miprimita.com

Vacaciones en Bcn (II)

en Fetichismo

Así pasé mi primera noche en su casa. Encerrado en una pequeña despensa. Tirado en el suelo, amordazado con las bragas de una prostituta en mi boca, con las manos y los pies atados y encadenado a una argolla del suelo. Y en la cabeza tenía una bolsa de basura negra que no me dejaba ver ni respirar con normalidad. Aún me dolia el cuerpo después de la paliza que acababa de recibir de aquellas tres mujeres. Pero estaba satisfecho porque en las próximas tres semanas iba a cumplir todos y cada uno de mis deseos y fantasías. Y más cosas que ni había imaginado.

Esa noche no pude pegar ojo. Mis brazos y piernas hacía tiempo que se habían dormido pero yo no podía. Trataba de no moverme para que los pequeños agujeros de la bolsa no se alejasen de mi nariz y ahogarme. Tenía mucho frio al estar desnudo en el suelo de aquella húmeda despensa. Y tenía unas ganas horribles de mear después de las nueve cañas que me había tomada la noche anterior. Empezaba a desesperarme. Quería que alguien entrase en la despensa y me desatase y me dejase ir al baño. Y quería algo de comer. Pero el tiempo pasaba y yo seguía allí.

No sé que hora era pero empecé a oir ruidos y movimiento en la casa. Alguien regresaba de trabajar. Pude escuchar unos tacones por el pasillo y abrirse la puerta de mi "habitación". Era Andrea y regresaba de trabajar. Me piso la espalda con sus tacones para comprobar si estaba dormido. Yo empecé a emitir sonidos y a moverme desesperadamente intentado suplicar que me desatase. Me dijo que había tenido una mala noche y que yo iba a pagarlo. de repente empezaron a caerme golpes de todo tipo. Primero patadas por todo el cuerpo, después empezó a pisarme con su tacones en la espalda, despues sin zapatos empezó a pisotearmi cabeza y mis huevos. Yo intentaba gritar pero era imposible. Después empezó a golpearme con una especie de cinturón por todos lados y cuando se cansó empezó a pegarme con el palo de la escoba. el agujero en la bolsa por el que respiraba se había movido y casi no enocntraba el aire. Y me rendí. Dejé de moverme y de gritar mientras ella me seguía golpeando e insultando. Por segunda vez en diez horas pensé que iba a morir en esa habitación. Me relajé mientras seguía recibiendo golpes. Me relajé tanto que no pude aguantar más y empecé a mearme encima. Ahora si pensé que me mataba pero de repente paró de golpearme. Me puso boca arriba y arrancó la bolsa de mi cabeza. Por fin pude respirar y verla la cara. Alguién la había golpeado y tenía el ojo morado y sangre en la nariz. Me dió pena y hasta entendí el odio que tenía en ese momento. Se sentó en mi pecho y quitó la cinta adhesiva que me amordazaba. Sacó las bragas de Noe de mi boca. Se puso de pie y se quitó las medias y las bragas. Se sentó sobre mi cara y comenzó a mear en mi boca. Bebí todo lo que pude y cuando no pude más cerré la boca pero ella seguía meando. Toda mi cara y el suelo se llenó de orina. Le repgunté que la había pasado pero la única respuesta que tuve fue una bofetada. Cogió sus bragas y empezó a limpiarme la cara con ellas y después las mojó con toda la orina que había en el suelo. Las metió en mi boca y me la precintó de nuevo con cinta adhesiva. Luego colocó sus medias en mi cabeza y encima, de nuevo, otra bolsa de basura que precintó con más cinta. Ella seguía sentada en mi pecho. Dos minutos después empezó a  faltarme el aire e intenté moverme pero empezó a darme bofetadas que no veía venir. Así estuvo un buen rato hasta que se cansó y abrió un pequeño agujero en la bolsa. Se levantó y se fue.

Mi situación no había mejorado. Seguía atado y amordazado y ahora además de una bolsa tenía unas medias en la cabeza así que aún era más dificil respirar. Solo un rato después de quedarme solo en la despensa oí como entraba alguien en casa. Era Vicky. También pasó por la despensa. Cuando se abrió la puerta me encogí todo lo que pude esperando otra paliza pero no pasó nada. Solo puede escuchar una pequeña carcajada y cinco palabras: "veo que aún sigues respirando". Y la puerta se cerró por segunda vez. Pensé que si volvían de trabajar lo normal era que se fuesen a dormir. Por lo tanto solo me quedaba la opción de que Noe me desatase o iba a pasarme allí al menos otras ocho horas. Así que me quedé esperando a que llegase Noe y se apiadase de mi.

Por suerte Noe no tardó mucho más en llegar. Me preguntó que tal estaba y que si estaba a mi gusto la habitación. Se puso a reir.

