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Aprendiendo a ser una guarra 5

en Lésbicos

    Esta experiencia me sucedió hace escasos meses, se puede decir que es de lo mas excitante que he vivido últimamente, y todo gracias a esta web, donde he podido conocer a gente maravillosa que se ha dignado a ponerse en contacto conmigo mediante mi correo electrónico, para darme su parecer acerca de mis vivencias sexuales en los relatos, y de paso contarme sus fantasías mas cerdas.

   Deciros que actualmente trabajo en el departamento de psicología de una clínica privada, aquí, en Valencia. Ya he dejado atrás hace años mi vida de estudiante en la universidad. No se si es por mi profesión por lo que me encanta que me escribáis, analizo y aprendo mucho de cada uno de vuestros correos y comentarios.

   Uno de los muchos correos que recibí fue de una chica de 18 años (me llamo la atención, ya que mayoritariamente recibo comentarios de chicos). Mi nueva joven admiradora se llama Verónica, y vive en Alicante. Verónica me pregunto en un principio si mis relatos eran reales, y a raíz de ahí hemos ido abriéndonos en una sucesión de conversaciones por Outlook muy interesantes. Hasta hace muy pocos años, ha descubierto su irrefrenable atracción hacia su mismo sexo. Me cuenta que cuando está en las duchas del gimnasio con sus amigas, tiene que hacer terribles esfuerzos para no fijarse es ellas desnudas, teniendo a veces que masturbarse tras la cortina mientras el agua la cubre. Su familia es muy tradicional, y de sus amigas teme el rechazo si descubren sus impulsos. Verónica siempre se ha sentido atraída hacia las chicas, pero conforme ha ido creciendo, ha sentido más esa atracción.  Ella se encuentra presa de un muro emocional muy difícil ya que no sabe fielmente como definirse en este campo.

   Por casualidad, dio con mis relatos, y le impacto sobre manera la libertad y la sencillez con la que expongo mis experiencias sexuales, tanto con hombres como con mujeres. De hecho, me envidia, he incluso duda de que fuera cierto, como ya os he dicho. Le pregunte si quería que nos conociéramos por skype, y que me preguntara y pidiera todo lo que no se atrevía ha hacer con sus compañeras y que me encantaría ayudarla y aconsejarla. Ella lo tomo como un reto, algo muy tabú. Dudo unos días, y tras varias conversaciones, accedió a darme su Skype alternativo, creado bajo mi consejo para esta ocasión, siempre es bueno tener un Skype personal y otro especial, ya me entendéis, da más seguridad.

   Cuando contactamos visualmente, vi a una chica realmente guapa, algo entradita en carnes, pero muy atractiva, de pelo castaño largo y por lo que podía adivinar, unas tetas enormes. Sus ojos eran marrones, su pearcing en la nariz era el único atisbo de libertad que asomaba por un rostro muy tímido, de hecho, estaba roja como un tomate, quizá pensó que la esperaba con el coño al aire o algo así. Me acerqué a la cam, y le dije que era preciosa, y que me encantaba verla por fin. El niqui que llevaba puesto tenia el anagrama de una universidad privada católica, no se, ya sabéis que, en estos sitios, en cuestión sexual, la puerta esta cerrada a muchas personas que buscan nuevas experiencias y libertades. El caso es que ahí la tenia, a Verónica, contándome sus miedos y preguntándome que hacer. Le pregunte si tenia novio, ella me dijo que si, pero que se veían poco, ya que el marcho a Madrid por tema de estudios. Que no era virgen. Que habían follado con este chico, pero que desde que se no se veían, había nacido en ella ganas de probar otras cosas, chicas sobre todo. No había tenido experiencia con ninguna, ni siquiera cibersexo. Le pregunte si estaba sola, me dijo que si, que sus padres se habían ido a Granada a pasar el fin de semana. Y que, si le apetecía liberarse de sus cadenas, entre carcajadas nerviosas, me dijo que si, pero que no sabia como. La dije que quería interactuar sexualmente con ella, para conocer sus reacciones.

YO: Bueno Vero, quiero que me veas, no te toques, solo quiero que observes. Voy a ir desabotonando despacio mi blusa y quiero que me digas que sientes.

