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Mi padre, todo lo que deseé siempre

en Amor filial

Son casi las 12 de la noche, estoy ansiosa porque llegue papá, cada día se me hace eterno esperando esas noches en que todo se vuelve… diferente.

Soy una chica de 19 años, bajita, gordita pero con buenas curvas, papá siempre dice pusieron la carne dónde debían. Tengo una talla 115 de pecho, copa E, con unos pezones rosados y sensibles; el vientre casi plano, y unas buenas caderas con un buen culazo; por lo que mi cuerpo es totalmente estilo reloj de arena. Tengo el pelo largo, castaño casi rubio, con reflejos cobrizos, los ojos marrón claro y una boca con labios carnosos y gorditos. Me llamo Elena, pero todos me llaman Elle. Mi historia se  centra en… mi papá. Toda mi vida, desde que puedo recordar, he mirado a mi padre mucho más de lo que lo hacía cualquier otra amiga o conocida. No podía remediarlo, papá es… perfecto en todos los sentidos. Mi padre se llama Daniel, tiene 42 años y es como el buen vino. Mide casi 1.90 y está fuerte, siempre ha sido de complexión atlética y desde que se separó de mamá ha vuelto a ir al gimnasio regularmente y tiene un físico increíble. Es un hombre de piel bronceada, todo el año, es natural en él; tiene el pelo corto, muy negro, y unos ojos verdes increíbles. Los labios finos. A veces lleva barba de un par de días que le da un toque masculino de infarto… antes no se depilaba, así que tenía un poco de bello oscuro en el pectoral y la línea de los abdominales, pero ahora tuvo una medio novia y empezó a hacerse la cera, así que de cintura para arriba no tiene pelo en todo el torso. Me encanta mirarlo cuando se ducha. A veces bromeo con él y le digo que yo no puedo ser hija suya, pero la verdad es que en los rasgos de la cara me parezco más a él, sólo que en lo demás soy como mi madre, un clon de mi querida mamá.

Este año ha hecho tres años que se separaron y yo me quedé a vivir con mi padre. Nunca he tenido una relación muy cercana a mi madre, ella es una mujer bastante especial, muy centrada en su trabajo y en ella misma, rara vez nos hacía mucho caso ni a mí, ni a mi padre. Y al final todo aquello explotó, discutieron, llegaron a un acuerdo y se fue. La veo de vez en cuando, pero nunca pidió la custodia ni nada de eso… es más como una tia o algo así, porque pocas veces se ha comportado como una madre.

Desde que papá y yo vivimos juntos, la verdad es que hemos tenido una vida genial. Antes nos iba bien, pero ahora sin mi madre por medio, mi padre siempre anda de buen humor y hacemos un montón de cosas juntos… es casi como un amigo para mí, sólo que últimamente era incapaz de verlo como eso, ni como padre.

Todo empezó con las duchas… como estamos en casa y en familia, papá nunca cierra la puerta cuando se ducha, es algo natural. Así que uno de los días entré a peinarme mientras estaba él y no pude evitar mirarlo, él me vio y sonrío, y siguió duchándose y yo tuve que irme a mi cuarto para aliviarme de lo caliente que estaba. Quería abrir esa ducha y meterme a su lado, saborear cada gota de agua sobre su cuerpo y luego arrodillarme y… ufff, cuando bajé la mirada hacia allí y la vi, relajada y blanda, sólo me entraron ganas de lamerla hasta que estuviera dura y caliente. A partir de entonces, aprovechaba cualquier ocasión para verle, mirarle, para entrar al baño cuando estaba él, quitarle la toalla para que tuviera que llamarme para que se la llevara, y tenía los dedos gastados de tanto correrme pensando en él. No pensé nunca que nada pasaría, es más, yo vivía mi propia fantasía muy consciente de que nunca sucedería nada, pero pasó.

