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No es un trio, es una “pareja” de TRES. 2ª Parte

en Confesiones

Seguimos saliendo después de esa relación de a 3 que tuvimos. Éramos personas responsables y adultas. No afecto en mi trabajo, no note ninguna diferencia, incluso tal vez mas complicidad con Hugo. Ni una leve insinuación, ni una palabra de lo sucedido, ni conmigo ni con mi mujer. Me tenía cautivado, si no fuera hetero, diría que hasta me tenía seducido. Le veía y recordaba esa noche y a mi mente venían fantasías de Marisa con ese rabo en su boca, verla haciendo sexo oral que no lo hicieron.

Una noche al terminar nuestras relaciones sexuales, que como no podía ser de otra manera, Hugo estuvo muy presente, fue el centro de las fantasías. Marisa y yo hablamos. Nos confesamos mutuamente. Ella me contaba que solo de pensar en él, se mojaba y que cuando estábamos por ahí comiendo los 3, se desesperaba. Que lo que más de quicio la sacaba, era lo que parecía un desinterés por parte de Hugo. Intenté animarla, que no se sintiera mal y le dije lo que pensaba, que más que desinterés, yo lo interpretaba como respeto hacia nosotros. Se le escapo a forma de reproche, que ya podía ser menos respetuoso y cuando se dio cuenta de lo que dijo me pidió perdón.

Con mucha tranquilidad le hice saber que no había nada que perdonar, que la entendía y que yo también había pensado en lo de la primera noche y como no, que me había excitado muchas veces recordándolo y sobre todo pensando como seria ella chupando ese rabo. Nos reímos porque Marisa me decía que lo mismo no sabía, que estaba acostumbrada a él mío. Llegamos a la conclusión de que queríamos repetir con Hugo, la cuestión era quien lo plantearía. Marisa me dijo que yo, que me había tocado. Cuando acepte, vino la otra parte, que tanto ella como Hugo, habían dicho que lo del preservativo era un tostón. Me puse serio, porque no podía tomar la píldora, que estábamos queriendo que se quedara embarazada. Que por culpa de haber estado tomando mucho tiempo la píldora, ahora estaba costando que se quedara, eso es lo que creíamos. Tuve que decirle con la misma seriedad, que ella pensase que pasaría si se quedase embarazada.

En eso me dio la razón. Que Marisa algunas veces, tiene que frenar y pensar detenidamente, que es muy impulsiva. Quedamos de esa manera, me tocaba hablar a mí con Hugo, esta vez era más sencillo. No como la primera vez, que solo de pensarlo se me secaba la boca. Lo tenía muy decidido cuando fuéramos a tomar el café de media mañana, se lo diría.

Marchaba esa mañana todo muy bien y la casualidad quiso que esa misma mañana a Hugo le confirmaran que estaría un mes más. Que a él le alegraba más que nada por las buenas dietas que cobraba. Tan contento estaba que me decía que hoy comemos juntos para celebrarlo, en ese momento dude si decírselo en el café o en la comida.

Estando tomando el café, recibí varios wasaps de Marisa preguntando de forma impaciente, iba a decirle que le contestaria después de comer, cuando Hugo me pregunto qué era lo que pasaba con tanto wasap y aproveche ya para decírselo. Entonces me indico lo que tenía que contestarla, que se viniera a comer con nosotros que nos respondería a los dos a la vez y así no habría intermediarios que pudieran interpretar mal sus palabras. Su contestación era algo intrigante y Marisa me pregunto si es que le había dicho que los wasaps eran suyos preguntado por la contestación. Cuando le conteste afirmativamente, su respuesta fue que era un bocazas. Aceptando lo de ir a comer.

Nos juntamos en el asador argentino, que ya era un sitio habitual en nosotros. Durante toda la comida nos reímos con las anécdotas y las gracias de Hugo, pero nada de lo que nos interesaba, ni tampoco vi un acercamiento de él, hacia mi mujer y eso que estábamos sentados en la mesa más discreta que había.

La comida se terminaba y me daba no sé qué, sacar yo el tema. Hasta que llegó la hora de tomar el café y la copa. Una vez nos sirvieron. Hugo tomo la iniciativa. Nos miró a los dos y no me gusto como empezó. Os aprecio mucho a los dos, sois un matrimonio perfecto y no quiero hacerles daño ni estropear o enturbiar lo que tienen. Iba hablando y me iba quedando frio y por como miraba Marisa, le estaba pasando lo mismo. Quise preguntar que quería decir con eso y no me dejo, me indico que cuando acabara de hablar, dijera o preguntara lo que quisiera. No lo decía como una orden, pero si con esa seguridad que siempre emanaba de él.

