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LA PURGA:mi madre pago su tiranía Part1

en No Consentido

Sloane Armstrong; 17:32 pm.

Hoy es el día de la purga. 

Donde por 12 horas era permitido el asesinato.

Mi padre, Michael Armstrong, tiene varias empresas, por lo tanto tenemos dinero. Aunque mi padre no trabaje para el gobierno, la mayoría de sus amigos si, por lo que esta muy de acuerdo con todo lo que ocurra en la purga, aunque no le gusta participar, a mi madre si. Mi madre, Elizabeth Armstrong, es una mujer 35 años. Tiene un hermoso cabello lacio rubio, en capas, con cerquillo. Ojos grandes y de color azules que siempre llaman la atención. Muy guapa y atractiva. Alta de cuerpo grueso. Con grandes pechos, cintura delgada y caderas con nalgas prominentes. Siempre anda con escote enseñando su bien dotado y proporcionado cuerpo, siempre con faltas por encima o arriba de sus rodillas. Apegado al cuerpo. 

Estoy muy segura que mi madre no quiere a mi padre. 

Que se casó por su dinero y posición en la sociedad. 

Aunque si es atenta con mi padre, ella no se desvive por él como mi padre lo hace por ella. 

Se casaron porque mi madre salió embarazada, mi padre estaba feliz, aunque ella no mucho por lo que me cuenta ella misma. Elizabeth estaba en la universidad al quedar embarazada y no quería casarse, pero tuvo sobre todo por la insistencia de Michael. Al hacerlo ella dejo la universidad y comenzó a dirigir ciertas cosas que mi padre dispuso para ella. Cuando mi padre tenía 27 y mi madre 21 años yo nací.  Mi padre compró una mansión en la zona exclusiva de la cuidad, de dos plantas. No volvieron a tener más hijos, al parecer mi padre no podía volver a tener, nunca pregunte el porqué. 

Faltan un poco más de 2 horas para la purga. 

Ahorita me estaba bañando. 

Mi madre esta preparando la cena, siempre lo hace las empleadas pero debido a la purga les permitió, como cada año, irse a 4 horas de que sean las 7 de la noche. 

Los únicos que eran permito estar en la casa eran Leonardo, Fernando y Robert. Los guardaespaldas de mis padres.  Leonardo trabajaba para mi padre desde antes de que se case con mi madre, Fernando llego hace 10 años para cuidar también a mi madre. 

En cambio Robert cuida de las personas que están en la casa, desde hace apenas unos meses. Es nuevo.

Leonardo y Fernando son de América Latina. Leonardo llegó indocumentado pero se casó con una norteamericana y pudo vivir tranquilamente en USA, tiene cuarenta y pico, y con 2 hijos. Fernando en cambio si llego a USA legalmente a vivir, no se si será casado, pero tiene un hijo, por lo que he escuchado.

Robert en cambio es de raza negra. Muy oscuro, tirando a carbón. Bien grande, como de dos metros, fornido y voz gruesa. Tengo entendido que tiene un hijo de diecinueve años, 5 años más que yo. Según escuché de mi padre, tiene casi 34 años. Además él esta casado con Violet, la cocinera de la casa. Alta pero mas baja que él y no es negra, más bien trigueña. Ella tiene casi 40 años, es mayor que Robert. 

Mi madre aunque trata de no gritar o tratar mal a los empleados, se molesta en ocaciones, pero sin propasarse, con el que si es déspota es con Robert, con él es distinto, a mi madre no le gustan los negros. Por lo que siempre lo anda despreciando y una que otra vez la he escucha que lo humilla. Elizabeth es muy déspota y humillante con él.

Sloane, 18:42 pm.

Salgo de la ducha rápidamente al darme cuenta que llevo mucho tiempo en el baño, me secó con la toalla para después ponerme la bata de salida del baño. 

-Sloane!-escucho que me llaman desde las escaleras-ven ayudarme!-

Me pongo las pantuflas y salgo del baño.