Era martes, llamé a mi padre para decirle que me iría por la tarde a casa de una amiga e iríamos a tomar algo, así que llegaría un poco tarde. Las cosas cambiaron y al final mi amiga se torció el pie mientras íbamos al metro, así que la acompañé a casa y me fui para la mía. Cuando llegué, abrí la puerta con la llave pensando que no había nadie y fui caminando hacia la cocina cuando oí gemidos y la voz de mi padre susurrando algo. Me quedé helada, pero me acerqué poco a poco hacia la puerta… y los vi. Ahí estaba mi padre con una mujer que no conocía, bastante mona, con bastantes más curvas que mamá, arrodillada en el suelo y comiéndosela… bueno, no, en verdad ella estaba quieta y papá se movía contra su boca.

- Como te gusta tragar… apuesto a que te pone sentir como te la meto hasta el fondo… -papá embistió y se oyó la arcada, ella aguantando mientras mi padre le sujetaba la mandíbula y seguía moviéndose- vamos… sácame la leche… no voy a follarte hasta que me corra en tu boca cerda.

Me aparté un poco, poniéndome de espaldas contra la pared y medio asimilando lo que estaba viendo. Mi padre, mi padre comportándose como un capullo con esa mujer… mi padre que siempre era dulce y cariñoso, mi padre que siempre era tan alegre y simpático siendo así, no lo entendía. Oía a la mujer tragar y mi padre decía alguna cosa más, hasta que gimió como en un gruñido ronco y supuse que se había corrido. Miré instintivamente… le lleno la boca y descargó los últimos chorros sobre su cara. Ver la corrida de mi padre me llevó casi al borde del orgasmo y se me escapó un gemido suave, pero mi padre ni se inmutó, así que supuse que no me había oído. Luego cogió a la chica, la puso en el sofá, de rodillas y con las manos sujetas en la espalda, la inclinó un poco y empezó a follarla fuerte, sin descanso, mientras ella gemía. Iba azotando su culo mientras la insultaba y siguió follándola a un ritmo endemoniado hasta que se corrió de nuevo. La hizo arrodillarse de nuevo para que le limpiara la polla y ambos se fueron al baño. Aproveché para coger mis cosas y salir de allí, pero llevaba un calentón imposible, y tenía muchas preguntas, me sentía rara, porque me parecía horrible ver a mi padre haciendo eso, pero también estaba muy excitada… ¿qué iba a hacer al llegar?

Una hora después, tras caminar y pensar un poco, llegué a casa y saludé a mi padre normalmente. Él me abrazó con fuerza y me llamó ‘mi niña’, como hacía siempre. Me duché, mientras papá preparaba la cena, y después de cenar sacó una película para que viéramos juntos. Me senté en el sofá tranquila, y mi padre me hizo un hueco entre sus brazos, abrazándome con él como hacíamos siempre, pero yo empecé a ponerme roja y no sabía que decir o qué hacer.

- Antes de nada, te mereces que te pida sinceramente y con todo mi amor disculpas. Nunca jamás habría querido que presenciaras algo así pequeña… sé que es culpa mía y que no tendría que haberla traído a casa, pero no estabas, me dejé llevar y… lo siento mucho mi niña. Créeme que no volverá a pasar, y por favor… no me mires con miedo, ni pienses mal de mí, es sólo que…

- ¿Te gusta eso papá? –El me miró como extrañado-. Dominar a una mujer, el sexo duro, hablarle sucio… ¿es cómo te gusta? –Papá tragó saliva y no dijo nada-. Sólo respóndeme, soy tu hija, no tengo derecho a juzgarte… pero quiero saberlo.

- Me gusta el sexo mi vida, me gusta mucho, uno de los grandes problemas con tu madre era ese… -asiento, ya lo sabía, mamá era fría y seca, nunca me la imaginé siendo una amante apasionada, al contrario que papá-. En cuanto a mis gustos… sí, se podría decir que me gusta duro, me gusta tener el control, pero no someter a nadie o obligar… además, es importante para mí que ella también disfrute –eso me hizo sonreír, sonaba más a mi papi-.

- ¿Y hablar guarro? –Él se puso a reír-.

- Sí… tengo que reconocer que eso siempre me ha gustado –respiro muy hondo, cogiéndome a él, apretando mis manos en su abrazo y apoyo mi frente en el hueco de su cuello, respirando hondo-.

- Papá… -él me presta atención, yo suspiro- me gustó verte… y tus palabras… -noto que papá se pone rígido, traga saliva- me excitaron.