Os preguntareis porque digo esto. Lo vais a entender ahora, espero que no os moleste y entiendo que no me comprendáis. Como os he dicho antes os aprecio mucho, más que mucho. Llevamos bastante tiempo juntos, compartiendo muchos momentos y muchas confidencias. Nos hemos acostado juntos y sentí más cosas de lo que se suponía. Con lo que os diré, pensareis que soy un loco o un degenerado, sois libres de hacerlo. Creo que hemos llegado a un punto en el que, a mí, no me vale solo con que follemos de vez en cuando. Quiero algo más y seguro que será difícil que coincida con lo que vosotros queréis o que no era lo que os esperabais.

Muy nervioso le pregunte que se dejara de rodeos, que me tenía nervioso, que dijera lo que tenía que decir. Me pidió de nuevo sosiego y que no me dejaría ninguna duda, Marisa estaba apoyada en su respaldo sin decir nada. Hugo dijo que él no lo había pensado nunca y que había encontrado algo no buscado. Que lo mismo si después del primer encuentro hubiéramos tenidos otros, no hubiera pensado ni sentido nada de esto, que al pasar tanto tiempo se dio cuenta que no era solo ganas de follar lo que tenía.

Lo siguiente que empecé a oír, me ponían mi cabeza a punto de estallar. Nos decía, lo que quiero es una relación continua y duradera, que vivamos juntos, de cara a los demás vosotros seguís siento el matrimonio y yo, pues un amigo, un compañero, que me habéis alquilado una habitación, lo que queráis, que a mí no me importaría que se supiera, lo digo por vosotros, lo que se os ocurra.

Eso en lo que se refiere a los demás, entre nosotros seremos como un matrimonio, donde compartiremos todo, la única diferencia con el resto de los matrimonios habituales, además que seremos 3, es que en lo que se refiere al sexo, el que mandara soy yo y vosotros obedeceréis. Para que lo entendáis seré el macho alfa, corneador, señor, etc.  Esto no quiere decir que tu no seas un verdadero hombre Felipe o que dejes de serlo, no te ralles que seguirás siéndolo.

Tuve que pararle, que no siguiera hablando. Le pregunte si era una broma y como veía que Marisa no decía nada la requerí para que dijera algo, que no se quedase callada. Hablo para decir, que en esta locura que decía en que nos convertiríamos los dos, porque era una locura descomunal. Marisa al decir eso, le daba una salida airosa para que dijera que todo era una broma, que estaba de cachondeo y Hugo con más firmeza contesto que, Marisa seria la hembra alfa, pero mi sumisa. Yo hare con ella lo que quiera y ella me obedecerá, siempre dentro del acuerdo y sin actos violentos, escatológicos o de mal gusto. Y te dominaremos a ti que pasaras primero a ser cornudo, para luego convertirte en sumiso de los dos.

No pongas mala cara Hugo, que siempre será solo con el sexo, en nuestra vida cotidiana, seremos cómplices, educados y con buena onda. No tuve más palabras que decir que seguía pensando que era toda una broma. Hugo insistió que hablaba en serio y para que viéramos que hablaba en serio, nos contó que le habían dado la opción de quedarse aquí trabajando de forma definitiva, llevando una dirección o en 17 días volver a su lugar de origen. Que si aceptábamos se quedaría y si no, pues se marcharía, porque de esta manera no entorpecería para nada nuestra relación. A continuación, nos dijo que nos dejaba solos, que él se iba y que yo no me preocupara en volver, que diría que me había hecho un encargo.

Pago la comida y se fue. Marisa me pregunto entre sorprendida y disgustada, si había sido una encerrona de los dos y de mi mente fantasiosa. Tuve que jurarle que no, que a mí también me había pillado desprevenido. Le pregunte que ella que pensaba y su respuesta fue que no podía pensar, que estaba abatida, que era como si le hubiese pasado un camión por encima. La acompañe a su trabajo y quedamos en hablar por la noche. Volví al mío y el ver tan tranquilo a Hugo, me tenía desorientado. En toda la tarde no di pie con bola.

