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Como cruzarte sin querer con la persona que deseas

en Bisexuales

Estaba bastante agobiada en la biblioteca porque había un trabajo bastante difícil que debía entregar en pocos días y que no sabía hacer, después de una hora de nervios en la que no pare de cambiar de postura en mi silla, tocarme el pelo, morder mi piercing y juguetear con los bolis la chica que tenia sentada enfrente de mí, y a la cual había observado desde que llegó, me dijo “creo que las dos necesitamos ayuda”.

Era una chica muy mona, con el pelo castaño, ondulado y no muy largo, tenía los ojos oscuros, grandes y con unas pestañas larguísimas. Como yo no sabía a qué se refería pronto me explico que desde que yo había llegado se había fijado en que estábamos haciendo el mismo trabajo y que ella tampoco sabía muy bien como se hacía, de modo que empezamos a hablar de como deberíamos hacerlo, pero nos olvidamos de que estábamos en la biblioteca y la gente empezaba a incomodarse y mirarnos mal, de manera que con una dulce sonrisa me propuso ir al apartamento en el que vivía, ya que su compañera y compañero de piso no estaban y quedaba bastante cerca, yo accedí encantada, cada vez me caía mejor y yo no podía parar de mirar sus labios y me sentía embriagada por su colonia de vainilla.

No tardamos en llegar a su casa, al entrar al salón me dijo que si no me importaba ella se iba a cambiar de ropa, que no se sentía cómoda con los vaqueros, yo mientras la esperé en el salón, me encontraba un poco incomoda al estar sola en un lugar desconocido, pero ella no tardo en volver, se había puesto unos short deportivos y una camiseta ancha, la camiseta le caía sobre un brazo dejando ver su hombro, llevaba un pequeño tatuaje, a mi me parecía que estaba muy sexy. Se sentó a mi lado en el sofá y empezamos a hacer el trabajo. De repente se quedo callada y me dijo que había sido una maleducada al no ofrecerme nada para beber, me ofreció un té al que no me negué, pero cuando volvió de la cocina traía un par de cervezas, empezamos a beber y a charlar, cada vez me encontraba más cómoda, hacía tiempo que habíamos olvidado el trabajo, pero habíamos descubierto que teníamos muchísimas cosas en común.

Cuando ya llevábamos un buen rato hablando y riendo sin querer derrame parte de mi cerveza y me manche la camiseta, ella pronto fue a por unas servilletas y empezó a secarla, pero no había nada que hacer, por lo que me propuso que me quitara la camiseta para dejarla sobre el radiador y que se secara, me pareció buena idea. De esa manera descubrimos que también me había manchado el sujetador, ella apoyo su rodilla en el sofá y prácticamente encima de mí empezó a secarlo también con las servilletas, pero al poco dejo las servilletas y simplemente me acariciaba los pechos, acercó su boca a la mía y empezó a besarme, bajo a mi cuello para besarlo y darle pequeños mordisquitos mientras me desabrochaba el sujetador, mientras yo pasé mis manos por debajo de su camiseta y descubrí que ella no llevaba ropa interior.

Nunca había hecho nada así y estaba un poco nerviosa, ella lo sabía, sabía que estaba manejando la situación, que tenía el control. Bajo por mi cuello hasta mis pechos y empezó a lamerme los pezones mientras me desabrochaba el cinturón y metía su mano dentro de mis pantalones, yo le quite la camiseta y empecé a besarla, acariciarla, sentía sus pechos contra los míos, el corazón me iba a mil y estaba muy caliente, le baje los shorts y descubrí un precioso tanga de encaje azul marino.

Ella me quito los pantalones y las braguitas y fue bajando desde mis pechos hasta mi pubis lamiendo mi barriga, eso solo hacía que yo me excitara más, empezó a practicarme sexo oral y yo me sentí en el cielo, alternaba sus dedos con su lengua y me hacía disfrutar como ningún chico lo había conseguido antes. De repente paró solo para buscar un dildo que tenía guardado, lo cubrió de lubricante y empezó a penetrarme con él mientras me besaba y mordía por el cuello y los pezones, yo enloquecía y cuando estaba llegando a lo mejor paró y me dejo claro que no era yo la única que lo iba a pasar bien esa tarde, era mi turno, como yo no había tenido experiencias anteriores parecidas al principio me limite a imitarla, para luego ir descubriendo poco a poco que era lo que le gustaba a ella, y le gustaba que jugara con sus tetas mientras alternaba mis dedos con el dildo y de vez en cuando bajara con mi lengua.

En un momento en el que la estaba penetrando con el dildo me paró y me tumbó en la cama, ella se tumbo encima de mí e hicimos un 69, hasta que llegamos las dos al clímax al mismo tiempo.

Pasado un tiempo y después de hablar de lo bien que lo habíamos pasado las dos, decidimos en darnos nuestros números para en un futuro repetir la experiencia, pero aun quedaba una alegría mas y es que su compañero de piso había llegado y estaba en el salón viendo la tele, cuando le vi la cara no me lo podía creer, era ese chico que lleva en mi cabeza desde el día que lo vi por primera vez, esa persona que día tras día me encuentro con el de frente y no soy capaz de dirigirle una sola palabra.

-Hola-dijo el al verme aparecer. Yo le devolví el saludo, a la vez que veía por la ventana que se había puesto a llover.

-No me digas que está lloviendo-Exclame. Acto seguido él se ofreció a acercarme a casa en coche para evitar que llegara empapada, yo acepte, ya que de algún modo era la oportunidad para saber al menos su nombre.