- Bueno… -está nervioso, lo noto- es normal, quiero decir, el cuerpo tiene instintos y bueno… tu cuerpo vio algo, como si fuera porno, y casi cualquier persona reacciona a las palabras soeces y…

- No papá, me gustó porque eras tú… igual… igual que me gusta verte en la ducha, o… -me sube la barbilla con la mano y mira mis ojos fijamente, lo noto un poco rígido, medio nervioso, pero tiene esos ojos medio brillantes, me muerdo el labio y él respira al mirarme-.

- ¿O qué mi niña… algo más que desees… admitir? –Subo mi cabeza y pongo mis labios a la altura de su oído, para no tener que mirarle cuando lo diga, y en un intento por excitarle-.

- O… cuando me acaricio a todas horas pensando en ti.

Hay un pequeño silencio y tengo miedo de que mi padre me aparte o que se enfade mucho, pero se queda en su sitio, y tras un par de minutos me abraza suave, dándome un beso en el pelo y haciéndome sentir cuidada, completa. Noto como sus labios bajan por mi pelo, hasta rozar el lóbulo de mi oreja.

- Eres silenciosa pero no lo suficiente… -mi corazón se acelera, papá lo sabe- me encanta cuando se te escapa ese “papi” cuando te corres, aunque creo que mis manos te darían mejores orgasmos.

Me muerde la oreja y yo me deshago, quiero más. Baja sus labios por mi cuello y lo recorre suave, alternándolos con la lengua, estremeciéndome, mientras me mueve para que quede a horcajadas sobre él, pegada a su cuerpo. Instintivamente, me rozo contra su paquete y lo noto abultado, eso me excita, los pezones se me endurecen y papá lleva su mano a mi cintura, metiéndola bajo la blusa y subiendo hacia mis pechos, agarrando uno con la mano y frotando el pezón con ganas. Se me escapa un jadeo, y papá sonríe contra mi clavícula.

- Eres muy sensible mi niña… eso te hace una amante muy interesante… -mete su otra mano en mi pelo, tras mi nuca, y la sube para que mire sus ojos, se muerde el labio y me mira con esa media sonrisa que me pone caliente- eres mi hija, esto no está bien, y pararé en el mismo segundo en que digas “No”, una sola vez bastará –Asiento-, pero me muero de ganas de hacerte muchas cosas pequeña, quiero corromperte hasta los huesos.

- Mmmm papá… llevo años imaginando y fantaseando con eso… quiero dártelo todo, quiero  ser la amante perfecta que nunca tuviste… mmm sólo enséñame…

- Puedo ser un profe un poco duro, ¿estás preparada para eso? Porque también puedo ser papá para ti, suave y dulce, cariñoso –yo niego con la cabeza- ¿no? ¿Por qué no?

- Lo quiero todo de ti… quiero complacerte como no lo ha hecho ninguna mujer, jamás, quiero cumplir todas tus fantasías, tus deseos más oscuros, quiero saciarte y volverte loco… -el bulto es cada vez mayor, me refregó contra él mientras hablo, y papá jadea-.

- Mmmm para que luego digan que eres igual que tu madre… sólo en cuerpo; porque en alma eres una pecaminosa como yo… y créeme que papá te lo va enseñar todo… -me muerde el cuello mientras sube en un reguero hacia mi mandíbula, va a besarme, pero se queda a centímetros, mirándome y me besa suave, pero lamiéndome con su lengua, acelerándome el pulso; se separa de mí y me sonríe- mi niña… ¿eres virgen, verdad?

- Sí papá… nunca… hice nada.

- Define nada.

- No ha habido más que algún beso y alguna caricia… en mis pechos.

Su mirada pícara me enciende, baja su mano rápido a mi pantalón del pijama y mete la mano sin rodeos sobre mi coñito. Palmea los rizos, y baja sus dedos, pasando su mano por encima, suave, entonces me mira fijamente y me acaricia los labios y el clítoris con un dedo, despacio, muy suave, y baja hacia mi vagina para meterlo dentro, hasta el fondo, haciéndome gemir.

- Entonces… ¿es la primera vez que alguien te toca aquí… mi amor? –Asiento- No te lo voy a negar, ser el primero en todo… me excita. Eres como una hoja en blanco sobre la que poder escribir…. Puedo moldearte completamente a mi gusto.

