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Nuestro secreto

en Erotismo y Amor

Viernes. Nada era mejor que esperar la llegada de ese día. Pero eso no era lo mejor, lo mejor es lo que pasó ese día de la semana. Al llegar de la preparatoria, me senté a descansar en uno de los bancos de la cocina. Sonaba el teléfono. 

- ¿bueno? Contesté.

- Vanesa, ¡hola!

- ¿quien habla? 

- Dylan ¿eres Vanesa verdad, hermana de Caro?

- ¡Dylan! ¡hola! Perdón, te desconocí la voz, le dije riendo. 

- descuida ¿como has estado? 

- muy bien ¿y tu?

- bien bien, marcaba para preguntar si estaría Caro. 

- Si, aquí está, ahora le habló. 

¡Caro, te habla Dylan!

- ¡ya bajó! Gritó Caro. 

- ahora viene, ¿saldrán hoy?, pregunté 

- eso pensaba pero quiero saber si estarán en casa para pasar a saludar.

- claro, tu ven, sabes que eres bienvenido, dije animándolo a visitarnos. 

Caro venia directo hacia mí. Me despedí de Dylan y regresé al banco. ¿Irá a venir? Me preguntaba a mi misma. Dylan era el mejor amigo de mi hermana y para mi era ese amor platónico por el cual sufres cada vez que lo vez. Era tan divertido, guapo, inteligente, era el chico perfecto para mi. Pero por desgracia soy totalmente la niña chiquita de la casa. El estaba en el último semestre de la carrera y yo apenas en segundo semestre de preparatoria. Yo 16 y el 22. Seis años de diferencia no son ni muchos ni pocos, pero eso no cambia las cosas para que él me vea más que solo una amiga. Estaba tan perdida en él. Y tan estúpida de no querer superarlo. 

Caro colgó y le pregunté:

- ¿vendrá Dylan?

- dice que en un rato llega.

- a mira, está bien. 

Al parecer no sabía ni que decir para ser indiferente cada vez que pregunto por él, cuando en el fondo moría de ganas de verlo. Corrí a mi recamara, y me encerré.

¿que hago? ¿Que hago? 

- ¡Vanesa! Gritaba mi mamá.

- ¡ay noo! ¡¡Ahora que!! Dije amargadamente. Bajé. Mi mamá me pidió que le ayudara a tender la ropa. Habían pasado 20 minutos. Sonó el timbre. ¡Dios! Es él. Ya llegó. ¡Ay no me arreglé! Me quejé con ganas de tirar la ropa. Una vez que había terminado, entré a la casa. 

- ¡ahora bajó Dylan, espera! Gritaba Caro.

Aproveché para ir a la sala. 

- ¡Dylan! Grité con alegría.

- ¡¡Vane!! Gritó Dylan.

Corrí hacia él como loca. Abrí mis brazos y me aventé hacia él de forma que terminara cargándome. Y así fue. Giró su cuerpo hacia mí y me sostuvo. Era la primera vez que hacía eso con Dylan. La necesidad de tenerlo a mi lado era algo que no podía controlar. Abracé su cintura con mis piernas y cubría su cuello con mis brazos, precionando su cara con mis lindos y tiernos senos. 

- ¡tiene tiempo que no te veía! Me decía Dylan.

- si, ya no me abandones, lo regañaba de forma graciosa.

- te llevaré conmigo para que ya no sufras. Contestó mirándome directamente a los ojos. Y dándome un profundo beso en mi mejilla.

Sus palabras me envolvía y me hacían desearlo más. Lo abracé de nuevo rompiendo ese momento para que no pasara a más, aunque así quisiera. 

Sus brazos cubrían mi espalda, me protegían. 

Me bajé quedando parada frente a él.

- acabas de llegar, ¿verdad? Preguntó Dylan. 

- ya tiene rato pero no me dio tiempo de cambiarme. Tendrás que verme fachosa. 

- jaja rió diciendo: aún estando fachosa te ves linda y sexy.

- jaja ey! ya!, no te burles!. Contesté graciosamente. 

