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Kittie, la gatita de papito.

en Control Mental

Nina llega por fin a la habitación de su hotel. Han sido unos días en extremo pesados, pero finalmente ha terminado la asignación que tenía, el evento de recaudación de fondos que el hospital donde trabajaba había organizado. Le había extrañado mucho que la enviaran a ella también, cuando su principal actividad era de trabajo social. Va al baño, se quita la ropa con prisa, se pone una camiseta para dormir, y va a acostarse, prende la televisión. La programa para que se apague en media hora, pero se queda dormida casi tan pronto pone la cabeza sobre su almohada. Estaba tan cansada que no se despierta cuando alguien abre la puerta un par de horas después, no siente la inyección que le ponen...

Cuando se despierta, todo es oscuridad, está de pie. Sus brazos están estirados sobre su cabeza, trata de moverlos y se da cuenta de que está firmemente sujetados, sus piernas están unos 30 centímetros separadas, y también están inmóviles. Se da cuenta de que está en tacones y en algo parecido a ropa interior. Comienza a gritar, está aterrorizada, no puede entender qué es lo que ha sucedido, ¿será esto una pesadilla? 

En ese momento se encienden las luces, después de la oscuridad no aguanta la cantidad de luz y los cierra. Escucha unas voces de hombre que se acercan a ella. No reconoce ninguna voz. Finalmente comienza a abrir los ojos y voltea la cabeza para todas partes tratando de entender dónde está y qué está ocurriendo. Está en un salón lujosamente amueblado. Voltea a ver su cuerpo, trae solamente una pequeñísima tanga negra adornada con pedrería y un brasier de media copa a juego. Le calzaron unos stilettos de altísimo  y finísimo tacón. Su cabello está suelto. Esa lencería, o lo que fuera, no era de ella. Voltea a ver a los hombres, uno de ellos se queda en la puerta, tiene toda la apariencia de ser una persona que se dedica a la seguridad. Dos hombres se le acercan con lentitud. Ella comienza a preguntarles lo que está sucediendo, por qué la tienen así amarrada, y casi desnuda, les suplica que la suelten, que la dejen ir a su hotel, les dice que no dirá nada a las autoridades, está llorando. Siente un miedo que nunca había sentido en su vida, un miedo que le ocasiona una reacción física, siente el estómago con un dolor que cree no poder aguantar más.

Uno de los hombres le sujeta la cara con una mano, y le dice que se quede callada, o que habría consecuencias. 

-Esta es la joven que le hemos conseguido señor, mis contactos la refirieron. Es una joven con un gran corazón. Los datos indican que es una buena persona, con una gran empatía y consideración por los demás. Y como podrá ver, tiene le tono de piel que usted solicitó, es blanca y pálida, sus abuelos maternos son rusos.- Dijo el hombre que le había sujetado su rostro y que la había amenazado.

-Los videos que me hicieron llegar no le hacen justicia a esta jovencita.- Comenta el otro hombre, mientras la devora con la mirada. Analiza cada centímetro de su cuerpo, camina a su alrededor para verla también de espaldas.

-Me he tardado mucho en encontrarla, las características físicas, normalmente son sencillas de encontrar, pero en este caso, usted deseaba algunas conductuales y emocionales, eso ha hecho que me tardara mucho más tiempo en identificar a esta joven. 

-Entiendo- Contesta el Sr. Xanders. Me interesa, que esta joven llegue a enamorarse de mí, además de servirme sexualmente. Sr. Scott ha sido usted altamente recomendado para esto. No quiero ninguna sorpresa, ningún error, les estoy pagando generosamente por la mercancía. 

-Lo mejor de la ciencia médica está a nuestro servicio Sr. Xanders, lo mejor, lo más caro, lo inalcanzable para la mayoría, no le decepcionaremos. 

Sandy comienza a gritar de nuevo, está horrorizada por lo que está escuchando, su corazón siente una añoranza enorme por su familia, por sus padres, su casa, sus amigos. Desea pensar que todo esto es una pesadilla, no puede imaginar el verse alejada de la gente que tanto ama, y de su casa. El Sr. Scott se le acerca con una mordaza, y se la coloca, no puede articular una palabra más, la siente apretada en su boca y en su cabeza. Se aleja de ella, y el Sr. Xanders comienza a hablar.

-Sandy, te acabo de comprar, ahora me perteneces, eres una mercancía por la que acabo de pagar. Estas personas se dedican a conseguir la "mercancía"- dice señalándola con un dedo- y a hacer las adecuaciones físicas y de conducta que los clientes les solicitamos. En mí caso, tengo debilidad por las jovencitas, y tú tienes apenas 18 años. Soy un hombre maduro Sandy, tengo 47 años, y te voy a adoptar como mi hija. Además de ser mi hija, serás mi esclava sexual, y lograras amarme como si fuera tu padre. Eres virgen Sandy, la investigación que han hecho los señores, eso indicaba, y el examen físico que se te ha hecho hace unas horas lo ha confirmado. Desde que he visto el catálogo con tus fotos y videos siento que ya te amo, deseo protegerte como un padre, amarte con el amor de un padre hacia su pequeña hija, y usarte como una puta, usarte como mi amante, follarte con la intensidad con la que un Amo usa a su sumisa, pero por sobre todas las cosas amarte como una hija, y que tú me ames como a un padre. Te voy a llevar a mi país y te voy a adoptar. Pero esto va a ocurrir dentro de unas pocas semanas, primero van a hacerte algunos cambios. Eres extremadamente delgada, eso me encanta, pero necesitas, para ser perfecta, para ser una muñeca, unas tetas grandes, estoy seguro que tú las considerarías casi obscenas, te van a poner unos implantes mamarios que lograrán que uses una hermosa copa G de brasier. Tus labios son demasiado finos, los harán más gruesos, más carnosos. Te van a afinar tu cintura con una pequeña liposucción, quiero que tu cintura sea perfecta para envolverla con mis dos manos, te van a dejar una cintura diminuta. Vamos, que no podría alcanzar a enumerar los cambios que he solicitado que te hagan. Tomarás unos medicamentos durante algunos meses, no deseo que cambies completamente, ni que olvides de donde vienes. Pero en lo que te acostumbras a tu nueva vida, a ser mi hija, a ser mi amante, a ser mi esclava, los tomarás. Eventualmente serás feliz, nadie te buscará, nosotros nos encargaremos de eso, tal vez, si eres una buena niña con papi, puedas hacer video conferencias con tus familiares. Si las cosas van muy bien, como me han asegurado, dentro de algunos meses o años podrás ver de nuevo a tus familiares, pero, para cuando llegue ese momento, a mí me amarás como si fuera realmente tu padre.