Llegue a casa antes que Marisa, que tenía que pasar por casa de sus padres. Terminando de hacer la cena llego Marisa, me conto cosas de sus padres y la cena paso. Nos pusimos a ver la tv, un concurso de música que nos gustaba. Lo único que no era una noche más, ni hacíamos comentarios del concurso, ni nada. Seguía pensando en la conversación con Hugo, me martilleaba en la cabeza. En uno de los intermedios no aguante más y le pregunte por la conversación. Quiso saber que quería saber y le dije lo que ella pensaba.

Me pidió que no me enfadara por ser sincera, que no quería decir que quisiera, que era solo un pensamiento. Empezó diciendo vaguedades hasta que fue al grano, Felipe yo te amo, no hay a nadie que quiera tanto. Hugo es cierto que me atrae mucho sexualmente hablando, pero también me pellizca el corazón. La idea que él tiene, a que mujer no le va a gustar tener a dos hombres para ella, ni en los mejores sueños. Que he estado pensando toda la tarde en ello, pues sí. Que también he pensado que podría salir bien, sí. Que también es cierto que esta tarde cuando he ido a casa de mis padres, todo se me ha derrumbado, también. Porque como le dices a tus padres y amigos, que vives en un permanente trio.

Lo decía con pasión, la conozco más que nadie, se le veía deseo. Y me pregunto a mí. Con la misma sinceridad le dije que estábamos en muchas cosas de acuerdo, pero le recalque que yo no era gay, que no me gustaban los hombres. Me alivio cuando Marisa, me dijo que a ella tampoco le gustaría verme a mi enrollado con Hugo, que era una imagen que no entraba en su cabeza. Pero que el resto sí. Igual que yo conozco mejor que nadie a Marisa, a ella le pasa lo mismo conmigo. Me pregunto qué era lo que me preocupaba.

Dudé un poco y al final le dije que tenía miedo. Muy compresiva y cariñosa, me beso y me dijo que no tenía que tener miedo de nada, preguntándome que si era porque se pudiera enamorar de Hugo. Como quitándole importancia. Mi respuesta fue automática, diciéndole que sabía que estaba enamorada también de Hugo, que no sabía cuánto, pero que se le notaba. Para que no se preocupara le dije que no era nada anormal, que las personas pueden tener capacidad de enamorarse de más de una persona, que uno no manda en sus sentimientos. No me dijo ni que era cierto ni que estaba equivocado. Se quedo mirándome, para decirme que entonces de que tenía miedo.

No sabía cómo hacerlo, porque tampoco sabía cómo explicarme. Siempre soy muy directo, muy claro y esta vez no sabía cómo. Le comenté que ya le había dicho que no era gay, lo recalque de nuevo. Sin embargo, con Hugo, me pasaba algo muy raro. Era como si me atrapara cuando hablaba con él. Que, aunque se enfada según le oía en la comida, a la vez me excitaba. Pensando en situaciones, estando los 3 juntos. Que me gusto como nos dominó la noche en la que estuvimos juntos, como me gusto cuando la azoto. Cuando hablaba tan directo. Como la trataba. También le dije, que, si viviéramos en otro sitio sin la familia, no me hubiera importado vivir los 3. No acabamos de hablar porque en ese momento estábamos tan excitados que nos pusimos allí mismo a tener sexo. Donde Marisa me llamaba Hugo, lo que me excitaba de manera increíble y me pedía que la azotara. Acabamos y ya en la cama quedamos que lo mejor sería que se fuera.

Me dirigía a mi trabajo con la idea de decirle a Hugo nuestra respuesta y luego me tocaría llamar a Marisa para contárselo. Al llegar lo vi hablando con más personas, me acerqué a donde estaba y me metí en la conversación. Con el respeto que me trataba, como Hugo me daba importancia ante los demás, su trato. Me desarmaba y me encandilaba, no sé cómo explicarlo. Paso por ahí uno de los jefes y se puso a hablar con él, el resto nos apartamos, pero si pude oír cómo le decía que estarían encantados que decidiese quedarse a trabajar con ellos y Hugo le respondió que sería muy raro, que había muchas más probabilidades de que se fuera, que dé se quedara. Al oírlo sentí ese pellizco en el corazón que me dijo Marisa.

Termino Hugo de hablar y se dirigió a mí, me pregunto qué quería decirle, porque cuando llegué le dije que tenía que hablar con él. Mi respuesta era decirle que sí que quería hablar con él y darle la respuesta, pero no fui capaz le dije simplemente que se me había olvidado.

