miprimita.com

Monica (12)

en Control Mental

Tras todo lo que había sucedido la noche anterior me desperté casi a la hora de comer. Tenia muchas horas de sueño pendientes y el saber que todo estaba nuevamente bajo control me permitió dormir tranquilo. No tenia ninguna prisa por levantarme ya que sabia que lo primero que iba a escuchar era un nuevo sermón acerca de la responsabilidad por parte de mis padres y después de eso tenia por delante varios días de intenso estudio, así que, a pesar de no tener mas ganas de dormir, me quede en la cama esperando a que la comida estuviese en la mesa.

Mi madre no tardo en venir a avisarme. Cuando la oí entrar me hice el dormido para que al menos no me viese tumbado sin hacer nada pero sus primeras palabras ya fueron con la voz en grito recriminándome la hora de mi llegada. Lentamente y simulando que me desperezaba me levante de la cama mientras oía toda su bronca, no había excusa posible. Por un momento pensé en decir que había estado estudiando en una biblioteca nocturna pero en el fondo sabia que no se lo iban a creer así que preferí limitarme a agachar la cabeza y asentir a todo lo que me decía. Cuando llegue a la mesa mi padre esperaba sentado, continuo con la bronca que había iniciado al verme llegar por la mañana y no paro durante toda la comida. Comí todo lo rápido que pude para poder salir de aquella situación pero no pude. Cada gesto que hacia era un motivo para gritar mas fuerte o sacar conclusiones absurdas; que si quería irme rápido porque no quería estar con ellos, que si bebía agua porque tenia resaca y así sucesivamente. Poco a poco me echaron en cara todo lo que hacia mal, aunque no tuviese que ver con lo del día anterior. Como tantas otras veces me dijeron que tenía que ayudar en casa, buscar un trabajo en verano para ganar mi propio dinero, dejar de salir tanto… Hasta que mi padre no tuvo que irse de nuevo a trabajar estuve soportando todos sus gritos estoicamente, y aguantando el enorme dolor cabeza que me producían sin poder tomarme una aspirina por miedo a que pensasen que me dolía la cabeza por haber bebido alcohol.

Cuando por fin pude irme a mi habitación me senté en el escritorio sin ganas de hacer nada. Si ya de por si me costaba mucho ponerme a estudiar el hacerlo con jaqueca hacia que me costase mucho mas, pero no tenia otro remedio. Encendí el ordenador, mientras lo hacia pensaba en la que me esperaba cuando les dijese a mis padres que mi coche se lo había llevado la grúa y aun no había ido a rescatarlo porque no tenia dinero. Iba a ser la gota que colmase el vaso después de la bronca que acababa de tener. Cuando por fin se encendió el ordenador me deleite durante un rato viendo las fotos de Mónica. En las primeras fotos no parecía más que un maniquí, ya que estaba fría e inexpresiva, sin embargo en las fotos que tome tras lograr que fuese consciente de lo que la estaba sucediendo, había un contraste radical entre su cuerpo modelando como una profesional para mi cámara, y su cara de enfado y temor. Era un contraste extraño, pero muy sensual. Según iba mirando las fotos recordaba punto por punto la noche pasada. A cada foto que pasaba Mónica aparecía con menos ropa, hasta finalmente estar posando completamente desnuda, en todas y cada una de las poses que la pedí que pusiese para mi. Al principio las fotos eran eróticas y muy sensuales, pero las últimas que saque antes de que mi móvil se quedase sin batería eran totalmente porno. Lo cierto es que a mi me gustaban mucho mas las primeras, y la única razón por la que la hice posar de manera demasiado picante era para verla humillada, para darla una lección. Fue una lastima que no pudiese sacar mas fotos, ya que el tener alguna en la que apareciese su cara deseosa de hacerme una felación no hubiese estado nada mal.

De repente recordé una sugestión que la había dado durante la sesión y que con todo lo sucedido después yo mismo había olvidado: la de darme 400 € hoy mismo para retirar el coche del deposito. Sin embargo justo al final de la noche la había dicho que no tendría ninguna necesidad de verme hasta que hiciese su último examen por lo que no sabia si me los daría hasta entonces.

Entre lo caliente que me había puesto viendo las fotos y las ganas que tenia por comprobar si iba a darme los 400  €, me entraron unos deseos enormes de estar con ella, mas que los que nunca había tenido hasta ahora, pero mucho me temía que tendría que esperar varios días para verla de nuevo.

Mientras me arrepentía de aquella sugestión que me iba a hacer estar alejado de Mónica al menos una semana, saque todos los apuntes para comenzar a preparar el último de los exámenes que me quedaba por hacer. Fue una tarde provechosa, pude concentrarme al máximo en estudiar a pesar de que creía que solo iba a poder pensar en Mónica. Tras pasar toda la tarde entre libros, sin apenas descansar hice una breve pausa para cenar. Mis padres parecían más calmados aunque sabia que si no pasaba muchos días estudiando y colaborando en casa los reproches volverían en cualquier momento. Nada mas cenar volví a mi habitación a continuar estudiando, sin embargo al percatarme de que ya había memorizado lo que me había propuesto para aquel día decidí dejarlo. Seguro que si fuese capaz de aprovechar esos ratos muertos para adelantar trabajo me iría mucho mejor en la universidad, pero tenia la mala costumbre de dejar todo para el ultimo momento.

Como no quería salir al salón para que mis padres siguiesen pensando que estaba empollando, me quede en la habitación leyendo de nuevo todas aquellas páginas que consulte hace días para aprender todo lo que sabía ahora acerca de la hipnosis. Cuanto mas las releía mas extraño me parecía todo, ya que si en algo todas ellas estaban de acuerdo era en que era imposible forzar a alguien en estado de hipnosis a que hiciese algo que no haría estando despierta. Por un lado podía pensar que era cierto, ya que a lo mejor Mónica en lo mas profundo de su mente deseaba ser mas popular, aunque siempre lo negase rotundamente; pero por otro lado era evidente que no seria capaz de practicar sexo oral de la forma que lo hizo la noche anterior de no ser por una fuerza incontrolable que la obligase a hacerlo.

En un afán por recuperar el buen royo en casa, y ya que no tenia nada mejor que hacer, fui a la cocina a recoger todo. No me dieron ni las gracias por hacerlo, sino más bien se enfadaron porque no seguía estudiando. Cada día tenía más ganas de acabar la carrera y poder independizarme para no tener que soportar los cada vez más frecuentes enfrentamientos que tenia con mis padres. Volví al ordenador y me metí al MSN con la esperanza de que Mónica estuviese conectada, aunque sabía que no iba a ser así ya que debía estar estudiando más que nunca para resarcirse del suspenso del anterior examen. Tal y como pensaba no lo estaba, volví a ver las fotos para tratar de paliar los deseos que tenia de verla pero de nuevo volvieron a mi los remordimientos recordando lo sucedido la noche anterior. Vale que ella se había portado mal intentando delatarme pero la cara de sufrimiento que tenia en alguna de las fotos hacia que el corazón se me encogiese. Casi tenia ganas de pedirla perdón pero ella ni siquiera sabia lo que la había hecho pasar. Las dudas sobre lo que estaba haciendo se hacían cada vez mas intensas y solo se acallaban cuando la excitación o los deseos de venganza nublaban mi juicio.

Como no paraba de darle vueltas a todo sin llegar a ninguna conclusión, me metí en la cama pronto para continuar al día siguiente con los estudios desde primera hora. No fue fácil dormirme, pues una ligera duda de que Mónica pudiese recordar algo apareció entre mis pensamientos, era una duda irracional ya que sabía que todo estaba controlado pero en un intento de disiparla decidí llamarla por teléfono. Encendí mi móvil, ya apagado para evitar llamadas que pudiesen despertarme, y tras marcar su número espere la respuesta. No contesto. Lo intente otra vez y de nuevo fue en balde. Esa pequeña y absurda duda se hizo más grande al no poder hablar con ella. Sabia que probablemente seria la sugestión temporal que yo mismo la di la que la permitía ignorarme, pero ya estaba intranquilo.

Escuche un ruido que me hizo despertar de repente, “ahora que me había quedado dormido” pensé. Era el despertador, ya eran las ocho de la mañana y tenia que comenzar mi jornada de estudio. No sabía a que hora había conseguido conciliar el sueño, pero con la sensación de cansancio que tenía no debía haber sido hacia muchas horas. Fui al baño y me di una ducha de agua fría para despejarme, me di cuenta de que aun llevaba las uñas de Mónica marcadas en mis brazos. Tras secarme me senté a desayunar con mi padre. Tuvimos al fin una conversación normal, estaba alucinando de que por una vez madrugase para estudiar. Lo cierto es que yo mismo estaba sorprendido ya que normalmente apagaba el despertador y me quedaba en la cama más tiempo. En cuanto el se fue a trabajar yo comencé a estudiar. Pensé por un segundo en tratar de hablar de nuevo con Mónica, pero por miedo a preocuparme aun mas si no me contestaba decidí no hacerlo. Mi madre ni siquiera se había levantado de la cama así que la calma era total en casa, por lo que pase unas cuantas horas estudiando sin ninguna distracción.

Me encontraba totalmente concentrado en mis apuntes cuando sonó el timbre de la puerta. Mire el reloj, era la una del mediodía. Me sorprendió no haber escuchado a mi madre en toda la mañana así que pensé que estaba solo en casa. Corrí a ponerme una camiseta para salir a abrir pero de repente escuche a mi madre llamándome a voces. Mientras salía me la cruce por el pasillo.

-          Pensaba que no estabas, no has hecho ni un ruido – La dije

-          Para una vez que estudias no voy a molestarte – Contesto algo seria

-          Ya estamos… - Dije en voz baja viendo que una nueva discusión se avecinaba

-          Si, ya estamos – Replico ella mas enfadada aun – Mira a ver que has hecho que tienes al cartero con una carta certificada para ti en la puerta

“Y ahí esta la denuncia por mal aparcamiento” pensé. Mientras firmaba el recibí intentaba inventar una buena excusa que dar a mis padres, ya no solo por la retirada del vehiculo, sino por habérselo ocultado durante dos días; pero si en esos dos días no se me había ocurrido nada necesitaría un milagro para que se me ocurriese justo ahora. Cuando el cartero se fue pude escuchar a mi madre de nuevo desde la cocina:

-          ¿Que has hecho para que te lo notifiquen con una carta certificada?

-          Aun no la he abierto – Conteste mientras me dirigía hacia mi habitación tratando de ganar tiempo

-          ¿Y a que esperas? – Dijo ella metiendo prisa

Ni siquiera la conteste. No había salvación posible. Desde que tengo memoria siempre que en mi casa ha entrado una carta certificada ha sido para notificar denuncias. Solo tenia que comprobar por cuanto dinero me iba a salir el haber tenido que llevar a Mónica hasta su tienda en coche.

Abrí el sobre sacando todo su contenido, me sorprendió que dentro de el hubiese también otro sobre cerrado. Lo deje sobre mi escritorio y comencé a mirar la carta buscando el importe que me iba a tocar pagar. Sorprendido me di cuenta de que el formato no era el de una sanción, ni siquiera estaba escrito a ordenador, así que empecé a leer por el principio:

“Hola:

Te escribo para decirte que no me he olvidado de ti, pero no puedo distraerme ni un minuto porque no llevo muy bien el examen que queda y quiero prepararlo lo mejor posible para que no me pase lo mismo que con el del lunes.

No se si estarás enfadado porque no he dado señales de vida durante un día entero, espero que no sea así y que tu también estés aprovechando para estudiar todo lo posible. ¿Qué tal van las marcas de tu brazo? Ojala se te hayan curado ya porque me da mucha vergüenza haberte hecho eso y no quiero que se te quede marca. Lo siento mucho de verdad.

En cuanto a lo que paso antes de que te hiciese eso me gustaría decirte que para mi fue fantástico, a pesar de cómo acabo. Nunca me había besado con un hombre de esa forma y quizás aun no este preparada para dar el siguiente paso. Supongo que pensaras que soy poco atrevida, pero es que no tengo experiencia a pesar de mi edad y me da mucho respeto el tener relaciones. Si crees que no merece la pena estar conmigo porque no soy mas decidida me gustaría que me lo dijeras, así me quitaría de la cabeza ese beso y seguiríamos siendo amigos. Lo ultimo que quiero es perder nuestra amistad por hacerte sentir incomodo.

Que sepas que tengo unas ganas enormes de acabar el maldito examen para tener mas tiempo que compartir contigo, en cuanto salga el lunes de la clase te llamo por si podemos quedar, ya que estoy deseando que nos veamos.

Bueno, me voy a ir despidiendo que tengo que seguir estudiando. Nos vemos pronto que ya no queda nada para el verano.

Un beso enorme.

Mónica

PD.: Espero no haberte asustado por haberte enviado esta carta certificada urgente, pero es que quería que la recibieses pronto para decirte cuanto antes lo que en ella te escribo y hacerte llegar lo que te envío en el otro sobre.”

Una sensación de alivio recorrió todo mi cuerpo. Pensándolo fríamente me di cuenta de que era imposible que hubiesen tenido tiempo de tramitar la denuncia en tan solo dos días, pero lo ultimo que esperaba era que todavía quedase gente que en lugar de enviar correos electrónicos enviase cartas ordinarias. Me llamo la atención el que Mónica dijese que nunca había tenido relaciones ya que aunque ella no lo recordase, me había confesado como había sido su accidentada primera vez.

Cogí el otro sobre que había dejado sobre el escritorio y lo abrí con cuidado. Contemple emocionado que dentro de él había cuatro billetes de 100 €, tal y como la había pedido, junto con otra carta

“Hola otra vez:

Espero que te haya gustado el contenido de este sobre. El lunes me dijiste que no tenias coche porque se lo había llevado la grúa, así que te doy este dinero para que lo rescates, ya que se que nunca tienes dinero ahorrado.

Te conozco bien y se que jamás lo aceptarías pero piensa que no lo hago por ti, sino por mi, ya que teniendo el coche vendrás mas a verme, así que no hace falta que me lo devuelvas. Quiero que te lo tomes como un regalo, puesto que nunca te he regalado nada y te lo mereces todo.

Un beso

Mónica”

De repente la carta que pensaba que iba a ocasionarme muchos problemas, se había convertido en la solución de todos ellos. Ya tenia el dinero para retirar el coche del deposito así que rápidamente me prepare para ir a por el. Guarde las cartas como recuerdo en uno de mis cajones y cogí el sobre fijándome en el remitente. Ponía claramente que era Mónica pero antes con los nervios no me había dado cuenta.

Según salí de mi habitación fui a la cocina y la enseñe el sobre a mi madre haciéndola ver que no había hecho nada malo. Quizás por el alivio que ella también sintió no me dijo nada por irme dejando los libros aparcados por unas horas. Cogí el autobús con una sonrisa en la boca. No solo me había librado de tener que pedir el dinero a mis padres sino que ni siquiera se enterarían de la denuncia, por si esto fuera poco ya no tenia ninguna duda de que Mónica estaba deseando verme.

Tras pagar 210 € por retirar el coche, me dirigí a una comisaría de policía para pagar la multa. Por la cara que pusieron debía ser la primera persona que quería pagar antes de que la multa fuese enviada pero pude hacerlo, así que tras abonar otros 200 € de sanción ya no tenia nada por lo que preocuparme. Volví algo desilusionado a casa pues pensaba que me sobraría algo del dinero que tan generosamente me había regalado Mónica, pero no fue así.

El resto del día, así como de la semana, fue pura monotonía. Apenas salía de casa más que para despejarme del estudio y poder fumar sin escuchar a mi madre diciéndome que tenía que dejarlo. Un par de veces llame a Mónica para intentar ver que tal la iba pero ni contestaba el teléfono ni me devolvía las llamadas. No debí ser tan tajante con la sugestión que la di ya que aunque no iba a quedar con ella para poder estudiar, al menos me hubiese gustado poder escucharla por teléfono. Lo cierto es que la echaba bastante en falta.

