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Mi linda putita

en Dominación

Cuando comencé a subir relatos a esta página, varias personas me agregaron a su MSN para conocerme, lo cual me agradó bastante, entre ellas me agregó una joven de mi mismo país, México y comenzamos a platicar.

            Lia fue bastante tímida al principio pero después comenzó a tomar confianza y a hablarme de sí misma. Tiene veintitrés años y estudia artes plásticas. Eso me resultó bastante interesante pues las artistas siempre me han parecido fascinantes, así que le pedí que me hablara de su carrera y del arte en general, por supuesto también hablamos sobre mis relatos una vez que ella se fue soltando, me contó sobre lo que le gustó de mis relatos y sobre sus propias experiencias, ahí supe que a ella le gusta mucho el sexo oral y le excita mucho el semen, su textura, calor y hasta sabor.

            Conforme fuimos tocando temas más calientes ella me tomó más confianza y llegamos a tener cibersexo con webcam incluída. Ella es de ojos pequeños con unos lentes muy lindos y discretos, cabello a los hombros de color castaño claro y liso y una boca pequeña y tierna. Ella es my bajita, de apenas 1.50 y cuerpo menudo como una niña, piel blanca ligeramente bronceada, de senos pequeños pero firmes y aunque pocas caderas, unas nalguitas paraditas que de verdad se antoja estrujar.

            Como dije antes es muy tímida y me tomó meses que llegáramos a tener cibersexo y de hecho en ese tiempo no me había mostrado más allá de su ropa interior y pequeños vistazos de sus pechos. Cuando hablábamos apenas podía ver que su mano se dirigía hacia abajo y sus gestos de placer pero no me había dejado verla masturbarse. Yo sí me mostré totalmente en cámara enseñándole directamente mi masturbación y eyaculación lo cual la excitaba mucho. Conversábamos por MSN  dos o tres veces por semana en las noches de temas en general y cuando podía convencerla, o sea una o dos veces al mes, teníamos cibersexo. Así fue por varios meses hasta diciembre pasado. cuando tuve vacaciones en el trabajo y ella en la escuela.

Azrael: Hola preciosa, dime, ¿estás de vacaciones?

Lia: Ya sabes que salí desde inicios del mes.

Azrael: Sí pero no sé si se te ocurrió tomar alguna materia intersemestral o algún trabajo o algo así.

Lia: Ay no, yo necesito mis vacaciones para no volverme loca en la escuela.

Azrael: ¿Y tienes algún plan para salir de la ciudad o algún compromiso?

Lia: No, sólo pienso quedarme aquí y mi único plan son las fiestas con mi familia.

Azrael: ¿Qué dices si yo te propusiera algo diferente?

Lia: ¿Qué?

Azrael: Estoy a punto de salir de vacaciones de mi trabajo, tendré dos semanas libres, lo mismo que a ti te queda de vacaciones, ¿qué dices si.... las pasas aquí?

Lia: ¿Estás loco?

Azrael: ¿Por qué, no te gustaría hacer realidad nuestras fantasías?

Lia: Pero una cosa muy distinta es ir allá, ¿qué le voy a decir a mi familia?

Azrael: No sé, cualquier cosa, que una amiga te invitó a pasar las fiestas aquí o lo que quieras.

Lia: Tengo conocidos allá, pero... no sé.

Azrael: Anda preciosa, si vienes serán dos semanas en que compartiremos la cama y te haré todas las cosas ricas que te gustan.

Lia: No es tan fácil, Azrael. Así por internet pues va, pero ya en vivo, no sé, no somos novios ni nada.

Azrael: Sería sólo por diversión, preciosa. Anda, ¿sí?

Lia: Pero, no tengo dinero para volar allá.

Azrael: Yo te lo pago, tú sólo dime y por internet te compro el boleto en este instante.

Lia: Pero, pero...déjame pensarlo.

Azrael: Piénsalo linda, imagíname comiéndote enterita, jejeje

 

            Así le estuve insistiendo durante toda esa semana describiéndole con detalle todas las cosas que le haría y lo rico que sentiría, hasta que, finalmente aceptó. Le dijo a su familia que pasaría las fiestas con un amiga de la infancia que tenía en el DF, lo cual no sería del todo falso pues se puso de acuerdo con su amiga y , en efecto, pasaría las fiestas con ella pero donde pernoctaría sería en mi casa, no digo dormir porque eso sería lo último que haríamos, jejeje.

