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Mi vida en una universidad americana parte 3

en Orgías

Las semanas después de la orgía experimenté una aceleración en mi vida sexual. Si bien no gocé de algo tan brutal como la de aquella noche sí que me abrí de una manera que no habría alcanzado en mi país de origen en España. El estar becado en una universidad americana me acercaba como cotidianas situaciones que solo pertenecían a mis fantasías o a escenas sacadas de películas porno.

La primera consecuencia del gang bang, mi vocabulario sexual también empezó a crecer, fue que perdí a mi amigo Brian. Follarse entre ocho a Courtney y Jennifer pareció hacerle algo en la cabeza. Dejó de entrenar y perdió su beca por lo que abandonó la universidad. Al estar comenzado el curso me quedé solo en mi dormitorio y casi sin amigos por lo que empecé a pasar más tiempo con Luke, Brandon y David. Aunque yo pertenecía al equipo de soccer y ellos al del rugby, yo era novato, esa alianza antinatural se superó gracias a Luke, el quaterback que era el líder natural del grupo, de la fraternidad y casi, casi del campus.

Los primeros días pasaron como una vida universitaria normal. Nos emborrachábamos, jugábamos a videojuegos y tratábamos de follarnos todo lo que tuviera tetas. Yo seguía viendo a Courtney y Jennifer que se habían quedado encantadas con mi polla pero ya en encuentros individuales. La fraternidad y su sala de juegos seguía siendo un terreno prohibido para mí ya que era un novato y aún no podía aspirar a entrar como miembro.

Sin embargo, un día que Luke y yo nos habíamos quedado solos tomando unas cervezas, le pregunté el motivo de los vídeos. Tras mirarme un largo rato, me confesó que, aunque era heterosexual, era lo que él llamaba un voyeur activo. El sexo con una chica a solas no le satisfacía y  necesitaba ver como otros lo hacían para lograr disfrutar de verdad. Llegaba a tal extremo que prefería masturbarse con otros alrededor y por eso había empezado a grabar las sesiones. Por un lado se aseguraba material para masturbarse, por otro le daba pie a invitar a otra gente para verlos con él y además los participantes mantenían el secreto por miedo a que las imágenes se hicieran públicas. Yo le gustaba porque le podía valer para atraer chicas, no todas estaban dispuestas, y porque no me importaba ser grabado. Muchos, como Brian, le habían rogado que borrara los vídeos cuando se levantaban al día siguiente.

Después de esa confesión fue cuando empecé a visitar más a menudo el sótano. Luke me hizo un hermano de facto y me aseguró el ingreso en mi segundo año. Muchas noches simplemente jugábamos o hacíamos el tonto, pero de vez en cuando Luke invitaba a gente de confianza y la cosa se desmadraba.

Recuerdo especialmente dos sesiones. En una de ellas solo estábamos tíos. No pasó nada homosexual, por otra parte Luke se cuidaba mucho de que todo fuera consentido y si había sexo todos debían demostrar que estaban limpios. Alguna queja, se las veían con los dos mastodontes que eran Brandon y David. Habíamos jugado al billar hasta que nos quedamos en confianza. Mi capitán de soccer, Mike estaba allí, junto con Alan y David. Había otros dos veteranos que no conocía, Brad y Sean. Luke cerró la puerta del sótano y sacó un disco duro que conectó al DVD. Era la primera vez que estaba allí sin tías y aunque Luke me asegurara la hetereosexualidad de todos no estaba muy convencido.

-          Si queréis quedaros, en pelotas todos.

Todos se quitaron la ropa y se acomodaron en los sofás. Yo aún estaba dudando pero no quería perder mi status así que me desnudé también y me acomodé con los otros en los sofás. Brad y Sean estaban en el de la izquierda, Alan, Mike y David en el de la derecha y Luke se sentó conmigo en el del centro. Afortunadamente era lo suficientemente grande para que no estuviéramos demasiado cerca.

Luke escogió uno de los clips de vídeo. Era una especie de almacén de gimnasia con aparatos diseminados y en distinto estado y unos veinte tíos se encontraban en calzoncillos de frente a la cámara. En el centro había un par de colchonetas.