- No me... 

- ¡hola! Saluda Caro interrumpiendo a Dylan.

Valla, todo marchaba bien hasta que se presentó ella. No la odio por eso, ni la maldijera pero no se compara el cariño, el aprecio y la necesidad de estar con él con la de mi hermana. Me retiré silenciosamente dejándolos solos en la sala. Subí a mi recamara y revisé mi mochila para ver que tarea tenía que entregar mañana. Al pasar 30 minutos daban las 3 pm. 

- ¡Vanesa! ¡baja a comer! Gritaba mamá 

- ¡si! ¡ahorita bajo! 

Pensaba en arreglar un poco mi cuarto, y entré el montón de cosas que tenía en un rincón dentro del closet encontré una libretas antiguas. Apuntes viejos, garabatos, corazones. Revisé una segunda libreta. "Química", la tercera, "historia universal". Una libreta chica. ¿de que es está libreta? Me pregunté. La abrí y lo primero que vi escrito era un corazón abarcando toda una hoja. Lunes/13 de Agosto/ 2011. "Hoy no era un día como los que siempre desearía...". Valla, ahora recuerdo. Mi diario. No creí que aún estaría con vida. Empecé a hojear hoja por hoja, volviendo al pasado del que aún no logró escapar. Un texto: "Sus manos vagaban por todo mi cuerpo envolviéndome de sus suaves caricias". Pasaba a otra hoja y empecé a leer desde la mitad de la hoja topandome con la siguiente frase: "su aroma era tan adicto que dejaba que sus labios bajaran desde mi cuello hacia la punta de mis suaves pechos, probando cada uno de ellos lamiéndolos suavemente con su lengua". 

- Hey, Vane, ya vamos a comer. Brinqué al escuchar la voz de Dylan. 

Cerré rápidamente el diario y giré mi cuerpo quedando frente a él. 

- ¿que tienes? Preguntaba confundidamente. 

- ...nada... Contestaba misteriosamente. 

- ya vamos, me animaba. 

Caminé hacia la puerta y bajamos juntos dirigiéndonos al comedor. Durante la comida no dejaba de pensar en lo que escribía de él. El diario había recobrado  mis sentimientos más íntimos nuevamente. Viajaba en los cielo durante la comida. 

- ¡Vanesa! ¡hey! Gritaba mi mamá 

- mande, contestaba tontamente

- come hija, que se enfrían las cosas.

Dejé aún lado mis pensamientos y comí. 

- bueno iré a terminar de acomodar mi cuarto, gracias por la comida y buen provecho. 

- gracias, contestaron todos. 

Me paré y subí a mi recamara. 

4:30 pm. - ¡Oigan muchachos¡ ¡Carolina tienes que ir al dentista, hija! ¡Vanesa! ¡baja por favor! Todos bajamos a la sala. 

- a ver chicos. Decía mi mamá. - Carolina te llevaré con el dentista, seguro ni sabías  que hoy era tu cita, ¿verdad?

- jeje lo olvidé, perdón. Se disculpaba Caro graciosamente. 

- Vanesa vendrán a dejar el gas, iremos al dentista. ¿que harás ahorita?, preguntaba mamá.

- pues... Tengo algunas tareas. 

- bien, nosotros no tardaremos, cuando mucho dos horas. 

- si mamá, yo aquí los atiendo.

- está bien, cuidate. Vayámonos.

Una vez que mi mamá había dado su discurso tan conmovedor, subí a mi recamara.

Tomé nuevamente el diario, y lo guarde en un cajón. 

Las rejas de la casa se escuchaban, al parecer ya se estaban yendo. El motor del carro lo podía escuchar. Bueno estaba sola, e ir al dentista y esperar dos horas era una perdida de tiempo. Aunque no tanto, ya que estaría platicando con dylan.

- ¡oye! ¡Vane! 

Brinqué al escuchar de Dylan. Me sorprendió al hablarme. 

- ¿ya no fueron? Preguntaba

- tu mamá me pidió que me quedara a acompañarte. Estaré viendo la tele en la sala. 