Es entonces cuando el Sr. Scott le da una indicación con la mano a la persona que está en la puerta, y unos minutos después entran dos mujeres vestidas como enfermeras.

El Sr. Xanders se acerca a Sandy,  y manosea su cuerpo, sus nalgas, su cuello, sus senos. Después de haberlo hecho, le da un dulce beso en la frente.

-Cuando nos volvamos a ver serás perfecta, y estarás lista para convertirte en mi hija legalmente.

Las enfermeras se acercan, una de ellas trae una pequeña charola en sus manos. Sandy no alcanza a distinguir al principio, pero cuando las dos mujeres están junto a ella, una toma una jeringa de la charola, y la inyecta. Unos segundos después, Sandy está profundamente dormida.

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Han pasado dos meses desde ese encuentro, y Sandy está viviendo con el Sr. Xanders. Ese día irán a firmar los papeles de la adopción, para que esta sea definitiva e irreversible. Ha estado en esa casa apenas tres días. Su cabello es rubio platinado, sus labios ahora son más gruesos y generosos. Sus senos son una copa G, su cintura es diminuta (a él le encanta verla envuelta en apretados corsets en algunas ocasiones, pareciera obsesionado con lo delgada que era ella). Apenas el día anterior le habían colocado unos piercings, en sus pezones, ombligo, labios vaginales y clitoris, de su cuerpo virgen. 

El todavía no la había penetrado, pero  la había empezado a usar de todas las formas imaginables, para un hombre que vive 24/7 el BDSM, como Amo y dominante, durante los días que llevaban viviendo juntos. Esto se lo había explicado el primer día que llegó a casa, sentada en las piernas de papi, mientras él le introducía un poquito, un dedo en su pequeña vagina virgen. Esa ocasión la recordaría siempre, porque él le había detallado con mucho cariño y ternura lo que esperaba de ella y cuál sería su nueva vida, mientras le acariciaba su cuerpecito, a veces tiernamente, y otras con mucha fuerza, mientras le susurraba dulces palabras de cariño a su oído, diciéndole cuanto la amaba, que era su hija, lo hermosa que se veía, lo hermoso que era su nuevo cuerpo, y la ropita que traía puesta. 

Ese día la penetraría le había dicho él, el primer día que fuera legalmente su hija. Empezaba a sentir que lo amaba dulcemente y que deseaba estar todo el tiempo con él, no podía dejar de pensar en él. Todos los días, desde el primero en que recobró la conciencia después de las operaciones, tomaba una medicación que no sabía en qué consistía. Recordaba toda su vida anterior, pero ahora, su mayor deseo era ser la hija de él, ser su amante, y ser su mascota. El acostumbraba decirle gatita, y jugaban a que ella se disfrazaba de gatita. Se ponía una diadema con orejitas de gato, se maquillaba, se ponía pesadas pestañas postizas,  se colocaba unos lentes de contacto, un hermoso disfraz, que era realmente sólo lencería, y él le ponía un plug anal chiquito, con una hermosa cola de gatita persa. Usaba un collar cuando estaban solos en casa, él le había explicado que ese collar era muy especial, aunque sólo provisional, que uno nuevo utilizaría después de que la adopción fuera totalmente legal. Papito le iba a cambiar de nombre, ahora se llamaría Kittie y llevaría el apellido de su papito. Todo lo que deseaba en el mundo era ser la pequeña nena de papi, y parecer una muñeca, estaba obsesionada con su arreglo personal, todo tenía que ser perfecto, todo. Su pelo, su cara, sus uñas, sus piececitos. Tenía una habitación especial en su casa, era una habitación de Barbie. Ahí estaba todo el tiempo que papito salía a trabajar, porque él tenía que ganar mucho dinero para poder comprarle toda la ropa, y lencería y zapatos de Barbie que ella quería con locura. Pasaba tiempo viendo en internet, los catálogos de ropa de las tiendas que estaban cerca de la casa de papito, y cuando él llegaba, le enseñaba la ropa que le gustaba y le preguntaba si él se la podría comprar, si era adecuada para la preciosa muñeca de papi. Había empezado a hacer ejercicio, porque papi le había ordenado, que esas nalgas tenían que estar siempre firmes y paraditas. Comía en forma muy saludable, para conservarse en los 40 kilos de peso que tenía en ese momento, ni un kilo más, ni un kilo menos, le decía papi. Y ella con tal de hacerlo feliz, y ser perfecta, cuidaba cada bocado que llevaba a su boquita. No recordaba nunca haberse sentido tan feliz en toda su vida. Pero ahora, era sumamente dichosa, porque era la hija de papito, porque era su amante, y porque era su esclava.