-Ya voy mamá!-

Cierro con seguro la puerta del cuarto. Me pongo una camisa de tiras celeste y un pequeño short blanco. Me escarmeno el cabello y me pongo una crema para que le de brillo. 

Salgo del cuarto con prisa. Bajo las grandes escaleras y voy a la cocina. 

Mi madre esta en la isla justo en el centro de la cocina, cortando algunos vegetales. Al entrar ella alza la vista y me sonríe. Esta muy guapa, bueno, como siempre. Lleva un vestido azul ceñido al cuerpo, de tiras con escote de forma de corazón enseñando sus abundantes tetas y todo su de riel. 

-Sloane, amor-me dice-pásame el aceite de oliva-

Voy hacia la mesa.

-Llamó tu padre, no va a poner llegar a tiempo, por lo que tomó un helicóptero para cruzar la frontera hasta Canada-rió un poco-se hubiera quedado en la frontera para ver si elimina a una que otra persona-

-mamá!-le dije pasándole el aceite.

-que nadie te escuche que no estas de acuerdo con esta noche-dijo seria-todos nuestros conocidos están de acuerdo, incluso lo disfrutan, practican. A veces creo que a tu padre tampoco le gusta la purga-dijo bajando la voz-pon los platos en la mesa, ya esta listo todo-

Hago lo que me pide, mientras veo que ingresa a la cocina Robert. 

Robert intimida mucho, por lo menos a mi, pero creo que a mi madre no. 

-Señora Elizabeth-le dice-falta poco para las 7 de la noche-

Mi madre lo mira sin expresión alguna-sigue-me ordena mientras ella sale de la cocina y Robert la sigue. 

Puedo ver como mi madre va hacia la habitación continúa, va hacia la pared derecha del cuarto donde donde en un identificador pone su mano. Robert esta cerca tras ella, la comienza a mirar de arriba a bajo, mordiéndose el labio. 

Me asusté. Mi pulso y respiración se acelera al ver como Robert la mira a Elizabeth.

Al poner su mano sale un pequeño teclado, pone la clave, su huella digital y por último se agacha para el detecto de retina. Al agacharse pone su pompa para atrás. 

Robert la mira atentamente. Jamás lo he visto así...lujurioso. Siempre había sido respetuoso. 

La alarma de seguridad comienza a contar de forma regresiva.

Mi madre se vira y al parecer se dio cuenta de la mirada de él. 

-Se le perdió algo?-dijo alzando la voz, él negó-más le vale-saliendo de la habitación dijo-a mi no me gustan negros-

Me hago como si no vi ni escuche nada cuando mi madre ingresa a la cocina, seguido por Robert que muy bajo murmuró, "es porque no lo has probado". Lo miro interrogante y él a mi. Es como un duelo de miradas, por pocos segundos, hasta que su vista va a mi camiseta. Me incomodo y me siento en la mesa. 

Las ventanas comienzas a desaparecer, tapándolos un grueso metal, tanto por fuera como por dentro. Puedo escuchar también en la puerta principal. 

La pequeña alarma sobre el mesón comienza a sonar indicando que son las 7 de la noche, oficialmente comenzó la purga. 

Mi madre me queda mirando y sonríe.

-Ya esta listo-le dijo señalando la mesa.

-Esta bien, Sloane, hice un jugo delicioso, te va a gustar- 

Mi madre va hacia la gaveta, dándome la espalda, se empina para agarrar los vasos que están en la parte más alta, pero no puede alcanzar. Veo como Robert camina hacia ella y por ende me da la espalda para ayudarla agarrar los vasos, la empuja ligeramente haciendo que ella quede apretada entre la gaveta y el cuerpo del guardaespalda, este alza la mano por encima de mi madre, apenas puedo verla.

