miprimita.com

Semifinal Italia-España. Francia 2016

en Orgías

El otro día salí por televisión.

Fuimos a ver jugar a España contra Italia los amigotes de toda la vida. Un reportero nos preguntó no sé qué y de repente se acercó una italiana y me plantó un pico.

“Parece que no hay ningún tipo de altercado entre las dos aficiones” puntualizó el periodista.

Mis amigos vitorearon a la italiana que lejos de amedrentarse se quedó con nosotros. La ofrecimos nuestros minis de cerveza y bebió contenta. Una idea se nos pasó a todos instantáneamente y nos miramos unos a otros sabiendo perfectamente lo que pensábamos. ¿Y si nos la follamos entre todos? ¿Venimos hasta aquí, nos follamos a una italiana y nos perdemos el partido?

Carlos, que es el más lanzado preguntó a la italiana en macarroni-spaniolo si tenía entrada. Ella dijo que sí. No lo pensamos más.

“Vente con nosotros”.

La italiana nos miró y aceptó.

Pasamos todos los controles de seguridad. No hubo problemas en disimularla porque nosotros éramos cinco tiarrones y ella era menuda. Tenía un largo cabello negro liso. Sus pechos eran redondos como manzanas. Su culo perfecto. Además, asomaba por debajo de los pantaloncitos cortos que llevaba. No era una modelo, pero estaba muy buena.

Nos dirigimos los cinco hacia nuestras butacas. Casualmente eran las últimas. Detrás de nosotros había una pared y encima el tejado de la grada del tercer anfiteatro. Además, estábamos escorados en una esquina. Ni a posta hubiéramos tenido tanta intimidad. Tres se pusieron delante haciendo una barrera infranqueable. El cuarto a nuestro lado cubría el flanco derecho. Yo me quedé con la italiana. Sabía perfectamente lo que iba a pasar. Nos la íbamos a follar todos por turnos. Iba a empezar yo.

Una vez en nuestra intimidad la comí la boca. Ella se dejaba toda. Empecé a meterle mano por el culo y a sobarle las tetas. No hacía nada. Creo que disfrutaba. La desnudé y empecé a chuparle el coño. El griterío era ensordecedor, su coño deliciosamente depilado. Se corrió. Yo estaba como loco así que, sin esperar más, se la metí. La follé bien duro y me corrí en su tripa. Mi amigo que cubría la derecha avisó al que estaba en la fila de delante para que ocupara su puesto. Yo me vestí y bajé con los de delante.

De reojo pude ver que mi amigo le había metido la polla en la boca. Es un fanático de las mamadas. No aguantó mucho. Se corrió en su cara. Con la polla dura recogió todo y se lo ofreció. Ella limpió sin protestar. Cuando terminó, bajó a mi lado y nos corrimos para seguir los turnos.

El tercero no sé qué le hizo porque por unos momentos presté atención al partido. Desgraciadamente, los italianos nos metieron el primero. También acabó pronto. Ahora era yo el que cubría el flanco derecho. Era el mejor sitio. Podía ver el panorama, el partido y a la italiana. Carlos era el cuarto. Se sentó y colocó a la italiana encima de él. Le comía las tetas, la agarraba fuertemente el culo hacia él y la follaba su coño sin compasión. Tampoco duró mucho. Todos estábamos muy excitados y nos habíamos corrido muy rápido, pero todos queríamos más. Cuando terminó Carlos, el partido estaba llegando al descanso.

Animé a la italiana a que se vistiera para no llamar mucho la atención. Llegó el descanso y nos sentamos todos, un momento, a descansar. Me ofrecí para ir a buscar algo de comer y beber. Cuando volví, mis amigos tenían una sonrisa indescriptible y una mirada brillante y deseante de más juego. Comimos y justo cuando iba a empezar la segunda parte, Carlos propuso ir todos al baño.

Como fiel rebaño, nos encaminamos todos a los aseos. Todos los hombres salían corriendo para el inminente comienzo. Nosotros nos atrincheramos con la italiana. La ropa le duró menos que en las butacas. Todos la sobamos entera. Tenía varias manos por todas partes, por sus tetas, por su culo, por su coño, por su cara. Una mano la oprimió hacia abajo. Al instante, estaba arrodillada rodeada de cinco pollas. Iba mamando, chupando, lamiendo, pajeando por turnos. Pero también era manoseada.

No sé quién hizo una cama en el suelo con nuestras ropas. La acostamos y la fuimos follando todos por tuno el coño sin corrernos. Ella creo que lo hizo una vez. Después, Carlos se acotó y permitió que la italiana le cabalgara. Oprimía sus tetas sidrosas hacia abajo. Eso permitió que alguno se animara a ofrecerla pollas para chupar. Y permitió que dejara al descubierto el ano de la italiana. Me animé a ponerme detrás de ella. Sin decirle nada y de manera muy brusca le metí un dedo en el ano. Por primera vez, ella se molestó. Ella dio un grito.

-          “NO”

Era tarde. Le saqué el dedo y se lo puse en la boca. Por primera vez, ella se negaba a algo. Eso nos dio más morbo a todos. Sin pensarlo dos veces, en vez del dedo le acerqué la punta de mi capullo a su ano. Parecía como si fuera a defenderse, pero la verdad es que estaba indefensa y derrengada de placer. Se la metí duro. Creo que le debió doler al principio. Sin duda era virgen por el culo. Hubo un poco de sangre, pero yo estaba tan excitado que incrementé la potencia de la penetración. Me corrí dentro de su culo. Cuando terminé, otro ocupó mi lugar. Ya no había queja.

Le ofrecí mi polla ensangrentada y sucia de leche y mierda. Ella chupó. Primero con asco, después desenfrenada. Todos la follamos el culo. Cuando terminamos, Carlos se le acercó y empezó a mearla. Pensamos que eso sería humillante para la italiana, pero nos sorprendió que empezó a abrir la boca y a beber el meado de Carlos. Los demás, al verlo, también empezamos a mearla. Ella también se meó. Según fuimos terminando, salimos a la amplia galería que llevaba a las butacas. Dejamos allí a la italiana. Habíamos perdido la noción del tiempo. Al ir a ocupar nuestros asientos, Pelle hacía el segundo.

Un aficionado, delante de nosotros dijo:

“Nos ha follado Italia”