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Soy Candaulista

en Voyerismo

De la wikipedia: “El término parece derivar del antiguo rey griego Candaules, quien ideó un complot para mostrar a su esposa desnuda a su siervo Giges de Lidia sin que ella supiera. Después de descubrir que Giges la estaba mirando desnuda, la esposa de Candaules le ordenó elegir entre matarse a sí mismo o matar a Candaules para castigar su falta. Posteriormente, Candaules mandó matar a su esposa cuando ésta rehusó desfilar desnuda frente a los soldados del rey. “

A mi me gustó encontrar este término. A lo largo de los años el exhibicionismo de mis parejas siempre me ha excitado sobremanera. Todo empezó con mi primera novia algunos años atrás. La llamaremos J. En aquella época la película de moda era Instinto Básico y aquel interrogatorio en el que Sharon Stone se abría descaradamente de piernas para mostrar impúdicamente su sexo sin ropa interior que lo cubriese marcó a toda mi generación. Al menos a mi sí. Aquella película la vi con J y ni que decir tiene que tuve una erección de caballo. Ambos andábamos en aquel entonces descubriendo el sexo y ella, en nuestro aniversario, tal vez inspirada por la película, decidió regalarme una de las noches que yo recuerdo como mas eróticas de toda mi vida. En un buen restaurante que elegí para impresionarla, luciendo una escandalosa minifalda verde, se fue al baño. Al volver me dio la mano por debajo de la mesa y en su mano estaban sus braguitas. No contaré los detalles que siguieron en aquella velada, solo que lo hicimos muchas veces y en muchos lugares.

A lo largo de los años tuve varias novias y en mayor o menos medida con todas experimenté esa sensación, la necesidad de exhibirlas, de llevarlas sin ropa interior, de lucirlas en topless e incluso visité alguna playa nudista bajo la excusa de que apreciaba la libertad de ir desnudos. Una vez un amigo me comentó, a modo de curiosidad que se excitaba mucho cuando su mujer hacía topless en la playa aunque la viera semidesnuda a todas horas en casa. Ese día supe que no estaba solo. Me documenté en internet y encontré muchas páginas sobre el tema e incluso algún chat de contendido para adultos en EEUU, donde maridos exponían fotos de sus mujeres.

El tiempo pasa y encontré en B, mi actual pareja la estabilidad emocional. Es una mujer muy guapa, delgada, con pronunciadas caderas, sexo depilado y un trasero que desde el primer día que lo vi supe que no querría guardar solo para mis ojos. B pasó a convertirse en mi mujer, pero ello lejos de apartarme de mis inclinaciones las hizo aun mas fuertes. Mucho mas fuertes. Ella es el objeto, casi obsesivo de mi deseo. A lo largo de los pocos años de convivencia que llevamos he llenado mi ordenador con cientos de fotos de mi mujer desnuda. Muchas noches aun las miro y me masturbo mirándola, mientras ella duerme a pocos metros de mi. A ella no le importan mis pequeñas perversiones, diría que incluso le gustan. De hecho una vez me confesó que nunca había sido una grna fan del sexo hasta conocerme. Ambos inventamos un juego de tablero para dedicarnos tiempo de sexo de calidad uno al otro. Hay varias pruebas de carácter sexual, besos, tocamientos, fotografías y si sale la carta, tenemos que inventar historias que el capricho de los dados nos obliga a que contengan orgías, romanticismo o vouyerismo. El ganador de la partida tiene la potestad por hacer lo que quiera del otro. Os contaré un día, muy reciente, que gané:

Le pedí que se vistiera con una minifalda muy corta. Es una de esas que todas las mujeres conservan desde hace tiempo en su armario pero que en realidad difícilmente van a encontrar la posibilidad de ponérsela de nuevo. Me encanta, es negra, breve y no demasiado ceñida, con lo que cualquier movimiento le deja expuesta a un certero observador. También le pedí que se pusiera una camisa muy desabrochada, mostrando escote. Mientras ella rebuscaba en el armario me conecté a uno de esos chats con webcam, donde por azar te van tocando otros usuarios que pretenden entablar conversación con un desconocido. Nos sentamos juntos delante de la webcam. Caras de desconocidos empezaron a pasar por nuestra pantalla. Me divertían sus expresiones cuando veían a B vestida como una putita. Fuimos saltando de usuario en usuario, unos demasiado jóvenes, otros demasiado mayores, ninguno nos convencía. Quince minutos mas tarde conectamos con un chaval con rasgos asiáticos. El chaval tuvo suerte, tal vez no fuera el candidato ideal pero empezábamos a aburrirnos y en esto del sexo no se puede romper la magia del momento. Nos saludamos y después de unas breves frases intrascendentes, quise entrar en materia y le pregunté si le gustaba mi mujer. Dijo que le gustaba mucho y preguntó si estábamos buscando un poco de acción. Le dije que tal vez, pero aun no había soltado mis dedos del teclado ya empezaba a desabrochar otro de los botones de la camisa de B. El muchacho tenía los ojos como platos. Ordené a B que le diera un buen show al muchacho y ella, como buena perdedora de nuestro juego, empezó a quitarse la camisa hasta mostrar sus dos tetas perfectas. A estas alturas el chaval había sacado su miembro y empezaba a tocarse. Ella tomó posición delante de la webcam y poco a poco se levantó un poco la falda para enseñarle que no llevaba nada debajo, pero le dejó la miel en la boca por unos segundos... hasta que se la quitó. Desde su ordenador el chaval podía ver a una hermosa mujer, desnuda, con su sexo completamente depilado que se masajeaba las tetas. Cerré la ventana del chat. El show había acabado y el chaval tendría que terminar por si mismo la masturbación que había empezado. B me miró me dijo que estaba enfermo y como única respuesta llevé mi mano a su entrepierna. Contesté que yo tal vez estuviera enfermo pero ella esta muy mojada. Nos lanzamos en la cama, B estaba excitadísima y solo quería que se la metiera, rápido fuerte y sin delicadeza. Nos corrimos como animales.

Pocos instantes después la miraba dormir en nuestra cama. Dormía placidamente y de nuevo había vuelto a ser mi esposa, tranquila, satisfecha y tan buena como la mejor.