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Valentina 3

en Sexo con maduras

 

Valentina 3

Pasaron varios días después de la boda, y Valentina se reintegró con relativa normalidad a su vida de ama de casa buscando trabajo. Seguía echando el curriculum y mirando ofertas, sin suerte ni perspectiva más allá de trabajos basura de pocos dias y mal pagados, lo cual le suponía al final casi un gasto más que ingresos.

Se preguntaba cuando la llamaría Carlos; había una mezcla de ganas de trabajar y morbo en esa inquietud. El empresario conseguía ponerla cachonda siempre que se lo encontraba, y mucho más cuando decidía usarla para su placer particular. Pero lo cierto es que pasaban los días, y Carlos parecía haberla olvidado, hasta que 10 días después de la boda....

- Dígame?.

-Hola rubita, prepárate, mañana ven a mi casa, te paso las señas por wassap. A las 10 en punto. Empiezas a trabajar. Primero en pruebas y el contrato lo firmarás dentro de un mes si te portas bien. Repito: en mi casa. Nada de ir a la fábrica. Entendido todo?.

-Sí,...sí señor, sí. Allí estaré. Pero.....

Escuchó como Carlos había colgado en ese momento. Esa actitud dominante la descolocaba y la excitaba al tiempo. No era solo su posición superior como poseedor de ese bien tan preciado llamado trabajo, era la actitud, la voz, los gestos, la manera de mirar..... Valentina salió de su ensimismamiento y empezó a pensar en el día siguiente, nerviosa. No quería fallar en su nuevo trabajo, lo necesitaba y en este caso además....lo deseaba. Sabía que no iba a ser sólo un oficio profesional, y eso la motivaba más que en ningún otra situación anterior.

Recordó lo que le dijo Carlos el primer día que se presentó a la entrevista de trabajo: Nada de pantalones. Después supo por qué, pero era algo que tenía asumido. Valentina decidió que se llevaría un vestido cortito ya que aún hacía calor esos días. El amarillo iría bien, tenía un escote en forma de corazón que resaltaba la mitad de las tetas y aunque parecía algo atrevido se podía ir por la calle sin que te detuvieran por escándalo público. Se dirigió al baño, y al desnudarse para ir a la ducha se dió cuenta: Mierda!!!. Le habían salido ya los pelitos en el coño, y no tenía hora para la estethicienne. Se había descuidado al no recibir la llamada y se olvidó de ese detalle. Además las axilas y las piernas empezaban a necesitar un repaso. Mierda!!!.

Agarró el teléfono y llamó. Nada, todo completo. Ninguna posibilidad. Le pidió el favor a Merche, pero ella le recordó que estaba casi en vacaciones. Al día siguiente era miércoles y se marchaba a su apartamento de Sancti Petri, era imposible atenderla. Podía intentar hacérselo ella misma, pero no quería una chapuza con cuchilla, quería estar lisa como un bebé por todas partes.

-Joder merche, es importante, intenta hacerme un hueco porfa.

-Pero chica, es que has quedado con Brad Pitt?, jajaja. Vaya prisas.

-No no, pero es un acto al que tengo que ir por trabajo y llevo las piernas horribles y ....bueno, lo otro ya de paso.

-De paso, ya ya.... jajajaja...a qué hora tienes esa entrevista de trabajo?

-A las 10.

-Joder....anda, pásate a las 9, imposible darte otra hora, te haré una sesión de urgencia.

-ufff, muy poco tiempo merche...

-no hay otra, ven a las 9.

-ok....joder....a las 9.

Valentina empezó a sentir la situación fuera de control y que peligraba su empleo. En otros casos nunca le hubiera dando tanta importancia a su aspecto físico, pero este caso era distinto.

