miprimita.com

Día de playa

en Intercambios

Llevaba varios días yendo a la playa, y me había fijado en vosotros todos los días. Siempre os colocabais en el mismo sitio, cerca de las dunas, un poco apartados de la gente. Desde el primer día me fijé en vosotros, bueno, principalmente en ti, llamabas la atención, con tu biquini rojo, diminuto, tus tetas apenas entran en los pequeños triángulos de tela que forman la parte superior de tu biquini, aunque no tiene demasiada importancia, porque apenas llegas a la playa esta parte de la prenda desaparece, y dejas tus tetas libres, para que el sol les de directamente y tomen el precioso color moreno del resto de tu piel.

en cuanto a la braga de tu biquini, es un pequeño tanga, que apenas tapa tu coño, y deja adivinar la marca de los labios de tu coño, todo depilado alrededor, para que nada moleste la visión alrededor del tanga. Por la parte de atrás, apenas una pequeña tira de tela, que se mete en la raja de tu culo cierra el precioso tanga, mostrando tu potente culo en todo su esplendor. Desde el momento en que llegáis no puedo dejar de mirarte, veo con envidia como tu marido te da crema por todo tu cuerpo, parándose especialmente en tus tetas y tu culo, te las masajea, mas allá de lo necesario para esparcir la crema en ellas, y yo no puedo dejar de pensar en como me gustaría estar en su lugar. No puedo dejar de observaros todo el día, veo como en ocasiones, cuando creéis que nadie mira os metéis mano, os besáis, y yo me voy poniendo mas y mas caliente, con una erección tremenda y cuando vuelvo a casa no tengo mas remedio que hacerme una paja, pensando en vosotros dos.

  Poco a poco cada día he ido colocándome un poco más cerca de vosotros, para poder observaros mejor, y aunque intento disimular, es obvio que lo habéis notado, ya que normalmente estáis solos y ahora yo estoy cerca de vuestra zona, donde nadie se suele poner. Tengo la esperanza de que no os moleste, es mas, me da la impresión de que a vosotros os pone cachondos saber que os estoy observando, ya que cada día sois mas atrevidos. Hoy he observado como tu mujer te metía mano bajo el bañador, y lo que al principio era un sobo a tu polla, como otras veces, se ha ido convirtiendo en una masturbación. Yo no podía creer lo que veía, tu mujer movía rítmicamente su mano bajo el bañador, sin cortarse, mientras tu cara mostraba lo que estaba ocurriendo, yo dudaba de si ella era consciente de que yo os veía, pero cuando tu te corriste, me di cuenta de que si, que ella tenía muy claro que yo os observaba, ya que sacó su mano, llena de semen, de debajo del bañador, y mirándome descaradamente a los ojos comenzó a lamer el semen de sus dedos, chupándolos con descaro, tragándose el semen que había en ellos. Yo no pude aguantar mas y con el mayor disimulo que pude me hice una paja allí mismo, mientras ella se acercaba a ti y te besaba, aún con tu semen en su boca, y después los dos os quedabais mirándome con descaro como me masturbaba después de vuestro espectáculo.

   Ese día no aguanté mucho mas en la playa, tuve que irme porque lo que acababa de ver me había dejado alucinado, ese descaro con el que tu mujer me había mirado cuando lamia el semen me había dejado alucinado. Apenas pude dormir esa noche, pensando en que hacer al día siguiente, no sabía si volver a colocarme donde siempre o irme a otra zona, o directamente entablar contacto con vosotros. Tu mujer me tenía alucinado.

  Opté por volver a colocarme aún mas cerca y ver que pasaba. Cuando llegasteis a la playa os colocasteis como siempre, y me mirasteis con descaro. Después de un rato vi como tu mujer te decía algo al oído y tu te levantabas y te ibas al agua. Cuando te fuiste me miró y desde su toalla me pidió un favor.

- Perdona - Dijo 

- ¿s...si? - dije yo sorprendido

- ¿Te importaría darme crema en la espalda? - Dijo

- ¿Yo? - pregunte

- Si, tu, claro, aquí cerca no hay nadie más- Dijo ella riéndose.

- Si, claro, encantado - dije yo.

- Normalmente me la da mi marido - dijo ella - pero ahora se ha ido a bañarse, y suele tardar, y yo necesito darme crema para que no se me queme la piel - 

- S...si, claro - tartamudeé yo. No podía creerme la manera tan descarada en la que me estaba entrando tu mujer, con una escusa tan antigua como la de la crema.