VERONICA: Ok, de momento ya estoy acojonada.

YO: Tranquila, solo estamos tu y yo (fui lentamente desabrochándome mi camisa negra, despacito, solo hasta que el canalillo de mis pechos fuera lo suficientemente sugerente como para seducirla)

VERONICA: Siento mucho morbo, Silvia, muchas ganas de acariciarme, un escalofrío que me sube hasta la garganta.

YO: ¿Quieres que siga?

VERONICA: No lo se…

YO: Dime “para” cuando sientas rechazo…

VERONICA: No se si voy a ser capaz de decirlo…

   Seguí hasta el último botón, metí mis dedos por debajo del sujetador y fui estimulando mis pezones, llevándome el dedo a la boca…

YO: ¿Sigo?

VERONICA: Si por favor… 

    Me quite la camisa, y bajé los tirantes del sujetador, me desabroché despacio y deje para ella mis tetas al aire. Me las sobé. Observe que se su respiración iba en aumento, hasta el punto de que parecía que le faltaba el aire…

YO: Dime, ¿quieres darle una patada al muro? (me encanta Pink Floyd)

VERONICA: Si, ¿como?

YO: Quítate ese horrible niqui, y el sujetador, y la puta falda de cuadros que seguro que llevas, y mastúrbate, y chilla, y disfruta conmigo. YA!!!!

    No lo dudo, estaba harta, se notaba, por fin había encontrado a una chica con la que jugar sin peligro. No solo quería arrancarse la ropa, también los complejos puritanos. De un tirón se desnudo, no tenia faldita, pero si unos vaqueros feísimos, que mando a tomar por culo. Y desde luego tenía unas tetazas enormes, algo caídas para su edad, pero apetitosas sin duda, gran cintura, mucho culo, pero joder, que ganas de comérmela enterita tenía. Yo también hice lo propio, me saque todo a lo bestia, ambas pusimos los pies sobre la mesa, abrimos las piernas, apuntamos las cams a los coños, y nos dimos una paja que os juro que recordare toda mi vida, era un no parar, ella sonreía, gritaba, se convulsionaba, lloraba…creo que nos corrimos unas 5 veces. Verónica tenia el sillón empapado, yo también. Seguimos hablando y le pregunte si se animaba al contacto físico. Nos quedamos en silencio. Creí que me había adelantado o excedido, pero me sorprendió aceptando, eso si, me dijo que temía decepcionarme, ya que era novata en dar placer a otra chica, aunque el ciber conmigo le había encantado.

    La cita tuvo lugar unos días después, en el centro comercial Gran Vía, en Alicante. Quería impresionarla y me puse unos legins negros que hicieron que mi trasero fuera una aparición mariana, a juego con una camiseta del mismo color. Me esperó en el Lizarran que hay en la planta de ocio.

   

     Cuando llegue al lugar indicado, ella no estaba. Me impacienté un poco, salí fuera y cogí el móvil, por si había un wassap o una llamada perdida, de repente oí mi nombre detrás mío. Allí estaba ella, había estado dando vueltas por la planta, mirando a la gente que llegaba, acojonada y excitadísima según ella, no podía estar sentada. Era mas alta que yo, iba con una sencilla camiseta blanca y una falda vaquera, libre de sostén, marcaba muchísimo sus pezones. Sus labios pintaditos de rojo, como a mi me gustan y su precioso pelo castaño suelto, liso y hasta la cintura. Estaba realmente radiante, destilaba juventud por los cuatro costados. La di dos besos y note que temblaba. Le pregunte si quería tomar algo, me respondió que no podía esperar, pero sí quería entrar al aseo. Verónica estaba muerta de miedo. Cuando salio le dije que era mucho mas guapa en persona y bla bla bla, obviamente quería tranquilizarla, aunque no se si lo conseguiría. Le dije que había reservado una habitación en el Hotel Mio Cid, en La Albufera, apartado de la ciudad por si las moscas.