Al día siguiente, se levantó a las 7 y se duchó. Apenas desayunó algo, se arregló el pelo lo mejor que pudo (la peluquería ni se lo planteó), se maquilló a conciencia, se perfumó con su Jasmin Noir que le regaló su marido en su cumpleaños, y a las 8 y media se enfundó el vestido amarillo y un tanga a juego. A las 9 menos cuarto se presentó en el local de Merche.

A las 9 y 10 Valentina estaba ya muy nerviosa. No había señales de Merche. No quería llamarla para no presionarla, pero el tiempo se iba.

-Dígame?.

-Merche, estoy en la puerta esperando....

-Joder, Valen, se me había olvidado, mierda, no puse el reloj....estoy con el viaje que mi cabeza no da para más....perdóname....te compensaré, la próxima vez que vengas no pagas.

-...... ok....bueno...que tengas buen viaje merche, disfruta, no importa....ya me apañaré....

-Un beso guapa, y suerte en ese trabajo...

Valentina colgó sin dar las gracias, con las piernas temblando...No había tiempo para nada. Cerró los ojos y pensó en que quizás hoy sólo hubiese charla sobre el trabajo y poco más. Al fin y al cabo, era en su casa, seguro que habría más gente.... y no se equivocaba.

A las 10 en punto Valentina llamó a la puerta de un viejo caserón de aspecto colonial, rodeado de un jardín con estatuas de caliza y algunos naranjos adornando un jardín de setos. La vivienda tenía una planta más arriba y se adiviniban muchos metros cuadrados ciertamente privilegiados.

Enseguida abrió una asistenta uniformada hasta medio muslo de blanco y negro y de aspecto cetrino y mirada brillante. Se recogía un pelo negro azabache en un moño con cofia y poseía una voz pausada y algo cantarina:

-Doña Valentina, verdad?. Pase usted, la espera Don Carlos y su señora.

Los gestos medidos de la asistenta (Carla, supo después que se llamaba) la invitaron a acompañarla por un salón suntuoso, alfombrado y plagado de cuadros y alguna pequeña escultura de dudoso gusto adornando muebles de maderas nobles con algunos libros (pocos) y cantidad de fotografías de Carlos y su familia natural y política. Un cuadro de su mujer, sentada y esbelta, presidía la estancia, vestida de peineta y mantilla y sosteniendo una biblia en las manos. Aunque el cuadro tenía años, Valentina pensó que aquella mujer aún debía ser guapa.

En efecto, cuando Carla la introdujo en un despacho amplio y de muebles mucho más modernos que los del salón, Carlos la esperaba de pie y con gestos rápidos y sin casi mirarla le presentó a Teresa, su mujer.

Se dieron la mano y Valentina notó su primera sensación extraña. Tras verla en el cuadro, no hubiera podido imaginar que la recibiera con unas mallas superajustadas de color morado y un suéter a juego, como si viniera de hacer deporte. Teresa no había perdido un ápice de belleza, pese a que en teoría tenía 20 años más que en el cuadro. La indumentaria equilibraba el paso del tiempo por el lienzo. Los ojos de Teresa, claros como el mar, se clavaron en los de Valentina, algo azorada en sostenerle la mirad, no por desafío, sino casi por hipnosis. Una leve sonrisa de Teresa la devolvió a la realidad:

-Así que ésta es.

-Así es querida, ya te he hablado de ella. Promete mucho.

-Mi marido me habla mucho de tí.- Teresa seguía mirándola fíjamente; Valentina empezó a incomodarse al elucubrar sobre el motivo de esas conversaciones sabiendo lo que Carlos le había hecho ya en dos ocasiones.- Estoy contenta de que empieces a trabajar aquí. Te ha contado Carlos qué tienes que hacer?.

-Por supuesto que no, cariño.- respondió Carlos ante la sorpresa de Valentina.- Ella cree que trabajará en la fábrica, pero aún no sabe que practicará antes en casa con otro empleo; tú le explicarás todo mucho mejor que yo, estoy seguro.

