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Aprendiendo a ser una guarra 3

en Grandes Series

    Sara y Gregorio quisieron sorprenderme invitándome a un pub liberal. El mundo Swinger era algo que nunca había probado, y me hablaban maravillas de el. Mis amigos se abrieron en cuestión de meses a todo tipo de dimensiones sexuales, y yo no iba a quedarme atrás. Le comente a Alexandra si quería apuntarse a la aventura, y para mi sorpresa dijo que si. Lo cierto es que me apetecía mucho probarla, e iba con la incertidumbre de si me mandaría a la mierda o no, si se me ocurría intentar comerla el coño. En fin, un viernes loco en mi agenda…

  

     Mi amiga Rusa me recogió en su coche a la altura de la plaza de toros de Valencia para irnos juntas al punto de encuentro con Sara y Grego, un barrio pijo a las afueras de la ciudad. Quedamos para picotear algo e irnos después un pub liberal llamado A****a Swingers (Seguro que aunque no diga el nombre completo adivináis de cual se trata)  

   Cuando bajamos del coche les presente a Alexandra, ambos quedaron embobados ya que ella es preciosa, ya os comente, la típica chica rusa rubia, alta, blanquita piel, ojos claros y un cuerpo de vértigo.

    Fuimos a cenar a un restaurante cerca del sitio en cuestión, y no pararon de contarnos las excelencias del pub, todo lo relacionado con la filosofía liberal y su normativa, comportamiento etc, y por supuesto sus anécdotas más guarras, algo que hizo que Alexandra se soltara, realizando todo tipo de preguntas al respecto. Lo cierto es que me estaba poniendo enferma solo con imaginarnos a Sara y a mí trabajándonos a la rusita. Grego se levanto a pagar, como buen caballero que es, y salimos hacia A****a Swingers, con la intención de pasar una buena noche de sexo y diversión.

   A primera vista, el sitio no me gusto mucho, siendo una entrada un tango gélida, un local entre dos edificios de urbanizaciones. Las chicas solitas solo pagaban 10 euros con consumición incluida, Sara y Grego pagaron algo similar. Una vez dentro la cosa cambio bastante, el sitio era un pasote. Unos 3 matrimonios ocupaban una barra bastante decente, enfrente había una serie de mesas y banquetas para chicos solos, hubo unos cuantos de bastante buen ver, escaneando a todo quisqui que entrábamos ahí. Tras la zona de chicos, había unos sofás posicionados estratégicamente para crear un ambiente íntimo y tenue, y en el centro de este mismo lugar, un espacio habilitado para bailar, donde dos mujeres rellenitas bailaban y se besaban, todo muy acogedor. Al fondo pude ver a una pareja disfrutando de un chico, siendo la mujer, de unos 45 años, la encargada de menear la polla  al yogurin cachas por encima de sus pantalones, mientras su marido miraba. Buen comienzo de noche.

   Salieron a recibirnos la pareja que regenta el local, siendo la chica la que nos enseño las instalaciones. Primero nos paso a la zona de taquilla, ducha y w.c., un espacio grande y mogollón de limpio donde poder asearse y cambiarse (Alexandra y yo traíamos lencería para estar cómodas), luego nos paso a varias salas temáticas, de bondage y sado suave, también había celdas con barrotes,  donde se podía ver perfectamente follar a varias personas.  Una de esas celdas estaba dividida en dos partes por un tabique de madera con agujeros, donde desconocidos sacaban sus pollas para que se pudiera disfrutar de ellas manteniendo el anonimato.

