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Amalia 3 merche su novia...destrozada por el negro

en No Consentido

AMALIA 3 MERCHE SU NOVIA ACABA SIENDO  FOLLADA  POR TODOS Y DESTROZADA POR EL NEGRO

Llamaron al timbre, sabíamos que sería Merche la novia de Amalia y no podíamos dejar que la viera en estas condiciones, rápidamente la llevamos a la ducha y la dejamos aseándose, después, fuimos a abrir la puerta.

-          Hola, tú debes ser Merche no? Amalia no tardará, está en la ducha, se nos ha ido el santo al cielo con la mudanza.

-          Si ya lo veo, es normal, tengo muchas ganas de verla,

Merche es una mujer muy interesante no es espectacular pero tiene una figura preciosa, pechos redondos, caderas anchas, labios de vicio y una melena larguísima,  un vestido corto de una pieza, muy escotado. En ese momento entro Juan, que la repasó con lentitud de arriba abajo, disfrutando del espectáculo que ofrecía  su cuerpo, los presenté y ambos se acercaron para besarse, Juan lo hizo con lentitud, en ambas mejillas muy cerca de los labios, mientras la cogía por el talle y la acercaba a su cuerpo, el cabron volvía a estar empalmado y se lo hizo notar, Merche se sonrojó, pero no se separó de su cuerpo, al contrarió se ciñó más para notar su instrumento, lo que aprovecho Juan para bajar la mano hacia su trasero y acariciarlo, con fuerza.

-          Bueno estos hombres tan guapos no van a invitarme a una cerveza? O piensan dejarme en la puerta?

Reímos la iniciativa nos dirigimos a la cocina la cogí por la cintura, también tenía deseos de palpar ese cuerpo,   fuimos al frigorífico a buscarlas,  cuando nos dimos cuenta Juan  y yo de que había sido un error, al percatarnos de que en el suelo se encontraba la camisa y la faldita, así como el tanga de Amalia, totalmente embarrados de semen, nos miramos, sin saber qué hacer, era demasiado tarde en ese momento Merche vio la ropa de Amalia y la recogió del suelo, la sostuvo en su mano, sin poder evitar pringarse la mano con nuestro esperma, lo olió e incluso se acerco la mano manchada y se la acerco a la lengua, pudiendo confirmar sus sospechas.

-          Bueno me vais a contar que ha pasado aquí, sin duda esta ropa es de Amalia y sin duda también esto es semen y por la cantidad de más de un hombre, creo que tenéis que explicarme algo no creéis?

Juan y yo estábamos alucinando, Merche se había probado nuestro semen y el esperma del negro Abdul, para comprobar que efectivamente aquello era leche y no había hecho ni un gesto de repulsión es más repaso la lengua por sus labios, Juan no sabía que decir, pero lo que si hablaba por él era su enorme erección una vez más sin poder evitarlo, se ponía en evidencia mientras Merche, se sentaba en un taburete de la cocina con una cerveza en la mano y la ropa de Amalia en la otra, cruzándose de piernas y dándonos un hermoso espectáculo que iba más arriba  de sus piernas, esperando nuestra respuesta.

-          Merche creo que deberías hablar con Amalia, conocemos vuestra relación y lo más adecuado es que habléis entre vosotras de lo sucedido.

La verdad es que hablar de lo ocurrido con Merche me estaba poniendo cachondo, recordando cómo, había sido poseída por aquel negro con su enorme verga hasta que vacio sus testículos en todo sus agujeros, mientras Juan y yo disfrutamos del espectáculo de ver a ese gigante perforando su cuerpecito y lo mejor de todo es que luego rematamos las faena entre los dos (ver Amalia 2) follándola por todas partes, Merche prosiguió.

-          Sé que conocéis mi relación con Amalia y yo también conozco la suya con vosotros, así que no voy a escandalizarme, se que el cuerpecito de Amalia os excita a los hombres y es inevitable que ocurran estas cosas, se que habéis abusado de ella y la habéis violado varias veces, lo entiendo, Amalia y yo vivimos esta experiencia con su marido, se que os conto como tuve que mamársela cuando me la, metió entera en mi boquita y como fimos violadas por él.

Yo empezaba a necesitar algo más que una cerveza y me serví una copa, Juan hizo lo mismo y le sirvió otra a Merche, Juan se había excitado muchísimo con la introducción que había hecho Merche y sin perder de vista sus piernas y el final de sus muslos, vació de un trago su copa, a Merche no le paso por alto el “estado” en que se encontraba la enorme polla de Juan, inconscientemente abrió un poco sus piernas, lo que empezaba a encabronar a Juan,  también se percató, que mi vista se perdía a menudo por su escote generoso, después del trago me animé a seguir.

-          Merche es cierto, no vamos a negar nada de lo ocurrido, pero como has dicho antes el cuerpecito de Amalia genera esos instintos y sin duda el tuyo también, especialmente esta boquita que tienes, no me extraña que el marido de Amalia reaccionara así follándote tu boquita, sé que no está bien, que diga esto, pero como puedes ver a los dos nos has producido la misma reacción, tienes un cuerpo precioso y no lo hemos podido evitar.

