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El desengaño

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Era la última de las amigas que se casaba, bueno quedaba yo, pero de momento no era una de mis prioridades, por no tener no tenia ni pareja fija, es por ello que le pedí a Abel un “follamigo” que me acompañara, no quería ir sola y además con él me sentía siempre bien acompañada, y seguro que ese día también seria inolvidable para mi, como todos los momentos que paso con él.

Después de la ceremonia en que Diana estaba radiante, y a Raúl se le veía feliz, fuimos hasta una especie de casa rural donde se serviría la cena, el entorno en plena naturaleza era espectacular, sirvieron un aperitivo para hacer tiempo hasta que terminaran el reportaje fotográfico, cuando unos y otros posamos a su lado para tener un recuerdo grafico de ese día, pasamos a una carpa climatizada que hacia las veces de comedor, compartimos la mesa que nos asignaron con otras cuatro parejas, Andrea Bea y Lola nos presentaron a sus respectivas parejas, yo hice lo propio con Abel, y por fin quedaban Isabel y Julián, ambos junto con el resto de mujeres de esa mesa habíamos sido compañeros de Diana en la facultad.

La verdad es que Julián nunca me cayo bien, pero formaba parte del pack, a Isabel si que le tengo un gran aprecio. Todo fue correcto y cordial hasta que Julián, puede que por el alcohol ingerido o por su natural chabacanería comenzó a hablar de forma despectiva de los novios, no era ni el día ni el lugar, aunque fuera verdad en parte lo que dijo, y quienes conocíamos estrechamente a la pareja lo sospechásemos.

Pronto veremos como le crece la cornamenta al pobre cabestro. Semejante hembra no me extrañaría que en el viaje de bodas ya se enrollara con alguien, habiendo estado con todo lo que se mueve, incluso yo pasé por su cama antes de liarme con Isabel.

Eso me dolió, en parte porque apreciaba por igual a Isabel y Diana, con quienes seguía manteniendo unas relaciones que esperaba que siguieran dándose, las tres habíamos descubierto la dicha de la bisexualidad hacia ya mucho tiempo, siempre que teníamos oportunidad nos veíamos en pareja, aunque siempre que podíamos nos juntábamos las tres, para “jugar” nuestras peculiares partidas y pasarlo bien, por otro lado, que fuera precisamente semejante energúmeno machista, quien osara hablar de ese modo me enervó.

Siempre habíamos considerado nuestra relación, aunque con un amplio componente sexual, totalmente amistosa leal y cerrada, pues no quisimos incluir a nadie más en ella, la primera que se caso fue Isabel y dejó claro que debíamos seguir encontrándonos, pues ella no lo consideraba una infidelidad, dado que eso que nos proporcionábamos nosotras, ningún hombre seria capaz de darnos nunca.

Yo tenía alguna amiga fuera de ese círculo, pero ellas eran preferentes siempre. Abel vio algún cambio en mi semblante, porque en uno de los arrumacos que nos prodigamos como hacían también las otras parejas, después de mordisquearme el lóbulo de la oreja me susurro.

Sandra ¿Quieres que le de una lección a ese cretino? Por la cara que has puesto, no le partes las piernas porque estaría mal visto, pero creo que no te faltan ganas.

Me aparte un poco y de viva voz le pregunté.

¿Serias capaz de hacer algo así por mí?

De pronto se había hecho el silencio, en principio pensé que había sido por mis palabras, pero es que sacaban el pastel, sonó una salva de aplausos y los más folloneros jaleaban a los novios, mientras se disponían a hacer el corte de honor, en medio del barullo Abel me aseguró que le daría un escarmiento “MAGISTRAL” y además con mucho gusto, pero para ello necesitaba que la mesa se quedara sin mujeres unos minutos.

Después de brindar por los novios, tomar el pastel y alguna copa más de cava, les propuse a las chicas ir al baño a retocarnos un poco el maquillaje pues pronto comenzaría el baile, aceptaron y horas después Abel me contó lo que había pasado en nuestra ausencia, para que entendiera el porqué de su proceder; Hace lo suficiente que lo conozco para saber que nunca hace nada porque sí, todo tiene su justificación y esto es lo que me contó.

