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Espiando por sorpresa a su mujer

en Voyerismo

  Aquella tarde llegaba a casa cansado del trabajo, había sido un día duro en la oficina y lo único que me apetecía era darme una ducha y descansar un poco en el sofa antes de ir a recoger a mi mujer al aeropuerto, ella llegaba a casa después de una semana de trabajo fuera de casa.

  Nada más pasar el umbral de la puerta me pareció oír un ruido dentro de la casa, venía de la planta de arriba, sigilosamente pero sin ninguna dude empecé a subir las escaleras que daban a las plantas superiores, cuando se encontraba en la primera planta me pareció que el ruido venía de nuestra habitación. Nada más entrar en ella vi que el ruido provenía del baño y parecía un grifo abierto, estaba seguro que no me había dejado el grifo abierto y a la señora de la limpieza no le tocaba venir hoy.

  Cuando ya estaba apunto de pasar al baño para ver quien era pude observar a través de un pequeña abertura en la puerta que era mi mujer dándose una ducha. A veces adelantaba el vuelo para llegar antes a casa y esta debía de ser una de ellas.

  Me quedé mirándola a través de la puerta, era una situación que me gustaba muchísimo, me gustaba mirar a mi mujer cuando sabía que no era visto y además verla desnuda y después de varios días sin verla le pareció de lo mas excitante. Ver como se lavaba sus pechos y observar como el agua escurría por su piel bronceada y tersa me estaba poniendo muy excitado. Más de una vez pensé en entrar y meterme en la ducha con ella, pero estar espiando a mi esposa sin que ella lo supiera lo más mínimo era superior a esas ganas.

  Siempre he tenido ilusión por pillar a su mujer desnuda y masturbándose, y aunque aquello no era lo mismo me estaba encantando. Ella aunque tenía un cuerpo bien proporcionado y escultural, pues había practicado deporte desde su infancia, no era muy dada a mostrar su cuerpo, incluso cuando hacíamos el amor le gustaba hacerlo a oscuras o con luz tenue.

  Nunca se había masturbado delante de mi, es más ella me decía que aunque cuando era joven lo hacía con frecuencia, ahora no lo necesitaba.

  Estuve bastante rato observándola e incluso quise ver que cuando se lavaba sus genitales el movimiento de sus manos sobre su sexo era más que un simple movimiento para lavar esa zona. Después de un rato esperando a que terminara por fin apagó el grifo de la ducha y salió de la misma, en ese mismo momento me empecé a quitar toda la ropa y me tumbé encima de la cama.

  Ella tardaba en salir y a mi la polla no se me bajaba, es más me la estaba meneando pues estaba con muchas ganas de sexo después de lo que había visto. Justo cuando escuché que el secador dejaba de sonar pegué un salto de la cama y me dirijí a la puerta de la habitación para dar una sorpresa a mi mujer cuando ésta saliera del baño. En ese momento me percaté de que con las prisas para ver que era el ruido que sonaba había dejado la puerta sin cerrar con llave, y no era momento de dejarla así pues tenía intención de tener una buena tarde de sexo y mi suegra era muy dada a llegar a su casa en cualquier momento y no sería la primera vez que se presentaba en casa y nos daba un buen “susto”.

  Después de cerrar la puerta con llave y cerciorarme que nadie pudiera abrirla cogí el móvil que me había dejado en la entrada y subí para arriba. Cuando iba a entrar por la puerta de la habitación no me creía lo que acaba de ver, mi mujer estaba tumbada boca abajo encima de la cama y por los movimientos parecía que se estaba tocando. Esta situación hizo que me parara en la misma puerta pues era el sueño de mi vida.

  Ella seguía frotándose y aunque no podía ver muy bien lo que hacía la situación me estaba poniendo de lo más caliente, es más, mi polla no daba más de si y cada arreón que le daba parecía que iba a explotar. Poco a poco ella fue abriendo la piernas y pude observar como se estaba tocando el coño con dulzura y a la vez fuerza. Tenía dos dedos de una mano dentro de su vagina y con la otra parecía frotarse el clítoris. Estaba a punto de entrar en la habitación cuando se dio cuenta que tenía el móvil en la mano y decidí grabarla porque aquella situación no se me olvidaría nunca y además podría verla cuando me apeteciera.