    Alexandra y yo estábamos excitadísimas, a ella le delataban los pezones marcadísimos y dos coloretes rojos en sus mejillas. A mí un cuarto de lo mismo. Nunca había visto a Alexandra desnuda, y era mi oportunidad. Una vez hecho el tour por el establecimiento, le comente a Alexandra de cambiarnos ya, teníamos en el bolso picardías, medias, ligueros etc. Fuimos al cuarto de taquillas y nos sacamos la ropa, ella no paraba de hablar de que había un chico en la zona habilitada para hombres solos que le había gustado y bla bla bla, como quitando importancia al asunto, dando a entender que lo que allí pasaba era la hostia de natural. El caso es que mientras me comía la cabeza se fue quitando la blusa, dejando al descubierto unas inmensas tetas que sobresalían del sujetador, parecía que estuviera embarazada.  Le comente que si quería que la ayudase con el sostén, mientras hablaba sin parar me dio la espalda para que se lo desabrochara, me mordí el labio de lo calentorra que me estaba poniendo. Cuando se dio la vuelta casi me da un infarto, creo sin dudarlo que eran las tetas naturales más grandes y firmes que había visto, siendo adornadas con unos pezones rositas que hacían que no pudiera apartar la mirada de ellos. Si hubiera tenido la seguridad precisa, me hubiera lanzado a besarlas, pero era un poco precipitado, y aun quedaba noche.

     Yo me desnude también, y saque un body de red, con medias y liguero a juego y, de una bolsa de Carrefour (glamour ante todo), dos zapatos de tacón, aun no sabía andar con ellos, pero me encantaba el aspecto de puta que me proferían. Esperaba no hacer esta noche el ridículo. Alexandra se puso un picardías semitransparente azul,  con aberturas en su parte superior, para sacar fuera sus tetazas, y tenía el coño totalmente al aire, perfectamente depilado… y taconazos, of  course. Creí morir allí mismo.

    Y con esto volvimos a la barra las dos, me pareció oír crujir cuellos cuando todos se volvieron sin decir ni una puta palabra, había entrado bastante más gente, y empezaron a vitorearnos con mucha gracia y educación. Sara y Grego, que ya entablaban conversación con otra pareja, nos invitaron a unirnos, preguntándonos que íbamos a tomar. El marido de uno de los matrimonios que allí se encontraban se acerco muy caballerosamente y pregunto a Alexandra si quería tomarse la copa con él y su mujer. Ella accedió y nos dijo que ahora volvía. Ambos tenían unos 50 años, pero estaban estupendamente conservados.

   Sara me presento a Sofía y Ricky, el matrimonio con el que conversaban. Eran de Madrid, y habían venido a pasar unos días a Gandia. Sofía era una morenaza de ojos marrones, muy parecida a Mónica Belucci. Llevaba puesta una blusa de satén blanca, no tenia sujetador, por lo que sus pezones parecían llevar la delantera en una carrera. Minifalda de cuero negro y unos botines negros. Una chica realmente espectacular. Ricky era delgado, alto, con la cabeza rapada, guapo de cara, ojos azules y labios carnosos, de esos que apetecen besar. Un culo formidable embutido en unos vaqueros ajustados, y parecía estar empalmado, ya que marcaba un paquetón inmenso, Sara me miro y sonrío, ya que fue demasiado evidente que no quitaba ojo a semejante pollón.

   Mire a Alexandra y ante mi asombro, vi que la señora la estaba besando las tetas, mientras que su marido la acariciaba el culo con mucha suavidad.  Joder…tenia celos jajaja, que perra. Yo creía que era inocente y pura y resulta que llevaba tres goles metidos.

   Sofía me pregunto si había estado allí antes, a lo que respondí que no. Ellos habían estado en varios lugares similares en Madrid, y eran unos asiduos del mundo Swinger. También me dijo que le gustaba un  montón, y si tendría reparos en enrollarme con ella en algún momento de la noche. Joder, así, sin anestesia ni nada. Le dije que si, que me encantaría. Se acerco despacio a mi cara y me planto un morreo, despacito, húmedo, de los que me mojan enseguida. Los tres dejaron de hablar. Ricky me pidió permiso para acariciarme las tetas, y por supuesto le lleve su mano a mi pecho izquierdo mientras su mujer me empezaba a lamer el cuello. Se me puso el vello de punta. Me propusieron ir a una de las habitaciones con cama gigante que había en el local, fuimos los cinco. Me dijeron que mientras se cambiaran, les esperara allí sentada, y me dieron un antifaz para que me lo pusiera. Me dijeron que no me lo quitara hasta que ellos me lo dijeran.

