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Aprende Mariana

en Grandes Relatos

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abía pasado mucho tiempo Mariana había pasado por la etapa de los 15 a los 18 en total experimentación de sensaciones Desde su primer novio a los 14 ya gozaba de las delicias del cuerpo Fue un primo mayor que ella, de 22 años, exquisito en su forma física y bastante adelantado en sus conocimientos eróticos A ella le encantaba no sólo por su belleza y su madurez, muy superior a los hombrecitos de su misma edad Mariana no quería aprender jugando, quería que la cosa fuera seria desde la primera vez Se enamoró y luego no pudieron seguir escondiendo su relación Él la buscaba en casa cuando estaba sola, se escondían en su recámara y hacían el amor de la forma más natural Los dos se prodigaban cariño, encantamiento y nuevas prácticas Después él salía corriendo por la puerta trasera cuando se acercaba la hora de la llegada de los padres Se veían a escondidas de todos, iban al cine a no ver la pantalla sino a liberar sus manos en la anatomía del otro Fue el padre de él quien los descubrió por primera vez, ella montada sobre él dentro de su propio auto que prestaba a su hijo para que saliera con ‘’sus noviecitas’’, a la vuelta de su casa Los miró desde la esquina tras un árbol, primero con la curiosidad de quien sería esa amazona que no se quedaba quieta y que al tiempo de terminar el trance abrió la puerta del conductor, todavía con los senos al aire para acomodarse el diminuto vestido que la cubría Entonces adivinó el padre la identidad de la hermosa mujer-niña de 16 años Fueron dos años para ella muy intensos, inolvidables, hermosos El padre aconsejó al hijo dejándole vía libre para meterla a la casa a fin de proteger su integridad y su buen nombre Pero había algo más Le encantaba llenarse los ojos y a veces el olfato con la presencia de esa hermosa criatura más que desarrollada, curvas perfectas, feminidad en flor El padre llegaba sin hacer ruido, entraba a su casa, escuchaba ruidos en la habitación de su hijo, se quedaba en silencio escuchando los gemidos femeninos, los gritos ahogados, los desenlaces explosivos de los dos, y gozaba haciéndose películas mentales de cada encuentro Bajaba a la sala y esperaba a que la visita deliciosa se despidiera Llegó a desearla Casi por cumplir los 17 ella se fue a vivir a otra ciudad y terminó así, casi en drama, su primer gran amor Entró a la universidad y ya sabía entonces casi todo lo que necesitaría para cualquier otra nueva relación Se hizo de un novio bastante regular, formal y serio, que la satisfacía en lo material y en lo social Y al poco tiempo conoció a su maestro de segundo año, quien la transportaría a un mundo absolutamente insospechado por ella Primero fue en sus clases, donde ella no perdía detalles de él y se lo imaginaba en su mundo Luego iba más allá Lo pensaba con alguna mujer Lo imaginaba besando Lo idealizaba desnudo y teniendo relaciones íntimas, desde lo más convencional hasta lo más salvaje Y se mojaba en clase con ese ideal de maduro que le llevaba no menos de 20 años Quería saber más Quería que él le enseñara y que fuera su maestro de esas otras artes A sus 40 estaba como un roble, alto, como a ella le gustaban, robusto, de barba delineada y cabello largo siempre cogido en coleta, facciones romanas, huesos de dura expresión, voz de trueno Él ya la había detectado entre otras mujeres de la universidad Por entonces acababa de separarse por segunda ocasión Bastantes mujeres sin estabilidad emocional Le gustaba verla llegar a clase primera y siempre arreglada, no como la mayoría desaliñada Siempre corta de ropa, más en verano Llegó a dar gracias por la calurosa primavera, que regala mujeres con ropa que desviste más que lo contrario Le obsesionaban sus piernas pero reprimía la mirada Se limitaba con verla a lo lejos Hasta que coincidieron en un evento de gala de la universidad Ella era anfitriona y daba la bienvenida a los asistentes Les daba un programa y una copa de bienvenida Fue a él, a su todavía maestro, al único en recibir con un beso como sólo ella los sabía colocar, muy cerca de la oreja, haciendo un leve sonido que podía erizar a cualquiera, posando sus labios sensualmente sobre la piel masculina y al tiempo sus manos delicadamente, una sobre el pecho ajeno, la otra apretando el brazo como una silenciosa promesa El maestro no fue ajeno al acercamiento Se llenó de su aroma y sus manos pararon automáticamente a la escasa cintura de su todavía alumna Luego ella con una encantadora sonrisa lo hizo detenerse, lo miró a los ojos y se giró para tomar su correspondiente copa Momento perfecto para exhibirle sus encantos, su cuerpo entero adornado con un pequeño vestido negro, a lo Chanel, escotado en V por ambos lados, ajustado a su cuerpo Inclinada un segundo más de lo necesario para alcanzar la copa y volver a girar encantadora con el movimiento de su cabello Ese mismo segundo de más que él le devolvió al tocar sus dedos mientras le depositaba la copa en su mano Coqueteo mutuo electrizante Separación momentánea Al comenzar las actividades de la cena él la buscó mientras se escuchaba la presentación de un cuarteto barroco Se detuvo atrás de ella y mantuvo dos metros de separación Ella sabía que la miraba Tenía ese calorcito provocado que iba creciendo Giraba un poco la cabeza para que él apreciara su perfil y sonreía entre inquieta, apenada y coqueta El novio de ella tocaba en el cuarteto Su maestro lo sabía Por eso ella le atraía más Sabía que era ajena y sin embargo tenían una química desde el primer día Esa noche más En la complicidad de la oscuridad podía mirarla completa Sus tacones altos Sus piernas delineadas con medias finas Sus caderas poderosas enfundadas en el exquisito vestido La línea que sube del hombro hasta la nuca Su largo cabello de lado Se acercó a ella Quería saber si habría algo más o si se escondería temerosa Ella notó su presencia más cerca, percibió su calor y su perfume de mar Se erizó sin moverse un centímetro Sus poros exhalaron hormonas en erupción Cuando el aplauso interrumpió su momento, porque ni estaba consciente de la música, él se acercó con naturalidad a susurrarle al oído algo, depositando su cálida mano en la frontera inferior de su columna topando con sus nalgas:  - ¿te apetece tomar algo afuera? – Sí, contestó con la cabeza -Entonces te veo afuera…

