Apreciados lectores:
Tras varios años sin escribir ningún relato y viendo el poco interés que en mi motivan los actuales relatos, que no digo que sean malos, sino que no “me ponen”, he decidido subir la presente “Clase de iniciación sexual”, a partir de una presentación en “power point”, que preparé para unas alumnas, a petición de sus respectivos papás, esperando sea de vuestro agrado.
He “novelado” el relato, ya que la clase era muy personalizada, imaginando que las alumnas podrían ser mis sobrinas y yo el tío afortunado que tiene el inmenso placer de iniciarlas en el juego del sexo. También he adaptado el contenido al formato relato, eliminando muchas de las fotos de la presentación, para no hacerlo pesado. Pero hace tiempo que no veo relatos con fotos, ya que no se pueden subir, por lo que he creído que os podría gustar un relato con enlaces a las fotos del texto. Espero vuestras opiniones y gracias a los comentarios recibidos, que me han servido para solucionar el tema de las fotos.
Dice así:
Tengo dos preciosas sobrinas, primas entre ellas, que se llevan muy bien y se ayudan siempre en sus estudios. Hace unas semanas nos reunimos todos mis hermanos, para una celebración familiar y hablando con mis hermanos surgió el comentario de que mis sobrinas estaban finalizando el curso y tenían que estudiar para los exámenes, a ver si podría alojarlas un fin de semana, para que pudieran estudiar tranquilas en mi casa, ya que yo soy viudo y no tengo hijos que puedan molestarlas.
Yo accedí gustoso, acordando que vinieran el pasado fin de semana, que les tendría una habitación acomodada para que se alojaran cómodamente. Una vez en mi casa las dos primas se pusieron a estudiar concienzudamente durante todo el sábado. Durante el almuerzo que les preparé, estuvieron cuchicheando sobre diversos aspectos de lo que estaban estudiando y tras la comida siguieron repasando materias que tenían más atrasadas.
A media tarde fui a verlas para preguntarles si les apetecía merendar algo; pero cual fue mi sorpresa al escuchar su respuesta: “No tito, hemos comido mucho y no nos apetece nada para merendar; pero estamos agotadas de tantos libros y habíamos pensado si podrías contarnos algo sobre como juegan las niñas con los niños, pues nuestros papás están siempre muy atareados y no tienen un minuto para explicarnos estas cosas y nosotras ya somos mayores y queremos aprender a jugar.
Las dos vestían simples falditas informales y camisetas sencillas, que dejaban entrever sus tiernos senos, ya que todavía no utilizaban sujetador, pues tan sólo tienen 16 años y no los tienen aún muy desarrollados. Debajo sus falditas se podían ver fácilmente sus braguitas, ya que en ningún momento se esforzaban por ocultarlas. Yo les pregunté qué querían saber exactamente, a lo que me contestaron al unísono con un “toooooodo, querido tito”, que no dejaba lugar a duda sobre sus pretensiones.
Fui a buscar mi ordenador portátil y lo instalé en la mesita tocador del dormitorio, sentándome yo en la silla y quedando ellas tras de mí, sentadas a horcajadas en una de las dos camas de la estancia, lo que me dejaba sus braguitas perfectamente a la vista, a través del espejo del tocador, sin que ellas se percataran, ya que la cama quedaba más baja que mi silla. Busqué la presentación que tenía preparada y comencé a explicarles:
Mirad, como ya sabréis, las niñas sois distintas de los niños…
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…las niñas, como vosotras, tenéis unos pechos muy desarrollados y una rajita entre las piernas, ¿lo veis?
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Los pechos de las niñas pueden tener diversas formas y tamaños. Algunos son prácticamente inexistentes, como en los niños…
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…otros son pequeñitos y puntiagudos, como estos…
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…o más redonditos, como estos otros, dentro de los pequeños.
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Otros son más grandes y tiesos, como pitones de toro…
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…o redondos y grandes como pelotas.
