grado me dispuse a vestirme. Quería sentirme la más linda, la más observada de toda la fiesta, pero que ello sea producto de mis encantos femeninos y no escandalizar por vestirme de puta. Por eso escogí un vestido nuevo, muy fino, comprado especialmente para la ocasión. Lo contemplaba a la distancia y no me decidía a ponérmelo, mientras permanecía sólo en tanga negro, de encaje.

Después me volví hacia el espejo (claro síntoma de coquetería femenina) donde mis senos se balanceaban sin corpiño, por lo que se apreciaban perfectamente mis globos de carne desnudos, libres. Mis muslos se cerraban sobre el triángulo negro de la tanga. No quería volverme, porque mis nalgas resaltaban impúdicas: sí, esa era la palabra: impúdicas.

Finalmente deslicé mis amplias y rotundas caderas en aquel vestido negro de noche. La tela era tan fina que se pegaba a cada línea de mi cuerpo. Lo peor de todo era que mostraba la protuberancia de los pezones, apenas tapados, suavemente cobijados por la dócil seda. La forma de los senos estaba perfectamente delineada, y si me volvía de espaldas, mis nalgas marcaban hasta el último detalle, sobre todo por la tanga que se enterraba deliciosamente en mis partes íntimas.

Si no estuviera tan nalgona y tan tetona, no habría problema: "parezco una puta" murmuré, mientras me daba los últimos toques de carmín en los labios. Decidí cambiarme la bombacha, ya que se marcaba escandalosamente, por una bombacha tipo vedetina, que era más apropiada para la ocasión. Ese único detalle cambió totalmente mi apariencia.

El rubor acudió a mi rostro mientras me alisaba el cabello con el cepillo. Como si fuera poco lo de mis pezones perfectamente dibujados en la tela, el vestido tenía un gran escote: los costados de mis senos aparecían claros y nítidos. Me sentía extraña y excitada. Consulté el reloj, apenas faltaba una hora para la fiesta. Me miré por última vez en el espejo y me encantó lo que vi.

Mi novio Hernán se puso un traje negro con rayas, camisa blanca y una hermosa corbata amarilla. Estaba muy bien mozo. Al verme me dijo que estaba infernal y yo le contesté que me había puesto linda para él.

Ya listos, salimos de mi Dpto. y nos marchamos a buscar primero a mi hermano mayor (Claudio tenía su auto en reparación) y después a su novia Carolina, a la casa. Al salir ella, nos quedamos maravillados: estaba muy linda, a pesar de que es un poco caderuda, de cola grande, y arriba no tiene nada de senos. Aunque rara vez muestra sus atributos, esa noche fue la excepción; tenía puesto un vestido hasta las rodillas, sin sujetador, con un escote pronunciado; debajo, una bombacha tipo culote de color gris, que al momento de pasar por delante de los faros del auto, observamos que se translucía todo, y prácticamente se le veía el perfil de los senos con el pezón al final.

Al llegar a la fiesta, nos encontramos con mis padres y mi hermano menor. Al saludar a mi madre (María, pero le decimos Magui) quedé asombrada: llevaba puesto un top rosa que dejaba notar los breteles del corpiño. Abajo se puso el pantalón crudo que le presté yo (recuerden el relato anterior, donde se probó ese pantalón en mi Dpto.) que es muy transparente, y por el calce, se incrusta por completo en la vagina. Más aun con la cola de mi madre, que no disimula nada la forma de su concha. Parecía que no traía nada debajo, pero no era así; cuando nos dirigíamos a la mesa, mi madre caminó delante de mí y pude observar que llevaba una tanga rosa realmente diminuta. Se veía perfectamente el triángulo que se forma en la parte de arriba de las nalgas. No lo podía creer, mi madre eligió una bombacha tipo tanga, que se traslucía perfectamente debajo del pantalón, y adelante marcaba el triangulito de la vulva. Para completar su atuendo calzaba unos tacos rosados bastante altos.

Al verla, mi novio no paraba un segundo de mirarle el culo. Eso sí me incomodó, aunque internamente algo me decía que me gustaba que Hernán fantasee con ella.