-          Vaya, lo tomaré como un piropo gracias, así también os gusta mi boquita? Porque veo que además a Juan le gustan mis piernas y lo que hay entre ellas y tú no has perdido de vista mi escote y no voy a negar que es un  halago para cualquier mujer  ver a dos hombres empalmados de esta manera, pero esto no os exime de contarme lo que ha pasado aquí y os agradeceré otra copa, creo que me hará falta.

Juan propuso que nos pusiéramos cómodos en la sala, ya que Abdul andaba trabajando en el baño que está cerca de la cocina y no era cuestión de que escuchara nuestra conversación, por otro lado Amalia estaba en el piso de arriba y aun tardaría en arreglarse, estuvimos los tres de acuerdo cogimos los vasos y la botella y nos fuimos al salón, esta vez fue Juan el que cogió a Merche por la cintura, mientras charlábamos, pero no tuvo su mano quieta,  también le manoseo el trasero como quien no quiere la cosa y ella también lo cogió por la cintura.

Nos sentamos en el sofá dejando a Merche en medio de los dos, al sentarse uno de los hombros del vestido bajo ligeramente dejando ver unos pechos generosos redondos y firmes, y también para regocijo de Juan, el vestido ya de por si corto subió hasta arriba del todo de sus muslos, dejando ver unas braguitas rojas lisas, que marcaban sus labios vaginales, la verdad en ese momento pensé que acabaríamos follando a esta mujer ya que Juan, se tuvo que acomodar la verga dado el volumen que había alcanzado y eso no paso inadvertido para Merche.

-          Bueno empezare a contarte que hemos venido a ayudar a Amalia en la mudanza y también de algún modo a protegerla de su marido por si se presentaba, pero se ha presentado Abdul, para hacer los trabajos del baño, no sé cómo ha sido, pero el caso es que cuando llegamos a la cocina, ese negro enorme con su pedazo de verga estaba empalando a Amalia por todos sus agujeros, como si fuera una muñequita, nosotros al verlo en lugar de intervenir, nos quedamos mirando como esa bestia la traspasaba una y otra vez a Amalia y ella le suplicaba que parara ofreciéndose a hacerle una paja o un a mamada, antes de que la violara con aquel miembro , pero el continuo sin piedad,.

Merche bebió de un trago su copa, mientras me miraba con ojos como platos y su lengua recorría varias veces sus grandes y carnosos labios mientras sus braguitas rojas delataban con una mancha de humedad su excitación,  Juan la había rodeado con su brazo por el hombro empujando un poco más el hombro de su vestido, sin que ella se diera cuenta de forma que acabó cayendo del todo, dejando a la vista una hermosa y formidable teta que hasta ese momento apenas contenía su escote, Juan empezó a masajearse por fuera de su pantalón su polla empalmada, acercándose más y más a Merche, mientras yo le empezaba a manosear su muslo, ella ávida me pregunto.

-          Y vosotros cabrones no hicisteis nada por ayudar a lo pobre Amalia y dejasteis que ese negro la violara?

-          La verdad nos avergüenza un poco reconocerlo, pero no pudimos  ni quisimos evitarlo, nos estaba gustando a los dos ver como   se follaban a tu pareja, la verdad, nos excito mucho hasta tal punto que empezamos a masturbarnos mientras la penetraba por todos lados, una y otra vez y sabes que creo que te hubiera gustado verlo, Merche como aquel negro la llenaba de semen en unas cantidades increíbles  por todo su cuerpecito y aun más seguro que te hubiera gustado en su lugar.

La cosa se estaba saliendo de madre, Merche se había llevado la mano al coño, siguiendo mi relato empezando un suave jadeo y lamiéndose los labios una y otra vez, sus ojos desorbitados no dejaban de mirarme, mientras mi mano ya se había tropezado con la suya buscando su vagina, Juan le había bajado el otro hombro del vestido y sus tetas habían aflorado firmes y con unos pezones retadores, ambos nos habíamos sacado las pollas ya no podíamos más, empezamos a masturbarnos, era cuestión de tiempo, de que esa mujer fuera nuestra, balbuceando ya preguntó.

-          De verdad no puedo creer que no hicierais nada por ayudarla y os limitarais a masturbaros mientras, ese negro se follaba su cuerpecito empalándola con su tranca, sois unos hijos de puta cabrones.

-          Por eso estas tan mojada cuando te explicamos lo que le hicieron a tu novia, te pone que se la follen igual que te corriste cuando os violo su marido, tú también eres una cabrona, ves como nos has puesto, nos hemos empalmado, contigo, como lo hicimos con Amalia, viéndola con el negro y vamos a hacerte lo mismo.

Merche ya estaba a mil también mis manos hurgaban por su vagina metiéndole los dedos, acariciándola con suavidad, ella miraba con incredulidad a Juan que se había cebado con sus pezones, tímidamente no pudo evitarlo empezó a acariciar nuestros penes primero el mío y luego llevo su manita a la enorme verga de Juan.

-          Por qué dices esto?, que hicisteis con ella, que queréis hacer conmigo?, no puedo creer lo que está ocurriendo aquí, creo que deberíamos parar.

