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Me pidio guardar el secreto

en MicroRelatos

Me preguntan que chicas son las que me han dado más batalla, y no son muchas. Una de ellas esta tan cerca a veces que me arrepiento mucho de no visitarla cuando estoy en Torreón. Esa tarde iba llegando de Monterrey, cuando estaba cerca de Matamoros comenze a mandarle mensajes, siempre que regreso tengo una sed tremenda de sexo, como esos marinos que duran meses en altamar.

Llegando a la sala Paraiso una morenaza me pregunto si buscaba a alguien en especial, y si vaya que es especial, le dije su nombre, llego ella, con su bella sonrisa de niña inocente me invito a dirigirnos a la recámara la segui sin dejar de mirar su cuerpo. -Te veo diferente- le dije -Tu cabello- ahora lo peinaba en una larga cola de caballo. -Me esperas un minutito?- me dijo.

Aproveche para desvestirme, la esperé en el sillón ya desnudo con una tremenda erección, al momento en que regreso tire hacia abajo el prepucio descubriendo el glande que dejaba escurrir una gota de líquido preseminal. -Preparado?- me preguntó -Si, mira quien llora por ti-. Se quedo mirando mi pene y sonrió, se acerco a mi para darnos un rico beso, al tiempo que su manita tocaba mi palo, la sensación del primer contacto de ella es deliciosa, si por mi fuera ahi mismo la hubiera penetrado con desesperación pero supe controlarlo, logre quitarle el bra y pude probar una vez más de esos sabrosos pechitos, acción que fue correspondida de igual forma ya que ella beso y mordisqueo mis pequeños y velludos pezones.

Fue bajando por mi abdomen hasta llegar a mi pene, su lengua dio una pasada por la cabeza que reaccionó poniendose de un rojo encendido, no se conformo abrio su boquita mientras me miraba para engullirse la parte de arriba haciendo el efecto de succión, mientras subia y bajaba su manita por el tronco de mi pene, ella estaba de rodillas moviendo su cuerpo al ritmo de sus acciones.

Me parecio poco caballeroso de mi parte tenerla ahi en esa posición tan trabajosa. -Se me antoja un 69- -Estaria muy bien- me contesto. -Acomódate aquí en el sillón- Se recosto boca arriba, yo me subi encima de ella dirigiendo mi pene a su boca soporte mi peso con mis manos para dirigir mi boca a su bien depilada vagina, lo que ella recibio con mucho gusto, saboree su clitoris, sus ingles, su vagina de manera que mi lengua se movia tan rápido que no tardo mucho en terminar en un orgasmo silencioso ya que se ahogaba un poco pues no saqe mi pene de su boquita.

Comenzo a temblar tras el continuo castigo a su vulva y clitoris con mi lengua y labios hasta que volvió a terminar. Pense que no resistiria más el delicioso tormento, senti que me apretaba las piernas como pidiendo que la soltara, pero le di otros lenguetazos, me di cuenta que le gustaban por como se movia retorciendose de placer, succionando mi pene como becerrita de una manera tan sabrosa que no me quedo más que corresponder dandole unas cuantas mordiditas en sus labios vaginales alternando con lenguetazos directos al clitoris hasta que le provoque un tercer orgasmo.

Ahí me di cuenta que ella podía aguantar mucho más tiempo, me levante para preguntarle si queria pasarse a la mesita de masajes. La ayude a levantarse -Ya me la vas a meter- pregunto. Movi la cabeza afirmativamente, colocó un condón en la punta de mi pene y con su boquita lo bajo hasta la base. Se levanto y le di un beso de lengua, la tome de la cintura para girarla, empuje su espalda para dejarla en la posición de perrito, ella se apoyo sobre la mesita, levantando su apetecible trasero, me lo ofrecia para que la penetrara.

Si, no tuve compasión, después del tratamiento oral que le acababa de dar me acerque a ella para irle metiendo mi duro miembro, la tome de la cintura con ambas manos para llevar un ritmo profundo y lento pues casi se la sacaba toda para luego volverla a meter hasta chocar con sus nalgotas, fui aumentando el ritmo con más fuerza en cada empellón -Te los puedo hechar afuera?- -Si donde tu quieras- me dijo. -Pídemelo- Tras un breve silencio hablo para decir -Ya vente héchamelos papi-

Esa era la señal que estaba esperando le saque el pene, retire el condón para comenzar a llenarle de semen su espalda y nalgas, las sensasiones tan excitantes me hicieron llegar a otra eyaculación ayudado de mi mano, haciendo que el semen escurriera hacia sus costados y la parte trasera de sus muslos, rapidamente tome unas toallitas y me encargue de limpiar todos mis liquidos de su bello cuerpo antes de que cayeran al suelo, pero no pude evitar que se mancharan las sábanas.

Ya limpiecita giro y me dió otro rico beso, se veia un poco cansada y sudorosa, creo que esta vez me pase del límite, al menos eso pienso hasta ahora. Mi dulce e inocente princesa ya no pude guardar más nuestro secreto como te lo prometí ese día, aunque no diga tu nombre ya más de dos sabran quien eres. Mi estrella del crosfit, mi atleta de alto rendimiento con piernas de bailarina, dinamita en las caderas y cara de angel.