*

Eso ya pasó hace casi un mes. Hemos ido avanzando pero papá va poco a poco, aún soy virgen, porque mi padre ha ido enseñándome a besar, a acariciar, hemos hablado mucho… siempre dice que lo más importante es la confianza, y me ha contado fantasías y cosas. Hemos tenido suerte, porque tenemos casi los mismos límites, no hay nada que papá quiera hacer que yo me niegue, y yo no tengo deseos de probar nada más. Ahora estoy en ese momento en que me paso los días pensando en sexo oral… papá tiene una boca increíble, y hace maravillas, además es un hombre al que le gusta casi más dar que recibir. He perdido la cuenta de los orgasmos que me ha dado con la boca, y ha ido estimulándome para que mi vagina esté bien preparada. Es algo así como que quiere que sea algo especial, además de que sigo creyendo que lo que quiere es volverme loca y cachonda para cuando me folle por primera vez.

Además de eso, también hemos avanzado en el sexo oral masculino. Es decir, mamadas a punta pala. Me gustó desde el primer día, me gusta el tacto de su polla, el olor, como se endurece…. Aunque la primera que vez que la vi tan cerca, erecta del todo, me asusté un poco, porque son 18cm gordos de polla. Pero bueno… todo es ponerse. Al principio apenas podía con la mitad, papá fue paciente y me fue enseñando, él dijo literalmente que “te doy unos pequeños consejos, porque cariño, sin ánimo de ofender, eres una comepollas nata”. No me ofendió, me encantó oírlo de sus labios, del mismo modo que me encantaron los gemidos, los jadeos y las palabras soeces que soltó. Papá excitado siempre habla guarro y me hace hacerlo a mí también, dice que así el sexo es más intenso… y de momento le doy la razón, me excita mucho cuando me habla de esa manera.

Son las doce y media… hoy tenía una cena de empresa, y ese tipo de cosas lo enfurruñan un poco, además últimamente siempre dormimos juntos después de corrernos, sea con la boca o con las manos. Así que eso de no poder correrse conmigo le puso de mal humor, así que hablé con él sobre solucionarlo. La solución es que esta noche cumpliremos una de sus fantasías, ahora también una de las mías, porque desde que me la contó… estoy deseosa por hacerlo. Para ello estoy en mi cuarto, en mi cama, y tengo que esperar a que venga.

Creo que he oído la puerta, pero no me debo levantar, debo hacerme la dormida y esperar. Me acurruco en mi cama y oigo sus pasos, camina un poco, otro poco… se oye el silencio y de repente oigo abrirse la puerta de mi cuarto, mi pulso se acelera y mi coñito se moja más aún, ya mojado de la excitación de saber lo que viene. Siento los pasos de mi padre acercarse y como se planta ante mí, al lado de la cama. Respiro suave, como si nada. Oigo su cinturón abrirse, el botón, la cremallera… y ahora su mano trabajando sobre su polla. Solo tengo ganas de abrir los ojos y mirarle, pero me quedo quieta. Papá se acerca, noto la punta del glande sobre mis labios… dios huele tan bien, adoro el olor de papá.

- Mi niña… papá está aquí… despierta que tienes que tomarte tu biberón para poder dormir… -entreabro un poco los labios y papá mete su capullo entero en mi boca, lo deja ahí mientras yo me quedo quieta, me acaricia el pelo- mmm vamos putita… papi quiere darte su rica leche, ya sabes que no puedes irte a dormir sin tomar el biberón.

Entreabro los ojos mirándole y veo ese brillo malicioso en ellos, noto como mete un poco más su polla en mi boca y paso la lengua alrededor. Él acaricia mi cabeza un poco más, como relajándome, tranquilo.

- Sí, pequeña… papá ha venido a darte tu ración de leche… estoy seguro de que lo esperabas impaciente, ¿verdad mi zorrita? –Asiento, mirándole- Por supuesto que sí, sé lo mucho que te gusta que papá venga cada noche a darte el biberón directo en tu boca para que mi putita duerma bien y papá se quede relajado y saciado.