-Tú siempre tan generoso, jajajaja. - Teresa sonrió abiertamente por primera vez mientras le daba un piquito cariñoso a su marido ante la mirada sonriente de Carla, que mientras tanto permanecía firme de pie esperando órdenes. Carlos se dirigió a la salida de la casa y en un instante Valentina quedó ante Teresa y su asistenta. Empezó a incomodarse con las miradas de ambas desnudándola con los ojos; no porque temiera que evaluaran su físico, sino porque posiblemente se darían cuenta de que su depilación no era perfecta en aquel momento.

-Ven preciosa, siéntate. - Teresa le ofreció una plaza del sofá junto a ella. Sin decir nada, Carla se situó justo en el otro extremo, dejando a Valentina entre ambas mujeres. - Vas a empezar como empleada en casa; ayudarás a Carla en todas las tareas, le obedecerás a ella directamente cuando yo no esté y atenderás tú a la puerta siempre que te lo diga. Serás amable y sonriente con todo el que entre, especialmente cuando sean gente de negocios con los que trata mi marido, y por supuesto también a mis hijos. Esa será la parte común, pero como imaginarás....hay algo más...sabes? Carlos me ha contado todo.

Valentina ya esperaba que hubiera más cosas pero....no de Teresa precisamente. Las palabras de Teresa la dejaron algo atónita, y preguntó: - Todo? como que todo?.... a qué se refiere?.

-Cariño, no te hagas la despistada. Me ha contado con pelos y señales como te follaron en la nave y lo que pasó en la boda. Mi marido y yo tenemos una relación bastante abierta y él folla conmigo, sí, pero también con quien le apetece, y yo hago lo mismo. La vida es para disfrutarla, y tú ahora estás descubriendo lo mismo, reconócelo. Eres una putita muy guapa y te aseguro que ese pelo rubito y ese culo no sólo atrae a los hombres. - Teresa puso su larga mano de uñas cuidadas sobre el muslo de Valentina y lo recorrió bajo su vestido hasta el elástico de su tanga, tirando un poquito de él mientras le decía: - Mira, cuando entres en esta casa, esto te sobra. Tu coño siempre ha de estar libre y dispuesto para quien quiera disfrutarlo aquí. Y eso incluye no sólo a Carlos, también me incluye a mi, a Carla, ó a mis hijos. Queda claro rubita?. - Pe...pero....señora...yo no soy lesbiana eh?? que no que no....que esto es otra cosa y yo no......

Cuando Valentina iba a responder, la boca de Teresa le tapó la suya con un beso impetuoso que introdujo su lengua dentro de ella, transmitiendo una fuerte respiración, y al mismo tiempo cierta dulzura en el movimiento de su lengua en el interior de la boca de Valentina, que respondió abriendo la suya tímidamente y respondiendo poco a poco al beso con su propia lengua. -Mira cariño -Teresa repasó con su palma las pantorrillas y las ingles de Valentina, que se empezó a descomponer...- Quieres que le diga a Carlos que has venido sin depilar como una guarra?. Eso es lo que quieras, zorrita de boutique?. - Valentina quedó desarmada por completo. Las manos de Carla aparecieron en el otro muslo, y la asistente morena empezó a acariciar con el dorso de sus uñas de forma sutil la piel de Valentina, muslo, brazos, y luego sobre las tetas. Valentina percibió como los besos y las caricias de ambas mujeres la calentaban, y empezó a notar que sus pezones se endurecían y su coñito cobraba vida. Teresa y Carla lo percibieron perfectamente y separaron las piernas de Valentina, recostándola aún más, mientras entre ambas la despojaban lentamente del tanga. Al hacerlo notaron rápidamente la temperatura que empezaba a adquirir la entrepierna de Valentina, que no podía explicarse como se estaba calentando también con dos mujeres, cuando ella jamás había estado con nadie que no tuviera polla.-jajajaja,-rió Teresa. - No eres lesbiana no. Tú eres la zorrita más calentorra de la ciudad, y serás todo lo que haga falta.

