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Condenas brutales 1

en Dominación

AVISO: Se relata actos ilegales que obviamente NO fomento a que se haga y que este relato es 100% inventado por pura fantasía.

Llevábamos planeando este viaje hace mucho tiempo, tanto Angélica y yo, que me llamo Mónica, trabajamos en una industria puntera pero muy agotador. Más de 2 años sin ningún tipo de viajes. Así que pensamos en un viaje lejos de nuestra rutina y exótico que nos hagan olvidar sobre nuestro trabajo.

Primero voy a hablar sobre la amistad que tenemos Angélica y yo. Somos amigas desde la infancia, ya que nuestras casas daban puerta a puerta y crecimos juntas, nuestros padres desde el primer momento se han llevado muy bien así que siempre estábamos en la casa de la otra como aquel que dice. Ella es más extrovertida y nerviosa que yo, con un carácter más fuerte, pero a la vez es muy amable y cercana. Yo en cambio, soy más bien introvertida y un poco tímida así que el carácter de mi amiga me ayudaba para relacionarme con nuestras otras amigas. Físicamente yo soy una chica morena, ojos negros, pelo castaño liso, con unas tetas normalitas y con un buen culote. En cambio, Angélica, es más blanca, rubia con el pelo ondulado, con tetas más grande y con menos culo que yo. Como veis, éramos bastante diferente pero que en las diferencias está la unión.

Respecto a las parejas que hemos tenido, ambas tuvimos varios novios pero que al final terminamos solteras esperando a nuestro príncipe azul (si existen de verdad jaja).

Andábamos trabajando en la misma empresa y como había dicho anteriormente, llevábamos tiempo sin vacaciones y necesitábamos desconectar un poco. Después de mucho buscar, buscar y buscar decidimos de irnos con unos amigos a Filipinas que nos invitaban, pero había una condición únicamente. Ellos tenían algún que otro negocio con gente de Filipinas y de ahí que nos propusieran de irnos a ese país exótico gratuitamente (andábamos un poco justas de dinero así que aceptamos a lo que sea).

Nos reunimos con nuestros amigos para ver de qué se trataba y nos lo comentó:

-          Juan: Solo tenéis que hacer una cosa, es algo que ya hemos hecho con otras chicas y nunca hemos tenido problemas así que tranquilas.

-          Angélica: ¿Pero exactamente qué es? Me estoy empezando a asustar un poco…

-          Juan: El negocio que tenemos vinculado con Filipinas es sobre el tráfico de drogas, ese país es muy fácil de meter droga y obtenemos gran beneficio.

-          Yo: ¿Qué me dices? Y como piensas que hagamos algo relacionado con eso? No me gusta nada…

-          Juan: Simplemente os lo tenéis que meter dentro vuestro, concretamente en vuestro coño y a cambio tenéis las vacaciones de vuestros sueños, es sólo eso, no hay apenas policía y lo hemos hecho muchas veces así que podéis estar tranquilas. Iríais las dos conmigo, diremos que somos unos amigos que vamos de mochilero por el país de aventura.

-          Angélica: ¿Has dicho todo pagado? ¿Todos los gastos pagados?

-          Juan: ¿Claro!, a través de las ventas os daré la comisión correspondiente que os aseguro que os da para mucho hacer allí durante 1 mes entero, ¿qué me decís?

Yo la verdad es que no me lo esperaba y estaba asustada, pero mi amiga Angélica confió en Juan (nuestro amigo) y decidimos hacerlo, ¡era el viaje pagado con todos los gastos pagados durante todo 1 mes en Filipinas!

Adquirimos vacaciones para 1 mes que lo habíamos dicho a nuestros respectivos trabajos y nos coordinamos para irnos todo el mes de agosto. A Juan le parecía perfecto, coordinó con llamadas para hacer las entregas correspondientes de la mercancía y nos enseñó cómo lo teníamos que hacer. Nos enseñó las bolsas y realmente eran bastantes grandes, hicimos unas pruebas y pudimos metérnoslo todo en los coños, tanto el mío como el de mi amiga. Parecían bolas chinas mientras andabas y realmente eso te ponía un poco cachonda…

Finalmente llegó el día del viaje, días anteriores preparamos las maletas, todo lo que nos íbamos a llevar y realmente tanto Angélica como yo, estábamos muy nerviosas sobre qué podría pasar, en el fondo teníamos miedo, pero a la vez mucha euforia.

Nos levantamos temprano y antes de salir nos pusimos la mercancía en los coños, como ya lo habíamos probado así que ya estábamos acostumbradas. Fuimos acompañados con Juan, empezamos a embarcar, notamos como se mueven las bolsas al andar y nos ponía un poco cachondas por el movimiento, era una sensación muy rara, a la vez algo prohibido y a la vez por el movimiento nos hacía mojar los coños. Pasamos los controles, sin ningún problema. Finalmente llegamos al avión sin ningún problema exactamente tal como nos dijo nuestro amigo Juan, y nos esperaba un viaje bastante largo así que intentamos relajarnos y dormir un poco.

