miprimita.com

Algo pasa en el hotel de lujo.

en Control Mental

Cuando llegué a este hotel de Londres a trabajar, nunca pensé que acabaría siendo la putita/esclava,  de uno de los porters del hotel… de hecho ser puta no es algo que haya ido nunca conmigo (en realidad, no creo que a nadie le pregunten que qué quiere ser de mayor y conteste: ¡¡¡Yo puta!!!), siempre he sido bastante tímida y más bien patosa a la hora de relacionarme con los hombres.

Supongo que aquí todo eso se nota menos, porque como mi dominio del inglés no es el mejor del mundo, pues eso encubre la falta de soltura en lo que a hombres se refiere.

De cualquier manera, ya el primer dia me parecio que se portaba raro conmigo, me explico… Yo estaba contratada como recepcionista, y a pesar de ser un hotel en pleno centro de Londres, era un hotel un poco raro, por ejemplo la iluminación, la decoración (como muy victoriana) o los uniformes, unas faldas cortisimas, obligatorio el corse  y chaqueta por encima ademas de los taconazos de turno. Y lo mas raro de todo, es que era todo de marca y de diseño.

Me parecia muy raro, pero me gusta la ropa y a nadie le amarga ir a trabajar vestida de diseño, ademas el resto de condiciones laborales eran excelentes, alojamiento, wi-fi, comida, posibilidad de usar el spa, la sauna, el gimansio y la peluqueria del hotel… Todo parecia fantastico, bueno todo parecia fantastico y sigue siendolo porque sigo trabajando en el mismo sitio y no creo que vaya a dejarlo. No con el “contrato en B” que Simon me hizo firmar.

Mi manager, eso si era lo peor, ¡menudo bicho! Una irlandesa de unos cuarenta años, malencarada y la persona mas maleducada que jamás haya conocido. El resto de compañeras estaban bien, un poco cursis para mi gusto… Pero podia ser peor, al menos se podia hablar con ellas.

Pero sin duda, con quien mejor conecté y con quien más hablaba era con Simon, el manager de los porters, un tipo escocés encantador, inteligente, divertido, con un sentido del humor increible… no guapo guapo, pero tampoco feo. Es atractivo, de esos hombres que tienen un no se qué, que no puedes dejar de mirarlos.

Ahh bueno, que no os he contado nada de mi… Me llamo Ana, soy de Madrid y cuando terminé la carrera me vine a Londres, estudié lo que estudié (Ingenieria Naval) simplemente por obligacion paterna, pero maldito el interés que tengo yo en los barcos o en el mar.

Soy normal creo, mido como un metro setenta, estoy delgadita, pero porque me alimento basicamente de café y yogures y a pesar de mi delgadez tengo unas tetas y un culo bastante bonitos creo que porque de pequña hacía mucho deporte.

Los primeros días fueron bastante “normales”, no es que hablase mucho con mis compañeras, pero si no se tiene nada que decir, mejor estar callada, y eso hacía yo, excepto con Simon… Me ayudaba, me gastaba bromas y me hacía las ocho horas de trabajo mucho más cortas. Por eso precisamente decía antes que se portaba raro conmigo, porque estaba muy pendiente de mi, cortaba de raiz las broncas que solía echarnos la jefa en frente de los clientes, si, en frente de los clientes, en público y a voces. Era como si estuviera protegiendome.

Los clientes eran raros, sobre todo hombres de negocios, pero que se tomaban unas confianzas… La primera que me soltó uno de estos tipos, un personaje repugnante que daba la impresión de ser americano fue algo asi como:

-Este hotel cada vez que vengo me sorprende, las zorras que contratan cada dia son mas jovenes y mas guapas.

Mi cara debió ser un poema en ese momento, porque una de las compañeras me parece que le hizo una señal al tio como de que me dejase, y Simon, que estaba en todas partes, menos mal, se acercó y le dijo al personaje que me dejase que estaba empezando y que quedaba mucho tiempo para que fuera una más.

¿Quedaba mucho tiempo para que fuera una más? ¿Una más de qué? Yo ya tenia mi contrato, mi uniforme y hasta las vacaciones apalabradas, en cinco meses y sólo diez días, pero vacaciones.

-Simon darling, ¿Qué significa eso de que aun queda mucho para que sea una mas?

-¿Cómo? Ana preciosa, tu cuando firmaste el contrato ¿te leiste lo que ponia verdad? Y ademas de leerlo, ¿lo entendiste verdad?