-          Cuando Abdul termino con ella, fuimos a ver como estaba, estaba embarrada de esperma por todos lados, su camisa su faldita, y todo su cuerpo aquel negro parecía que había dejado ir sobre su cuerpecito una cantidad brutal de esperma, estábamos muy salidos  y a punto de estallar,  teníamos  su cuerpo tan a mano, que no pudimos parar, a pesar de su oposición nos la follamos allí mismo, mezclando la leche de los tres en su cuerpo, sus tetas enormes acabaron chorreando nuestra leche, y su boca  al follarla notabas su saliva y esperma de Abdul mezclados.

La cosa ya no tenía marcha atrás, Juan se había desnudado y su verga estaba como un mástil, siguió mamándole las tetas y a mi Merche me estaba haciendo una paja increíble, mientras yo miraba como sus tetas se agitaban con el movimiento y con la mamada que les hacía Juan.

-          Sé que te hubiera gustado estar ahí con nosotros, hacer de mirona como hicimos y ver como se follaban a tu novia, pero no te preocupes, vas a sentir lo mismo.

Le subí el vestido hasta la cintura, le baje las bragas y la puse a cuatro patas en el sofá, su boquita  fue directamente a la polla de Juan, intentó reusar, pero él fue más rápido, atrajo su nuca hasta su verga y no pudo oponerse más,  por mi parte quería aquel culo maravilloso para mi, empecé a mojarlo con saliva y a introducirle varios dedos en su agujerito, cuando noto mi intención intento dejar la polla de Juan para protestar, pero Juan no la dejo, intento moverse para evitar que la penetrara, pero en vista de eso, se la clave de golpe. Si me llegan a decir hace unas horas que me follaría por el culo a Merche la novia de Amalia no me lo hubiera creído,  le estaba costando abarcar la polla de Juan con su boquita, pero la escena era muy erótica, se me vino a la cabeza como haría para tragarse la polla de Abdul, mientras le follaba el culito sin cesar y con cada vez más violencia, la idea crecía y se hacía obsesiva, hasta que estallé, mi semen se introdujo en su ano,  hasta rebosar y fue cayendo por sus muslos, Juan  en cuando yo saque la polla, puso a Merche boca arriba, colocó su polla en la entrada de su vagina, cogió con la mano mi semen de su culito y se lubrico la polla, clavándosela de una estocada, Merche con los ojos desorbitados mirándome, ahogó un grito, la escena era muy morbosa, me dirigí al baño de la planta baja, donde estaba trabajando Abdul, quería llevar a cabo una idea perversa, además Amalia, estaría a punto de bajar y eso le daba más morbo a la idea.

-          Abdul, como va el trabajo? tómate un descanso y ve al salón estamos tomando unas copas y además quiero presentarte a Merche la novia de Amalia, creo que te va a gustar y lo pasarás bien.

Abdul, no dudo ni un momento y con una sonrisa, aceptó la invitación, llegamos al salón, justo en el momento preciso, Juan estaba en los últimos instantes antes de correrse, embestía brutalmente a Merche, sus tetas se movían al ritmo de las embestidas y sus manos se apoyaban en pecho de Juan intentando frenar su brutal follada, a la vista del espectáculo, Abdul, se empalmo inmediatamente, y en un momento, tenía su enorme polla fuera y se acercaba a Merche, tanto ella como Juan lo vieron llegar pero las reacciones fueron muy distintas, mientras Merche abrió unos ojos como platos al ver el miembro enorme que calzaba el negro, su cara quedó demudada, a Juan por su parte, ver Abdul ya con su polla fuera, fue el detonante para llegar a su orgasmo, de su polla empezó a emanar, semen al coño de Merche, cuando llevaba un par de chorros, la sacó y dejo que siguiera salpicando el vestido y las tetas.

En ese momento oí bajar a Amalia del piso superior y la fui a interceptar, se sorprendió al verme, bajaba esplendida como siempre, envuelta en una toalla de baño.

-          Amalia, tenemos que hablar…. Hace un rato ha llegado Merche

-          Bien   tengo ganas de abrazarla y darle un montón de besos

-          Creo que deberías esperar, ha ocurrido algo veras….

-          No, me lo digas cabrón! Que le habéis hecho, no os habéis podido contener no?

-          La verdad es que no, pero no te cabrees, hemos dejado lo mejor para ti

-          No te entiendo, os la habéis follado no?

-          Si, y sé que en el fondo te hubiera gustado verlo, como te gusto cuando os violo, tu marido, verdad, como la empalamos por todos los agujeros y la llenamos de leche

-          Por todos? Y a que te refieres que me habéis dejado lo mejor para mí?

Amalia, empezaba a mojarse los labios con su lengua y simulando sujetarse la toalla empezaba a acariciarse sus abultadas tetas, sus ojos me miraban brillantes y muy abiertos, le metí mano directamente a su vagina a través del corte de la toalla, efectivamente estaba encharcada, mis dedos se internaron en su coñito empapado.

-          Ven y lo veras, te gustará.

Nos quedamos discretamente en la entrada del salón, donde Abdul, se quitaba la camiseta apestosa de sudor después de las horas que llevaba trabajando, y se bajo su pantalón corto, automáticamente su enorme polla salió disparada, Juan había terminado justo en ese momento y le dio paso, Merche miraba al negro sudoroso, con los ojos como platos, bueno mejor dicho a su verga, solo podía balbucear, estaba acojonada al ver eso, Juan, vino hacia nuestro rincón que estaba sin apenas luz, su polla, aún goteaba semen, pero no se corto delante de Amalia, simplemente le planto un beso con lengua y se dispuso a ver el espectáculo.