La fiesta transcurrió normalmente. Mi hermana Daniela estaba hermosa con un vestido que le había hecho mi abuela; se veía que estaba disfrutando mucho de su fiesta. Yo bailé toda la noche con mi novio, a excepción de algún momento en que él bailó con mi madre, y yo con mi hermano menor llamado Martín, que no tiene novia. Dicho sea de paso, esa noche lo agarré in fraganti viendo mis tetas mientras bailábamos. Me reí y empecé a moverlas aun más; el pequeño estaba como loco con semejante espectáculo.

Más tarde, vi a Hernán apoyando su pene en la cola de mi madre cuando bailaban cuarteto. Eso sí me molestó: inmediatamente empecé a moverme más sensualmente. Los chicos compañeros de mi hermana no perdían detalle de mis movimientos. Yo seguía bailando con Martín, y también pude sentir su pene en una de las tantas veces que me apoyaba sobre él. Intenté rozarlo otro poco más para calentarlo. Le apreté mis tetas contra su pecho y allí noté una erección considerable. En ese momento miré hacia el fondo de salón y me pareció ver a mi novio bailando con mi madre que tampoco iba mal, se reían mucho y al parecer se lo pasaban muy bien.

A eso de las 4 de la mañana se cortó la fiesta. Mi hermana y sus amigos decidieron que se iban por ahí de marcha. Nosotros decidimos irnos a dormir, pero antes llevamos a mis padres a su domicilio.

Al llegar, se desató una tormenta muy fuerte. Viendo que Hernán estaba bastante ebrio, mis padres nos invitaron a quedarnos a dormir en su casa, ya que desde mi barrio al centro de la ciudad el trayecto es bastante largo, y hay zonas donde se inunda mucho; entonces, por precaución decidimos quedarnos a dormir allí.

Mi madre nos invitó con un café antes de irnos a acostar. Hernán charlaba muy amistosamente con mi padre, y ella les señaló que ambos estaban muy borrachos y ya no coordinaban palabra. Yo estaba muy molesta, más aun cuando mi padre quiso prender otro cigarrillo, de los tantos que fumo esa noche, pero se le cayó al piso. Mi madre inmediatamente se agachó a buscarlo, quedando a la vista de todos su cola que transparentaba el triangulito rosa de la tanguita. En ese instante me di vuelta y vi a ambos, mi novio y mi padre, que la observaban descaradamente. Me dio muchos celos, y ahí mismo le pedí a mi madre que me diera una remera para dormir, y la acompañé a su dormitorio para buscarla.

Al ser mis senos más grandes que los de mi madre, demoró bastante en encontrar una de mi talla, entonces aproveche a preguntarle:

Mami ¿no me queda muy ajustado este vestido?

No hija, te queda muy lindo

Sí, pero me ajusta mucho, me hace una cola grande.

No, te queda muy lindo, pero se te marca mucho esa bombacha que tenes puesta.

¿Vos crees, mamá? ¿debería usar este vestido sin bombacha o me debería poner una tanga como tenés puesta vos?

Aaaah nena, esta la compré en el centro. Son ideales para ropa transparente, como la que tengo puesta.

Sí, claro, pero no sabía que usabas ese tipo bombachas, son muy llamativas…

Nunca las uso Vale, la compré para tu pantalón.

No podía creer que estaba conversando con mi madre de ese tema, y luego le pregunté:

A ver mami, déjame ver como te queda ese juego de lencería…

Entonces ella se empezó a sacar el pantalón primero, quedado a la vista su juego de lencería, bien de puta, con la tanga rosa que le marcaba con precisión la tira vertical entre los dos cachetes del culo. Luego se sacó el top, quedando a la vista sus pequeños senos dentro del corpiño de encaje.

Mami, con esa lencería parecés…

¿Qué, una prostituta?

No, yo no dije eso

Pero le pensaste.

Noooo, para nada, mejor me voy a dormir…

Me dio una remera blanca para dormir y "Uuuuh", pensé yo, por fin terminó esa conversación tan rara con mi madre.

Me fui a mi cuarto, me puse la remera, que me quedaba muy ajustada hasta el punto que mis senos se marcaban de forma descarada. Luego me fui al baño para lavarme los dientes, después me despedí de mi novio que estaba inerte de la borrachera, dejándolo en la habitación de mi hermano Martín, que esa noche no iría a dormir allí. 

