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Disfrutar del balcón en tu habitación de Hotel

en Sexo con maduras

Apartado de la escritura unos años, me prometí a mi mismo no volver a hacerlo hasta encontrar hechos y relatos reales que pudiera compartir con todos vosotros y ahora, pasados unos cuantos años desde mi última historia compartida, con nuevas experiencias, un poco mayor pero mas experto y sabiendo disfrutar mas del sexo y la eroticidad...es el momento de que seais vosotros los que juzgueis si ha merecido la pena esperar tanto tiempo para leerme de nuevo. Estoy encantado si alguien duda de la veracidad de mis relatos de compartir el nombre de los lugares, fechas, etc...que por razones obvias prefiero omitir por respeto, así como los nombres reales de las personas que aparecen en mis experiencias vividas. Pero son totalmente reales, sino escribiría poesía, os lo puedo asegurar. Que disfruteis!! Hay muchas experiencias por compartir!

                                                                                                 MAMMA MÍA...EL BALCÓN DE LA ALEGRÍA

Había sido un largo y cálido verano en Madrid, estudiando desde Enero de 2015 hasta principios del mes de Septiembre de 2016, para presentarme finalmente a la oposición a funcionario de Correos, y todo tiene su premio…había sacado el número 320 de 1500 plazas ofertadas, así que sería un funcionario mas para toda la vida, por fín resuelta.

Mi nuevo trabajo no empezaría hasta el mes de Noviembre así que decidí darme un homenaje tras dos años estudiando y me gasté mis ahorros en un viaje Chipre, a un lugar conocido como Agia Napa…lugar turístico, con playas de aguas transparentes y con un turismo británico de jubilados y divorciadas desesperadas.

El hotel resort era sencillo, pero maravillosamente ubicado, la 1069, me dijo la señorita de recepción y sonriendo y guiñándome un ojo en un perfecto ingles británico me dijo que le gustaban los dos últimos números de mi habitación designada y ahí me quede yo con cara de tonto. Me dio la llave magnética y en un papelito con los horarios de las comidas del resort y un mapa de la ubicación de piscinas y zonas de ocio, anotó su teléfono personal y su nombre. Natalié…como la de la canción de Julio Iglesias. Empezamos  bien las vacaciones.

Mi habitación tenía unas vistas espectaculares…veía a la gente en la piscina tomando el sol y sobre todo un mar inmenso ante mi ventana….y muchos canalillos y alguna que otra atrevida al top less en la playa, casi desierta…vistas estratégicas…Natalié se había portado muy bien conmigo con semejante ubicación de habitación.

Esa misma tarde y aprovechando la piscina me di un baño para bajarme los calores…y en la terraza de la habitación y aún mojado…y envuelto en la toalla del hotel…colgaba el bañador de un pequeño tendedero que hacía sus veces de repisa para las plantas y colgador multiusos.

Ahí fue cuando conocía a Yolanda (seguimos con nombres de canciones melancólicas...), italiana de 45 años, delgada y fibrada…pelo largo, moreno y alguna cana que parecía mas un reflejo que los visos de su ya experta edad. Ella colgaba su bikini en  la terraza para secarse y yo tomaba mi cerveza de rigor con los pies sobre la barandilla de la terraza tan largo como podía y cerraba los ojos relajado bajo el sol del atardecer.

Al abrirlos la ví…me sonrió y me dio las buenas tardes en ingles…y me miraba el paquete….la toalla se había desatado mientras relajado tomaba el sol y saboreaba mi cerveza y ella se había fijo mas de la cuenta. Disimulando trate de taparme y me dijo en inglés …..bonitas vistas verdad….y miraba mi paquete…mientras se mordía un labio….aquello me pareció subrrealista….

Sonreí, me hice el sueco..que no el español y con mi inglés de Alcalá de Henares la invité a una cerveza y ahí los dos separados por un muro de plantas reíamos y bebíamos animados. A la hora de conocernos, me invitó a pasar con la excusa que era muy fría tanta distancia entre nosotros  y ese muro de las lamentaciones de nuestro balcón querido. Accedí gustoso…ni siquiera me vestí ….salté el muro con la toalla enrollada y continuamos la tarde.

