miprimita.com

Placer para dos

en Zoofilia

 

Placer para “dos”

 

Estábamos los dos acostados en tu cama. La tarde era hermosa, con una temperatura que no alcanzaba a los 20 grados. Muy agradable como el aire que se respiraba en el ambiente.

Los dos en posición de cubito ventral sobre la cama charlábamos distendidamente, mirándonos a los ojos y riéndonos de cuanta ocurrencia se nos cruzaba por la mente. El clima era de lo más hermoso…

Vos fumabas un cigarrillo y tirabas las cenizas en el cenicero que tenias en tu mesa de luz. YO disfrutaba ver como emanaba el aire de tu boca con una sensualidad increíble. (Disfrute contradictorio el mío, porque en mi interior sabia el daño que la nicotina provoca a tus pulmones…)

AL apagar el cigarro en el cenicero (Consumido hasta el filtro como es tu costumbre) te volteaste para mirarme a los ojos y me dijiste:

-“¿Jugamos?”

Yo sin saber a que te referías; a esta altura me encantan tus desafíos y respondí:

-“Probamos…”

Sin decir nada te deslizaste debajo de la sabana y tomaste con total dedicación mi pene, para introducirlo en tu boca. El estado de flacidez desapareció al instante, dejando paso a una hermosa erección que aumento tu excitación previamente concebida…

Jugabas con especial dedicación. Yo me mantenía acostado, habiendo girado solo un cuarto mi cuerpo, por lo tanto vos tenias estaba apoyada tu cabeza sobre mi pierna, y en esta posición sumamente cómoda para los dos, te introducías todo el pene en tu boca, haciendo esfuerzos por no dejar ni un trozo de este fuera de tu húmeda boca…

Yo gemía placer… Era un estado que no hubiese querido se termine nunca… El tibio sol nos acompañaba al ingresar por la ventana, y como música de fondo el canto de los pájaros, solo interrumpido por mis gemidos o por los sonidos de tu boca al chuparme…

En ese estado, de total relajación, dejaste de besarme ahí para subir y hacer lo propio con mis pechos  (Sin dejar de estimularme el glande)… Yo sentía que me excitaba cada vez más, y me anime a confesarte:

-“¿Sabes, a cada lamido de mis pechos siento que mi cola responde dilatando y contrayéndose…?”

-“mmm... fue tu respuesta…”

Lo seguiste haciendo, intercambiando besos en mi boca deseosa, con lamidas y mordisquitos en mis pechos… Yo creí que mi pene explotaría por el tamaño alcanzado y mi cola naufragaría en un mar de líquido producido por mi propia excitación…

Sin dejar de besarme los pechos, te estiraste  y tomaste entre tus manos dos pañuelos. Uno fue a parar a mis ojos, quedando totalmente “a oscuras” aumentando de esta forma míos otros sentidos… Y el otro me sujeto fuertemente mis dos manos por detrás… Me susurraste al oído:

-“Ahora serás mi putita… y vas a disfrutar a mi manera Pamela”

El nombre de mujer excito aun más y me relaje por completo esperando todo lo que Clari me propusiese…

Sin medir ninguna señal, bajaste y comenzaste a lamerme la cola con especial dedicación… Yo moría de placer… Giros hacia un lado y hacia el otro con tu boca rodeando mi cola, y de vez en cuando un sutil empujoncito en el centro de esta, que te abría pasó para que ingresases… Vos me hacías desear y lejos de penetrarme con tu tibia lengua me lo hacías desear aun más…

Yo no paraba de gemir y pedir que no te detengas…

De pronto, te apartas de esa posición y venís hasta mi oído… Mientras lo hacías, pasaste tu mano por algo que no sabía lo que era;  en el preciso momento que llegas a mi oído para murmurarme:

-“¿Sabes? Te voy a romper la cola Pame”…

Me metiste tu dedo, que lo habías untado en vaselina…

Sentí como ingresaba sin oposición ninguna de mi parte y me estremecí en un profundo gemido:

-“¡Dios no pares!”

Que excitación por favor… Vos no dejabas de meterme y sacarme el dedo, mientras me chupabas la pija, ahora con dedicación y otrora con pasión…

Yo moría de placer, así tumbado de costado en tu cama, con tu boca ardiente comiéndome la pija y ultrajándome la cola… De pronto me decís:

-“¿Sabes? Ya tenés dos en la cola…”

Sacabas tus dedos de pronto, me metías tu lengua, jugabas con mi ano, me ponías vaselina adentro ya y seguís metiéndome dedos…

No quería que te detengas y hacia fuerza con mi cola ultrajada hacia atrás…

De pronto te apartaste, y con una fuerza impensada en vos, me tomaste por las piernas y me arrastraste hasta el fondo de la cama… Quede con las rodillas en el piso, y el cuerpo apoyado en el colchón, con mis brazos bien sujetos a mi espalda, y mis ojos vendados…