Me dio el bote y yo empecé a dar crema en su espalda, sin atreverme a bajar más abajo.

- Dame bien por todos los sitios - dijo - no querrás que mi culito se queme por el sol.

-Cl...claro - dije yo -

Empecé con algo de corte a echar crema en su culo, yo estaba deseando tocarlo, y no podía creerme que ella misma me lo pusiera en bandeja.

Al ver que vacilaba en hacerlo me dijo.

- ¿que pasa?, por que no lo sobas bien, ¿es que no te gusta?

yo no sabía que responder.

- No me creo que no te guste - me dijo ella - con la de veces que lo has mirado estos días

Yo en principio me quedé cortado, pero en vista del descaro de ella, decidí atacar directamente.

- Si, claro que me gusta tu culo, y tus tetas, y todo tu cuerpazo - dije.

- Uy que descarado - dijo ella haciéndose la pudorosa por un momento - ¿Como te a atreves a decirle eso a una pobre chica que acabas de conocer?. Como te aprovechas de que mi marido no está. - Dijo. - No está bien hacerle eso a una pobre muchacha indefensa - Me dijo

A mi esa actitud de niña indefensa que estaba tomando, mezclada con su tremendo descaro me estaba poniendo a cien, sin contar que estaba dándole un tremendo magreo a su culo, ya sin cortarme.

- Procura no dejar ningún sitio sin dar crema - me volvió a decir descaradamente- dame bien de crema entre las nalgas, que es una zona muy delicada - y sobre todo alrededor del agujero de mi culito, que es una zona muy delicada para mi - me dijo

Yo alucinaba, sobaba su estupendo culo, que estaba a mi disposición y me pedía que le metia mano en su culo descaradamente. yo no desaproveché la ocasión y metí mi mano por todos lados. En un momento dado bajé mas la mano, acercándola a su coño desde atrás, atreviéndome a tocar su coño con un dedo, delicadamente.

Notaba como tu movías la pelvis cuando notabas que mi dedo se acercaba a tu coño, intentabas que se rozara con el.

Después de un rato de diste la vuelta y me dijiste..

- Que bien me das crema, cielo, ¿no te importaría darme también crema por delante?

Tenia delante de mi, las tetas por las que llevaba varios días pajeandome, y desde cerca eran bastante mas impresionantes que desde mi sitio.

  Sin esperar mas invitaciones, me lance a darles crema, y aprovechar para sobar las tetas tal y como había visto hacer a tu marido. Las sobé, las estrujé, y tu parecías disfrutar.

- Que bien, cielo - dijiste - procura no dejar nada de nada sin dar crema.

Esparcí crema por todo tu cuerpo, sobaba cada centímetro de tu piel. Mi polla no podía mas, estaba a punto de romper la tela del bañador.

 En un momento dado tu te incorporaste, y metiste la mano bajo mi bañador.

- ¡uuuuy, como está esto! - dijiste - parece que estés enfermo, esto está muy hinchado.

 Estabas jugando conmigo, y se notaba que estabas disfrutando haciéndome sufrir.

 Comenzaste a sobar mi polla, lentamente, sobabas mis huevos, pasabas la mano por ella, y empezaste a hacerme una paja. Yo mientras, metí la mano bajo la diminuta tela de tu tanga y empecé a sobar tu coño, que estaba empapado, pasé la mano sobre los labios de tu coño, que palpitaba, y empecé a meter un par de dedos y a masturbarte, mientras tu hacías lo propio con mi polla. Así, allí medio sentados, medio tumbados nos masturbábamos mutuamente, sin importarnos demasiado si alguien nos observaba.

  Cuando llevábamos unos minutos así, apareció de repente tu marido, pegándome tal susto que casi se me baja la erección de golpe,mientras sacaba a toda prisa la mano de tu tanga, intentando disimular.

Tu marido y tu empezasteis a reíros a carcajadas.

- Pero no pares, cielo - me dijiste - o te molesta que te miren mientras lo haces.

En ese rato no habías dejado de masturbarme.

- ¿Pero .... a ti no te importa? - pegunté dirigiéndome a tu marido

- No, claro que no - dijo el - yo solo quiero que mi mujer disfrute de su día de playa como ella quiera.

Yo alucinaba, no solo estaba con una mujer impresionante, sino que a su marido le parecía bien lo que hacíamos.

