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S.T.S (Sex Toy Story) 3: El Bamboleo del Paseo

en Fetichismo

Ana entró entro en el sex-shop de Belén, Ana iba vestida con un vestido con faldón de color azul celeste ajustado de tirantes que que dejaba ver los tirantes del sujetador negro que llevaba ese día, fue al mostrador y habló con Belén y ésta le entregó una pequeсa cajita negra con un lazo morado y la acompañó a una pequeña habitación con una mesita y una silla y Belén la dejó a solas.

 

Ana dejó la cajita en la mesa y desató el lazo y lo dejó a un lado de la cajita, cogió con las yemas de sus dedos gordo y corazón la tapa y abrió la cajita que en su interior había tres bolas chinas pequeсas de color rosa claro unidad por un hilo blanco, que acababa con una pequeña argolla para facilitar su retirada.

 

Ana cogió las bolas entre sus manos y colocó la silla hasta donde había un gran espejo para mirarse. A continuación se sentó delante del espejo y subió el faldón de su vestido y la echó a un lado para ver la entrada de su vagina reflejada en el espejo. Acto seguido, dejó un momento las bolas encima de la mesa y lamió lentamente la palma y el largo de sus dedos índice y corazón y los llevó a su sexo para lubricarlo para que al meterse las bolas chinas no le doliese y cuando lo tenía lo suficiente lubricado cogió las bolas y se las introdujo lentamente en su interior.

 

Cuando terminó, Ana se recolocó el vestido y anduvo un poco por la habitación, con cada paso que daba las bolas se movían dentro de su sexo y le producian como si la penetraran lentamente y a la vez rápida y le gustaba y además notaba como se empapaban de su fluido. Cuando se acostumbró a tenerlas dentro salió de la habitación y se despidió de Belén y fue en dirección al paseo marítimo.

 

Ana intercalaba pasos lentos con rápidos y las sensaciones cambiaban cuando menos se lo esparaba. En el paseo marнtimo, Ana veía gente paseando como ella, y le daba verguenza andar por ahí con las bolas dentro de su coño aunque la gente no se daba cuenta de ello. Ana decidió regresar al sex-shop de Belén, cuando llegó, Belén ya estaba cerrando la tienda y Ana le propuso ir a su casa y ella aceptó. 

 

Cuando llegaron a la casa, Belén le acarició el cuello muy despacio a Ana y ésta se puso contra la pared y las manos de Belén bajaron lentamente la cremallera del vestido de Ana y le besó la nuca siguiendo por la espalda hasta el inicio del culo. 

 

Ana se dejaba hacer porque deseaba probar con una mujer y además aún tenía metidas las bolas chinas, que aumentaban su excitación al máximo. Belén volteó a Ana y la acabó de desnudar y ésta la guió hasta su sala de estar. Ana se dejó caer en el sofá mientras que Belén se arrodillaba y le abría las piernas. 

 

Belén miró a los ojos a Ana y lubricó uno de sus dedos pulgares y seguidamente, le acaricio lentamente el clítoris de Ana y ésta no pudo evitar gemir desde lo más salvaje de su ser. Belén colocó la palma de su otra mano en el bajo vientre haciendo presión y tiró poco a poco de la argolla de las bolas chinas para sacarlas. En todo el proceso, Belén no deja de mirar la cara de Ana y cuando quitó la tercera, vieron que estaban totalmente empapadas del fluido vaginal de Ana. 

 

Belén se metió una de las bolas chinas y la saboreó lentamente y ofreció otra bola a Ana, mientras le decía que bien sabes, y Ana se puso colorada.

 

Mientras, que Ana chupaba el liquido que rezumaba las bolas, Belén le hacía un cunnilingus a Ana, que ésta para ayudarla en el acesso le abría sus labios mayores y menores a la vez que la lengua de Belén recorría el sexo de Ana, sin parar de mirarla.

 

 

Belén estuvo así, más de media hora, hasta que el cuerpo de Ana se puso rígido y la espalda de Ana se empezó a arquearse y por fin Ana conseguía el primer orgasmo de la tarde, pero Belén no estaba satisfecha con ese simple y vulgar orgasmin de nada y sin previo aviso le metió dos dedos en el sexo de Ana y busco el Punto G y lo estimuló con sus dos yemas haciendo el gesto de ven, ven que aceleró hasta que otra vez el cuerpo de Ana se arqueó y esta vez si que si, el coño de Ana lanzó unos buenos chorros de fluido vaginal que empaparon la cara y el tronco de Belén, que la mayor parte del líquido goteaba hacia el suelo del salón de Belén y que en el iunstante de que iba a caer una gota de ese líquido de un pezón de Belén una de las yemas de ésta la recogió y se la chupó guiñándole un ojo a Ana y se la llevó a una pequeña habitación...