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Un gitano se folla a mi madre

en Hetero: Infidelidad

Estaba anocheciendo y mi madre y yo entrabamos en el portal del edificio donde vivíamos y oímos unos ruídos provenientes del trastero. La puerta estaba cerrada lo  que nos extrañó mucho y decidimos ver quien era el causante de esos ruidos. Mi madre quería entrar directamente por la puerta pero yo me temía lo peor y decidí salir a la calle y mirar a través de la ventana con la que contaba el trastero para asegurarme que dentro no había nadie peligroso. Cuando me asomé pude ver a un hombre de etnia gitana mirando dentro de los trasteros de varios vecinos. Tendría unos 50 años, bastante cascado físicamente e iba vestido con un chandal roñoso, estaba claro que nos estaba robando.

Justo cuando iba a volver al portal para alertar a mi madre y avisar a la policía veo que se abre la puerta. El gitano también se percata y rápidamente se coloca en una posición en la que permanece oculto de la vista del que está entrando, que para mi desgracia resulta ser mi madre. De improviso el gitano sale de su escondrijo y se abalanza sobre ella. La pilla totalmente por sorpresa, ella pega un grito pero el gitano la agarra, le tapa la boca y la empuja contra la puerta a la vez que la cierra.

Mi madre intenta liberarse de su agresor pero el gitano es mucho más fuerte y no le cuesta mucho esfuerzo retenerla. Mientras tanto yo estoy totalmente paralizado y soy incapaz de reaccionar, nunca había vivído una situación así y pese a saber que tenía que ir corriendo a ayudarla, mis piernas no reaccionan y me quedo observando. Cuando el gitano ve que controla la situación le dice algo a mi madre.

"¡Tranquila señora, si se porta bien no le pasará nada!" pero ella no le escucha y sigue intentando liberarse.

"¡¡Que se tranquilice, coño!!" lo dijo con tanta agresividad que por fin mi madre reaccionó y dejó de forcejear por miedo a una posible agresión.

"Así me gusta" dijo el gitano, "Ahora voy a soltarla y se va a quedar quietecilla y callada"

Ella obedeció y se quedó quieta como una estatua. El gitano ya más calmado le echó una mirada de arriba a abajo.

Mi madre es una mujer casada de 45 años aunque aparenta algunos menos. Es morena, de ojos marrones y tiene un buen cuerpo para su edad, sus pechos son de un tamaño mediano y bien puestos pero tampoco destaca en nada en particular. Es una mujer normal y corriente que se cuida y eso la hace estar más apetecible a ojos de los hombres que muchas otras mujeres de su misma edad. Ese día iba vestida con una camiseta oscura y unos pantalones vaqueros.

Parecía que al gitano le gustaba lo que estaba viendo así que se acercó a ella y le susurró algo al oído que fui incapaz de oir, pero por la cara que puso mi madre tuvo que ser cualquier burrada. El gitano sonrió y sin previo aviso se lanzó a desabrocharle los vaqueros. Ella intentó resistirse pero el gitano harto ya de tantos zarandeos se llevó la mano a un bolsillo y sacó una navaja.

"¡O para quieta o te pincho aquí mismo!" gritó el gitano.

"¡Por favor, no le diré a nadie que le pillé robando, pero no me haga nada!" contestó mi madre ya entre sollozos.

"Eso no va a poder ser. Y para asegurarme que no dirá nada, hoy va a probar una polla gitana, que seguro que sólo ha probado pollas de payos"

Mi madre volvió a quedar paralizada. Estaba llorando, pálida y tal como me ocurría a mi ya no era capaz de reaccionar. El gitano aprovechó y terminó de bajarle los pantalones para a continuación bajarle también las bragas. Ante mis ojos apareció el conejo de mi madre, lo tenía peludo aunque tampoco sin excesos. Rápidamente se lo empezó a sobar con una mano mientras que con la otra se bajaba los pantalones. Sus calzoncillos estaban bastante guarros, de no haberlos cambiado en unos cuantos días, se los quitó y pude ver como asomaba una polla ya tiesa de unos 17 centímetros de largo y bastante gruesa. Volví a mirar a mi madre y pude percibir su cara de asco aunque con un ligero toque de excitación, la visión de esa polla y el sobeteo de su conejo ya estaban haciendo efecto y había dejado de llorar y vuelto a recuperar el color.