Terminaba esos pensamientos y se vió ya sin bragas, con ambas piernas sobre cada una de sus acompañantes, y el dedo de Carla frotándole el clítoris mientras Teresa se las había apañado para sacarle las tetas, succionarle un pezón y al mismo tiempo meterle dos de sus dedos en el coño a ritmo de follada pausada. Valentina empezó a gemir y entrecerrar los ojos dejándose hacer sin oposición alguna, girando a veces su cadera para facilitar la masturbación, y ofreciendo su boca de forma instintiva. A veces Carla la tomaba y le lamía la propia lengua, con una mirada de perversión que Valentina no había visto nunca. Otra vez era la expresión adusta y firme de Teresa, que con el pelo ya suelto le clavaba los ojos en ella siempre antes de besarla y sin dejar nunca de manipular su coño.

Al percibir que la excitación de Valentina crecía ambas anfitrionas aceleraron sus movimientos, produciendo en Valentina un primer orgasmo que hizo sacar a Teresa y Carla sus manos empapadas e introducirlas a turnos en la boca de Valentina, condenada a degustar su propio placer en forma de fluidos. Teresa y Carla aprovecharon para desnudarse, dos mujeres de cuerpos distintos, poderosa en curvas Teresa, delgadita y fibrosa Carla, ambas perfectamente rasuradas y depiladas, lo cual daba cierto azoramiento a Valentina, que en ese aspecto había fallado aquel día.

-Ven querida, vamos a mi cama que quiero ver cómo te manejas sin manos. -Valentina ya superexcitada acompañó a Teresa diciendo: - Sí,...si, lo que quieras....luego dile a Carlos que lo hago bien....-mientras Carla iba pegada a ella por detrás sin dejar de tocarle las tetas y el coño. A la sirvienta se la notaba también muy excitada y parecía que estaba a punto de estallar con ella. Tumbaron a Valentina de lado, y Carla se situó en el lado contrario, entremezclando sus piernas hasta que Teresa las ordenó juntarse y contactar los coños de ambas. Carla inició un movimiento pélvico sinuoso que era una tijera en toda regla. Valentina notó de repente como su chocho volvía a empaparse y el placer volvió a tensarle todos los nervios lanzando sus primeros grititos. Ufff, jamás había imaginado que le iba a dar tanto gusto notar una vulva frotando sus pliegues contra los suyos, como si múltiples labios se deslizaran a la vez por su coño, incluyendo el clítoris, que gracias a la inclinación casi atlética de Carla recibía su masaje a cada movimiento al igual que el resto de la región erógena de Valentina.

Pero aquello distaba de terminar así. Teresa se puso de pie a horcajadas sobre la rubia y agarró del pelo a Valentina, empujando su boca contra su coño. Ella entendió al instante lo que había que hacer, y aunque no le agradaba demasiado y no tenía práctica, sacó su lengua y empezó a lamer el coño de su jefa lo mejor que pudo, admirando lo perfectamente lisito y limpio de pelitos que estaba. - Muy bien guapita, se te nota novata pero empiezas a mejorar, esmérate, que tengo el coño en llamas y quiero que me lo apagues.

Esas palabras excitaron aún más a Valentina, que aceleró el ritmo de su lengua, que a veces se introducía valiente dentro del coño de su anfitriona. El ritmo era acompasado, Valentina percibía el coño de Carla en el suyo y ella seguía el movimiento de su lengua en el coño de Teresa. De ese modo, las tres hembras iniciaron una danza intensa como tres reptiles lujuriosas con un jadeo creciente, intensificando los movimientos y ejecutando pequeños gritos de placer, sobre todo Carla, hasta que fueron explotando una a una, empezando por la propia Valentina, que no podía más con aquella doble actividad que la volvía loca y le produjo un orgasmo que le nubló la vista.