- ..ajá.. Contestaba con voz entrecortada de que él se quedaría. 

¡No lo podía creer! ¡Dylan y yo solos!

Me miré al espejo, me peiné, me puse un labial color carne. Era lo mucho que podía hacer. Me cambiaría mi uniforme pero me ah dicho que soy sexy. Bajé las escaleras llendo a la sala. Ahí estaba él. Viendo la tele. Me acerqué lentamente y brinqué en el sillón en el que estaba sentando diciendo:

- ¡hola! ¡Qué vez!

- ¡hola! ¡vane! ¡pues acá acabo de encontrar una película! ¿tu que hacías? Contestaba 

- acomodaba mi recamara pero ya me aburrí y me cansé. 

Me encantaba verlo, me gustaba su rostro, su cuerpo, sus manos grandes con las que me cargó y sus labios. Moría por probarlos, saborearlos, tocarlos con los míos. 

- ¿que pasa? Preguntaba Dylan.

- no, nada jeje. Reía un poco apenada. ¿oye que tienes ahí? Le pregunté.

- ¿dónde? 

- ahí cerca del ojo. 

Se rascaba su cara tratando de quitar lo que tenía.

- ¿ya? 

- no, mira.

Al estar sentada en el sillón. Cambié de posición y me hinqué. Luego pasé una rodilla al otro lado de la pierna de Dylan de forma que quedé hincada sobre sus piernas. 

- mira, aquí está. Dije quitandole una pequeña basura de su rostro. 

- gracias, dijo colocando sus manos en mi cintura. 

Sus manos grandes me tomaban con delicadeza, y yo sentada en su entrepierna. Valla, nunca imaginé que estaría en esta posición, pero disfrutaba de ella. Nos mirábamos. 

- ¿que tengo? Pregunté rompiendo el silencio que estaba invadiendo la sala.

- no, nada, es solo que...no había estado tan cerca de tí.

- cuando me cargaste estuvimos muy cerca, demasiado diría yo

- bueno si, pero tanto tiempo cerca pues no. Jeje decía riendo. 

- bueno tal vez, le contestaba mirando su rostro tan masculino. Me encantaba, me volvía loca verlo. 

Quería decirle lo que sentía, moría por dentro, sufría de que solo eramos simples personas cercanas. 

- ¿y tus pretendientes? 

- jaja ¿cuales pretendientes? 

- digo...no dudo que tengas uno que otro. Solo mírate, no eres cualquier chica. 

Decirme eso sonaba tan bonito. Parecía darme una señal más no estaba totalmente segura.

- ¿entonces...como soy?

- pues...eres una chica muy linda, con un cuerpo que ningún chico ignoraría. 

¡Dios! Sus palabras claramente me estaba diciendo que significaba algo para él. 

- ay! Gracias! Le decía coquetamente dándole un abrazo. Nos quedamos suspendidos en ese instante. Sus manos vagaban por mi cintura y mi espalda. Retiré mi cabeza sin soltarlo. Ambos nos quemos viéndonos. Su mirada se centraba en mis labios y yo en los suyos.

- ¿...quieres probarlos? Le pregunté sin pensarlo ninguna vez. 

- si, si quiero. Contestó tranquilo y excitadamente. 

Nos envolvimos en un profundo beso. ¡Por fin! Lo había logrado después de tanto tiempo. Estaba besando a Dylan. 

Separé lentamente mis labios rosandolos suavemente con los suyos preguntándole:

- ¿crees que estemos haciendo lo correcto?

- ¿porqué lo preguntas?

- porque...tu estás con mi hermana. 

- solo somos amigos ¿eso que tiene que ver?. Además esto quedará entre nosotros. Será nuestro secreto.

Al terminar su respuesta, comenzó a acariciar mi cuello con su boca, rosando tranquilamente sus labios en mí. No aguantaba las ganas. Dejé que fuera aumentando su ritmo. Sus manos fueron entrando en mi blusa, tocando cada centímetro de mi piel. Me encantaba todo esto de tener sus grandes manos en mi cuerpo. Fue subiendo hasta llegar a mi brasier.

