Medio día...almuerzo.
Tú...a 454kms. de acá.
La distancia duele...lacera, pero estás tan cerca.
Tus besos me recorren...me investigan...me descubren...me erotizan.
Tus manos me dibujan, me moldean: soy arcilla caliente entre tus brazos.
Oigo voces, risas...no las escucho.
Solo sé que mi mundo esta junto al tuyo.
Me lames...me besas...me muerdes...saboreas, mi cuerpo es la geografía perfecta
para el hambre de tu boca.
Me dominas...me doblegas, avanzas y retrocedes.
El áncora de tu lengua fondea en el continente de mis pasiones.
Me bordeas...me circundas...te zambulles en el agua de mis instintos.
Te deslizas por los más recónditos secretos de mis ardores...y mi cuerpo te
abastece aplacando la sed que te atormenta.
Tus manos se hacen cóncavas en mis senos...y mi espalda se convexa ante el
embate de tus labios.
Te deslizas ardiendo sobre la lava de mi vientre, arrastrando humores que
inundan el ambiente de aroma a miel y sexo.
Nos encontramos en un beso de bocas
entreabiertas...hambrientas...jadeantes...feroces.
Beso profundo que ahoga el gemido salvaje en el momento en que la lanza
impetuosa...formidable y ardiente se incrusta en la herida sangrante de mis
entrañas.
Y siendo dos, nos amamos en uno, dos pieles fundidas en un solo punto...dos
corazones latiendo hasta convertirnos en un solo latir.
Dos bocas selladas encerrando un solo universo...sangre de dos cuerpos que
circulan en un mismo circuito.
Tu sexo en el mío...el mío en el tuyo...confluyen...se funden...desaparecen
límites, somos solo uno.
Y en el momento crucial del orgasmo,
mordemos...gritamos....gemimos...jadeamos...te dilatas....me contraigo.
Me inundas...te observo.
Exploto...me contienes.
Me agito...me retienes.
Dormida en tu pecho, nos descubre el atardecer.
Dos cuerpos acoplados...pasivos...en calma, que son solo uno.