Los días pasaron rápidamente, siempre me sucede igual cuando tengo un examen: Cuanto mas tiempo necesito para estudiar mas rápido se me pasan las horas. Así que cuando quise darme cuenta estaba sentado frente al último control que me quedaba por hacer. Tome aire y pensando que daba igual que tal me fuese, porque aun en el peor de los casos no tendría que volver a ese aula en tres meses, comencé a escribir tan rápido como las lecciones venían a mi cabeza. Un par de horas mas tarde salía de la clase mas contento que triste dirigiéndome hacia la cafetería con el resto de mis amigos, todos nosotros habíamos acabado el curso por lo que nos disponíamos a celebrarlo como se merece.

Antes de llegar a la cafetería me desvié por un momento hacia el tablón de anuncios para enterarme de a que hora era el examen de “Física dela Naturaleza”, el ultimo que Mónica tenia que hacer y que creía recordar también era ese lunes. Por desgracia no era por la mañana, sino por la tarde y aunque tenia muchas ganas de estar con ella preferí irme a comer con mis amigos y comenzar la fiesta desde bien temprano. Al fin y al cabo tenia todo el verano para estar con Mónica.

La fiesta fue increíble, a final de curso siempre lo son. Todos estábamos eufóricos por las vacaciones y aun mas por el alcohol que llevábamos bebiendo desde por la mañana. Todo era perfecto pero como era frecuente desde su cambio de look acabo saliendo el tema de Mónica. No tardaron mucho tiempo en empezar a quedarse conmigo después del plantón de la discoteca y aunque sabia que no debía haber dicho nada, defendí mi relación con ella contando que nos habíamos besado. Nadie me creyó y las burlas fueron a más. Fue en ese momento cuando mi móvil sonó y puede escuchar por fin la voz de Mónica después de tanto tiempo. Hice un gesto a mis amigos haciéndoles  ver que era ella y me aleje del grupo para hablar tranquilo, sin embargo ellos no hicieron otra cosa que gritar más alto para que siguiese escuchándoles

-          Hola – Dije cuando por fin me separe lo suficiente para escucharla

-          Hola, ¿Qué tal? ¿Qué tal tu examen? – Pregunto ella

-          Bueno…, ¿a ti que tal te ha ido? – Pregunte yo

-          Muy bien, ha merecido la pena el esfuerzo – Respondió

Los dos nos quedamos callados. Yo sabía que Mónica tendría unas ganas enormes de estar conmigo, y no sabia como decirla que me iba a ir con mis amigos dejándola de lado. Por su parte ella estaría esperando alguna respuesta a la carta que me escribió pero la daría vergüenza preguntarme acerca de eso, mas aun cuando seguro que pensaba que me arrepentía de ese beso por como acabó.

Varios de mis amigos se levantaron para comprobar si realmente era Mónica con la que hablaba. Casi me vino hasta bien para romper ese momento difícil de la conversación, así que la dije que la llamaría en un momento porque estaba ocupado. Parecía que no me iban a dejar en paz, no se creían que fuese ella y comenzaron a incitarme para que se uniese a nuestra fiesta. Me negué rotundamente ya que me exponía a que la poca capacidad de Mónica para relacionarse acabase haciendo que me quedase solo con ella y no pudiese disfrutar de la fiesta, pero mi negativa hizo que las burlas fuesen a más. Quizás fue la falta de lucidez que produce el alcohol, o quizás fue mi orgullo lo que hizo que tras varios comentarios me dejase convencer y accediese a llamarla para que viniese con nosotros, pero en el fondo sabia que me estaba equivocando, que Mónica no se adaptaría a mis amigos y muchos menos siendo ella la única de todos que no había probado ni una copa en todo el día, o en toda su vida…

Me aleje de nuevo del grupo y marque el número de Mónica. Me costaría convencerla para que viniese con mis amigos pues no eran de su agrado, pero no tendría mas remedio que aceptar para compensarme por la vez que me dejo tirado, así que no me preocupaba el que se negase, sino el como actuaría delante de toda la gente que durante toda la carrera la había tratado tan mal.

-          Hola otra vez Mónica - Salude de nuevo

-          Hola – Contesto ella esperando respuesta por mi parte

-          Veras, ya se que tenias muchas ganas de verme y que querrás hablar conmigo a solas, pero es que estoy con mis amigos celebrando el fin de curso y…

-          No te preocupes, no pasa nada – Dijo notablemente desilusionada – ya nos veremos otro día… si quieres – Continuó temerosa de que estuviese enfadado con ella por lo de su arañazo

-          Si quiero verte hoy, solo quería saber si te venias con nosotros.

-          Bueno, es que… no se, no conozco a nadie y ya sabes como soy, que no me van esas cosas…

-          Bueno Mónica a mi si que me conoces, así que ya conoces a alguien.

-          Ya, pero salir a celebrar el fin de curso cuando he suspendido una no me parece bien…

-          Esa excusa no me vale – La interrumpí – Yo se que suspendo dos porque no me he presentado y del resto vete a saber y aun así estoy aquí.

-          Además, no me negaras que estáis bebiendo y yo odio el alcohol. Va a parecer que os estoy cuidando

-          ¿Tanto se me nota que he bebido? – Reí tratando de evitar esa excusa, pues yo también pensaba lo que Mónica acababa de decir.

-          Bueno un poco – Rió ella también

-          Si que es verdad que hemos bebido y seguiremos bebiendo, no te voy a engañar, pero me haría mucha ilusión que vinieses para conocer a mis amigos. Además me debes una noche de fiesta recuérdalo – Se lo dije entre risas, pero por mucho que traté de evitarlo sonó a chantaje. De todas formas tenia que convencerla pues no podía quedar otra vez mal delante de todo mi grupo, me jugaba muchas horas de vacile.

-          Joer – Protesto ella – Me pones entre la espada y la pared. ¿Seguro que no te importa que vaya?

-          Seguro, sino no te lo diría

-          ¿No lo haces por cumplir? – Insistió ella. Después de tantos años ocultando su amistad a mis amigos la debía parecer raro que quisiese presentárselos. Además en su día la di una sugestión para que no se acercase cuando estuviese con ellos, por lo que estaría extrañada por mi cambio de actitud. Aun no era consciente de que ya no era el patito feo sino una mujer que cualquiera querría tener a su lado.

-          No lo hago por cumplir Mónica, en serio. Iremos a cenar ahora al centro, al restaurante del parque y luego nos quedaremos por allí bebiendo. Llámame cuando llegues al restaurante. ¿Vale?

-          Es que estoy en la facultad, pensaba que estabas aquí he visto tu coche – Dijo ella como pensando que trataba de mentirla

-          No Mónica. He dejado el coche allí porque llevo desde que salí del examen bebiendo y no quería conducir.

-          Ah vale, perdona. De todas formas pasare por casa y cenare allí, nos vemos después en el parque si no te importa

-          Vale. Me parece bien, llámame cuando llegues por si no sabes en que parte del parque estamos. Y muchas gracias por lo de la multa

-          No tiene importancia, no ha sido nada – Dijo quitándose merito

-          Ponte guapa – Conteste riendo, pues solo la idea de que apareciese hecha un adefesio me espantaba

-          Si – Rió ella nerviosa – Nos vemos luego

-          Nos vemos luego – Respondí aliviado porque por fin me iba a librar de las burlas de mis amigos

Me dirigí de nuevo con mis amigos y anuncie que Mónica vendría después de cenar, lejos de callar las bocas de todos ellos las especulaciones porque de nuevo me dejaría tirado fueron el tema de conversación. Lo cierto es que ya no me importaba, me preocupaba más como seria la noche con Mónica al lado.

Seguimos de bar en bar toda la tarde hasta que llegamos al restaurante, allí regamos la cena con otra buena dosis de alcohol por lo que no hace falta decir que estábamos realmente borrachos. Mi intención había sido dejar de beber para dar una buena imagen delante de Mónica y poder reaccionar si se metían con ella pero después de tantas copas ya casi ni me acordaba de que habíamos quedado.

Una vez terminada la cena salimos al parque y como siempre nos sentamos a beber. El tiempo iba pasando y me extrañaba que Mónica no llamase, había pasado ya la media noche y el transporte publico iba a dejar de funcionar por lo que no tendría manera de llegar donde estábamos si no se daba prisa. No hacia más que mirar el reloj y mis amigos debieron darse cuenta de ello porque empezaron a preguntar por mi “amiga”.

Al menos esa vez no tuvieron tiempo de recriminarme nada porque al instante, una de mis amigas, anuncio que estaba viendo a Mónica andando por el parque. Sin duda nos estaba buscando por lo que, mientras miraba a mis amigos para ver su cara al descubrir que no les había mentido, me levante y fui a encontrarme con ella. Torpemente camine por el parque siguiéndola. No nos había visto y se estaba alejando de donde estábamos. Se podía decir que me estaba costando tanto andar en línea recta como mirar al frente para buscarla. Finalmente opte por llamarla a voces

-          ¡¡¡MONICA!!! – Grite

-          ¡¡ Hola!! – Dijo ella a lo lejos dándose la vuelta y acercándose

A pesar de que estaba lejos y mi visión no estaba en su mejor momento me di cuenta de que se había tomado al pie de la letra el “ponte guapa” que horas antes la había dicho. Estaba claro que después de unos días sin vernos, y tras lo accidentado de nuestra última quedada quería causar la mejor impresión posible. Me alegró descubrir que mi sugestión aun funcionaba y que gracias a ella, Mónica estaba más impresionante que nunca y lista para conocer a mis amigos sin miedo a que se riesen de ella por su vestuario. Ya solo faltaba por ver si seria capaz de entablar amistad con ellos…

Según Mónica se acercaba observe su caminar, cada vez lo hacia de forma mas sensual, mas espectacular. Los tacones parecían ya una extensión de sus pies pues los lucia con una naturalidad y elegancia propias de una modelo. Me encantaba como movía sus caderas al caminar, como avanzaba con sus largas y bien torneadas piernas con paso firme. Estaba claro que estaba cambiando, que a pesar de su timidez poco a poco iba estando más segura de si misma.

En cuanto pude ver su cara me di cuenta de que venia sonriendo, pero era una media sonrisa, no estaba feliz del todo. El plan que la había propuesto para aquella noche difería mucho de lo que ella tenía pensado y aunque sonriese por volver a verme después de nuestro beso, estaba nerviosa por lo que la esperaba cuando nos uniésemos al resto del grupo. No pude evitar que me recorriese un sentimiento de arrepentimiento por lo que la había hecho pasar la ultima vez que la vi. Esa carita tan angelical, que sin apenas estar maquillada la dejaba tan hermosa y con ese aspecto de niña buena, hacia que me sintiese como un monstruo. Era increíble que con esa inocencia fuese capaz de hacerme lo que hizo.

Estaba tan absorto en esos pensamientos de culpabilidad que mi gesto debió volverse serio provocando que Mónica dejase de sonreír y se mostrase preocupada. Aunque el realmente preocupado era yo. Si en un primer momento temía que Mónica apareciese mal vestida ahora mi temor era todo lo contario. Mónica estaba tan elegante que desentonaba con el lugar donde estábamos: Un simple parque. Además aunque mis amigos no tendrían ninguna pega por esto, mis amigas, muchísimo más informales que la nueva Mónica, iban a sentir envidia de tanta elegancia y la iban a atacar a la minima de cambio.

 Según Mónica se acercaba observe su vestuario más detenidamente. Lucia un vestido sin mangas, con un escote en forma de pico que llegaba justo hasta el comienzo de sus pechos. El escote junto a los tirantes, dejaba al aire toda la parte superior de su busto que lucia un bonito collar de pedrería. Su vestimenta, de color azul, casi negro, estaba decorada con dibujos en colores más claros que le daban aun más elegancia. Quizás fuese porque el vestido se asemejaba un poco a un kimono el que la diese un aire de asiática. La tela, muy ligera y vaporosa para contrarrestar el calor que hacia en esa época del año, se ceñía a su piel perfectamente, como un guante, acariciando todo su cuerpo hasta sus caderas donde comenzaba a ensancharse ligeramente hasta llegar a medio muslo. En uno de los laterales había un corte en la tela que hacia que al caminar dejase toda su pierna al aire haciéndola estar aun más sexy.  Al final de sus largas piernas calzaba unas sandalias con tacón y  unos cordones en color azul que rodeaban varias veces su gemelo antes de acabar atadas con unos broches que parecían de joyería.

Parecía increíble que con tanta sencillez pudiese estar tan elegante y guapa pero así era. Cuando estaba a punto de llegar donde yo estaba me fije en que, a pesar de que no llevaba casi maquillaje, se había acordado de usar el pintalabios rojo que la regale hace ya tiempo y eso me hizo sonreír de nuevo. La verdad es que estaba muy cambiada, debía haber ido a la peluquería porque si bien llevaba el pelo largo, liso y suelto como otras veces, en esta ocasión el flequillo lo llevaba todo hacia delante tapando su frente. La quedaba realmente bien.

-          ¿Hola? – Dijo ella reclamando mi atención, pues me había quedado con la mirada perdida

-          Hola – Dije y me acerque para saludarla

Mientras lo hacia pose mi mano en su espalda para darla dos besos y me di cuenta de que gran parte estaba al aire. Estaba impresionante.

-          ¿No nos veías?

-          No – Dijo tímidamente mirando al grupo a lo lejos – Pero te iba a llamar ahora para ver donde estabas

-          Ya pensaba que no ibas a venir, como es tan tarde

-          Si, me entretuve cenando en casa, pero ya estoy aquí. Veo que no me mentías cuando decías que habías bebido – Comento en tono acusador

-          Bueno, es uno de los mejores momentos del año, es normal – Me defendí – He comprado algo de bebida para ti

-          Ya sabes que yo no bebo alcohol – Se justificó

-          Nunca es tarde para empezar – Conteste riendo

-          No insistas que no voy a beber – Por mirada que me lanzo me di cuenta que debía estar aun mas bebido de lo que yo mismo me pensaba

-          Vale Mónica, no te insisto más. Oye, muchas gracias por lo del dinero, no tenias que haberte molestado

-          No es nada, ya te dije en la carta que lo hago por mí – Dijo sonriendo y esperando contestación a lo que realmente la importaba de esa carta: que pensaba yo del beso.

-          Prometo que te devolveré hasta el ultimo euro – Replique eludiendo ese tema ya que en el estado en el que me encontraba seria incapaz de hablar sobre ello coherentemente

-          No hace falta que me devuelvas nada, sino no seria un regalo. Por cierto – Dijo mientras me agarraba de la mano para ver mi brazo - ¿Sigues teniendo marca del arañazo? – Pregunto volviendo a recordar ese momento del que prefería no tratar ahora

-          Si, ya se me ha curado, no te preocupes. Ven que te voy a presentar a todos – Dije cambiando de tema para que no pudiese seguir hablando de lo mismo

Mónica se quedo clavada en el sitio. Sabía que tendría que venir conmigo pero estaba aterrada. No me di cuenta de que no me seguía hasta que di varios pasos por lo que me detuve y volví donde estaba ella.

-          Venga Mónica, que son buenos chicos – Era absurdo tratar de convencerla con eso cuando la habían estado criticando desde que comenzamos en la universidad

-          Es que no se si ha sido buena idea venir…

-          No digas tonterías. Lo pasaremos bien, tu estate conmigo y no te preocupes por los demás – Dije mientras la agarraba por la cintura empujándola suavemente para que me siguiese

No pude resistirme a echar una mirada hacia su espalda al agarrarla. Como había sentido antes la llevaba casi descubierta. Además el vestido marcaba su trasero de forma que lo hacia mas bonito que nunca. Pude notar al tocar su cintura que estaba temblando, aquella noche se iba a enfrentar cara a cara con lo que siempre había temido: las reuniones de amigos.