- si somos muy duras y estrictas contigo era para que aprendas bien y rápido. Para que aprendas quien mandará en esta casa y en tu vida las próximas tres semanas. Te aseguro que cuando salgas de esta despensa vas a ser la persona más sumisa del mundo. Pero eso será si sales de aquí. Aún es pronto y veo que no has aprendido nada porque te has meado encima y te dijimos que solo podías hacerlo si nosotras te lo ordenabamos. Así que pagarás por ello. Llevas aquí atado y encerrado 14 horas. Pues pasarás otras 14 más.

Dicho esto me desató las manos de los tobillos por lo que por primera vez en mucho tiempo pude estirarme. De dijo que me levantase. Aunque me costó mucho hacerlo con las piernas dormidas y los brazos atados a la espalda, conseguí ponerme de pie. No podía ver donde estaba ya que seguía con las medias y la bolsa en la cabeza. Pero noté como pasaba una cuerda por entre mis muñecas y después mis brazos empezaron a estirarse hacía arriba a la vez que mi cabeza bajaba. Había pasado una cuerda por una argolla del techo y estiró la cuerda hasta dejarme casi de puntillas en aquella incómoda postura. Pensé que no podía aguantar mucho así. Después desató mis tobillos y me mandó abrir las piernas. Sin dudarlo y con una fuerza terrible introdujo algo en mi culo. Se había colocado un arnés y empezó a darme embestidas una detrás de otra, cada vez con más fuerza. Yo gritaba pero nadie podía oirme. Mientras me destrozaba el culo empezó a apretar mis huevos y a retorcerlos. Yo gritaba cada vez más fuerte pero mi polla cada vez estaba más dura. Quería agarrarla con mis manos y pajearme como un loco. Pero no podía. De repente Noe paró y se quitó el arnes dejándolo introducido en mi culo. Soltó la cuerda que sujetaba mis muñecas al techo y caí de frente al suelo. Me quedé ahí tirado, medio llorando por el dolor y la humillación que había sufrido.

- te vas a quedar aquí unas cuantas horas más e intentá que la polla que tienes en tu culo siga ahí cuando vengamos. De lo contrario te romperemos el culo entre las tres durante horas. O mejor aún, nos traeremos algún amigo para que lo haga. Seguro que al final te acaba gustando. Ahora me voy a domir. Tu descansa que dentro de poco empezarás con todas las tareas domésticas y la limpieza de la casa.

Dicho esto empezó a reir a carcajadas. Ató de nuevo mis muñecas a mis tobillos y después la cadena de mi cuello a la argolla del suelo. Hizo un poco más grande el agujero de la bolsa, apagó la luz y se fue. Al poco rato me quedé dormido.

Un par de horas más tarde me desperté. Tenía un terrible dolor en el culo. Quería expulsar esa cosa enorme de goma que tenía metida hasta la garganta pero no me atreví a hacerlo pensando en los castigos que me podían caer. Así que traté de moverme lo menos posible para que no se saliese. Traté de relajarme y disfrutar de la situación. Al fin y al cabo yo me lo había buscado. De hecho, llevaba buscando una experiencia así toda mi vida. Si mi fantasía era ser dominado, ¿por que me quejaba? La verdad es que mis fantasías estaban más enfocadas a pies y zapatos y aún no había podido saborear ninguno en aquella casa. Tenía a un metro un armario lleno de zapatos usados por tres chicas y no podía ni tocarlos, ni olerlos ni mucho menos lamerlos. Además empezaba a odiar esa manía que tenían de ponerme bolsas en la cabeza. Odiaba el olor del plástico, el calor que había en el interior y la falta de oxígeno que me tenía empalmado todo el tiempo.

Pasó más tiempo. No sé cuanto pero al menos otras dos horas. Debían ser las tres o las cuatro de la tarde. Se oían ruidos por la casa, pasos, música, platos, ... La vida seguía su curso fuera de mi despensa y para mi se había detenido completamente el tiempo. Me quedé pensando en el tiempo que llevaba allí metido. Unas 18 horas. Todo lo que había pasado en ese tiempo lo ví a través del plástico negro de una bolsa de basura. No había comido nada. Solo había bebido algo de orina que Andrea me había regalado. Noe había dejado mi culo hecho polvo y entre medias había recibido cinetos de patadas, pisotones y bofetadas. Y todo en 18 horas. Y me quedaban casi tres semanas. Buff. La puerta se abrió y entraron las tres en la despensa.

- mira nuestro pobre perrito aquí atado y encerrado. Vamos a desatarle y a darle algo de comer.

