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Abducciones 1

en Fantasías Eróticas

Clara es una chica normal. No es muy alta, 160cm, un cuerpo normal delgadito, pocas tetas y culito respingón. Media melena rubia por encima de los hombros y gafas. Mona de cara, pero sin ser espectacular.

Trabaja en un laboratorio farmaceutico como química, Valler S.A. donde pasa desapercibida por sus compañeros, es bastante insulsa. Su ropa es normal, no lleva escotes o minifaldas como otras de sus compañeras. Va vestida normalmente con pantalones y camisa, si hace frío un jersey de cuello vuelto o similar. Encima de esa poco sexy ropa, siempre lleva la bata de laboratorio perfectamente abrochada. Una tía del montón.

En la facultad tuvo un par de novios, perdió la virginidad, folló con ambos pero no llegó a correrse. Sólo se corría con su amigo Paco, un consolador rosa no muy grande pero con una vibración muy fuerte. Sus compañeros de cama no habían destacado por su saber hacer ni por sus herramientas, y ella nunca había intentado meterse nada grande en el coño. El culo que decir, era para cagar.

Su vida transcurría con monotonía: cada día se levantaba, desayunaba y se duchaba en su pequeño apartamento de una habitación. Lo había escogido así para evitar visitas. A su familia la veía en navidades y verano, y principalmente porque a sus 27 años no tenía amigos para irse de veraneo y quedarse en Madrid le parecía horroroso.

Tras las actividades mañaneras, cogía su pequeño coche y conducía hasta el polígono industrial en las afueras donde está ubicada la gran factoría farmacéutica. 10 horas trabajando (incluida la comida) para volver a casa sola. Allí llega, tareas domésticas, salir a dar un paseo o a la compra, cena, película y a dormir. A veces se masturbaba, pero le daba vergüenza hacerlo. Así un día tras otro.

Un viernes al entrar en casa, el pelo de la nuca se le erizó. Algo no va bien. Entró con cuidado, pero no vio nada raro. Se puso a regar sus plantas y de pronto algo la tocó. Se giró dando un bote. Era una planta enorme con la que había chocado al dar un paso hacia atrás, de casi dos metros de altura, era como un pulpo verde puesto del revés con un tallo verde del que salían tentáculos verdes. Clara se quedó mirando la planta estupefacta.

-¿Pero cuando he comprado yo eso? ¿Y que planta es esta? - Se preguntó totalmente alucinada. Se acercó a ella y la tocó con un dedo. Estaba caliente. Eso extrañó aún más a Clara. La olisqueó. Tenía un olor extraño, dulzón. A la vez, empezó a notar su coño palpitar, se estaba excitando sin saber muy bien porqué. Echó lo que le quedaba en la regadera de agua en el tiesto de la planta y se giró para dejarla en su sitio. Cada paso que daba notaba su coño. No recordaba haber tenido una calentura así en su vida. Al llegar a la cocina, estaba completamente excitada.

Dejó la regadera y se fue a su habitación. Sin saber muy bien porqué, cogió su vibrador rosa, se desnudó y se fue al salón. Se situó delante de la planta, observando las curiosas ramas con forma de tentáculos sin ventosas, completamente cilíndricos. Casi podría decirse que tenían forma de gran polla. Tal vez podría… Empezó a pensar Clara, pero rápidamente descartó la idea. Eso era demasiado grande.

De pronto, un fuerte orgasmo la sacudió. Mientras se corría, se dio cuenta de que tenía el vibrador a máxima potencia metido en su coño. Cayó al suelo y mientras su mano seguía frenéticamente moviendo el consolador en su interior, encadenó un orgasmo con otro, algo que nunca le había ocurrido. Parecía que sus manos y todo su cuerpo actuasen por cuenta propia. Se sorprendió a sí misma gimiendo en voz alta, algo que jamás había hecho, y la sorpresa fue mayúscula cuando oyó su propia voz hablando.

-¡Necesito más! ¡Algo más grande!

Miró a ambos lados asustada, como pensando en quien había dicho eso. Había sido ella. Inspiró fuertemente. El olor dulzón de la planta invadía sus fosas nasales.

Poco a poco se sacó el vibrador del coño y lo apoyó en la entrada de su culo. Su oscuro agujero, nunca penetrado, tembló. La vibración le transmitía ráfagas de placer en ese lugar prohibido. Apenas si creía lo que estaba haciendo. Poco a poco empezó a empujar el vibrador dentro de su culo. El ojete cedía pasmosamente, la lubricación de sus propios jugos y el pequeño tamaño del vibrador facilitaban la penetración. Cuando se quiso dar cuenta, estaba follándose el culo con fuerza. No tenía absolutamente ningún tipo de control sobre su cuerpo. Su calentura era total. Entonces notó algo raro. Algo la apresaba de las muñecas y los tobillos. Abrió los ojos sorprendida, y vio que los tentáculos de la planta habían crecido en longitud, y tenían el grosor de una lata de refresco. Cuatro de ellos la habían aprisionado fuertemente. La alzaron en vilo. Le abrieron las piernas.