Merche intento salir del sofá para escapar, pero Abdul la cogió por el hombro y la arrodilló ante su monstruosa polla de 30 cm, afortunadamente la boquita de Merche aunque muy aduras penas, pudo tragar parte de ese instrumento, pronto su cara se congestionó, la verga llegaba a su garganta y grandes cantidades de saliva se deslizaban por sus tetas, sus ojos desorbitados pedían auxilio, pero el negro era implacable, la tenia cogida con una sola mano por la nuca y literalmente le follaba la boquita muy duro.

Juan y yo volvíamos a estar empalmados, me baje los pantalones y me quite la camisa, Amalia se estaba tocando por el corte de la toalla, con ojos embobados y una sonrisa extrañamente dulce.

Abdul, dejo la boca de Merche, ésta aliviada por liberarse de aquella polla, no esperaba lo que venía a continuación, su coñito aún rezumaba semen, de hecho estaba lleno y se había derramado por sus muslos, su aspecto era muy morboso, el negro la tumbo sobre el sofá como a una muñeca de trapo, le abrió las piernas sin tiempo a que pudiera impedirlo aunque se resistió con fuerza, la cogió por ambas manos y las puso sobre su cabeza, la polla gigante se apoyó en sus labios vaginales y Merche apretó los dientes y cerró los ojos con fuerza.

Los tres mirones estábamos muy agitados, Amalia seguía metiéndose mano, pero era evidente que se estaba masturbando, su toalla había caído ligeramente mostrándonos a los dos sus hermosas tetazas, que se movían al ritmo de sus dedos en su coñito, con los ojos clavados en su Novia, viendo como aquel gigante negro la iba a destrozar en un momento, Juan se masajeaba su polla mientras tocaba el culo a Amalia y yo empezaba a masturbarme, con el conjunto del espectáculo, cada vez más caliente.

Abdul no estaba para florituras, guiada por su mano su polla se introducía rápidamente por el coñito lubricado de semen de Merche, en pocos segundos la mitad de su estaca ya estaba dentro, Merche arqueaba su pelvis, para facilitar lo inevitable sin resistirse ya que era consciente que con tal miembro sería muy doloroso hacerlo unos segundos más y más de 20 cm de aquel tronco ya estaban dentro, lo impresionante era el grosor de aquel estoque entrando en aquel coñito, inesperadamente el negro, con un golpe de cadera, acabo entrándola toda de golpe, en aquel momento Merche no pudo evitar gritar, era increíble cómo podía aquel coñito engullir tal verga, pero lo hizo, a partir de ese momento Abdul empezó un bombeo cadencioso, ella ya absorbía con normalidad ese pedazo de carne, Abdul, al mismo tiempo que se la follaba empezaba a magrearle el culito, metiendo sus sucios dedos en su agujerito.

Entre tanto nosotros ya estábamos totalmente salidos de nuevo, le quite la toalla a Amalia, que ya necesitaba apoyarse en la pared, para seguir con su paja ya que le fallaban las piernas, quería ver de nuevo sus tetas duras y el lujo de verla desnuda masturbándose, Juan le estaba amasando el culo con fuerza y yo atraía su mano a mi polla, Amalia me miraba con una mirada turbia, me arrodille y empecé a mamarle el coño me empezó a marcar el ritmo con las manos en mi cabeza.

Después de unos minutos , de bombear a Merche Abdul, empezó a sacar su polla y una vez más sin darle tiempo a reaccionar, la volteo, y le sujeto las manos en la espalda, su cabeza apoyada en el sofá miraba hasta el punto donde nos encontrábamos, Amalia y Merche intercambiaron una leve sonrisa unos segundos antes de que el negro la empalara, poco a poco, Merche no evitó de nuevo un grito que intentó ahogar con la almohada del sofá, mientras miraba fijamente a Amalia, que se estaba corriendo a chorros en mi boca yo amarrado con mis manos en sus nalgas atrayéndola hacia mí.

Esta vez mucho más lentamente la estaca del negro se introducía en el culito de Merche no pudo aguantar el dolor y por unos segundos quizá algo más de un minuto quedo inconsciente desmayada, por el dolor de la penetración, aprovechando esto, Abdul no dudó, la insertó hasta el fondo, la imagen era espectacular, el tamaño de Abdul prácticamente doblaba el cuerpecito de Merche, empezó a bombearla y poco a poco se fue recuperando y volvió a cruzar de nuevo la mirada con Amalia, esta al verla así con ojos como platos, no contuvo su orgasmo, mi lengua no paraba de follarle el coñito, sabía a gloria, sin esperarlo un desgarrador gemido pero esta vez de placer salió de la garganta de Merche estaba teniendo un orgasmo y al mismo tiempo el negro empezó a descargar de  nuevo cantidades brutales de esperma sobre el culito y las nalgas blancas de Merche era impresionante la cantidad de semen que soltaba ese negro.

Amalia, le levanto y me besó en la boca, aproveche para darle la lengua y pasarle parte de sus propios jugos, me susurró en los labios.

