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ESTO ES SOLO UNA PARTE DE LO QUE PUEDES LEER EN MI NOVELA "LOS PIES DESCALZOS DE LAURA"

DISPONIBLE SOLO PARA KINDLE AMAZON:  https://www.amazon.es/LOS-PIES-DESCALZOS-LAURA-SERRATO-ebook/dp/B010MHX6QK

Despacio, usando ambas manos, la mujer se separó los labios vaginales.

            Llevándose una mano a la boca, lamió sus dedos y tumbándose lentamente en la cama, se la llevo a su entrepierna y empezó a acariciarse el clítoris, el cual estaba hinchándose poco a poco. Despacio, saboreando el placer que le daba sus dedos en su sexo, Laura gimió y escuchó a Alberto hacer lo mismo a través del altavoz del ordenador. No lo había puesto alto, no quería que sus padres se enterasen, pero si lo suficiente para oírle gemir. Sintió un extraño cosquilleo, mezcla placer, mezcla desilusión. Placer porque estaba gozando con esta experiencia, desilusión porque deseaba correrse con Alberto dentro de ella.

            Presa de la excitación y del placer comenzó a frotarse su entrepierna con cuatro dedos, abriéndose despacio, con tiento, los labios de la vagina mientras llevaba su otra mano a la entrepierna igualmente y empezaba a frotarse el clítoris, metiéndose y sacando el dedo para humedecerlo con sus propios fluidos y restregándolo después en su abultado botoncito rosado del placer. Gimiendo, arqueó ligeramente su cuerpo, dándole una mejor visión de toda su abertura rosada y húmeda a Alberto, que desde su casa gemía mientras acariciaba despacio su polla, dura como una roca, masturbándose lentamente, deseando estar ahora mismo entre esas piernas, con la boca saboreando el néctar que salía del sexo de Laura, la cual, notando como su sexo estaba ya totalmente húmedo, abrió más los labios de su vagina, y llevó su otra mano a un lado de la cama. Sonriendo, asió el vibrador que le había regalado Marta, y usando ambas manos, empezó a frotarlo por toda la raja de su sexo abierto. Sonriendo, escucho como Alberto susurraba algo.

            - Dios… - Le pareció oír.

            Sonriendo, Laura se pasó varias veces el vibrador por su raja y finalmente lo detuvo en mitad de la misma, introduciéndolo levemente. La mujer gimió, notaba cada vena falsa del enorme aparato en su interior. Giro entre sus manos el vibrador un par de veces, y gimió más fuerte. Alberto gemía algo más débil en su casa a cientos de kilómetros de allí, deseando ser él quien estuviera entrando con su polla en el sexo de Laura o, por qué no, pensó viendo la imagen clara en su mente y provocando que estuviera a punto de correrse, el que entrara por el culo de Laura mientras ella jugaba con ese mismo vibrador dentro de su sexo abierto y lubricado.

            - Desearía que fueras tú. – susurró Laura muy bajo pero lo suficiente para que le llegara a Alberto como un leve rumor, casi un suspiro de placer.

            Lentamente, Laura introdujo el vibrador entero en su sexo y lo encendió, poniéndolo a media potencia. La mujer tuvo que ahogar un gemido de placer cuando notó como su interior se agitaba y como las paredes de su sexo sentían ese movimiento retransmitiendo a su cerebro el placer más grande que había sentido en mucho sin contar su primera vez con Alberto.

            Excitada, jadeando, sudando, notando como su sexo estaba a punto de estallar, Laura empezó a meter y sacar el vibrador subiendo la potencia, haciéndolo cada vez más rápido y llevando una mano a sus pechos que empezó a acariciar notando sus pezones duros, los cuales no tardó en empezar a pellizcar.

            En su casa, Alberto aguantaba apretando los dientes, pero no pudo soportarlo más, y justo unos segundos antes de que Laura se corriera, temblando, eyaculó de forma abundante directamente en el suelo de parqué de su casa para ver segundos después como Laura arqueaba su espalda gimiendo y sacaba, tras apagarlo, el vibrador de su sexo al cual le siguió el flujo del placer que empezó a deslizarse hacia abajo, por todo su sexo, y hacia las sabanas blancas de la cama.