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Tentaciones

en Parodias

TENTACIONES

 

 

 

Habían pasado minutos, horas, o segundos, ninguno de los dos lo sabía. Únicamente habían sentido que tenían que darse consuelo el uno al otro a través de un abrazo, y es lo que habían hecho. Marlene nunca se había sentido tan tranquila estando tan cerca de alguien, y Remus nunca había olvidado su miedo más rápido.

Alzaron la vista para mirarse, ambos para comprender y ver que ya se sentían mejor, cuando lo sintieron. La atracción. Esta vez no había muérdagos hechizados para robar besos cerca, ni dulces besos en los labios entregados por cariño. Esta vez era cuestión de energía. Era electricidad pura y dura. Era pasión.

Unieron sus labios en un beso tierno y emotivo. Solo iba a ser eso, un beso para sellar su amistad, pero cuando Marlene abrió los labios para profundizar el beso y Remus introdujo su lengua en ella, se perdieron.

Ella enredó sus manos en el cuello de él, y comenzaron a comerse la boca a besos, como si no hubiera un mañana.

Tan perdido estaban en el momento que no oyeron las voces de Lily y James llamándoles en la distancia. Nada más importaba, solo sentir el roce de sus cuerpos juntos, enlazarse el uno en el otro, y ser uno solo.

Más besos, respiraciones entrecortadas, jadeos.

Remus no supo cómo ni por qué pero quería sentir más cerca aún a su compañera Gryffindor. Necesitaba algo que le hiciera olvidar el dolor. Algo que le quitara de su mente la sensación de celos que llenaba su alma al pensar que entre Canuto y su Elizabeth podía pasar algo.

Necesitaba a Marlene, y estar piel con piel con ella.

Se separó de ella, para mirarla a los ojos. Le encantó verla toda sonrojada, con los ojos brillando. Se quito con un rápido gesto el jersey que llevaba, y tiernamente acarició los labios de la muchacha. Su cuello, fue bajando la mano. Tentativamente comenzó a subir la camiseta hacia arriba. Con inseguridad en su mirada le preguntó si podía continuar.

Marlene asintió, mientras le ayudaba a quitarse su ropa. Se quedó en sujetador, y cerró los ojos tímida.

Remus la atrapó de vuelta a sus brazos, y tumbándola en el suelo, él encima, la miró a los ojos, sintiendo dulzura en su interior al verla tan tímida. Besó sus párpados cerrados, siguió repartiendo cálidos besos en su cuello, mordisqueo su oreja. Al mismo tiempo sus mano desabrocharon su sujetador. Necesitaba sentirla piel con piel.

Estaba ardiendo por querer sentirla tan cerca.

Atrapó de nuevo sus labios en un beso apasionado, rozándose con ella.

Llevo sus manos detrás de su cuello, y la abrazó tan íntimamente, que nadie sabía dónde empezaba ella y acababa él. Su propio miembro estaba duro por ella. Era la primera vez que sentía tal pasión, que si se detenía explotaría. Tenía que tenerla más cerca.

De nuevos se hizo eco a los ojos, las voces de sus amigos llamándoles.

Marlene jadeó en busca de aire, mientras le acariciaba el pelo, abriendo los ojos.

Castaño contra miel dorado.

Se quedaron mirándose fijamente unos segundos, decidiendo qué hacer.

Ambos sabían que ya no había marcha atrás si continuaban.

-Marlene yo…

-No digas nada.

Esta vez fue ella la que le atrajo a él, besándole con fuerza, mientras recorría su espalda de arriba abajo. Le gustaba su contorno fuerte. Su corazón latió de ternura al sentir las cicatrices de su cuerpo. Ser un hombre lobo tenía sus inconvenientes, mas no le importó. Adoraba toda parte de cuerpo de él.

Bajó más la mano, mientras sentía como su amigo jadeaba en su oído. Llegó hasta la cintura del pantalón, y sin dudar ni un instante, comenzó a bajarlo. Posteriormente él hizo lo mismo con ella.

Así estaban ambos, en calzoncillos él y ella en braguitas.

No queriendo dejar la responsabilidad del acto a él, Marlene se incorporó sentando a Remus y montándose a horcajadas sentada encima de él. Ahora el roce era más placentero para ambos. Nunca había sentido algo así, ni siquiera cuando no se tomaba la poción.

Siempre había tenido el don de oír lo que la gente que estaba excitada sentía, pero nunca le había afectado hasta tal punto. Aquello era mágico. Remus y ella estaban piel con piel. Solo el trozo de su ropa interior les separaba.