-          Cabrón hijo de puta, llévame con él quiero que me empale a mi otra vez, al lado de Amalia….

Llamaron al timbre, sabíamos que sería Merche la novia de Amalia y no podíamos dejar que la viera en estas condiciones, rápidamente la llevamos a la ducha y la dejamos aseándose, después, fuimos a abrir la puerta.

-          Hola, tú debes ser Merche no? Amalia no tardará, está en la ducha, se nos ha ido el santo al cielo con la mudanza.

-          Si ya lo veo, es normal, tengo muchas ganas de verla,

Merche es una mujer muy interesante no es espectacular pero tiene una figura preciosa, pechos redondos, caderas anchas, labios de vicio y una melena larguísima,  un vestido corto de una pieza, muy escotado. En ese momento entro Juan, que la repasó con lentitud de arriba abajo, disfrutando del espectáculo que ofrecía  su cuerpo, los presenté y ambos se acercaron para besarse, Juan lo hizo con lentitud, en ambas mejillas muy cerca de los labios, mientras la cogía por el talle y la acercaba a su cuerpo, el cabron volvía a estar empalmado y se lo hizo notar, Merche se sonrojó, pero no se separó de su cuerpo, al contrarió se ciñó más para notar su instrumento, lo que aprovecho Juan para bajar la mano hacia su trasero y acariciarlo, con fuerza.

-          Bueno estos hombres tan guapos no van a invitarme a una cerveza? O piensan dejarme en la puerta?

Reímos la iniciativa nos dirigimos a la cocina la cogí por la cintura, también tenía deseos de palpar ese cuerpo,   fuimos al frigorífico a buscarlas,  cuando nos dimos cuenta Juan  y yo de que había sido un error, al percatarnos de que en el suelo se encontraba la camisa y la faldita, así como el tanga de Amalia, totalmente embarrados de semen, nos miramos, sin saber qué hacer, era demasiado tarde en ese momento Merche vio la ropa de Amalia y la recogió del suelo, la sostuvo en su mano, sin poder evitar pringarse la mano con nuestro esperma, lo olió e incluso se acerco la mano manchada y se la acerco a la lengua, pudiendo confirmar sus sospechas.

-          Bueno me vais a contar que ha pasado aquí, sin duda esta ropa es de Amalia y sin duda también esto es semen y por la cantidad de más de un hombre, creo que tenéis que explicarme algo no creéis?

Juan y yo estábamos alucinando, Merche se había probado nuestro semen y el esperma del negro Abdul, para comprobar que efectivamente aquello era leche y no había hecho ni un gesto de repulsión es más repaso la lengua por sus labios, Juan no sabía que decir, pero lo que si hablaba por él era su enorme erección una vez más sin poder evitarlo, se ponía en evidencia mientras Merche, se sentaba en un taburete de la cocina con una cerveza en la mano y la ropa de Amalia en la otra, cruzándose de piernas y dándonos un hermoso espectáculo que iba más arriba  de sus piernas, esperando nuestra respuesta.

-          Merche creo que deberías hablar con Amalia, conocemos vuestra relación y lo más adecuado es que habléis entre vosotras de lo sucedido.

La verdad es que hablar de lo ocurrido con Merche me estaba poniendo cachondo, recordando cómo, había sido poseída por aquel negro con su enorme verga hasta que vacio sus testículos en todo sus agujeros, mientras Juan y yo disfrutamos del espectáculo de ver a ese gigante perforando su cuerpecito y lo mejor de todo es que luego rematamos las faena entre los dos (ver Amalia 2) follándola por todas partes, Merche prosiguió.

-          Sé que conocéis mi relación con Amalia y yo también conozco la suya con vosotros, así que no voy a escandalizarme, se que el cuerpecito de Amalia os excita a los hombres y es inevitable que ocurran estas cosas, se que habéis abusado de ella y la habéis violado varias veces, lo entiendo, Amalia y yo vivimos esta experiencia con su marido, se que os conto como tuve que mamársela cuando me la, metió entera en mi boquita y como fimos violadas por él.

Yo empezaba a necesitar algo más que una cerveza y me serví una copa, Juan hizo lo mismo y le sirvió otra a Merche, Juan se había excitado muchísimo con la introducción que había hecho Merche y sin perder de vista sus piernas y el final de sus muslos, vació de un trago su copa, a Merche no le paso por alto el “estado” en que se encontraba la enorme polla de Juan, inconscientemente abrió un poco sus piernas, lo que empezaba a encabronar a Juan,  también se percató, que mi vista se perdía a menudo por su escote generoso, después del trago me animé a seguir.

-          Merche es cierto, no vamos a negar nada de lo ocurrido, pero como has dicho antes el cuerpecito de Amalia genera esos instintos y sin duda el tuyo también, especialmente esta boquita que tienes, no me extraña que el marido de Amalia reaccionara así follándote tu boquita, sé que no está bien, que diga esto, pero como puedes ver a los dos nos has producido la misma reacción, tienes un cuerpo precioso y no lo hemos podido evitar.

-          Vaya, lo tomaré como un piropo gracias, así también os gusta mi boquita? Porque veo que además a Juan le gustan mis piernas y lo que hay entre ellas y tú no has perdido de vista mi escote y no voy a negar que es un  halago para cualquier mujer  ver a dos hombres empalmados de esta manera, pero esto no os exime de contarme lo que ha pasado aquí y os agradeceré otra copa, creo que me hará falta.

