miprimita.com

Entrevista con Martitads (2 y ultima)

en Entrevistas / Info

Entrevista a Martitads (final)

Aquí va la segunda y última parte de la entrevista…

Marcos me llamó unos días después para concertar una segunda cita. Esta vez estaría solo con Marta, en un parque. Me dijo que ya se fiaba de mí y que si a mí me importaba que él no estuviera presente. No tuve problema alguno.

Aquel día sería una entrevista más "seria" o eso creía yo. Sólo íbamos a conocernos más a fondo, y a curiosear y preguntar todo aquello que solía pasarme por la mente pero me había quedado en el tintero.

Marta llegó cuando hacía apenas cinco minutos que me había sentado, con puntualidad británica. Yo esperaba en un banco del parque y me levanté cuando la vi llegar.

- Eres puntual, ¿eh? Me gusta eso.

- Gracias. Yo soy la primera que odia que la hagan esperar.

Se sentó a mi lado cruzando las piernas. Llevaba un vestido ceñido de punto color rosa suave por mitad del muslo y escote de pico. Se pusiera lo que se pusiera estaba guapa, pensé.

- ¿Quieres que pasemos directamente a la entrevista? – pregunté, intentando dejar de mirarle el escote.

- Por mí perfecto.

- Dices que vives con tu padre, ¿vivís solos?

- Sí. No soy de aquí, como ya te comenté. Mis padres se separaron siendo yo pequeña, y mi padre se vino aquí por trabajo. Me tocó elegir con quién quería vivir, y nunca he tenido feeling con mi madre. Mi hermano también se vino, pero ya está independizado. Y tengo varios hermanos que, en cambio, viven cerca de mi madre.

- ¿Eres la pequeña?

- Sí, y la única chica, además.

- La mimada de tu padre…

Se echó a reír.

- Depende lo que entiendas por mimada…

Entiendo hacia dónde van los tiros y lo aprovecho para seguir entrevistándola.

- ¿Cuando conseguiste que Marcos se fijara en ti empezó tu relación con maduros?

- Sí. Es que para mí, "maduro" puede abarcar muchas posibilidades, pero sí, por poner un rango, establecería de cuarenta para arriba.

- Y te dio morbo…

- Muchísimo.

- ¿Alguna vez fantaseaste con tu padre?

- Qué va. Aunque si he de ser sincera, sí que fantaseaba con que mi padre me pillaba, o algo así. Siempre he sido un poco voyeur – dijo, con una gran carcajada.

- Entonces sí te daba morbo, ¿no? Supongo que si en tus fantasías tu padre te pillaba haciendo algo indebido, tendría algún tipo de consecuencia.

- Nunca imaginé nada más allá. Supongo que me daba vergüenza hacerlo. Sencillamente pensaba que estaba mal y lo apartaba de mi mente. Tampoco me planteé que mi padre me diera morbo hasta que pasó todo.

- ¿Cómo evoluciona Ana?

- Creo que bastante bien. Alguna vez da algún paso hacia atrás, pero compensa con tres o cuatro hacia adelante.

- ¿Qué crees que la diferencia de ti?

- Nada. Sólo que yo tengo más experiencia. Me recuerda a mí hace un par de años porque sigue siendo muy terca, pero estoy segura de que acabará siendo lo que ellos quieren que sea.

- Tu padre es su Amo y el suyo es el tuyo. ¿Alguna vez cambian los papeles?

- Sólo como juego sexual. Pero a la hora de dar órdenes, planear cosas o incluso castigarnos, mi Amo es mi Amo, y el suyo, es el suyo. Lo cual no quiere decir que si alguna hacemos algo mal y quieren castigarnos, o simplemente una buena sesión de sexo, no puedan hacerlo. Digamos que, cuando uno no está, delega en el otro.

- ¿Qué diferencia a tu Amo de tu padre?

- Mi padre es más impulsivo, tiene… "peor carácter", pero en el momento del enfado, luego ya no. La verdad es que creo que su personalidad y la de Ana empastan muy bien.

- ¿Qué quieres decir?

- Que a mi padre no le tiembla la mano si tiene que dejar las cosas claras. No hablo de pegar, claro, es una forma de decirlo. Ana necesita mano dura a veces y él sabe aplicarla.

- ¿Te consideras sumisa o esclava?

- Sumisa, decididamente.

- ¿Cuál es la diferencia, para ti?