Mónica caminaba temerosa, andando despacio. La seguridad en sus pasos había desaparecido y caminaba a pasos cortos para tratar de no enseñar su pierna. A medida que nos acercábamos se iba poniendo más seria y casi tenía que impedirla con mi brazo que se volviese atrás. Cuando estábamos a punto de llegar la dije al oído:

-          Estate tranquila, siempre tratan bien a las princesas

Me miro y saco la mejor de sus sonrisas. Eso me permitió presentar a todos a una Mónica sonriente, en lugar de una Mónica temerosa que hubiese causado mala impresión desde el principio. Los primeros minutos fueron muy tensos. Todos la miraban. Tal y como me imaginaba, a mis amigos se les caía la baba y eso a Mónica la encantaba, pero mis amigas la miraban por encima del hombro. La estuvieron preguntando por la carrera, los exámenes y la tienda, pero ella contestaba prácticamente con monosílabos, por lo que parecía más un interrogatorio que una conversación. Sin embargo en cuanto las chicas se dieron cuenta de que ya no eran el centro de atención empezaron a hablar de la “antigua” Mónica y del cambio que había sufrido. Entre ese ataque y las pocas ganas de charlar que tenía ella en menos de media hora ya parecía que ni estaba con nosotros. Se limito a escuchar y a sonreír si alguien hacia un comentario gracioso pero nada más. De vez en cuando algún amigo trataba de arrancarla algunas palabras pero viendo que era imposible hasta ellos comenzaron a ignorarla.

La verdad es que estaba muy desilusionado. Sabia que era muy complicado pero mantenía una pequeña esperanza de que pudiese integrarse con todos mis amigos y formar parte del mismo grupo. Nada más lejos de la realidad. No hacia mas que mirar la hora y se la notaba mucho que quería irse de ahí cuanto antes. Ni siquiera hablaba conmigo porque parecía darla vergüenza que nos escuchasen. Después de un par de horas en los que yo había dejado de beber para estar al mismo nivel que Mónica empecé a arrepentirme de haberla dicho que fuese. En ese momento no estaba disfrutando ni de la fiesta, ya que estaba pendiente de Mónica, ni de Mónica, ya que parecía otra estatua del parque. La ofrecí de nuevo bebida para tratar de animarla pero volvió a negarse rotundamente, ni siquiera los intentos por convencerla de mis amigos lo hicieron así que decidí empezar a pasar yo también de ella y disfrutar la noche. Por la hora que era sabia que no tardaríamos en ir a la discoteca y casi tenia una botella entera, por lo que pensé ahogar mis preocupaciones por que Mónica estuviese a gusto en alcohol.

Bebí todo lo rápido que pude, quizás demasiado rápido porque una hora después cuando nos levantamos para ir a la discoteca la botella estaba prácticamente vacía. Lo cierto es que me vino bien hacerlo porque pude olvidarme de Mónica y ser uno más en la fiesta, sin ninguna preocupación. No tardamos mucho en llegar al sitio que habíamos elegido para continuar la noche, una bonita discoteca en el centro de la ciudad, de las que hay que poner cara de seriedad para entrar. El alcohol me había subido tanto que tenia miedo de que no me dejasen entrar pero finalmente no me pusieron ninguna pega. Una vez dentro el ambiente era muy bueno, excelente para ser lunes teniendo en cuenta que para algunas facultades todavía quedaban exámenes por hacer. Fuimos a recoger la copa que regalaban con la entrada y nos pusimos a bailar durante un buen rato.

Cuando mejor me lo estaba pasando uno de mis amigos me pregunto por mi acompañante. Ni siquiera sabia donde se había quedado pero lo que estaba claro es que no estaba con nosotros bailando. Mire por toda la sala hasta que la encontré apoyada en una pared leyendo algo en su teléfono móvil. Estuve un rato observándola, intentaba pasar desapercibida aunque su belleza se lo impedía. De vez en cuando algún tío se la acercaba pero en menos de un suspiro se los quitaba de encima. Le hice una seña a mi amigo y al darse cuenta de que llevaba todo el rato apoyada en la pared empezaron a comentar entre todos lo aburrida que era. Fui donde ella decidido a sacarla a bailar, a pesar de que no soy un gran bailarín, pero de nuevo fue imposible animarla. Me quede un rato con ella, aunque no recuerdo de que hablamos, solo se que como no quería hacer nada volví con mis amigos a tomar otra ronda.

Creo recordar, ya que después de tantas copas no recuerdo todo con claridad, que a esas alturas de la noche empecé a sentirme algo enfadado por la actitud de Mónica. Parecía que no quería divertirse, que no quería conocer a mis amigos, así que no me dio ninguna lastima que se quedase totalmente sola y aburrida. Nada mas acabar la copa que habíamos pedido fuimos de nuevo a bailar, el calor allí dentro entre toda la gente se hacia insoportable y mi cabeza no soportaba tanto alcohol. El equilibrio comenzó a fallarme y el estomago parecía que me iba a salir por la boca. Estaba totalmente borracho. Discretamente y procurando no empujar a nadie salí del centro de la discoteca buscando un lugar mas tranquilo. A pesar de que no quería que nadie me viese tan mal Mónica debió darse cuenta de que me alejaba de entre todas mis amistades y fue a preguntarme donde iba. Tras explicarla lo que me sucedía me acompaño al servicio para vomitar y luego fuimos al último piso de la discoteca, donde la música era mucho mas tranquila y había unas camas con cortinas que daban una cierta intimidad. Allí podría reponerme un poco antes de bajar de nuevo para rematar lo que quedaba de noche.

El sonido de mi teléfono móvil me despertó. La cabeza me retumbaba y estaba totalmente desorientado. Parecía que un tren me había pasado por encima. Ni siquiera hice intención de descolgar, me puse boca abajo con la intención de seguir durmiendo pues ya no tenia ganas de más fiesta. Todo estaba oscuro y la música no sonaba, deben estar cerrando pensé. Sin embargo algo no cuadraba, no recordaba que la cama donde me acosté fuese así. Me senté extrañado en la cama y busque mi teléfono ¡Era casi la hora de comer del martes! Con la luz del móvil ilumine la habitación donde me encontraba hasta dar con el interruptor. No había duda, esa era la habitación de Mónica.

No recordaba absolutamente nada de lo que había sucedido desde que me tumbe en la cama de la discoteca hasta que llegue a casa de Mónica. Supuse que estaba tan mal que me habría llevado ella hasta allí para que no me viesen mis padres en ese estado. Pero, ¿Dónde estaba Mónica? ¿Qué la habrían dicho sus padres al verme llegar así? Levante la persiana de la habitación y me percate de que me había dejado una nota:

“Hola:

Si te despiertas antes de que llegue no te preocupes, estoy trabajando en la tienda. Llegare sobre las 14:30. Entretente con lo que quieras, estas solo en casa.

Un beso”

Nada mas leerlo me dirigí a la cocina a beber agua, estaba deshidratado. La resaca era monumental y aun me costaba caminar. Cogí mi teléfono móvil y ví la llamada perdida, era un amigo. Le llame esperando que el pudiese aclararme algo de lo que sucedió por la noche. Nada mas descolgar le oí reírse a carcajada limpia. Le hice saber que no recordaba nada de lo que había pasado y me dijo que con todo lo que había bebido no le extrañaba nada. Me contó que después de desaparecer para “aliviar” mí estomago, seguimos bailando, pero que prefería que me lo contase Mónica. Se despidió preguntándome por la resaca de Mónica lo cual me extraño mucho porque no la había visto beber nada en toda la noche. Después de hablar con el tenia aun mas dudas que antes.

Mónica tardaría una media hora en llegar así que aproveche para darme una ducha y despejarme. Llame a mi casa para que estuviesen tranquilos, aunque ya eran conscientes de que la fiesta de fin de curso siempre se alargaba hasta el día siguiente por lo que no les extraño. Estaba despidiéndome de mis padres cuando escuche la puerta abrirse. Ví llegar por el pasillo a Mónica que aun estaba vestida con la ropa de la noche anterior y traía una cara de sueño que se mezclaba con una sonrisa de oreja a oreja.

-          ¿Cómo he llegado hasta aquí? – Pregunte riéndome yo también

-          Tampoco te creas que lo recuerdo yo muy bien – Contesto Mónica acompañando mi carcajada

-          Yo lo ultimo que recuerdo es que me encontraba fatal en la discoteca y subiste conmigo a la planta de arriba para que se me pasase – Dije para ir recordando la noche

-          Si, después de que devolvieses en el baño – Apunto ella riendo

-          ¿Y luego?

El teléfono fijo de Mónica sonó y fue a contestar. Por lo que pude escuchar eran sus padres. No quería encontrármelos así que la pregunte por ellos disimuladamente

-          ¿Cómo así estas sola en casa?

-          Pues es que mi tío lleva ingresado desde el viernes, ha vuelto a ponerse enfermo

-          Vaya Mónica lo siento, me lo tenias que haber dicho – Dije amistosamente

-          Es que como he estado tan liada con el ultimo examen no he tenido tiempo ni de llamarte y ayer no quise decírtelo para no fastidiarte la noche – Se excusó ella

-          Deberías habérmelo dicho, para esas cosas importantes están los amigos ¿no?

-          Si – Respondió mirándome a los ojos agradecida

-          ¿Y tú hermana? – Pregunte para saber si teníamos la casa para nosotros

-          Mi hermana fue conmigo al pueblo para estar con mi tío el fin de semana, y me acaban de decir mis padres que ha vuelto, pero se va a quedar en casa de su novio

-          No sabia que te habías ido al pueblo

-          Si, he vuelto para hacer el examen y atender la tienda, sino habría vuelto allí – Explicó – Bueno, y por que tenia también muchas ganas de verte – Dijo sincerándose

-          Muchas gracias Mónica. Yo también tenia ganas de estar contigo – Respondí- ¿Y cuando volverás al pueblo? – temía que no pudiese pasar el verano con ella porque no estuviese siquiera en la ciudad

-          No lo se. Otros veranos pasaba todo el verano allí pero como esta la tienda recién abierta y mis padres tienen que estar con mi tío me quedare yo atendiéndola hasta que mejore – Explico

-          Vaya, ¿Te vas a pasar todo el verano trabajando? – Pregunte

-          Al principio si, porque además hay muchísimo trabajo. Pero estamos pensando en contratar a alguien para que me ayude. así podré estudiar también para la asignatura que voy a suspender.

-          Carolina también podrá ayudarte con la tienda – Comente sabiendo que su hermana jamás la ayudaría

-          Ya sabes como es Carolina, no va a aparecer por la tienda en todo el verano. Además como la tienda va tan bien a mis padres no les importa contratar alguna dependienta. Prefieren hacerlo que discutir con mi hermana. Pero hasta que la contraten me tocara a mi trabajar mañana y tarde – Dijo con cara de pena porque no la iba a quedar apenas tiempo para ella

-          Bueno, al menos os va bien, es buena señal que tengáis que trabajar mucho

-          Si. La verdad es que nos va fenomenal, en pocos días ha cogido algo de fama la ropa y viene gente de muchos sitios de la ciudad a comprar, y suele ser gente que deja mucho dinero – Dijo alegrando la cara, pues la tienda estaba muy mal hasta que la modernizaron

-          Ya me alegro. Y no te preocupes por tener que pasar muchas horas allí, iré a verte muchos días

-          ¿En serio? Muchas gracias – Dijo agradecida

-          ¿A que hora abres a la tarde?

-          A las 18:00. Venga vamos a comer que traigo muchísima hambre – Dijo dirigiéndose a la cocina para preparar algo para los dos

Mientras cocinaba me estuvo hablando de la enfermedad de su tío. Parecía que iba a ir para largo por lo que no iba a poder pasar mucho tiempo en verano con ella fuera de la tienda. Entre el tiempo que iba a pasar estudiando para mis recuperaciones y el horario que iba a tener Mónica nos íbamos a ver más bien poco.

Nos pasamos toda la comida hablando sobre los problemas que tenían para atender la tienda al no estar sus padres. Yo aun tenía muchas preguntas sobre lo que había pasado la noche anterior pero no quería desviar el tema de conversación porque la vi realmente preocupada y se estaba desahogando conmigo. No fue hasta después de recoger la mesa cuando Mónica me dijo riendo:

-          Me voy a duchar otra vez para ver si así se me quita el sueño, aun no he dormido nada

-          ¿Qué aun no has dormido? – Pregunte extrañado - ¿Hasta tan tarde estuvimos de fiesta?

-          Si, creo que nos pasamos bebiendo – Reflexiono ella

-          Pero si yo no te vi beber nada – Dije

-          Será que no te acuerdas – Río Mónica

-          ¿Qué paso después de subir a las camas? – Pregunte intentando enterarme por fin de lo sucedido

-          Pues estabas fatal – Relató Mónica – así que subimos arriba y para que se te pasase el dolor de estomago te tumbaste en una de las camas. Pero debías estar tan cansado que te quedaste dormido.

-          No fastidies. Joer Mónica, ya lo siento. Mira que quedarme dormido… - Dije disculpándome

-          No te preocupes. Si yo estaba también muy aburrida, no hace falta ser un lince para darse cuenta de que no había conectado con tus amigos, asíque prefería estar allí que ningún ligón me molestaba, que estar abajo…

-          Bueno, ya iras conociendo a mis amigos, seguro que os acabáis llevando bien… - La corte defendiendo a mis amigos

-          Déjame acabar – Río ella dando a entender que tenia algo importante que contar – El caso es que como te habías quedado dormido y no tenia nada que hacer me tumbe a tu lado y también me quede dormida

-          Vaya dos fiesteros estamos hechos – Reí -  ¿Y como nos despertamos?

-          Pues después de estar dormida casi una hora, me desperté y vi que seguías allí sin moverte ni nada y me asuste. Cuando subimos estabas tan mal que pensaba que te había pasado algo así que te desperté para ver como estabas, y estabas mucho mejor. Te levantaste y me dijiste que te encontrabas bien y que querías seguir de fiesta…

-          Encima de que me cuidas voy y te digo eso cuando tú no querías…

-          Pero me vas a dejar acabar – Me corto Mónica de nuevo – El caso es que según despertaste bajaste de nuevo con tus amigos y yo volví a mi pared a leer…

-          ¿Estabas leyendo? – Pregunte extrañado

-          Si, llevo libros en el móvil. Al rato me dio por miraros, estuve un buen rato haciéndolo y no te vi entre tus amigos por lo que me di una vuelta por la discoteca para encontrarte. Te vi en la barra con algunos de ellos, estabas otra vez bebiendo y fui a decirte que pararas. Aunque ya no te dolía el estomago seguías muy borracho y no había manera de quitarte la bebida por lo que te dije que quería probarla y me la bebí entera para que tu no lo hicieras.

-          O sea que bebiste tu también, que pena de no acordarme – Reí vacilándola un poco

-          La verdad es que llevabas toda la noche bebiendo y sentía algo de curiosidad por conocer el sabor. Lo que no sabia es que me iba a poner así por beber medio vaso

-          La falta de costumbre – La explique – La solución es beber mas a menudo – Dije riendo de nuevo

-          El caso es que al beberme eso me entraron ganas de beber mas e imagínate – Dijo dando a entender siguió bebiendo bastante mas

-          Vamos que acabaste como yo – Dije a carcajadas

-          No tanto como tu, pero acabe mal – Sentencio

-          Bueno, acabarías mal pero al final te lo pasaste bien ¿no?

-          Si, tus amigos son geniales y al final se portaron muy bien conmigo. Te sigo contando. Después de beber varias copas fuimos los amigos con los que estabas en la barra, tú y yo a unas mesas que había al fondo de la sala y estuvimos hablando un buen rato. Seria por el alcohol pero se sinceraron mucho conmigo y reconocieron que se había portado fatal desde que me vieron por primera vez. Me pidieron disculpas y quedamos todos como amigos. Bueno, con todos no, porque ya me dijeron que tus amigas no me aguantaban…

-          Eso es que te tienen envidia porque te llevaste a todos los chicos – La comente

-          Eso me dijeron tus amigos, pero me da igual, porque tampoco necesito llevarme bien con todo el mundo – Dijo ella a sabiendas de que nunca haría amistad con mis amigas, pues eran muy distintas entre ellas – El caso es que después de echarnos unas risas me empecé a fijar en tus amigas que parecían estar pasándoselo muy bien bailando así que propuse que fuésemos a bailar

-          ¿En serio? ¿Seguro que lo dijiste tú, o lo dijo alguno de mis amigos para presumir de pareja de baile? Porque no tuviste ganas de moverte en toda la noche…

-          Seguro que lo dije yo – Contesto riendo al notar que me puse algo celoso – A esas horas todavía recuerdo casi todo , aunque esta claro que lo de bailar fue fruto de alcohol porque me daba mucha vergüenza hacerlo hasta que bebí. Y eso…, estuvimos el resto de la noche bailando y bebiendo. ¡Ah! y solo baile contigo no te pongas celoso – Dijo mostrando una sonrisa – Después más o menos sobre las 9:00 comenzaron a cerrar la discoteca así que tus amigos se fueron al metro y yo cogí un taxi para que nos llevase a casa. Imagine que no querías ir a la tuya en este estado.