            Unos días después yo estaba en el aeropuerto esperándola a la hora acordada hasta que la veo salir. Aunque la conocía por webcam era la primera vez que la veía en vivo y eso me emocionó bastante. Vi su figura pequeña y menuda como de una niña caminar emocionada hacia mí con su maleta que se veía graciosamente grande en comparación con su cuerpecito. No detuvimos frente a frente, nerviosos, como no sabiendo como saludarnos, darnos la mano parecía muy formal, besarnos podría parecer muy precipitado por ser la primera vez que no veíamos en vivo, así que nos dimos un ligero abrazo y un beso en la mejilla.

Azrael: Qué bueno que viniste, preciosa. Tengo tantos planes, ¿tienes hambre?

Lia: Sí, vamos a comer y sirve que rompemos el hielo.

            Dejamos el aeropuerto y fuimos a un restaurant italiano cerca de mi casa, nada muy elegante, poco más que un café con mesas en el exterior. Yo pedí una pasta carbonara y ella una a los cuatro quesos. Verla comiendo esa pasta que a cada momento le dejaba rastros de la salsa blanca y espesa en la comisura de los labios me llenó de ideas deliciosas.

            Me dijo que a su amiga la vería hasta dos días después, así que al menos por los próximos dos días, ella era totalmente mía. Terminamos de comer y fuimos a mi casa. Mi departamento es chico y está en la azotea de una edificio, es poco más que una cocina, una recámara y un baño pero al estar en la azotea tiene una terraza muy agradable para cuando necesito más espacio.

            Cuando estuvimos dentro, repentinamente la abracé, quedándonos frente a frente y la miro a los ojos, ella se nota nerviosa pero mantiene la mirada, me acerco a su cara y me detengo a unos centímetros de su boca, entonces ella completa el viaje y nos fundimos en nuestro primer beso, sus pequeños labios se abren al máximo para que nuestras lenguas jueguen entre sí. Poco a poco despegamos nuestras bocas y nos miramos a los ojos, ella está un poco sonrojada pero sonriente.

Azrael: cómo tenía ganas de esto, hermosa. ¿Quieres ir a mi cuarto?

Lia: Mmmm... sí.

            En mi cuarto nuevamente nos besamos pero ahora pegando más nuestros cuerpos y mis manos descienden a sus nalgas para apretarlas. Ella vestía pantalón de mezclilla, una camiseta ceñida azul claro y una chamarra ligera de mezclilla también. Por mi parte yo vestía mi clásico pantalón de mezclilla negro y un camiseta roja de manga larga.

            Ella sube mi camisa y yo la ayudo subiendo los brazos. Me la quita junto con la de abajo y deja mi torso desnudo. Por la diferencia de altura (yo mido 1.85) su cara queda frente mi pecho y lo besa acariciando mis vellos con la nariz, eso me prende tanto que enseguida le levanto su blusa y me muestra un lindo brassiere negro enmarcando sus senos tiernos como botones de flor, le beso y muerdo los hombros y el cuello y ella comienza a aumentar su respiración, desabrocho su bra y ella se saca los brazos por los tirantes y su bra cae al suelo, contemplo sus pechos pequeños pero firmes, de color moreno claro con las areolas pequeñas y castañas y unos pezoncitos ya erectos. Beso su boca y siento sus pezones ya erectos rozando mi abdomen.

            Lia se desliza sus pantalones junto con su pantaleta y de pronto está desnuda e hincada frente a mí bajándome los pantalones hasta que me deja desnudo también y contempla mi pene ya erecto, me asombra lo rápido que va con lo tímida que era hace un rato. De repente mete mi pene en su boca y lo chupa con fuerza para después iniciar un mete-saca delicioso, es muy buena mamando y parece disfrutarlo mucho porque mientras lo hace ya se está masturbando. La detengo para no venirme tan rápido y la acuesto en la cama colocándome en misionero sobre ella para besarla, luego comienzo a descender besando y lamiendo su cuello, sus hombros y sus senos, ahí me detengo un rato, lamiéndolos y chupándolos. les paso la lengua en círculos alrededor de la areolas y luego succiono los pezones con fuerza como tratando de sacarles leche, sigo bajando, beso su abdomen y ombligo, abro sus piernas y contemplo su sexo. Es pequeño de labios poco abultados, tiene vello público pero muy lacio y escaso. Hasta su sexo es como el de una niña, jejeje.