El lobito, como ella pensaba con cariño, le acariciaba tiernamente los pechos, besando sus pezones, haciéndola estremecer, pero no de frío. Sino de calor. Estaba ardiendo. Sentía en todo su esplendor la polla de Remus, rozando con su coñito. Quería más. Comenzó a tener un ritmo demencial, rozándose con él cada más fuerte. Ambos jadeaban. Querían mucho más, pero tenían miedo de mover pieza, y quedarse completamente desnudos.

-Remus…- jadeaba ella- yo…

-Lene…

Ella se estremeció al oírse llamada así. Su mente nublada por la pasión había oído en otra ocasión a alguien llamarla así. Alguien que hacía que le latiera el corazón muy rápido. Alguien que ahora mismo no recordaba, solo le importaba el calor que venía del cuerpo de su amigo. Ambos ardían.

Cada ve el movimiento era más rápido.

Los ojos de Remus eran más brillantes ahora. Su tono miel, era todo dorado ahora.

-Yo… necesito…

Ella asintió. No quería negarlo. Se levantó enganchándose a sus labios, mientras se bajaba sus mojadas bragas. No supo cómo pero Remus de un instante a otro también se había quitado su ropa interior. Ahora ambos estaban desnudos, en medio del prado, a pocos metros de donde sus amigos se encontraban.

Pero no les importaba, ni siquiera las voces de Lily y James cada vez más cerca llamándoles.

Sólo querían seguir sintiéndose así de cerca.

¿El placer no podía ser malo, verdad?.

Ella superando su timidez, cogió la mano de Remus, y junto a la suya la guió a su polla, tocándola, agarrándola firmemente, mientras subía y bajaba su largura a su ritmo.

-Enséñame como lo haces…- susurró ella con sus ojitos brillando.

-yo… no… nunca…- jadeó él tímido- Nunca lo he hecho… yo…

-Aprenderemos juntos.

Se tumbó en el suelo, haciendo que él se tumbara esta vez encima suya, mientras seguía acariciando su miembro suavemente. Le gustaba sentir sus jadeos. Adoraba ver como el tímido merodeador mordía sus labios, soltando jadeos cortos, mientras juntos machacaban su polla rítmicamente.

-Marlene… si sigues yo…

-Shhh…

Siguió acariciándole, mientras besaba su cuello, mordisqueaba sus orejas.

Remus jadeaba cada vez más.

Sentía que si seguía más explotaba, y no quería que fuera así la primera vez.

No así.

Suavemente paró el ritmo, y se recostó más contra ella, mientras abría sus piernas y se apoyaba en los codos para mirarla.

Tomo su polla con una mano, y rozó el coñito húmedo de ella, haciéndola soltar suspiros. Él estaba loco por meterla, ser parte de ella. Sus instintos lobunos le impelían a entrar dentro. Empalarla de tal forma, que nunca pudiera olvidarse de él.

-Hazlo ya…

Remus no necesitó que lo dijeran dos veces. Empezó a introducir la cabeza de su muy dura polla en la abertura de su coñito. Centímetro a centímetro, mientras acariciaba su pequeño botón de placer. Ni siquiera sabía que tenía que hacer, actuaba por instintos.

Un centímetro cada vez más, y sería suya.

Alzo su cuerpo para terminar la penetración y comenzar a follarla.

-¡Remus!. ¡Marlene!. ¿Qué diablos estáis haciendo?.

Ambos se quedaron congelados, y la magia se perdió.

Rápidamente el joven se incorporó tapando a su compañera, mientras Lily gritaba, y tapaba sus ojos, al ver a dos de sus mejores amigos desnudos.

La mirada de James brillaba de furia e indignación.

Fue esa mirada lo que hizo a Remus volver en sí ante la locura que estaban haciendo.

Rápidamente buscó su ropa y comenzó a vestirse, no antes de pasarle la suya a una paralizada Marlene. Ella igual parecía que había recuperado el habla y la capacidad de hablar y pensar con la llegada inesperada de sus amigos.

-Ahora nos diréis que de nuevo os hechizaron Lindsay y Cristina, ¿verdad?.- espetó James furioso.- Iba a haber venido Sirius… ¿queréis saber qué hubiera pasado, si en vez de haber sido nosotros, hubiera sido él quien viniera aquí?. ¿O Elizabeth?.