   Subimos al coche, me pidió un cigarro, se lo encendí y se lo pasé, yo me encendí otro. Mi amiga estaba hecha un flan, y quizás un lio. No quise presionarla. Cuando llegamos, pasamos por recepción y subimos a la segunda planta, donde se encontraba nuestra habitación. Entramos, y sin mediar palabra la senté sobre la cama, le susurre al oído que se dejara llevar, que yo lo haría todo, la sonreí, le aparte el pelo, y acerque mi cara sin parar de mirarla a los ojos, cerré los míos y la bese, suavemente, sin forzarla demasiado. Ella dejo de temblar, volví a besarla, esta vez busque su lengua, que tímidamente bailo con la mía en lo que fue el primer morreo lésbico de Verónica. Me confeso que estaba empapada, con el pulgar acaricie uno de sus pezones por encima de la fina camiseta blanca que vestía, la tumbe muy despacio sobre la cama, y la empecé a trabajar el cuello con lamidas suaves, busque sus tetas por debajo de la prenda, estaban duras y firmes, le subí la camiseta hasta el cuello y rodee una areola con mi boca, acabando con la succión de uno de su pezón izquierdo. Sin despegar mi lengua de su cuerpo, baje por su estomago, me centre en su ombliguito, jugué con el piercing del mismo entre mis dientes, seguí bajando, le subí su falda vaquera, la mire, estaba con la mirada perdida entre el techo y un mundo nuevo de sensaciones, utilice la cara interna de su muslo como camino hacia la joya de la corona, camino que recorrí con suaves besitos hasta llegar a las braguitas, sin quitárselas comencé a lamerle la rajita, ella dio un gritito ahogado, se llevo las manos a la boca, como si quisiera impedir que nos oyeran, le quite la prendita interior, tenia un coñito rosadito, delicioso, mojado y divino. La mire a los ojos, la obligue a ver como se lo iba a chupar, le separe las manos de la boca, y le dije que era libre de gritar y gozar como le diera la gana. La empecé a lamer el coño con una inusual sensualidad. Ella agarro mi pelo con fuerza, me hacia daño, pero me gustaba. Quería gritar pero no podía, era muy liberador e impresionante lo que ella estaba viviendo, por fin una mujer la estaba comiendo, lo había deseado desde hacía mucho tiempo, su más oscura fantasía se había hecho realidad. Soltó mi cabello y en cruz se agarro a las sabanas violentamente, chillo tanto de placer, que pensé que nos iban a echar del hotel. Se estaba corriendo entre mis labios. Se arqueo, las venas de su cuello se hincharon. Fue un orgasmo precioso. Yo estaba empapando mis legins, notaba que me caía flujo entre los muslos. Me lance a su boca y empecé a comérsela de nuevo, esta vez sin sutilezas, con ganas, el pintalabios que ambas teníamos nos lo restregamos con ansia, era un morreo bestial, cuando separamos nuestras bocas, la cogí la mano derecha, me lleve sus dedos a mi boca, los chupe y luego lleve los mismos a mis tetas, la anime a desnudarme. Me ayudo con sutileza, no sabia por donde empezar, me deshice de mi camiseta, tampoco llevaba bra, y comenzó un sobeteo mutuo de pechos que me proporciono un gusto inmenso, ella se lanzó a chapármelos, a apretarlos, le dije que eran suyos, que jugara como quisiera, que disfrutara el momento. Termine de desnudarme, y me abrí para ella, la baje la cabeza y le dije que me besara el clítoris, que no corriera, quería sentirla en su primera comida de coño. Ella lo hizo, lo beso, lo succiono, lo toco con la puntita de su lengua, y termino comiéndome de una manera deliciosamente torpe pero efectiva, la fui guiando, enseñando y termino haciendo que explotara de placer, mientras ella a su vez se masturbaba. Nos corrimos las dos.

    No podíamos parar, seguimos acariciando nuestros cuerpos sin descanso. Le sugerí un 69. Ella se monto sobre mí, dándome su precioso culo, mientras me chupaba la almeja y yo la suya, le introduje un dedo, luego dos, tres…y la lamí como una perra mientras chillaba de gusto. Apretó tanto su coño contra mi boca que no me llegaba el aire, explotamos las dos.