  Inmediatamente volví a meter la mano bajo tu tanga, para seguir masturbándote. Tu habías dejado de masturbarme a mi, pero no me importó, seguí metiendo mis dedos en tu coño, tocando tu clítoris y masturbándote hasta que un rato después con un pequeño gemido te pusiste tensa mientras te corrías. Noté como mi mano se llenaba de tus jugos y tu corrida.

- Cielo - dijiste con cara de placer - que bien me lo has hecho. Te incorporaste y me plantaste un sonoro beso en la cara. Inmediatamente, sin darme tiempo a nada, bajaste tu cabeza sobre mi bañador, y mientras tu marido se colocaba delante de nosotros para obstaculizar minimamente la visión del resto de la gente de la playa, tu levantaste mi bañador, y sacaste mi polla, metiéndotela en la boca. Empezaste a chupar, pasando tu lengua por mi capullo, y metiendo toda mi polla en tu boca. Tu marido nos miraba y sonreía, en un momento dado me fijé en su bañador y vi que su polla estaba a punto de romperlo.

- ¿Te excita ver como tu mujer le come la polla a un extraño? - pregunte

- Claro que si - respondió el - no veas como me pone verla con otro hombre. Me encanta ver como le come la polla a otro tío. Mira como disfruta metiéndosela en la boca, como si fuera un caramelo.

Yo en ese momento no pude decir nada más.. solo pude intentar avisarte de que me corría ya ...

-Me voy ... a c...- intenté decir.

- No pasa nada - me atajó tu marido - le encanta tragar leche sobre todo si es nueva, y es de alguien de quien no la ha probado nunca.

Yo me corrí sin poder mas, y tu intentabas recoger en tu boca toda mi corrida. Cuando te aseguraste de que ya no salía mas sacaste mi polla de tu boca, y procurando que no se saliera nada de tu boca, aunque parte del semen empezaba a escurrir por la comisura de tu labio, fuiste hacia tu marido y le besaste en la boca, pasandole parte del semen, que el saboreó. Después viniste a mi he hiciste lo mismo. Yo estaba tan cachondo que todo me daba igual, y acepté sin pensarlo parte de mi propio semen. Después los tres tragamos lo que teníamos en la boca, nos quedamos mirándonos y empezamos a reírnos.

  Me invitasteis a sentarme con vosotros, por lo que fui a por mis cosas y las puse a vuestro lado, mientras trasladaba mis cosas observé al resto de la gente de la playa, y vi que algunas personas debían haber visto lo que habíamos hecho, ya que no dejaban de mirarnos, alguna con reprobación en su cara, y las más con cara de alucinados. 

  Estuvimos un rato charlando, conociéndonos, me contasteis que os gustaba hacer intercambios y excitaros en publico. Yo cuando me contabais las cosas que hacíais no dejaba de alucinar, y me iba poniendo cada vez más cachondo.

  Después de un rato hablando tu mujer nos puso la mano sobre la polla a los dos y nos dijo.

- Sabéis chicos, estoy cachondísima, y no me gustaría irme a casa con este picor que tengo, y no siempre tengo a dos pollas tan dispuestas para mi sola - mientras decía esto miraba nuestras pollas a punto de estallar - así que, ¿que os parece si nos vamos a las rocas y nos pegamos una fiestecita?

Ninguno de los dos no lo pensamos ni un minuto, nos levantamos, cogimos las toallas y nos fuimos hacia la zona de rocas de la playa, que estaba un poco más escondida.

  Cuando llegamos a las rocas, nos metimos entre ellas, en una zona donde no se nos viera desde fuera, y tendimos las toallas en el suelo, enseguida estábamos los dos sin bañador, y con nuestra pollas al aire y listas para tu mujer.

  Ella se colocó de rodillas en el suelo, entre nuestras dos pollas, y agarrando una con cada mano, comenzó a pajearnos y a chuparlas con ansia. Tocaba nuestros huevos, los lamia, subía con su lengua por nuestras pollas, primero una y luego otra, juega con ellas, las saborea, chupando con ganas.