-Si, me lei más o menos… Supuse que era como todos los contratos, que voy a trabajar en el hotel blablabla, que mis horarios blablabla, que no puedo hacer publicos datos personales de los clientes y todas esas cosas que suele haber en los contratos.

-Ya. Y por casualidad ¿leiste el apartado referente a las funciones que vas a desempeñar?

-Pues no demasiado no, pero soy recepcionista no ingeniera en la NASA, ¿Qué funciones voy a desempeñar?

-Uhm ya… cuando vayas a casa te las lees… Y dime otra cosa, ¿tampoco te ha parecido raro el uniforme? ¿Nada en absoluto te ha parecido raro, diferente?

-Si bueno, lo del uniforme es raro, mucha marca y mucho diseñador para un hotel, aunque sea de cinco estrellas… Pero bueno, cuanta mejor imagen demos, pues mejor para el negocio ¿no?

-Nena, mira a tu alrededor, en la recepción sólo sois chicas, chicas preciosas que casi pareceis modelos y vais vestidas… bueno vais como vais.

Me fui a casa, pensativa, porque si que era raro si, sólo chicas, la que menos debia medir un metro setenta y la que más años tenia debia tener treinta… Al llegar a casa cogi el contrato y me lo lei entero, un par de veces para asegurarme de que lo entendia bien. Increible… era un contrato increible, basicamente era un contrato de recepcionista si, pero entre las clausulas estaban cosas como que no podiamos engordar mas de cinco kilos y que si los engordabamos teniamos que perderlos, o que nos comprometiamos a ser “amables” con los clientes durante los seis primeros meses y luego a partir de ahí estos podian “reservarnos”. ¿Reservarnos? ¿Un pack habitación y puta incluido?

Flipando estaba, pensé en preguntar, pero ¿para qué? Ya habia firmado el contrato, ¿que podia decir?  Y todavia tenia un año por delante, podia engordar a lo bestia y seguro que me despedian… una solucion habia.

A la mañana siguiente, al llegar al trabajo, me encontre con Simon.

-Hola guapa, ¿leiste el contrato?

-Si, si lo lei, no sabia que habia firmado todo “eso”.

-Bueno, supongo que tienes contrato por un año ¿verdad? Luego puedes dejarlo, aunque si quieres que te diga la verdad, casi todas las chicas al final se quedan, y tu con lo guapa que eres y ese acento tan sexy puedes hacerte de oro.

-Ya claro, de oro… Pero si me dedico a esto, no creo que vaya a tener una vida normal o que ningun chico quiera salir conmigo.

-Eres recepcionista, no sé porque no iban a querer salir contigo. Yo saldria contigo sin ninguna duda…

-¿Tu saldrias conmigo? ¿En serio? – No me lo creia, un tio tan atractivo diciendome que saldria conmigo, vale que era estupido por mi parte ilusionarme, pero tenia veinte años…

-Claro que si, a ver no me entiendas mal… Te llevo muchos años y estoy casado, pero te puedo decir como hombre, que cualquiera estaria feliz de salir contigo.

-Bueno, salir no, pero siempre puedes invitarme a una pinta, eso no compromete y no es raro… -Ole ahí, con dos hue**s, mas descarada no se podia ser y eso que me tenia por timida.

-¿Si? ¿Quieres que te invite a una pinta? ¿No vas a querer comer nada? ¿Nada de nada? Eres joven, tienes que crecer…

No estaba muy segura si esa contestacion iba con doble sentido o no, así que me marche a mi trabajo.

En cualquier caso, el tiempo iba pasando, yo me sentia mas agusto en el trabajo… hasta que un dia dejé de ser la nueva y decidieron que estaba “preparada para ser una más”.

Y ¿en que consistia ser una más? Pues muy fácil, ademas de recepcionistas, eramos escorts… vamos putas pero de lujo, acompañabamos a los tipejos estos de negocios si tenian cenas o asi, pasabamos la noche con ellos si nos elegian y al final alli cada una terminaba teniendo su clientela fija.

Pero vamos que esto es lo de menos… todo el mundo conoce el mundo de las putas/escorts.

Lo curioso es la historia que sigue con Simon. No sé como ni porqué un dia por la mañana llegó me llevo al back office y me dijo:

-No quiero que te involucres en esto, es una mierda, asi que lo que vamos a hacer es que tu vas a estar bajo mi proteccion, lo que significa que de cara a los dueños y jefes, tu sólo te acuestas conmigo.

