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Zapatillas ardientes y latigazos

en Sadomaso

ZAPATILLAS ARDIENTES Y LATIGAZOS

Hacia ya varios meses que había estado en lo de Luvna tenia como recuerdo algunas cicatrices, pero sentía una irrefrenable atracción por volver. Aunque yo había sido flagelado varias veces siempre había sido en forma liviana; hoy quería ser azotado en serio por dos especialistas y sentir el doble resultado de dolor y placer. Hable para contratar una nueva sesión.

Me atendio Luvna, la rubia nórdica y su asistente la morena dominicana Zintia, ambas esculturales bellezas vestidas con diminutas bikinis de cuero y calzando sus clásicas zapatillas de danzas.

Has venido para que azotemos cada centímetro de tu cuerpo, incluyendo tu pene con total crueldad, como se castigaría a un esclavo rebelde;  usaremos nuestras zapatillas y el tipo de látigos que consideremos adecuados pero sin puntas metálicas, te azotaremos sin importar el grado de dolor y sus consecuencias, este tormento durara hasta que pidas clemencia o hasta que  pierdas el conocimiento.

Te castigaremos de pie, suspendido de una barra, con las piernas abiertas, a fin de poder azotar todo tu cuerpo; primeramente una tanda de azotes con un zurriago con nudos, que calentara y coloreara tu piel, luego seguirá una tanda con un látigo largo de una cola que se encargara de finalizar la tarea. Esta introducción de Luvna me produjo una fuerte erección y su placentera perspectiva hicieron que un temblor de ansiedad se apoderara de mi cuerpo.

Me ordenaron que me desnudara y tendiera sobre el piso separando bien las piernas; obedecí rápidamente y sin perdida de tiempo las jóvenes empezaron a excitarme con sus pies. Ambas caminaron sobre mi cuerpo, acariciaron mi cara con sus zapatillas, se podía advertir el movimiento de los dedos debajo del fino cuero. Zintia se ocupo de mis genitales, los acariciaba con el pie y los apretaba contra el piso, ya estaba bien duro cuando la suela de la zapatilla lo aplasto y refregó contra el piso. Luvna se encargo de acariciarme la cara y mis tetillas con las zapatillas, luego ambas se descalzaron y dejaron sus zapatillas sobre mí.

Yo estaba absorto contemplando los bellos pies de las jóvenes; finos, con largos dedos y arcos perfectos;  tenían las uñas perfectamente pintadas Luvna de negro y lucia una pulsera  en su tobillo izquierdo; Zintia de color rojo y tenia un anillo en el dedo mas largo de ambos pies, Les rogué que me permitieran besar esos pies maravillosos, y después de hacerlo largamente, tome las zapatillas. Eran zapatillas clásicas de danzas de media punta, de tamaño grande, de suave cuero negro unas y rojo las otras muy flexibles  con  suelas enteras muy delgadas. Las bese con deleite  pude sentir en su tibieza el  olor a cuero y sudor; Luvna me ordeno pararme  y tomar mi posición. Le pregunte sino mandaría empalar mi pene, pues en la forma suave que lo hicieran la ultima vez me había producido mucho placer; además instalar una varilla de madera en donde la carne del pene se abrazara servía para mejorar el efecto de los golpes.Luvna sonrió y le pareció buena la idea; Zintia dijo que me insertaría la misma varilla de la ultima vez, se ubico entre mis piernas abiertas y tomo la varilla de madera, engrosada en parte por varios ásperos nudos del mismo calibre. Zintia lubrico la varilla y la introdujo en la abertura del pene, la hizo deslizar lentamente hacia abajo, produciéndome una sensación indescriptible; Zintia golpeteaba con su zapatilla el cuerpo del pene y el extremo de la madera haciéndola avanzar, cuando algún nudo la detenía. cuando faltaban ingresar unos cinco centímetros de varilla, el ultimo nudo se detuvo antes de pasar el glande. Zintia comprobó que la varilla estaba firmemente insertada en el pene y quedo conforme. Coloco un par de anillas ajustables de goma, una en la base del pene y otra en el escroto, termino ajustando fuertemente un largo cordel en la base del glande, luego me ordeno que la siguiera hasta quedar bajo una barra que pendía del techo; separo mis brazos y aseguro mis muñecas con unas esposas de cuero, luego abrió mis piernas con una barra separadora y aseguro mis tobillos, quedando perfectamente en tensión y formando una X Zintia acerco un caballete de madera de altura regulable, acomodo mi pene sobre el madero y amarro el cordel que pendía del glande al extremo del caballete; el pene quedo estirado sobre la madera y firmemente asegurado.