- desabrochalo, le pedía en voz baja.

Al hacerlo, sus manos bajaron nuevamente llegando a mi cintura, más no terminó ahí. Siguió bajando hasta cubrir mi lindo trasero abierto con sus manos. ¡Dios! Me excitaba tanto como lamía mi cuello que deseaba que hiciera lo mismo con mi vagina, penetrándome con ella una y otra vez. 

- ¡Dios! Vane estás tan rica que desearía probar todo tu cuerpo, me decía.

- si, yo también quiero eso, le contestaba excitada. 

Estaba tan excitada que comencé a columpiar mi cadera de adelante hacia atrás como si estuviera ya cogiéndome tranquilamente. Mi excitación iba aumentando cada vez más. Sentía como mi vagina se abría. cómo se abrían mis labios, los sentía húmedos, mojados de mis fluidos. 

Durante mis movimientos tocaba su duro pene, se había excitado ya. Solo hacía falta desabrochar su pantalón para que saliera esa verga grande que se sentía. Ay! Que rico! Quería que me la untara en mi húmeda vagina, en mis piernas, en mi culo abierto. Estaba ya lista. Lista para que me cogiera bien rico, con ganas, con locura. 

Mis pensamientos invadían mis sentidos, dejándome llevar por el momento. En ese preciso momento sus manos fueron metiéndose bajo mi falda, convirtiéndose en unas deliciosas caricias. Sus dedos los comenzó a rosar en mi calzón blanquito, tocaba mi vagina mojada.

 ¡Ay! Que rico sentía. 

- estás húmeda y caliente, Vane. 

- si, tócame, sigue así, decía al mismo tiempo brincando lentamente. 

Que rico lo hacía. Su mano frotaba mi linda vagina. 

Miraba su rostro y notaba como disfrutaba de mí, de mi cuerpo al igual que yo. 

- quiero que me cogas, le exigía excitadamente. 

En ese momento tomó mi calzoncito y lo dobló descubriendo toda mi vagina y plantó toda su mano en ella. ¡Dios mío! Brinqué soltando al mismo tiempo un rico gemido. Empezó a masajear lentamente mi clítoris.

¡No pares! Sigue, lo haces bien! Lo alagaba. 

Mientras su mano frotaba mi clítoris, decidió cambiar de zona llevando uno de sus dedos a mi ano. No sabía que hacer. A pesar de que nunca me habían tocado esa parte, me estaba gustando. 

- ¿porqué me acaricias ahí? Le pregunté.

- ¿te molesta? Contestó.

- me gusta pero... ¿Porqué lo haces? 

- cada vez que veo tu lindo trasero me e guardado las ganas de tocártelo y lamerlo con ganas, meterte mi lengua en tu sabroso culo. 

- pero no crees que es algo sucio hacer eso

- para mi no, de hecho me dan ganas de meterlo ahorita.

¡Dios! Sus palabras me excitaban muchísimo. Me hacían volverme sucia al mismo tiempo.

Su dedo masageaba lentamente mi ano, abriéndolo poco a poco. Sentía una sensación muy rica. Abría más las piernas para que se acomodara mejor. Justo en ese momento fue introduciendo la punta de su indice en mi orificio haciéndome soltar un gemido.

- ¿que sientes? Me pregunta.

- muy extraño, pero me gusta. No pensé que harías eso, contestaba.

Su dedo masajeaba muy rico mi ano. Metiendolo cada vez más. Lo sacó lentamente y lo resbalo sobre su lengua, llevándose ese sabor de mí a su boca. ¡Dios santo! No lo podía creer lo que él estaba haciendo. 

- no hagas eso, le decía gimiendo al mismo tiempo.

- déjame hacerlo con mi lengua, me pedía con una voz tan sexy que me hacía desearlo más.

- pero ya lo tocaste, le contestaba. 

Sin decirme más, me cargó y cambio de lugar. Me acostó sobre el sillón y me abrió las piernas dejandole ver mi calzón.