Me apoyo en una de mis manos y empiezo a lamer su polla lentamente, acariciando el tronco con la lengua, chupando el capullo, moviéndome contra su cadera… pero aún poquito, sin tragar más de la mitad, despacio.

- Mmmm cariño… a papá le encanta ver como chupas…. Es un vicio mirar como mi polla entra entre tus labios, como la sorbes, como lames… ¿te gusta comerle la polla a papá mi niña?

- Sí, papi –respondo, cuando papá hace respuestas directas, quiere que conteste con palabras, a poder ser, con palabras soeces, guarras- a tu niña le encanta comerte la polla.

- ¿Y el biberón mi niña, también te gusta que papi te lo de cada noche?

- Sí papa… adoro que vengas cada noche a darme tu leche, a darme mi biberón calentito.

Papá asiente, sonriendo, le encanta que le hable así, aún me cuesta un poco pero me gusta hacerlo, y me encanta complacerle. Papá se aparta de mi y me indica que me siente en el filo de la cama, me saca la camiseta, y luego me pide que me ponga de pie. Pone sus manos en el borde de mi cintura y pasa sus labios por mi cuello, yendo a mi oído.

- Mi pequeña zorrita… ¿hiciste lo que te dijo papá?

- Sí papá, lo hice.

Me mira sonriente, y baja la tela de mis pantalones, dejándola caer tras pasar por mis rodillas y me hace moverme para salir de ella. Sube sus manos por la parte externa de mis muslos y sujetándome la cintura con la izquierda, mete su mano en mi coñito y me masajea, haciéndome gemir, acariciándome y metiendo un par de dedos en mí. Para pasar la mano hacia atrás y rozar el interior de mis nalgas.

- Mmmm putita… estás muy, muy caliente… me mojaste toda la mano –al ir hacia mis nalgas, y tocar allí, puedo ver su sonrisa- veo que sí hiciste lo que papá de pidió. Date la vuelta y apoya tus manos y rodillas en la cama para que pueda verlo y disfrutarlo.

Me doy la vuelta, y me pongo en cuatro sobre la cama, exponiendo bien mi culo, muy en pompa. Papá pasa sus manos por mis nalgas y las acaricia, y luego va hacia mi ano… encontrándose la tapa de un tapón anal que dejó en mi mesa esa mañana, al lado de una nota. Acaricia la tapa y mete los dedos, cogiéndolo y moviéndolo suavemente en mi culo, haciéndome gemir sin poder evitarlo.

- Mi niña… no sabes como me pone ver esto en tu culito… dime, ¿dolió meterlo? Vamos, cuéntamelo todo… -me azota una nalga con suavidad, jugando, y pasa los dedos de su otra mano por los pliegues de mi coñito-.

- Casi no dolió papi… Cogí el aceite que me dijiste y estuve masturbándome hasta que me corrí, tras estar ya relajada metí primero un dedo… y luego dos… intenté con tres, pero molestaba mucho, así que embadurné la punta y fui jugando con él, metiendo poco, mientras me acariciaba. Cuando me corrí por segunda vez el tapón estaba a la mitad, y no molestaba mucho, así que me relajé bien y unté bien en aceite, y lo fui metiendo poco a poco hasta que entró del todo –Se me escapan jadeos mientras hablo, pero no me paro-. Eran las cinco o así  cuando terminé, y al principio molestaba al andar, pero luego me fui acostumbrando… después de cenar lo saqué para volver a ponerme aceite, como me dijiste, y lo metí en dos o tres movimientos, mucho más fácil, y lo he tenido ahí hasta ahora.

Papá movió el tapón un poco más fuerte, y tiró de él, haciéndome suspirar, mientras metía dos dedos en mi coño. Suspiré y lo volvió a meter el todo, haciendo plop, para volverlo a sacar casi la mitad, y volverlo a meter. Lo sacó un poco más de la mitad, y lo metió de nuevo… y finalmente lo sacó del todo y lo dejó en su mano. Yo seguía en cuatro, abierta, excitada.

- Bien mi niña… mi preciosa putita, sabes lo que hay hoy, ¿verdad? ¿Quieres hacerlo o prefieres que papá elija otra cosa?

- No papá, quiero hacerlo.

- Bien… ¿con tapón… o sin tapón?

- Lo que más te excite papá… así que, diría que con tapón.