 Zintia trajo los látigos  uno, de mango corto, compuesto por cinco ramales finos de cuero trenzado de unos 70 cm de largo terminados en apretados nudos; el otro era  una flexible trenza de cuero negro de 1,50 metros de largo, con un grosor del dedo pulgar en su parte anterior y terminada en una afilada azotera de 60 cm de flexible cuero, los acerco para que pudiera observarlos y comprendí que manejados por estas jóvenes expertas me podrían causar mucho daño y placer.

Luvna me anuncio que podíamos comenzar; Zintia me aplicaría 50 azotes con el látigo de nudos en la parte posterior, mientras ella castigaría el pene con sus zapatillas. Yo debería llevar la cuenta y decir –azótame-, recién entonces me fustigarían nuevamente, esto me permitiría a mi manejar el ritmo del castigo. Va dijo Zintia y con un sordo chasquido los cinco ramales marcaron mi piel en el centro de mi espalda; con un chasquido mas sonoro la punta de la zapatilla de Luvna restallo sobre el glande, causándome un fuerte dolor; mi voz dijo uno – azótame – La zapatilla y el látigo impactaron juntos, arrancándome un quejido; dos – azótame – Zintia prolijamente a cada golpe separaba los ramales de forma que castigaran los cinco por separado, poseía un brazo de hierro por lo que los cueros y especialmente los nudos golpeaban muy fuerte; la zapatilla caía con violencia; el pene empalado e inmovilizado sobre el caballete absorbía todo el impacto de la fina suela.; quince – azótame – Los ramales del látigo seguían recorriendo mi espalda y mi culo, dejando sus rojas marcas sobre la piel; la flexible suela de la ballerina hacia estragos sobre el pene;  -veinticinco – azótame – Zintia cambio de lado y comenzó a castigar desde la izquierda; Luvna brincaba delante del caballete, era un espectáculo verla,  golpeando desde todos lados, cada azote me provocaba un estremecimiento de dolor y a la vez un gran placer; la sensación era que el pene ardia como un leño;  los latigazos de Zintia ya causaban su cuota de dolor, confundiéndose ambos ya que seguían pegando al unísono. Mi voz dijo cincuenta – azótame – Luvna dijo: Ahora cambiaremos de posición, Zintia castigara tu pene con las zapatillas y yo te arreare 50  latigazos en tu parte trasera. Merced a un juego de espejos yo podía visualizar mi espalda y culo que presentaban una coloración rojiza y llena de marcas entrecruzadas y tachonada de puntos negros producidos por los nudos de los ramales del latigo. El pene había recibido un fuerte castigo, 50 golpes de zapatilla, aplicados con fuerza lo habían cubierto de pequeños hematomas y derrames, la piel tirante  brillaba transparentando  las venas, el glande estaba muy inflamado, por el extremo de la varilla aparecía líquido seminal.

Zintia tomo posición delante mio, retiro el caballete donde se apoyaba el pene y anudo el cordel del glande a la barra superior donde se sujetaban mis brazos; tenso el cordel, el pene quedo completamente vertical y presentando a Zintia la cara que no había recibido castigo.