Le mande un wasap a mi mujer diciéndole que no había sido capaz. Que lo volvería a intentar. Mi mujer no tardo nada en llamarme. Me pregunto lo que había pasado y se lo conté como había sido y lo que sentí. Su respuesta fue una sonrisa irónica y decirme que tenía mucho trabajo, que ya hablaríamos y colgó. Como me quede intrigado le mande un wasap preguntándole porque la risa y lo de que hablaríamos.

Veía como ponía Marisa escribiendo, se paraba y volvía a verse lo mismo, pero no me llegaba nada. Paso buena parte de la mañana hasta que lo recibí. Justo cuando estaba con Hugo y más personas. No quería verlo en ese momento porque me parecía una falta de respeto, aunque por dentro me moría de ganas por leerlo. No pude aguantarme más y lo leí. Para ser exacto lo copia como me lo mando “Cari, ten cuidado porque no eres gay y lo sé, pero con nuestro amigo te vas a adentrar en el mundo bi, y como a él no lo veo por esos derroteros, me da que serás carne de cañón, cuidado con tu retaguardia, jjjj que te veo como cuando a mi decías que tranquila que no es nada jjjj, y me da asquito pensarlo, jjjj, decidas lo que decidas te apoyo”

La parte supuestamente graciosa la entendí, lo que no entendí fue lo de que me daba su apoyo. Estuvimos varios días saliendo con Hugo, aguantaba el no sobrepasarse, comidas, cenas, copas y muchas risas, eso era lo único y luego en la soledad de nuestra casa nos desahogábamos como auténticas fieras, ya no era la relación sexual de siempre. Aunque notaba que nos faltaba algo. Se lo hice saber a Marisa que me dio la razón. Preguntándole que quería saber qué opinaba ella y lo que quería.

Marisa con la sinceridad que le caracteriza me respondió, Felipe sabes lo que siento por ti, pero también siento algo por Hugo, el que, no lo sé. Que me atrae la idea de vivir los 3 juntos, que he estado leyendo en internet lo de ser sumisa, no me importaría probar, porque sé que él no se pasara. Esto es solo lo que me gustaría, pero entiendo que quien tiene la última palabra eres tú. Porque si tú no quieres o no estas convencido, prefiero seguir como estamos, por eso te dije que te daba todo mi apoyo.

Fue tan sincera que le conté como llevaba tiempo debatiéndome en el decir sí. Que incluso había intercambiado correos con hombres que habían pasado por una situación parecida, leyendo todo tipo de comentarios, pero en algunas cosas coincidentes. Me la quedo mirando, esperando alguna reacción, a que me diga algo que me anime y de pronto me deja helado diciéndome, Felipe reconoce que te gusta ser cornudo, cosa que al principio no entendía, pero esos empeños tuyos porque me vean, me toqueteen, etc., en el fondo esto es lo que buscabas, aunque supongo que no esperabas tanto. Ya te he dicho que te apoyaría, pero también te digo que, si no es con Hugo, que no será con nadie más.

Estuve toda la noche dando vueltas en la cama, debatiéndome por mi deseo y por lo que se suponía que tenía que ser lo normal. Desayunando le dije a Marisa que lo haríamos, que le diría a Hugo que sí. Sus ojos se abrieron de golpe, su cara se ilumino y me dio un beso cómplice. Al encontrarme con Hugo y quedarnos le conté nuestra decisión, me dio un abrazo y ya empezó a ponerse en su sitio, me ordeno que llamara a Marisa, que este sábado por la noche celebraríamos nuestra unión, que nos vestiríamos de fiesta y sería una noche inolvidable. Que usara su imaginación o se comprara algún vestido especial, que se lo regalaba él.

A partir de ese momento ya estaría nervioso hasta llegar el sábado. El jueves por la mañana me llamo Marisa, para decirme que me avisaba que el sábado no podía estar en casa y que llegara con Hugo, así que quedara con él. Que era toda una sorpresa y que le dijera a Hugo que, si iba a ser su señor, que trajera un buen champan, eso lo decía porque a ella le gustaba mucho. Se lo conté a Hugo y decía que pintaba que sería una buena noche. Hugo me dijo que la llamara, algo se le había ocurrido y puse el móvil para escuchar los dos. Hablo el para decirle a Marisa, que esperaba que la sorprendiera de verdad y que la quería sobre todo muy puta. Así en frio esperaba que Marisa por lo menos protestara algo y lo que le dijo fue que, mi señor no se preocupe que así será, seguro que no tendrá queja, lo que no puedo asegurar es como se comporte el cornudo. Me quede helado, pero a la vez excitadísimo de oír hablar así a Marisa.