- Mi niña es muy lista…

Metió dos de sus dedos en mi culito, masajeándolo rápido pero intenso, haciéndome jadear, y metió el tapón en dos movimientos, pero sin hacerme daño. Luego estuvo acariciando mi coñito un rato, y finalmente se apartó relamiéndose los dedos. Fue a mi mesa y cogió los dos pañuelos que yo había sacado y los pasó por sus manos.

- ¿Estás segura, mi niña? –Dijo en un tono más de preocupación y cariño, que duro-.

- Sí papá, quiero hacerlo… quiero complacerte y beberme tu biberón calentito –me mordí el labio, mirándole, sentada sobre mis rodillas y él me sonrío como respuesta-.

Se quitó la camisa y me dio una fabulosa visión de su cuerpo, pero se dejó los pantalones puestos… y aún tenía la polla semierecta metida en el agujero de la cremallera. Me tumbé en mi cama, aparté la almohada y me puse en el filo, con la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás. Papá se acercó y besó mis labios. Puse un brazo en un lado, abierto en cruz, así que papá ató mi muñeca a la estructura de metal de la cama, y luego hizo lo mismo con el otro brazo. Doblé mis piernas, poniendo mis talones casi tocando mi culo y las abrí bien, para que papá tuviera buena visión de mí… y esperé.

- Uff mi niña… verte así, atada, ofrecida y con la cabeza en el borde… -tira ligeramente de mí e inclina un poco más mi cabeza, tengo la punta de su polla casi contra mis labios, pero me quedo quieta, esperándole-. Vas a cumplir mi fantasía pequeña… vas a ser mi putita. Voy a follar tu boca así, atada, usando esta boquita preciosa y viendo estremecerse tu coñito. ¿Te excita estar así mi putita? ¿Te pone lo que te voy a hacer? –Trago saliva y respondo-.

- Sí papá, me excita estar así… y me pone mucho cumplirte esta fantasía –papá espera, callado, así que respiro hondo y sigo- sí papi, a tu putita le pone que le folles la boca mientras está atada en su propia cama.

Como respuesta mete su polla en mi boca. Sólo el capullo, lo rodeo con la lengua y sorbo, papá baja sus manos a mis tetas, acariciándolas suave, apretando mis pezones, agarrándolas enteras… sólo con su glande en mi boca.

- Bien putita, bien… lámelo, sórbelo, chúpalo, demuéstrame que lo quieres, que deseas mi polla en tu boca –aprieto mis labios en su polla mientras muevo la lengua en círculos, notando como se estremece en mi boca. Cuando me inclino un poco para tragar un poco más, papá baja su mano a mi coñito y lo acaricia, bajando rápido su mano y metiéndome dos dedos de golpe, haciéndome gemir, y en ese instante… mete más su polla, hasta rozar mi garganta, sin forzar demasiado-. Tienes una boca increíble mi vida… y este coñito también pide ser follado, te mojas con tanta rapidez… -remueve su polla en mi boca y se pone de pie de nuevo, mirándome, sacando la polla-. Ahora abre bien la boca.. sí, así, lengua fuera… perfecto… ahora probaremos tu entrega mi pequeña puta, vamos a ver cuanto tragas…

Empieza a meter su polla, centímetro a centímetro, y recuerdo las otras mamadas y las veces en que me enseñó a tragar. Recuerdo la primera vez que me forzó a aguantar un poco más y la sentí entera en mi boca, y me estremezco, apretando mi coñito y mi boca. Papá lo nota y oigo una pequeña risa de fondo, mientras roza mi garganta y sigue empujando, ya casi no quedan centímetros fuera.

- Sé lo que pensabas putita… gimes del gusto, recordando como se siente mi polla entera en tu boca verdad, quieres sentirla de nuevo… mmm sí, que putita eres mi vida… -encaja su polla en mi boca, hasta el fondo, noto sus huevos contra mi nariz, aprieta un poco y la retira hasta la mitad. Respiro hondo, pero aguanto bien- ufff mi puta.. estás hecha para comer pollas, me encanta ver como se hincha tu garganta cuando la entro –recorre mi cuello con su dedo, y vuelve a meterla, resiguiendo su polla con el dedo, hasta meterla del todo… y sacarla.