-          Hiciste bien porque si me llegan a ver así me matan – Conteste agradeciéndola el gesto

-          Al llegar a casa te acosté en mi cama y yo me pegue una ducha para quitarme el olor a alcohol. No iba a tener tiempo de acostarme porque tenia que abrir la tienda así que hice algo de tiempo en el ordenador mientras desayunaba y me fui a trabajar. Bueno, antes de irme te deje una nota para que no te asustases al despertar – Dijo riendo – Y en resumen esa fue nuestra noche.

-          Ojala me acordase de algo – Recé

-          Pues si, porque al principio me aburrí mucho pero acabo siendo genial – Dijo ella – Lo dicho, voy a ducharme para quitarme el sueño, ponte en el salón si quieres

Mientras ella se duchaba me puse a ver la televisión. Era el primer día de vacaciones y no tenia nada que hacer por lo que no me iría a casa hasta que Mónica tuviese que entrar a trabajar. Me encantaba esa sensación de tener todo el verano por delante, aunque fuese un verano de estudio, al menos no tendría que madrugar hasta varios meses después. Llame a mi amigo para decirle que ya me había enterado de cómo había trascurrido la noche y me contó que se lo pasaron genial con Mónica. Punto por punto fue repitiendo la historia que ella me había contado y me confirmo que hizo migas con todos menos con las mujeres. Solo hubo una cosa que no me entere de boca de Mónica: su formal de bailar. Me contaron que bailaba muy bien a pesar de su aparente timidez, que lo hacia de manera muy sensual y desenfadada. Debí pasarme más de la mitad del tiempo agarrándola desde atrás por la cintura mientras ella movía su trasero contra mí. Según me dijeron bailaba igual que la mas provocativa de mis amigas, con la diferencia que ella bailaba con todos y Mónica solo lo hacia conmigo. Lastima de no acordarme… Me despedí de mi amigo con la certeza de que podría llevar a Mónica con ellos todas las veces que quisiese a partir de ahora, porque tanto ella como ellos, se lo acabaron pasando en grande.

Resultaba curioso que, el alcohol en diez minutos, hubiese sacado ala Mónicamas divertida, mientras que yo con la hipnosis, no lo había logrado en las casi cuatro semanas que habían pasado desde esa primera sesión en la que trate que mi amiga se sintiese mas relajada.

Mire la hora. Aun no habían dado las 16:00 y estaba realmente somnoliento. Me daba vergüenza echarme la siesta por lo que hice un esfuerzo para esperar despierto a Mónica. Llevaba más de doce horas con ella pero todavía teníamos una conversación pendiente: La de nuestro beso. Sospechaba que ella no iba a sacarla de nuevo después de mis intentos por evitarla así que tendría que ser yo el que lo hiciese.

Cuando Mónica termino vino al salón y se sentó a ver la televisión conmigo. La ducha no parecía haberla servido para mucho pues seguía con cara de tener mucho sueño. Me encanto comprobar como a pesar de acabar de salir del baño y estar en su propia casa seguía llevando sus sandalias de tacón y el vestido.

-          He estado hablando con un amigo y me ha dicho que se lo pasaron genial contigo – Dije para sacar tema de conversación antes de que se quedase dormida en el sofá

-          ¿No me creías o que? – Pregunto ella irónica

-          Si, pero siempre viene bien otro punto de vista – Reí – Y así me he enterado de que bailas muy bien, que no me habías dicho nada

-          Lo dicen por cumplir, es la primera vez que bailo, así que es imposible que lo haga bien – Argumento ella

-          Me han dicho que lo hacías muy bien en serio – Insistí

-          Pues te han mentido – Contesto riendo

-          No sabes las ganas que tengo de volver a salir de fiesta contigo, pero sin beber para acordarme de todo

A pesar de mis intentos de seguir hablando para que no quedase dormida la conversación no era nada interesante por lo que poco a poco sus ojos se iban cerrando. Por mucho apuro que me diese tenia que dejar de dar vueltas e ir directo al tema de conversación que quería abordar.

-          Mónica, antes de que te duermas me gustaría hablar sobre… - Yo mismo me notaba nervioso, no sabia que la iba a decir ya que por un lado la veía como una niña inocente que apenas sabia besar, mientras que por el otro sabia que era capaz de hacer cosas tremendamente atrevidas, aunque ni siquiera fuese consciente de ello.

-          De que querías hablarme – Respondió Mónica sabedora del tema que iba a tratar, mientras se sentaba apoyada sobre su pierna para girarse y mirarme a la cara.

-          Pues ayer cuando nos vimos… cuando te agradecí lo del dinero…

-          Si – Dijo animándome a seguir

-          Creo que… supongo que… querrías hablar del resto de la carta, de nuestro beso y todo eso

Pensaba que se sentiría incomoda hablando sobre aquello ya que nunca antes se había visto en esa situación, sin embargo de manera muy decidida y con una sonrisa en la boca me miro a los ojos y dijo:

-          No te preocupes, no volverá a pasar, no quiero volver a hacerte daño

No entendía nada. No lo decía ni triste ni apenada sino mas bien todo lo contrario. En ese momento estaba yo más nervioso que ella. Mientras yo intentaba estar serio ella parecía tomárselo a broma.

-          No me hiciste daño, y tampoco es que no quiera que vuelva a pasar, es que a lo mejor fui demasiado deprisa y tu no querías eso y bueno, que no se que decir porque…

Me tenía desconcertado, tanto que no era capaz de decir nada que tuviese sentido. Ella me miraba, se sonreía y ni siquiera contestaba. Solo me miraba a los ojos como riéndose de mi falta de acierto al intentar explicar lo que sentía. Fue entonces cuando de la misma manera que sucedió hace unos días, pero con mucha más decisión, se acerco lentamente hacia mí y junto sus labios con los míos.

Estaba tan nervioso que no percibí que ni me estaba escuchando, es mas no me di cuenta de que se estaba acercando hasta que me calló con su boca. Nada mas hacerlo se retiro aun riéndose.

-          Mo…, Mónica, ¿Pero no decías que esto no iba a volver a pasar? ¿Qué no querías hacerme daño?- Dije sin salir de mi asombro

-          Bueno, he dicho que no quería hacerte daño otra vez – Comento mientras agarraba mi brazo para ver la escasa marca que quedaba de sus uñas, dando a entender que ese era el daño al que se refería – No que “esto” no volviese a pasar

De nuevo y rápidamente se lanzo a mi boca y repitió el beso que me había dado antes, apartándose de nuevo sin quitar ese rostro sonriente y decidido tan poco corriente en ella. El corazón me palpitaba a mil por hora, ¿acaso me estaba dando a entender que ya estaba preparada? Pero ¿Cómo podía ser así si no habíamos tenido ni una sola cita más a solas desde aquel día? No entendía nada. La anterior vez que nos besábamos fue algo incomodo, inocente y ahora Mónica desprendía una picardía que se escapaba a mi entendimiento. Ya no sabia ni que decir ni como actuar, no quería presionarla a hacer nada pero tampoco quería que se sintiese rechazada.

Me encontraba perdido entre esos pensamientos cuando Mónica se acerco más a mí y apoyándose en mi hombro me beso por tercera vez. Esta vez fue distinto, ya no buscaba un beso furtivo, robado, como los de antes, sino que se quedo esperando ser correspondida. Casi por instinto la devolví el beso, no quería propasarme con ella lo mas mínimo, ni siquiera estaba a gusto con la situación pero estaba siendo ella la que llevaba toda la iniciativa así que simplemente me deje llevar.

En cuanto Mónica se percato de que estaba reaccionando a su acercamiento comenzó a abrir ligeramente su boca esperando que hiciese lo propio. No tardamos mucho tiempo en estar jugando lengua con lengua. Mónica me besaba apasionadamente, lo hacia de forma sincera, sin ningún tipo de pudor o vergüenza. Sin apenas separarse de mi boca fue acercándose mas aun, paso su brazo por mi espalda para dejar de besarme de lado y colgándose prácticamente de mi cuello lo empezó a hacer de frente.  

Sus besos cada vez eran más excitantes, me besaba con mucha fuerza, tanta que mi cabeza se echaba hacia atrás y tenía que esforzarme para recuperar mi posición. No daba crédito a lo que estaba sucediendo. No quería seguir mas pero Mónica casi me obligaba, su lengua se metía en mi boca una y otra vez lamiéndola y recorriéndola toda ella. Tan solo me daba un respiro cuando deseaba evitar mi nariz para besarme ladeando su cabeza desde otro ángulo, o cuando se paraba para mordisquear mis labios.

La intensidad de ese interminable beso ya había superado con creces la del anterior y sin embargo seguía manteniéndome frío, pensaba que por muy atrevida que estuviese siendo Mónica, acabaría yéndome a casa con nuevos arañazos si conseguía encenderme. Así que para evitarlo mis manos estaban quietas, y no hacia más que resistir los ataques que me lanzaba con su boca.

A pesar de mi pasividad Mónica seguía abrazándome sin darme siquiera un respiro. Después de un tiempo se dio cuenta de que no la respondía con la misma pasión por lo que sin dejar de abrazarme separo su cabeza de la mía ligeramente para mirarme a la cara y decir algo ofendida:

-          ¿Qué te pasa?

-          No me pasa nada, es solo que después de lo del otro día no quiero que te sientas obligada a…

-          No me siento obligada a nada – Dijo recuperando la misma mirada lasciva que tenia antes de preguntarme – Lo hago porque quiero

De nuevo volvió a lanzarse a por mí en un segundo intento de continuar con lo que había empezado. Pero de nuevo se encontró con mi firme intención de no seguir con aquello. Estaba convencido que en el fondo no quería hacerlo por lo que tenia que acabar cuanto antes. Sus brazos me abrazaban fuertemente e hice un intento por soltarme que la sentó mal. De nuevo se puso seria y soltándome pregunto de nuevo

-          En serio, dime que te pasa

-          Que creo que haces esto a disgusto solo por…

No me dejo terminar la frase. No tenia ninguna gana de hablar de lo que estaba pasando por lo que paso su brazo de nuevo por mi cuello y apoyando la otra en mi rodilla empezó a besarme por el cuello.

-          Mónica en serio para - Dije sin obtener respuesta mientras ella subía lamiendo mi cuello en dirección a mi oreja.

La pedí en varias ocasiones que se detuviese pero estaba decidida a que la besase de la misma manera que ella lo hacia. Cuando llego a mi oreja empezó a mordisquearme, la escuchaba una ligera sonrisa que me tenía desconcertado. ¿Cómo podía estar tan decidida? De repente y para mi total sorpresa comenzó a acariciar mi muslo con la mano que tenia apoyada en mi rodilla y me dijo suavemente al oído:

-          Voy a demostrarte que lo hago porque quiero

Separo su boca de mi oreja y me miro de nuevo a los ojos, al tiempo que con la mano que tocaba mi pierna subió muy lentamente para comenzar a acariciarme el falo por encima del pantalón. Por un segundo me quede helado. Hasta ese momento había conseguido mantener el control de la situación pero ese movimiento me sobrepaso. En cuanto paso ese primer instante de sorpresa y según me iba acariciando, mi pene se fue hinchando poco a poco. Mónica se dio cuenta de que estaba encontrando lo que buscaba y su ligera sonrisa se transformo en un gesto de total felicidad.

Todos los miedos que rondaban mi cabeza y que me impedían disfrutar de esa nueva faceta de Mónica desaparecieron a medida que mi miembro crecía. Ya totalmente decidido a llegar hasta donde ella quisiese llevarme, la sujete la cara con mis manos y comencé a besarla con la misma lujuria que ella lo hacia. El gesto sonriente que tenia se convirtió en uno serio, pero no un rostro serio de miedo hacia lo que sucedía sino un rostro serio de pura excitación, de estar disfrutando enormemente con lo que estaba pasando.

Las caricias que me estaban encendiendo fueron pasando de tímidos contactos a auténticos masajes. Comenzaba metiendo su mano  entre mis piernas e iba siguiendo el recorrido de mi pene con la palma  hasta el final, para volver de nuevo donde empezó. Lo hacia una y otra vez, sabia que lo estaba haciendo perfectamente bien porque mi respiración se aceleraba por momentos. En cuanto se dio cuenta que el objeto de sus caricias no crecía mas, ni podía estar mas duro, empezó a rodearlo con sus finos dedos hasta donde mi pantalón la dejaba y lo apretó con decisión, para acto seguido empezar a mover su muñeca en una especie de intento por masturbarme sin ni siquiera quitarme la ropa.

Estaba mas que sorprendido con lo que sucedía aunque ya ni pensaba en ello. Solo quería disfrutar. Mónica me siguió acariciando durante largo rato al tiempo que nos besábamos, parecía no cansarse de hacerlo pero a mi ya me podía la excitación y quería avanzar mas. Solté su cara para llevar mis manos hacia sus muslos haciendo intención de acomodarla encima de mí. Ella se dio cuenta rápidamente de que era lo que quería y paso una de sus piernas sobre las mías mientras se giraba para quedar cara a cara de nuevo. En un instante Mónica estaba arrodillada encima de mí, con sus pechos a la altura de mi cara. Me estaba volviendo loco con esa visión pero me agarro la barbilla para que mirase hacia arriba, me lancé a su boca y ella juguetonamente se aparto, al tiempo que sus rodillas se doblaban para permitirla sentarse encima de mi más que abultada entrepierna. Según iba acomodándose no apartaba su mirada de la mía, la lancé una sonrisa que me devolvió al instante hasta que recupero el rostro de seria excitación cuando al apoyarse por completo sobre mi sintió mi falo rozar su cuerpo.

Mónica ya se había acomodado encima mío sin embargo al hacerlo había doblado mi verga y me estaba haciendo daño. No quería echárselo en cara, pues era normal que la pasase siendo novata en esas circunstancias, así que mientras la distraía con un nuevo beso lleve disimuladamente mi mano a mi entrepierna para colocar  recto mí pene. No quería que se diese cuenta pero se percato de que me estaba tocando el paquete y me miro extrañada. Echó su espalda hacia atrás separándose de mis labios y algo enfadada dijo:

-          ¿Qué haces?

-          Nada Mónica, me estabas haciendo daño – Dije con la mejor cara que pude poner

-          Perdona, no me había dado cuenta – Dijo separando mi mano de ese lugar y llevando de nuevo la suya – Pero si algo te molesta prefiero que me lo digas

Asentí con la cabeza dejando que Mónica volviese a tomar el control de la situación. La rodee con mis brazos y volví a meter la lengua en su boca abrazándola fuerte para sentir sus pechos contra mi. Estábamos tan juntos que su mano apenas podía acariciar mi miembro entre nuestros cuerpos por lo que la llevo a mi nuca para agarrarme del pelo. Dando un leve empujón con su cadera apretó su vientre contra el mío y comenzó a moverse rítmicamente, haciendo que su bajo vientre pudiese mover mi pene de manera mas efectiva que lo que su mano lo estaba haciendo antes. Mónica no se cansaba, a pesar del esfuerzo que estaba haciendo por mover su cadera arriba y abajo no me daba ni un segundo de descanso.

Tras un rato frotándose contra mi creía que iba a correrme, me separe de sus labios para tratar de calmarme y empecé a chuparla el cuello. Aparte su pelo para hacerlo mejor y vi desde encima de sus hombros el final de sus piernas con esas preciosas sandalias de tacón. No pude resistirme a acariciar sus gemelos con los cordones de las sandalias rodeándolos. Mónica se dio cuenta de que me gustaba su calzado y susurrando me pregunto:

-          ¿Te gustan?