 

 

 

Media hora más tarde, Valentina salía ya de la ducha de su anfitriona, que la permitió asearse tras la intensa sesión de sexo que le impuso. Nuevamente arreglada, al salir al salón encontró una novedad. Ramiro, el hijo de Carlos y Teresa, estaba con su madre charlando sobre un asunto familiar menor. En ese momento Valentina recordó las palabras de Teresa: "Tu coño siempre ha de estar libre y dispuesto para quien quiera disfrutarlo aquí. Y eso incluye no sólo a Carlos, también me incluye a mi, a Carla, ó a mis hijos. Queda claro rubita?". No obstante, y al haberse despedido ya de Teresa, Valentina salió sin ser presentada al hijo de sus anfitriones.

Dos días después, Valentina ya resolvió sus problemas con la depilación, y se presentó de nuevo en casa de Teresa. Vestida con falda blanca y camiseta étnica, en la puerta estaba ya su anfitriona acompañada esta vez de su hijo.

-Aquí tienes a Valentina, Ramiro. -Teresa presentó a la rubia a su hijo, y en la mirada de éste ya dedujo Valentina que sabía perfectamente las condiciones en las que estaba ella allí. El joven (no muy atlético, mediana estatura y con la nariz algo ladeada) dió dos besos a Valentina juntando mucho su cuerpo con el suyo, pero sin llegar a ir más allá. - Hola Valentina, ya me ha contado mi madre "tu trabajo". Tienes dos horas para recoger un poco la casa y ordenar mi cuarto, después te vienes conmigo.

Valentina puso cara de sorpresa adrede, aunque en realidad esperaba algo así. - A....a dónde?. - Ya lo verás guapa, no seas impaciente. - Respondió Ramiro.

 

 

 

Tras dos horas de tareas caseras, en las que Valentina comprobó en el cuarto de Ramiro que abundaban los kleenex usados con semen seco y los vídeos pornográficos en los cajones en múltiples formatos, Valentina salió de la vivienda y se introdujo en el Opel Corsa que Ramiro tenía aparcado en la puerta esperándola.

En diez minutos llegaron a un bloque de apartamentos pequeños, ya en un barrio periférico. Valentina seguía a Ramiro con algo de desgana, incómoda, no sólo por no saber dónde iba, sino por la actitud sobrada del hijo de Carlos, que recordaba en parte a su padre.

Ramiro llamó a un timbre del tercer piso, y tras la puerta apareció otro joven....para sorpresa de Valentina!!.

-Ostias!!!. -La exclamación del joven Álvaro también la hizo Valentina hacia dentro. Era el mejor amigo de su hijo!!!!. Valentina no sabía que hacer en ese momento, si largarse de allí (por lo que no quedaría duda de lo que había ido a hacer allí) ó esperar acontecimientos. La duda le hizo optar sin querer por lo último, mientras Ramiro con mirada algo incrédula, interpretaba rápidamente la situación.

-Vaya, veo que os conocéis, no Alvaro?.

-Joder, si es la madre del Jose. No me dijiste que traerías una sorpresa? qué hace aquí usted aquí, señora?. -Rarmiro, algo descolocado por la respuesta de su amigo, se aprestó a situar la situación en su término antes de que abriera Valentina la boca, lo cual no resultó difícil por cuanto la rubia apenas acertaba a articular palabra.

-Claro, alvaro, si la sorpresa es Valentina. Es que no sabes por el Jose que se dedicaba a la moda?. Pués la sorpresa es ella....un desfile de modelo, joder, que nunca has visto ninguno...y qué mejor que una profesional conocida y aquí en ambiente íntimo y familiar?. Anda, Valentina, pasa, que este chico es un poco parao y nos tiene en la puerta todo el día.