Respiro hondo, apenas hay saliva, aguanto bien. Estoy encharcada, me siento sucia en parte, es humillante, pero me gusta, me encanta el modo en que papá me habla… porque es él, sólo él, y me encanta complacerle, me encanta sentir su polla entera en mi boca, me encanta que suspire, me encanta volverle loco.

- Papá… sabes muy bien… -Se agacha y besa mis labios, con más dulzura de la que esperaba-.

- Y tú eres maravillosa… tienes una boca que es un pecado preciosa –mete su polla de nuevo, pero sólo hasta la mitad, y empieza un vaivén lento, estremeciéndose y suspirando suave-. Mi niña… quiero joderte la boca, quiero embestirla, que confíes en mí y me cedas tu boca, solo yo decidiré cuando parar y hasta dónde forzarte… -me asusta un poco, pero respiro hondo, relajándome, conozco a papá, sé que él nunca me haría daño-. Me… me encantaría que confiaras en mí y me dejaras follar tu preciosa boca… puede que sea un poco incómodo, pero te juro que no te daré más de lo que puedas aguantar… y te prometo, mi putita, que haré que te corras como jamás en tu vida.

Sólo asiento, respirando. Sabía que eso era lo que quería: follar mi boca. Me quería así, en esa posición y con las manos atadas para que fuera él quien controlara todo. Para poder embestirme, el día en que me lo dijo… susurró: “quiero usar tu boca como si fuera tu coño”, y aunque me asustó, también me excité. Supongo que me gusta esto, que sea duro y me fuerce a más. Al fin y al cabo llevamos casi un mes probando, chupándolo profundo, impulsándose en mi boca, enseñándome a respirar, a obviar las arcadas… y confío en que pare cuando lo necesite, confío en que será bueno para ambos.

- Quiero oírlo nena… no empezaré sin oírlo de tus labios.

- Sí papá… fóllame la boca, soy tuya.

- Sí cariño, eres mía.

Mete su glande y me hace lamerlo, luego me pone las manos en el pelo y embiste despacio, metiéndola hasta el fondo. Sólo rozar el final, la saca hasta la mitad. Está de pie y repite eso dos, tres, cinco, ocho, diez veces. Profundo, pero aún lento. Me acostumbro bien a sentirla completamente dentro, al grosor y la largura de su polla. Jadea y se inclina un poco hacia adelante, cogiéndose de mis tetas pero sin apretar mucho. No duele, sólo me excita aún más.

- Respira hondo mi niña –lo hago, despacio, aprieta un poco mis tetas, indicándome que va a embestir, y se mueve contra mí, metiéndola hasta el fondo, y casi sin sacarla, embiste hasta cinco veces, y luego la saca de nuevo. Toso un poco, y respiro- bien preciosa, bien… iré poco a poco, pasando la raya un poco cada vez… -baja su mano por mi cuerpo, y mete dos dedos en mi coño, como antes, rápido, profundo, metiendo de nuevo su polla en mi boca- dime mi putita… ¿te excita esto, estás mojada porque papá te folla tu boquita?

- Sí… papi… -balbuceo con su polla en mi boca, y vuelve a apretarme un pezón, para embestir de nuevo al fondo, casi sin sacarla, ahora seis veces. La saca, respiro hondo, remueve su polla y lo repite, cada vez que lo hace aumenta una embestida, hasta llegar a doce-.

- Mi preciosa putita… cada vez que tengo mi polla en tu garganta, al fondo, me entran ganas de follarte sin parar, no quiero detenerme, solo dejar mis huevos contra tu cara y embestir hasta llenarte la garganta de leche –gimo contra su polla, que embiste al fondo- te excita eso… ¿verdad mi puta? Ufff eres un sueño hecho realidad mi niña.

Empieza a embestir contra mi boca, hasta el fondo, en tandas de 10, 12, 15 seguidas… metiéndola al fondo y follandome sin piedad. Me relajo tanto como puedo, siento su glande en mi garganta y aunque a veces me arqueo por la arcada, me excita pensar en toda su polla dentro. Mi coñito se contrae, y el tapón me da gusto, me remuevo contra él, sintiéndome llena y mojada.

