miprimita.com

Sevilla 1 Ese tesoro de lycra y algodon

en Fetichismo

SEVILLA 1

Hola a todos, voy a intentar relataros mis experiencias vividas a lo largo de los seis años que llevo viviendo en Sevilla, insertando cada uno en la sección que más se asemeje al contenido del mismo, según los valla escribiendo y publicando.

Esto sucedió a los siete meses de llegar a vivir al edificio, pero a decir verdad yo buscaba la forma de provocarlo desde hacía un par de ellos, desde que una tarde al llegar de trabajar e ir a entrar en casa, llamaron mi atención unos ruidos en el descansillo de la escalera, que como tiene forma de L no veía lo que sucedía en el otro lado.

Como al entrar en el portal, la puerta no estaba encajada del todo, decidí ver quien era por seguridad.

-holaa, hay alguien?

-ah, si hola soy yo es que no encuentro las llaves de casa

Habiendo reconocido la voz y llegar a la esquina de su puerta, ahí estaba Mari con varias bolsas, agachada con el pelo mojado y varias cosas fuera de la bolsa de deporte, buscando en su interior.

-a vale, nada, es que iba a entrar en casa, he oído ruidos y como están las cosas de robos y demás….

-vengo de gimnasio y de comprar algunas cosas en el super, pero no encuentro las llaves de casa, no se si las he perdido o me las he dejado en la taquilla al cambiarme de ropa

-bueno mira bien y antes de darlas por perdidas acércate al gim

- aquí ya he mirado de arriba abajo y no están, asi es que me voy a acercar a ver en el súper si al pagar se me han caído y a la taquilla

-si quieres deja la compra en mi casa y cuando vengas me das un toque y la recoges

-si no te molesta si por que la verdad pesan

Metimos las bolsas en la entrada de mi casa y Mari se marchó a buscar sus llaves.

Ella es una mujer de 52 años, 1,65, morena, algo rellenita y con unos pechos de talla mediana tirando a grande, que en más de una ocasión ya habían llamado mi atención al notársele los pezones.

Hasta este día, la única conversación que habíamos tenido a pesar de ser vecinos, había sido el hola, buenos días, buenas tardes y demás saludos al cruzarnos en el portal, tampoco me había parado a mirar todos los encantos que ahora veo en ella.

Como después he  sabido, es divorciada y vive sola con una hija que pasa largas temporadas fuera ya que estudia en Salamanca.

Cuando vi la bolsa de deportes con la cremallera medio abierta e ir a cerrarla para que no se salieran las cosas pude observar un trozo de tela lycra rojo, que intuía seria su ropa interior, no pude reprimir mi instinto fetichista, abrí la cremallera del todo, comencé a tirar de la prenda y ante mí apareció ese maravilloso tanga.

Con sólo tenerlo en mis manos, el corazón se me aceleró a cien y la erección de mi polla fue casi instantánea.

Me senté en el salón extendí la prenda en el sofá y acaricié sobre el pubis como si la tuviese puesta ella en ese momento, acerque mi cara hasta rozar la tela con mis labios, pegue mi nariz aspirando su aroma, buscando la fuente de tan exquisito perfume que encontré bajando un poco más hacia  la entrepierna, cogí la prenda en mis manos y la di la vuelta, con la zona que había estado contacto con su sexo expuesta, que delicia, en el centro de ese pedazo de tela como de toalla, un par de cercos de manchas y una línea vertical como de medio centímetro de ancho y casi hasta el final, de un aspecto más consistente, es como tener dibujado la forma de su sexo.

Acerqué de nuevo la prenda a mi rostro y esta vez el contacto de su aroma con mis fosas nasales fué más intenso y turbador, un aroma a hembra, entre acido y acre fuerte que con el calor de mi acelerada respiración, emanaba más expresivo en sus matices si cabe.

Me senté en el sofá, abriendo lo botones de mi bragueta, metiendo la mano y acariciándome la polla encima del bóxer, es increíble como me estaba excitando pensando en el coño de mi vecina, claro que oliéndoselo a través de su tanga.

Después del deleite olfativo, el sentido del gusto debía recoger tan preciada delicatesen, mi lengua se paseó a placer por las huellas de su feminidad, llenando cada papila gustativa con el sabor de sus flujos vaginales, de su orina, de su sexo…

No me dio tiempo de sacar mi polla de su prisión, lanzando en el interior uno tras otro  cinco o seis borbotones de semen que me dejaron todo pringoso y el bóxer empapado.

En ese momento sonó el timbre de casa, mire el reloj, como podía ser? Llevaba tres cuartos de hora deleitándome con la prenda.

Subí los pantalones a toda prisa, me abroche el cinturón, metí las bragas en su sitio, cerré la cremallera y abrí la puerta.

-Me las ha devuelto la chica de recepción, se las ha entregado otra mujer que iba a utilizar la taquilla y estaban dentro.

-me alegro, menos mal que han aparecido, si no vaya quebradero de cabeza,

-uff, caya, oye que muchas gracias

-no hay por que darlas mujer, abre la puerta, que te ayudo con las bolsas,

Recogió su bolsa de deportes y una de compra, yo las tres restantes, cuando se giró para dirigirse  a su puerta, madre mía, que culazo, que morbo de curvas que delicia teniendo todavía ese olor tan intimo suyo…

Sin darme cuenta, tenia nuevamente una erección de caballo, estaba deseando soltar las bolsas en su casa y salir corriendo a la mía, pues me iba a ser casi imposible disimular la turbación que me estaba provocando.

Abrió su puerta, se inclinó ligeramente para dejarlas en el suelo de su entrada y se dio la vuelta para cogerme el resto que llevaba yo, sorprendiéndome de lleno mirando su esplendoroso culo.

Yo creo que me puse de todos los colores al sentirme pillado, pero aguante el tipo como si nada pasara al igual que ella.

-Bueno muchas gracias de nuevo vecino, por cierto me llamo Mari jaja, que ni nos habíamos presentado, si te apetece una cerveza te invito.

-si es cierto, jejeje, yo soy Manu, de veras no tienes por que dármelas, lo de la cerveza otro día, que hoy necesito una ducha y he quedado a las seis.

-si una ducha fresquita es lo que apetece con este calor

Me soltó con una medio sonrisa en la cara y una mirada fugaz casi imperceptible a mi entrepierna.

-otro día te la aceptaré

-cuando te apetezca me lo recuerdas

-ok ,hasta luego

Entre en casa derecho a la ducha, maldiciéndome por no haber aprovechado la oportunidad aceptando su invitación y haber intentado algo más, pues analizándolo ahora, me lo había puesto a huevo.

Después de este primer encuentro el trato cada vez que nos encontrábamos en el portal o ascensor ya empezó a ser algo más distendido con los saludos y charlas tontas de trayecto de ascensor.

Pero mi mente calenturienta la seguía con la mirada discreta pero lasciva, imaginándola entre mis brazos haciéndola gozar con mi lengua en su sexo, meándose de gusto empapándome con su elixir.

Comentar que os ha parecido, por favor.

Quieres deleitarme con tus braguitas

veo.veo.veo@hotmail.com