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Mejor sentir que pensar (1ª parte)

en Confesiones

Mi nombre es Pedro y tengo 24 años. Mido 1,87, soy una persona físicamente grande y tengo una polla de 20 cms de longitud y 5cm de ancho.

Desde que eché mi primer polvo a los 13 años he tenido una vida sexual bastante activa, divertida y placentera. He logrado cumplir prácticamente todas mis fantasías con la ayuda de todas las novias que he tenido hasta la fecha. Actualmente estoy soltero y he pensado que es el mejor momento para plasmarlas en papel escrito. Pero para hacerlo mas emocionante si cabe he decidido añadirles un poco de ficción. Voy a alterar ciertas partes de mis recuerdos para modificarlos a mi antojo y darles el toque que les falta. No desvelaré que partes han ocurrido realmente y cuales son producto de mi imaginación. Que lo disfrutéis. Un saludo

 

1ª PARTE: Introducción a mi exnovia Susana

Mi prima mayor María daba una fiesta en casa. Ambos vivimos en una casa familiar a las afueras de la ciudad, en una urbanización. Yo llegaba de tirarme a mi ex y en vez de quedar con los colegas decidí pasarme por casa a ver que ambiente había.  Cuando llegué me encontré a un grupo de chicas desconocidas (y en bikini) tomando el sol en las hamacas de la piscina. Eran las 6 de la tarde. La verdad es que estaba cansado después de la caña que le había metido a Patricia ( mi novia en ese momento) y no sabía ni si llevaba ropa interior puesta, pero decidí acercarme a la piscina a saludar. En cuanto entré mis ojos detectaron unas tetas tamaño XXXXL y polla comenzó a despertar de nuevo. Susana, de 17 años entonces, estaba tumbada de medio lado encima de una hamaca. Era la típica chica pija, con gafas de Channel, bikini de roxy y pelo liso con flequillo para un lado (Patricia era bastante mas heavy, llevaba convers, que entonces no estaban de moda, cinturones de tachuelas, camisetas de metallica etc)

La empecé a analizar centímetro a centímetro. Era bajita, mediría 1,65. Tenía unos labios carnosos y dulces de un color rosado. Las tetas le sobresalían por ambos lados del bikini rosa  chillón que llevaba, eran mas grandes que su cabeza.  Llevaba la parte de abajo del bikini a juego tapando un precioso y perfecto culo , pequeño para mi gusto pero muy muy duro. Había muchas otras chicas pero solo me fijé en ella. ¿Por qué fumar Luky Strike si puedes permitirte pagar Marlboro no?

Yo, que pese a todo siempre he sido y seré un chico fiel, no ligué con ella, creo que ni siquiera le hablé. Pero la paja de esa noche cayó pensando en esas tetas inmensas.

 

 Con el paso de los días mi novia me dejó. Yo que siempre he buscado marcha recurrí a una ex para seguir disfrutando del sexo (pero eso lo dejo para otro capítulo).

Un buen día Patricia me dijo que quería quedar conmigo, que no quería que fueramos novios pero que quería quedar para componer una canción ( toco la guitarra y ella escribía letras increibles). Así que quedamos en una de las casas de mi padre en la que nadie nos molestaría. Al verla recordé por que había sido mi ex novia. Llevaba puesta una camiseta de tirantes muy escotada, que dejaba a la vista unas tetas de tamaño mediano ( para mi gusto) pero grandes comparadas con las de la mayoría de las chicas, unos vaqueros muy ceñidos que marcaban su gran culo y una cara de guarra que nunca olvidaré.

-Hola Pedro. ¿Que…componemos una canción?-dijo con su sonrisa pícara de siempre

Tardé en lanzarme a sus labios lo que me costó cerrar la puerta y llevarla al salón. Ahí le comí la boca mientras le acariciaba la cara con las dos manos de tal manera que ella comenzó a excitarse (sabía perfectamente  que la volvía loca) y ella, al fin y al cabo, sabía a lo que venía. Sin esperar ni un segundo a que cambiara de opinión le levanté los brazos y le quité la camiseta, dejando al aire esas tetas que tanto me gustaban y que, dado que había engordado un poco, habían aumentado de tamaño. Acto seguido comencé a besarle el cuello mientras mis manos agiles desabrochaban el botón del pantalón. Cuando logré quitárselo comencé a descender con mis labios hacia sus pechos, pero fue simplemente a modo de amago ya que eso la dejaría con las ganas y sabía que eso la encendía. Continué descendiendo por la tripa conforme le iba bajando los pantalones. En cuanto cayeron al suelo yo ya estaba pegándole lametazos al tanga de leopardo que llevaba.

-Dios mio Pedro como me pones- dijo entre suspiros-

-Oye…¿que te parece si vamos al cuarto?- le dije mientras introducía un dedo por debajo del tanga y le acariciaba el clítoris

-Puff…es que no puedo ni pensar mientras haces eso- dijo con la respiración entrecortada.

Entonces comencé a introducirle un dedo por el coño mientras con la lengua le daba lametones intermitentes en el clítoris pero por encima del tanga.

-Lo que tu quieras Patri, pero ya sabes lo que tengo entre las piernas- dije con tono indiferente mientras no paraba de ponerla como una perra.

-¡Dios vamos al cuarto y fóllame!- dijo mientras se despegaba de mi, quitándose las manoletinas y andando hacia mi cama solo con el tanga puesto.

Cuando llegué a mi cuarto ella estaba rebuscando por mis cajones y se giró al oírme entrar.

-¿Dónde tienes los condones?- dijo con voz de preocupación. – ¿Ya no los guardas aquí?- preguntó con asombro.