-          Es el grupo de natación, de tenis y de atletismo de la universidad al lado. Hicimos una apuesta con ellos y perdieron. A cambio tenían que dejarse grabar aunque no se lo pasaron nada mal. – Me informó Luke

Algunos de los tipos en vídeo se les veía muy cortados, otros en cambio estaban ansiosos. En el plano y en las colchonetas apareció mi querida Courtney vestida solo con una tanga de encaje negro. Cualquier duda que les quedara a los tipos se les pasó en un momento.

La voz de Luke llegó desde detrás de la cámara informando a los participantes de la regla. No habría penetración, Courtney se las chuparía las veces que quisieran pero no podía tocarla si ella no lo pedía y tenían que correrse encima suyo. Y  por supuesto todo quedaría grabado. Durante todo el vídeo, Courrtney de rodillas estuvo rodeada de al menos cuatro pollas que mamaba y pajeaba al mismo tiempo. Cuando uno se corría dejaba paso al siguiente. Sin embargo volvían a reponerse enseguida y pedían más. Mi morenaza debió de recibir al menos tres o cuatro corridas de cada uno en su cuerpo. Al final estaba arrodillada en un charco de semén que parecía brotar de todos sus poros.

Una de las normas de Luke durante el visionado era que no se avanzaba rápido. Podías irte cuando quisieras pero la acción se veía en tiempo real. Aquello me recordó a cuando mis amigos nos reuníamos en casa de alguno porque habíamos conseguido una peli porno. Solo estábamos tíos pero la situación era excitante. De vez en cuando, alguno nos corríamos y nuestra leche salía disparada al centro de la habitación para que se nos pusiera dura otra vez y volver a hacerlo. Menos mal que no era uno de los aspirantes que tendría que limpiar eso a la mañana siguiente.

En otra ocasión Luke me llamó y me dijo que me necesitaba. Cuando llegué la sótano las dos cámaras y el trípode estaban preparados. Luke y Mike estaban en la barra tomando copas con una mujer muy guapa de unos 35 años vestida como una ejecutiva con un traje chaqueta. Luke me contó que se llamaba Jane, estaba casada y la había conocido en un café al lado del bufete donde trabajaba. Le había contado que tenía un amigo con una polla de 23 centímetros. Ella no se lo había creído y se habían apostado que si era verdad se las chuparía a los dos. Mike estaba en el sótano cuando llegaron y se había apuntado al espectáculo.

Ella me preguntó si era verdad y tras una señal de Luke me saqué la polla. Estaba en descanso y aunque prometía, ella dijo que no podía saber si medía lo que asegurábamos.

-          Bueno cariño, entonces tendrás que ponérsela dura. Andrés desnúdate para que vea el efecto y siéntate en el sofá. Jean, guapa a ver si se la levantas sin tocarle.

Me quité la ropa y me senté en el sofá. Luke puso música y Jean dudó un momento para contonearse y desabrocharse lentamente la chaqueta. Mi mano viajó hasta mi polla pero Luke me gritó.

-          No hagas trampa. Que te la empalme sin que te toques.

Puse las manos a los lados y Jean dejó la chaqueta en el suelo. Sus dedos abrieron su blusa blanca hasta que unas pequeñas tetas cubiertas por un sujetador rojo medio transparente de encaje. Mi polla empezaba a levantarse aunque solo a media asta. Se dio la vuelta y mirándome por encima del hombro se desabrochó la falda y la dejó caer hasta sus tobillos. La blusa también voló y después, tras desabrocharle y sujetarlo con las manos un par de bailes se quitó el sujetador. Ya estaba solo vestida con un tanguita a juego con el sujetador y un liguero que sujetaba sus medias. Me pierden los ligueros así que mi polla se disparó hasta arriba. Luke le dio un metro y ella se arrodilló delante de mí. 23,5 centímetros aunque casi no miró a la marca hipnotizada como estaba como mi carne enfrente suya.

Luke estaba enfocando las cámaras.- Guapa, ya sabes el trato, pero solo mamadas. Como has perdido no vas ser follada hoy.

Luke y Mike se desnudaron, ella no protestó porque hubiera uno más, y se sentaron uno a cada lado mía. Jean comenzó a mamármela y alargó sus manos para meneársela a mis amigos. La sesión duró bastante sin que nos moviéramos del sofá porque nos corrimos unas tres veces cada uno. Al final debía tener la mandíbula totalmente dolorida. Se vistió, su blusa se pegaba a nuestras corridas por su cuerpo y nos dejó y pidió los números de teléfono. Luke me dijo que el no habérnosla follado era una inversión, que la próxima estaría mucho más cachonda. Tenía razón, aún hecho unos polvos de campeonato con Jean cuando su marido no está y en una ocasión la reventamos entre ocho.