Debi poner una cara rarisima porque siguio explicandome;

-A ver Ana no pongas esa cara, he dicho de cara al público, sólo hay que disimular y por lo menos una vez cada dos dias subir a uno de los cuartos, que luego follemos o veamos el futbol queda para nosotros, pero al menos de este modo tu sigues haciendo tu “trabajo” pero te ahorras a los babosos, ¿te parece bien?

-Si si claro que me parece bien, pero… ¿Por qué haces esto por mi? ¿Por qué no lo has hecho por cualquiera de las otras chicas?

-No lo se, me caes bien, es evidente que cuando firmaste el contrato no sabias de que iba este sitio y el resto de las chicas si lo sabian, asi que supongo que estan haciendo lo que les gusta”.

Y eso hicimos, cada dos dias, a veces dos y tres dias seguidos, subiamos a uno de los cuartos y basicamente nos dedicabamos a ver la tele o hablar. Hablabamos mucho, cada vez nos contabamos mas intimidades, incluso un dia llego a contarme lo aburrido que estaba de su mujer y el tiempo que hacia que no echaba un buen polvo.

-Pero trabajando aquí habras tenido oportunidades a patadas ¿no?

-Si y no, a ver, dicho claramente sois putas, con que hubiera elegido a una hubiera valido pero me parece algo frio, que trabaje aquí no significa que este de acuerdo con el negocio, pero si te elegí es porque me gustas y tengo planes para ti… No soy un putero pero si tengo mis debilidades.

-¿Qué quieres decir?

-Lo que quiero decir, es que no vas a prostituirte como el resto de chicas, vas a ser simplemente mi puta, mi esclava y a partir de ahora siempre va a pasar lo que yo quiera.

.¿Que voy a ser tu esclava? ¿Y eso que significa?

-Significa que vamos a follar, bueno no, significa que voy a follarte, a humillarte y a hacer de ti lo que quiera cuando quiera, y lo más importante de todo, tu vas a estar de acuerdo siempre y además te va a gustar.

-Que voy a estar de acuerdo ¿siempre? ¡Que dices!

-Lo que oyes. Sé que te gusto y tú me debes no estar con todos esos babas. Así que a partir de ahora vas a empezar a pagar.

Y dicho esto se marchó de la habitación.

Ahora iba al trabajo en tensión, no sabía que iba a pasar y que la semana siguiente a esa conversación me ignorase por completo me ponía más nerviosa aún.

Iba pasando el tiempo, y un día durante mi break, se acercó a mi y me dijo:

-Cuando termine tu break vas a subir a la habitación y me vas a esperar desnuda, de rodillas y con las manos en la cabeza.

-¿Qué?

-Ya me has oido, y a partir de ahora cuando te dirijas a mi me vas a tratar de usted y todas las frases las terminarás con “señor”. ¿Me has entendido?

-Si

-Si ¿Qué?

-Si señor.

-Así me gusta, que seas una zorrita obediente.

Y dicho esto, se fue.

Al terminar mi break, hice lo que me dijo, me subí a la habitación y allí me quedé, al principio me sente en la cama a esperar, me parecía absurdo esperar, no sabía cuanto tiempo, desnuda, sobre mis rodillas y con los brazos en la cabeza.

De repente, se abrió la puerta…. No se cuanto tiempo pasó, pero recuerdo que me despertaron sus voces y el tortazo que me dio.

-¡Jo! ¿Qué haces? Eso duele.

-¿Qué te he dicho antes?

-Que te esperase desnuda con los brazos en la cabeza.

-Y ¿qué más?

-De rodillas.

-Y ¿Qué más?

-Nada más.

-¿Nada más?- Me miraba con cara de desprecio y se veía el enfado en sus ojos. Estaba empezando a tener miedo.

-Ahh si, que termine las frases con la palabra señor y te trate de usted.

-Y si sabes lo que tienes que hacer, ¿por qué coño no lo estas haciendo?

-Lo siento señor, no sabía cuando iba a venir y me sentía ridicula esperando desnuda de rodillas y con los brazos en la cabeza.

-De eso se trata zorrita… De que hagas lo que yo te digo sin importar como te sientas. Y ahora ven aquí que tienes mucho que aprender.

Fui hacia el, pero en cuanto hice por levantarme de la cama e ir caminando hacia el me paró.

-Quieta ahí, ¿Qué es eso de caminar? Tu tienes que venir arrastrándote como la perra que eres, así que venga, ¡Ven aquí que no tengo toda la tarde!