-Si no hay ahí no me quedan. El último polvo que eché fue contigo, y creo que usamos el último- mentí mientras me desnudaba. Los tenía en otro cajón pero con lo caliente que estaba sabía que me dejaría hacerle lo que quisiera.

-Pedro, paso de hacerlo sin condón, acuérdate del susto que nos llevamos la última vez- me dijo mientras seguía rebuscando por los cajones y yo me quitaba la ropa interior.

Entonces la cogí del brazo y la traje hacia la cama. Justo cuando giraba la cabeza para mirarme le dije:

-Mira lo que te vas a perder- dije señalándome el pene. Su cara fue una mezcla de fastidio y placer.

Sin decirle nada se arrodillo a los pies de la cama y comenzó a chuparme la polla. Yo que ya estaba tumbado en la cama con la cabeza apoyada en el cabecero contemplé una de mis vistas favoritas: Una tia a cuatro patas a los pies de mi cama comiéndome la polla, con el culo hacia arriba enseñándome el tanga y las dos nalgas. Ella estaba como una loca, me la chupaba con ansia mientras me la cascaba con una mano. Mientras con la otra mano se estaba haciendo un dedo, cosa que intuí por el ruido húmedo que se oía. Yo estaba disfrutando del momento, sin pensar en nada mas cuando ella saltó:

-Pues Pedro, haz lo que quieras pero esta polla me la quiero follar- dijo mientras se acomodaba para chuparme los huevos.

-¿Te acuerdas de la primera vez que te la metí?- le pregunté sabiendo la respuesta. –¿Te acuerdas que te corriste a la segunda embestida?- le dije con una sonrisa burlona.

Ella gimió al oírlo y levantó la cabeza para mirarme. En ese momento me levanté y me puse detrás de ella. La agarré del culo y comencé a lamerle el coño. Estaba muy mojado y sabía tan bien como siempre. Subí despacio por el perineo mientras le metía dos dedos en el coño y comencé a darle lametones en el ano. Sabía que a ella no le gustaba mucho el tema del sexo anal, de hecho nunca me dejó probarlo con ella, pero mis dedos en su coño hacía que perdiera el sentido. Estuve así hasta que se corrió. En ese momento la cogí en brazos y le di la vuelta, poniéndola boca arriba. Vi su cara de niña mala recién corrida que tanto me pone y acto seguido me agarré la polla y se la metí hasta al el fondo. Pensaba que acto seguido se la sacaría, se enfadaría o me diría algo pero no lo hizo. Se sujetó con las dos manos las tetas, estrujándoselas y comenzó a gemir. Contra mas gemía mas fuerte me la follaba. Entre gemidos y embestidas me dijo:

-Joder que dura la tienes ¿Qué pasa que se te ha puesto así de dura por comerme el culo no?- dijo mientras me sonreía.

-Ya sabes que tu culo me pone a cien- le dije mientras embestía con mas fuerza

-Esto no va a volver a pasar. Yo ahora estoy con Alberto, ya lo sabes, pero…por ser la última vez te voy a dejar que me la metas en el culo.

No podía creer lo que estaba oyendo. Después de tantos años deseando probar el sexo anal por fin iba a follarme un culo. Sin decirle le agarré las dos piernas y se las levanté apoyándolas en mis hombros y con un movimiento de caderas se la saqué del coño y la enfilé directa al agujero de atrás. Entre la comida de culo de antes y los restos de flujos vaginales que había en mi polla no tuve ni que lubricarla. El agujero estaba dilatado gracias a mi lengua y no hice mas que empujar suavemente.

-Ostia que daño. Tio es que la tienes enorme, me vas a reventar el culo- dijo mientras me miraba con cara de placer y dolor.

-Dios que prieto está, madre mía como me gusta- le dije mientras  aumentaba el ritmo de mis embestidas. A su vez le empecé a estimular el clítoris con el dedo pulgar para así aumentar su placer y hacer que dejara de contraer el ano.

Yo estaba que no aguantaba mas, llevaba un ritmo discontinuo para retrasar la corrida lo máximo posible. Ella estaba gimiendo cada vez mas, ya no sentía nada de dolor. Había empezado a retorcerse de placer estando yo prácticamente inmóvil. Mi polla le estaba estimulando mucho metida en su culo. Me incliné para lamerle los pezones y empecé a darlo todo. Embestía como un salvaje mientras le lamía el pezón y ella estaba ya apunto de correrse

-No la saques o te mato- me dijo al advertir que yo también estaba apunto.

Sin pedirle permiso o sin preguntar primero aguanté hasta que ella se corrió y acto seguido me corrí. No pensé. Simplemente lo hice. Caí encima de ella y comencé a besarla.

La verdad es que siempre habíamos tenido una química animal y eso, a ambos, nos encantaba. Se vistió y se dispuso a irse. Había quedado con su novio en unos minutos.

Yo una vez arreglado las sabanas y limpiarme la polla me vestí, la acerqué con el coche a la esquina donde había quedado con su novia y tomé rumbo a la casa familiar donde me esperaban todos para cenar. De camino no podía parar de pensar en lo que acababa de pasar. Me había encantado la sensación de follarme un culo. Pero no solo eso, sino que además había percibido una sensación extraña e increible. Mientras yo la tenía dentro de su culo ella estaba a mi merced, ella estaba sometida y ambos lo sabíamos. Esa sensación de control me había vuelto loco. Solo pensaba en sentirlo de nuevo , en volver a tener a una chica sometida de esa manera.  Y entonces se me encendió la bombilla.

Llegué a casa, di un beso a mis padres y me senté a la mesa. A mi lado estaba mi prima María.

-Oye María- le susurré al oído – Tu amiga Susana, la tetona, tiene novio?

 

Continuará…