Comencé a comprender mejor la particularidad de Luke cuando llegaron las vacaciones de primavera. En los diez días que teníamos libres casi todos mis compañeros aprovechaban o bien para viajar a casa o bien irse de fiesta a alguna ciudad con costa, principalmente Florida. Yo no podía volver a mi país y no tenía dinero para viajar con mis compañeros así que me disponía a pasar las vacaciones en la universidad básicamente solo.  La solución vino cuando Luke me invitó a pasarlas en su casa, una ciudad del medio oeste. Me aseguró que no envidiaría el desenfreno de las vacaciones de primavera más salvajes. Con experiencias pasadas, sabía que no mentía así que cerré el trato.

Yo tenía un examen un par de días más tarde y Luke ya tenía billete de avión así que  viajó antes. Para mantener mi economía lo más solvente posible yo opté por el tren. La sorpresa llegó cuando Luke no me había ido a buscar a la estación. Revisé mis mensajes y en uno se disculpaba que le había surgido un almuerzo imprevisto. Me daba la dirección de su casa, me decía que su madre estaría en casa para recibirme, así que fui allí en taxi.

Los padres de Luke eran de una clase alta-acomodada. La casa en la que vivían no era una mansión pero tampoco una chabola. Situada en un barrio de suburbios donde casi todas las casas eran iguales tenía dos plantas y un jardín por delante y por detrás, en donde había una piscina, luego sabría que era de las pocas casas que la tenían gracias a una ampliación pagada por el padre de Luke.  Llamé a la puerta y una fantasía me abrió la puerta.

Veronica, la madre de Luke, era lo que se llamaba auténtica milf. Morena, con una cara en la que se adivinaban sus cuarenta años pero que seguía siendo atractiva, unas tetas sin duda operadas pero con una forma de balón perfectas y un culo de campeonato. El cuerpo tenía horas de gimnasio y se adivinaba en su silueta. Se me quedó mirando de arriba abajo y en su cara se adivinó una mirada de extrañeza

-          Hola miss Preston. Soy Andrés, el amigo de Luke.

Su cara se iluminó y me alargó la mano para saludarme. Me invitó a pasar y a sentirme en mi casa. La planta de abajo estaba casi toda ocupada por un gran salón que daba acceso a la piscina a través de unas grandes cristaleras. Unas escaleras, un aseo y una cocina enorme. La parte se dividía en un dormitorio de matrimonio con baño incorporado, otro baño aparte, la habitación de Luke y un despacho.

La madre de Luke me llevó directamente a la planta de arriba y me dijo que la habitación de invitados era ahora el despacho así que compartiría la habitación de Luke donde habían colocado una cama plegable. Una amiga suya le esperaba en el salón así que me dijo que me duchara y cuando quisiera me uniera a ellas. Me di una ducha rápida, me cambié y bajé al salón.

Nicole, su amiga, era otra milf sacada de gimnasio. Un vestido de algodón quedaba cortado justo por debajo de un culo respingón donde se podía apoyar un cubata del que salían dos piernas musculosas  bien torneadas. La silicona debían venderla dos por uno porque esa talla no era normal. Lo mejor era su cara. Una melena pelirroja enmarcaba unos ojos claros y una boca que pedía una polla a gritos. Comimos unos sándwiches mientras la conversación derivaba a la universidad, la vida en el barrio y mi relación con Luke. Así me enteré que Verónica no era realmente la madre de Luke. Me había extrañado que fuera tan joven pero suponía que lo había tenido siendo joven. El padre de mi amigo se había divorciado cuando él tenía 15 años y se había casado con ella diez años menor.

Tras la comida, Nicole sugirió tomar unas copas en la piscina y pasar así las horas de calor, que ya pegaba fuerte. Fui a cambiarme a la habitación de Luke, ahora también mía y cuando salí a la terraza me quedé parado en el sitio. Las dos mujeres llevaban un bikini que era solo un paso de estar denudas. Pequeños triángulos de tela, negros en el caso de Verónica y a rayas rojas y blancas en el de Nicole, cubrían apenas sus perfectos pechos. Sus pelvis estaban cubiertos por tangas de hilo dental prácticamente.