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Si os quitáis vuestras camisetas podremos comprobar cómo son los vuestros y a qué tipo pertenecen.
“¡¡¡Si, tito, siiii!!!”, respondieron animosas las dos, haciendo carreras por ver quien se quitaba antes la camiseta.
Laura, que así se llama una, los tenía pequeñitos y puntiagudos, como estos…
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…mientras que Rocío, que así se llama la otra, los tenía más grandes y desarrollados, similares a estos otros.
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“¿Cuáles te gustan más, tito?”, me preguntaron con inocente maldad. Para no defraudar a ninguna de las dos les respondí: “Los de Laura van muy bien para pellizcar sus pezones, así (y se los pellizqué suavemente, uno con cada mano), mientras que los de Rocío son mejores para acariciarlos enteros (y se los amasé suavemente, uno con cada mano, como si fueran panecillos de pan a punto de hornear).
Sin la menor intención de volver a colocarse sus camisetas, preguntaron con curiosa ansiedad: “Sigue tito, sigue… ¿qué más?”, a lo que yo proseguí con mi clase, indicándoles que una vez visto el apartado “senos”, íbamos a proseguir con el tema de sus “rajitas”.
Les expliqué que la rajita que tienen las niñas entre las piernas es muy similar a los labios de la boca, que como éstos pueden tener diversas formas y tamaños.
Les mostré algunas fotos, para que vieran distintas rajitas:
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…y proseguí con la explicación: como veis, algunas son estrechitas y alargadas, otras más abultadas y otras más cortas y anchas.
Pero igual que hemos hecho con los pechos, ¿qué os parece si os quitáis vuestras braguitas y vemos como son vuestras rajitas?
Como si lo estuvieran esperando, las dos corrieron a sacarse sus braguitas, quedando tan sólo vestidas con sus cortas falditas.
Laura, que tiene el cuerpo menos desarrollado, tenía una rajita preciosa, con incipiente vello sin depilar, muy alargada y prieta, mientras que Rocío, que estaba algo más crecidita, presentaba una rajita más abultada, con carnosos labios, perfectamente depilada.
Esto sorprendió a Laura, que extrañada por la falta de vello en la rajita de su prima, le preguntó como lo había hecho para dejársela tan “limpia”, a lo que Rocío respondió: “Cuando tito termine la clase, te dejaré la tuya igual, si tu quieres. Vamos al baño y te lo hago yo misma, para que aprendas como se hace”, a lo que Laura asintió con la cabeza, esbozando una tierna sonrisa.
Ahora que ya hemos visto como son vuestras rajitas, proseguí yo, vamos a ver un punto muy importante de las mismas. Se trata de este botoncito que hay en el centro, que es muy sensible y que se denomina “clítoris”.
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Fijaros bien en las fotos, les dije, a ver si cada una encuentra el de la otra…
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…a lo que las dos, tumbadas en la cama y bien abiertas de piernas hurgaron una en la vulva de la otra, a ver si encontraban el ansiado botoncito. Por la propia excitación natural, conforme iban acariciándose la una a la otra, los clítoris se iban endureciendo y sobresaliendo cada vez más de sus escondites. Yo las ayudé, primero a Laura, haciendo sobresalir al máximo su rico botoncito, para que lo viera su prima, mientras que a Rocío, que está más desarrollada, le pedí que se abriera la rajita con las manos, para que Laura pudiera ver bien de cerca como era el clítoris de su prima, mientras yo lo hacía sobresalir de su capuchón.
Las dos quedaron asombradas del tamaño y dureza que iban adquiriendo sus clítoris, pidiéndome que no dejara de acariciarlas, para ver hasta donde crecían. Yo continué unos minutos, con una mano en cada una, mientras ellas seguían tumbadas en la cama, gozando de tan placenteras sensaciones. Con mis caricias comenzaron a segregar flujo, que comenzaba a rezumar del interior de sus vaginas, momento que aproveché para lubrificar mejor sus clítoris y evitar la sensación de roce que produce la yema seca de los dedos.