Julián preguntó de una forma directa el tipo de relación que nos unía, cuando le dije que éramos “follamigos” se quedo sorprendido de la soltura con que le respondí, pero insistió preguntándome a que me dedicaba, entonces le aclare que era ingeniero de profesión pero “Casanova” amateur, recalcando que me encanta sentirme utilizado por una mujer para su gozo y disfrute.

Para darse un poco de importancia, pues los otros tres chicos que había en la mesa estaban muy divertidos por mis respuestas y viendo en el jardín que se había metido él, apostillo que eso de “Casanova” lo podía ser cualquiera, él mismo cuando se lo proponía era capaz de ligar en cualquiera de los pubs que frecuentaba en ocasiones, sin la compañía de su esposa.

No Julián, no me refiero a ligar con mujeres que están ahí esperando ser ligadas, incluso que te hacen creer que las has ligado, cuando en realidad son ellas quienes te han escogido, eso es como cazar gallinas dentro del corral, se trata de hacer que una mujer pierda de vista todo lo que le rodea, que solo tenga ojos para aquello que le quieras mostrar, y que olvide todo lo demás que existe o la ata, y se entregue sin condiciones ni limites.

Me miro como si viera un extraterrestre y me dijo que eso era imposible, entonces fue mi oportunidad para comprometerlo, para lo cual sonriendo a los allí presentes le dije.

Podemos hacer una prueba pero solo si no te enfadas. Ahora cuando lleguen las mujeres, solo tienes que hacerte el remolón o el bebido y rehusar bailar con tu mujer, y vosotros tendréis que pedirle bailar para que no se aburra, entonces cuando lo haga conmigo, será cuando intente seducirla, y llegaremos solo hasta el punto en que ¡tu! decidas cortarlo.

Pero recuerda. No dejaré de avanzar hasta que lo pares, y si no lo paras tienes que prometer que NUNCA le pedirás explicaciones a Isabel sobre lo sucedido aquí, conmigo o con cualquier otro, eso será una parte fundamental del juego, pero si no quieres que lo hagamos dilo ahora y lo dejamos como está.

Ese reto era demasiado tentador para Julián y su “MACHISMO” significaba un ataque frontal a su masculinidad, algo de lo que era incapaz de dudar y solo pudo aceptar el juego en las condiciones planteadas, entonces le di una ultima estocada al decirle.

Cuando lleguen, dile a Isabel que disfrute con nosotros, que no se preocupe por nada, que un día es un día y que viéndola gozar a ella gozaras tú también, pero recuerda pararlo cuando creas que has llegado a tu límite.

Con desdén me dijo.

Es del todo imposible que Isabel caiga en brazos de otro, siendo mi pareja tiene todo el sexo que necesita, además nunca se le ocurriría nada semejante, es mía y lo sabe.

Julián acepto el juego, y los otros tres chicos que había en la mesa lo felicitaron por ello. Poco después llegaron las mujeres y mientras tomábamos otra copa de cava comenzó a sonar la música, los novios abrieron el baile con un vals y pronto comenzó a llenarse la pista con otras parejas.

Julián tal como habíamos hablado le indicó a Isabel que en la mesa, seriamos cuatro chicos para cinco mujeres, ya que él no estaba en condiciones de bailar, nos había pedido que bailáramos con ella y la hiciéramos disfrutar como mejor supiéramos. Esto último lo agrego de su cosecha, pero abrió una brecha mucho más importante de lo que él mismo podía llegar a imaginar en la mente de Isabel.

Oído esto, uno de los chicos se levanto y agarro a Isabel de la mano, literalmente la arrastro a la pista, bailaban el vals como si los pies no tocaran la pista, tal fue la sensación que causaron, que los dejaron solos para que terminaran la pieza ellos solos, aplausos a la orquesta y a ellos por supuesto. Después de eso Isabel ya no dejo de danzar hasta que cayó en mis brazos.