   Necesitaba un descanso, beber agua y refrescarme, pero Verónica no me dejo marchar, siguió besándome, estaba poseída y loca por correrse de nuevo. Esta vez la enseñe a hacer una tijera. He de admitir, y así se lo hice saber a ella, que en esta práctica soy casi una aprendiz, ya que la he practicado un par de veces y no se me ha dado muy bien. El caso es que en seguida nos acoplamos, la agarre fuerte de los muslos y apreté mi coño contra el suyo, fue una sensación de calor que me recorrió el cuerpo entero, añadiendo a la experiencia un placer y un morbo inusual. Empezamos a frotarnos y a masturbarnos de manera frenética, la sentía increíblemente dentro, nuestros jugos se mezclaron en una explosión de placer que hizo que ambas nos corriéramos casi a la vez, primero ella, y mientras yo lo hacia, Verónica cambio rápidamente de posición y metió la cabeza entre mis muslos, haciendo que mi orgasmo fuera aun mas intenso con una estupenda comida de coño. No podía mas, no se las veces que nos estábamos corriendo, pero esta locura iba en aumento.

   No había traído todo mi arsenal de aparatitos, pero si el Lovense Lush, una maravilla tecnológica en forma de espermatozoide rosita que se introduce en la vagina y de la cual sale un rabito que capta las señales bluetooth del móvil, al que previamente hemos instalado la aplicación del mismo desde el Play Store. El caso es que esta cosita tiene un montón de vibraciones distintas, que manejas a tu antojo desde el teléfono, y te hace ver las estrellas, literalmente. Reté a mi amiguita a bajar a la calle con el puesto, y de paso refrescarnos con una cerveza. Verónica acepto el reto, se lo introdujo y ambas salimos a dar un paseo. Fuimos a tomar algo a un sitio llamado Texaco, en la playa de San Juan. Allí, sentadas en la terraza, comencé a torturarla de manera suave, ella reía al principio, era una sensación extraña y divertida. Le subí la intensidad de la vibración, y Verónica comenzó a tener pequeños espasmos de placer. Yo me descojonaba viva, ella ya no tanto, creo que una pareja que se sentaba al lado se dio cuenta de su estado. Eso me encanto. Subí la intensidad, y esta vez me agarro de la pierna y soltó un gemido que inequívocamente era sexual, Vero estaba super cachonda. Entramos al local, y nos mezclamos entre el publico, era el momento de echarnos un bailoteo. Entre la gente, la volví a torturar, esta vez, Verónica chillo y tuvo un fenomenal orgasmo entre convulsiones. Nadie se cosco del tema, o eso creía yo hasta que vi detrás nuestra a la pareja que estaba sentada junto a nosotras en la terraza. La chica se nos acerco y nos pregunto si estábamos jugando con el Lovense…me quede a cuadros, joder, si que se había extendido la fiebre del Lush. Era hora de irse al hotel.

   En la habitación, Vero se arranco la ropa y volvimos a echar un polvazo de campeonato en la terraza, importándolos una mierda si nos veían o no.

   Con el paso de los meses, Verónica ha experimentado muchísimo sexualmente, hasta hicimos un trío épico con mi amiga Alexandra, también la lleve a varios clubs liberales, se compró un arsenal de aparatitos similar al mío, e incluso se hizo un perfil en Amateur.tv, Cam4, Chaturbate…y por supuesto me invito a emitir con ella. También se hizo mas pearcing en los lugares que todos sospecháis, el dinero para ella no era problema, tenia una asignación mensual mas que aceptable, y los mojigatos de sus papis nunca sospecharon un carajo. Por supuesto mando a la mierda a su novio, al que no veía, y ni puta falta que le hacia. Pero no quiso aparcar del todo sus apetencias hacia los chicos, comiéndose una buena polla de vez en cuando.

     Me siento realmente satisfecha y contenta de haber ayudado a Verónica a vivir su sexualidad con total libertad, sin lugar a dudas y sin miedo al qué dirán. Vero se define a sí misma como una chica bisexual y muyyyyyyyyyyyyy curiosa. En la actualidad es una de mis mejores amigas y mi más aventajada alumna.

P.D.    Me parece que he creado un monstruo jajajaja.