  Los movimientos pélvicos y los gemidos iban cada vez más en crescendo y mi polla estaba a punto de correrse aunque en esos momentos por la excitación del momento ya ni me la estuviera tocando. Cuando parecía que estaba a punto de correrse ella se levantó. Por un momento despareció de mi vista y cuando la volví a ver venía con una almohada en la mano. Me quedé sorprendido pues no sabía para que la querría, por unos instantes pensé que se tumbaría boca arriba y entonces si que vería con todo detalle como se masturbaba Marta, que es como se llama mi mujer.

  Sin embargo la sorpresa fue que ella no se puso la almohada en la cabeza para tumbarse en posición de cúbito supino, si no que colocó la almohada en la esquina del colchón y se subió encima de ella. Aunque alguna vez había visto algún vídeo de alguien frotando su coño mientras lo “cabalgaba” en sus imaginaciones nunca me había imaginado a una mujer masturbándose de esa manera.

  Ella empezó a hacer movimientos con poca intensidad sobre la almohada pero en poco tiempo la estaba cabalgando con mucha pasión, la imagen desde atrás viendo su coño como se abría y cerraba mientras se frotaba con la almohada me estaba pareciendo una delicia y era una situación que nunca me hubiera imaginado, me estaba sorprendiendo positivamente, aquel vídeo sería algo que guardaría toda mi vida.

  De repente se paró, su cuerpo quedó prácticamente inmóvil y empezó a gemir, se estaba corriendo. En esa situación casi inmovil pudo estar algo más de un minuto y digo casi pues a veces realizaba ligeros movimientos de pelvis, todo ello sin dejar de gemir.

  Yo estaba inmovilizado y sin saber que hacer, aquella situación había superado mis expectativas y no sabía como intervenir. Entonces ella se levantó, por el ruido parecía que estaba mirando dentro del armario porque otra vez había dejado de verla. Entonces apareció con Rosa en la mano, Rosa es un vibrador que le había regalado hace unos cuantos años y que me costaba horrores que lo utilizase alguna vez, eso si cuando lo utilizaba lo hacía a oscuras o por debajo de la sabana para que no viera lo que estaba haciendo.

  Entonces si, se tumbó boca arriba y se puso la punta de vibrador justo en la cabeza de su clítoris. Mientras con una mano dirigía la punta del consolador hacía su sexo con la otra había empezado a tocar sus pechos y a meterse los dedos en la boca para humedecerlos. Después de un rato en esta situación bajo su mano libre hacía su coño y empezó a meter sus dedos dentro, su cuerpo se arqueaba con cada vibración y la situación de mi polla era ya de un dolor irresistible porque llevaba ya más de media hora con la polla totalmente empalmada.

  Cuando ya pensaba que estaba a punto de correrse por segunda vez, dejó de tocar su clítoris con el vibrador y empezó a meterselo dentro del coño dando vaivenes hacía dentro y hacía fuera que le hacían emitir unos gemidos de placer demasiado excitantes para mi situación. Las manos, que nuevamente estaban tocando sus senos, empezaron a frotar con fruición su clítoris para en menos de quince segundos tener un orgasmo de mucha más intensidad que el anterior por los movimientos y gemidos que realizaba y tenía. La corrida fue larguísima pues se tiró buen rato en esa situación.

  Entonces se levantó de un golpe y se dirigió nuevamente al baño. Oí como ponía en marcha nuevamente el secador del pelo, entonces fui corriendo a mi armario cogí la ropa que me había quitado, me la puse y salí de casa.

  Dejé pasar unos cuantos de minutos y la llamé al móvil con la excusa de preguntarla si ya estaba en el aeropuerto para ir a recogerla. Ella me dijo que ya estaba en casa porque había adelantado la vuelta, que se había duchado y que le apetecía salir a cenar fuera de casa ya que hacía mucho tiempo que no lo hacíamos.

  En cuestión de veinte minutos llegué a casa, le di un beso que la sorprendió y me fui a dar una ducha para relajar mi aparato.

  La cena de aquella noche fue muy divertida y nos lo pasamos muy bien, cuando volvimos a casa tuvimos una noche de sexo como hacía tiempo que no habíamos tenido, aunque eso si a oscuras. Por supuesto de la situación de por la tarde nunca le diré nada y del vídeo mucho menos pues me haría borrarlo incluso hasta de mi mente.

  Aunque lo he intentado muchas más veces nunca más he vuelto a pillar a mi mujer en aquella situación, aunque eso si poco a poco he ido consiguiendo ver su cuerpo con mucha mayor luz que lo habitual.