Robert hace algunos movimientos de pelvis provocando que mi

mamá se mueva incómoda, aunque apenas la puedo ver, ya que él la tapa por completo,  me impresionó ante lo que veo, en eso ella  lo empujó al hombre que agarraba ya los vasos. No se porque, pero dejo de mirar, como que ellos no se den cuenta que mire, puedo ver de reojo que al alejarse de Robert, ella me miro, pero yo no alcé la vista, al ratito volví a mirar y madre tenía la cara roja y estaba nerviosa, podía verla en cada movimiento, pero veía a Robert, como fulminando con su mirada a él. Sin querer vi el pantalón negro de él, tenía una tremenda protuberancia que se le marcaba. 

-Retírate-le dijo al rato-ya estamos a salvo, puedes irte a tu dormitorio-

No le pregunte a mi madre por lo que presencie. Comimos y de manera tranquila conversamos. Al acabar de comer la ayude a lavar los platos y ordenar todo. Nos despedimos al irnos a nuestras habitaciones con un beso. 

Aunque estaba acostada en la cama, tratando de leer, mis pensamientos iban hasta minutos atrás donde presencie aquel hecho en la cocina.

 

Elizabeth, 20:11 pm.

 

Estaba sentada frente a la coqueta de mi cuarto. Mi marido no esta, estaba sola con mi hija y el negro de Robert. 

Realicé una mueca al acordarme del guardaespalda. 

Ese que se ha creído. Nunca me ha gustado los morenos, jamás. Cuando mi esposo lo trajo como mi custodio y de mi hija para este hogar, no me gusto, pero acepte porque no había otra elección. Mis amigas, que son unas vividas en algunos sentidos, decían que aquel negro la tiene grande. Que es ley de que un negro tenga una polla gruesa y larga. Me acuerdo que casi me vomito al escuchar lo que me decían. Siempre trataba de no mirarlo o de no tomarlo en cuenta. El siempre actuaba de manera profesional, hasta esta noche. 

Mientras no alcanzaba de agarrar el vaso, sentí como aquel negro se puso tras de mi arrinconando entre su cuerpo y el mesón. Sentí su olor fuerte combinado con perfume. Quise alejarme, pero no podía, en eso comenzó a mover su pelvis entre mis nalgas. Sentí como un palo grueso y puntiagudo embestía en mis nalgas, me puse rígida al instante, sabía que era el miembro de ese tipo que se movía entre mis nalgas como queriendo hundirse en mi. Me moví para salirme, mi error fue hacerlo con mi cadera, eso hizo que aquella polla, inmensa para muy a mi pesar, se entierre más. No se como hice para salirme de entre su cuerpo. Me acuerdo que mire a mi hija, pero ella estaba mirando la mesa, sin prestar la minima atención ante lo que ocurría. Me sentía muy nerviosa y enfurecida al mismo tiempo. Ese tipo que se creía. Pero mientras comía y trataba de prestar atención a mi hija, sin querer pensaba en aquella polla. Y para mi pesar, sentí como se me contrajo mi vagina al imaginar aquella polla enterrándose en mi. Era más grande que la de mi marido, lo sabía. 

Comencé a escarmenarme el cabello mientras me veía en el espejo. Estaba con mi bata  de tiras de seda blanca casi transparente para dormir. Apegado al cuerpo resaltando mis curvas. Mis grandes pechos sin brasier y mis generosas nalgas, y mi depilado en el monte de venus estaban descubiertos. A través de la bata se veía mis pechos firmes transluciendo mis pezones rosados. Me encantaba mi cuerpo, siempre tuve a los hombres tras de mi y cuando conocí a Michael, igual. Tenía a mi marido comiendo sobre mi mano. 

Siempre le encanta que duerma desnuda, abrazándolo. Esto ocurría más cuando al principio nos casamos. Después disminuyo, sobre todo por mi parte, no me gusta andar toda la noche desnuda, después de tener sexo me ponga la bata. En cambio mi marido se queda desnudo. Le encanta que duerma sobre su cuerpo para que me pueda agarrar las nalgas. Le encanta siempre mamar mis pechos, por lo que siempre duermo sin sostén. 