Ramiro empujó con decisión a Valentina con su mano en la parte baja de su espalda. Ella entró con una media sonrisa intentando seguir la corriente de Ramiro, pero con una incomodidad evidente. Una incomodidad que aumentó cuando en el salón encontró también a Sebas, otro amigo de su hijo, aunque no tanto como Alvaro, pero sí que había estado en su casa en más de una ocasión, y que le pareció siempre algo macarrilla. Todos ellos tendrían unos 20 años. Alvaro era alto, muy delgado, y siempre correcto y algo ingenuo, aunque según su hijo las mataba callando. Sebas en cambio era menos alto pero más fuerte, pelo moreno rizado y de movimientos enérgicos. Ramiro repitió la historia a Sebas, que abrió los ojos con media sonrisa entre la incredulidad y la picardía, sin saber Valentina cuanto había realmente de cada cosa. Alvaro trajo unos refrescos y cervezas, empezaron a retirar sillas y abrir espacio en el exiguo saloncito, y fueron sentándose. Fué Sebas el que preguntó entonces:

-Bueno, pués vamos a disfrutar el desfile, verdad señora Valentina?. cuando va a empezar?.

-Enseguida,- terció Ramiro. -Alvaro, ven un momento.

Apartó al compañero en el pasillo mientras Valentina esperaba de pie sin saber qué cara poner ante Sebas, que la miraba cada vez con más descaro. Ramiro le dijo a Alvaro que contaba con que Valentina pudiese desfilar con la ropa de la hermana de Alvaro, que vivía allí también. Alvaro dijo que algo habría, pero que su hermana era más bajita y pequeña que Valentina y no sabía si podría ponerse algo. Que eso se avisaba antes y que le preocupaba que fuera la amiga de Jose, que él quería otro tipo de sorpresa...que quería follar. Ramiro se acercó a su oído y le susurró:- No te preocupes, si me seguís todos verás como conseguís follar. Hazme caso.

Alvaro sonrió maliciosamente del morbazo que le daba la idea. No sabía que Valentina estaba allí literalmente obligada a obedecer a Ramiro en cualquier cosa, como ya le dejó claro tanto Carlos como Teresa, sus padres. -Anda, ve a sentarte y espera. - dijo Ramiro a Alvaro.

Ramiro llevó a Valentina a la habitación de la hermana de Alvaro. Le explicó que allí encontraría ropa y que debía desfilar, procurando ponerse la ropa más sexy que encontrara. Valentina entendió la idea, y le dijo que pasara lo que pasara por favor, que luego informara a su padre favorablemente, porque no estaba segura de poder hacer todo lo que le pidieran. Estaban allí los amigos de su hijo y le daba mucho apuro.

Ramiro le respondió: - Y qué mejor actitud que agradar a los amigos de tu hijo y reforzar así su amistad. Si disfrutan contigo la amistad con tu hijo será mayor aún, has de ser buena mamá y pensar en la felicidad de tu hijo. Anda, empieza por esa minifalda rosa y esa blusita sin mangas, verás qué zorrita más guapa vas a estar. Te esperamos, mira, yo ya tengo la poya dura. - Ramiro señaló a su abultado paquete mientras se dirigía a la salita.

Valentina desfilaba con más torpeza que elegancia entre los chicos. El top se le ceñía tanto que el escote parecía estallar. La falda era tan corta que no podía evitar que en cada paso volara un poco y asomara parte de su culo apenas cubierto por el tanga. Segas no tardó en hablar. -Joder Valentina, tengo que decirle que está usted buenísima, mejora todo lo que se pone, uffff.

Ramiro, tocándose el paquete ante la sorpresa de sus amigos, intervino: - Yo creo que le quedará mucho mejor sin sujetador, no créeis?. - Ambos amigos asintieron con la cabeza, y Valentina, mas nerviosa, dijo.- Seguro?..seguro?..Bueno, yo....ahora vuelvo.....

Regresó al minuto dejando la boca abierta a los tres....el top se abría tanto que las tetas se desbordaban por su escote, y los pezones apenas quedaban cubiertos. A cada paso las tetas bamboleaban y poco a poco fueron sacando el pezón de la tela. En un minuto valentina paseaba con los dos pezones fuera, aunque tardó en percatarse.