Estas palabras de Noe me hicieron pensar que había algo de buenas personas en aquellas tres chicas. Me desataron las manos y los tobillos. También la cadena que me ataba al suelo. Luego me quitaron la bolsa y las medias que cubrían mi cabeza, me quitaron la cinta adhesiva y sacaron las bragas que tenía dentro de mi boca. Me sentí libre. Podía moverme, ver, oler y respirar. Me puse de rodillas y me estiré todo lo que pude. Pude ver como Vicky tenía en la mano un plato con las sobras de su comida y Andrea una botella de agua. Por fin. Con eso y poder ir al baño estaría eternamente agradecido. Pero ellas tenían otras intenciones. Vicky tiró los rstos de su comida al suelo. Pude ver que no era gran cosa. Un par de hojas de lechuga y algunos trozos de carne ya masticados. Mi cara cambió y por mi expresión pudieron notar mi decepción. Noe se enfadó mucho y se acercó a pegarme una bofetada.

- eres un desagradecido pero no te preocupes que tenemos más cosas para ti.

Dicho  esto se bajó las bragas, se subió la falda y empezó a mear encima de mi comida. Cuando pensé que había terminado hizo un poco más de fuerza y dejó en el suelo un par de trozos marrones de considerable tamaño. Tengo que decir que eso me dio bastante asco. Pero eso no era todo. Andrea hizo lo mismo. En cinco minutos tenía delante de mi, esparcido por el suelo un suculento menú que sin duda era lo único que iba a llevarme a la boca ese día.

- tienes 30 minutos para comerte y beberte todo. Si cuando volvamos no está el suelo reluciente te vas a acordar de nosotras.

Salieron de la despensa cerrando la puerta. ¿Que podía hacer yo? Pues eso. Empezar a comer y beber a toda prisa todo lo que pude. Me daban arcadas pero no quería más castigos. Al menos hoy. En 15 minutos no había nada en el suelo. Poco después entró Vicky y sin decir nada se agachó y se puso a mear y cagar delante mio. No paraba de reirse. Cuando acabó se limpió con un trozo de papel higiénico y lo dejó también tirado en el suelo.

- te quedan 10 muinutos

De nuevo me tocaba empezar a comer a toda prisa. Casi estaba terminando cuando entro de nuevo Noe y volvió a orinar en el suelo. Empezaba a desesperarme y cabrearme ese asqueroso juego. Estaba claro que ellas no querían que ganase pero de todos modos lo intenté. Poco después entraron de nuevo las tres. No había restos de nada en el suelo. Pensé que había ganado. Pero Vicky miró al suelo y vio el trozo de papel higiénico. Entonces me di cuenta que ese papel era una trampa, que también tenía que habérmelo comido. Supe que iba a pagar por ello.  Noe empezó a atarme las manos a la espalda y los tobillos. Andrea ató mi polla y mis huevos con una cuerda fina y se quedó con el otro extremo en la mano. Y Vicky me amordazó y me puso otra bolsa en la cabeza que cerró fuertemente alrededor de mi cuello. Y todo empezó. Andrea tiraba de la cuerda de mis huevos tan fuerte que pensé que me los arrancaba. Noe comenzó a romperme el culo con un dildo enorme. Lo hacía rapida y bruscamente. Y mientras Vicky no dejaba ni un centímetro de mi cuerpo sin pisar y patear. Se fueron turnando durante un tiempo infinito. Yo intentaba gritar mientras ellas me insultaban y escupían. No habían abierto ningún agujero en la bolsa y por eso gritaba. Estaban tan cegadas en torturarme que ni se daban cuenta de que me ahogaba. Yo me retorcía y lo único que conseguía era más golpes y tirones de huevos. Hasta que dejé de moverme. Por segunda vez pensé que iba a morir allí. Tenía la bolsa completamente pegada a mi cara y empezaba a marearme. De repente todo paró y alguien me quitó la bolsa de la cabeza. Me quedé rendido en el suelo a los pies de aquellas tres chicas. Noe me desató las manos de la espalda y dejó en el suelo un papelito y un boli.

- ya sabes lo que queremos. Podemos estar todos los días llevándote al límite hasta que escribas en ese papel. Pero ten por seguro que el último día, si no escribes nada, nos sentaremos tranquilamente a ver como te asfixias.

Entonces me di realmente cuenta de mi situación. Eran profesionales que trabajaban a cambio de dinero. estaban cumpliendo mis fantasias y no estaba pagando por ello. Me resigné y puse esos malditos cuatro números en el papel esperando que mi suerte cambiase. Esperando poder saborear sus pies o disfrutar de sus zapatos. O al menos ser su perrito y ser tratado como tal y no como un trozo de mierda atado y amordazado encerrado en una despensa oscura. Cogieron el papel y me dieron las gracias diceindo que iban a hacer un buen uso de mi tarjeta. Entonces volvieron a atarme las manos a la espalda y mi cuello a la argolla del suelo y se fueron dejándome de nuevo allí encerrado. Amordazado pero al menos y por primera vez, sin bolsa en la cabeza.