- ábrete bien y deja tus piernas al aire, flexionalas, me ordenaba. 

Mi curiosidad no me dejaba tomar otra alternativa más que obedecerlo. Se incó, descubría mis piernas llevando mi falda hasta mi cintura. 

- que rica y sabrosa te vez, Vane.

- ¿si? 

- mucho, diría yo. 

Sabía lo quería hacer. Con solo el haber sentido su dedo dentro de mí, me excitaba tanto, ahora con su lengua me haría explotar de placer. 

Acercó su cara a mi vagina presionando su nariz en ella y respiró. ¡Dios! Su nariz se estaba metiendo en mi vagina mojada, lo podía sentir. A pesar de que aún tenía calzón, la sensación traspasaba esa delicada tela. Sus manos agarraban el resorte de mi calzón y lentamente me lo fue jalando de tal forma que me lo fue retirando de mi zona intima. Juntó mis piernas para que me la quitara fácilmente. Al hacerlo me volví a abrir dejandole ver toda mi vagina abierta y mi  ano. 

- ¡woow! Desearía que estuvieras desnuda cada vez que te viera para probarte todo.

Su boca comenzó a besar mi vagina lentamente. Me creaba un cosquilleo muy rico. Sacó su lengua y la fue untando en toda mi vagina. Aaahhh! Solté un gemido. Sentía como me saboreaba toda mi rajita abierta. Su lengua llegó a mi clítoris y se detuvo ahí. Comenzó a lamerlo lentamente, disfrutando de mi, lo hacía como si chupara una rica paleta. Aaahhh! Si! Chúpame! Su lengua me daba un sabroso masaje. Su lengua hacía círculos al rededor de mi clítoris. Bañaba mi vagina de su saliva. Lo hacía tan rico que me incitó a apoyar mis manos sobre su cabeza, evitando que retirara su rostro de mi húmeda y caliente vagina. 

Los movimientos de su lengua fueron aumentando. Lamía con rapides mi clítoris, ¡Dios mio! ¡Aaahhh!!!! ¡Si!!! ¡¡¡así!!! ¡¡¡sigue así!!! ¡¡¡chúpame!!! Me volvía tan loca que apretaba con mis piernas su cabeza. Que rico se comía mi vagina. Abrí mis piernas liberando su cabeza y de forma que mi vagina se abriera más para él. Al hacerlo, comenzó a acariciar mi ano con su lengua lentamente. Lamía con delicadeza, saboreandome con tranquilidad. Sentía un cosquilleo, pero una sensación tan suave y rica. Mientras me lamía, empezó a meter su dedo indice lentamente. Primero metió la mitad de su dedo. Lo sacó y me lamió mi ano mojado. Lo metió de nuevo dejándolo por un rato. Me gustaba. Aprete mi rabo y Dylan empezó a introducir todo su largo dedo dentro de mi. ¡Aaahhh! Gemí de placer. Me había penetrado tan rico. Sacó rápido su dedo y se paró. Se bajó su pantalón y su boxer dejando ver su verga toda parada. ¡Dios! La tenía toda erecta, se veía tan rica, tan sabrosa. Verla, me generaba antojo de mamársela con ganas, como una puta loca desesperada. Se agarró su verga y comenzó a frotársela lentamente, preguntándome:

- ¿se te antoja? 

- si, mucho.

- Ven, acércate. 

Me dejé resbalar sobre el sillón quedando hincada sobre él. 

Me peiné hacia atrás el cabello, descubriendo mi rostro. Cubrí mi largo pene con mi mano derecha. Estaba tan dura. La apretaba y se la jalaba. Me acerque y se la olí. Que rico. Acariciaba su verga con mi nariz de arriba hacia abajo. Luego con mis labios. Tragué saliva y abrí mi boca sacando toda mi lengüita para lamerte toda esa ricota verga. Mmmm que rica estaba. Sentía sus venas gruesas, la tenía caliente, suave. 