    Allí estaba yo, sola, con los ojos tapados y más cachonda  que nunca.

     He de admitir que hice trampas, subiéndome el antifaz un poquito, lo suficiente para ver mi alrededor, un lugar con una cama grandisima, con unas tenues luces rojas, detrás mía me pareció ver un espejo enorme, sin duda al otro lado habría tíos masturbándose.

    Oí voces y risitas, a continuación un “ssssssshhhh” y la puerta abrirse. La voz de Sara me anuncio la llegada de la “trouppe” y me ordeno que estuviera tranquila y a su merced. Me percate por lo poco que podía ver, de que todos estaban desnudos. Me ayudaron a desvestirme por completo y me tendieron en el colchón. Por la rendija del antifaz vi que la cama tenía varias cadenas con esposas que sobresalían del cabecero y del frontal. Me las pusieron. Ví a Sara y a Sofía que empezaban a lamerme desde las rodillas hasta las tetas, me pareció ver a los chicos masturbarse hasta endurecerse. Note una boca sellar la mía, era Sara, sin duda. Me puso uno de sus pechos en mis labios y comencé a lamerle el pezón.

     Mientras, Sofía me abrió sutilmente las piernas para probar mi coño. Sara me propuso averiguar de quien era la polla que me iba a meter en la boca. Comencé a chupar una verga enorme, desde luego creo que no era la de Gregorio. Parecía descomunal. Me la metió entera y empecé a pasarlo mal, me atragantaba y me quedaba sin aire, salive hasta atragantarme, momento que aprovecho Ricky para sacar su aparatito. Volvió a hacerlo, esta vez empezó a gustarme. Sara me comió el coño centrándose únicamente en mi clítoris, y presionando con su dedo mi punto G. Me corrí como una cerda, chille con la polla de Ricky metida hasta la campanilla. Fue bestial. Me encanto. Ahora estaba desatada y dispuesta a salir de aquel lugar saciada para varios años.

   Me dieron la vuelta y me ordenaron que pusiera mi culo en pompa, me manoseaban los cuatro, me pegaban palmadas en el trasero, me pellizcaban los pezones, me paseaban sus pollas y sus coños sin que, depende de en que posición me encontrase, supiera a quien pertenecía. De repente note como me penetraban, ese era Gregorio,  su polla se amoldaba mas a mi vagina. Empezó a follarme como un cabron, sin sutilezas.

   El antifaz lo tenia prácticamente fuera de mi cabeza con tanto traqueteo, momento que aproveche para ver que Sara y Sofía lamían la enorme polla de Ricky, entrelazando sus lengua en morreos y toqueteos entre ellas. Comencé a correrme de nuevo solo con verlas.

   Grego saco su rabo y oí el ruido del condón al retirarlo y ponerse otro. Ricky se acerco. Ya tenía su gomita puesta, las zorras se la habían colocado. Me separo las piernas. Yo estaba aun a cuatro, cuando note que un tren se metía en mí. Me dolía demasiado, empecé a gritar de dolor, cosa que excito aun más a ese tío. Las lágrimas me recorrían las mejillas e incluso tuve la sensación de estar sangrando. En pocos minutos esa sensación desapareció, y se torno agradable, sentí un placer que jamás había sentido, esta vez chille de gusto, me corría una vez…y otra…y otra…

  

    Sara me puso el coño a tiro y se lo comí con fuerza, entre gritos de placer y orgasmos, ella soltó un chorro de flujo que me empapo toda la cara. Gregorio follaba con Sofía, yo lamia sin cesar a Sara y mientras King Kong me reventaba enterita…

    No sé en que momento se corrieron todos. Acabamos resoplando, tirados en la cama. Yo estaba mareada. Me quitaron las esposas y las cadenas. Alguien conecto la luz, Ricky. Por fin se manifestó esa monstruosidad en toda su extensión. Una polla de unos 24 centímetros. Jamás ví algo así. Se había corrido y aun estaba empalmado como una mula. Me preguntó si me había hecho daño, le dije que un poco….pero que la experiencia me había compensado. Antes de que ese gilipollas se animara de nuevo, pensé en salir de allí con alguna excusa.  Me decidí a buscar a Alexandra y les dije que ahora volvería. Lo cierto es que pese al calentón que llevaba encima, me escocia la chirla y me molestaba un poco.