Me contó que había sido profesora de danza y de ahí su cuerpo tan bien cuidado…que había dejado a su marido hacía 6 meses porque no le llenaba ya y que había venido un mes sabático a la isla para disfrutar de la vida.

La mesa repleta de cervezas y aquello cada vez subía mas de tono…ya mi toalla se ladeaba y dejaba ver mi entrepierna y a veces hasta se me veía un poco de mi poya….no me importaba ya…estaba relajado y las cervezas ayudaban a perder el pudor del momento.

Ella se dio cuenta y quitándose el pareo con la excusa que estaba húmedo del mar…se quedo en un tanga ya no de hilo dental diría yo, de sedal de caña de pescar….era una delicia de madurita que no dejaba de reir, mirarme la entrepierna y morderse el labio.

Mi poya empezaba a crecer y Yolanda se percató enseguida de ello,  y mientras abría otra cerveza me dijo…que le gustaba cada vez mas lo que veía. Yo la miré y la respondí aún un poco tímido “me alegro”. Asi que dejo su cerveza en la mesa, se arrodilló ante mí, me pidió permiso poniéndome morritos y con mucho cuidado separo la toalla y dejo frente a sus labios mi poya inmensa y dispuesta. La miró como si hubiera visto un tesoro…musitó algo en italiano que no alcancé a entender y se la metió en la boca…me hizo una mamada de infarto…solo se separo una vez para pedirme que no me corriera en su cara….y gentilmente cumplí mi parte.

Apoyándose en la barandilla de la balconera dejando su cabeza colgando hacia el exterior del edificio, se retiro el tanga a un lado y me suplico que la penetrara por el culo...añadiendo que demasiados años sin sentir un buen rabo en su cavidad…y yo no podía defraudarla.

Follamos sin control, del balcón la lleve al interior de su apartamento, se apoyo sobre el escritorio de la habitación y volví a follarla por el culo sin pedir permiso, la ensartada de mi pene en su orificio hizo que soltara un grito desgarrador…y me clavara sus uñas en mis piernas, dolida de la penetración y con la cara desencajada. Me dijo que no tenía tacto alguno y que eso no se hacía a una dama, sonreí, la empuje hacia al suelo hasta que la deje de rodillas delante de mi pene, aun con restos de sangre de su trasero. Cogiéndola por su pelo cual yegua que montar la lleve hasta mi rabo, me lo lamió y lo dejó brillante y reluciente, listo para continuar la gran sesión de sexo con mi vecina de habitación.

Mientras abría una botella de vino y ponía dos copas sobre la mesa, se disponía a servir cuando la pedí que se metiera la botella recién abierta por su coño y la sacara de nuevo, la depositó cuidadosamente en el suelo y haciendo muestras de sus dotes de danza y gimnasia y dejando bajar su cuerpo y flexionando sus rodillas se metió el cuello de la botella hasta donde comienza la etiqueta…aquella visión era un deseo cumplido…se retiró y lamí la botella con ansiedad, bebí de ella y la dí de beber desde mi boca, metí mi pene en el vaso y regado de vino tinto se la metí en la boca y la dije que chupara hasta el final. Me escocía como jamás antes, no estaba dando tregua a mi pene pero es que semejante ocasión y compañía merecía tal sacrificio.

 Fue en la ultima lamida de testículo cuando me corrí como creo que jamás antes y esta vez no la avisé, su cara completa de semen era un poema y expectante de su reacción, me alegró observar como sacaba su lengua para recoger de su cara hasta su última gota…. y repetía sin parar.. que estaba delicioso.

La tarde terminó con nuestros cuerpos desnudos y llenos de fluido por cada centímetro de nuesta piel y decidimos salir a cenar para celebrar esta nueva amistad.