Saliendo de la habitación, atravesando el pasillo donde al final queda mi dormitorio, pasé por la puerta de la habitación de mis padres, que estaba entreabierta. Escuché algún sonido raro y me asomé. ¡Vaya sorpresa me llevé!: mi madre estaba a cuatro patas en la cama mostrándole el culo a mi padre, mientras él comenzó a meterle manos por atrás y ella a acariciarle el pene por encima del calzoncillo. Luego ella le bajo el slip y comenzó a mamársela. Chupaba como posesa, alocada, bajando a veces a comerle los huevos con gran esmero; en ese momento le agarraba la pija y la golpeaba en su cara mientras pedía que le chupara la concha, cosa que él hizo sin dudar. Mientras chupaba con desesperación, mi papá le dijo:

Me encanta que uses ese pantalón y esta bombacha

La muy zorra de mi madre contestó con una sonrisa.

Ya me di cuenta, por eso la tenés tan dura hoy…

Se quitó por completo el pantalón y el top, quedando solo en ropa interior. Mi padre le pidió que se deje la tanga puesta y que se suba arriba de él. Así lo hizo, y empezaron a coger hasta que terminaron.

A esa altura, yo estaba súper caliente, ¡¡semejante experiencia vivida!! Siiiiiiiiiii ¡!! ver a mis padres coger…

Regresé al cuarto donde estaba mi novio. Entré intentando hacer el menor ruido posible y oí que su respiración era suave y relajada: estaba dormido. Pensé en despertarlo llamándole por su nombre, sin embargo, se me ocurrió otra idea. Tanteé el terreno metiéndome en la cama con él, apenas se movió, al rato volvió a respirar de la misma manera, incluso creo que roncó un poco. Bien, luego lo  toqué para ver qué llevaba puesto: sus calzoncillos y una camiseta interior. Estupendo, y ahí le pregunté:

¿Cariño?

No contestó. Parece que hoy no iba a tener nada.

¿Hernán?, volví a intentarlo.

Decime - contestó con esa voz entrecortada y suave, propia de cuando está medio dormido.

Vine a dormir un ratito aquí a tu lado, ¿te importa?, el sonrió en la penumbra y me negó con la cabeza.

Te quiero mucho, dormite conmigo -me dijo abrazándose a mí.

Sí, ahora, pero primero quiero que te desnudes, que así estaremos más calentitos.

Se quedó pensando un rato. Cuando está en esa situación tarda un poco más en reaccionar.

Sí, pero me tenés que ayudar

Entonces él dispuso su cuerpo para que me fuera más fácil desnudarlo. Primero se levantó un poco y me dejó quitarle la camiseta, y luego subió un  poquito el trasero para que le pudiera sacar los calzoncillos.

Vamos a dormir -le dije y lo abracé.

Me abrazó sin decir una palabra y ahí se quedó, completamente inmóvil y dormido como estaba. Dejé pasar un tiempo prudencial, entonces me desembaracé de sus brazos y aparté las sábanas. Ya lo tenía desnudo y dormido,  justo como yo quería. Empecé a besarle el cuello y fui bajando por su peludo pecho. Al llegar a la zona del abdomen, pude ver cómo le empezaba a crecer su adormilado pene.

Le besé en el nacimiento del vello y seguí bajando, me topé con su erección, que ya estaba en su máximo esplendor; lo miré detenidamente y lo agarré. Miré a Hernán, su respiración había cambiado un poco y comenzaba a sonar como si estuviera excitado. Para mi propósito era una buena señal, se la agarré con la mano derecha y empecé a moverla arriba y abajo, muy suave, como si fuera de porcelana. La piel de su glande se deslizaba al ritmo de mis manos. Noté una pequeña gota preseminal: se estaba empezando a mojar, mi paja daba resultados. Volví a mirarlo, seguía con los ojos cerrados, con el semblante tranquilo, pero noté cómo su corazón empezaba a galopar dentro de su pecho. Cambié ahora a la mano izquierda, y con la derecha le agarré los huevos de una forma también suave; seguí masturbándolo, incrementando el ritmo y él se retorció un poco en la cama signo de que le estaba gustando.

Más, Vale, quiero más -dijo con un hilito de voz.