Lily intentó tomar del brazo su novio para calmarle, pero estaba tan malditamente enfadado, que ni el gesto de su chica lo relajaba.

-No os quiero ver cerca de Sirius ni de Eli en todo el día, ¿estamos? Podéis seguir follando ahora si queréis.

Y se marchó de allí, arrastrando a una preocupada Lily, dejando a los dos amantes solos, tristes y preocupados. Y porqué no… calientes como el infierno.

0o0o0

En la cocina se encontraba Sirius, esperando la llegada de sus amigos con ansias. Necesitaba ver a Halliwell, para quitarse de la mente la locura que estaba sintiendo en aquellos momentos. Algo le decía que no estaba bien. Tenía un mal presentimiento en su cabeza. Como si algo estuviera pasando.

Y la visita de Isabella no ayudaba.

Desde que había llegado media hora antes, no hacía más que restregarse contra él. Dejándole caliente y necesitado de coñito maldita sea.

Si no la conociera, hubiera pensado que estaría intentando seducirle. ¿Por qué iba a hacerlo, cuando ella estaba comprometida en matrimonio para casarse?. No tenía el más mínimo sentido, realmente.

Había tenido que huir a la cocina, para escapar de ella.

-Sirius…

Oh dios, no. Ahí viene otra vez.

-¿Por qué no vienes?. Hay que abrir los regalos.

-Ahora voy Issy…- dijo intentando no mirarla.

Al no oírla contestarle, pensó que se había marchado. Quiso respirar hondo para celebrar su victoria, cuando la sintió en su espalda, abrazándole, mientras besaba su cuello… más que besar, lamía su cuello.

-Issy…

-Sirius, no te resistas, te deseo.

Comenzó a mover sus manos sobre su pecho, bajando lentamente en busca de su polla.

-No.. yo…

-Te va a gustar, solo calla.

Soltó el cinturón de su pantalón, y metiendo la mano entre sus bóxer, comenzó a masturbarle lentamente.

Él quiso protestar, pero ella no le dejo. Le beso ardientemente, mientras movía su mano de arriba abajo fuertemente, como a él le gustaba.

Comenzó a gemir sin poderlo evitar. Para él, Sirius Black, aquello era un paraíso. Hacía más de tres meses que nadie le tocaba así, y su abstinencia ya le estaba matando.

En estos momentos, mientras sentía la húmeda lengua en su boca de Isabella, no podía encontrar una sola razón que hiciera mantener su palabra de año sin citas.

¿Por qué perderse este placer?

El reflejo del rostro de una chica morena, rarita, con ojos castaños paso por su mente, haciéndole jadear, mientras se separaba de ella.

-No… no puedo… Halliwell…. ella…

-Sabes que ella no te hará… esto.

Y sin darle opción, le dio la vuelta, se puso de rodillas delante de él y se metió la polla en su boca, de un solo bocado.

Jadeó mientras se la chupaba.

-Para.. no puedo.. Lene ella… solo quiero… dios…

Ella no le escuchaba. Se metía la polla hasta la garganta, mientras se agarraba al culo masculino para no soltar su caramelo.

Sirius intentó separarse una vez más, pero sentir la campana rozar de su garganta con su polla, le perdió.

Agarró el cabello de la castaña, y comenzó a follarle la boca con rabia.

-¿Querías esto, verdad zorra?. Pues polla de Sirius Black va a tener.

Y a un ritmo demencial comenzó a violar su boca, sin perder el ritmo.

Era violento, duro. Sin amor. Todo rápido, fuerte y sin sentido.

-Siii… traga todo… vamos…

Ella jadeaba, mientras tomaba una de sus manos, y se acariciaba su propio coñito.

-Serás putita, si estás excitada…

Caliente a más no poder, continuó follando su boca un poquito más. Sabía que ya había pecado y no le importaba. El placer que sentía era demencial. Demasiado tiempo sin sexo. Esto sí que era disfrutar.

-ohhh siii.. voy a follarte siempre que quieras esa boca… y no me importa que no puedas respirar… toma mi polla… vamos, esto es lo que querías… ohhh siii… hasta el fondo nena… Sirius está de regreso, y no va a parar hasta que te tragues toda mi leche como una niña buena… solo no pares… ohhhh siiii.. .siii… siiii…. Más…. Maldita sea, más… ohhhhh….

El sonido de succión con sus labios en su polla le tenía loco. Quería correrse, descargar en su boca. Llenarla con su semen y no parar.