Cuando subimos al coche y antes de preguntarme donde me tenía que llevar, pregunto mi nombre, no sin antes presentarse. Ahora ya sabía su nombre, ya mis fantasías iban a tener nombre propio y no solo a un ser humano, ya esa persona tiene identidad. El viaje fue algo incomodo ya que después de la tarde que había pasado y de que aun me duraba el calentón, iba surgiendo de nuevo esa sensación en mi, ya que estaba delante de esa persona que noche tras noche aparece en mis sueños, y puedo disponer de ella para mi gozo y disfrute. La verdad es que no articulo palabra durante, quizás porque era un chico tímido o quizás porque se andaba concentrado en su conducción bajo la intensa lluvia, cuando por fin llegamos a mi casa, como cortesía le invite a tomar algo por las molestias del viaje y también porque era ya la hora de cenar, el dijo que en ese momento no podía pero que se la guardaba para un futuro y dicho esto me apunto su móvil en el brazo. Esa noche fue mágica ya que mis sueños volaron por todo lo alto, pero yo quería ir a más y no sabía si iba a ser posible…

Pasaron varios días hasta que por fin me decidí a llamarle, tras una breve conversación me dijo que este finde se quedaba solo en el piso y que si quería que podíamos quedar, sin duda era más de lo esperado y no dude en aceptar su proposición.

Después de varios días de nervios por fin llego el día, estaba dispuesta a lanzarme a la aventura, y para ello lo primero que hice fue guardarme un pequeño as en la manga, y me puse mi conjunto de lencería, ese corsé que un día compre para ocasiones especial, un ligero y sujetar a juego, con unos pequeños tacones, ya estaba lista y me encamine hacia su casa. Cuando llegue me recibió y me dijo que había preparado la cena y que pasar al salón que le quedaba un par de cosillas y que en seguida cenaríamos. Después de una rica cena, ambos nos sentamos a tomar una copa en el sofá, comenzamos a charlar mientras que las copas iban cayendo. Me decidí a dar un paso más en la noche y me acerque a su cuello para darle pequeños mordisquitos, el se mostro muy receptivo, y me dijo que ese era uno de sus puntos débiles. Poco a poco el ambiente fue subiendo de tono, comenzamos a besarnos apasionadamente, hasta que llegado el momento decidimos dejarnos llevar, fuimos a la habitación donde seguimos besándonos y empezamos a desnudarnos, el se quedo por un momento parado al ver mi conjunto y dicho esto y tras tumbarme en la cama comenzó a quitarme un zapato, y comenzó a recorrer mi pie, sobre la media, oliéndolo y chupándolo, era algo que nunca me habían hecho pero la verdad es que estaba muy caliente y me estaba gustando. Siguió con el otro zapato y finalmente me quito las medias y comenzó entonces a chuparme mis pies descalzos, poco a poco fue subiendo encaminando su boca en un intercambio de besos y lametones hacia mi clítoris, subió lentamente por la pierna hasta que por fin llego, comenzó a acariciar mis labios vaginales suavemente con la punta de la lengua, para poco a poco ir a mas, después empezó a introducir sus dedos en mi vagina y mi excitación cada vez iba en aumento. Después de un rato siguió recorriendo mi cuerpo, me quito el corsé que ya resultaba algo molesto, y comenzó a besarme mientras acariciaba mis pecho.

Después de que llevara un rato disfrutando con las diversas caricias que consiguieron llevarme a una excitación máxima, cambiamos los roles y fui yo la que empezó a hacer que se sintiera tan excitado como me sentía yo, comenzó por su punto débil, bese y chupe su cuello, poco a poco fui bajando hasta llegar su pene, comencé a acariciarlo, moviéndolo suavemente de abajo hacia arriba, poco a poco comencé a chupar y a recorrer con mi lengua su glande, para después de un rato introducirme su falo entero en mi boca, cuando ya llevaba un rato, me dijo que aun no quería culminar aquella noche que tenía guardada una sorpresa para mí. Dicho esto se levanto y salió de la habitación para volver al poco tiempo con dos cuencos, en uno había unos pequeños cubitos de hielo y en el otro había fresas. Empezamos a jugar con los cubitos de hielo, recorriendo el cuerpo y viendo como se derretían, la complicidad era mutua y esto no hizo sino aumentar el placer. Después fue el turno de las fresas, una tras otras las fresas fueron dejando espacio al deseo de comenzar el acto sexual, y tras la última fresa llego el momento en el que saco un preservativo del cajón, el cual le quite de la mano, lo abrí y poniéndomelo en la boca se coloque sobre su pene erecto.

La primera posición fue cosa mia, quería mandar y una vez que lo tenía tumbado me coloque encima, introduciendo su pene en el fondo de vagina, aquella excitación acumulada durante los juegos previos, estaba llegando a su culminación. Después de un tiempo cambiamos de posición, de tumbo sobre el borde la cama, y levantándome las piernas a sus hombros comenzó a penetrarme, a la vez que introdujo uno de mis pies en su boca. Poco a poco fue aumentando el ritmo y es que al igual que sabía que yo estaba a punto de alcanzar el orgasmos, sentía como su fuerza iba en aumento, y así fue no tarde en conseguir llegar más que al orgasmo a encontrarme en la gloria, acto seguido el saco su pene y quitándose el condón se corrió sobre mi cuerpo, eso fue algo que no me gusto y aunque no dije nada si que se me noto un pequeño gesto de desaprobación, el cual detecto y acto seguido me pregunto que si no me había gustado, a lo que obviamente respondí que no.

Me ofreció rápido la solución y es que ambos nos habíamos quedado con ganas de mas, por lo que esta vez seguiríamos en la ducha. Así fue una vez en la ducha, y apenas cinco minutos después de haber terminado, comenzamos de nuevo a hacer el amor, fue una experiencia nueva, ya que nunca lo había hecho en la ducha.

Una vez que terminamos volvimos al dormitorio donde nos acostamos desnudos y abrazados en uno sobre el otro.