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Universitaria cachonda cuenta sus experiencias(2)

en Hetero: General

   Ok... perdon por tardar tanto, tuve unos problemas con mi computadora y se me borro todo lo que habia escrito, por suerte tenia este guardado en otra compu o si no lo perdía todo. Trate de alargarlo lo mas que pude, pero como les dije, se me borro todo asi que espero que aun asi lo disfruteis.

   Esta es la continuacion de "Universitaria cachonda cuenta sus experiencias" si no lo leyeron aquí les dejo el link:

   http://www.todorelatos.com/relato/94593/ 

   Desde ya apreciaria sus comentarios para insentivarme y seguir escribiendo.

   Después de mi encuentro con Raquel, al día siguiente todo transcurrió igual. Nos tratábamos de la misma manera. Pero al llegar la noche… todo cambiaba. Siempre teníamos poses distintas que hacer y miles de formas para disfrutar.

   Unos días después, me confesó que capaz ella también puede que sea bisexual, ya que le atraigo yo pero también los hombres. Eso me puso algo contenta. Me gustaba que confiara en mí.

   Había pasado un mes de mi estancia en la universidad. Hasta ahora solo había estado con Raquel de forma íntima… pero eso iba a cambiar.

   Una viernes a la tarde. Cuando habíamos salido de nuestra clase. Nos habíamos sentado en la sala grande con Raquel para charlar un rato y contarnos algunas cosas. Esa tarde estaba más distraída de lo normal. Le pregunté qué le pasaba, pero solo me contesto que estaba algo fatigada por haberse levantado tan temprano. Le hice caso, pero supe que no era eso.

 -Puedes confiar en mi Raquel, cuéntame que te incomoda- por un momento me asuste. Tenía miedo que me respondiera que estaba confundida con respecto a su sexualidad.

 -Mira para atrás disimuladamente- me dijo entre susurros y algo colorada.

   Yo le hice caso, hice como que se me había caído para voltearme. Cuando lo hice, solo vi una mesa en donde estaba Erik (tan guapo como siempre) con un grupito de muchachos alrededor hablando a carcajadas. A excepción de ellos, no había nadie más. Ya que casi todos estaban en sus dormitorios estudiando o en clase. Miro de nuevo a Raquel para ver qué era lo que sucedía. Pero solo hice que se sonrojara más.

 -¿Te gusta uno de los de atrás?- pregunté en voz baja solo para que me ollera ella. Raquel asiento un poco y me vuelve a mirar- Si quieres te puedo ayudar a acercarte al que quieras.

   Voltee de nuevo, esta vez sin disimularlo, para ver cuál era el que captaba la atención de mi amiga. En el grupo estaba Erik, Lucas su mejor amigo, algo más corpulento que él; Germán y Sergio que eran hermanos y otro a quien no logre reconocer.

 -¿Cuál de los 4 es?- yo ya descartaba a Erik ya que sabía que no era de su agrado.

 -Lucas.

   La mire sorprendida, ya que pensé que le gustaría alguno de los hermanos.

   El mejor amigo de Erik era un mujeriego. Casi siempre estaba con alguna mujer alrededor suyo, y si no lo estaba era porque estaba en busca de alguna. A pesar de su reputación. Era buena persona… o eso era lo que decían...

   Nos quedamos un rato sentadas, hasta que pudimos ver como los hermanos se iban a estudiar, quedando solo Erik y Lucas.

   Agarre de la mano a mi amiga, cogí nuestros bolsos y fui directo a la mesa.

_Am… disculpen_ hable en voz alta y firme, para que pudieran escucharme. Ellos dos me miraron a la cara, no sin antes darme una ojeada de arriba abajo, al igual que a Raquel_ quería saber si nos podían ayudar a entender algo_ le señale mi cuaderno de apuntes y le mostré algo sobre matemáticas. La verdad no entendía, pero era igual una escucha.

_Claro. Siéntate_ habló Erik, algo inseguro. Nos sentamos con mi amiga enfrente de ellos y le mostré lo que no entendía_ ah esto es fácil_ y empezó con su explicación.

   No entendía ni medio de lo que decía. Pero el solo hecho de escucharlo hablar me alentaba a seguir preguntando cosas como “¿A sí? o “¿Y este de donde salió?”

   Al cabo de unos minutos. La conversación di un giro de 360°. Ya no hablábamos de matemática si no de cosas nuestras. Personales. Por suerte, Erik me preguntaba cosas y me miraba con admiración por mis respuestas. Pero por mala suerte, Lucas también.

   Mi amiga trataba de atraer su atención, pero cuando lo lograba el la observaba un momento y volvía a mirarme.

   Dado un punto, empecé a entrar más en confianza con Erik y empecé a rozar mi pierna con la suya. Primero lo hice y le pedí disculpas para ver como reaccionaba, pero supe que le gusto ya que el la respondió con lo mismo.