Luvna se ubico detrás mio y dijo va; se escucho el sordo chasquido de los ramales sobre mi espalda y el sonido de la suela en el pene; ambos me arrancaron un grito de dolor; uno – azótame- El siguiente golpe me hizo retorcerme de dolor y gritar fuertemente; Luvna azotaba con fuerza  sobre mi espalda, los ramales chasqueaban nuevamente sobre las zonas visitadas con anterioridad; Zintia castigaba sin piedad mis testículos.

Aunque los dolores iban en aumento eran perfectamente soportables; el placer que me proporcionaba verme azotado verdaderamente como se azotan los esclavos, por expertas que amenazaban dejarme todo el cuerpo en carne viva, era realmente sublime e indescriptible. Decidí aumentar el ritmo del conteo, las jóvenes lo advirtieron y rieron y lo festejaron castigando con furia; treinta – azótame – dije claramente; un bramido de dolor salió del fondo de mi garganta; Zintia lanzo una carcajada, con total crueldad había hecho rozar la punta de la zapatilla el extremo de la varilla del pene, hincándola un par de centímetros, y produciéndome un dolor parecido al paso de corriente eléctrica. Riendo se lo comento a Luvna, ésta le ordeno que la hundiera totalmente así tendría a su disposición la cabeza del pene, cuando le tocara la tanda con el látigo a la parte del frente. Zintia no lo realizo enseguida; treinta y nueve – azótame – se repitió mi alarido de dolor, la varilla había descendido otro par de centímetros; cuarenta – azótame – la suela de la roja zapatilla impacto de lleno y hundió totalmente en mi carne la madera; cincuenta – azótame – Por el espejo pude ver el estado de mi espalda y culo; tenia un color entre rojizo y violáceo, era un intrincado laberinto de rayas  rojas y moradas, algunas con relieve y otras con la piel levantada y a punto de sangrar. Luvna la observo con satisfacción, toco alguna de las ronchas y dijo que estaba a punto para recibir el castigo del otro látigo.

 Luvna dijo: Ahora Zintia te aplicara 50 azotes con el látigo de ramales en tu parte delantera. Va dijo Zintia y los ramales marcaron rayas rojas sobre mi pecho; uno – azótame – Un bramido atronó la sala; los cinco cueros impactaron sobre mi pene, y alguno de los nudos marco mi carne; dos – azótame – Siguieron chasqueando sordamente las trenzas de cuero sobre mi pecho, pene y testículos, formando el rayado que habían realizado en la espalda; el trabajo del látigo sobre  mi pene y testículos me producía un intenso dolor arrancándome quejidos. Con voz clara dije cincuenta – azótame – y termino la tanda.

 Para finalizar la tanda de ramalazos Luvna tomo el látigo lo hizo silbar en el aire y lo descargo fuertemente contra la parte superior del pene; un alarido apagado y uno – azótame – Las correas se enroscaron con violencia en el cuerpo del pene; un fuerte alarido y dos – azótame – Cinco rayas coloradas aparecieron sobre mi estomago; tres – azótame – el latigazo me cruzo el pecho sobre una ronchas anteriores; cuatro – azótame – la voz de Luvna dijo, acelera el ritmo quiero que llegues al clímax; yo procure obedecerla; quince – azótame – los cueros mordieron la cabeza del pene; dieciséis – azótame – los cinco nudos golpearon sobre el glande; mi cuerpo empezó a temblar; diecisiete – azótame – las delgadas correas rodearon el cuerpo del pene; yo seguí temblando y eyacule; dieciocho – azótame – los nudos golpearon los testículos mientras algunas gotas de semen salían de mi pene. Diecinueve – azótame – Luvna separaba los ramales; impactaron sobre el pecho, grite, las rayas coloradas pronto se transformaban en ronchas, en donde pegaban los nudos se formaban puntos negros con sangre bajo la piel. Cuarenta –azótame – Nuevamente las correas rodearon el pene y uno de los nudos debe haber roto la piel, pues broto una gota de oscura sangre; Luvna sonrió y dijo que lo reservaría para después; cuarenta y uno –azótame- el látigo siguió realizando su cruento dibujo sobre mi cuerpo; cincuenta – azótame –

Luvna me dijo: Tu cuerpo, puedes observar, esta listo para la siguiente fase, actualmente esta totalmente cubierto de verdugones que cederán fácilmente bajo el látigo; tu decides si continuamos o no. En un arranque de locura grite si azótenme hasta morir.

