miprimita.com

A tus pies

en Poesía Erótica

Por siglos he caminado

para postrarme a tus pies

de nuevo cual perro fiel

que te agrade y complazca en todo,

como quieras, a tu modo,

pues yo te acompañaré.

Aún usando corona

no fuiste llamado Dios,

mas no hay otro que vos,

sino, explícame como

logré más allá de todo

superar cualquier embrollo

con sólo pensar en vos.

Tan fuerte será el poder

del amor en mis memorias

que el pasado de tu gloria

se grabó a fuego en mi ser

y es todo lo que puedo ver,

en tu interior la grandeza

sólo digna de la realeza,

no importa en donde nacés.

Que mi cuerpo sea tu templo,

tu refugio mi corazón,

tú la visión que me falta,

caminando hacia el futuro

para así compartir juntos

mi Don de la Sanación.

La destreza de mis manos,

la dulzura de mi voz,

mis textos tan atrayentes,

mi fama de inteligente

no los tengo vanamente:

son para servirte a vos.

Dolor o placer lo acepto,

para mí estará perfecto,

no es más que un juego excitante

que nunca se acabará:

cada quien da lo que sabe

y toma lo que el otro quiere darle,

sin usar la fuerza para quitarle,

porque nunca se perderá.

Lo que sale de mi boca

es un regalo para ti,

si lo quieres aceptar

a cambio de que tus manos

me den como su regalo

un abrazo celestial.

Porque este fuego candente

que por dentro me consume

no tiene nada de infernal,

si más bien es placentero

y se ve una entrada al cielo

¡con tan sólo imaginar!

Ya no digo, pues, si un día

se cumple mi fantasía

de volver a casa juntos

después de un gran festival

y, siendo la noche lluviosa

e implacable el frío invierno,

buscando tu abrazo tierno

encuentre acaso algo más…

Y nuestros labios se unan

y de nuevo en mi interior

pueda sentir tu calor

y así mi placer cantarte

y en tus brazos cobijarme

comprendiendo la razón

de por qué antes de nacer

te nombraste “El Protector”.

Porque debo confesar

que tengo sangre caliente

y mi creativa y loca mente

ya empieza a revolotear

creando múltiples mundos,

a cual más acogedor

y te invito a su interior

si te permites disfrutar.

Por siglos he caminado

para postrarme a tus pies

al igual que una vez

vine a implorar perdón

después de un gran tropezón

sólo puedes entender

que se acaba todo el “poder”

y sólo queda el amor.