"Ahora va a saber lo que es una buena follada" y a continuación le incrustó la polla.

El gitano se estaba follando a mi madre a pelo contra la puerta, desde mi posición podía ver perfectamente como entraba y salía su polla del coño de mi madre. Lo hacía cada vez más deprisa y más profundo, hasta que llegó un momento en que entraron totalmente los 17 centímetros. En ese momento mi madre empezó a jadear, lo que en un principio parecía que iba a ser una violación se había convertido ya en una follada consentida y en unos tremendos cuernos a mi padre.

!Joder, joder, joder!" era lo único que podía decir mi madre.

"Ya le dije que no le haría daño" dijo el gitano entre jadeos para a continuación soltar una carcajada.

Mi madre pegó un pequeño salto y enroscó sus piernas alrededor de la cintura del gitano a la vez que con los brazos le rodeaba el cuello, mientras el la sujetaba por el culo y la empotraba contra la puerta. Estaban haciendo bastante ruido, era un milagro que ningún vecino los oyera. Mientras yo seguía mirando a través de la ventana, totalmente excitado y con ganas de hacerme una buena paja, pero me encontraba en la calle así que me tuve que contener.

"Cómeme las tetas" soltó de pronto mi madre a la vez que se quitaba la camiseta y desabrochaba el sujetador.

Sus tetas quedaron al aire y pude verlas en todo su esplendor. Me llevé una gran sorpresa puesto que hacía años que no la veía ni siquiera en ropa interior y no esperaba que tuvieran un tamaño más que respetable y siguieran mirando hacia arriba, los efectos de la gravedad todavía no habían echo mella en ellas. Sus pezones eran de un tono rosado, grandes y con unos buenos pitones, así que no fue de extrañar que el gitano se lanzase rápidamente a por ellos.

"¡Fóllame, hijo de puta, fóllame!" mi madre ya estaba totalmente desatada mientras el gitano continuaba metiéndosela hasta atrás y comiéndole las tetas pasando de una a otra con avaricia.

Pero justo en ese momento ocurrió algo que yo no esperaba y es que mi madre miró por casualidad hacia la ventana y me vió allí. Pensé que al saber que yo estaba viendo todo se asustaría y querría dejarlo ya y marcharse rápidamente. Y por un momento pareció que iba a ser así, vi en su cara un gesto de duda, pero el gitano continuaba a lo suyo y pudo más la excitación que la razón, así que cerró los ojos y continuaron con la follada como si tal cosa.

Pasaron varios minutos con el gitano bombeando a toda velocidad, tenía más aguante del que hubiera sospechado cuando lo vi por primera vez. Mi madre gimió con fuerza, estaba claro que acababa de tener un orgasmo pero el gitano no había acabado aún y continuó follándosela, con las tetas de mi madre bamdoleándose de arriba a abajo en los momentos en que el gitano no las devoraba con avidez.

"¡Aaahhh, me voy a correeeeeerrrr! y así fue, el gitano comenzó a dar pequeñas convulsiones, estaba claro que se estaba corriendo dentro del coño de mi madre.

Tras unos segundos pararon y pude ver como por fin sacaba la polla. Seguía tiesa y totalmente empapada de los fluídos de mi madre. Ella respiraba de forma entrecortada con una cara de satisfacción que yo nunca le había visto y con el conejo chorreando algo de semen y las tetas totalmente cubiertas de las babas del gitano.

"¡Joder, ha sido la ostia!" dijo el gitano, "no hay nada como follarse a una paya insatisfecha con su marido".

"¡Dios, no me lo puedo creer!" contestó mi madre, "¡ha sido la mejor follada de mi vida! y pensar que hasta ahora le tenía asco a los gitanos".

"Pues ahora ya sabes que como una polla gitana no hay ninguna" dijo sonriendo.

El gitano se vistió, le dió un último lametón a cada teta, cogió lo que había ido a robar y con una gran sonrisa salió del edificio. Mi madre se puso el pantalón y la camiseta, cogió su ropa interior del suelo, salió del trastero, montó en el ascensor y entró a nuestro piso. Unos minutos después yo hice lo mismo. Cuando entré en casa oí el agua corriendo en la ducha así que me figuré que mi madre se estaba lavando, sin duda lo necesitaba. Mientras tanto yo fui a mi habitación y me hice la mejor paja de mi vida.