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Las Capacidades De Luis (V)

en Control Mental

Después del maravilloso trío que tuvo Luis con sus dos preciosas novias, su mente volvió a tener otra idea pervertida. Luis se dio cuenta de que Paula era aún más provocativa que su adorada Marta. Y él decidió llevar esa cualidad de Paula al extremo…

 

Quería que Paula fuese más pervertida que la más pervertida de las actrices porno. Quería que esa diosa de tetas generosas se muriese por su pene. En resumen: quería convertir a Paula en una máquina de follar insaciable. Y lo iba a conseguir.

 

Manipuló a Paula durante un buen rato para producir este efecto en ella. No hizo falta una gran manipulación porque la chica ya estaba condicionada de antes. Luis pronto iba a descubrir (y disfrutar) a la nueva Paula. Ni en sus mejores sueños podría imaginar lo pervertida que podría llegar a ser esa chica.

 

Dos horas después de la manipulación, Marta le dijo a Luis que debía ir a casa de sus padres a ayudarles con un recado de mierda (esas fueron sus palabras exactas), y que por desgracia ella estaría ocupada un mínimo de 3 horas. El la abrazó, la besó y le dijo que no se preocupara.

 

- No quiero que estés aquí solo, llama a Paula y jugáis a algo divertido. - Marta sonreía mientras decía las palabras “jugáis a algo divertido”.

 

- Sí, podemos jugar a las cartas o algo así. - Luis sonrió a Marta.

 

- A papás y a mamás sería lo mejor. - Marta besó a Luis otra vez, salió de casa de él y se fue a ayudar a sus padres.

 

Luis telefoneó a Paula y esta se mostró muy contenta ante la idea de estar a solas con su novio. Dijo que en unos 20 minutos iba a llegar.

 

En aproximadamente 20 minutos, llamaron a la casa de Luis. Él abrió, y, evidentemente, ahí estaba Paula. Desprendía una felicidad que era fácilmente percibida por los demás. Luis la abrazó y la besó con pasión, sus lenguas estuvieron jugando un largo rato.

 

Luis observó que Paula llevaba una bolsa de supermercado en su mano derecha.

 

- Cariño, qué es esto? - Preguntó, señalando la bolsa con el dedo índice.

 

- Oh, nada importante, amor mío. Es para que podamos jugar tú y yo. - Paula sonreía de forma pícara. Luis sintió una mezcla de excitación y sorpresa ante esta contestación.

 

Paula se acercó a una mesa y vació el contenido de la bolsa en ella: un bote de nata fría.

 

- Me pondré esta nata por las tetas y tú me las lamerás como un buen chico, verdad, amor? - Paula miraba a Luis con lujuria.

 

Luis tuvo una erección, no lo pudo evitar. La idea de Paula era tan excitante que apenas podía pensar con claridad. Instintivamente, se acercó a Paula y la empezó a desvestir mientras la iba besando.

 

Paula ayudó a su novio a quitarse toda la ropa. Los dos amantes se encontraron desnudos, el uno frente al otro. A pesar de que Luis ya había visto a Paula desnuda anteriormente, se excitó muchísimo al verla sin ropa: Paula era realmente preciosa.

 

Había otro motivo para su excitación: esta sería la primera vez que ambos iban a follar estando solos. Marta no estaría aquí, solamente ellos dos. Ese momento de intimidad también añadía excitación al asunto.

 

Paula, sonriendo, cogió el bote de nata, lo abrió y, usando el pulsador, se puso una gran cantidad de nata encima de sus hermosos pezones. Luego, con la mano, extendió la nata por toda la superficie de sus generosos pechos. Acto seguido, se lamió la mano provocativamente.

 

- Venga, Luis. Mis tetas son para ti. Juega con ellas. - Paula sonreía con dulzura.

 

Luis se acercó a su amada Paula y le empezó a lamer las tetas llenas de nata. Paula gimió de placer. Luis estuvo jugando con las tetas de Paula hasta que prácticamente no quedó nada de nata en ellas.

 

- Vaya vaya, eres todo un glotón, eh? No te preocupes, querido, tendrás más dosis de tetas y nata - Paula desprendía una lujuria tan intensa como Luis jamás había visto antes.

 

Paula se puso nata en sus tetas otra vez, pero esta vez se puso mucha más. La nata le cubría las tetas completamente y le bajaba un poco hacía la barriga.

 

Acto seguido, Paula llevó a Luis al sofá y le hizo sentarse en él. Luis, tenía su pene completamente erecto. Sonriendo, Paula se sentó encima de Luis para poder empezar a follar de forma salvaje.

 

Luis y Paula empezaron a copular con gran pasión. Luis iba besando y lamiendo las tetas de Paula. Paula arqueaba la espalda de placer sexual cada vez que Luis le succionaba los pezones. A pesar de tener la cara llena de nata, Paula besaba a Luis con pasión.

 

Luis notaba un contraste peculiar en su pecho: podía notar la calidez de las tetas y pezones de Paula, así como el frío de la temperatura de la nata. Esa diferencia de temperatura le gustaba.

 

Cada vez, las embestidas de Luis eran más salvajes. Paula también gemía cada vez más fuerte. Los dos querían llegar al orgasmo, querían alcanzar el climax.

 

- Venga, Luis. Córrete!!!! Quiero que me llenes el coño con tu leche!!! - Paula estaba completamente poseída por el deseo.

 

Luis no se hizo rogar mucho: tanto él como Paula se corrieron casi en el mismo instante. Grandes cantidades de semen llenaron el coño estimulado de Paula. Las contracciones vaginales que tenía Paula eran brutales, el pene de Luis las podía notar muy bien. Tanto el pene de Luis como el coño de Paula acabaron empapados de la mezcla de semen y fluidos vaginales.

 

Los dos amantes, abrazados y sudados, se besaban. Los dos se miraron y sonrieron. Luis estaba muy contento con su pervertida Paula. Pronto nuestro protagonista descubriría que lo mejor aún no había llegado.

 

- Me ha encantado, Luis. Sabes como ponerme cachonda y eso me encanta. - Paula sonreía a Luis, enamorada.

 

- Tú también, mi amor. La idea esa de la nata ha sido genial.

 

Paula tocó el rostro de Luis con dulzura, y acto seguido le dijo:

 

- Mi amor, soy tuya. Soy completamente tuya. Puedes usar mi cuerpo siempre que lo desees. Puedo sacar tu leche con mi coño, boca o tetas siempre que te apetezca. - Paula miraba a Luis con una pasión que derretiría el hielo.

 

- Es una propuesta demasiado buena como para rechazarla. - Luis le sonrió.

 

- Y otra cosa, querido, cuando estemos solos tú y yo, quiero que me hables de forma provocativa. Quiero que me consideres tu putita o tu zorrita. Me excita la idea de que me hables de esta manera.

 

Luis se quedó de piedra ante este comentario de Paula. Paula, una chica realmente guapísima, le decía que podía tratarla como si fuese su esclava sexual porque a ella esto le gusta. El sueño de todo hombre pervertido tenía un nombre: Paula.

 

- Como desees, mi putita. - Luis sonrió a Paula.

 

Paula, sonriendo de felicidad absoluta, besó a Luis. Las dos lenguas, cálidas y con restos de nata, jugaban entre sí.

 

- Ahora vamos a ducharnos juntos, mi amor. Tu zorrita quiere tu semen otra vez. - Paula, con mirada pícara, llevó a Luis hacía el cuarto de baño.

 

CONTINUARÁ…