Zintia blandió la negra trenza de cuero y se ubico a mis espaldas; Luvna dijo: Zintia te dará 20 azotes en la espalda y luego otro 20 en el frente, si todavía duras yo repetiré la tanda; lleva el conteo en la forma acostumbrada.

Dirigiéndose a Zintia le instruyo: Azótalo fuertemente, trata de no restallar ni hacer el efecto retroceso del látigo a fin de no cortar su piel, lo desollaremos lentamente a latigazos.

Zintia desenrollo el látigo sobre el piso, calculo la distancia, yo tenia mi cuerpo en tensión esperando el golpe; lo envió para atrás, me dijo ahí va y proyecto su brazo con violencia hacia adelante; fallo su calculo la delgada azotera rodeo mi espalda he impacto fuertemente sobre mi tetilla izquierda dejando una marca roja que prontamente se convirtió en roncha; yo ahogue un grito y dije uno – azótame – el segundo latigazo, resonó en la habitación, cruzo mi espalda la raya que marco abrió la piel en algunos tramos; yo grite fuertemente; dos – azótame – Zintia ya dominaba perfectamente las distancias del látigo cuando dije veinte – azótame – el dibujo de mi espalda y culo era completamente en relieve, con la piel levantada en muchos lugares y algunos rastros de sangre exudada. Zintia se ubico frente a mi, dijo va y la azotera se enrosco en mi pene, me retorcí en las ligaduras grite con fuerza y dije uno – azótame – el látigo castigo mi pecho, trazaba una larga raya y al golpear producía la sensación de una horrible quemadura; quince – azótame – solamente tres centímetro de la punta de la azotera se estrellaron contra el glande, la piel se abrió y salieron oscurones goterones de sangre; el grito de mi garganta fue gutural, al final veinte – azótame – El frente estaba como mi espalda, el entretejido de rayas tenia la piel desmenuzada en varios lugares y aparecían algunas manchas de sangre.

Tu estado es lamentable, debo azotarte 40 veces con el látigo, sobre el castigo realizado por Zintia, eres muy terco, esto terminara de arrancar tu piel, convertirá tu cuerpo en una llaga en carne viva; te convendrá que suspenda la tanda con este látigo y te castigue con “la lengua”, es un látigo fabricado para hacer daños profundos, te quedaran algunas cicatrices, pero por el castigo que has recibido, con  menos de 10 latigazos que te aplique , si puedes,  aullaras como un perro pidiendo que deje de azotarte; que prefieres finalizar ahora, recibir los 40 latigazos o que te azote con “la Lengua”?. Mi curiosidad pudo mas que mi temor, seria una experiencia única ser azotado con ese latigo: si implore castígame con “la lengua”

Zintia fue a buscar el látigo; era una trenza flexible de cuero negro, de canguro, de 2,25 metros de largo, un poco mas gruesa que el pulgar en su comienzo y afinándose hasta llegar a la azotera que era la lengua propiamente dicha. Era un trozo de cuero muy flexible de 65 cm de largo, que arrancaba con un ancho de 2 cm y se afinaba hasta la punta en donde media 5 milímetros; el espesor era de 1 cm.; era una azotera pesada, de medidas generosas Era verdaderamente impresionante los efectos que producía sobre el cuerpo del castigado. Esa azotera en el extremo del látigo impactaba a gran velocidad, siempre tajeando la piel  y también la carne.

