soy una mujer muy vergonzosa, casada pronto, con niños aún más pronto, y enamorada siempre de mi marido, un día descubrí que no era la única que había otras y mucho más guapas que yo, pero no se crean aún así aguanté tonta de mi, siempre creemos que es un error, que volverán, que se darán cuenta de lo que le quieres, que su indiferencia es fruto del paso del tiempo en común, que es normal, hasta que ya no puedes más y acabas por sucumbir y es aquí donde empieza mi historia,

tenía 40 años y ahora se lo que valía, uno sesenta muy bien hecha, con unas curvas donde tienen que estar… me cuesta describirme, siempre me gusto mi barriga a pesar de dos niños tenía una barriga firme, con una piel muy delicada, morena  y cabello ondulado, ojos verdes y sin vello nunca me depilé, no me hizo falta

Hacía dos semanas que vivía sola, con mis hijos y la casa se caía encima cada viernes, cuando los dos niños se iban con su padre, mis amigas me llamaban pero ni descolgaba el teléfono, hacía siempre lo mismo bajaba al video club y alquilaba una de esas películas de amoríos que me hacían aún llorar más

Esa tarde en el video club, vi. Como el chico dependiente me miraba el trasero mientras me agachaba a buscar pelis, y eso créanme me gustó, así que me agaché aún más y le hacía preguntas que invitaban a Guillermo a que siguiera mirando por encima del mostrador

Guillermo tiene diez años menos que yo, y era un friqui de video club pero bastante bueno, estatura mediana, fuerte muy fuerte, con una barbilla pronunciada, nunca me había fijado en el de esa manera,

Me acerqué y le pregunté si me miraba el trasero quería dejarlo cortado, en el fondo quería hacer daño a cualquier hombre, ya que a mi ex no podía…, su respuesta me dejo confusa…

- no lo suficientemente bien tienes demasiada ropa que me impide verlo, pero tranquila mi imaginación hace el resto

Yo ya estaba lanzada, ni corta ni perezosa me dí una vuelta completa para que me viera mejor, y antes de que pudiera completarla me tenía agarrada por la cintura fue cuando me miró y me olió el cuello puff, y con un pañuelo un fular y mucha delicadeza me tapó los ojos

Me acarició la espalda tan rápido que ni sentí que se había dado la vuelta, quitándome el sujetador primero y después la blusa y yo allí en medio de una tienda, medio desnuda de cintura hacia arriba sin ni siquiera una cortina donde esconderme

Se alejó dos pasos y volví a sentir su mirada, sentía vergüenza y deseos de ser tomada, pensaba “vamos a mi casa, por favor aquí no, y me leyó el pensamiento pero no de la forma que yo creía”

- quítate el pantalón… tras un silencio que me hizo dudar… añadió no va a pasar nada que no quieras que pase, pero si te lo quitas te voy a enseñar un mundo nuevo…, me pareció petulante y hasta me hizo un poco de gracia, pero sin darme cuenta me había quitado yo misma el pantalón y estaba en bragas increible y la verdad eso me puso, me puso a mil, tenía ganas que me besara, me tocase que… cuando de repente me dijo que comenzara a tocarme, y así lo hice

Empecé a sentir su olor detrás mía su aliento comenzó a hacerse más evidente, fuerte, intenso, mis rodillas me temblaban, no te corras ni se te ocurra acabamos de empezar… asentí como una colegiala, sus dedos quitaron a los míos y comenzó el a jugar, subía y bajaba, apretaba y se hundía dentro, no lo podía soportar me bajé las bragas y busqué tras de mi para que me penetrase ya deseaba que me hiciera suya que nos fundiésemos en uno, que me doblara de placer, quería que me rompiera en dos sin dolor, estaba preparada era una fuente de pasión y necesidad cuando se apartó y me dijo acércate hasta donde está mi voz y lo hice deseando llegar

Se me hizo eterno fue un tiempo largo y deseado, cuando al final llegué lo besé con ganas, fue cuando sentí que no había sido el quién me había estado tocando, no era  su olor, no eran sus manos, intenté abrir los ojos y quitarme la venda pero Guillermo me lo impidió y la verdad me daba igual, estaba impaciente por seguir con aquel juego… que os seguiré contando otro día.