-Wow Valentina, estás de miedo....qué tetas, verdad chicos?. qué os parece si animamos un poco más el desfile? Valentina, serías tan amable de seguir paseando, pero sin bragas?. queremos saber como harías un desfile así de sexy sin excitar a los que te ven.

Sebas y Alvaro tambien se tocaban el paquete ya. Valentina empezó a asimilar que aquello se iba a desbordar, y empezó a hacerse a la idea. Regresó al minuto caminando con la mano en una cadera, dando los pasos de modelo que había visto en televisión, y dándose cuenta que al moverse los chicos veían algo más que sus piernas.

-Mmmmm, Valentina, está usted para comerle todo.- dijo Sebas. - Si no le molesta, visitaré más a su hijo en su casa, me gusta la buena carne, jejejeje. - De verdad os gusto?..no os parezco demasiado mayor, chicos?- dijo Valentina en tono inocente pero con un tono de morbo evidente.

- Que guapa señora...está uste muy follable..siempre lo dije- Decía Alvaro -No se preocupe, Jose no sabra que hoy está usted aquí...-Claro!!!-respondió Sebas- No vamso a estropear este tipo de diversión para nada ehhhh. jajajajaa. - En ese momento, Sebas propinó a Valentina un azote en el culo levantándole la falda que la hizo trastabillar y caer sobre el regazo de Ramiro. Los tres chicos rieron a carcajadas y Ramiro aprovechó para sujetar a Valentina en aquella posición y subirle también la falda...

-mmmmm qué culito tiene la señora, ehhhh?. Miramiramiramira.....-Ramiro abrió con destreza los muslos de la rubia apareciendo su coñito sonrosado a la vista de todos. Alvaro ya se había quedado desnudo de cintura para abajo y se meneaba la poya con fuerza. Sebas se aprestó a hacer lo mismo y se acercó al lado contrario, allí donde la cabeza de Valentina presentaba azoramiento, mirada preocupada y cierto temor. - Por favor, no digáis a mi hijo que habéis estado jugando con mi coñito...ufff. ahhh....por...faaa..porfavor, ehhh. ummmmm-

-Tranquila rubita...mmmm qué tetas...-Dijo Sebas amasando los pechos de Valentina, que quedaban colgantes del escote exagerado del top sobre el regazo de Ramiro, que por su parte, había mojado sus dedos y empezaba a acariciar el culo y el coño de Valentina entre azotito y azote. Se incorporó con su poya ya totalmente dura a la cabeza de Valentina y dijo: -Anda, sea buena, siempre me tomé su zumo de naranja cuando me lo ofrecía en su casa a Jose y a mí. Ahora es justo que tome usted mi merienda y coma este chupachups...

-Valentina notó que su cuerpo se iba relajando. A las caricias en el coño se le unía ahora la poya y el descaro de Sebas, que empezaban a calentarle ante la idea de ser follada allí mismo por amigos de su hijo. Los tres chicos se disputaban el cuerpo de la rubia con sus manos, y Valentina ya empezaba a notar como su coño se encharcaba con algo más que los dedos húmedos de Ramiro.-Si, si, ....joder, como me estáis poniendo cabrones....estoy a mil....-Dijo ella.

-Joder, se está mojando la tía...se está mojando-Alertó Alvaro, metiendo dos dedos en el coño de Valentina.- Ufff, si entra como cuchillo en mantequilla, fijaos....- alvaro repitió varias veces la operación, y sus amigos hicieron lo mismo. En un momento, en el coño de Valentina habían entrado una docena de dedos de tres personas diferentes. Ramiro empezó a sentirse incómodo con la rubia encima y sus amigos disfrutando más que él, y concluyó:

-Venga, a ponerse serios. A la habitación.