Juan propuso que nos pusiéramos cómodos en la sala, ya que Abdul andaba trabajando en el baño que está cerca de la cocina y no era cuestión de que escuchara nuestra conversación, por otro lado Amalia estaba en el piso de arriba y aun tardaría en arreglarse, estuvimos los tres de acuerdo cogimos los vasos y la botella y nos fuimos al salón, esta vez fue Juan el que cogió a Merche por la cintura, mientras charlábamos, pero no tuvo su mano quieta,  también le manoseo el trasero como quien no quiere la cosa y ella también lo cogió por la cintura.

Nos sentamos en el sofá dejando a Merche en medio de los dos, al sentarse uno de los hombros del vestido bajo ligeramente dejando ver unos pechos generosos redondos y firmes, y también para regocijo de Juan, el vestido ya de por si corto subió hasta arriba del todo de sus muslos, dejando ver unas braguitas rojas lisas, que marcaban sus labios vaginales, la verdad en ese momento pensé que acabaríamos follando a esta mujer ya que Juan, se tuvo que acomodar la verga dado el volumen que había alcanzado y eso no paso inadvertido para Merche.

-          Bueno empezare a contarte que hemos venido a ayudar a Amalia en la mudanza y también de algún modo a protegerla de su marido por si se presentaba, pero se ha presentado Abdul, para hacer los trabajos del baño, no sé cómo ha sido, pero el caso es que cuando llegamos a la cocina, ese negro enorme con su pedazo de verga estaba empalando a Amalia por todos sus agujeros, como si fuera una muñequita, nosotros al verlo en lugar de intervenir, nos quedamos mirando como esa bestia la traspasaba una y otra vez a Amalia y ella le suplicaba que parara ofreciéndose a hacerle una paja o un a mamada, antes de que la violara con aquel miembro , pero el continuo sin piedad,.

Merche bebió de un trago su copa, mientras me miraba con ojos como platos y su lengua recorría varias veces sus grandes y carnosos labios mientras sus braguitas rojas delataban con una mancha de humedad su excitación,  Juan la había rodeado con su brazo por el hombro empujando un poco más el hombro de su vestido, sin que ella se diera cuenta de forma que acabó cayendo del todo, dejando a la vista una hermosa y formidable teta que hasta ese momento apenas contenía su escote, Juan empezó a masajearse por fuera de su pantalón su polla empalmada, acercándose más y más a Merche, mientras yo le empezaba a manosear su muslo, ella ávida me pregunto.

-          Y vosotros cabrones no hicisteis nada por ayudar a lo pobre Amalia y dejasteis que ese negro la violara?

-          La verdad nos avergüenza un poco reconocerlo, pero no pudimos  ni quisimos evitarlo, nos estaba gustando a los dos ver como   se follaban a tu pareja, la verdad, nos excito mucho hasta tal punto que empezamos a masturbarnos mientras la penetraba por todos lados, una y otra vez y sabes que creo que te hubiera gustado verlo, Merche como aquel negro la llenaba de semen en unas cantidades increíbles  por todo su cuerpecito y aun más seguro que te hubiera gustado en su lugar.

La cosa se estaba saliendo de madre, Merche se había llevado la mano al coño, siguiendo mi relato empezando un suave jadeo y lamiéndose los labios una y otra vez, sus ojos desorbitados no dejaban de mirarme, mientras mi mano ya se había tropezado con la suya buscando su vagina, Juan le había bajado el otro hombro del vestido y sus tetas habían aflorado firmes y con unos pezones retadores, ambos nos habíamos sacado las pollas ya no podíamos más, empezamos a masturbarnos, era cuestión de tiempo, de que esa mujer fuera nuestra, balbuceando ya preguntó.

-          De verdad no puedo creer que no hicierais nada por ayudarla y os limitarais a masturbaros mientras, ese negro se follaba su cuerpecito empalándola con su tranca, sois unos hijos de puta cabrones.

-          Por eso estas tan mojada cuando te explicamos lo que le hicieron a tu novia, te pone que se la follen igual que te corriste cuando os violo su marido, tú también eres una cabrona, ves como nos has puesto, nos hemos empalmado, contigo, como lo hicimos con Amalia, viéndola con el negro y vamos a hacerte lo mismo.

Merche ya estaba a mil también mis manos hurgaban por su vagina metiéndole los dedos, acariciándola con suavidad, ella miraba con incredulidad a Juan que se había cebado con sus pezones, tímidamente no pudo evitarlo empezó a acariciar nuestros penes primero el mío y luego llevo su manita a la enorme verga de Juan.

-          Por qué dices esto?, que hicisteis con ella, que queréis hacer conmigo?, no puedo creer lo que está ocurriendo aquí, creo que deberíamos parar.

-          Cuando Abdul termino con ella, fuimos a ver como estaba, estaba embarrada de esperma por todos lados, su camisa su faldita, y todo su cuerpo aquel negro parecía que había dejado ir sobre su cuerpecito una cantidad brutal de esperma, estábamos muy salidos  y a punto de estallar,  teníamos  su cuerpo tan a mano, que no pudimos parar, a pesar de su oposición nos la follamos allí mismo, mezclando la leche de los tres en su cuerpo, sus tetas enormes acabaron chorreando nuestra leche, y su boca  al follarla notabas su saliva y esperma de Abdul mezclados.

