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Mis nuevos amigos Parte (1)

en Intercambios

Me puse en contacto con tu marido, y sin que tu te enteraras lo preparé con él. 

   

   Quedamos en un centro comercial, al que tu marido te habría llevado para pasar una tarde de compras, buscando ropa sexy y lencería.

   Antes de salir tu marido, a sugerencia mía te dijo que te vistiese con ropa sexy, una blusa escotada, y una minifalda muy corta, con un minúsculo tanga debajo, medias transparentes y unos zapatos negros con tacón. 

   En el centro comercial eras el centro de todas las miradas, tus piernas eran observadas por todos los hombres, y eso a ti te estaba poniendo cada vez más cachonda. Sin que tu lo supieras yo te estaba observando todo el tiempo, y al igual que tu, yo estaba cada vez más cachondo, mi polla estaba a punto de reventar dentro de mi calzoncillo, sólo de pensar en lo que nos esperaba. Ver tu cuerpo tan maravilloso, con la promesa de disfrutarlo un tiempo después, me hacía difícil aguantarme.

   Después de un rato de compras tu marido te propuso ir a uno de los bares del centro comercial a tomar algo, y allí empezó el juego de verdad. Tu marido y yo hicimos como que nos encontrábamos, como si fuéramos viejos amigos, y nos sentamos los tres juntos a tomar algo, nos presentó y lo primero que tu notaste fue mi mirada golosa inspeccionando tu cuerpo. Yo llevé poco a poco la conversación a temas más calientes, te dije lo preciosa que me parecías y alabé la suerte de tu marido. Poco a poco la conversación se fue calentando y finalmente yo hice una apuesta.

   Te apuesto una cena esta misma noche a que no eres capaz de entrar en una tienda, pedir unas prendas para probarte, y una vez en el probador, despejarte de la ropa interior y estar el resto de la tarde sin ella? - Lancé yo - Obviamente, si lo haces quiero una prueba, ya que si me va a costar dinero, no me voy a fiar simplemente de tu palabra. A si que no se como me lo vas a demostrar.

Tu con el calentón que llevabas aceptaste la apuesta, pagamos y nos fuimos a una tienda, allí cogiste un par de prendas al azar, le dijiste a tu marido que nos esperara fuera, y yo te seguí al probador. 

  _ Bueno, a ver que te parece esta prueba - dijiste. Y sin cortarte, me metiste en el probador contigo, te quitaste el sujetador y el tanga y me los entregaste en la mano. Ante mi cara de alucinado, me dijiste - Bueno, ¿te vale como prueba?, ahora guardamelos toda la tarde y me los devuelves cundo pagues la cena - 

   Ante mi cara de asombro, ya que no me esperaba esa reacción por tu parte, echaste mano a mi polla, que estaba a punto de atravesar mis pantalones y dijiste - Bueno, aceptaré esto como un si - Ahora vamos a seguir con las compras.

   Salimos del probador yo aún alucinando y me dijiste al oído, - por cierto, ya que la he notado a través del pantalón a ver si algún día tu polla y yo nos conocemos.

   Tardé un rato en recomponerme y en conseguir volver a tener el control de la situación, ya que me habías descolocado bastante, y con el calentón que llevaba, no estaba para pensar mucho.

   Tras un rato paseando, os dije que porque no nos íbamos, a lo que tu marido dijo que sí, y tu preguntaste - ¿Y a donde quieres que vayamos? Aún es pronto para que pagues la cena que has perdido.

   - Déjame sorprenderte - Dije yo - Pero tienes que aceptar lo que te pida que hagas de aquí a la noche sin hacer preguntas.

   - Huuum ... no se ... dijiste - ¿Como se que puedo fiarme de ti? - 

   - Bueno, tu marido está aquí - ¿No te fías de el? - Dije

   - Pues no se - en según que casos no se si puedo fiarme - dijiste riendo - Bueno, venga, acepto - A esas alturas tu calentura era tal que habrías aceptado cualquier cosa.

  Le dije a tu marido que te vendara los ojos con un pañuelo negro que le pasé, y le dije que tu te sentarías delante y el detrás. Y una vez sentada, tu marido ató tus manos por detrás del asiento con unas esposas, de manera que quedaste totalmente a nuestra merced.

  - ¿Eh? ¿que es esto? _ preguntaste - 

  - Chiiiist, calla - dije yo - has aceptado el juego - y acercándome a tu oído te dije en voz muy baja - no protestes, que seguro que entre ir sin bragas y la opción de estar a merced de dos hombres estás totalmente cachonda - y metí mi mano bajo tu minifalda, notando todo tu coñito húmedo. Inmediatamente llevé mi mano a tu cara y poniendo bajo tu nariz los dedos que habían tocado tu sexo te dije - ¿Ves? estás totalmente cachonda, si ya sabía yo que tenías que ser un poco puta.

Tu te reíste y no dijiste nada.