Mariana despertó sobre la cama de su admirado y ya familiar amante Las sábanas azul marino de textura suave le abrazaban la piel como horas antes él Hacía cuentas en su mente Habían ya pasado tres meses desde aquella noche en que él le puso la mano encima por primera vez La primera de interminables veces Se hizo aficionada a recordar esos primeros escarceos Lo hizo esperar cerca de 10 minutos No le importó desaparecer de la vista de su novio Estaba salida Fue a encontrarse con el otro, el maduro, el que le doblaba la edad, el que la doblaría tiempo después en tantas artes de la carne sobre su cama, sobre el piso, donde él quisiera Había una mesita en una de las terrazas de la casona Estaba su maestro sentado frente a la puerta de entrada La vio venir hacia él felina y no poco temblorosa Iba a sentarse cuando él la detuvo Rodeó la mesa y de nuevo tomándola de la cintura la guió decidido a otra mesa más lejana le apartó la silla mirando por completo su espalda pecosa, sus omóplatos, sus caderas ensanchadas al sentarse En vez de ubicarse de frente eligió la silla a un lado de ella esgrimiéndole primero una mirada directa a sus ojos, después a sus piernas, pasando lentamente por el resto del cuerpo Ella se estremeció con el silencio poderoso en que él la envolvía Finalmente le sonrió y rompió la tensión Terminó por encantarla con su conversación, su voz pausada, su cultura Cuando el novio de Mariana la buscó mediante un mensaje de texto al teléfono, ella casi se molestó Le pidió disculpas a su encantador acompañante y le prometió volver lo antes posible Quería volver sin importarle nada más Fácilmente inició una discusión que terminó en mandar al diablo al novio, rompiendo cualquier compromiso Le bastó media hora, diez de discusión, veinte de ruegos de él para que no lo botara Al final lo dejó y se fue a la barra por otra copa y luego de nuevo al lugar anhelado Su maestro la esperaba de pie, sonriente, como si estuviera al tanto de lo acontecido La noche siguió Bailaron Sedujéronse Luego él la llevó a su departamento, a esa misma cama donde ella recuerda todo desde entonces…