Tras varios minutos de inagotable placer para mis sobrinas y de indescriptibles sensaciones para quien esto os relata, creí oportuno proseguir con la clase, por lo que en tono enérgico les dije: “¡¡¡Ya basta de retozar… prosigamos con la clase!!!”
Ahora que ya sabéis como sois las niñas, vamos a hablar de los niños: los niños en lugar de una rajita tenemos un “palito”, como una piruleta, que nos sale del mismo punto donde vosotras tenéis el clítoris. Fijaros:
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Este “palito” de los niños, denominado pene, es bastante similar en todos los niños; pero mientras vuestras rajitas no varían nunca de apariencia, los penes de los niños pueden tener distinto tamaño, en función de su estado de excitación.
Pueden ser así de pequeños, como el mío ahora mismo (me bajo mi chándal y les muestro abiertamente mi flácido pene), o así de grandes…
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Al mostrar mi pene las dos primas exclamaron un “Ohhh!!!” de sorpresa, por la impresión de ver un pene adulto; pero tras el impacto inicial, la foto de este pene erecto las dejó petrificadas, sin saber cómo reaccionar.
Laura, que es más decidida, se atrevió a preguntar, de forma entrecortada: “Pe… pe… pero tito, ¿cómo cabe ‘eso’ dentro de los calzoncillos?... ¿y no duele?”, mientras que Rocío, más picarona, sin saber si mirarme a mí o a la foto del ordenador, preguntaba: “¿Puedes mostrarnos otra vez tu ‘cosita’?... es que no hemos tenido tiempo de verlo”.
Entonces, cayendo en la cuenta de que mis sobrinas estaban prácticamente desnudas, mientras que yo seguía con toda mi ropa, decidí sacarme el pantalón del chándal, para que pudieran observar libremente mi pene con todo detalle y compararlo con el de la foto.
Como os decía, proseguí yo con mis explicaciones, los hay así de pequeños (mostrándoles el mío), tan grandes como el de la foto que veis, o como este otro, que también está erecto.
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“¿Y cómo se hace para que crezca tanto un pene?”, preguntaron los dos con cierta complicidad. A lo que yo les respondí: acariciándolo suavemente, como si fuese una piruleta. Fijaros:
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“¿Y nosotras podemos chupar el tuyo?”, preguntó Rocío, siempre más atrevida. Claro, les respondí yo, ahora mismo. Dicho esto me tumbé en la cama, y con mis sobrinas a cada lado, comenzaron a manosear tímidamente mi pene. Primero con cierto temor, luego más atrevidamente. Rocío le daba fuertes chupetones, mientras que Laura recogía con su lengua la saliva que derramaba por el tronco, llevándome a un paraíso de indescriptible placer.
Mientras no dejaban de lamer y chupar ávidamente mi pene, proseguí con mi lección: fijaros, queridas sobrinitas, que hay que hacerlo con los labios y la lengua…
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…tal como se ve en esta foto de detalle…
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…o en esta otra, ¿lo veis?
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Tras varios minutos de intenso y suculento chupeteo, a Laura, que es más inocente, le asalta la siguiente duda: “Pero tito, ¿de qué sirve que el pene se haga tan largo y duro, si así no se debe ni poder andar?”, a lo que yo les respondí: “Esto tiene que ver precisamente con el juego del sexo, pues ahora vamos a ver cómo juegan y se divierten las niñas con los niños”.
¡¡¡Eso, eso, tito, continúa!!!, dijeron las dos a coro, saltando de alegría sobre la cama. Pues veréis, continué yo, con cierto aire de misterio: resulta que… pues resulta que la rajita de las niñas no es tal rajita, sino un agujerito, ¿lo veis?
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Fijaros bien donde está el agujerito…
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…a ver si os los encontráis.