Conseguimos dormir un poco, pero yo estaba muy cachonda con las bolsitas en mi coño, necesitaba correrme o hacer algo, así que fui al lavabo del avión a frotarme el clítoris. Intenté no hacer ningún ruido, pero no pude, empecé a gemir y bastante porque estaba que no podía más, empecé a frotarme con la droga dentro de mí y aquella situación tan compleja me ponía muchísimo, no paraba de frotarme hasta que… me corrí y me mordí la lengua para no gritar… DIOS, como lo necesitaba. Imaginé que la droga al venderla tendría un aroma especial ahora gracias a mí.

Volví silenciosa por el pasillo a mi asiento y antes de llegar, vi a un hombre de que me miraba fijamente a los ojos, no sé si se dio cuenta lo que acababa de hacer o no pero no me dio buena espina esos ojos penetrantes. Llegué finalmente a mi asiento y dormí hasta la llegada.

Finalmente llegamos de noche, fue un viaje bastante tranquilo, con pocas turbulencias, por lo tanto, estábamos confiadas en que todo iría bien a la bajada del avión y que tendríamos unas vacaciones de todo 1 mes a gastos pagados. Mientras bajábamos por las escaleras ya me imaginaba en la playa de filipinas con un coctel en la hamaca leyendo un libro súper relajada… Pero lo que pasó no nos lo esperábamos para nada.

Llegamos a la terminal y había los típicos controles de acceso al salir del avión, pero iban con muchos perros, y no paraban de oler las maletas y a todos los pasajeros, ahí empezamos a preocuparnos. Incluso vi a Juan un poco preocupado. Llegó nuestro turno y los perros empezó a olernos tanto a Angélica como a mí y directamente en los coños, estábamos completamente cagadas de miedo, los policías nos miraban fijamente y nos llamó la atención. Justo al lado mío estaba el hombre que me miró fijamente a los ojos que me perturbó y estaba viendo toda la escena. Este hombre enseñó una placa a los policías y tanto el hombre como los policías nos cogió para llevarnos a una habitación especial. Fue la última vez de que vimos a Juan intentando de detener a los policías sin éxito. Llegamos a una habitación iluminada solamente por una luz tenue. Como los policías no sabían nuestro idioma, el hombre de la mirada perturbadora habló por ellos:

-          Hombre: Soy el Sr Jara, director de la Cárcel Penitencia de Mujeres. He visto como los perros os olían mucho vuestras entrepiernas y están exclusivamente entrenados para la droga que últimamente estaba entrando en nuestro País, así que seguimos la pista de vuestro amigo y os vi con él. Erais sospechosas nada más entrar en la terminal. Enseñarme lo que tenéis en los coños, si no tenéis nada podéis volver a vuestro país, sino, os daré la bienvenida a mi infierno.

CAGADAS estábamos. Nos forzaron a quitar las bolsas que teníamos en los coños, el Sr Jara lo vio y sonrió. Tenía esa mirada que tanto me perturbaba como en el avión, ya desde el avión tuve que saber por instinto que no iba a salir bien…

-          Sr Jara: Que suerte, sois preciosas, cosa que falta zorras como vosotras en mi cárcel jajaja.

No teníamos valor de decir nada.

-          Sr Jara: Si queréis, podéis hacer un juicio en público, pero claro, para hacer las muestras iréis en pelotas para sacaros las bolsitas de vuestro coño ante todo el público que quiera verlo, eso es posible que os relajará vuestra condena.

Nos miramos y sin pensarlo, aceptamos.

Nos metió de nuevo las bolsas en los coños y nos quitó la ropa. Nos esposaron y salimos por una puerta trasera y nos metieron a un coche patrulla. Estábamos desnudas, de noche, hacía mucho calor, con los ojos tapados y no sabíamos para nada que es lo que nos iba a esperar de nosotras y de aquel lunático llamado Sr Jara. De repente el coche se detiene en medio de una plaza y se escuchaba mucho alboroto, nos sacan del coche y del alboroto no sabíamos nada de lo que decían. Nos quitaron los pañuelos de los ojos y vimos a muchísima gente, aunque toda aquella eran mujeres, con trajes de presas, nos hicieron un círculo y nosotras en medio.

-          Sr Jara: Estáis dentro de la Carcel Penitencia de Mujeres, ellas decidirán vuestra condena, y viendo lo preciosas que sois no creo que os quieran echar en muchísimo tiempo de aquí, JAJAJA.

Solo veíamos unas luces muy altas que iluminaba lo que parecía ser el patio de la cárcel, había varios edificios que imaginé que serían las celdas. Todas las mujeres nos miraban con gritos y alborotos y alguna nos piropeaban incluso. Todo muy raro y loco. Terminamos de pie y haciendo de que todas pudiesen verlo, el Sr Jara se acercó y sacó las bolsas de droga delante de todas las carceleras. Todas gritaban con rabia y el Sr Jara pregunto:

-          Sr Jara: ¿Por cuánto queréis a estas dos zorras?

-          Carceleras: ¡Cadena perpetua! ¡Cadena Perpetua! -  Gritaron a la vez casi todas las carceleras

-          Sr Jara: Dicho y hecho, bienvenidas perras al fin del mundo