No la tocó hasta estar dentro de su habitación Fueron directo No había necesidad de alargar más el deseo - ¿Tendrás problemas con tu novio? - dijo él; - No hay más novio - contestó ella Entonces la besó por primera vez Fue lento La tomó de los brazos Ella temblaba Se dejó hacer y lo disfrutaba El beso le abrió los labios Fue subiendo la intensidad y la presión en su jugosa boca Ella se aferró a su cintura Las manos educadas y cultas la recorrieron toda Le acarició la cara Le hizo probar un pulgar dentro de la boca Exploró con su lengua encontrando la de su alumna más avanzada y madura Ella le quitó el saco Acarició su pecho Lo sintió amplio, fuerte Él le bajó el vestido Se fascinó con su tanga minúscula No llevaba sujetador Sus senos eran rotundos, redondos, proporcionados, altaneros apuntando a sus ojos Abrió su camisa Quería sentirla en el abrazo Amasó sus caderas, sus nalgas Se deleitaba en sus gemidos, en sus suspiros largos irreprimibles Apagó la luz principal y quedaron dos pequeñas lámparas de mesa Romanticismo puro La sentó en la cama y se colocó entre sus piernas Se abrió el cinturón Esperó a la reacción de Mariana Ella entendió y continuó con el pantalón Lo deslizó lentamente Descubrió un respetable paquete sobresaliendo de un slip ajustado Lo acarició y recibió por respuesta un beso y una caricia Después una pausa No había marcha atrás Descubriría lo que tantas veces imaginó Bajó el slip y se encontró con carne enhiesta, curvada hacia el cielo en la punta, gruesa y rugosa El olor la embriagó Lo probó en su boca Lo deslizó dentro y se propuso hacer lo mejor que sabía hasta entonces Después de varios minutos él la detuvo La subió completa sobre su cama y se hincó en el piso Le puso las piernas dobladas y abiertas Ella se dejaba hacer encantada y sumisa Le quitó el tanga Dejó medias y tacones - ¿A qué has venido?, ¿estás dispuesta?, haré contigo tantas cosas, sólo déjame actuar libremente – Vine por ti, estoy dispuesta y haz conmigo lo que quieras…

Mariana sobre la cama recuerda los detalles, las sensaciones, el miedo y la locura, la excitación de lo nuevo, la emoción de liberarse de tabúes y muros creados en su educación, su moralina falsa y de papel Cerró los ojos para sentir y escuchar, para oler, para dejarse llevar lejos Primero sintió en la piel de sus muslos las yemas masculinas explorando y disfrutando su suavidad única Después un breve aire sobre su intimidad Se aferraba a las sábanas encajando sus uñas sobre la cama Al fin sintió un contacto breve, un latigazo sobre su clítoris Reconoció inmediatamente la lengua que magistralmente iniciaba un concierto oral No podía reprimir sus suspiros, gemía Sintió dos dedos que abrían sus labios exteriores y la lengua penetrando un poco más Los labios de su maestro sobre sus labios íntimos Una locura sólo inventada en sus fantasías Pero estaba ahí volviéndose loca con las piernas bien abiertas para él No tardó mucho en llegar el primer orgasmo Rápido, fulminante, relajante Él dejó de utilizar su lengua La sustituyó con su dedo medio que penetró sin detenerse hasta el máximo posible Y empezó a moverlo dentro como diciendo ‘ven’ infinitas veces Mariana fue de lo lento a lo acelerado Comenzó a mover las caderas instintivamente, automáticamente buscando su propio placer Volvió a sentir la lengua de su hombre sobre su clítoris, presionando gentilmente, muy lento, mientras el dedo entraba y salía Se dejó llevar hasta su segundo orgasmo Esta vez perdió el control de sus piernas que empezaron a temblar Gritó más que el primero Fue más largo El maduro que la estaba amando la dejó quieta un segundo Entró al baño y volvió con un vibrador de normal tamaño, con dos puntas, una delgada para acariciar el clítoris o penetrar sin forzar el ano y la otra de dimensiones normales de un pene; un tubo de lubricante y una toalla de manos Ella lo vio todo en silencio Aguardó sin decir Él también callaba Acomodó sus piernas para que estuviera cómoda y abierta Puso lubricante en el dildo y comenzó la tarea La penetró con decisión mientras ella gemía de gusto Acomodó la punta delicada sobre el clítoris y empezó a moverlo El tubo principal estaba lleno de abultamientos, texturas que ella desconocía y que sintió increíbles en su interior Fue como ser transportada a otro espacio y dimensión Luego vino otra sorpresa: era eléctrico y él lo encendió Las vibraciones le estaban proporcionando tanto placer que pensó que nunca más podría volver a sentir igual Se equivocaba Después sentiría muchas más cosas con su maestro de artes y de artes amatorias A medida que se excitaba sus piernas temblaban Él lo notó y aprovechó para untarse lubricante en su dedo medio y poco a poco acariciar la piel rugosa y tentadora del ano de su hermosa amante Ella no podía más Sentía abrirse para él como flor Y fue penetrada por ese dedo paciente Doblemente invadida fue cuestión de tiempo para llegar a un orgasmo memorable, imborrable, de esos que todavía recuerda mojando su ropa interior Flotó en el aire Perdió su condición humana y tocó el cielo Fue tan largo que pensó que moriría…