Después de bailar un par de piezas conmigo durante las cuales, me contó que tenia que seducir a Isabel con permiso de Julián, cuando tuvo la oportunidad hizo un cambio de pareja y siguió bailando con ella, yo quede en brazos de Luis otro de los chicos que me murmuró al oído.

Sandra, es muy bueno tu amigo y me alegro.

Creo con sinceridad que le ha tendido una trampa a Julián, y que este ha caído como lo que es según Andrea, y lo que he visto con mis ojos, un cretino de aúpa. Supongo que no te importara si Abel se acuesta con Isabel, o al menos que lo intenté.

Me contó un poco lo hablado en nuestra ausencia, y apostilló que ellos tres eran parejas “abiertas” con una intensa relación, algo que no me costaba imaginar conociendo a mis amigas. Entonces le aseguré, que si Abel pretendía acostarse con Isabel, el único que lo podía impedir era Julián si estaba ojo avizor, ya que Abel era meticuloso y no dejaba nada al azar, seguro que ya sabia de algún lugar donde llevarla a ella o a quien se propusiera, siempre inspeccionaba con disimulo el entorno y convertía los rincones más insospechados en los idóneos para un satisfactorio encuentro.

Dejé de verlos a ambos, al rato me senté pues estaba francamente cansada y según me dijo Bea ella también, me comentó que a su chico hacia rato que no lo veía, cuando apareció dijo que habían estado fumándose un porro con los chicos de Andrea y Lola, todo quedó en eso y nadie pregunto nada más, aunque nos conocíamos lo suficiente para con una simple mirada entender en parte lo sucedido

Queríamos reservar algo de energía para el ultimo tramo de la fiesta, después de que el autocar que había traído al grueso de los invitados partiera y solo quedáramos los más allegados junto con los novios, oportunidad para que un poco más relajados pudiéramos disfrutar íntimamente de un día tan especial para ellos, y en definitiva para todos los que los queríamos de un modo u otro, se quedaban también dos parejas que eran amigos de Raúl, solo faltaban Abel e Isabel pero nadie hizo ningún comentario al respecto.

Julián estaba totalmente borracho, y lo subieron entre varios de los chicos a la habitación que les habían asignado, cuando cerca de las cinco de la madrugada, después de contar muchas anécdotas y consumir una cantidad escandalosa de cava nos retiramos, aunque seguía sin sueño, y como desde las habitaciones se accedía a una terraza que rodeaba toda la casa, para relajarme salí a fumarme “un canuto” antes de acostarme.

Vi aparecer a Diana que me dijo que Raúl se había dormido en “su noche de bodas”, y riendo más por efecto del alcohol que por la situación, me aseguro que no se lo tendría en cuenta, pero que eso pasaría a formar parte del anecdotario para los próximos 50~60 años, compartimos el canuto y cuando se terminaba, vimos aparecer por el otro extremo de la terraza a Isabel y Abel abrazados por la cintura, al llegar a nuestra altura Abel la soltó, nos fundimos las tres en un fuerte y emotivo abrazo, nos besamos por turnos en los labios las tres y cada una entró en su habitación.

En la nuestra, Abel me preguntó si había subido alguna botella de cava, algo por otro lado nada inusual en mi, cuando iba a algún evento de ese tipo, entonces salimos a la terraza los dos otra vez, bebimos esa primera botella casi en silencio y baje a buscar una segunda a la nevera donde había visto que las guardaban, mientras tomábamos lentamente esa segunda botella, me conto lo sucedido desde que les perdimos de vista, y su relato comenzó así.

Reté a Julián, y cayo de cuatro patas en la trampa que le tendí, su orgullo y machismo le vencieron, y con Isabel todo fue la mar de sencillo, solo le conté lo hablado con su marido, que ante mi pretensión de intentar seducirla, lo dudó y recalque sus palabras.