El sábado Marisa dijo que comería fuera, que iría de peluquería y de maquillaje. Yo me puse un traje, el más elegante que tenía y me fui a comer con Hugo, lo único que antes de hacerlo mire si se había comprado algún modelito nuevo y no vi ninguno, aunque ella ya tenía modelitos muy particulares, que utilizábamos en nuestras recreaciones de momentos íntimos, aposte que se pondría uno de jovencita colegiala.

Hugo y yo nos fuimos a comer juntos, era un tío raro, no me preguntaba cuál era la sorpresa que nos podía esperar, ni trataba de sonsacarme, hablábamos de todo menos de eso. Nos fuimos a comprar el champan después de comer. Cuando lo eligió y vi el precio, se me corto la respiración, pero se me corto más aun cuando compro 3 botellas. Pago y lo único que me pregunto es si le gustarían a Marisa, le dije que seguro que sí.

Para hacer tiempo nos fuimos a tomar una copa y no me pude aguantar más, que si no reventaba. Le pregunte que como se había gastado esa pasta en la bebida. Se quedo pensativo y al final me dijo, que ya había confianza. Que tenía un par de negocios con la familia y que eran rentables, pero que él prefería trabajar fuera del control familiar. Ya era la hora acordada y nos encaminamos para mi casa. Al abrir la puerta de mi casa, una lampara encendida y el resto a oscuras. Una nota que nos decía de ir a la cocina. En la cocina una cubitera de botella preparada, donde nos indicaba poner el champan con mucho hielo para que se fuera enfriando. Llenamos de hielo y colocamos 2 botellas, porque la tercera no cabía. Ya podíamos ir al salón.

Parecía que estaba a oscuras, pero al abrir la puerta había una luz tenue. Pasamos y otro letrerito que decía que diéramos play en el mando que había y después encendiera las luces, lo hice y empezó a sonar una música. Por el pasillo apareció Marisa, Hugo y yo mirábamos sin saber que decir, venia con el vestido de novia. Igual de guapa o más, que cuando nos casamos. Se agarro a mi brazo para llevarme al centro del salón, llamo a Hugo, se pusieron uno al lado del otro y Marisa me dijo que lo grabara y que hiciera los honores. Lo de grabar lo entendía el resto no sabía a qué se refería.

Me miró diciéndome que yo era el maestro de ceremonias y que eso era una boda y yo el que la entregaba. No puedo decir lo excitado que me puse y por lo que se le marcaba a Hugo en sus pantalones igual. Puse a grabar y me costaba hablar, pero era por la excitación. Quería hacerlo bien y meterme en el papel como se había metido Marisa, que lo estaba haciendo porque le salía de dentro.  Me recompuse y les dije, Marisa hoy te entrego a nuestro señor, para que seas su puta, para que te domine y te enseñe, para que seas la mujer alfa en este nuevo matrimonio. ¿Lo aceptas? Marisa dijo un si acepto muy nerviosa. Mi señor aceptas a Marisa como tu puta, para dominarla y para hacer de ella una esposa sumisa. Hugo más sereno dijo que si, que la aceptaba. Os declaro marido y mujer. Fundiéndose en un beso profundo.

Marisa dijo que no había acabado todavía, me hizo ponerme junto a Hugo. Tomo la palabra y dijo, Felipe aceptas ser el cornudo, sumiso de este nuevo matrimonio, conteste que sí, obedecerás y acataras lo que te ordene nuestro señor y lo que yo te diga, volví a contestar que sí. Hugo aceptas a este cornudo como tu sumiso, Hugo dijo que sí. Y entonces ella dijo ahora si somos un matrimonio de tres.

Entonces fue cuando vi en la mesa unas bandejas con entremeses y comida para picar. Hugo dijo que había que celebrarlo y fui por el champan, cuando regrese allí estaban besándose apasionadamente. Cuando abrí la botella y se oyó el taponazo se dieron cuenta de que estaba allí. Marisa expreso su agrado cuando vio el champan que era y llene las copas. Hugo hizo el brindis. Que nada nos separe, que siempre estemos unidos, que logremos hacerte la más puta y a ti al más cornudo. Brindamos con plena felicidad.