Y tumbándose de nuevo en la cama comenzaron a buscarse el agujerito, la una a la otra, pero sin atreverse a penetrarlos, a lo que Laura preguntó: “Tito, ¿porqué no nos lo enseñas tú?”. Entonces asentí, y mojándome los índices con abundante saliva, procedí a penetrar digitalmente a mis sobrinas, cada una con una mano distinta, dándoles cuidadosos masajes circulares internos, lo que las hizo retorcerse de placer y generar de nuevo abundante flujo vaginal, que rezumaba entre mis dedos y sus tiernos conejitos.
Llegados a este punto, comprendí que podía proseguir con la clase, pues iban a entender perfectamente el sentido del juego.
Pues veréis, sobrinitas, ahora que ya habéis visto como son vuestras rajitas, que tienen un agujerito y que os gusta muuuucho sentir el placer de tener un dedo dentro, comprenderéis porqué se ha de poner tan duro el pene de los niños. “¡¡¡Ya lo se (gritó Rocío), ya lo se… para introducirlo en nuestro agujerito!!!”, “Anda (le espetó Laura), ¿cómo va a caber ‘eso’ ahí dentro?”.
Pues sí, Laura, Rocío tiene toda la razón, dije yo, el pene de los niños ha de estar largo y duro para que pueda introducirse en el agujerito de las niñas. Fijaros lo grande que es vuestro agujerito…
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…fijaros si es grande, que hasta entra una mano entera!!!
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Pues ahora que ya sabéis porqué tiene que estar tan duro el pene de los niños, vamos a fijarnos bien como se juega…
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…se introduce la puntita del pene en el agujerito, así…
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…ya sea por delante, o por detrás, da igual…
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…lo importante es introducirlo poquito a poco…
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…para que vuestra vagina se vaya acomodando al objeto intruso que la está penetrando y no provoque ningún tipo de dolor. Se trata de que la penetración sea un acto placentero. De hecho este es el juego más divertido del mundo… ¡¡¡NO OS LO PODEIS NI IMAGINAR!!!
“Bueno (respondió picaronamente Rocío), tal vez si nos lo enseñas, podremos llegar a saber cómo se siente, ¿no?”.
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De acuerdo, Rocío (le respondí yo), pero primero fijaros bien cómo se introduce el pene en la vagina…
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…para que sepáis como se hace, ¿conforme? “¡¡¡Si tito, si!!!”, respondieron las dos a coro, sigue enseñándonos más!!!”.
Pues fijaros muy bien cómo se penetran las vaginas, de frente…
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…o de espaldas…
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…empezando por la puntita y siguiendo por el tronco…
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…tal como hacen estas dos amigas con sus compañeros…
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…y llegando hasta el fondo de la vagina…
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…pues no os podéis imaginar qué gozada más grande es!!!
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Fijaros bien como se retuerce de placer esta niña…
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A ver, a ver, ¿quién quiere ser la primera en probarlo?, les dije yo. Laura se mordía el labio, como pensando lo que iba a doler aquello, pero Rocío no se lo pensó y enseguida gritó: “¡¡¡Yo tito, yo… yo primero!!!”. De acuerdo Rocío, y Laura que se fije bien, para hacerlo después ella.
Pero antes, para que el pene resbale bien por las paredes de la vagina, es preciso lubrificar con saliva el agujerito, así que túmbate aquí en la cama, que tu primita te va a mojar bien el agujerito, así, fíjate Laura en la foto…
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…una vez Laura humedeció bien el coñito de su prima Roció, mi erecto pene tan sólo tuvo que tantear su entrada, para que la propia Rocío, ávida de sentir el erecto pene de su tío en el interior de sus entrañas, se dejara caer de golpe sobre su tío, consiguiendo que su vagina se lo tragara hasta el fondo, provocándole una indescriptible sensación de placer, que fue incapaz de explicar a Laura.