            Con los dedos abro sus labios vaginales y veo su vulva, ya rosada e inflamada y escurriendo muchos líquidos, al parecer sus labios mayores, pequeños y apretaditos escondían un volcán activo. Paso la lengua por todo su sexo y me deleito con sus jugos, con los dedos abro el capuchón de su clítoris, que aunque pequeño y oculto, se nota rojo e inflamado. Le paso la lengua directamente en su botón de placer y Lia se estremece, vuelvo a hacerlo y deja escapar un gemido, entonces continúo atacando despiadadamente con mi lengua su botón y en pocos minutos ella ya está gimiendo y moviendo las cadera de forma coital, sé que está cerca de venirse, lamo los dedos índice y medio de mi mano derecha y comienzo a hundírselos en la vagina mientras continúo lamiendo, en el fondo por el lado frontal de su vagina siento una bola dura y húmeda, es su punto G y su tamaño me indica que está en el límite, meto y saco mis dedos frotándolos y doblándolos en su interior mientras lamo con más fuerza su clítoris, Lia pone sus manos en mi cabeza y me aplasta contra su sexo como queriendo meterme en él. Se me dificulta respirar pero continúo todo lo que puedo hasta que Lia arquea la espalda y da un grito como poseída, siento su vagina contraerse alrededor de mis dedos y un líquido espeso manar abundantemente, saco mis dedos y bebo todo lo que puedo sin dejar de lamer su clítoris que vibra en mis labios hasta que Lia me detiene y su respiración agitada lentamente vuelve a la normalidad. Ella me jala hacia sí y quedamos frente a frente, nos besamos con mi boca aún llena de sus jugos. Usando toda mi fuerza de voluntad, me separo de ella y camino hasta un cajón de donde saco un paquete de condones, cuando voy a abrirlo, Lia me detiene.

Lia: Espera.

Azrael: ¿No quieres hacerlo?  Por favor no me dejes así que me muero de ganas.

Lia: Sí quiero , sólo que... no te pongas condón, quiero sentirte completamente, sólo no te vengas adentro por favor.

Azrael: Pero, ¿estás segura?

Lia: No te preocupes, acabo de hacerme análisis generales y estoy sana, tengo más de un año y medio que no me acuesto con nadie.

Azrael: ¿Cómo es posible?

Lia: Hace un año y medio tuve una fuerte decepción amorosa y pues, no me había animado a estar con alguien, además...

Azrael: ¿Además qué?

Lia: Quiero que me lo hagas como en el messenger.

Azrael: ¿Cómo?

Lia: Rudo, fuerte... quiero que me digas cosas... Verás, como parezco niña todos mis novios y pretendientes siempre me han tratado como una princesita, me acarician y besan y son tiernos. Aunque eso me gusta siempre me he quedado con las ganas de que lo hagan de forma salvaje, que me dominen, me sometan, que me hagan sentir una puta.

Azrael: ¿En serio?

Lia: Sí, quiero que hagas conmigo lo que quieras, que me uses y me poseas.

            Si acaso era posible, me excité aún más con sus palabras y me abalancé sobre ella, besándola y pasándole las manos por todo su cuerpo. La tomo por los hombros y la pongo de rodillas frente a mí, ella contempla mi pene y cuando se lo iba a meter a la boca la jalo de cabello.

Azrael: Si quieres ser mi puta me la vas a mamar cuando yo te diga, ¿entendiste?

Lia: Sí.