-          Me encantan – La conteste sin parar de acariciarla

-          Me lo imaginaba, por eso me las he puesto – Respondió susurrando de nuevo – Es que me encanta que me mires – Sentencio mirándome de nuevo a los ojos con esa mirada encendida que tenia

-          Gracias – Acerté a decir

-          También tengo otra cosa para ti que creo que te va a gustar – Dijo separando su cuerpo del mío ligeramente – Y también la hago porque quiero

Esta vez fueron sus dos manos las que descendieron desde mi cabeza acariciando mi torso para llegar a mis piernas y con dos rápidos gestos desabrochar primero el botón de mi pantalón y bajar después la cremallera del mismo. Sentí un alivio instantáneo pues el pantalón no tenia espacio suficiente para guardar mi verga, pero un momento después Mónica incremento esa sensación de placer al bajar mi boxer lo suficiente para que mi miembro se liberase por completo y permitirla rodearle con su mano para comenzar a masturbarme.

En ese momento creía que iba a explotar. Estaba mas caliente que nunca y por si fuera poco, recordé que en ese mismo sofá Carolina me había llevado al orgasmo unos días antes. El morbo de que ahora fuese su hermana la que me estuviese haciendo una paja hacia mas intensa la situación.

Hasta entonces había sido Mónica la que había llevado la iniciativa por completo y aunque no quería abusar de su aparentemente perdida inocencia, creí que podía dar un paso más. Con mis manos seguí el recorrido de sus piernas, que se encontraban totalmente al descubierto debido a que en la posición en la que se encontraba, el vestido estaba plegado hasta la altura de la cintura. Metí mis manos bajo su trasero y con mucho tacto empecé a palpar sus pronunciadas y tersas nalgas. No pareció importarla que lo hiciese por lo que cada vez la apretaba con más fuerza, disfrutando de ese culo esplendido que tenia a mi entera disposición.

A esas alturas tenia que conseguir como fuese un descanso, un momento para recuperar el aliento si no quería acabar la fiesta antes de tiempo. Decidí, aprovechando donde estaban colocadas mis manos, ir metiéndolas lentamente por debajo del vestido de Mónica. Temía que no me dejase hacerlo pero en cuanto adivinó cual iba a ser mi próximo paso alzó su trasero para que pudiese introducirlas sin ninguna molestia. 

De nuevo me sonrió, como presumiendo de la ausencia de timidez en sus actos, mientras que soltaba mi pene para seguir masturbándolo con la otra mano. No tenia la habilidad de su hermana al hacerlo, más bien era algo torpe pero nunca una paja me puso tan cachondo. Supongo que el hecho de que fuese una niña tan tímida la que lo hiciese lo convertía en algo especial.

Poco a poco fui deslizando mis manos por dentro de su vestido acariciando con ellas su espalda. A medida que mis brazos se elevaban el vestido de Mónica lo hacia con ellos dejando al aire la parte baja de su dorso, la única que el vestido la cubría. Volví a bajar hasta su trasero y lo sentí de nuevo contra mis manos, pero esta vez piel con piel, ya que tan solo la tapaba esa parte del cuerpo el fino hilo del tanguita que vestía. Metí mi mano todo lo abajo que pude del trasero de Mónica y recorrí ese hilo con uno de mis dedos. Fue en ese momento cuando la note algo nerviosa por primera vez aquel día, temiendo quizás que mis intenciones fuesen introducírselo por el ano, pero no quería lastimarla. Continué colocando mis manos en sus caderas  y de nuevo subí recorriendo su cintura por los lados de su cuerpo, no sin antes pararme a jugar introduciendo mis pulgares en su ombligo. Me encantaba jugar con su ombligo, me recordaba a esas primeras sesiones donde la relajaba acariciándoselo y a ella también la gustaba que lo hiciese, pues la cara de excitación denotaba una expresión extra de placer cuando lo hacia. La acaricie todo su vientre con ambas manos y comencé a subir recorriendo todas sus curvas, recorriendo sus delicadas formas con mis manos, marcando su torso hasta que mientras mis palmas se acercaban a sus omoplatos mis pulgares tenían un primer contacto con sus pechos.

A pesar de que sabía que no debía hacerlo para no excitarme mas aun, lentamente fui deslizando mis manos desde la espalda de Mónica hacia delante y la mire a los ojos buscando una señal que me permitiese continuar. Otra vez mirándome a la cara aun con mi verga en su mano me hizo un gesto de asentimiento. Despacio fui llevando las mías hasta sus tetas, recorriendo primero con mis dedos todo su contorno. Debía llevar un sujetador de media copa ya que gran parte de sus pechos salían por encima de la tela. La respiración de Mónica se aceleraba poco a poco y según lo hacia me agarraba mas fuerte el falo agitándolo con mas viveza. Mis dedos fueron rodeando sus pechos y los sobaron despacio primero y con más decisión después. En ese momento se produjo una especie de circulo vicioso, cuanto mas acariciaba a Mónica sus pechos mas caliente se ponía, lo que se manifestaba en unas sacudidas mas vigorosas a mi pene, esto hacia que yo me excitase mas aun y la magrease aun con mas ganas.

Mónica estaba mas cachonda a cada momento, mis manos ya recorrían todo su busto sin ningún tipo de pudor y nuestras respiraciones se aceleraban mas y mas comenzando a trasformarse en leves gemidos. La mirada de Mónica, cada vez era más provocativa y ya ni siquiera me besaba para poder masturbarme con total eficacia. Estábamos desatados.

Decidí tomar un segundo de relax y saque mis manos por el escote de Mónica para tratar de agarrar su cara y besarla de nuevo. Entonces me di cuenta de que si seguía subiendo mis brazos la sacaría por completo el vestido dejándola en ropa interior. Me dio cierto apuro hacerlo por si ella no quería  así que baje mis brazos colocando el vestido de nuevo en su sitio. Ella se percato de mi marcha atrás y soltando por fin mi falo dándome un descanso, agarro la parte inferior de su vestido y lo fue levantando despacio dejando al descubierto primero su tanga, luego su vientre y finalmente el sujetador. Cuando finalmente se saco el vestido lo lanzo encima de la mesa del salón y rió nerviosa. Nos quedamos en silencio, retomando fuerzas por un instante hasta que soltamos una pequeña carcajada y nos volvimos a abrazar para besarnos.

Por fin pude relajarme un poco, aunque a pesar de que Mónica hubiese dejado de masajearme el pene, el verla en ropa interior me hacia estar enormemente cachondo. Tenía un tanga muy sexy, de color azul claro de encaje. Su sujetador, también era azul, de media copa como sospechaba, con un aro uniendo ambas copas.

Al mismo tiempo que me besaba paso sus manos hacia mi pecho y sin sacar su lengua de mi boca me desabrocho el primero de los bonotes de la camisa. Con un tono de voz aun acelerado por la excitación me dijo:

-          Si yo me quito ropa tu también te la quitas – Dijo soltando el segundo botón

-          Me parece justo – Dije comenzando a soltarme los botones desde abajo

En un momento mi camisa estaba al lado del vestido de Mónica y era ahora ella quien recorría con sus manos mis pectorales. Avanzando con sus rodillas volvió a pegarse totalmente a mí, con suma delicadeza esta vez para no doblar mi erecto pene. De nuevo empezó a mover sus caderas, pero ya no buscaba el roce con su vientre, si no que intentaba que fuese su sexo el que se rozase con el mío por encima de nuestra ropa interior. Parecía desesperada por sentir ese roce, estaba aun más encendida que yo y ya no era solo su boca la que me empujaba con firmeza sino que lo hacían también sus caderas.

Cuanto más sentía ese roce mas excitada se ponía, tan solo respiraba ya por la boca y parecía tratar de evitar el emitir gemidos, pero de vez en cuando se le escapaba alguno. Yo la besaba por todo el cuello, con mis manos enredadas en su aun mojado pelo y esporádicamente la arrancaba un grito de placer haciendo fuerza también con mi sexo. Cuando esto ocurría me agarraba fuerte del pelo, llegando en ocasiones a hacerme daño, pero me gustaba verla así de encendida.

Cuando considere que la excitación de Mónica ya había vencido por completo a su timidez, busque perdido entre su larga melena el cierre del sujetador y lo solté. Tal y como imaginaba no callo solo, dándola así la oportunidad de ser ella quien decidiese si quería mostrarme sus pechos desnudos. Al instante y soltando mi pelo saco los tirantes por los brazos y separando su cara medio metro de la mía para ver mi reacción lanzo el sujetador sobre el vestido. Me quede más sorprendido de lo que ya lo estaba. No había dudado ni un segundo en deshacerse de él, era como si comprendiese que en cuanto yo soltase el cierre ella tenía que mostrarme sus tetas.

Mi cara debía denotar mi sorpresa porque Mónica comenzó a reírse. Me quede mirando fijamente sus pechos durante largo rato. Ya los había visto en otra ocasión pero aquello era diferente, no tenían la apariencia fría de una estatua sino todo lo contrario. Para acabar con ese momento de quietud Mónica agarro mis manos, que aun estaban entre su pelo, y en un intento por volver a disfrutar de la situación que tanto placer la había aportada antes las guío colocándolas sobre su pecho desnudo.

-          ¿Te gusta? – Pregunto con la seguridad de la que sabe la respuesta

-          Si

-          ¿Y así no estas mejor? – volvió a preguntarme mientras liberaba otra vez mi falo del boxer y lo acariciaba

-          Mucho mejor – Respondí

Mónica se lanzo a mi boca aprisionando su mano entre su sexo y el mío, solté sus tetas y comencé de nuevo a deleitarme con el tacto de su trasero. Podía sentir como sus pechos se acomodaban en mi torso y sus erectos pezones se clavaban en mis pectorales. Buscando más placer aún  empezó a frotarse con ellos contra mí. Su mano aprisionada entre nuestros cuerpos ya no solo acariciaba mi pene, sino que de vez en cuando buscaba dar placer a su sexo también.

Trate de ponerme mas cómodo aun y empujando con uno de mis pies saque el zapato del otro y viceversa. Solté el culo de mi compañera para poder quitarme los calcetines pero tan solo pude quitarme uno, ya que fue Mónica quien, bajándose de encima mío y agachándose a los pies del tresillo me quito el otro.

-          Déjame ayudarte para que estés mas a gusto – Se ofreció Mónica amablemente

-          De acuerdo – Respondí yo pensando en que tan solo me iba a quitar el otro calcetín

Sin embargo tras hacerlo agarro los bajos del pantalón y fue tirando poco a poco hasta quitármelos del todo. No contenta con aquello se incorporo para llegar hasta mi boxer y sacármelo dejándome totalmente desnudo. Allí estaba Mónica, a mis pies con mi ropa interior en la mano. Lentamente comenzó a lamerme subiendo por los gemelos, alcanzando la rodilla y los muslos en un momento. Yo estaba temblando de placer porque creía saber que seria lo próximo, pero sin embargo tan solo me beso levemente la verga y continúo lamiendo todo mi cuerpo, para llegar a la boca y volver a besarme mientras se arrodillaba de nuevo en el sofá encima de mi.

Nada mas sentir el contacto de su tanga contra mi falo me di cuenta de que Mónica estaba más que caliente, estaba ardiendo. Su sexo desprendía un calor como nunca antes había visto. Notaba que su ropa interior estaba muy húmeda a costa de esta excitación. Esa humedad, junto con el pensamiento de que tan solo me separaba de poder penetrarla una fina capa de tela, estaba incrementando al máximo mis ganas de hacerla el amor. Mónica debía estar sintiendo exactamente lo mismo porque su sexo buscaba la punta del mío, intentando introducírselo sin ni siquiera acabar de desnudarse.

Ya no había ninguna duda, los dos buscábamos exactamente lo mismo. Mónica había superado todos sus miedos así que la agarre por la espalda y fundidos en un abrazo la tumbe boca arriba en el tresillo quedando yo encima de ella. Separándome de sus labios fui descendiendo con mi lengua por su cuello, haciendo una parada en sus pechos. Los recorrí todos ellos con mi boca, besándoles, lamiéndoles, chupando sus erectos pezones. Quería seguir bajando pero ella me agarro la cabeza con su mano haciéndome saber que quería que me quedase allí. La gustaba tanto que creía que no me iba a dejar continuar. Delicadamente me baje de encima de su cuerpo tumbándome de lado en su costado para al mismo tiempo que seguía lamiendo sus tetas poder bajar con mi mano despacio hasta su vientre. Hasta ese momento había sido algo egoísta, mientras ella se había esforzado por darme placer con sus manos yo apenas me había limitado a sobarla, pero estaba decidido a devolverla el esfuerzo realizado.

Haciéndome desear fui recorriendo con mi mano su calido vientre. Su piel se estremecía a mi paso a medida que me acercaba a sus piernas. Me imaginaba su cara deseosa de que llegase a mi destino, ya que no podía verla por tener mi cabeza en sus senos. Primero con un dedo recorrí su entrepierna tocando levemente su tanguita, ella buscaba mas contacto levantando su cadera pero yo quería ir despacio.  Más adelante fui incorporando más dedos a mi juego, pero tan solo eran mis yemas las que acariciaban sus piernas y su sexo y lo hacían de manera casi imperceptible. Mónica sufría de deseo, la mano con la que agarraba mi cabeza lo hacia cada vez con mas fuerza, con mas ansia y su respiración era tan fuerte que ya la escuchaba cada vez que exhalaba.

Intente seguir estremeciéndola con delicadeza pero no pude. Mónica me soltó la cabeza y agarro mi mano para dirigirla directamente a su sexo, por debajo de su ropa interior. Poco a poco fui dando satisfacción a sus deseos e introduje mis dedos entre sus piernas. Fue ella la que me marco el ritmo, la que con su mano por encima de la mía me hacia agarrar su húmeda concha mas fuerte, la que me hacia introducir mis dedos cada vez mas rápido. Estaba a punto de correrse. La situación se había invertido por completo, ahora era ella quien iba a llegar al orgasmo mientras que yo había conseguido calmarme un poco.

Una vez liberada mi cabeza de la mano de Mónica y mientras introducía otro dedo en su sexo, continué con mi recorrido pasando la lengua por su cintura y sus caderas hasta llegar a las piernas. Interrumpí por un instante la masturbación que tanto la estaba gustando, agarre el tanga por los lados y lo fui retirando hasta las rodillas, siendo Mónica la que acabo de quitárselo empujándolo con el tacón hasta los pies del sofá. Desde esa posición comencé a besarla las rodillas, subiendo por la parte interior de la pierna acercándome peligrosamente a su sexo. Mónica imagino que es lo que la iba a hacer y retiro la mano de entre las piernas, pues había continuado masturbándose en cuanto me detuve para sacarla el tanguita. Podía notar como la palpitaban los labios. Coloque saliva en la punta de mi lengua y empecé a extenderla por las ingles. Mire hacia arriba, las manos de Mónica se habían detenido en sus pechos y los estaban acariciando generosamente.

De nuevo me centre en el totalmente depilado sexo de mi compañera. Mónica separo sus largas piernas apoyando una en el suelo y la otra en el respaldo del tresillo, dándome más facilidad para que pudiese entrar a su concha con mi boca. Antes de hacerlo me di cuenta de que estaba intentando soltar los cordones de uno de sus zapatos y me detuve para impedir que lo hiciera. No existía una imagen más excitante que la de Mónica vestida únicamente con tacones.

Lentamente recorrí varias veces la rajita de mi compañera con la punta de mi lengua. Mónica no pudo resistirse más y comenzó a jadear sin hacer nada por evitarlo ya. Continué besándola antes de introducir mi lengua en su concha y empezar a hacerla el amor con ella. La sacaba y la metía cada vez mas rápido sintiendo como tras cada vez que lo hacia Mónica se acercaba mas al orgasmo. Su cadera se apretaba fuerte contra mi cara y su cuerpo se arqueaba en espasmos de placer. De nuevo introduje mis dedos en el coño de Mónica al tiempo que me centraba con la boca en lamer su clítoris. Estaba disfrutando como nunca lo había hecho. Finalmente llego al primero de los orgasmos entre gemidos de placer.

Casi sin haber terminado de disfrutar de aquel orgasmo Mónica estiro su brazo para coger su bolso de la mesa. No sabia que es lo que buscaba pero no tarde en descubrirlo. Tras mirar dentro de él saco un preservativo y me lo ofreció con un gesto de deseo. Lo abrí con cuidado  y sentándome en el tresillo me lo coloque dispuesto a seguir disfrutando.