Decidí dedicar mis pensamientos a otras cosas, no me imaginaba con una erección con ese bañador y me senté en la tumbona más alejada. Verónica me había traído una coca cola, en EEUU no se puede beber legalmente hasta los 21, y ellas bebían de una jarra de margaritas. Mi refresco sabía raro pero lo atribuí a que estaba disipado.

Las dos amigas se dedicaron a hablar de sus cosas y yo me adormilé en la tumbona. Sin embargo cuando había pasado cerca de media hora me empalmé de repente sin aviso. De tranquilidad se alzó la bandera de golpe. No sé si era la vergüenza del momento, mi bañador se resistía en sus costuras, pero creo que no la había tenido tan dura nunca. Miré a mis anfitrionas y parecían haberse quedado dormidas, sus gafas de sol me impedían ver sus ojos. Como pude me levanté y fui al aseo de la planta baja.

Nada más entrar me quité el bañador me la bañé en agua fría esperando que se bajara. No funcionaba así que tras echar una mirada a las puertas de cristal y ver que seguían dormidas, cerré la puerta notando con desmayo que no tenía cerrojo. Me acerqué al váter y empecé a masturbarme rápidamente buscando un alivio que me bajara la erección. Por mi cabeza circulaban imágenes de Verónica y Nicole en distintas posturas lésbicas. Aunque me la machacaba con fuerza y  mi grado de excitación no conseguía correrme. Tras unos diez minutos o así, en los que el brazo ya me dolía, eyaculé. Llevaba varios días sin irme pero lo que eché no era normal. Me fui casi durante 20 o 30 segundos en una de las corridas más intensas que he tenido. Cuanto terminé, mi polla estaba casi más dura todavía. No había bajado un ápice.

-¿No te da vergüenza desperdiciar todo eso?

Me di la vuelta y allí en la puerta estaba Verónica sin quitarme los ojos de encima. Agarré la toalla de manos, la única pieza de ropa a mi alcance.

-          ¿Y ahora encima te limpias con mis toallas?

-          Yo… los siento mrs. Preston… No sé lo que me pasa…

Sus ojos bajaron a la toalla y mis manos que poco podían hacer para ocultar mi estado

-          Pues yo creo que está claro. Déjame ver a lo mejor puedo ayudar.- Yo negué con la cabeza, la sangre que no se agolpaba en mi cara debía reflejarse en mi cara.- Vamos, si el problema es quedarte desnudo, te acompaño.

Dicho esto, se desató el nudo de la parte de arriba del bikini que se deslizó al suelo dejando esas dos maravillas al aire. Aprovechando que yo estaba hipnotizado con sus tetas, se acercó hasta mí y me quitó la toalla. Tras mirar mi polla unos segundos alargó su mano derecha y a bombearla. Sus ojos subieron hasta los míos y mantuvo el contacto visual mientras me pajeaba.

-          Me preguntaba por qué tardabas tanto pero es que es un problema grande. Por qué no me comes las tetas.

Me incliné y pasé mi lengua por su pezón derecho. La respuesta fue instantánea y recubrí con mis labios ese pitón duro y delicioso mientras acariciaba y pellizcaba su gemelo. Alternaba mis cuidados entre unos y otros al son de sus gemidos más fuertes.  Verónica se desabrochó la parte de abajo del bikini y dejó un coño totalmente depilado a la vista. Con su mano libre guío la mía hasta su clítoris. Lo masajeé despacio, dejando que la humedad que ya rebosaba me resbalara entre los dedos. Mis dos de en medio encontraron pronto una bienvenida en su calor y ella movía sus caderas buscando mi placer.

-          Joder, joder, va a ser uno rápido.

Un orgasmo recorrió su cuerpo mientras su boca encontraba la mía en un beso guarro que llenó nuestras bocas de saliva. A pesar del placer que de mis huevos recorría mi polla, yo no conseguía correrme. Verónica se separó y con una sonrisa pícara me dijo:

-          Parece que voy a necesitar ayuda.

Dicho esto se giró y sin soltarme la verga me llevó como un perrito hasta el salón a la vez que llamaba a gritos a Nicole.