  Arranqué el coche, y durante el trayecto, que duró aproximadamente media hora tu marido y yo nos dedicamos a calentarte más metiéndote mano, sin que tu supieras quiere te metía mano, debido a que lo hacíamos los dos al mismo tiempo. Además tu marido se dedicaba a decirte desde atrás lo puta que eres y lo feliz y cachondo que le pone que le hagas un cornudo.

  Llegamos a un hotel en la carretera de Barcelona en el que había reservado una habitación. Este hotel permite entrar directamente a la habitación sin pasar por recepción, desde el garaje, por lo que no fue necesario quitarte la venda para subir. Te desatamos en el coche, y subimos en un ascensor. Tu no hacías más que preguntar que donde estábamos. Subimos a la habitación, y una vez allí comencé a besarte, primero en la boca, enredando mi lengua con la tuya, tu estabas cachondísima y sin darme tiempo a reaccionar, pusiste tu mano sobre mi polla, que estaba enorme, y hábilmente bajaste la cremallera y la sacaste del pantalón, te arrodillaste y sin darme tiempo a nada la metiste entera en tu boca. Yo bajé mis manos a tu cabeza y gemí - Si zorra, chúpala, que vea tu marido como te comes mi polla - al tiempo que apretaba tu cabeza hacia mi sexo, para que te lo metieras mas adentro. No es que mi polla sea inmensa, es más bien normal, pero estábamos los dos tan excitados que casi te ahogas con ella.

  Me costó mucho, pero pude recuperar el control antes de correrme en tu boca, ya que estaba a mil y con poco más me habría corrido, y como mis planes eran que gozáramos los tres durante mucho tiempo, no podía permitirme el acabar tan rápido. Aparté tu cabeza, y saqué mi polla de tu boca, que salivaba en cantidad debido a la mamada, y te dije. - No zorrita, no tengas tanta prisa, que esto te tiene que durar toda la tarde. 

  Te cogí por el brazo y te levante. Tu seguías con los ojos tapados, por lo que no sabías donde estábamos, así que te llevé sobre la cama, y allí te coloqué de rodillas, cerca del cabecero y mirando hacia él. Tu marido cogió tu mano izquierda y yo la derecha, te quitamos la blusa, dejando libres tus preciosas tetas y atamos tus manos con sendas esposas al cabecero. Volvías a estar a nuestra merced. Tu marido te dijo al oído - Cariño, espero que te guste la sorpresa que te he preparado con nuestro amigo. La verdad es que no es amigo mio, sino que le he conocido a través de una página web de contactos, te he buscado un hombre para que te folle, ya que se que es algo que querías hace tiempo.

  Tu al oír esto sonreíste y le dijiste - Gracias amor mio, no sabes lo feliz que me haces - 

  Inmediatamente me puse contigo, teniéndote a mi merced, como estabas, hice que me mostraras tu coño desde atrás, levantando tu minifalda hasta que quedó en tu cintura, tu marido mientras se dedicaba a tomar fotografías para luego subirlas a la página web, y también ponía en marcha una cámara de vídeo para grabarlo todo y poder disfrutarlo cuantas veces quisieras. Me desnudé, y me puse tras de ti, comencé a acariciarte con una pluma, pasándola por tu espalda, despacio, bajando por tu culo hasta acariciar tus preciados agujeros, primero tu ano y después tu delicado coñito. tras hacerte cosquillas con la pluma en tu sexo, usé mis manos para comenzar a acariciar tu cuerpo, pasando por todo él, acariciándote despacio y besando tu espalda, quería que te pusieras a cien y me suplicaras que te follara, poco a poco me acerqué a tu coño, que estaba empapado, y pasé suavemente la palma de mi mano por el, apenas rozándolo, eso hizo que te estremecieras de placer, y me dijeras en voz suave - Por favor, fóllame - yo decidí ignorarte, y bajé con mi lengua a tu coño, empecé a lamerlo suavemente, despacio, saboreando tus jugos. Poco a poco con mi lengua fui explorando tu sexo, introduciendo mi lengua en cada pliegue, y en cada rincón, hasta que tu clítoris estaba a punto de reventar, y yo lo metí en mi boca, y sorbí y chupé mientras tu te volvías loca de placer y te corrías dos veces, una de manera muy fuerte, derramando líquido en mi boca, y después, casi seguida de la primera un inmenso placer subió por tu espina dorsal hasta repartirse por todo tu cuerpo lentamente. Temblabas de placer mientras yo seguía chupando e introduciendo hasta tres dedos dentro de tu coño. Me separé de ti, y para que no echaras en falta el trabajo entre tus piernas, introduje un pequeño vibrador anal en tu culo, y lo dejé encendido a una velocidad muy suave, apenas para que te mantuviera con el calentón, pero no lo suficiente como para que te corrieras. Después pasé a la parte de delante de la cama, me coloqué delante de ti, entre tus brazos atados a la cama, de manera que mi polla quedaba en tu cara. Empecé a pasar mi polla por toda tu cara, dándote suaves golpes con mi polla en tus mejillas, en tu nariz, en tus labios, mientras tu intentabas atraparla con tu boca. Cuando me cansé de jugar, te cogí la barbilla, y te puse la punta de mi polla en tus labios, los cuales abriste golosamente para dejarme introducir mi polla en ellos. La metí despacio, dejándote que saborearas la punta primero, y la fui introduciendo en tu boca poco a poco, mientras tu chupabas con todas tus ganas. Cuando la introduje entera, la dejé quieta un momento mientras tu movías tu cabeza de atrás adelante lo que la postura te permitía para chuparla, hasta que comencé yo a moverme rítmicamente, despacio al principio, para aumentar la velocidad de mis embestidas en tu boca hasta terminar follándote la boca. Me habría gustado correrme en tu boca, pero prefería dejarlo para otra ocasión, ya que tenía otros planes, así que cuando vi que no podía más, saqué de golpe la polla de tu boca, dejándote vacía de repente. Tu seguías temblando de placer, acerqué mi cara a la tuya, y tras darte un largo beso en la boca te dije muy bajito en el oído, - Y ahora, pídeme que te folle como a la puta que eres - 