La cosa ya no tenía marcha atrás, Juan se había desnudado y su verga estaba como un mástil, siguió mamándole las tetas y a mi Merche me estaba haciendo una paja increíble, mientras yo miraba como sus tetas se agitaban con el movimiento y con la mamada que les hacía Juan.

-          Sé que te hubiera gustado estar ahí con nosotros, hacer de mirona como hicimos y ver como se follaban a tu novia, pero no te preocupes, vas a sentir lo mismo.

Le subí el vestido hasta la cintura, le baje las bragas y la puse a cuatro patas en el sofá, su boquita  fue directamente a la polla de Juan, intentó reusar, pero él fue más rápido, atrajo su nuca hasta su verga y no pudo oponerse más,  por mi parte quería aquel culo maravilloso para mi, empecé a mojarlo con saliva y a introducirle varios dedos en su agujerito, cuando noto mi intención intento dejar la polla de Juan para protestar, pero Juan no la dejo, intento moverse para evitar que la penetrara, pero en vista de eso, se la clave de golpe. Si me llegan a decir hace unas horas que me follaría por el culo a Merche la novia de Amalia no me lo hubiera creído,  le estaba costando abarcar la polla de Juan con su boquita, pero la escena era muy erótica, se me vino a la cabeza como haría para tragarse la polla de Abdul, mientras le follaba el culito sin cesar y con cada vez más violencia, la idea crecía y se hacía obsesiva, hasta que estallé, mi semen se introdujo en su ano,  hasta rebosar y fue cayendo por sus muslos, Juan  en cuando yo saque la polla, puso a Merche boca arriba, colocó su polla en la entrada de su vagina, cogió con la mano mi semen de su culito y se lubrico la polla, clavándosela de una estocada, Merche con los ojos desorbitados mirándome, ahogó un grito, la escena era muy morbosa, me dirigí al baño de la planta baja, donde estaba trabajando Abdul, quería llevar a cabo una idea perversa, además Amalia, estaría a punto de bajar y eso le daba más morbo a la idea.

-          Abdul, como va el trabajo? tómate un descanso y ve al salón estamos tomando unas copas y además quiero presentarte a Merche la novia de Amalia, creo que te va a gustar y lo pasarás bien.

Abdul, no dudo ni un momento y con una sonrisa, aceptó la invitación, llegamos al salón, justo en el momento preciso, Juan estaba en los últimos instantes antes de correrse, embestía brutalmente a Merche, sus tetas se movían al ritmo de las embestidas y sus manos se apoyaban en pecho de Juan intentando frenar su brutal follada, a la vista del espectáculo, Abdul, se empalmo inmediatamente, y en un momento, tenía su enorme polla fuera y se acercaba a Merche, tanto ella como Juan lo vieron llegar pero las reacciones fueron muy distintas, mientras Merche abrió unos ojos como platos al ver el miembro enorme que calzaba el negro, su cara quedó demudada, a Juan por su parte, ver Abdul ya con su polla fuera, fue el detonante para llegar a su orgasmo, de su polla empezó a emanar, semen al coño de Merche, cuando llevaba un par de chorros, la sacó y dejo que siguiera salpicando el vestido y las tetas.

En ese momento oí bajar a Amalia del piso superior y la fui a interceptar, se sorprendió al verme, bajaba esplendida como siempre, envuelta en una toalla de baño.

-          Amalia, tenemos que hablar…. Hace un rato ha llegado Merche

-          Bien   tengo ganas de abrazarla y darle un montón de besos

-          Creo que deberías esperar, ha ocurrido algo veras….

-          No, me lo digas cabrón! Que le habéis hecho, no os habéis podido contener no?

-          La verdad es que no, pero no te cabrees, hemos dejado lo mejor para ti

-          No te entiendo, os la habéis follado no?

-          Si, y sé que en el fondo te hubiera gustado verlo, como te gusto cuando os violo, tu marido, verdad, como la empalamos por todos los agujeros y la llenamos de leche

-          Por todos? Y a que te refieres que me habéis dejado lo mejor para mí?

Amalia, empezaba a mojarse los labios con su lengua y simulando sujetarse la toalla empezaba a acariciarse sus abultadas tetas, sus ojos me miraban brillantes y muy abiertos, le metí mano directamente a su vagina a través del corte de la toalla, efectivamente estaba encharcada, mis dedos se internaron en su coñito empapado.

-          Ven y lo veras, te gustará.

Nos quedamos discretamente en la entrada del salón, donde Abdul, se quitaba la camiseta apestosa de sudor después de las horas que llevaba trabajando, y se bajo su pantalón corto, automáticamente su enorme polla salió disparada, Juan había terminado justo en ese momento y le dio paso, Merche miraba al negro sudoroso, con los ojos como platos, bueno mejor dicho a su verga, solo podía balbucear, estaba acojonada al ver eso, Juan, vino hacia nuestro rincón que estaba sin apenas luz, su polla, aún goteaba semen, pero no se corto delante de Amalia, simplemente le planto un beso con lengua y se dispuso a ver el espectáculo.