            Le restriego mi pene erecto por toda la cara embarrándosela de mi líquido preseminal, le meto mis testículos en la boca y los chupa con deseo, luego empujo mi pene en sus labios y ella abre la boca. Le meto mi pene hasta el fondo agarrándola con fuerza de la cabeza, lo ojos le lloran un poco y tiene un poco de arcadas pero le meto el pene hasta la garganta, una vez adentro toda se la saco y se la vuelvo a meter, aumentando el ritmo hasta que me la estoy cogiendo despiadadamente por la boca, su saliva cálida escurría por completo y baja por mi pene, bañando mis testículos.  Aumenté el ritmo de las embestidas y ella lo soporta estoicamente hasta que siento un estremecimiento por todo el cuerpo y mi pene se hincha aún más en su boca para descargar fuertes chorros de semen directo en su garganta, apenas haciendo ruidos de deglución y sin desperdiciar una sola gota, Lia se lo traga todo.

            Saco mi pene algo flácido de su boca y ella toma una bocanada de aire. Sus ojos estaban rojos, su saliva bañaba todo su mentón y su cabello estaba despeinado pero tenía una gran sonrisa.

Lia: ¡Qué rico estuvo, Azrael!

Azrael: A mí también me encantó, preciosa. Te comiste toda mi verga y no desperdiciaste una gota de semen.

Lia: Ahora quiero que me cojas con furia.

Azrael: Dame unos minutos y soy todo tuyo.

Lia: Te ayudo.

 

            Sin previo aviso, Lia nuevamente se metió mi pene en la boca, lo succionó con fuerza y rápidamente, luego lo lamió a todo lo largo y me chupó los testículos, cuando estaba en ello se me ocurrió una idea.

Azrael: Lámeme más abajo

 

            Lía lamió entonces abajo de mis testículos, le dije que siguiera bajando y lo hizo hasta tener enfrente mi ano.

Azrael: Eres mi puta y harás lo que te diga, lámeme el culo y mastúrbame.

 

            Lía dudó un momento pero cuando le insistí con la mirada obedeció, al principio tímidamente, pero después más rápido, pasó su lengua en círculos por mi ano mientras su mano bajaba y subía por mi pene. Sobra decir que en pocos minutos ya estaba duro y listo para la acción.

            Me separé de Lía y la acomodé empinada, o sea, boca abajo apoyada en sus rodillas, con el torso pegado al suelo pero las nalgas bien paradas. En esa posición se abrían de tal manera que su vagina y ano estaba totalmente expuestos y sometidos a mí. Lía estaba bastante excitada, se notaba en su vulva que ya escurría de tan húmeda. La tomé con fuerza de la cintura y de una sola y despiadada estocada le clavé mi verga hasta el fondo de su coñito. Lía dio un grito de dolor y ni bien terminaba ya se la había sacado y vuelto a clavar con la misma fuerza. Sus gritos continuaron con cada embestida pero no decía nada. Poco a poco los gemidos de dolor se volvieron en gemidos de placer a un ritmo salvaje. De repente Lía clavó sus uñas en la cama y dio un largo alarido. Su vagina se contrajo de forma deliciosa alrededor de mi pene, se estaba viniendo. Junto con su vagina, vi que también se contraía su culito, el cual se notaba muy apretado.

Azrael: Lia, ¿eres virgen del culo?

Lia: Sí, ¿por?

Azrael: Porque eso lo vamos arreglar en este momento.

Lia: Pero, pero, dicen que por ahí duele mucho.

Azrael: Eres mi puta y voy a usar todos tus huecos cuando quiera, ¿oiste?

Lia: ... Sí, Azrael.

 

            Sin sacarle mi pene del coño le metí un dedo en la vagina y lo remojé bien en sus jugos, luego le empecé a dedear el ano haciendo círculo hasta que el dedo entró completamente, luego empecé a hacerlo con un segundo dedo. Lia en ese momento dio alguno gemiditos de dolor pero aguantó sin decir nada más. Cuando mis dos dedos entraban y salían sin problemas saco mi pene de su vagina y lo acomodo en su ano, empujo, otro gemido de dolor y el ano se resiste, empujo más, logro meter el glande, espero un minuto y empujo unos cuantos centímetros. Lia gemía pero me dejaba poseerla estoicamente. Unos minutos después, mis huevos tocan sus nalgas.

Azrael: ¿Qué tal?, ya la tienes toda adentro.

Lia: Me arde Azrael, pero qué rico tenerla toda adentro.

Azrael: Y ahora viene lo mejor.