- Mi putita… tienes una boca deliciosa… -embiste despacio, ahora lentamente como al principio, hasta el fondo pero lento, y yo respiro cuando la saca, relajada- te acostumbras a esto con facilidad mi niña… has nacido para ser mi fantasía, y voy a disfrutarte muchísimo –pellizca mis pezones y embiste duro, rápido, y la saca despacio, yo aguanto la arcada y me relajo- mmm ¿ves? Esa capacidad de aguantar las arcadas, de cederte a mí… eso es lo que más he deseado en mi vida, eso es lo que te hace perfecta mi niña.

Sigue follando mi boca, más lento, más duro, más profundo, apenas a la mitad… y sigue hablándome, una y otra vez, encarchándome más, endureciendo mis pezones, acariciándome de vez en cuando. Hasta que me posiciona bien en la cama y pone sus manos en mis tetas. Se queda quieto y mete su glande en mi boca.

- Estoy a punto mi niña… si lo deseas, si de verdad quieres tu biberón mi putita, pide tu leche –respiro hondo, lamiendo su glande- pero si la pides, follaré tu boca sin parar hasta correrme. Me da igual que sea en 3 embestidas que en 30, tendrás que aguantarlo… tú decides si quieres eso… o prefieres que me masturbe contra tu cara y te la llene con mi semen – Retira su polla y se masturba delante de mí, me parece tan excitante ver su mano apretada contra su polla.. todo el capullo gordo, brillante-.

- Quiero tu leche papá… quiero tu biberón, en mi garganta, quiero que jodas mi boca, que me embistas hasta correrme, lo quiero todo…

- Como tú me pidas mi putita… voy a follarte la boca hasta llenártela de leche… y beberás cada gota, tragándolo todo como una niña buena, y…. te correrás como una zorra mientras me bebes, tragando la leche de papá.

Mete su polla en mi boca y embiste despacio, hasta el fondo, y ahí empieza a moverse en una cadencia lenta que va acelerando. Diez embestidas, quince, diecisiete, no dieciséis, veinte… pierdo la cuenta, me cuesta un poco respirar, papá aprieta mis tetas fuerte y embiste más duro, me arqueo un poco, me relajo para él, noto su polla dura, gorda, palpitante, mi coño tenso, chorreando…

- Sí puta… papá está a punto de correrse… bébete tu biberón mi niña, traga la leche de papá… -embiste duro y suelta el primer chorro, que trago por instinto, estremeciéndome, mientras papá baja una mano a mi coñito y aprieta mi clítoris mientras embiste al fondo, corriéndose en mi garganta chorro a chorro- córrete bebiéndome zorrita… córrete mientras lleno tu boca de leche, vamos, dame tu orgasmo… mmm sí, putita así, corréte comiéndome la polla, siéntela bien dentro de tu boca… siente como tragas esa leche de papá, calentita, toda para ti…

Me estremezco, corriéndome… por sus palabras, la postura, el gesto, el momento, la voz ronca de papá, la sensación… y es un orgasmo malditamente arrollador, mojo la cama y me quedo quieta mientras papá retira su polla de mi boca y yo la relamo. Antes de darme cuenta, papá se estira a mi lado, me pone normal en la cama, mi cabeza sobre la almohada, besa mi frente y me abraza desde atrás.

- Te quiero preciosa… -suspiro, recuperándome un poco de todo, y me giro un poco, buscando su mirada, veo cierto miedo y duda en sus ojos- ¿Estás bien, te duele, fui…?

- Te quiero… mucho –él sonríe, vagamente y yo le beso los labios- no te voy a pedir que lo hagamos cada día, pero… fue un orgasmo increíble papá… -sonríe de verdad, y me besa-.

- Créeme… no querría hacerlo cada día, ni siquiera pensé que alguna vez lo haría… -me acaricia la cara- ¿de verdad estás bien? Al final yo…

- Estoy bien papá, de verdad… no me diste nada que no pudiera soportar –digo usando sus palabras, y eso lo calma, me abraza fuerte y noto su erección contra mis nalgas, no puedo evitar sonreír-. ¿No tuviste suficiente papá…?

- ¿Suficiente, de ti? Jamás mi vida… jamás.