Merche intento salir del sofá para escapar, pero Abdul la cogió por el hombro y la arrodilló ante su monstruosa polla de 30 cm, afortunadamente la boquita de Merche aunque muy aduras penas, pudo tragar parte de ese instrumento, pronto su cara se congestionó, la verga llegaba a su garganta y grandes cantidades de saliva se deslizaban por sus tetas, sus ojos desorbitados pedían auxilio, pero el negro era implacable, la tenia cogida con una sola mano por la nuca y literalmente le follaba la boquita muy duro.

Juan y yo volvíamos a estar empalmados, me baje los pantalones y me quite la camisa, Amalia se estaba tocando por el corte de la toalla, con ojos embobados y una sonrisa extrañamente dulce.

Abdul, dejo la boca de Merche, ésta aliviada por liberarse de aquella polla, no esperaba lo que venía a continuación, su coñito aún rezumaba semen, de hecho estaba lleno y se había derramado por sus muslos, su aspecto era muy morboso, el negro la tumbo sobre el sofá como a una muñeca de trapo, le abrió las piernas sin tiempo a que pudiera impedirlo aunque se resistió con fuerza, la cogió por ambas manos y las puso sobre su cabeza, la polla gigante se apoyó en sus labios vaginales y Merche apretó los dientes y cerró los ojos con fuerza.

Los tres mirones estábamos muy agitados, Amalia seguía metiéndose mano, pero era evidente que se estaba masturbando, su toalla había caído ligeramente mostrándonos a los dos sus hermosas tetazas, que se movían al ritmo de sus dedos en su coñito, con los ojos clavados en su Novia, viendo como aquel gigante negro la iba a destrozar en un momento, Juan se masajeaba su polla mientras tocaba el culo a Amalia y yo empezaba a masturbarme, con el conjunto del espectáculo, cada vez más caliente.

Abdul no estaba para florituras, guiada por su mano su polla se introducía rápidamente por el coñito lubricado de semen de Merche, en pocos segundos la mitad de su estaca ya estaba dentro, Merche arqueaba su pelvis, para facilitar lo inevitable sin resistirse ya que era consciente que con tal miembro sería muy doloroso hacerlo unos segundos más y más de 20 cm de aquel tronco ya estaban dentro, lo impresionante era el grosor de aquel estoque entrando en aquel coñito, inesperadamente el negro, con un golpe de cadera, acabo entrándola toda de golpe, en aquel momento Merche no pudo evitar gritar, era increíble cómo podía aquel coñito engullir tal verga, pero lo hizo, a partir de ese momento Abdul empezó un bombeo cadencioso, ella ya absorbía con normalidad ese pedazo de carne, Abdul, al mismo tiempo que se la follaba empezaba a magrearle el culito, metiendo sus sucios dedos en su agujerito.

Entre tanto nosotros ya estábamos totalmente salidos de nuevo, le quite la toalla a Amalia, que ya necesitaba apoyarse en la pared, para seguir con su paja ya que le fallaban las piernas, quería ver de nuevo sus tetas duras y el lujo de verla desnuda masturbándose, Juan le estaba amasando el culo con fuerza y yo atraía su mano a mi polla, Amalia me miraba con una mirada turbia, me arrodille y empecé a mamarle el coño me empezó a marcar el ritmo con las manos en mi cabeza.

Después de unos minutos , de bombear a Merche Abdul, empezó a sacar su polla y una vez más sin darle tiempo a reaccionar, la volteo, y le sujeto las manos en la espalda, su cabeza apoyada en el sofá miraba hasta el punto donde nos encontrábamos, Amalia y Merche intercambiaron una leve sonrisa unos segundos antes de que el negro la empalara, poco a poco, Merche no evitó de nuevo un grito que intentó ahogar con la almohada del sofá, mientras miraba fijamente a Amalia, que se estaba corriendo a chorros en mi boca yo amarrado con mis manos en sus nalgas atrayéndola hacia mí.

Esta vez mucho más lentamente la estaca del negro se introducía en el culito de Merche no pudo aguantar el dolor y por unos segundos quizá algo más de un minuto quedo inconsciente desmayada, por el dolor de la penetración, aprovechando esto, Abdul no dudó, la insertó hasta el fondo, la imagen era espectacular, el tamaño de Abdul prácticamente doblaba el cuerpecito de Merche, empezó a bombearla y poco a poco se fue recuperando y volvió a cruzar de nuevo la mirada con Amalia, esta al verla así con ojos como platos, no contuvo su orgasmo, mi lengua no paraba de follarle el coñito, sabía a gloria, sin esperarlo un desgarrador gemido pero esta vez de placer salió de la garganta de Merche estaba teniendo un orgasmo y al mismo tiempo el negro empezó a descargar de  nuevo cantidades brutales de esperma sobre el culito y las nalgas blancas de Merche y sobre su espalda era impresionante la cantidad de semen que soltaba ese negro.

Amalia, le levanto y me besó en la boca, aproveche para darle la lengua y pasarle parte de sus propios jugos, me susurró en los labios.

-          Cabrón hijo de puta, llévame con él quiero que me empale a mi otra vez, al lado de Amalia….