Con una sonrisa me levanto para irme acostar. Pese a dar a luz y no ser tan joven como antes, me gusta la mujer en que me he convertido. Me encanta que los hombres se viren cuando camino por la calle, que los socios de mi marido se mueran por meterse en mi cama, que sus esposas tenga envidia de mi, todo...estoy satisfecha conmigo.

Mi querida hija, Sloane, es igual que yo de físico. De cabello rubio y ojos azules. Muy bonita, aunque no tan hermosa y atractiva como yo, aunque eso mejorar al pasar el tiempo. Pese a tener 14 años, ya tiene un cuerpo de mujer, sus caderas anchas e incluso tiene más tetas que yo cuando tenía su edad. Debería darme las gracias por darle tremenda herencia. 

Quitó la sobre cama para irme acostar, aunque le dije a Sloane que venga en una hora para llamar a su padre y decirle que nos íbamos ya a dormir. Pero estoy segura que no lo va hacer, mi hija se duerme temprano. 

Estaba de espalda a la puerta abierta, cuando escucho como se cierra.

Al virarme veo a Robert con solo un bóxer que marca todo su equipo. Aquella tremenda polla es incluso más grande de lo que sentí. 

-Qué..hace aquí?-dije, para mi sorpresa mi voz salió asustada.

-he esperado todo estos meses para este momento-saco un revolver y me apuntó-si no quiere que mate a su hija tiene que seguir mis ordenes-lo mire sin creerlo-asumo que entendió?-asentí mirando el arma-esta noche va a sentir que es tener una polla negra en su concha blanca-

Sloane, 20:50 pm.

Había dejado mi libro de serie policíaco a un lado, estaba viendo una película, cuando de repente sale una pareja dándose un beso muy apasionado. Como si me estuvieran viendo y juzgando, dejo de mirar y cambio de canal. Soy una inexperta en cuanto a relaciones. No he tenido enamorado ni he dado mi primer beso pese a que soy una de las más bonitas de mi escuela. Agarro mi celular para ver si tenía un mensaje de mis amigas cuando escucho un ruido, seguramente en el cuarto de mi madre, como si se hubiera caído algo de vidrio. 

Salgo de la cama y del cuarto, no sin antes pasar la vista por el espejo del dormitorio. Sigo con la camisa de tiras, donde se ve perfectamente marcado mis pezones, con razón Robert me quedó mirando. Una de las cosas que mas odio son mis pechos. Mis grandes tetas. Son muy grandes y redondos para mi edad, claro que no son como los de mi madre que son inmensos, al fin de cuentas ella me tuvo y por ende sus pechos le crecieron. No me gusta que se queden mirando esa parte de mi anatomía. Uno que otro chico me han metido mano, apretando o amasado mi seno e incluso los más avispados, han bajado mi corpiño para mamar. 

Alejando mis pensamientos recorro el largo y oscuro pasillo hasta el dormitorio de mi madre. Esta cerrada, muy raro, ya que siempre esta con la puerta abierta. Escucho conversaciones dentro, por lo que voy hacia el piso de abajo, donde dirige a los pasillos secretos de la mansión, donde lleva tanto al cuarto de mis padres como el mío a la habitación. Espero no toparme con Robert, me da vergüenza que me vea y aún lleve esta camiseta de tiras sin brasier.

Abro el pasaje secreto. Un largo pasillo con escaleras. Las subo y llego al pasillo del segundo piso, voy directo donde se llega la habitación de mi madre. Cuando comienzo abrir mi cuerpo se congela, ni siquiera alcanzo de abrirla completa, dejo solo un poco abierto, pero lo suficiente para observar.

Veo a Robert de lado llevando únicamente la camiseta que llevaba en la cocina. Sin pantalón ni calzoncillo. Le observo sin poder creer una polla larga y gruesa, velluda y sobre todo negra frente mi madre que esta de rodillas frente a él con lágrimas en los ojos. 

Puedo escuchar que por primera vez el negro expresa su violencia de una forma verbal, puedo ver como  Elizabeth agarra la polla del negro por la base acercándose hacia ella, una arcada me sobreviene cuando veo como mi madre hace resbalar sus labios por la polla de aquel negro.