Me tumbe de nuevo encima de Mónica, con las manos a los lados de su cara para no dejar caer todo mi peso encima de ella. La bese cariñosamente pues se estaba poniendo algo nerviosa. Sabia que tendría que tener cuidado, aunque Mónica no fuese virgen tan solo había practicado sexo en una ocasión y había sido algo traumático por lo que tendría que ser especialmente delicado con ella.

-          ¿En serio quieres…? – La intente preguntar

-          Ya te he dicho que si, no preguntes mas y hazlo – Dijo cortándome con la voz temblorosa

-          Mónica si crees que no estas preparada me lo puedes decir, lo de hoy ha sido increíble y no estropearías nada – La dije de nuevo

-          No insistas mas y házmelo – Respondió ella abrazándome

Estaba claro que estaba nerviosa, la notaba hasta temblar. Pero por otra parte considere que era normal así que decidí seguir adelante. Con sumo cuidado lleve mi mano hacia mi falo colocándolo en las puertas del sexo de Mónica. La mire de nuevo y la bese comenzando a empujar lentamente introduciéndome en ese cuerpo que tanto había deseado. Lo hice todo lo despacio que pude y fue mas fácil de lo que pensé. Mónica estaba tan excitada que a pesar de los nervios seguía totalmente húmeda facilitando que pudiese penetrarla.

Cuando se la clavé por completo me separe de su boca para verla la cara. Tras ese primer contacto los nervios se la habían pasado ligeramente y estaba recuperando el gesto de excitación. Aguante un rato así, sin moverme pero dentro de ella, simplemente esperando a que mi compañera cogiese mas confianza antes de seguir.

-          ¿Estas bien Mónica? – Pregunte

-          Sii – Respondió con un leve gemido

-          ¿Quieres que siga? – Pregunte paciente

-          No te quedes quieto por favor – Suplico pues de nuevo estaba tan cachonda como antes de llegar al orgasmo

Lentamente comencé a retirar mi verga echando la cadera hacia atrás, para justo antes de que saliese volver a empujar metiéndosela a Mónica hasta el fondo. Repetí la operación varias veces muy despacio. En cada una de las veces Mónica gemía más alto, podía sentir su calido aliento en mi cara dándome más confianza para hacérselo más deprisa. Tras un buen rato haciéndola el amor con todo el cuidado que podía fue Mónica la que se dejo llevar por la excitación y me envolvió con sus piernas  comenzando a besarme mas apasionadamente.

Lo hacia con tantas ganas que no pude aguantar sujetándome con mis brazos y deje caer todo mi cuerpo encima de ella, sintiendo de nuevo sus tetas en mi. Mónica estaba disfrutando muchísimo. Siempre pensé que mi primera vez con ella iba a ser distinta por su timidez pero estaba siendo increíble. Me besaba lascivamente y con sus piernas no me dejaba que saliese ni un segundo.

En poco tiempo los dos estábamos jadeando, dándonos todo el placer que podíamos. Mónica se abrazaba a mi con mas fuerza según iba llegando al clímax y comenzaba a clavarme las uñas en un gesto de excitación. En ese momento me susurro algo al oído que no comprendí:

-          ¿Que dices pequeña? – Pregunte excitado

-          No pares – Gimió ella en mi oído

-          No paro, tranquila

Estaba totalmente cachonda, no sabia ni lo que decía. Se estaba dejando llevar por el placer sin ningún tipo de prejuicio y eso facilitaba mucho las cosas. En poco tiempo Mónica estaba de nuevo a punto de conseguir un nuevo orgasmo y me pedía que fuese más rápido. Yo tenia también unas ganas enormes de correrme y me movía todo lo deprisa que podía sin embargo tras un buen rato en esa posición ya estaba algo cansado.

Mónica debió darse cuenta de ello y a pesar de estar a punto de correrse me pidió entre gemidos que me sentase de nuevo. Tal y como había hecho cuando comenzó a besarme pero ya desnuda, paso una pierna por encima de mi y se arrodillo en el sofá conmigo debajo. Agarro mi falo con la mano y fue bajando hasta introducírselo por completo. Poco a poco empezó a subir y a bajar haciendo aparecer y desaparecer mi verga entre sus piernas cada vez más rápido. Yo apenas hacia nada más que abrazar y observar a esa diosa que me estaba llevando al orgasmo de esa forma tan excitante. De vez en cuando alguna oleada de placer la invadía y empezaba a acariciar sus pechos o me agarraba de la cabeza para que fuese yo quien lo hiciese con mi lengua.

Mi pene estaba a punto de explotar. Sentía cada centímetro del sexo húmedo de Mónica en mí y solo deseaba correrme. Ella estaba igual que yo, a punto de llegar de nuevo al orgasmo. Ya cabalgaba sobre mi tan deprisa como sus caderas la permitían y empecé a ayudarla empujando con las mías hacia arriba. Ambos estábamos sudando totalmente cachondos, mirándonos a los ojos, besándonos. Mónica llego a su segundo orgasmo que se alargo durante un buen rato al tiempo que me dijo al oído:

-          Sigue follándome, córrete conmigo por favor

Ese vocabulario nada corriente en Mónica hizo que no aguantase ni un segundo más y en un momento de placer total me corrí mirando la cara de gusto que Mónica tenia. Ella no paraba de mover su pelvis contra mí al tiempo que gritaba de satisfacción, de forma algo escandalosa. Sentí de nuevo sus uñas clavarse en mi espalda y no pararon de hacerlo hasta que una vez pasado el orgasmo nuestros cuerpos volvieron a calmarse.

La pedí a Mónica que se levantase por un momento y me quite el preservativo. Pensaba que ya nada mas podría sorprenderme aquella tarde pero tras tirarlo Mónica me dijo:

-          Te prometo que será la única vez que tendrás que usarlo

Yo ya no sabia que contestar. De nuevo estaba dándole vueltas al coco pensando en todo lo que acababa de suceder y cada vez me parecía mas extraño. No solo nada había ido mal sino que había sido espectacular. Parecía que los papeles se habían invertido siendo Mónica la mas decidida y yo el chico tímido que quería ir mas despacio.

Volví a sentarme en uno de los extremos del sofá al lado de Mónica. Ambos teníamos todavía la respiración y el corazón muy acelerados. Pase mi brazo por encima de su hombro y ella se acurruco apoyando la cabeza en mis pectorales. Ninguno abrimos la boca, nos limitamos a sentirnos el uno al otro sabiendo que lo que acababa de ocurrir había sido algo especial. Con mi mano comencé a acariciar su pelo al tiempo que mi mirada se dirigía al reloj del salón descubriendo que apenas quedaba media hora para que Mónica tuviese que ir a abrir la tienda. Era una pena porque me encontraba muy a gusto con ella. Me disponía a hacérselo saber cuando de nuevo la mano de Mónica se dirigió a mi falo buscando ponerlo duro para un segundo asalto. Como supuse que Mónica era consciente de la hora y que prefería quedarse antes que abrir la tienda, no la dije nada para evitar que pensase que quería marcharme, así que de nuevo me deje hacer.

En poco tiempo mi verga estaba dura como una piedra y Mónica me observaba de nuevo con mirada provocativa. Se zafo de mi abrazo y se retiro al otro extremo del sofá. Me miro desde la distancia mordiéndose el labio inferior enseñando ligeramente sus dientes. No entendía que pretendía así que reí con cara de extrañado. Mónica rió también y comenzó a tumbarse boca abajo al tiempo que doblaba sus rodillas levantando sus tacones al aire. Fue avanzando como si de una serpiente se tratase hasta que su cabeza se apoyo en mi muslo. Una vez tomo la postura me miro de nuevo y dijo:

-          Espero que te guste, aunque no se si lo haré bien

-          ¿A que te refieres? – Pregunte como si no estuviese claro que se proponía

No respondió con palabras. Se limito a agarrar mi falo de nuevo y comenzar a masturbarlo mientras que con la lengua empezaba a dar tímidas lamidas a mi capullo. Se la notaba nerviosa,  como si se sintiese obligada a darme otro orgasmo para que quedásemos empatados. Sin embargo se fue animando y el nerviosismo inicial se paso. En poco tiempo los lametones eran mas intensos y la felación comenzaba a excitarme tanto como la que me propino estando bajo hipnosis.

De nuevo estaba tremendamente excitado y Mónica lo sabía. Sabía que estaba mas que tranquila y yo me moría cada vez más de placer por lo que me tenía en sus manos. Tenía el total control de la situación. De vez en cuando se detenía y me miraba riéndose de mis gestos de placer, haciéndose desear tanto que tenia que suplicarla que volviese a llevarse mi pene a la boca. Eso si, cada vez que volvía a hacerlo lo hacia con mas intensidad.

Una vez pasada la timidez por completo Mónica empezó a introducirse mi miembro en su boca. Lo rodeaba con ella y jugaba con su lengua recorriéndolo en toda su extensión. Yo estaba extasiado disfrutando con aquello, y Mónica debía estarlo también porque ninguno de los dos escuchamos que la puerta de la casa se había abierto ni nos percatamos de que Carolina había entrado hasta que la escuchamos hablar desde el pasillo:

-          Hola ¿Hay alguien? – Pregunto mientras se escuchaban sus pasos acercarse al salón

Inmediatamente me dio un vuelco el corazón. Estaba a punto de descubrirnos. Lo que no entendía es como Mónica podía seguir tan tranquila concentrada en seguir dándome todo el placer que podía. Parecía que ni siquiera había escuchado a su hermana. Intente separarme de ella pero me agarro con fuerza y se introdujo mi verga hasta la garganta haciendo que me estremeciese de gusto. Justo en ese momento Carolina entro en el salón llevándose la mayor de las sorpresas. Me miro a la cara y se quedo quieta, helada, clavada bajo el marco de la puerta mientras Mónica seguía chupándomela sin parar.

Entendía perfectamente la cara de circunstancia de Carolina. Acababa de sorprender a la tímida de su hermana totalmente desnuda practicando sexo oral a  un hombre y ni siquiera había hecho nada por esconderse cuando había entrado.

-          ¿PERO QUE HACES MONICA? AHÍ NOS SENTAMOS TODOS – Grito fuera de si en cuanto pudo reaccionar

He de reconocer que ese grito me asusto. Mónica por fin por fin pareció reaccionar a la presencia de su hermana y se separo de mí agarrando rápidamente su vestido para taparse y taparme. Sin embargo en vez de mostrarse asustada miro a Carolina como recriminándola el que la hubiese interrumpido

-          Vete – Acertó a decir Mónica

-          NO TENIAS QUE ESTAR ENLA TIENDAEN5 MINUTOS – Chillo Carolina echando en cara la hora que era, como si ella se hubiese preocupada alguna vez por la tienda

No dio ni siquiera opción a respuesta alguna. Simplemente entro en su habitación y tras coger algunas cosas, salio de casa sin despedirse. Mónica quedo callada, en silencio. Yo pensaba que estaba preocupada por lo sucedido pero en cuanto escuchó la puerta cerrarse empezó a reírse como si de una adolescente se tratase.

-          Se enfada como si nunca hubiese roto un plato – Dijo como si lo que acababa de ocurrir fuese algo totalmente normal

-          Seguro que a ella la ha pasado alguna vez – Conteste yo siguiéndola la corriente con el corazón a mil por hora preso de los nervios

Mónica quito el vestido que nos estaba tapando y con una tranquilidad apabullante se dispuso a seguir con lo que había dejado a medias. El susto que me había llevado, unido a los nervios del momento, había hecho que no me apeteciese continuar por lo que la pedí que se detuviese. Ella lo entendió, sobre todo porque vio que no llegaba a tiempo a la tienda, y comenzó a vestirse para abrirla. Al no haber nadie en su casa se ofreció a que la esperase allí mientras estaba trabajando. Llame a mis padres, que empezaban a estar algo preocupados pues llevaban muchas horas sin saber de mí, y a regañadientes me permitieron quedarme con la condición de que fuese a dormir a casa.

Lo cierto es que estaba muy cansado y no me apetecía en exceso quedarme, pero como tenia que ir a por el coche que aun estaba aparcado en la universidad haría algo de tiempo mientras Mónica trabajaba. Mientras salía me dio las llaves de casa y se despidió con una expresión de absoluta felicidad.

Antes de partir a por el coche y mientras me vestía intente buscar algo de lógica a lo que acababa de suceder pero no la encontré por ningún lado. Todo era surrealista. Si bien la última vez que la había hipnotizado la sugestioné para que viese porno y sintiese la necesidad de practicarlo conmigo, no había tenido tiempo aún de hacerlo puesto que también la había sugestionado para que se dedicase exclusivamente a estudiar para el último examen. Quizás fuese el miedo a sentirse rechazada por su timidez lo que la había impulsado a lanzarse como lo acababa de hacer, pero me extrañaba que lo hubiese hecho con tanta decisión. Vamos que por un lado sabia que no la había obligado con la hipnosis a hacer aquello, pero por otro me parecía demasiado extraño que Mónica se comportase así.

La intriga por tratar de dar respuesta a todas estas preguntas fue lo que hizo que tras recoger el coche pasase toda la tarde a solas en casa de Mónica, sin ni siquiera ver a mis amigos. El tiempo se me paso volando, todavía tenia sueño y me pesaba el no haber podido echarme la siesta por lo que en cuanto me senté y puse la televisión me quede dormido.

No fue hasta la hora de cenar cuando me desperté al llegar Mónica. Al igual que durante la comida estuvimos charlando mientras cocinábamos. Me contó que ya había puesto letreros para buscar dependientas y que varias chicas se habían interesado por lo que finalmente no iba a estar tan estresada como pensaba. La verdad es que la vi pletórica. Se moría de ganas por estar conmigo y cualquier cosa que la permitiese tener mas tiempo para hacerlo la alegraba. Yo también estaba encantado, normalmente me agobiaría el que una mujer estuviese tan lanzada en una relación, pero el saber que había congeniado a la perfección con mi grupo de amigos me permitía compatibilizar ambas cosas.

Las miradas cómplices se cruzaban durante la cena, no hablamos sobre lo sucedido, excepto de la pillada de su hermana que no la preocupaba lo mas mínimo, pero ambos sabíamos que queríamos estar juntos. Después de cenar me prepare para marcharme, volví a la habitación de Mónica y recogí mi teléfono móvil y la cartera de su mesilla. Observe que mi cartera estaba demasiado abultada y la abrí para ver que había dentro. En el monedero tenia un pendiente de Mónica que la debí haber guardado la noche anterior.

-          Bueno, me marcho a casa – Comente volviendo a la cocina donde Mónica terminaba de recoger la mesa

-          Vale ¿Te veré mañana? – Preguntó

-          No lo se, después de casi dos días fuera de casa y sin las notas aun publicadas a lo mejor me quedo ayudando a mi madre. No quiero mosquear a mis padres los primeros días de verano – Respondí

-          Bueno, pero por lo menos hablamos ¿vale?

-          Si, no te preocupes que te llamare – La dije – De todas formas si no nos vemos aprovecha para estudiar para que tengas tiempo libre cuando pueda quedar

-          De acuerdo, además tengo intención de aprenderme todo el temario cuanto antes. Total es solo una asignatura y así tendré el verano libre – Dijo alegre ella

-          Toma, encontré esto en mi cartera. Supongo que con la borrachera se caería y te lo guarde yo.

La mostré el pendiente y se quedo mirándolo. Yo ni siquiera recordaba haberlo visto ya que el pelo la tapaba las orejas. Era un pendiente muy sencillo pero bonito. Consistía en una cadenita que parecía de plata de la que colgaba un cristal esférico con un tono ligeramente azulado.

-          Gracias – Respondió Mónica terminando de quitarse los guantes de fregar

Extendí mi mano sujetando el pendiente por la cadena acercándoselo para que lo recogiera, sin embargo Mónica se quedo pensativa mirándolo. Lo agite para que espabilara al tiempo que me reía de la cara de cansancio que tenía ya a esas horas, puesto que no había dormido nada desde el día anterior, pero Mónica no recogió la joya. Tan solo continuó mirando el balanceo de la misma totalmente inmóvil

-          Mónica ¿Qué te pasa? – Pregunte extrañado

-          No se que me sucede – Respondió ella sin apenas gesticular

La expresión de su cara era igual que cuando comenzaba a relajarla al hacer sesiones e imaginé que era el pendiente la que se lo provocaba así que me lo guarde de nuevo en el bolsillo. Un momento después Mónica volvía a sentirse bien.