El maestro ha salido del baño recién bañado Bajó por un café y algo de fruta para desayunar en la cama Ella lo observa Lo encuentra tan atractivo Cada día le gusta más Recuerda esa primera noche hace meses Ahora lo conoce todo Sabe el olor de él Reconoce su sabor Su sonido Se revuelve en la cama gustosa Es una mujer en plenitud y tiene todo lo que quiere Está más hermosa que nunca Está más dispuesta que nunca a seguir con él aprendiéndolo todo Se queda desnuda sobre la cama boca abajo, encantadoramente seductora y obscena, satisfecha Después de ese terremoto de orgasmo pensó que sería todo Pero se equivocaba No conocía sus propios límites ni los de él Apenas comenzaba esta historia Lo vio incorporarse y subirse a su gran cama totalmente desnudo Lo deseó dentro de ella En su cuerpo y en su mente Comenzó lentamente para darle respiro Sonrisas, besos, caricias Después bajó y comenzó en sus pies, descubriendo en cada centímetro los lugares más sensibles de la hembra entregada Subió poco a poco aprendiendo sus sabores, sus aromas, sus formas La volteó larga boca abajo y llegó a sus nalgas preciosas Las besó tanto que enrojecieron Abrió la frontera de los dos montículos y lo probó todo con aprobación y deleite de ella La hincó y la gozó por más tiempo La lubricó La preparó La penetró lentamente Al fin el paraíso se descubría para el maduro Tanto tiempo la había deseado y al fin era suya, totalmente La sujetaba con mando y empujaba hasta el fondo Ella respondía balanceando su cuerpo sin dejar de gemir Sus manos la acariciaban tanto como era posible Lubricó su pulgar derecho y lo envió dentro del ano La quería poseer de todas las formas posibles Ella ligaba orgasmos y gritos y sacudidas involuntarias de todo su cuerpo Bajó el ritmo y sacó el pene de roca de la vagina hecha mar Lo colocó en la entrada posterior no sin la inmovilidad temerosa de ella, pero dispuesta y sin queja Empujó una, dos, tres veces Parecía que el esfínter cedería pero tuvo una gran resistencia y nunca se abrió para su grosor – No será esta vez, princesa, será en otra ocasión Entonces se puso de pie sobre la cama y la hizo inclinarse un poco más sumiendo su cabeza en la almohada Lentamente fue bajando para penetrarla de nuevo en la vagina Tan profunda y fuertemente que rebotaba en sus nalgas dejándolas marcadas con un rojo delator Tenía un aguante de llamar la atención La desmontó y se recostó con ella sobre su pecho bien abrazados…

Terminaron el café y vieron una película rusa Luego él leyó para ella en alemán Y ella quiso leer en francés un relato erótico antiguo Jugaban seguido esos juegos como un previo o como un postre luego de una gran sesión de sexo puro, rudo y ancestral Después dormían por horas hasta despertar para volver el deliquio amoroso, bañarse juntos y luego despedirse para cada quien volver a sus mundos separados Mariana se sintió agradecida de que él no forzara el sexo anal esa vez La segunda tuvieron mucha más suerte y ella descubrió un gusto exquisito por esa manera Recostada sobre su pecho vio que su mástil no cedía y que no estaba satisfecho Entonces lo montó Fue una amazona casi con la maestría de su amante Primero sentada sobre él balanceando sus cadera adelante y atrás Se sentía empalada como si la fuera a atravesar completa Subía y bajaba con las manos en su nuca Él se deleitaba con sus senos Los tomaba con las manos, estrujaba y pellizcaba los pezones hasta alargarlos La dejó cabalgar hasta otro estruendoso orgasmo Luego se sentó con ella clavada y la abrazó como si fuese el amor de su vida La abrazó y cambió de posición sus piernas para que lo abrazaran a él completamente Penetrados y abrazados se dedicaron a besarse hasta morderse y enrojecer sus labios La subía y devoraba sus senos La bajaba y ahogaba sus gritos en su boca Entonces sintió los cosquilleos inconfundibles del punto de no retorno Le avisó – Mariana, me vengo, ¿me salgo? – No, señor, no te salgas nunca, vente dentro, no hay peligro Y entonces la ola creció y creció para los dos, se desbordó y al sentir sus contracciones tuvo la imagen de un volcán expulsando lava ardiente La misma imagen que ella concebía en su cabeza Se vino dentro Ocupó no sólo el cuerpo de Mariana, sino su mente, su alma Bañados en sudor se convertían en líquido y se volvían uno Era la primera de mucha veces Al respirar otra vez y renacer permanecieron lo más posible uno dentro de la otra Besándose como si el resto del mundo ya no tuviera sentido para ninguno de los dos…

Mariana despierta en brazos Recibe una sonrisa y un beso - ¿Tienes que ir a casa, amor? – No, si quieres puedo quedarme todo el día hasta mañana - Quédate entonces…