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Rocío entró en tal estado de éxtasis, que Laura, toda preocupada, le preguntó qué se sentía, a lo que Rocío tan sólo acertaba a decir: “Fantástico titoooo, fantástico… no pares… sigue metiéndomela hasta el fondo, sigue hasta el fondo; pero te lo ruego, por lo que más quieras, tito, NO PAAAARES!!!!!
De repente el cuerpo de Rocío se quedó rígido, las piernas comenzaron a temblarle y toda ella empezó a convulsionarse, en unos espasmos pausados y rítmicos, que no hacían más que succionar y succionar fuertemente mi pene, con la intención de no soltarlo por nada del mundo y alargar indefinidamente aquella inenarrable sensación de placer que le producía sentir aquel duro objeto en el interior de sus jóvenes entrañas.
Cuando poco a poco fue relajándose y quedó tendida en la cama, yo conseguí sacar lentamente el pene de aquella incandescente caverna, intentando contener mi eyaculación, para poder seguir luego con Laura. Entonces se lo mostré a Laura, para que observase lo grande que era y cómo no le había ocurrido nada malo a su prima. Laura volvió a preguntarle a Rocío qué se sentía, a lo que Roció le respondió: “Mira primita, como no lo pruebes, te arrepentirás toda tu vida… es indescriptible el placer que se llega a sentir. Tienes que probarlo yaaaa!!!!”.
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Entonces Laura se tumbó en la cama y abriendo cálidamente sus piernecitas, me suplicó que le hiciera lo mismo que a su prima Rocío. A la vista de aquel encendido agujerito, que rezumaba flujo abundantemente, yo me apresuré a colocar mi todavía erecto pene a la entrada de su orificio y poco a poco lo fui introduciendo en la vagina de Laura, mientras Rocío no perdía detalle de aquella deslumbradora imagen, de la que minutos antes ella misma había sido protagonista…
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…hasta que todo el pene de su tío quedó totalmente en el interior de su prima Laura.
Entonces Laura, viendo que no le dolía nada, me rogó que moviera mi pene en su interior y lentamente fui bombeando mi miembro en aquella cálida gruta, hasta que Laura comenzó instintivamente a acompañar acompasadamente mis movimientos, sumiéndose en tal estado de éxtasis que tan sólo acertaba a balbucear un “sigue tito, sigue… no pares tito, no pares…”.
Yo seguí sacando y metiendo lentamente mi erecto pene, a punto de estallar, ante la atenta mirada de Rocío, que no dejaba de susurrar “cómo está disfrutando mi prima, que gozada de visión, esto no hay palabras para describirlo… sigue tito, sigue, hazle sentir lo mismo que he sentido yo”. Cada milímetro de mi pene que entraba en aquella cálida caverna le producía tal sensación de placer a mi sobrina Laura, que no dejaba de suplicar constantemente que no parase nunca. Su ritmo se fue acelerando más y más hasta que mi sobrina arqueó su espalda y en un interminable espasmo vaginal hizo brotar de lo más profundo de mis testículos todo el semen que aquella clase con mis sobrinas había estado acumulado.
Al conseguir sacar mi pene del interior de mi sobrina, la rezumante leche de mi corrida le hizo preguntar a Rocío qué era aquello, pues con ella no había sucedido. Entonces les conté que cuando los chicos llevan mucho rato excitándose, llega un momento en que el pene ya no puede crecer más y “estalla” en una especie de explosión, liberando un líquido lechoso, que a las chicas las vuelve locas.
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Esta leche se puede soltar fuera, como en la foto, o en el interior de la vagina, como ha sido el caso de Laura, lo que provoca una doble sensación de placer a las chicas.
También pueden beberla, cosa que les encanta sobremanera, como veis en esta foto.
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Espero que hayáis disfrutado de la clase y aprendido muchas cosas sobre cómo se juega al mejor juego del mundo: EL SEXO.