-          ¿Qué te ha pasado? – Pregunte de nuevo

-          No se – Dijo Mónica algo alterada – De repente no me podía mover, era como si toda mi atención se centrase en el pendiente y todo lo demás desapareciese

-          ¿Cómo cuando te quedas dormida con la relajación? – Pregunte extrañado

-          Parecido pero no igual, con la relajación me quedo dormida y despierto sintiéndome muy bien. Ahora no estaba dormida, estaba despierta pero me sentía muy atontada y no podía apartar la mirada de la bolita azul.

-          No entiendo que ha podido pasar – Dije – A lo mejor es que tienes muchas ganas de hacer una sesión, o que estas muy cansada

-          Bueno, cansada si que estoy, pero tampoco tengo muchas ganas de hacer una sesión, me encuentro muy bien. Preferiría hacer otras cosas si pudieses quedarte – Respondió al tiempo que agarraba los tirantes de su vestido y los pasaba por encima de sus hombros, dejando caer por completo la prenda al suelo y quedando en ropa interior.

-          Joder Mónica, estas tan lanzada que no pareces tu – Pensé en alto tras ver aquello

-          Verdad, antes no me atrevía a hacer estas cosas y sin embargo ahora… 

Su rostro se torno serio de repente y cruzo sus brazos tapando todo lo posible sus pechos. La mirada de provocación desapareció convirtiéndose en una de miedo y empezó a balbucear nerviosa

-          Cre… creo… que recuerdo cu… cuando me he se…se…sentido como antes

-          Me estas asustando Mónica

-          Ayer en… en la dis…discoteca, me, me quería ma… marchar y no no podía…

-          ¿Como que te querías ir?, si te lo pasaste en grande – Dije sin entender nada

-          VETE, VETE DE MI CASA, YO NO QUIERO SER ASI – Dijo ella gritando

Por un segundo tuve una visión de algo que había sucedido la noche anterior. Un pequeño recuerdo que el alcohol había borrado de mi mente y que Mónica me acababa de recordar. Los gritos amenazaban con llamar la atención de algún vecino y mientras ella se estaba incorporando tras haberse agachado para ponerse el vestido saque de nuevo el pendiente acercándoselo a la altura de los ojos. Casi de inmediato Mónica soltó su vestimenta y cayo de nuevo a sus pies. Sus brazos se colocaron paralelos a su cuerpo.

-          Guarda ese pendiente – Grito Mónica, pero bajando notablemente el volumen de su voz

-          Mira el pendiente Mónica, concéntrate en el – Dije al tiempo que le imprimía un ligero movimiento de oscilación

-          No voy a hacerlo, no quiero hacerlo – Respondió apartando su mirada, aunque poco a poco volvía a centrarse en el como un muelle volviendo a su posición

-          Mira como se mueve, a un lado y a otro Mónica

-          No, no me hagas esto

-          Si te gusta Mónica, asúmelo

-          No, no quiero ser así – Recrimino en un ultimo esfuerzo

-          Si que lo deseas Mónica, has conocido gente, nadie te mira mal, has salido de fiesta y te lo has pasado en grande. Siempre has querido ser así.

-          No es cierto, yo no soy así – Dijo con la mirada casi completamente perdida en el cristal

-          Pero vas a serlo, vas a ser mejor Mónica. Ya has aprendido a disfrutar y solo te llevas mal rato cuando luchas contra tu nueva forma de ser. Entiéndelo Mónica, ahora eres mejor

-          Ahora soy me… No, para – Dijo luchando contra lo inevitable

-          No vayas contra esto Mónica, solo mira el cristal, mira como se relaja tu respiración y tu corazón. Mira como oscila a un lado y a otro, se mueve a un lado y a otro y cuanto mas oscila mas te relajas y mas difícil es llevarme la contraria

-          Mas difícil es llevarte la contraria – Repitió con la cabeza totalmente inmóvil y siendo sus ojos la única parte del cuerpo que se movía siguiendo al pendiente

-          Muy bien Mónica, eso es, buena chica. Cada vez es mas difícil llevarme la contraria, lo único que deseas es mirar al pendiente para relajarte

-          No, para

-          Lo único que deseas es mirar al pendiente para relajarte

-          Lo único que deseo es mirar al pendiente para relajarme

-          Eso es, te encanta relajarte, te encanta dejarte llevar. Olvida la discusión que acabamos de tener, no quieres resistirte al pendiente, solo quieres dejarte llevar

-          No quiero resistirme al pendiente, solo quiero dejarme llevar

-          No te preocupes por nada, ahora solo importa relajarte para sentirte mejor. Sigue mirando al pendiente, nota como tus miedos desaparecen con cada balanceo y te sientes mas tranquila

-          Me siento mas tranquila

-          Sigue mirando al pendiente, obsérvalo detenidamente, cada brillo, cada reflejo, cada ángulo, no puedes dejar de mirarlo

-          No, no puedo dejar de mirarlo

-          No deseas dejar de mirarlo

-          No deseo dejar de mirarlo

-          Eso es fíjate como tus ojos se reflejan en la bola, mírate tranquila, relajada, te sientes bien así, te gusta verte así

-          Me gusta verme así

-          Sigue relajándote mas profundamente, todo tu cuerpo se relaja, todo tu cuerpo se entrega a la relajación. Cada vez sientes mas deseos de mirar al pendiente, cada vez sientes mas necesidad de mirar al pendiente, sientes mas deseos por relajarte, sientes mas deseos por entregarte

-          Siento mas deseos por entregarme

-          Sigue mirándolo Mónica

Durante un rato mantuve el pendiente en la línea de visión de Mónica sin que ella se moviese ni un centímetro. Lo movía despacio, con movimientos suaves. Los ojos de Mónica se movían continuamente a un lado y a otro y poco a poco sus parpados se cerraban en un claro signo de relajación. Cuando creí que ya no iba a salir de ese estado alcé el pendiente despacio por encima de su nariz haciendo que su iris se desplazase hacia arriba dejando sus ojos prácticamente en blanco. Poco a poco seguí elevándolo y su cabeza se empezó a erguir para no perderlo de vista. No pare hasta que mi brazo estaba totalmente recto sujetando la joya en el punto más alto que podía y la cabeza de Mónica miraba hacia arriba totalmente inerte y con la boca abierta.

Llegados a ese punto comencé a bajar el pendiente a la altura de sus ojos dejándola en una postura menos forzada. De nuevo comencé a estirar mi brazo pero esta vez hacia mi lado derecho y luego hacia el izquierdo comprobando que lo seguía también a la perfección en sentido horizontal. Estaba totalmente entregada. Solo me quedaba comprobar si seguiría el pendiente si lo alejase de ella.

Con toda la calma del mundo empecé a bajar el cristal hasta colocarlo a la altura de su ombligo. Su mirada, tal y como pensaba, se inclino hacia abajo y agacho la cabeza. Tenía una pose muy sexy en ropa interior y con la cabeza agachada, como una niña arrepentida por algo que había hecho mal y que no tenia valor de mirar a la cara.

-          Te encuentras muy relajada Mónica, no existe nada mejor que seguir al pendiente, no existe nada mejor que escuchar mi voz. Nada te hace mas feliz que sentirte así de tranquila, sin nada que te preocupe, nada te hace mas feliz que no tener que pensar, que no tener responsabilidades, tu única responsabilidad es seguir al pendiente, tu única obligación es seguir al pendiente y relajarte

-          Mi única obligación es seguir al pendiente y relajarme

-          No deseas nada mas, el resto no importa. Lo único que importa es seguir al pendiente

-          Lo único que importa es seguir al pendiente

-          Sabes que hay cosas que te acercan al pendiente y otras que te alejan. Dejarte llevar te acerca al pendiente, pasártelo bien te acerca al pendiente, perder la timidez te acerca al pendiente, la nueva Mónica te acerca al pendiente.

-          La nueva Mónica me acerca al pendiente

-          El quedarte en casa te aleja del pendiente, el no relacionarte te aleja del pendiente, la vergüenza te aleja del pendiente, el preocuparte por todo te aleja del pendiente, la antigua Mónica te aleja del pendiente

-          La antigua Mónica me aleja del pendiente

-          Deseas relajarte, deseas sentirte bien, deseas relacionarte, deseas ser la nueva Mónica sin preocuparte de lo que haría la antigua Mónica. Deseas enterrar la antigua Mónica

-          Deseo enterrar la antigua Mónica

-          Bien dicho, sigue mirando al pendiente, síguelo si deseas sentirte bien

-          Deseo sentirme bien

Comencé a caminar de espaldas manteniendo el cristal a la altura del vientre de Mónica. En cuanto lo separe ligeramente de ella sus piernas empezaron a moverse con pasos muy cortos para mantener la distancia con el objeto en el cual se centraba su mirada. Sus tacones se despegaban ligeramente del suelo, para volver a posarse apenas unos centímetros mas adelante impidiendo que me alejase con el cristal que tanto deseaba mirar.

Parecía una geisha caminando, a pasos cortos y con la cabeza agachada. Andando cada vez mas deprisa hice que me siguiese saliendo de la cocina, continuando por el pasillo hasta llegar de nuevo al salón. Cuando llegamos allí coloque el cristal de nuevo a la altura de su mirada y la dije:

-          Quieres seguir relajándote, quieres sentirte cómoda, deseas caer mas profundo, necesitas tumbarte para continuar

-          Necesito tumbarme para continuar

Acerque el pendiente al tresillo donde horas antes la había hecho el amor y ella lo siguió como una autómata. Me senté en el sofá de al lado y a medida que lo hice ella se tumbo quedando su nariz justo debajo del pendiente que ahora sujetaba por encima de ella.

-          Ya nada importa Mónica, ya tienes todo lo que deseas. Estas totalmente relajada, sin preocupaciones, sin miedos. Ya no necesitas pensar, eso corresponde a la antigua Mónica, solo necesitas dejarte llevar por mi voz. Eso es lo que te hace feliz, es lo que deseas

-          Es lo que deseo

-          Estas completamente hipnotizada Mónica

-          Estoy completamente hipnotizada

-          Buena chica. Ahora Mónica, necesito que me cuentes que es lo que sucedió en la discoteca, que paso cuando me sentí mal y fuiste conmigo. Recuérdalo, recuerda hasta el último detalle y dímelo. No dejes de mirar al cristal mientras lo haces, no dejes de caer mas profundo mientras lo haces

Mónica comenzó a hablar con mucho sosiego. Sus ojos seguían mirando el péndulo que yo mismo sostenía y lo hacían de forma incansable. Apenas pestañeaba y daba la sensación de que sus ojos y su boca no perteneciesen a la misma persona.

-          Estaba en la discoteca apartada de todos, no me sentía cómoda. Solo tenía ganas de marcharme pero quería aguantar algo más de tiempo para que no te enfadases. Cada vez que venia algún amigo tuyo me ponía muy nerviosa porque no sabia que decir ni como actuar para no parecer rara. Tenia algo de miedo de que tuvieses vergüenza ajena de mí así que preferí quedarme a un lado para no molestar a nadie. Según iba pasando la noche todos estabais más bebidos y viniste a hablar conmigo, pero entre la música y lo mal que pronunciabas apenas te entendí. Solo me di cuenta de que te marchaste enfadado.

Lo cierto es que me esperaba una noche distinta, no pensaba que me ibas a dejar tan sola así que me enfurecí y pensé en marcharme. Me iba a acercar a decírtelo cuando vi que salías de entre tu grupo de amigos y fui detrás de ti. Te pregunte donde ibas y me contaste que te encontrabas muy mal, así que te acompañe a los servicios. Pasaste un buen rato devolviendo y eso hizo que me enfadase mas aun.

En cuanto terminaste intente decirte que me marchaba pero no me oías por lo que me pediste que te acompañase al piso de arriba porque allí podríamos hablar.

Subimos arriba y te tumbaste en una cama, estabas fatal. Te dije que volvía a casa y empezaste a gritarme y a insultarme con las pocas fuerzas que te quedaban. Me echaste en cara que soy una aburrida, que no había hecho nada por llevarme bien con tus amigos y que ni siquiera bailaba. Ya no te soportaba mas, estabas siendo muy cruel conmigo, así que empecé a gritarte yo también haciéndote ver que eras un borracho y un inmaduro. Estábamos dando tantas voces que hasta una pareja que estaba en la cama de al lado se acerco para preguntarme si estaba bien. En lugar de calmarte tu te encaraste con ellos y me tuve que poner por medio para que no os pegaseis y sin querer me dieron un empujón que me tiro a la cama.

Comencé a llorar, ya no solo te habías portado fatal conmigo sino que encima te defendí y me lleve un golpe por ello. La pareja se fue al ver que yo estaba de tu parte pero en lugar de agradecérmelo seguiste diciendo que no era capaz de beber y me recriminaste lo del arañazo cuando nos besamos llamándome estrecha.

No estaba dispuesta a seguir escuchándote así que recogí mi bolso y me senté en la cama para irme. Tú aun seguías de pie, cerraste las cortinas para que nadie nos viese y te tiraste encima de mí tumbándome boca arriba en la cama. Intente escaparme pero a pesar de tu borrachera tenias mas fuerza que yo y conseguiste evitarlo inmovilizándome con tus rodillas sentándote encima de mi. Te golpee con todo lo que pude, mis manos, el bolso, las piernas y chille pidiendo ayuda, todo en vano ya que en un momento tu mano tapaba mi boca impidiéndome gritar y con tu otra mano conseguiste inmovilizar también mis brazos apresándolos con las rodillas.

Estaba aterrada, no sabía que ibas a hacer conmigo y no parabas de decirme que no gritase si me soltabas. Asentí diciendo que no gritaría pero en cuanto me soltaste lo hice así que me volviste a tapar la boca más fuerte aun que antes.

Tu mirada estaba llena de pánico, pensé en que no sabias que hacer ya que no podrías retenerme toda la vida pero entonces empezaste a acariciarme el vientre por encima del vestido. Creía que tenías la intención de violarme e intente soltarme inútilmente haciendo toda la fuerza que podía.

Entonces en lugar de ponerte nervioso y tras acariciarme durante largo rato empezaste a hablarme con suavidad, me rogaste que me tranquilizase y que te perdonase, que habías sido muy bruto conmigo. Me pediste de nuevo que no gritase y me soltaste la boca sin quitarte de encima de mí. Pensé en dar voces otra vez con la esperanza de que alguien viniese en mi auxilio pero a última hora algo me dijo que podía confiar en ti, que no tenía porque chillar así que no lo hice.

Tu mano seguía jugando con mi vientre, ya no tenia la sensación de que tu intención era violarme sino todo lo contrario, me estabas haciendo sentir estupendamente. Aun así te pedí que te quitases de encima de mí, todavía tenía ganas de irme pero no me lo permitiste. La mano que antes tapaba mi boca encontró un pendiente que había perdido tras el empujón y lo acerco a mis ojos al tiempo que me pedías que me centrase en el y solamente en el.

Cuanto mas miraba el pendiente mejor me sentía, no podía para de mirar su movimiento, su oscilación, sus brillos. Te escuchaba de fondo hablarme diciéndome que me relajase y la verdad que entre el pendiente y tus caricias lo estaba haciendo.

Me di cuenta de que algo no iba bien, me habías insultado y gritado, hasta me habías impedido irme tirándote encima de mi pero de nuevo tenia ganas de estar contigo, las ganas de marcharme desaparecían mas y mas con cada movimiento del pendiente. Ese pensamiento de que me estabas manipulando con la relajación se borro de mi mente mientras te escuchaba decir que no me preocupase por nada, que dejase todo en tus manos.

Finalmente te bajaste de encima de mi, no me moví nada de nada, solo quería seguir mirando al péndulo y escucharte hablar. Notaba como mis pensamientos se difuminaban, sentía que mi mente se quedaba dormida en una relajación exquisita de la que no podía escapar aunque quisiese y de la que ni siquiera quería escapar.

Pasado un tiempo escuchándote solo sabia una cosa, si quería mantener esa sensación tenia que hacerte caso. El pendiente solo era un medio para llegar a la calma total pero el dejarme guiar por tus palabras era lo que me hacia sentirme bien, era lo que me convenía.