                        Se lo dejé adentro un par de minutos y luego empecé el mete saca e forma muy lenta. Lia, así, empinada comenzó a masturbarse. Lo estaba disfrutando bastante porque en pocos minutos su clítoris se hinchó y su vagina comenzó a segregar a mares. Lo siguiente fueron sus gemiditos de dolor y placer al mismo tiempo con su vocecita. Estos gemidos me resultaron tan ricos que perdí la amabilidad y comencé a cogérmela cada vez más rápido hasta que se la estaba metiendo y sacando el culo despiadadamente. Entonces Lia dejó de gemir para empezar a gritar.

 

Lia: ¡Sí, Azrael. Cógeme, cógeme, así, así, así!

Azrael: Voy a llenarte mi putita.

Lia: ¡Sí, por favor, sí, llénamelo!

 

            Tomándola fuertemente de la cintura di una estocada lo más profundo que pude y eyaculé varias veces en su ano, llenándoselo de mi ardiente esperma. Mientras eyaculaba ella también se empezó a venir con lo cual sentí el orgasmo más delicioso al ir acompañado de las contracciones de su ano sobre mi pene, como si lo exprimiera para sacarle hasta la última gota.

            Caímos agotados. Mi pene salió de su ano ya flácido y mientras recuperábamos el aliento nos acurrucamos en la cama y nos envolvimos con las cobijas. Nuestros cuerpos se amoldaron perfectamente. Nos dimos besos tiernos abrazados en la cama con las piernas entrecruzadas. Así estuvimos, acostados de lado, abrazados. Lia estaba con la cabeza recargada en mi pecho escuchando mi respiración y mi corazón agitado y sin darnos cuenta, nos quedamos dormidos.

            A lo largo de los siguientes días, Lia y yo ideamos nuevas y complejas formas de dominarla. La mayoría de las veces ella misma fue quien planteaba. Por ejemplo, cuando estábamos en casa ella siempre tenía que estar desnuda, afortunadamente nos tocó un diciembre bastante cálido por lo que ella no pasó frío. hubo momentos en que ella me pidió servirle la comida en un plato en el suelo para comer a gatas. Sobra decir que ante un espectáculo tan estimulante nunca pudo comer así sin ganarse una buena cogida

            La vez que más nos divertimos quizás fue cuando pedimos una pizza. Esa vez ella fue a recibirla a la puerta del edificio. Me dijo que cuando le abrió al repartidor, éste casi se va de espaldas. Lia lo recibió con la cara cubierta de semen.  Al recibirlo sólo le dijo "Justo a tiempo. Es que, sabe, a mí me encanta la pizza con leche". Cuando regresó, apenas aguantándose la risa, le hice que se recogiera todo el semen de la cara con los dedos y se lo pusiera a una rebanada. Ella se la comió encantada.

            Lo curioso es que por más humillante o hasta sádicos que fueran nuestros juegos, siempre terminábamos el día abrazados tiernamente. Su cuerpo pequeño la hace tan deliciosamente abrazable que es difícil evitar la tentación de dormir así con ella.

            Por supuesto también hicimos otra cosas aparte de coger como animales. Salimos a caminar abrazados o tomados de la mano por lo parques y plazas, fuimos al teatro y al cine. Le mostré buena parte de la ciudad, al menos la parte turística, pero inevitablemente volvíamos a casa donde pasaba de una linda princesita a la más guarra de las putas, lo cual ambos no encantaba, jejeje

            Ella ya llevaba una semana conmigo cuando una mañana, al despertarnos, como casi todos los días, nos acariciamos y besamos para echarnos el mañanero. En pocos minutos ya la estaba penetrando de misionero por la vagina. Ella, con las piernas abiertas y levantadas al máximo, gozaba con mi verga entrando y saliendo, En poco tiempo ella se vino y cuando yo sentí acercarse mi orgasmo tuve una idea. Ya nos habíamos hecho la costumbre de que cuando fuera a eyacular se la metiera en la boca o el ano para ahí echarle todo mi semen, pero esta vez quise algo diferente.

Azrael: Quiero llenarte el coño, Lia. Voy a venirme aquí adentro.

Lia: Pero, ¿cómo crees? No estoy tomando nada, ¿qué tal si me embarazas?