-fo..lla…me..- barbotó ella intentando apartarse de él.

-¿Qué quieres zorra?

De un chof, sacó su polla de la boca, haciendo que ella casi cayera al suelo.

-Fóllame Sirius.

-¿Estás lo suficientemente mojada para eso?- gruñó él mientras machaba su polla sin descanso.

Ella sonrió malévola, mientras abría sus piernas, y mostraba su coñito sin un solo pelo depiladito al máximo, para él.

Eso le perdió ya del todo.

Viendo como ella metía sus dedito en su coño, y llevaba su dedito a la boca para chuparlo, le mató.

Sin pensar en nada más, la tomó en brazos, y poniéndola a cuatro patas en el suelo, la insertó por detrás haciéndola gritar.

-OHHHH SIRIUS…

-Maldita seas, estás caliente y húmeda. Toma mi rabo, zorra. Dame placer.

-Siiii soy tuya hoy… follame Black.

-Todo lo fuerte que quieras cariño…

Comenzó a follarla como si no hubiera un mañana. Ninguno de los dos oyó el ruido de la puerta principal cerrándose con portazo, ni el jaleo que había en el salón. Isabella, había lanzado un hechizo silenciador en la cocina para que nadie pudiera oírles. Prevenida ante todo con su plan de seducir al mayor de los Black.

-siii tu coñito es estrecho… dios, me viene como un guante… esta noche voy a seguir follándote más.

-Siii… ¿ya no piensas en Halliwell verdad?

Sirius se saltó un latido mientras de nuevo el rostro de ella se materializaba en su mente. Estuvo a un latido de corazón de soltarse de Isabella, por ella… por Marlene. Pero la zorra con la que estaba retozando vio sus intenciones, y apretó su coñito de tal forma en su polla que le hizo no poder soltarse de ella ni queriendo.

-Ohhh dios… eres malvada.

-Dime que me quieres follar, Black. Di que mi coñito es mejor que el de esa frígida de Halliwell…

Con furia, siguió follándola, introduciendo su polla una y otra vez en su coñito, sin hacer caso de sus burlas. No quería pensar en su traición a Marlene. Solo quería seguir sintiendo ese placer. Quería no pensar en nada. Solo placer… maldita sea, tenía apenas 17 años, y esto era la gloria… no quería nada más.

-dímelo…- ronroneó ella acariciando su clítoris

-zorra… calla.

-Dímelo o grito y tu querida Marlene vendrá aquí y te verá follándome… ¿quieres eso?. ¿Tenernos aquí a las dos para follarte?.

Una ráfaga de placer bajó por su columna vertebral ante ese pensamiento.

-maldita seas mil veces…

La lanzó al suelo, saliendo de ella, mientras cogía su polla y se masturbaba con cerca de su boca.

-Trágatelo todo… no dejes una gota..

Ella abrió la boca para decir algo, pero enfadado y excitado como estaba, no lo dejo hacerlo. Introdujo su polla hasta su garganta, y comenzó a jadear, sin darse cuenta que su mejor amigo James Potter se encontraba en la puerta, junto a una traumatizada Lily Evans observando toda la escena paralizados.

-ohhh siii… me corro… dios siiii…. Tomalo todo…. Zorraaaa… siiiiiiiiiii… ah….ah…. ufff…

Se dejó caer al suelo, mientras Issy lograba su propio placer.

Cansado giro su vista y estupefacto vio por primera vez a su mejor amigo mirándole con decepción en la puerta de su cocina.

Oh dios que había hecho.

-Cornamenta yo…

James negó con la cabeza, mientras se llevaba de allí a una silenciosa Lily Evans, dejando al pobre Sirius bloqueado, y con un nudo en el estómago.

-No pasa nada, podemos seguir en tu dormitorio- susurró Isabella acercándose a él, mientras intentaba volver a revivir su polla.

-¡Lárgate!- gritó él enfadado.

Sin esperar respuesta, salió rumbo en busca de su mejor amigo.

Le rogaría si fuera necesario para que no le dijera a Marlene lo que había pasado allí. Por nada del mundo soportaría ver decepción en el rostro de su rarita cuando supiera lo que había hecho.

Malditas hormonas, Sirius, por un polvo has podido perder a la chica de tu vida.

No vio la sonrisa satisfecha de Isabella en la puerta, relamiéndose el semen del chico con glotonería.

-Lestrange estará contento. Misión cumplida. Sirius Black ha sido seducido.

Hora de volver a casa.