Hugo cogió en brazos a Marisa y la llevo a la habitación. Fui detrás de ellos. Veía a Marisa muy alegre y contenta. Hugo me ordeno que la ayuda a desnudarse y ella se dejó, diciéndonos a los dos, que esperaba que esa noche sus dos maridos se portaran bien con ella. La oía y me excitaba y según la iba desnudando más me excitaba. Se quedo con un conjunto blanco de ropa interior muy sexy, incluía liguero y medias. Hugo me dijo que me desnudara y el empezó a desnudarse también. Tarde segundos en quedarme desnudo. Toque a Marisa y tenía las bragas mojadas. Las aparte un poco y toque su coño, no me podía aguantar más, lo tenía muy mojado.

Si normalmente y según en la posición que tengamos sexo, la primera tardo poco, esta vez batí el récord. Marisa me toqueteo mi rabo y sin poder evitarlo eyacule en su mano. Marisa dijo, oh pobrecillo que caliente que estaba, me ha llenado la mano y se la enseñaba a Hugo. Nos miró y nos dijo, se acabó eso de hablar tan finamente cuando follemos, se habla como se debe de hablar, nada de delicadezas. Marisa me pidió algo para limpiarse la mano, le di un pañuelo de papel y me dijo mira como esta mi otro marido, nuestro señor. Gire la cabeza y vi a Hugo totalmente empalmado y me dio algo de vergüenza pensarlo, pero menuda polla tenía era una preciosidad, quise que no se me notara, pero Marisa se acercó a mi oído y me dijo, ya veo que te gusta, no conocía esa faceta tuya, pensé que me daría asco verte, pero ahora ya no pienso lo mismo.

Todo esto me lo dijo al oído, lo hizo no en voz baja, utilizo el tono suficiente para que Hugo lo pudiera oír y me mirara de tal forma, que sentí su mirada dominándome. Hugo cogió a Marisa y empezó a tocarla de una forma impúdica y me decía que ahora se la iba a follar como quisiera, ya que era su puta. La cara de Marisa era de sumisión total y la veía como siempre había querido verla, como una gran puta. Como me miraba y como me sonreía, me ponían más cachondos, sabía que teníamos un dueño y ese dueño se llamaba Hugo. Le fue quitando las bragas y quedo su coño totalmente rasurado. Se había quitado todo el vello. Se veía muy bonito. Muy apetitoso.

Hugo en un principio la comía por detrás y luego la tumbo boca arriba para comerla el coño de forma magistral, por las caras y los movimientos que hacía Marisa, era un placer oírla y verla. Sobre todo, cuando agarro con rabia las sabanas y tuvo un orgasmo de nivel superior. Hugo se levantó y se le veía la boca y los labios totalmente mojados, Marisa se incorporó y más que darle un beso en su boca, se lo comió.

Hugo hizo que se quitara el sujetador, Marisa lo hizo y ahora ella fue la que se puso a hacerle sexo oral, lo hizo dejándome ver su culo y su coño, que brillaban de lo mojado que lo tenía. Veía a Hugo disfrutar de la comida que le hacía Marisa y veía como el tocaba sus pechos.

Marisa cambio de posición, en un principio no sabía porque, a Hugo le paso lo mismo, no se lo esperaba. Estaba actuando como una verdadera puta. Lo había hecho, para que yo la viera. Me miraba directamente, lo hacía a posta, pasaba su lengua, estaba intentando darme rabia. Estaba en su papel, le gustaba y me dijo, cornudo ven a ver cómo le hago la mamada a mi nuevo marido, a nuestro señor. Me levante como hipnotizado y me acerque. Marisa me agarro una de mis manos y trataba que cogiera el rabo, no sabía qué hacer, miré a Hugo y me hizo una seña, lo cogí con muchas dudas y Marisa me hizo subir y bajar mi mano, mientras ella se lo metía en la boca.

Era algo raro, me estaba excitando algo fuera de lo normal, hacer una paja a Hugo para que mi mujer se la mamara. Nunca había tocado otro rabo que no fuera el mío. Y no me estaba dando asco, increíblemente todo lo contrario. La sorpresa se produjo cuando Marisa, se sacó el rabo de la boca, le caía un poco de saliva y me dijo, que si quería probar.  Dije que no con la cabeza y ella me respondió que no pusiera cara de susto, que se veía que lo estaba deseando. Como no me decidía Marisa muy decidida, me empujaba mi cabeza hacia abajo y me decía venga solo una chupadita.

Me daba más que asco reparo. Lo tenía rozando mis labios y Marisa diciéndome que abriera la boca, que primero lo besara. Me costó un poco, lo bese y lo note mojado por la saliva de Marisa. Luego con bastante timidez abrí mi boca y me metí el rabo en la boca. Marisa me animo y me dejo solo, vi que se puso junto a Hugo y cuando la oí decir, no sabía que tenía un marido tan glotón y lo mejor es que creía que me daría asco y el muy maricón me está poniendo muy burra. Oír eso me hizo ponerme a comer el rabo como un poseso.