- Nunca había tenido una verga en mis manos y mucho menos en mi boca, decía yo. 

- chupamela toda, vane. Me pedía Dylan al mismo tiempo peinándome. 

Levanté su verga y le chupé uno de sus testículos. Lo succionaba, lo lamía. Luego recorrí toda mi lengua desde sus ricas pelotas hasta la puta de su verga. Lavaba su pene con mi saliva. Empecé a lenguetear su glande con dulzura. Envolvía su punta con mi lengüita. ¡Santo dios! Nunca imaginé que fuera yo a hacer todo esto. 

- ven, dijo Dylan. Me levantó y se sentó en el sillón. Me acerqué montándome sobre él. 

- quiero cogerte con ganas, vane. 

- ¿y como lo harás? Le pregunté

Mientras ambos nos mirábamos a los ojos, comencé a sentir como me untaba su verga en la entrada de mi vagina. Me estaba excitando. Mi vagina reaccionaba ante cierto estimulo. Mis pliegues comenzaron a abrirse. No aguantaba. Quería ya tenerla adentro. Sin esperar a que él lo hiciera me fui sentando poco a poco de forma que fuera entrándome su rica y larga verga. 

- Aaahhh!!! Dios!!!! Solté un gemido y al mismo tiempo un grito desgarrador. Había entrado. Apoyé mis manos sobre sus hombros y los apreté con todas mis fuerzas. ¡Dios mio! Sentí como si me desgarraran por dentro. Era toda una niña virgen. Él era la primera persona que me penetraba. A pesar de ser mi primera vez, lo estaba disfrutando dolorosamente. 

No estaba adentro por completo. Me detuve, dejando que mi vagina se fuera abriendo poco a poco. Seguí Bajando lentamente hasta que su miembro entrara por completo. Lo abracé con fuerza. Sentía como mi rostro formaba un gesto de dolor pero a la vez de placer. Me levante poco a poco dejando salir de verga. Sentía como me liberaba poco a poco. Seguí ese proceso 5 veces. 

- tranquila, despacio. Me tranquilizaba Dylan. 

Conforme subía y bajaba, comencé a disfrutar de una sensación de placer. Me comenzaba a gustar. Estaba todo listo. Si, lo estaba. Cerré mis ojos y comencé a disfrutar de esa sensación. Aaahhh!! Sii!!! 

-¿te gusta? Preguntó Dylan.

- si, me gusta, sigamos así.

Aaahhh!!!! Sii!!!! Así!!!! Me encantaba. Comencé a acelerar el ritmo de arriba abajo. Todo había cambiado. Dylan cubrió mi espalda con sus manos, y yo abrace su cabeza. ¡Dios!!! Siii!!!! Que rico!!! Brincaba, subía y bajaba. Se sentía tan rico que su verga resbalara dentro de mi vagina. 

- sii!!!! Aaahhh, vane no pares. Sigue así!!! Me pedía Dylan. Estaba disfrutando también. 

- no!!! No pararé!!! Contestaba excitadamente. 

Aaahhh!!!! Siii!!!! Cógeme!!! Gemía y suplicaba. 

Metia toda su verga dentro de mi. ¡Dios! Era tan rico todo esto. Mis caderas seguían el ritmo. En ese momento cubrió mi culo con sus grandes manos colocando su dedo indice en la entrada de mi culo. ¡Aaahhh! Siii!!! Cógeme!!! Suplicaba como loca. Justo en ese instante metió su dedo en mi rabo. Aaahhh!!! Que rico!!!! Decía yo. 

- ¿te gusta? 

Siii!!! Me encanta!!! Anda mételo todo. Le pedía. Dios!!! Quería todo su dedo dentro de mi culo sucio. 

¡¡Aaahhh!!!! Me cogía con su verga y me cogía con su dedo. Que rico. Me llenaba el culo con ganas. 

- sigue así!!! No pares!!!! Aaahhh!!!!! Suplicaba como loca.

Dios! Aumentaba el ritmo. Me penetraba con mas ganas. Que rico, me encantaba como me cogía. Retiró su dedo y lo chupó. ¡dios santo!! Probó mi culo. Le di un beso y metí mi lengua para probar su boca. 

