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Depilación integral.

en Hetero: Infidelidad

  Era martes y tenían toda la mañana libre, Marta se levantó dando un beso a su marido y le dijo que se iba a la clínica de depilación pues hoy tenía cita. Tal y como llevaba pensando unos días, tenía intención de darle a su marido una sorpresa por su aniversario y se haría la depilación integral.

 

  Cuando llegó a la clínica la recibieron como de costumbre, cuando le preguntaron que se iba a hacer ese día pues todavía le quedaban unos cuantos bonos de los que había comprado, le dijo a la recepcionista que ese día quería hacerse el láser como siempre pero que hoy quería hacerse una depilación integral en las zonas genitales, pero que como había sido una decisión un poco inesperada no se había afeitado esa zona.

 

  La chica de recepción le comentó que esa zona no se la podía hacer la persona de siempre pues era un zona delicada y que ese láser si no le importaba se lo haría otra persona distinta a la de su confianza, además de que tendrían que afeitarle previamente esa zona y que si se lo iba a hacer ella o prefería que se lo hicieran también. Ella contestó que si esa persona era más experta casi mejor por que ella tenía bastante miedo de que le doliera. Que se lo hicieran todo la tranquilizó porque la hacía ilusión darle una sorpresa a su marido.

 

  Todo iba como siempre hasta que cuando entró a la sala se la encontró casi a oscuras y con una sola luz cenital que enfocaba directamente la camilla donde debía tumbarse. Ya la habían avisado antes de entrar que hoy no tendría que ponerse la braguitas desechables pues para lo que se pensaba hacer era mejor entrar sin nada.

 

  No había transcurrido más de un minuto cuando una persona entró en la sala, no podía verla bien y encontrarse totalmente desnuda delante de ella la puso bastante nerviosa. Cuando ya estaba casi al lado de ella vio que llevaba un bote de espuma en las manos así como las maquinillas para la depilación, en ese momento se acordó que la primera vez que fue y la depilaron le comentaron que cortaban muchísimo. No sabe porque pero esa situación la tranquilizó totalmente, sabía que tenía que estar totalmente quieta para no tener ningún problema.

 

  Sin esperar a nada más y sin decir ni una sola palabra la persona cogió suavemente sus piernas y se las abrió ligeramente, notó que las manos llevaban unos guantes y que las manejabas con mucha seguridad mientras le empezaba a poner la espuma por toda la zona a depilar. Aunque pudiera parecer extraño notar el frío de la espuma sobre parte de su sexo le produjo una situación totalmente relajadora.

 

  Las manos empezaron a extender con suavidad toda la espuma por la zona, por un momento notó que le estaban tocando zonas que creía que no iban a hacer pero notó un toque ligero en los labios de su vulva y empezó a ponerse muy nerviosa. Las cuchillas empezaron a hacer su trabajo, las manos necesitaban estirar su piel para que esta sufriera lo menos posible, las mismas seguían tocando zonas erógenas de su cuerpo, incluso creyó notar roces ligeros en su clítoris, esta situación inesperada en vez de molestarla le estaba empezando a parecer agradable.

 

  Con el paso del tiempo esta situación que le estaba resultando agradable empezó a resultarle excitante,. Sentirse observada y tocada por una persona distinta a la que solía hacerlo le había hecho notar algo que pensaba que no le iba a pasar y menos en esa situación.

 

  Al parecer el afeitado genital había acabado por que notó como la persona se retiraba de la zona de trabajo con la espuma y las maquinillas en la mano hacía una esquina de la sala, escuchó como esta se quitaba los guantes por el ruido que hizo al quitárselos. Notó que la persona se acercaba hacía la mesa, cuando estaba casi a su lado vio que llevaba un bote de algo parecido a un aceite en las manos y vio algo más que no se hubiera esperado nunca, ¡era un hombre!. No sabía si gritar, si levantarse o si ponerse a llorar, él creo que lo notó y le dijo que estuviera tranquila que ya quedaba poco y que le iba a poner un poco de crema en la zona que le acababa de afeitar.