Azrael: Pues qué rico. Quiero dejarte bien preñada, mi putita.

Lia: ¿Y qué voy a hacer yo?, ¿cómo voy a regresar embarazada?

Azrael: ¿No dijiste que ya estás hasta la madre de que te vean como una niña? Si vuelves preñada todos van a saber lo puta que eres, nadie te verá como una niña, sino como la puta que se fue al DF a que la preñaran. Anda mi putita, ¿A poco no te encantaría sentir como te crece la panza con un hijo mío, mientras todos te ven sabiendo lo puta que eres?

Lia: No sé, déjame pensarlo.

Azrael: ¿A poco crees que te estoy pidiendo permiso? Eres mi puta y si quiero te preño. Sólo te aviso para que te prepares a sentir mi leche en el fondo de tu coñito.

Lia: Espérate, Azrael, es que/

            Antes de que pudiera terminar la frase, lo chorros de esperma ya golpeaban su útero mientras yo gemía de placer.

            Después de eso, nos quedamos en silencio abrazados en la cama. Lia tenía una expresión en blanco, lo cual no me dejaba saber si estaba enojada, preocupada o excitada. Después de una larga pausa, finalmente habló.

Lia: Me sorprendiste, Azrael. La verdad es que estoy preocupada. No sé que voy a hacer si me embarazas, pero también admito que me excitó lo que dijiste. La idea de que toda mi familia y amigos me vean como una puta me asusta, pero también me agrada, no sé porqué. Creo que así finalmente le callaría la boca a todos los que no me hicieron caso por verme como una niña y dejaría con el ojo cuadrado a todos mi ex que siempre me trataron con pincitas. También me gustó sentir tu semen en mi vagina. Es la primera vez que se vienen en ella sin condón y no pensé que se sintiera tan rico. Fue algo que siempre quise sentir pero no me atrevía.

Azrael: ¿Entonces no estás enojada?

Lia: No, me gustó. Hasta me gustó sentirme obligada por ti, que me hicieras sentir como de tu propiedad, como tu puta.

Azrael: Entonces, ¿me vas a dejar preñarte?

Lia: A lo mejor y ya me embarazaste, qué más da disfrutar lo que nos queda de tiempo juntos.

Azrael: ¿Eso es un sí?

Lia: Sí. Quiero que me preñes como la puta que soy.

            A partir de entonces, si acaso era posible, cogimos aún más. Su boca, vagina y ano me recibieron sin descanso durante la siguiente semana pero eso sí, siempre eyaculando en su vagina para asegurarnos de preñarla. Con cada eyaculación a Lia le excitaba más la idea de que la preñara, me lo pedía todos los días con deseo. Nuestros juegos de dominación no cesaron con esto sino que aumentaron. Por ejemplo, una vez que salimos a un centro comercial, la hice vestir un vestido corto sin ropa interior, para después subir y bajar repetidamente de las escaleras eléctricas y así lucir descaradamente su sexo a todos los afortunados que subían abajo de nosotros y los de los pisos de abajo. También pasaba que cuando estábamos en mi depa y yo sentía ganas de orinar, Lia me pedía que nos metiéramos a la regadera, donde se hincaba frente a mí y me hacía orinarle la cara mientras se masturbaba. Sobra decir que eso siempre terminaba en sexo salvaje, por supuesto con su coñito bien inseminado.

            Cuando tuvo que volver a su tierra, no desaprovechamos la oportunidad e hicimos un último intento de preñarla en el baño del aeropuerto. Cuando salimos del baño, Lia respondió la mirada de desaprobación de la señora que estaba haciendo la limpieza con una gran y cínica sonrisa.

            Una semana después, ya ella en sus clases y yo de regreso al trabajo. Nos vimos por messenger y después de una sesión de cibersexo ella me mostró el sobre con los resultados de su prueba de embarazo. Prefirió hacérsela en laboratorio para tener mayor certeza y darle más suspenso al momento. Emocionada abrió el sobre frente a mí, puso una cara de sorpresa y me mostro la hoja. El resultado era... negativo. Con algo de decepción aceptamos el resultado pero una cosa nos alegró. Siempre tendremos la siguientes vacaciones. Saludos desde México.