- El esclavo no tiene voluntad. A mí me encanta ser sumisa, lo soy siempre con mi Amo aunque sea un juego. La relación siempre es la misma. Pero no me gustaría ser esclava. No sé explicarlo bien, pero la verdad es que no me gustaría ser esclava porque tengo la sensación de que en cierto modo, el Amo anula al esclavo totalmente. Yo tengo una vida completa con mi familia, mis amigos, hobbies, clases… sin descuidar en ningún momento la relación con mi Amo, que es prioritaria para mí. Pero no me gustaría dedicarme exclusivamente a él, y sé que él piensa lo mismo. No me gustaría ser la sombra de mi Amo, y nada más.

- ¿Cómo y cuándo fue tu primera vez sexual?

- Unos meses antes de los dieciséis, con un compañero del colegio, un curso mayor. No es que estuviera mal, pero pensé… "¿tanto rollo para esto?"

Me reí con ganas.

- ¿Eyaculador precoz?

Sus risas se unieron a las mías.

- ¡Qué malo! No, más bien que todo el mundo hablaba del sexo. Además yo ya leía muchas cosillas eróticas, me masturbaba… Estaba deseando probarlo. También me daba miedo que me doliera mucho, pero tuve suerte, nunca sentí excesivo dolor. El caso es que pensé eso. "¿Por esto está la gente tan loca?" De todos modos lo recuerdo con cariño.

- Y a masturbarte, ¿cuándo empezaste?

- Antes. Con trece años.

- ¿Leíste sobre ello? ¿Tan joven?

- ¡Noooo! – exclamó entre risas – no hacía falta. Los de mi clase ya estaban bastante salidos, y la palabra "paja" salía en tres de cada cuatro frases. A eso, únele las revistas de adolescentes, que tenían su apartado correspondiente de sexo. Y, por último, experimentos en la cama y en la ducha. Una noche empecé a tocarme en la cama, y me excité, aunque tampoco sabía muy bien cómo seguir. A la mañana siguiente, en la ducha, con el chorro…

- Qué morbo… ¿Así te corriste?

- Si. Fue el primer orgasmo de mi vida, nunca lo olvidaré.

- ¿Qué sentiste? ¿Fue muy potente?

- Mucho. Estaba sentada en una especie de poyete que hay en mi ducha, en la bañera, dándome con el chorro en el clítoris. Poco a poco empecé a jadear, y de repente noté una especie de explosión, y una sensación de vértigo en la boca del estómago. Recuerdo que me metí la otra mano en la boca para no gemir, que mi hermano estaba durmiendo en la habitación de al lado, y que me mojé muchísimo y me mordí la mano.

- Y le cogiste el gustillo.

- Más bien sí – más risas – pero acaba sabiendo a poco.

- Has dicho que leías cosas eróticas. ¿A qué te refieres?

- Siempre me ha gustado leer y escribir. Erótico y no erótico. Devoro libros, revistas y todo lo que queda a mi alcance. Empecé a leer los relatos de las revistas esas que te decía de adolescentes, en que supuestas chicas escribían sus vivencias.

- ¡Guau! ¿Esas cosas salen en ese tipo de revistas?

- Pues sí, si la mitad de los padres lo supieran no dejarían a sus hijas leerlo, te lo aseguro…

- ¿Sólo eso?

- Ahí empezó a picarme la curiosidad, pero la verdad es que me parecían todos iguales. Empecé a navegar por internet, a buscar relatos, me bajaba libros en pdf… y un buen día cayó en mis manos un libro increíble, de mi hermano. Lo leía a escondidas, claro. No me hubiera gustado que nadie se enterara.

- ¿Qué libro?

- Una Antología del famosísimo Marqués de Sade.

- Vaya, empezabas fuertecito. ¿Te masturbabas al leerlo?

- A veces. Empecé a sentirme atraída poderosamente por la sumisión, aunque sólo como fantasía, o eso era lo que me repetía yo una y mil veces.

- ¿Algún otro autor que merezca la pena destacar?

- Me gustó Historia de O, de Pauline Reagé, pero ese me tocó bajarlo en pdf.

- ¿Has visto la película?

- Sí, pero es que soy de las que prefieren imaginar, que ver. Aunque también me parece genial.

- ¿Cuándo empezaste a entrar en todorelatos?

- A entrar, con dieciséis años. Pero nunca me registré ni me puse en contacto con nadie hasta tener ya los dieciocho. Sabía que no estaba bien, y no quería tampoco mentir.