Cuando mi estado de relajación era pleno me percaté de que estaba totalmente en tus manos, pero no tenia ningún miedo, sabia que era lo correcto. Recordé entonces claramente cuales eran mis sugestiones para sentirme a gusto y me dijiste que te las recordase.

Me sentí muy bien al comprobar mientras las decía que excepto una había cumplido todas y cada una de ellas

-          Recuérdamelas Mónica, dilas en voz alta para sentirte bien de nuevo

-          Deseo siempre estar contigo. No debo recordar jamás conscientemente que sucede estando hipnotizada. He de usar el pintalabios rojo cuando quede contigo. He de preocuparme por mi imagen más que por nada, usar ropa de la tienda, calzar siempre tacones y cuidar mi ropa intima sin escatimar en gastos. Me encanta sentirme deseada, que me miren, pero solo me gustara que tú lo hagas descaradamente. He de ver porno recordando todos los detalles y sentir deseos de practicarlo contigo…

-          Muy bien Mónica, ¿cual de todas las sugestiones no has realizado aun? – Pregunte sin dejarla acabar

-          No he visto porno recordando los deta…

-          ¿Por qué no?

-          Porque debía estudiar para el ultimo de mis exámenes

-          Buena chica

-          Continua relatando que sucedió anoche Mónica

-          Si – Respondió ella con la vista aun fija en el pendiente y hablando monótonamente – Tras acabar de decirte las sugestiones volví a quedar callada observando la joya. Cuanto mas te escuchaba, cuanto mas tiempo pasabas mirándola mejor me sentía, ya no sabia ni donde estaba, pero no me importaba. No me importaba nada más que escucharte. Tus palabras entraban en mi mente y se convertían en mis propios pensamientos. Era como si mi mente estuviese anulada y la tuya me dirigiese. Me sentía más bien que nunca.

No recuerdo cuanto tiempo pasaste haciéndome caer en ese estado tan profundo de hipnosis, pero finalmente me pediste que te escuchase atentamente.

Debía hacer varias cosas al despertar para seguir sintiéndome así de bien. La primera de ellas era saber que no habíamos discutido, que te había acompañado hasta allí para descansar un rato y que me había quedado también dormida. La segunda era que al despertar sentiría unas ganas imparables por consumir alcohol lo que restaba de noche. La tercera era fijarme en la amiga tuya que llevaba el vestido rojo y divertirme bailando como ella lo hacia por muy provocativa que me pareciese, pero solo contigo. La cuarta y mas importante consistía en que al volver a casa no me acostaría, me pondría en el ordenador para comenzar a ver escenas de sexo y las practicaría contigo para demostrarte que ya había perdido mi timidez por completo, nada podría impedirme darte placer.

Tras decirme aquello te tumbaste a mi lado retirando el pendiente de mis ojos y poco después desperté. Te vi dormido a mi lado y te desperté porque tenía miedo de que algo te hubiese pasado…

-          Puedes parar Mónica, el resto de la noche ya me la has contado.

Mónica callo al instante. Sin parar de mover el cristal me quede un buen rato en silencio. No daba crédito a lo que acababa de escuchar porque no recordaba nada de nada. La verdad es que ese relato explicaba lo que había sucedido durante la fiesta, el alcohol la había hecho desinhibirse lo suficiente para hablar con todos y el bailar tal y como lo hizo fue gracias a la sugestión. También explicaba la sexualidad desenfrenada que había mostrado el día siguiente, sobre todo el que no hubiese parado de lamerme la verga cuando llego su hermana. En otras ocasiones tras hipnotizar a Mónica había sentido remordimientos y la conciencia me castigaba pero estaba vez era distinto. Mónica estaba feliz, había pasado la mejor noche de su vida, había hecho amigos y había disfrutado de los placeres del sexo tanto o mas de lo que yo lo había hecho, sin ningún tipo de miedo, sin ser la rara, siendo solo una mujer mas, o mejor dicho, habiéndose transformado en la diva que la correspondía ser.

Después de lo que acababa de escuchar y de lo que había vivido hacia unas horas estaba convencido de que el control que tenia sobre Mónica era total. Estaba claro que la había cambiado por completo y lo único que quedaba de su antigua personalidad era algún pequeño brote de rebeldía, como el que había tenido al recordar por un segundo lo que realmente sucedía. Lo cierto es que casi me asustaba ese control. No deseaba para nada tener un autómata a mi servicio. No quería que Mónica se limitase a cumplir mis sugestiones sino que deseaba que pudiese sorprenderme, que tuviese iniciativa, además había comprobado que era mucho más excitante el tener relaciones con una Mónica ardiente y despierta que con una Mónica fría e hipnotizada. Tampoco quería convertirla en una perfecta inútil como su hermana y prefería que conservase algo de su antigua personalidad. Ya comenzaba a estar cansado de las largas y pesadas relajaciones que tenia que realizar cada vez que quería obtener algo de ella y estaba decidido a hacer que aquello cambiase.

-          Sigues relajada Mónica, sigues profundamente hipnotizada

-          Sigo profundamente hipnotizada

-          Cada vez que el pendiente llega a un extremo eres mas sugestionable, estas mas entregada a mis palabras

-          Estoy mas entregada a tus palabras

-          Eso es Mónica, sigue dormida, escuchando mis palabras que se graban en tu mente como si fueran tus propias ideas

-          Si

-          Mis palabras son tus propias ideas

-          Tus palabras son mis propias ideas

-          Muy bien Mónica. Ahora necesito que me escuches atentamente, muy atentamente

-          Te escucho atentamente

-          Quiero que olvides todas y cada una de las sugestiones que te he dado hasta ahora. No las necesitas, solo necesitas olvidarlas saber que no existen, que jamás han existido

-          jamás han existido

-          Eso es pequeña. No necesitas la relajación, no necesitas hacer sesiones, no necesitas vestir exclusivamente con ropa de la tienda, no necesitas usar el pintalabios que te regale, no necesitas ver porno, no necesitas hacer nada de lo que te obligaban a hacer las sugestiones

-          No necesito hacer nada de lo que me obligaban a hacer las sugestiones

-          Las sugestiones no existen ni han existido, has olvidado las sugestiones

-          He olvidado las sugestiones

-          Dime todas las sugestiones que debes cumplir Mónica

-          No lo recuerdo – Dijo tras permanecer un rato en silencio tratando de hacer memoria

-          Buena chica. Sigue mirando al pendiente relajada, tranquila, sin ningún problema, con la mente en blanco. Es precioso, te encanta, te fascina

-          Me fascina

-          Sabes que ese pendiente te hace relajarte hasta mas no poder, te lleva al éxtasis a la total felicidad

-          Lo se

-          Repite conmigo Mónica. Siempre que te muestre este pendiente caerás instantáneamente en este estado de hipnosis profunda

-          Caeré en este estado de hipnosis profunda

-          Siempre que lo veas caerás instantáneamente en este estado de total entrega

-          Caeré en este estado de total entrega

-          Siempre que te lo enseñe tu mente quedara instantáneamente en blanco lista para ser escrita con mis palabras

-          Lista para ser escrita con tus palabras

-          Este pendiente es irresistible para ti

-          Es irresistible para mi

-          Este pendiente es el símbolo de tu devoción hacia mi

-          Es el símbolo de mi devoción hacia ti

-          Muy bien pequeña. ¿Crees que me conoces bien?

-          Si creo que te conozco bien

-          ¿Crees que has aprendido estos días que es lo que me gusta?

-          Si, lo creo

-          Yo también lo creo. Eres lista y eso me encanta Mónica, seguirás estudiando para aprobar la asignatura que te falta y acabar la carrera. seguirás trabajando en la tienda para ayudar a tus padres. Dilo

-          Seguiré estudiando para acabar la carrera. Seguiré trabajando en la tienda para ayudar a mis padres

-          Muy bien princesa. Eso seguirás haciéndolo tal y como lo hacías hasta ahora. Pero para que todo sea mejor, para que te sientas plena has de saber que será lo único que harás como hacías antes.

-          será lo único que haré como hacia antes

-          Eso es. En cuanto despiertes serás una nueva Mónica, serásla Mónicaalegre y divertida que conocí ayer

-          Seréla Mónicaalegre y divertida que conocí ayer

-          serásla Mónicasexy y cachonda que he conocido hoy

-          Seréla Mónicasexy y cachonda que has conocido hoy

-          serásla Mónicaabierta, sociable, decidida y sin ningún miedo que tanto me gusta

-          Seréla Mónicaabierta, sociable, decidida y sin ningún miedo que tanto me gusta

-          Tan solo habrá una verdad total y absoluta para ti. Escúchame atentamente, grábala en tu cabeza porque tu vida girara en torno a ella

-          Mi vida girara en torno a ella

-          Mónica. Has de complacerme en todo

-          He de complacerte en todo

-          Conoces mis gustos y mis fetiches, mis aficiones y mis deseos, has de satisfacer todos ellos

-          He de satisfacer todos ellos

-          Has de contentar todas mis necesidades

-          He de contentar todas tus necesidades

-          Me conoces desde hace muchos años y sabes que es lo que busco en una mujer. Vas a hacer que encuentre en ti todo ello

-          Vas a encontrar en mi todo ello

-          Recuérdalo Mónica, has de complacerme en todo

-          He de complacerte en todo

-          Podrás hacerlo como quieras, eres libre de vestir como desees, de usar la barra de labios que te parezca, de usar o no tacones, de bailar como te parezca. Pero todo lo harás pensando en complacerme

-          Todo lo haré pensando en complacerte

-          Eso es Mónica, repítelo, repite que sucederá cuando despiertes

-          Seré una nueva Mónica, sexy, cachonda, abierta, sociable, decidi…

-          Eso es pequeña, ¿Qué es lo mas importante de todo?

-          He de complacerte siempre

-          Muy bien. ¿Qué sucederá cuando veas el pendiente?

-          Caeré totalmente hipnotizada y entregada. Lista para que tus palabras se graben en mi mente en blanco.

-          Buena niña. Cuanto mas cumplas con esto mejor te sentirás

-          Cuanto mas cumpla con esto mejor me sentiré

-          Cuanto mas me complazcas a mi mas te estarás complaciendo a ti misma

-          Mas me estaré complaciendo a mi misma

-          Saciar mis deseos es tu único deseo

-          Saciar tus deseos es mi único deseo

-          Eso te hace sentirte bien

-          Eso me hace sentirme bien

-          Demuéstrame Mónica que me conoces, dime que puedes hacer para complacerme

-          He de cuidar mi imagen mucho pero elegantemente, ser sexy pero sin parecer una fulana. Te encanta que me miren, que sientas que te envidian, pero odias que me hagan el amor con la mirada.

-          Si – Asentí sorprendido pues no pensaba que se hubiese percatado de aquello

-          Me ha de gustar salir de fiesta y estar con tus amigos, pero no agobiarte si te apetece estar a solas con ellos

-          Eso es

-          He de estar dispuesta siempre a practicar sexo contigo sin ningún tipo de vergüenza, sin ningún pudor. He de…

-          De acuerdo Mónica – Dije sonriéndome- Prefiero que me sorprendas no que me lo cuentes. Ya me has demostrado que me conoces bien. Estas lista para comenzar una nueva vida, para empezar de cero. Repite de nuevo, deseas ser una nueva Mónica, serlo te hará feliz

-          Deseo ser una nueva Mónica, serlo me hará feliz

-          repítelo, no pares de decirlo

-          Deseo ser una nueva Mónica, serlo me hará feliz, deseo ser una nueva Mónica, serlo me hará feliz, deseo ser una nueva Mónica, serlo me hará feliz…

Repitió una y otra vez la frase durante mucho tiempo. Mi brazo ya estaba más que cansado de suspender en alto el pendiente por lo que me lo guarde en el bolsillo. El teléfono móvil sonó y al verlo comprobé que eran mis padres, no me había dado cuenta pero habían pasado horas desde que acabe de cenar así que rápidamente descolgué y les dije que iría a casa a dormir tal y como les había prometido. Me levante del sofá y me dirigí a la habitación de Mónica, allí rebusque en su joyero hasta encontrar el otro pendiente que guarde también en el bolsillo.

Volví al lado de Mónica que seguían diciendo su frase incansablemente

-          …deseo ser una nueva Mónica, serlo me hará feliz, deseo ser una nueva Mónica, serlo me hará feliz, deseo ser una nueva Mónica, serlo me hará feliz, deseo ser una nueva Mónica, serlo me hará feliz, deseo ser…

-          Puedes parar Mónica. Cuando cuente tres despertaras pensando que te quedaste dormida. No recordaras la discusión que tuvimos.

-          No recordare la discusión que tuvimos

-          ¿Qué es lo debes hacer?

-          He de complacerte para ser feliz

-          1, 2, 3, despierta

Poco a poco su cuerpo se fue desperezando. Parecía despertar después de llevar horas dormida. Estaba desubicada, pero finalmente se puso de pie en frente mío y se miro a si misma descubriendo que estaba en ropa interior. Sonriente me dijo

-          Me he quedado dormida

-          Si, te he despertado porque me tengo que marchar

-          Vaya que pena. ¿No puedo hacer nada para convencerte de que te quedes?

Al tiempo que decía eso soltó el broche de su sujetador dejándolo caer al suelo y mostrándome de nuevo sus pechos.

-          No Mónica – Respondí riendo – No quiero quedarme sin verano el primer día

-          Lo entiendo, aunque no me gusta que te vayas tan excitado. Llámame mañana aunque no podamos quedar ¿vale?

-          De acuerdo

Me quede mirándola fijamente. Su mirada era distinta, era traviesa y juguetona. Me había puesto de nuevo a cien pero tenia que marcharme para evitar problemas. Mientras la observaba Mónica comenzó a dejar caer el tanga al suelo hasta quedarse de nuevo vestida solo con sus tacones. Pensé que me iba a dar algo del sofoco

-          Pero Mónica, que me tengo que marchar

-          Ya lo se, es para que te lleves un bonito recuerdo – Dijo con voz de niña buena chapándose el dedo – Además una vez dijiste que tu novia perfecta seria una mujer dulce y compresiva, la mas elegante en la calle y la mas ardiente en casa. Solo trato de ser la mas ardiente en casa.

-          Yo no he dicho eso, y si lo he dicho estaría bromeando – Conteste riendo mientras comenzaba a caminar en dirección a la puerta con el mayor de los calentones que recuerdo

-          Eres un mentiroso – Contesto riendo ella acompañándome a la puerta

-          Antes de irme quería decirte que me llevo unos pendientes tuyos de recuerdo, ¿te importa?

-          No, ¿Cuáles son?

-          Son estos

Nada mas mostrárselos la mirada de Mónica quedo fija en ellos de nuevo. Su cuerpo inmóvil escuchaba totalmente concentrado mis palabras. No había ningún signo de resistencia por su parte así que ya la tenia totalmente controlada. No solo ya no iba a necesitar las sesiones de relajación sino que además en caso de necesitarlas podría hipnotizarla al momento. Todo era perfecto. Antes de marchar la dije:

-          En cuanto la puerta se cierre despertaras sin recordar haber sido hipnotizada. Solo recordaras que me despediste y me viste salir por la puerta. He dejado un cigarro en la mesa del salón, te dirigirás allí y al verlo sentirás un enorme deseo por fumar. No quieres que tu casa huela a tabaco así que te lo fumaras en la ventana para que pueda verte como lo haces desde la calle.

Dicho aquello cerré la puerta y baje por las escaleras. Antes de montar en el coche mire hacia arriba y observe como Mónica no paraba de toser por culpa del cigarro. También aprenderá a hacerlo pensé. Y me monte en el coche rumbo a casa.

Estaba muy nervioso por lo que sucedería los días posteriores. Hasta ahora siempre sabía como iba a actuar Mónica ya que tenía sugestiones que la obligaban a hacerlo pero a partir de ese momento seria distinto. Mónica seria libre de comportarse como quisiese y esa incertidumbre por ver que me esperaba me hacia estar aun mas deseoso de estar con ella.

Sabía que acababa de hacer algo importante. Mónica era un feo trozo de madera que había tallado convirtiendo en una preciosa marioneta, pero ahora la había liberado de las cuerdas que la retenían dándola libertad para poder moverse, eso si, siempre cerca de mi. Sin duda iba a ser y fue un verano muy interesante.