Cuando más lanzado estaba, Marisa me cogió del pelo me dijo vicioso para ya. Había dejado el rabo lleno de babas. Marisa me dijo que nuestro señor había dicho que le colocara un condón. Se lo coloque de inmediato, ante las protestas de Hugo que quería follársela a pelo. La hizo colocarse como decía el, estilo perra, como lo que era. Marisa obedecía sin rechistar. A mí me dijo que me metiera debajo. No podía ver nada más, como Hugo follaba con cierta violencia a Marisa, pero oír si podía oír, oía como sonaban los azotes de Hugo en el culo de Marisa, como Marisa gritaba de placer y como le pedía que más candela. Mi lengua comía su coño que se me llenaba de líquidos.

Veía los cojones de Hugo como se movían, como chocaban contra ella. Era de lo más excitante que había visto y oído. Lo que me sorprendió era que una vez que me eyaculaba la primera vez, que solía ser bastante rápido, la segunda vez me costaba bastante más, pero esta vez mi excitación debía ser tan grande, que no tarde nada en eyacular. Me maldije a mí mismo. Lo bonito fue que me llego a la misma vez que el orgasmo de Marisa y luego el de Hugo.  

Nos quedamos bastante bien, nos sentó muy bien. Hugo decía que ella se tenía que poner el DIU o tomar anticonceptivos, que así era un poco rollo. Se que no era el momento más adecuado y aun así decidí contárselo. Le Conte que viendo que no se quedaba embarazada fuimos al médico de familia, quien nos dijo que eso podía ser por tomar tanto tiempo anticonceptivos y que esperáramos un tiempo, como seguía igual todo, fuimos al especialista, nos hicieron unas pruebas, primero a Marisa y todo estaba bien. Mas tarde me hicieron a mí una prueba de vitalidad de mi esperma, que salió un desastre, la movilidad era de un 3%. Tenía que cambiar algunos hábitos en mi vida diaria. Si al final no se quedaba tendríamos que recurrir a la fecundación in vitro con mi propio esperma.  

Hugo se quedó como abochornado y Marisa cambio la conversación. Volvimos a celebrar con champan ese momento. Marisa desnuda se sentó sobre su regazo. Seguíamos bebiendo y riéndonos. A ella se la veía muy entonada y con ojos de estar excitada que nos conocíamos. Hugo suavemente la acariciaba, buscando astutamente que se pusiera otra vez calentorra. Que se le notaba en el hablar y en cómo me iba mirando. Como se pasaba la copa de champan por sus labios.

En el momento que Hugo metió su mano entre sus muslos, Marisa gimió fuertemente y dijo después de besar en la boca furiosamente a Hugo, que estaríamos mejor en la cama. En cuanto llegamos a la habitación, Marisa me echo una mirada tierna, no entendí esa mirada, aunque sospeche que era lo que quería y les dije que les dejaba solos el resto de la noche, que ahora era su noche de bodas, ella vino sonriente me dio un beso en los labios y me dio las gracias.

Me fui y la puerta quedo prácticamente cerrada, pero no del todo. No debía de haberlo hecho, pero no supe aguantarme, me pegué a la puerta para escucharlos y para ver lo que pudiera. El pasillo estaba a oscuras y eso me facilitaría el poder hacerlo sin ser descubierto. Los sonidos eran suaves, palabras tiernas, hasta que los dos se excitaron al máximo. No reconocía a Marisa, como se entregaba a él, como él decía que era su puta, que haría lo que le dijese, que solo le obedecería a él. El primer gran impacto me lo lleve cuando Hugo le dice, estoy loco por ver cómo te comes un coño mientras te follo, Marisa le contesto, si mi amor lo que tú me pidas.

Cada vez que yo se lo insinué o se lo dije, me llamo de todo. Esto me impacto, pero no me causo daño me puso de nuevo excitado. Tanto, que empecé a tocarme. Otro impacto cuando le dijo que fuera pensando a que amiga suya se follarían, Marisa le contesto que le venían a la cabeza varias. Que seguro que le gustarían a él. Marisa decía que se iba a correr, que no aguantaba más y Hugo le decía que esperase un poquito nada más, se corrieron diciéndose que se querían. Todo eso hizo que me masturbara con más fuerza hasta que yo también llegue. Me iba a marchar para dejarlos y oigo a Marisa decir, tienes razón esto del condón es una auténtica mierda.