- ¿Qué categorías frecuentabas? Aparte de dominación…

- Tríos, orgías, oral, sexo con maduros… No consentido, incluso, ya que como fantasía me encanta.

- ¿Sado?

- Rara vez. El dolor me gusta en su justa medida.

- ¿Qué autores te gustaban?

- Quasimono fue de los primeros que leí y me encantaba. También Corsario Negro, coronelwinston, the crow, AntAlicGe, nilerto. Generalmente siempre he leído relatos de hombres, aunque el año pasado descubrí a Universitaria y me encantó su manera de escribir. Pero ahora leo menos relatos que antes.

- Porque no te masturbas, ¿no?

- Claro. A mí los relatos me excitan, y si me excito y no me puedo masturbar… malo. De todas formas, volviendo a tu pregunta, estoy segura de que son muchos más los autores que me han gustado y hecho disfrutar, pero esos son los que más me han impactado. También me gustaba mucho Ivan Sanluís, y me sorprende siempre las bajas puntuaciones de algunos de sus relatos. No es que la media sea baja pero en muchos he visto un gran número de "malos" o "Terribles" y es una persona que, a mi juicio, escribe muy bien, categorías aparte. Me refiero al estilo. Y luego en cambio en otros de dudosa calidad, una puntuación elevadísima. En fin… que… para gustos, colores.

- ¿Te has llevado alguna sorpresa en todorelatos?

- Me llevé una sorpresa muy, muy agradable hace no demasiado. Antes de empezar a contar mis vivencias reales, publiqué una serie de fantasías en la categoría de Dominación, seis o siete relatos, con otro pseudónimo. Después me olvidé del tema aunque tuvieron muy buena acogida y eso me agradó. Hace poco entré al correo y me enteré de que me habían hecho autora del día. Desde luego, no me lo esperaba.

- Señal de que escribes bien, te lo aseguro.

- Gracias… ¡o señal de que tuve suerte!

- ¿Alguna vez dejas un relato a medias? De leer, digo.

- Muchas, sí. Odio hacerlo, pero lo hago.

- ¿Cuándo?

- Cuando hay errores de expresión, o peor, faltas de ortografía. Y cuando la gente escribe todo seguido sin separar ningún párrafo, y apenas sin signos de puntuación. Reconozco que soy muy quisquillosa en ocasiones, pero es que pienso que para publicar relatos tienes que hacer que resulte atractivo a los lectores. Independientemente de que luego guste tu temática o no, no cometer ciertos errores.

- ¿Qué categorías no frecuentas?

- No suelen gustarme los microrrelatos, porque siempre me da la sensación de que son excesivamente precipitados. Y tampoco leo nada sobre zoofilia, scat, dolor extremo…

- ¿Lesbianas?

- Sobre lesbianas sí, y por algo muy simple: por aprender. Son relatos que no me excitan, porque no me gusta el contacto con mujeres. Sin embargo, por mi condición de sumisa, a veces me veo obligada a estar con chicas. Esos relatos, a veces me ayudan a comportarme, a saber cómo hacer las cosas. No es lo mismo que te hagan algo a tener que hacerlo tú… Y resulta perfecto porque aprendo y, por lo demás, no hay ningún efecto en mí. No me excito.

- ¿Qué fue lo primero que pensaste la primera vez que te comiste un coño?

- No pensé. Cuando me lo ordenaron, simplemente lo hice. Hundí la cabeza y seguí sus indicaciones.

- Y no te excitaste…

- No. Pero tampoco me desagradó en exceso, me lo esperaba peor. Creo que soy capaz de cumplir con ello, aunque no de ponerme caliente, qué le vamos a hacer.

- ¿Has hecho besos negros?

- Sí, varias veces.

- Para que lo sepan los lectores: ¿Cuáles son tus límites? ¿Son traspasables?

- No. Mi Amo y yo fijamos los límites al principio de nuestra relación de mutuo acuerdo y no son traspasables jamás. Nada de dolor extremo (agujas, electricidad…) ni de cosas desagradables, como son la zoofilia o el scat.

- ¿Sólo tenías esos límites? ¿Desde siempre?

- En el tema de los límites, como en tantos otros, me dejé guiar por la experiencia de mi Amo. En un principio se establecieron bastantes, pero se han quitado paulatinamente. Por ejemplo, unas cuantas veces me hicieron lluvia. En un principio jamás habría querido. Pero los límites han ido desapareciendo.

- ¿Te gusta la lluvia, entonces?