   Muchos cuartos estaban abiertos, gente follando en grupo, por separado, tíos masturbándose, todos en pelotas, chicos mirándome con la polla en la mano, y de repente la vi. En la celda de los agujeros, chupando pollas como una poseída. Uno de los chicos me abrió la celda para que entrara. Me acerque a ella, nos miramos. Me arrodille a su lado y comencé a lamer rabos sin parar, la celda estaba abierta. Muchos chicos alrededor se masturbaban. Alexandra estaba totalmente desnuda. Sus pechos brillaban por el sudor, un chorro de semen baño su cara, luego otro, y otro mas. Note como un látigo de liquido espeso y caliente me bañaba a mi, y luego otro, y otro... Nos estaban dando lo nuestro. Alexandra se corrió entre espasmos mientras se tiraba al suelo empapada en leche. Yo no aguante mucho más y me vine encima igualmente. No se cuantos abríamos allí, pero creo que todos llegamos al orgasmo.

   Exhaustas, nos levantamos, nos cogimos de la mano y nos fuimos a las duchas. Los nenes nos hicieron un pasillo, sin agobiarnos ni retenernos. Cosas de la filosofía Swinger, digo yo.  Allí nos aseamos juntas. Bajo el agua, y sin pensármelo dos veces, la cogí la cara y comencé a besarla. Ella me cogió de la cintura y disfruto del beso. Bajó a mi cuello, y de mi cuello a mis tetas. Yo urge entre sus piernas, le metí un dedo y la pajeé suavemente. Note como comenzó a respirar entrecortadamente y me agarro con fuerza, su orgasmo me pillo por sorpresa y me excito mucho más. Nos dejamos caer mientras el agua nos cubría. No parábamos de morrearnos, de acariciarnos, de disfrutar la una de la otra. Note su lengua en mi coño. La apreté la cabeza para aumentar el placer. Lo comía de puta madre. Era una maravilla. Me arquee. Mis pezones estaban a punto de estallar y de repente grite de gustazo, me corrí a chorros en su carita de ángel. Creo que ha sido el mejor orgasmo que he experimentado en años. Ni siquiera nos dimos cuenta de que habían abierto la cortina de la ducha y nos estaban observando varias parejas maduras.

   Eran las 04:35. Encendían muchas de las salas para avisar educadamente de que el local iba a cerrar. No sabíamos donde leches habían ido a parar las piezas de lencería ni los zapatos de tacón. La verdad es que nos la sudaba. Lo único que sabíamos es que el resto de ropa estaba en nuestras taquillas. Nos vestimos y salimos a la zona de la barra, donde ya estaban Ricky, Sara, Gregorio y Sofía tomando la ultima, como si nada. La pareja de maduritos que me habían robado a Alexandra se despedían de ella, por lo visto habían estado pasándolo en grande con mi rusita antes de que se convirtiera en la niña del exorcista y acabara en la celda de las chicas malas.

   He resumido un poco mi experiencia Swinger, dando preferencia a lo que mas cerda me puso. Evidentemente hubo copas, charlas con otros participantes de la noche, proposiciones de todo tipo, etc, pero habría sido un coñazo contarlo todo.

   Para mi fue una experiencia un tanto confusa, creo que debí decir a Ricky que pausara las revoluciones, aunque el ultimo tramo de la follada fue exquisito. 

  La noche me la endulzo sin duda Alexandra, que me sorprendió sin duda.

  A la vuelta, y tras despedirnos del respetable, le sugerí a Alexandra que pasara la noche en mi casa, y así lo hicimos, en mi camita, abrazadas y desnuditas…y no, nos quedaban fuerzas para proseguir el maratón sexual, nos dejamos acariciar por Morfeo.