   Y el juego empezó. Eran las doce de la noche y nosotros seguíamos hablando. No quedaba nadie. Cuando me di cuenta, estábamos hablando de sexo entre los cuatro. La cosa se empezó a caldear y me empecé a poner cachonda con cada experiencia sexual que alguno contaba.

   Cuando les dije que era bisexual, tanto Lucas como Erik se sorprendieron.

_ ¡Vaya es todo un sueño!_ dijo Lucas, algo baboso.

_Cuando quieran podemos juntarnos los cuatro_ dije en forma de broma. Pero supe que ellos se lo tomaron mas enserio.

   Pasado el tiempo. Nos despedimos con nuestros amigos ya que era demasiado tarde, y a pesar de que el día siguiente era sábado, teníamos que descansar.

   Llegamos al dormitorio, nos pusimos los pijamas y caímos rendidas con Raquel en la cama, quedándonos dormidas por completo, no sin antes haberme masturbado pensando en Erik y en sus roses.

   A la mitad de la noche, desperté. Parece que había alguien deambulando por afuera, ya que se escuchaban pasos. Me levante rápidamente. Abrí un poco la puerta y vi que el pasillo estaba oscurísimo.

_ ¿Sales?_ pregunta Raquel algo zombi detrás mío.

_Solo voy al baño_ le hice señas para que se vuelva a acostar.

   Salgo con precaución y me quedo allí un rato. Esperando a que algo pasara… camine por el pasillo oscuro y me quede en la mitad… estaba temblando. Me había olvidado coger mi bata y ahora estaba tiritando del frio con este camisón.

   Di la vuelta para volver, pero siento que alguien me agarra de la mano y me detiene. Trato de zafarme, pero esa persona me inmovilita las manos y me tapa la boca para que evite que grite. Empecé a patear todo lo que podía, pero esa persona era más fuerte que yo.

   Me arrastró hasta un pequeño cuarto de limpieza y ahí me puso contra la pared. Con la poca claridad que provenía de una lamparita, pude identificar a mi agresor.

_Lucas qué diablos haces.

   Él me miraba excitado de arriba abajo, con cara de hambriento. Cuando trate de pegarle un cachetazo, me agarro las muñecas con su mano izquierda y las apoyo contra la pared con fuerza, paralizándome.

   Trate de calmarme, a pesar de que me había dolido.

_ ¿Te has vuelto loco?_ lo mire buscándole sentido a lo que estaba haciendo. Pero no respondía a la razón.

_ ¿Te crees que no me eh dado cuenta de cómo me has coqueteado toda la noche Mery? ¿Cómo me acariciabas la entrepierna?

   Mi cara solo expresaba indiferencia… hasta que recordé… En una de las veces que intente llegar a tocar con mi pie, la entrepierna de Erik, había tocado sin querer a Lucas… yo me había disculpado, pero era obvio que no se la creyó.

_Solo fue un error…_ trate de aclarar. Pero me estremecí al sentir su dedo levantando cuidadosamente mi camisón. Su dedo siguió su curso y llego hasta mi tanguita roja, que se había mojado un poco al ver a Lucas y a la forma en que me estaba tratando.

   Solté un pequeño gemido cuando toco mi clítoris por encima de mi tanga. Él lo tomo como un cumplido para seguir su camino.

   Siguió tocando mi clítoris, mientras yo sentía como me venía abajo. En un momento me soltó las manos y con su mano derecha me levanto por completo el camisón, y tocándome las tetas con su mano libre.

   Yo me deje hacer. Estaba disfrutando demasiado, a pesar de que sabía quién era la persona que estaba conmigo. No paraba de soltar pequeños gemidos.

   Al pasar 5 minutos aproximadamente. Bajo mi tanga por completo. Soltando un gran gemido cuando sentí su lengua en mi rajita.

   Lo agarre de la cabeza, trayéndolo a mí. Solo escuchaba mis gemidos, cada vez más fuertes… hasta que escuche algo más que mis gemidos… era… algo parecido cuando alguien trata de no llorar.

   Levante mi mirada de Lucas, que me comía el coño como los dioses y pude ver a Raquel observándonos desde la puerta entreabierta con su remera enorme. Sollozando.

   La mire perpleja, sin saber qué hacer. Pero mi expresión cambio rápido de preocupada a traviesa.

   Saqué a Lucas de mi coño (que no se había percatado de nada, ya que estaba más ocupado tratando de darme el máximo placer posible) y camine hacia la puerta. Raquel me miro sorprendida con los ojos vidriosos. Trato de correr, pero la agarre del brazo rápidamente trayéndola hacia adentro y cerrando la puerta detrás de mí…