Es del todo imposible que Isabel caiga en brazos de otro, siendo mi pareja tiene todo el sexo que necesita, además nunca se le ocurriría nada semejante, es mía y lo sabe.”

Eso la indigno, y fue ella la que me propuso que la poseyera si realmente quería hacerlo. Le hable de los otros tres que también estaban en la conversación, haciéndole notar que eran las parejas de sus amigas, ella me dijo que se trataba de parejas abiertas y le constaba que ellas no se enfadarían, si ellos también participaban de su “vendetta” cuando conocieran los detalles contados por ella misma.

Es una mujer muy ardiente, no me extraña que te guste y quiero pedirte que me permitas seguir viéndola mientras a ella le apetezca, pero Sandra no lo haré si eso te molesta.

Le pregunté cual había sido el lugar escogido para que nadie se percatara de las idas y venidas. No me sorprendió cuando me dijo que a la llegada a la finca, mientras yo hablaba con mis amigas, él había charlado con uno de los guardas, y le preguntó que donde podría escaparse con alguna de las invitadas sin que él marido se enterase.

El guarda, me indico una pequeña casita que había sido la vivienda de los propietarios, cuando aquello se empleaba para turismo rural, y que ahora solo se empleaba para cortas escapadas de estos, fuera de la temporada en que se celebraban las bodas en la casa principal, eso unido a 100€ que le di fueron suficiente para que me facilitara la llave, que dejaría sobre la mesa al salir, pues no solía rondar nadie más que ellos dos por allí.

Después de decirle a Luis, que nos siguiera si veía que partía con ella, cosa que hizo y esperó fuera de la casita hasta que salí para invitarle a entrar, espere fumando un cigarrillo que se convirtieron en varios, hasta que Luis salió en busca de otro de los tres, que a su llegada esperó fuera, pero este si que trajo una botella de cava, de la que dio cuenta a medias, la otra media la tomamos Isabel y yo mientras “hacíamos tiempo”, hasta la llegada del tercero de los chicos.

Pregunté a Isabel si le apetecía seguir con la juerga y asintió, salí para que entrara el tercero de los invitados a lo que yo me había currado, este tardo también bastante en salir, realmente Isabel es una gran mujer, con una capacidad impresionante para gozar y hacer gozar, me costó mucho satisfacerla plenamente, contando que pasamos juntos un rato al principio, luego en los intermedios y también durante un buen rato antes de regresar, pero me emplee a fondo para no quedar mal con ella ni contigo.

Entonces le dije, que Diana se había quedado sin noche de bodas y me sugirió que fuera a buscarla si me parecía bien. Así lo hice, al llegar a su habitación Raúl dormía como un bendito, mientras que ella estaba en una butaca soñando despierta quien sabe en qué, le dije si quería acompañarme a mi habitación, allí, estuvo con Abel primero, conmigo después y por fin con los dos, satisfechos los tres y amontonados en una única tumbona para darnos algo de calor vimos amanecer.

Resultó ser un nuevo día para todos en muchos aspectos, no solo por la salida del sol.

Julián, Ingreso en la cofradía de “los cabestros” como él mismo los llamaba.

Diana conoció el sexo de verdad, tres orgasmos en una sola sesión, no los había gozado nunca en su dilatada carrera.

Julián no osó preguntar a Isabel por “aquella noche”, aunque nunca la acompaña cuando viene a nuestra casa.

Abel fue admitido como miembro de pleno derecho en nuestro peculiar círculo, siendo el único varón al principio.

Al año decidimos casarnos, pero seguíamos siendo cuatro a todos los efectos.

Raúl al principio acompañaba a Diana cuando venia a casa, no se quedaba pero sabia muy bien lo que encontraba en ella, el primer día que se atrevió a acompañarnos, entendió cual era la mejor forma de alcanzar la felicidad en su matrimonio.

Nos encontrábamos con cierta frecuencia con el grupo que formaban, Andrea Bea Lola y sus chicos, siendo Abel en esas ocasiones quien ejercía de maestro de ceremonias.

 © (Pobrecain)

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