  Después de un rato me pidió que me tumbara en el suelo, boca arriba, y así lo hice, ella se levantó, apartó un poco el tanga, y se sentó sobre mi cara. Todo su coño cayo sobre mi boca, y yo empecé a chuparlo, a jugar con mi lengua entre sus pliegues, chupando su clítoris, estaba a punto de atragantarme con sus jugos, que escurrían y se metían en mi boca y mi nariz, tragaba los líquidos que salían de su coño como si llevara días sin beber, intentando no perder nada de ellos. Jugaba con mi lengua entrando y saliendo de su coño, lamiendo sus zonas erógenas, al mismo tiempo le sobaba el culo, e intentaba usar mi mano para masturbar su coño en el poco sitio que dejaba mi cara. Con un dedo mojado empecé a jugar con el agujero de su culo, sin entrar en él, pasé el dedo por los bordes de su agujero, y poco a poco fui metiendo el dedo en su apretado culo, entré despacio, con cuidado, metiendo el dedo poco a poco, hasta que mi dedo indice entró completamente y empecé a follar tu culo con mi dedo, al tiempo que te comía el coño con energía. Mientras tu te dedicabas a la polla de tu marido, le comías la polla con ganas, chupabas con energía, te comías su polla con ganas. Yo desde abajo veía como la polla entraba y salia de tu boca. Cuando te metí el dedo completamente en el culo te excitante tanto que comenzaste a chupar con más velocidad. Enseguida te corriste sobre mi cara, y te paraste mientras tu cuerpo se sacudía con un tremendo orgasmo. Cuando paraste, tu marido, que estaba excitadísimo, cogió tu cabeza desde atrás con la manó y la atrajo hacia si, haciendo que toda su polla entrara en tu boca, hasta el fondo, y te obligó a seguir chupando su polla.durante un rato. 

  Cuando te recuperaste un poco de la corrida te apartaste de tu marido, y te levantaste diciendo

- Yo he venido aquí a por una o dos pollas para mi coño, así que quiero que me folléis ¡ya! - 

te bajaste hacia mi polla, la chupaste un par de veces para que estuviera un poco lubricada, y te sentaste sobre ella introduciendola de golpe en tu coño. Empezaste a cabalgar sobre mi polla, subiendo y bajando, yo estaba en el cielo, y no iba a tardar demasiado en correrme, cuando noté que te parabas y te echabas sobre mi, me besabas y me decías al oído

- Ahora si que voy a estar bien llena de polla, ya verás ...

 Tu marido se puso detrás y apuntando a tu culo, sin lubricarlo, apenas mojado con los jugos que habían escurrido desde tu coño empezó a introducir su polla en él. Yo os miraba con cara de alucinado, había visto sándwiches en las películas porno, pero nunca imagine que lo vería en realidad, y sobre todo que yo participaría en uno. Tu cara era impresionante, una mezcla de dolor y excitación, con la boca entreabierta, jadeando mucho.

 Después de varios empujones tu marido había introducido su polla en tu culo, y yo alucinaba pensando que toda esa polla, que no era precisamente pequeña, hubiera cogido en tu culo. Con ella dentro empezamos los dos a movernos dentro de ti, tu apenas podías moverte, con lo que te dejabas hacer, nuestras pollas entraban y salían de ti, estabas llena de polla por todos lados y te corriste al menos dos veces. Tras un rato de follarte tu marido, cuya polla estaba muy apretada en tu culo, no aguantó mas y se corrió dentro, con varias sacudidas. Yo gracias a la corrida anterior aún aguantaba. 

 Cuando tu marido saco la polla del culo, restos de semen escurrían de tu agujero, bajando hacia tu coño y mi polla.

 Te incorporaste, dejando mi polla fuera, y levantándome fuiste tu la que se tumbo, para que yo me echar sobre ti y siguiera follando tu culo. Empecé de nuevo a bombear dentro de él, tras un rato, follándote así, fui a sacarla para correrme sobre ti, pero tu, con tus manos sobre mis nalgas, apretaste hacia dentro

- No te salgas cabrón - gritaste - No te preocupes que tomo anticonceptivos.

 Al ver que no había problemas me corrí dentro de ti sin aguantar mas.

 Caí sin fuerzas sobre tu cuerpo , y vi que sonreías, mirando hacía arriba de las rocas y guiñabas un ojo. Levanté mi cabeza justo a tiempo para ver como dos cabezas se retiraban hacia atrás como si les hubieran pillado haciendo algo malo.

- Así que teníamos espectadores - dije

- Si -dijiste tu - y espero que hayan disfrutado tanto como yo - y te reíste.

 Los tres nos reímos, y nos sentamos a recuperarnos un poco. Nos volvimos a poner nuestras prendas y volvimos dando un paseo hacia la playa.

  Me propusisteis quedar por la noche, queríais llevarme a un local que conocíais donde me dijisteis que nos lo íbamos a pasar muy bien. Yo acepté y quedé en encontrarme con vosotros en un bar esa noche.

  Recogí mis cosas y me fui a casa pensando que estas vacaciones iban a ser mas entretenidas de lo que había pensado en un principio ...