Seguí moviendo mis manos sobre su pene, aumenté el ritmo y él movió la cabeza, señal que le gustaba mucho. Cuando percibí que ya estaba muy pero muy caliente y cerca del orgasmo, me metí su pija en mi boca; lo abracé con mi lengua húmeda y la boca calentita. Le lamí  desde la base hasta la punta y me la metí en la boca, primero sólo la puntita, después fui bajando y bajando hasta tocarme la campanilla, hasta la misma garganta, me la tragué entera. Me movía arriba y abajo, con la boca bien apretada para que le diera más placer, succionando fuerte en cada chupada. Estaba encima de él, puesta a cuatro patas, desnuda y chupándosela semi dormido; eso me excitó muchísimo, más el hecho de estar en mi casa con mis padres, me resultó muy morboso. Imaginé que mi madre se levantaba y nos veía así: uf, sería todo un show, verdaderamente excitante la situación; así mi concha empezó a destilar sus jugos.

Como tenía el culo parado me imaginé que Hernán me la metía por detrás, por el culito, a esa altura todavía virgen. Mientras le chupaba la verga con frenesí, me empecé a tocar el clítoris con una mano, agarré la pija de mi novio con la otra y le chupé la punta mientras movía la mano y la boca rítmicamente, como si se tratara de un agujero por el que me estaba penetrando. Ya me daba igual que nos descubrieran, lo único que quería era hacerlo gozar y gozar yo misma. Con la calentura que tenía, creo que incluso le raspé un poco los dientes por el pene, como a él a veces le  gustaba. Noté que empezaba a entrecortarse su respiración y succioné con más  fuerza, desesperada, mientras movía mi dedo índice sobre el clítoris, presionándolo con fuerza. Hernán estaba a punto de llegar, seguí lamiendo y chupando, hasta la garganta para que sintiera mi boca mojada.

Me moví a una velocidad salvaje, arriba, abajo, arriba, abajo. Entonces, noté que se revolvía y un líquido tibio y espeso me invadía la garganta. En ese  momento, tan caliente como estaba, me corrí como una perra con mis deditos expertos, mientras tragaba todo su semen; no sabía muy bien cómo deshacerme de él sin hacer demasiado alboroto. Lo miré y tenía una sonrisa en la cara, junto con una mueca de placer.

Toqué otra vez su pija y aún estaba dura, aunque un poco menos que antes. Se me ocurrió volverla a masajear y reaccionó en seguida: se puso dura nuevamente, en menos de un minuto ya estaba dispuesta otra vez para que lo volviese a violar. Como mi concha estaba bien húmeda por haberme corrido recién, me senté con las piernas abiertas y me metí su miembro despacio. Sentí un hermoso escalofrío recorrer todo mi cuerpo mientras su pija abría mis paredes vaginales y me llenaba. Calzábamos como un guante, tenía el tamaño justo para que mi vagina lo envolviera y me tocara justo hasta el fondo. Entraba entera, dura, gorda y maravillosa, por eso empecé a cabalgarle lentamente para que no chillara la cama. Me moví arriba y abajo, le agarré las manos e hice que me tocara. Pareció reaccionar y comenzó a masajearme los pechos de una forma muy suave. 

Subía mi culo hacia arriba para sacar casi toda su pija, y luego bajaba todo mi cuerpo hasta abajo; resbalaba genial, yo  saltaba mucho, pero suave. Bailaban mis tetas de una manera espectacular, pero él seguía con los ojos cerrados. No sé si Hernán estaba dormido o se hacía, pero yo seguí saltando sobre su vientre y el me acompañaba, un poco torpemente debido a su estado de ebriedad, con pequeños empujones. Uf, cuando me llegaba hasta el fondo me ponía cachondísima.

Ahí estaba yo, desnuda, violando a mi novio semi dormido, como una niña mala, mientras mis padres estaba durmiendo. Me ponía mucho más caliente el silencio de la noche, lo morboso de la situación, la cara de Hernán, mezcla de placer y sueño. Todo era súper excitante: así, cogiendo encima de él, mientras su cuerpo descansaba boca arriba, sentí mi segundo maravilloso orgasmo.

Él aún estaba disfrutando, cuando aceleré para que me acabara adentro y me inundara. Seguí cabalgándolo, le puse un pecho sobre su boca y lo chupó instintivamente, me arrimé a él y le acerqué mis tetas, mientras no dejaba de moverme. Así tuvo su segundo orgasmo, esta vez dentro de mi vagina que quedó inundada de su semen calentito. Seguí moviéndome, ahora lentamente, para que terminara de gozar, cuando abrió los ojos y me dijo:

¿Te gustó putita?

Siiiiiiii, me encantóooo….

Seguirá

Vale