Luvna tomo el látigo y se acercó para que lo observara, lo desenrosco, la negra víbora repto por el piso, y me hizo ver la mortífera lengua; la imagine lacerando mi carne y un temblor me recorrio el cuerpo;  la voz de Luvna continuaba;  si no cambias de opinión…….entonces procederé, realmente es un placer, no tengo muchas oportunidades de usarla sobre una espalda humana. Estuvo ensayando sobre un poste de madera, la lengua restallaba sobre el otras veces se enroscaba en la madera, daba escalofríos verla en acción…….bueno si no respondes, comenzare; seguramente preferirás que te azote solamente en la espalda; yo   asentí, me di cuenta que estaba temblando de excitación.

Luvna se puso detrás mio, calculo la distancia y dijo va; yo aspire profundamente, contuve la respiracion, se escucho el silbido y un fuerte chasquido anuncio el impacto contra mi carne, mi cuerpo se convulsiono, mis piernas se aflojaron, un grito bestial broto de mi garganta. La lengua había cruzado mi espalda en forma transversal, marcándola con una raya roja que en su parte final abrió piel y carne, brotando bastante sangre……después de unos segundos dije con voz temblorosa  uno – azótame -; yo observaba por el espejo, Luvna lentamente y como saboreando el momento, llevo el látigo hacia atrás y luego con un fuerte y brusco movimiento lo lanzo hacia adelante, el chasquido resonó en la habitación, la azotera trazo una raya paralela a la anterior 10  cm mas abajo, nuevamente parte de  la piel y la carne se abrieron; también mi cuerpo se convulsiono y explosiones resonaban en mi cerebro, el aullido fue el de un animal herido, el aire no ingresaba en mis pulmones, recien varios segundos después pude decir dos –azótame- Luvna sonrió y repitió los movimientos, el cuero chasqueo contra la carne, esta vez la raya fue en forma de cruz respecto a las anteriores, rasgo la piel y la sangre broto; yo convulsionaba, mis piernas no me sostenían y mi esfínter se aflojo y me cague encima, no me pude orinar por la empaladura y ligaduras en el pene; con voz apagada dije tres – azótame – Rápidamente otra raya paralela a la anterior apareció en mi espalda, también brotaba sangre; mis convulsiones continuaban, mi cuerpo se arqueaba y colgaba de mis brazos, me oí a mi mismo decir cuatro – azótame – El conocido chasquido del cuero sobre la carne atrono en mi cerebro, una raya paralela al primer azote 10 cm arriba apareció en mi piel; Luvna continuaba su dibujo con precisión absoluta, la sangre apareció de inmediato, susurrando dije cinco – azotame - Luvna me asesto el golpe de gracia, esta vez me azoto con todas sus fuerzas e hizo restallar el látigo sobre mi espalda y al realizar el efecto de retroceso, el cuero se retiro velozmente arrancando limpiamente una lonja de piel con trocitos de carne; yo me desmaye.-

Cuando desperté estaba acostado sobre una colchoneta, me habían limpiado las heridas; Zintia, sonriendo me dijo – quieres que me ocupe de tu pene?, yo asentí ;  desato el cordel y retiro las anillas de la base del pene y del escroto; quieres que te masturbe?, si respondí excito mi miembro con sus zapatillas, lo acaricio, le dio pequeños golpes, introdujo el glande en la zapatilla y lo froto contra la suave plantilla hasta lograr una erección, entonces el extremo de la varilla empezó a asomarse por la punta del pene; Zintia extrajo varios centímetros y luego volvió a hundir la madera dentro de mi; repitió la operación varias veces hasta que la retiro totalmente, a la vez que acariciaba el pene con una zapatilla, esto produjo una gran eyaculación, saltando borbotones de esperma, la zapatilla continuo friccionando el pene hasta que ceso de salir el esperma.

Luvna se despidió diciendo: Toma este paquete, son mi regalo a un cliente excepcional, son las zapatillas negras que he utilizado hoy, creo que serán un buen recuerdo para vos, vuelve cuando quieras, siempre realizaremos tu fantasía.-

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