- No me gusta pero tampoco me disgusta. Eso sí, tendría que ser una persona de muchísima confianza.

- ¿Alguna vez habéis hecho tu Amo y tú cosas "pactadas"? Representar algo, quiero decir. No sé si me explico.

- Creo que entiendo a lo que te refieres. ¿Una violación, por ejemplo?

- Por ejemplo.

- Sí. Hubo una vez que estábamos especialmente excitados. No sé, de esos días que te apetece sexo muy salvaje. Estábamos en su casa de la sierra, bastante aislada, y fingimos algo así, una especie de violación. Disfrutamos como locos, fue increíblemente salvaje y nos corrimos a lo bestia. Y después, nos reímos un montón recordándolo.

- ¿Algo más, que no sea violación?

- Prostitución. Una vez con un amigo suyo, representamos una especie de escena así, en que él me prostituía. Son cosas que excitan como fantasía y que nunca nos gustaría llevar a cabo, pero que nos dieron tantísimo morbo que decidimos probarlo como fantasía realizada. La humillación me excita mucho en momentos puntuales.

- ¿Hay algo que tu Amo quiera hacerte y no te haya hecho?

Se encogió de hombros.

- No lo sé, espero que no. Si lo hay, espero poder complacerle. No quisiera que tuviera queja sobre mí.

- No creo que pueda tenerla – dije sinceramente, con una sonrisa.

- Como poder… - comentó mordiéndose el labio – la verdad es que suelo temer no estar a la altura, pero lo considero bastante normal. Siempre quiero estar perfecta y sé que no lo consigo, no hay nadie perfecto. Pero estoy satisfecha en el sentido de dar lo mejor de mí misma.

- ¿Cuál es la mayor recompensa que te da tu Amo? ¿El orgasmo?

- El orgasmo está muy bien, pero para mí la mayor recompensa es que se sienta orgulloso de mí. No hay nada comparable a una mirada, una sonrisa o un comentario en que se le note feliz conmigo.

- ¿Y el peor castigo?

- Decepcionarle. Me rompe por dentro. Preferiría una sesión continua de latigazos o cualquier tipo de castigo físico a una simple mirada o palabra de decepción.

- Esperemos que no ocurra…

- Toquemos madera.

- Llevas dos vidas paralelas completamente distintas. ¿No es agotador?

- Un poco – dijo riéndose – sobre todo cuando estoy en casa con mi Amo y mi padre y viene mi hermano a vernos, por ejemplo. Pero es divertido actuar como la hija modélica y la amiga de la hija del amigo de mi padre… También tiene su lado malo. Es como ponerse una máscara continuamente, y a veces, tengo miedo de que se me escape algún gesto, alguna mirada o incluso algún comentario.

Miré a mi alrededor.

- Estamos en un parque. ¿Has tenido muchas sesiones de sexo en sitios como estos?

Me clavó la mirada mordiéndose el labio.

- Alguna que otra. En este mismo banco, de hecho.

La miré, sorprendido.

- Ah, ¿sí? ¿No te ven?

- Mira tú mismo, ¿ves gente?

- No mucha, desde luego.

Entre que ya es de noche y que estamos estratégicamente colocados entre unos arbustos, en un claro del parque, poca gente hay.

- Si quieres, te demuestro que se puede follar perfectamente – dijo, entreabriendo la boca.

Me eché para atrás mirándola fijamente.

- ¿Sí? ¿Cómo?

Se acercó a mí y me besó. No nos habíamos besado aún y fue un contacto increíble. Sus labios húmedos se juntaron con los míos y al cabo de unos segundos empezó a darme toquecitos con la lengua, a lo que yo correspondí. No tardamos mucho en empezar a besarnos como locos, y sin pararme a pensar cómo reaccionaría le metí las manos por dentro del vestido, por el escote, para poder acceder a sus tetas.

Su respuesta fue inmediata. Se levantó, sin dejar de besarme, y se sentó encima de mí, empezando a frotarse contra mi entrepierna, que respondió enseguida al estímulo. Cuando ya la tenía bastante dura se levantó.

- A ver, levántate…

Los dos jadeábamos, y me pregunté qué pretendía. Estábamos uno al lado del otro y, aunque yo soy más alto, había muy poca diferencia. Y eso era lo que, por alguna razón, ella estaba comprobando.

Me cogió de la mano.

- Perfecto, vamos.

Me llevó hasta un árbol cercano y se apoyó contra él. Antes de seguir besándonos, me susurró al oído:

- Mi Amo no quiere que te vayas sin haberme follado.