Me fui hacia el, arrastrámdome, sin decir nada y sin saber que pensar.

Me puso sobre sus rodillas y simplemente dijo:

-Empieza a contar:

Empezó a darme azotes, dolía, dolía mucho, tenía algo puesto en la mano que raspaba, no sé que era, no había llegado a verlo pero ahí estaba.

ZAS!!! -Uno

ZAS!!! –Dos

ZAS!!! –Tres

Así siguió durante no sé cuanto tiempo, pudieron ser cinco minutos o dos horas, a mí a partir del quinto azote se me hizo el tiempo interminable y creo que llegué a contar hasta treinta mientras lloraba.

-Menuda esclava de mierda estas hecha…. ¿En serio estas llorando? Deberias estar agradecida por que me haya decido a tocarte.

-Si señor, se lo agradezco, pero me duele.

-Bueno nena, no te preocupes, acabarás acostumbrandote y te gustará, te lo prometo. Ahora se una buena putita y chupamela.

Era humillante, me había pegado, me estaba insultando y ahora me hablaba bien, en tono tranquilizador mientras exigía que se la chupase.

-No, no pienso chupártela, me has hecho daño y no tengo ganas de chupar nada.

-Jjajaj que graciosa eres. Veo que no has entendido nada ¿no? Estaba siedo amable, pero no te estaba pidiendo nada, te estaba informando de lo que tienes que hacer y quieras o no vas a hacerlo.

Me cogió de la cabeza, me tapó la nariz y me metió su polla en la boca… Me estaba obligando a hacerle una mamada… aquello iba en serio, quisiera o no quisiera el iba a conseguir lo que queria.

Diez minutos después y una vez se hubo corrido en mi boca, me obligo a tragármelo todo tapándome la nariz de nuevo, se marchó de la habitación.

-Puedes darte una ducha y bajar a trabajar de nuevo.

Me di una ducha, lloraba mientras me lavaba el pelo, ¿cómo un tio que creia que se habia portado tan bien conmigo podia hacerme eso? Me arreglé como pude, intenté poner buena cara y bajé a trabajar.

-Tia ¿Qué te pasa? Tienes mala cara, estas temblado y estas palida. ¿Estas enferma?

-No no, estoy bien no te preocupes.

Hasta mis compañeras notaron que no estaba bien, pensé que eso iba a ayudarme y que iba a hacer que se cortase un poquito, pero en realidad, lo único que conseguí fue que se enfadase, que se enfadase mucho.

Pasó una semana, una semana en la que estuve tensa y con miedo por lo que pudiera venir y de repente un martes por la tarde, se acercó a mi y me susurró al oido:

-Ven conmigo ahora mismo, que me tienes que explicar un par de cositas.

-Si señor, ahora mismo en cuanto termine este check-in.

Le seguí obediente y con miedo hasta el cuartito del fondo donde soliamos descansar y dejar los uniformes.

-¿Qué problema tienes? ¿Te estoy haciendo un favor y te dedicas a dejarme en ridiculo en publico?

¿En ridiculo? ¿Cuándo? ¿Qué he hecho?

-Que sea la última vez que bajas medio llorando a recepción, todo el mundo sabe que estas conmigo y se supone que estamos bien. ¡¡Así que no me jodas, mona!!

Me dijo todo esto mientras me zarandeaba y terminó dandome un beso en la boca.

Todo esto me confundia, primero me pegaba luego me besaba y al cabo de un rato ¿Qué?

Yo segui trabajando normal, seguiamos subiendo y bajando de la habitación, pero las sesiones eran cada vez más largas y más habituales. Dejó muy claro al cabo del tiempo que lo que le iba era el sexo duro, muy duro, humillante y que además era suya en exclusiva.

Cuando digo sexo duro, me refiero a BDSM, juguetes en plan pinzas para los pezones, fustas, latigos y humillaciones publicas. Nunca en el hotel eso si, pero cada vez que saliamos, los desplantes y comentarios sobre mi eran muy frecuentes.

Lo más raro de todo es que yo me terminé acostumbrando y hoy sigo estando con el, considerandolo mi dueño… si lo considero mi dueño porque aunque el s igue casado, me dedica mucho tiempo, en el hotel y fuera y ha conseguido tener autoridad sobre cualquier decision que tenga que tomar, desde cuando voy al medico al tipo de manicura que me hago.

Aun asi, yo soy feliz, sigo trabajando, ganando dinero, mucho dinero y me he acostumbrado a Londres, que me encanta.