Se incorporaron todos por un momento. Valentina, ya completamente desnuda, fué agarrada por los tres chicos de todas partes, mientras Sebas además la besaba en la boca con besos salvajes de tornillo, que a Valentina la ponían en órbita.....Estaban tan cachondos los tres que apenas dieron tiempo a la rubia a tomar posición. La tumbaron boca arriba en la cama y alvaro se montó sobre su cara, follandole literalmente la boca, Sebas empezó a comerle las tetas anets de montar también sobre ella e iniciar una cubana en la que su poya alcanzaba casi la barbilla de Valentina, y Ramiro, sin piedad, hundió su poya en el coño de Valentina abriéndole las piernas y cogiéndola como si fuera una carretilla. Valentina notaba las tres poyas y su coño empezó a hacer espasmos anunciando el orgasmo, que llegó cuando aún Ramiro estaba empezando a follarla.

-Joder qué puta, como se mueve.- dijo Ramiro observando que pese a tener a los tres encima, Valentina se cimbreaba como una serpiente buscando la forma de sentir más cada una de las tres poyas, y daba grititos contenidos indicando que estaba corriéndose. -Aaaahhgg...siii, uffff...siiiii...que poya..si..... -exclamó Valentina. En ese momento, Alvaro descargó sobre su boca una cantidad considerable de lefa, que Valentina, sintiéndose una perra en manos de aquellos chiquillos, decidió tragar casi en su totalidad para evitar parecer aún más guarra con la boca manchada de semen.

-Joder, qué pedazo de zorra ha parido al Jose, jajajaja.- Has visto Alvaro, le has dado de desayunar tú antes que yo, ahora he de mejorarlo, jajajaja. -Dijo Sebas. -Anda, baja de ahí, y tú para un momento Ramiro, voy a sostener a esta puta, que no se canse.

Sebas se colocó bajo Valentina y apuntó su cipote, el más grande sin duda de los tres, hacia el estrecho culo de Valentina, que al principio dudó un poco. Sin embargo, y con la humedad recibida, el orto de la rubia estaba ligeramente dilatado, y para Sebas resultó suficiente. Presionó la punta de su poya lo suficiente, y poco a poco Valentina empezó a ser enculada. Cuando Ramiro vió que la poya de Sebas empezaba a hundirse en el culo de la rubia, la montó por delante, haciéndole una doble penetración en toda regla.

Valentina creyó estallar de éxtasis ante el juego de entrar y salir de ambas poyas y el jugueteo de los dedos de ambos chicos sobre sus tetas y su boca. Al mismo tiempo, Alvaro, que había vuelto a empalmarse viendo a la madre de su amigo como una actriz porno de las buenas, volvió a ofrecerle su poya en la boca, y Valentina, jadeando como una posesa, abrió sus labios para engullir de nuevo el miembro del mejor amigo de su hijo.

-uffff, que guarra eres Valentina. -dijo Sebas mientras sentía que le venía el orgasmo,- como me gusta tu culito....procura vestir ligerita cuando vaya a tu casa, ehhh, que hay que encontrar un ratito mientras jose está con la play para que te de tu ración de leche, que no vas a darnos de merendar tú siempre... -Sísisisisi....iré guapa lo prometo....folladme toda....folladme pero no digais nada a jose.

En ese momento hubo triple explosión: tanto Ramiro como Sebas y la propia Valentina, explotaron sus correspondientes fluidos en una sinfonía de jadeos y palabras gruesas que hacían que la rubia se mantuviera sumisa y entregada a tanta acumulación de sensaciones placenteras. Alvaro también acabó regando por segunda vez la cavidad bucal de Valentina, que de nuevo tragó, esta vez en su totalidad al ser menos cantidad.

 

 

 

A las 19 horas Valentina entró en casa y Jose, su hijo, la saludó.

-Qué tal mamá? como ha ido todo? tienes ya trabajo?.

-Mucho hijo, ni te imaginas. Mucho.