La empujé contra el árbol con las dos manos inmovilizándola y volvió a besarme con violencia. Los dos gemíamos y me abrió la bragueta.

- Uffff…. – murmuró agarrando mi polla, ya durísima.

Yo introduje dos dedos en su coño y lo noté encharcado. Avanzó con las caderas hacia mí y levantó una pierna. No necesitaba más señales, y coloqué el glande en la entrada de su sexo. Lo pasé varias veces, golpeando su clítoris y haciendo círculos mientras ella intentaba metérsela, mirándome a los ojos. Cuando por fin lo hice, fue de un solo golpe.

Marta gimió en mi oído. Empecé a embestirla con fuerza, y más cuando veía que al clavársela ponía los ojos en blanco.

- Ahhhhh, ahhhh, no puede ser, me corro…. – gemía.

Y así fue. Me clavó las uñas en los hombros y empezó a correrse con mis embestidas, convulsionándose, jadeando, gimiendo. Fue un orgasmo brutal, tenía que contenerse para no gritar, y desde luego en tiempo récord.

Se sacó mi polla y sin dejar de mirarme un solo momento a los ojos se arrodilló delante de mí. Lamió todos sus flujos de ella, y después se la metió poco a poco, como hiciera unos días antes. Lamía, absorbía, apretaba con los labios, succionaba... Me agarraba los huevos…

- Me falta poco – informé.

Entonces empezó a follarse la boca ella solita con maestría, muy deprisa y profundamente, golpeando mis huevos en su barbilla en un par de ocasiones. Me apoyé en el árbol buscando un punto de equilibrio y empecé a gemir cuando noté el primer disparo de semen llegar directo a su garganta.

- Joder, eres increíble. ¡Aaaaaaaahhhhhhhhhh!

Le llené la boca abundantemente y se lo tragó todo, relamiéndose mientras me miraba. Me agarró la polla, descubriendo el capullo hinchado y la lamió entera, como hiciera la otra vez, limpiándola de restos. Después se levantó y me besó.

- Creo que nos hemos corrido en tiempo récord –dijo sonriente.

- Eso seguro.

Nos limpiamos disimuladamente y, como si no pasase nada, nos encaminamos hacia la puerta principal para salir del parque. Ya estaba anocheciendo, y nada más salir vimos a Marcos acercarse. Me saludó amablemente, disculpándose por no haber podido acudir.

- ¿Cómo se ha portado? – preguntó, mirándola con picardía, dándole un cariñoso y disimulado azote en el culo.

- Insuperable, desde luego. La mejor de las despedidas.

- Me alegro mucho. ¿Quieres venirte a tomar algo y seguir con la entrevista?

- Ojalá pudiera, pero es imposible – dije, y lo sentía de verdad – mañana por la mañana ya me voy y tengo muchas cosas que hacer.

- Si necesitas algo, házmelo saber.

- Muchas gracias. Sólo una última pregunta, Marta. Dime una frase, una especie de lema, en tu vida.

- ¿Cómo chica de dieciocho años normal y corriente, o como sumisa?

- Ambas.

- Como chica "normal", me gusta una frase de Víctor Hugo, que es uno de mis escritores no eróticos favoritos. "El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes, es la oportunidad."

- Buena frase. ¿Por qué esa?

- Porque supongo que el futuro siempre me da algo de miedo… Y es el tipo de frases que me hace entender que casi todo el mundo lo tiene, pero que la diferencia no está en tener miedo o no, sino en saber afrontarlo.

- Y, ¿como sumisa?

Marcos la tenía cogida por la cintura, a su lado. Se colocó delante de él, de espaldas, apoyando la cabeza en su pecho, y Marcos la rodeó con los brazos, protector. Me pareció una escena muy bonita, y me habría encantado poder fotografiarlo. Pero más bonito aún fue lo que vino después:

- Una frase que leí hace tiempo en una web de sumisión. "Ni el nudo más complejo, ni la cuerda más fuerte, ni la cadena más resistente, pueden retenerme con tanta fuerza como tu mirada…"

FIN

Gracias a todos por leernos y por vuestras valoraciones y comentarios, para bien o para mal.

Su perfil de Todorelatos: http://www.todorelatos.com/perfil/1316192/

Su correo electrónico: sandy.dalton@hotmail.es

Mi correo: stgozar@gmail.com

Su blog: http://sandyds.wordpress.com