ME dijiste al oído:

-“Ahora viene lo mejor mi amor…”

Y me llenaste la cola de mermelada…

¡Dios que placer! Ya imaginaba tu lengua pasando por ella…

Lejos estuvo de ser así…

En ese preciso instante y sin que yo me percatase, abriste la puerta e ingreso el perro negro tuyo. Para estas alturas ya estaba acostumbrado a lamer mermelada en tu cuerpo, así que fue directo a mi hoyo… ME lamia con dedicación y yo me estremecía a cada lengüetazo… Vos me masturbabas por abajo y me dijiste:

-“Esto recién empieza…”

¿Que mas me podrías hacer? Yo no salía de mi asombro…

Vos me masturbabas a mi con una mano, y con la otra hacías lo propio con Shaq (El perro)…

Te acercaste a mi oído y me susurraste:

-“Pame, prepárate que ahora viene lo mejor…”

Yo “atada” como estaba quería imaginar lo que me harías pero mi mente no podía ir tan lejos… De pronto el perro dejo de lamerme… Mezcla de pregunta y excitación me pregunte ¿que habría pasado? ¿Se termino la mermelada de mi cola?

Vos me volviste a untar el culo súper dilatado con vaselina, y sin siquiera darme cuenta levantaste con tus manos al perro para ponerlo en posición de perrito sobre mi. Le habías vendado las patas delantera para que no me lastime, y tomándolo por su pene erecto, lo dirigiste a mi cola y ahí sin protocolo lo empujaste de atrás hacia mi!

Por Dios, su pene erecto entro de una en mí, como una lanza,  llenándome cada parte de mi recto… Un placer total…

Aunque lo mejor estaba por venir…

Comenzaste a masajear la parte baja de su pene, lo que provoco la hinchazón de su botón, que lógicamente se producía dentro de mi cola ya súper dilatada y “quedamos abotonados”… Por más que hiciera fuerza para salir no lo lograría porque el perro había logrado lo que Clari quería conmigo, “abotonarme”…

Sentía que mi cola se desgarraría con cada movimiento pero el placer de sentirme con los ojos vendados, atado y ultrajado por un perro era mortal…

-“Me encanta cojerte así Pame…” fue tu susurro…

Y sin mas te pusiste debajo de mi pija y como si fueses a ordeñarme comenzase a chupar con desesperación mientras te tocabas y clavabas un consolador enorme en tu vagina (Esto me lo confesase luego porque vendado no podía verlo) y de cuando en cuando “tanteabas” a Shaq empujándolo hacia delante para que en este momento no se le ocurriera desabotonarse… Lejos estaba de hacerlo, porque el perro me cojía la cola con desesperación y vos me chupabas la pija  los huevos casi con la misma desesperación que el perro… Yo me sentía explotar de un momento a otro, cuando de pronto sentí….

Un líquido caliente que me inundaba mi cola…

¡Era Shaq que me estaba acabando adentro! El placer fue tal que sin decir nada me fui yo también con un gemido mezcla de quejido placentero… Vos desesperadamente te metiste todo el pene hasta la garganta y dabas paso a mi semen dentro de tu cuerpo, sin mediar barrera ninguna directo a tu garganta….

Placer absoluto…. Supremo…

Shaq detuvo sus movimientos pero no cambio de posición porque aun estaba abotonado…

Yo permanecí inmóvil sobre la cama, exhausto… Lo único que se podía oír a esta altura el jadeo de nuestras respiraciones… y  el ruidito que hacia tu garganta cada vez que tragabas, empecinada en no desperdiciar ni una gota de mi tibio semen vertido en vos…

El tiempo hizo lo propio y Shaq desinflamo finalmente su miembro extrayéndolo hacia atras, provocándome en mí una mezcla de roce doloroso y placentero…  Al “salir de mi” Shaq se echo al costado de la cama y se durmió placidamente…

En ese momento me quitaste la venda de mis ojos. Y ahí te vi. Aun penetrada en tu vagina con un enorme consolador… Yo permanecía con mis manos atadas a mi espalda… ME desataste y nos miramos a los ojos…

-“Amor, ahora serás Pame según pinte ¿si?”

-“Si mi vida…” fue mi tenue respuesta….

Y nos abrazamos en un hermoso, dulce y cómplice abrazo…

Nuestra sexualidad desde hoy cambio para siempre, y los límites ya ni siquiera nos animamos a pensarlos…

Solo quedo recostarme en la cama, apoyar tu cabeza en mi pecho y dormitarnos para recobrar fuerzas… ¿Cómo seria nuestro próximo encuentro? Nadie se animaría a aventurarlo creo yo…

FIN