  - Si por favor, fóllame - dijiste.

  - No, - dije yo - pídeme que te folle porque eres una puta y no puedes aguantar más sin una polla dentro. - Dije - pídemelo bien o te quedas con las ganas - 

  Mientras decía esto miré a tu marido, que estaba disfrutando muchísimo. Hacía ya un rato que mientras sacaba las fotos se iba haciendo una paja, seguro que las fotos salían movidas, pero se lo estaba pasando en grande, viendo como otro hombre se follaba a su mujer.

  - Soy una puta y quiero que me folles ya! - dijiste casi gritando.

  - Esta bien - dije - si es lo que quieres - 

  Me coloqué otra vez detrás de ti, saqué el vibrador de tu culo, y acerqué mi polla o la entrada de tu coño, que esperaba palpitante una polla que lo llenara por fin. Pasee mi prepucio por la entrada de tu coño, rozando tu clítoris, que amenazaba con estallar de lo hinchado que estaba, tu suplicabas que la metiera ya, que no te hiciera esperar más, y cuando estabas pidiéndolo, de un golpe metí toda mi polla hasta dentro, tu gemiste de placer, deje la polla dentro sin moverla, y me apoyé con mi cuerpo en tu espalda, mientras me agarraba desde atrás a tus tetas y las sobaba. Despacio empecé a moverme, a meter y sacar la polla de tu coño. Estaba tan húmedo que a cada movimiento resbalaba y estaba a punto de salirse de tu coño. me incorporé, y poniendo mis manos sobre los cachetes de tu culo empecé un movimiento más rítmico y más rápido, tu al estar sólo podías agarrarte al cabecero para evitar irte contra el mismo por mis embestidas cada vez más rápidas, un rato después te corriste con un grito de placer (menos mal que en este hotel deben estar acostumbrados a todo), y yo miraba a tu marido y le decía - ¿has visto como disfruta la zorra de tu mujer con un verdadero hombre? - 

  y mientras yo decía esto me corría dentro de tu coño con una fuerte sacudida. - ¿Has visto? - le decía a tu marido - me he corrido dentro de su coño, y si no toma precauciones a lo mejor hasta te la devuelvo preñada y todo - 

Tu marido seguía pajeandose, y estaba a punto de correrse, así que le hice una seña para que terminara en tu cara. Tu marido se subió a la cama, dándome a mi la cámara de fotos y yo inmortalicé en varias fotos como él soltaba su chorro de semen sobre tu cara.

 Una vez terminado los tres, te desatamos y te quitamos la venda de los ojos. ¿Que te ha parecido? - Te pregunté. - ¿Te ha gustado, la sorpresa de tu marido? - Tu sonreíste y besaste largamente a tu marido agradeciéndole la tarde que te había regalado. 

  Nos duchamos y cuando estábamos con los albornoces puestos yo sugerí pedir la cena que os debía en la habitación, para que nos resultara mas cómodo.

  Cenamos los tres sin hablar de lo que había ocurrido hasta el final de la cena. Cuando terminamos tu nos miraste a tu marido y a mi y preguntaste - ¿Tenemos que irnos o podemos seguir aquí un poco más? - 

  Yo te miré, me levanté de la mesa y saqué un maletín del armario y te lo entregué. Lo abriste y viste que tenía varios juguetes sexuales, consoladores de varios tamaños, bolas chinas, XXXX ....

  Me miraste con cara pícara y yo te dije - Tenemos esta habitación para toda la noche, y si antes te hemos atado y has estado a mi merced, ahora eres tu la que tiene a dos hombres a tus ordenes para que que hagas con ellos lo que quieras durante toda la noche - y mientras te decía esto te pasaba los dos juegos de esposas, y con la otra mano tu ropa interior - Son tuyos, y nosotros también - tu decides lo que hacer -

cogiste las esposas y ...... y esa es tu historia ....