Mi madre mueve la lengua por la punta de la polla de aquel mientras él cierra los ojos y gime.

-chupame los huevos!-ordena.

Acaso mi madre y Robert tienen una aventura, pero ella odia a los negros y sobre todo a él. Pero esta llorando....que estupida! La eta forzando. Me dieron ganas de irla a salvar, pero en eso veo la pistola que él lleva en su mano izquierda.

Observo como Elizabeth le chupa los huevos negros y peludos, son grandes como su polla, primero se mete uno en su boca, luego el otro, ella le comienza a masturbar con fuerza. La cara de mi madre es como de agonía, pero al mismo tiempo decidida, seguramente quiere que acabe pronto...

Robert susurra algo que no puedo escuchar y mi madre muy despacio fue tragándose aquella polla poco a poco hasta que logró tragar cerca de la mitad de aquel falo.

El negro le saco la polla de la boca a mi madre y comenzó a caminar para sentarse en la butaca justo de frente a mi, pero alejado a varios metros.

-ven perra blanca y continua con tu boca lo que estabas haciendo- Elizabeth se acercó nuevamente a Robert quedando arrodillada ante sus piernas, solo le podía ver la espalda a mi madre y el pecho, y cara de aquel tipo.

Vi como mi madre comenzó a mover la cabeza, imaginé que tenía aquel falo en su boca, en eso veo como él con su mano libre de la pistola la lleva a la cabeza de mi madre y la obligaba a bajar, puedo ver como su cabeza sube y baja metiendo la polla de aquel hombre al ritmo que el negro marcaba son su mano sobre la cabeza de mama.

En eso, se levanta y pone ambas manos en la cabeza de mi madre y empujo con fuerza hacia abajo, escucho como mi mamá se quedo con la polla dentro y se movió seguramente tratando de separarse apoyando sus manos en los muslos de aquel pero le fue imposible.

-que bien la chupas....malditaa....-gritó-succiona fuerte, perra!-le ordenó-que rica lengua, perra-

El bello pubico le rozara la nariz de mi madre.

Los pies de mi madre, se mueven. 

-acaricia mis huevos!-gimió con sus manos en la cabeza de ella aún enterrando con fuerza su polla- maldita!-

Elizabeth agarra los huevos y comienza a apretarlos. 

-espero que te guste la nata-

Mueve la cabeza de mi madre furiosamente hacia su polla. La apegue, como si es posible, más a él, provocando que mi madre pierda el equilibrio pese a estar arrodillada, seguramente para no caerse, veo como sus manos buscan en el cuerpo de aquel tipo donde agarrarse, por lo que se prende sus manos en las caderas de él,  de repente el cuerpo enorme de Robert se tensa, y gruñe dando una última estocada en la boca de mi madre mientras que ella clava sus uñas en el culo de él.

Dejo de mirar, cierro los ojos asqueada ante la imagen que acabo de presenciar, escuchó como mi madre tose y alzó la vista, Elizabeth se saca toda ese pedazo de carne gruesa de la boca mientras la polla sigue botando un liquido, como nata, sobre el cuerpo de mi madre, sobre su bata. 

Robert se vence y deja caer su cuerpo, cansado, sobre el asiento tras de él y mi madre cae de nalga al piso con la mirada perdida.

Hasta este momento no me había dado cuenta que mi cuerpo temblaba. Me sentía helada, muy helada. 

Quería llamar a la policía o a mi padre, pero estamos al comienzo de la purga. El 911 no sirve y por más que llame a mi padre no la puede salvar a mi madre...pero yo podré acaso? Podré salvar a mi madre.

En eso recuerdo la pistola bajo mi cama y despacio por el pasillo secreto voy a mi habitación. 

Hoy es la Purga, es permitido matar, realizar cualquier crimen. Hoy mataré a Robert y salvaré a mi madre....

Continuará.