- ahora hazlo tu, me pedía Dylan. 

- ¿que haga que? 

- lo que acabo de hacer. 

- sígueme cogiendo, pero más rápido.

Sin decir otra cosa, aumento el ritmo. ¡¡¡Aaahhh!!!! Así!!! Dios!!! Que rico!!!

 No podía, me cogía tan rico que me volvía loca. No se que pasaría despues. Llevé mi mano a mi trasero y empecé a frotar mi rabo con mi dedo más largo. 

- si!!!!! Cógeme!!!! Meteme toda tu verga!!! Aaahhh!!!! Gemía como loca. Disfrutaba tan rico. No aguantaba más. Metí mi dedo hasta el fondo con desesperación, y lo mantuve ahí. Aaahhh!!!! Sii!!!!! Sigue por favor!!!! No pares!!!!! Sentía que iba a explotar. Saque mi dedo y lo vi a meter, lo saqué y lo volvía a meter. Me penetraba el culo con mi dedo. Que rico. El me cogía y yo me penetraba el rabo con mi dedo. 

- quiero que te lo saques y que te lo chupes. 

- si? Eso quieres?? Le preguntaba toda cansada y excitada. 

- si!! Hazlo!!!. Estaba excitado. 

Saqué mi dedo lentamente, y lo metí dentro de mi boca. ¡¡Dios santo!! Estaba probando de mi culo. No me importaba mucho. Estaba tan excitada que lo disfrutaba con ganas. Me chupe con ganas y me lo volví a meter todo. Lo retire y lo volví a probar. Que rico. Estaba tan caliente, tan excitada que nunca pensé que fuera a hacer cosas tan inimaginables como esas. 

- quiero venirme, vane!!!! 

- espera!!! No lo hagas!!!

- que hago???

- ven!!! 

Me levanté y me hinqué rápidamente. Agarre su verga y termine por masturbarlo hasta que se viniera. 

- Aaahhh!!!! Dios!!!! Lo haces muy bien!!!! Decía Dylan. 

- ya suéltalo!!! Dame de tu semen!!! Me lo quiero tragar!!!! 

- Aaahhh!!!!! No pares vane!!! Sigue así!!!!

Estaba apunto. Ya lo quería todo. Comence a mamárselo de nuevo. Succione tu punto. Me metí toda su verga hasta mi garganta. Dios!!!! La tenía toda en mi boca. Me llenaba tan rico. Se la Jalé con ganas y coloque su glande sobre mi lengua. Hasta que al fin..

- Aaahhh!!!!! Dios!!!! No mames!!!!! Gimio Dylan.

Santo cielo!!!! Le comenzó a salir todo su semen de su verga. Se venía en mi lengua. Se la Jalé con mas fuerza y rapidez. Aaahhh!!! sii!!!! Gemía Dylan con locura. Masticaba su semen pegajoso. Hice gárgaras con él. Y lo escupí sobre su verga cubriéndola toda de mi saliva y su semen. Le lave la verga y se la volví a chupar llevándome de nuevo sus semen y mi saliva. Dios!!! Que asco!!! Como era posible todo esto!!! Soy una asquerosa de primera pero aún así me gustaba. Tener su semen en mi boca era una sensación  tan asquerosa y a la vez muy rica. Finalmente decidí por tragarme todo. 

Se sentó en el sillón, mientras yo quedé hincada en el suelo. 

- hay que vestirnos, le dije. 

Me paré y me puse mi calzón, me abroché la falda, mi brasier. Me acomode la blusa. El hizo lo mismo. Se subió su boxer y su pantalón. 

- ¿que va a pasar ahora? Pregunté 

- Imaginemos que no pasó nada. Contestó Dylan. 

Sonó el claxon de la camioneta. Llegaron. Nos miramos, y se acercó plantando sus labios sobre los míos, diciéndome:

- no tienes de que preocuparte, porqué esto aún no ha terminado.