A otros le dejaría muy preocupados, pero sabía que Marisa no cruzaría esa línea. Me fui a otra habitación y retumbaba en el silencio, sus gemidos, sus ruidos, sus palabras, me quedé dormido oyéndolos follar.

El primero en levantarse fui yo. Me acerqué a la habitación y los vi durmiendo, puse a hacer café y volví a la habitación. Entre sin hacer ruido. En una de las mesas de noche había 6 condones, con semen y con un nudo. Menuda noche que se pegaron, sí que estaba fuerte Hugo. Lo recogí todo y me fui a la cocina. Desayunando llego Hugo, desnudo, con todo el rabo colgando, me dio una palmada en la espalda y me dio los buenos días, me entraron todas las vergüenzas, porque me llegaron todas las imágenes de la noche. En frio no era lo mismo.  

Le miraba de reojo mientras se preparaba el café, veía su espalda y su culo, más vergüenza me daba. Hugo se debió de dar cuenta y tratando de tranquilizarme me dijo que no estuviera avergonzado, que muy pronto nos acostumbraríamos y cuando me mato, fue al decirme que se la había mamado bastante bien, que con el tiempo lo haría igual de bien que Marisa.

Hasta me atragante y cuando me recupere le pregunte directamente si él se la había chupado a alguno. Con seguridad y con cierto cinismo me contesto que no, pero que no le importaba que yo se la mamara y que no esperara que él me la mamara. No supe que decir y Hugo me pregunto si me había gustado. Estaba de pie apoyado y tomándose el café. Me costó, pero era tontería mentir, le conteste que sí, que al final me gusto.   

Entonces Hugo me dijo que esa noche había educado muy bien a Marisa, que ahora quedaba yo, me dijo que me acercase y se la mamase de nuevo, que me tocaba ahora aprender a mí. Una cosa era estando los tres, con alguna copa encima y todos excitados y otra cosa era así en frio, de sopetón. Al no moverme Hugo se acercó, quedando su rabo cerca de mi cara, porque estaba sentado y me dijo, que a que esperaba que empezase. Me agarro del pelo y acerco mi cabeza, ese solo acto me puso excitadísimo. Se la estaba chupando con muchas ganas y esa sensación única, de notar como crecía dentro de mi boca era indescriptible.

Ni me entere, Marisa estaba allí, beso intensamente a Hugo y le decía, que razón tenías amor, es todo un puto mamón. Que alegría verle así y como me pone, pues, aunque parezca imposible ver y oír a Marisa, saber que la excitaba, me ponía más excitado todavía. Me dio mucha rabia, mucha frustración cunado Marisa me dijo que parase y me dio un condón, ella se apoyó en la mesa y me dijo que ya sabía qué hacer, se lo puse a Hugo y este se la follo sin ningún tipo de contemplaciones.

Al terminar nos fuimos a su hotel para recoger su equipaje y traerlo a casa, pero antes comeríamos fuera de casa. Nosotros nos quedamos fuera del hotel esperándole. Lo que aprovechamos para hablar. Marisa me decía que estaba encantada de todo. A mí también me gustaba y también le dije que algo de vergüenza me dio. Marisa me decía que ninguna vergüenza, que a ella le puso muy cachonda verme en contra de todo lo que pensaba, que fue muy morboso muy caliente. También le exprese mis dudas por lo de que Hugo no quería condón. Marisa me tranquilizo, que hasta que no se quedase embarazada de mí y aunque le molestase, Hugo solo fallaría con ella con condón, que además él lo había entendido.

Luego riéndose me dijo que tenía muchas agujetas, que Hugo no era de un solo polvo y tampoco de una sola posición, que era incansable, que habíamos elegido muy bien. Le confesé que los había oído, ella me contesto que, seguro que les había espiado, que se dio cuenta de que no cerré la puerta. Por su sinceridad le pregunte sobre lo de estar con otra mujer, si lo dijo por el momento de excitación o por qué, ella me dijo que sí que lo intentaría, que le gustaba sentirse la puta de Hugo y obedecerle. Como que le gustaba que yo fuera un cornudo, que todo eso la ponía muy cachonda. Que lo que le extrañaba si había oído todo, era que no le preguntara porque le decía te quiero a Hugo y me dijo que tampoco fue fruto del calentón, que le amaba igual que me amaba a mí y me beso. Estaba todo claro.

En el próximo relato contare como continuo todo.