 

  No sabía porqué pero su voz la tranquilizó, el hombre empezó a untar la crema por la zona, todo iba normal hasta que empezó a poner crema encima de su sexo, y no sólo encima empezó a poner crema también en las partes más internas, intentó pensar en algo que no la pusiera nerviosa pero no podía, la situación la superaba. Cerró completamente los ojos e intentó abstraerse de todo pero esa situación fue peor todavía, empezó a excitarse. Estaba siendo manoseada por un extraño y la estaba empezando a gustar mucho, sin apenas darse cuenta empezó a abrir sus piernas ante el masaje que la estaba haciendo, incluso quiso escuchar que se le escapó algún gemido inconsciente.

 

  El hombre ya había notado perfectamente también esta situación y ya el masaje profesional había pasado a la siguiente fase, nunca le había pasado con una clienta pero él también estaba empezando a excitarse. Pensaría que debía parar y me preguntó que qué hacía, le dije que no parase y que siguiera haciendo su trabajo pues además lo hacía muy bien.

 

  Estaba realmente cachonda y en esta situación ya no quería parar, con un ligero golpe de cintura abrí un poco más mis piernas y con un gesto de los labios le indiqué que el masaje lo debía de hacer ya con otra parte de su cuerpo. Él lo entendió perfectamente y empezó a comerme el coño con deleite, empecé a notar su lengua en mi clítoris y ya mi cabeza dejó de pensar en otra cosa que no fuera en placer.

 

  En un par de minutos empecé a tener un calor extremo que me hizo presagiar que el orgasmo estaba apunto de llegar, como si él también lo hubiera sentido empezó a meterme los dedos bien dentro de mi coño mientras no dejaba de lamerme el clítoris. Como un chorro de fuego empecé a correrme como si no me hubiera corrido nunca, no me parecía normal porque la noche anterior había tenido una buena noche de sexo con mi marido y eso suele dejarme relajada para unos cuantos días.

 

  Cuando acabé de correrme me di la vuelta en la camilla y le dije que si quería follarme era el momento, noté como se subía de un salto a la camilla y en menos de un segundo noté como su polla se metía en mi coño y me empezaba a a dar bien fuerte. Esta situación ya no me gustaba tanto como la anterior, pero no podía dejar que la persona que me acababa de dar tanto placer se quedase si el suyo. Pronto noté como cada vez jadeaba con más rapidez y también como sacaba su polla de mi coño para correrse encima de mi espalda.

 

  Él se levantó de la camilla y me dio una toalla diciéndome que me secara y me limpiara porque tenía que empezar a acabar el trabajo que había venido a realizar. En ese mismo instante le miré con más atención y me pregunté como podía haber sido infiel a mi marido con ese hombre, pues aunque su polla tenía un tamaño más que considerable para estar recién satisfecha, el hombre estaría por su edad cerca de jubilarse.

 

  En cuestión de segundos todo cambió, sentir el primer golpe de láser en mi cuerpo hizo que todo se me olvidara.

 

  Cuando llegué a casa quise pasar el día como si nada hubiera pasado, pero la situación no se me iba de la cabeza. A la hora de la siesta quise dar a mi marido la sorpresa que le había preparado. A él le gustó mucho, pero me preguntó que si no era demasiado dolor todo lo que había soportado para él. En ese momento me vine abajo y empecé a llorar, entonces me preguntó que qué me pasaba y tuve que contarle todo.

 

  Le vi ponerse furioso y salir corriendo de la casa dando un portazo.

 

  Entonces desperté, la miré y ví que todavía era de noche y aunque estaba muy enfadado también estaba excitadisimo y con la polla a punto de explotar. Me dí la vuelta y seguí durmiendo, todo había sido un sueño.