En ese momento, Clara se asustó. Seguía sumamente excitada, pero el miedo la llevó a intentar resistirse, pero la fuerza de los tentáculos se lo impidió,estirándola hasta causarle algo de dolor. De su mano cayó el vibrador al suelo apagándose con el golpe.

Entonces, la “planta” la puso horizontal y uno de los tentáculos se acercó a su coño. Empezó a frotarle el clítoris, al tiempo que segregaba una sustancia oleosa transparente, que al contacto con la piel de la joven parecía abrasarla unos instantes, para convertirse a continuación en una calentura inhumana, un deseo de ser follada se adueñó de la chica, su coño palpitaba, su clítoris había crecido asombrosamente. Otros dos tentáculos actuaron igual en sus pezones, haciendo que cada milímetro de los mismos así como del clítoris fuesen hipersensibles y le diesen latigazos de placer cada vez que los tocaban. Los pezones empezaron a crecer también, ella no lo creía. Parecían  una falange del dedo  meñique.

Mientras ella miraba anonadada el tamaño de sus pezones, el tentáculo que había estado tocando su clítoris, se apoyó en la entrada de su cerrado coño, aunque estaba algo dilatado por la masturbación,  el grosor de ese tentáculo era importante. Empezó a empujar hasta que consiguió colarse dentro del coño. Clara gritó de dolor, sentía que le habían desgarrado el coño. Por suerte, el líquido viscoso que segregaba el tentáculo impedía eso y daba una elasticidad inusitada a su coño. Además de convertir cada centímetro de su cuerpo con el que entraba en contacto en un punto de placer, por lo que el grito de dolor se convirtió en gemidos de placer. El tentáculo siguió entrando, ocupando todo el espacio disponible y alcanzando el cérvix  y empujándolo sin compasión. Los gritos y los gemidos se entremezclaban. De nuevo, se sorprendió al oír su voz.

-Ohhh sí. Por el culo también sí.

Como si de una orden se tratara, otro tentáculo se acercó a su ojete palpitante. Al contrario que con su coño, esta vez el tentáculo simplemente empezó a restregarse contra el agujero de Clara, extendiendo su aceitosa sustancia por el mismo, convirtiendo el oscuro agujero en otra fuente de placer sublime para ella. Poco a poco el líquido tuvo otro efecto: el ojete empezó a dilatarse. Cuando el tentáculo consideró que estaba lo suficientemente dilatado, empezó a entrar en el culo de la chica.

Clara gritó al sentir la intrusión, gritó de dolor, gritó de placer, gritó de asombro. El tentáculo salía y entraba una y otra vez, pero cada vez que entraba lo hacía un poco más profundamente.

Clara o paraba de correrse. Los tentáculos de sus tetas de pronto se abrieron, una especie de boca oculta hasta el momento aprisionó los erguidos pezones y se volvió a cerrar sobre ellos. Entonces una fuerte succión sorprendió a la joven, haciendo que el placer le nublara la vista. La succión era tan fuerte que dolía, dolor y placer se multiplicaban por su cuerpo.

El tentáculo de su culo continuaba su follada, entrando y saliendo, pero cada vez que entraba lo hacía más profundamente. Ya entraba medio metro de tentáculo, y aquello no tenía visos de acabar pronto. Clara sólo mantenía la consciencia debido al olor de la planta, que además de excitarla la mantenía despierta.

De pronto pudo ver algo en su plana tripa. Un bulto que se movía. Levantó la cabeza para verlo mejor. Entonces se percató, el tentáculo en su coño estaba metido tan profundamente que se notaba a través de su barriga. Veía perfectamente como entraba y recorría sus intestinos para volver a retirarse. Cada vez más a dentro. Empezó a notar incomodidad por ello. Poco a poco, veía como el tentáculo daba varias vueltas, recorriendo sin duda su intestino delgado. Era de locos. Clara creía estar perdiendo la cordura. Eso era imposible. Moriría. Lo que ella no sabía es que los tentáculos impedirían su muerte gracias a aquella sustancia.

De pronto sintió un fuerte dolor en su estómago, miraba con los ojos muy abiertos su completamente deformada barriga cuando sintió ganas de vomitar, unas arcadas enormes abrió la boca y sintió como el vomito subía desde su estómago y salió… salió la punta del tentáculo. Apenas podía respirar. La punta del tentáculo asomaba unos centímetros por su boca. Clara no se lo podía creer. El tentáculo había recorrido todo su aparato digestivo desde el culo hasta la boca. Sentía una gran molestia en su esófago, pero tanto éste como su boca empezaron pronto a proporcionarle placer.

Entonces el tentáculo desapareció, iniciando el camino inverso. Los orgasmos de Clara eran constantes. Entonces sintió que los tentáculos albergados en su coño y su intestino empezaron a engrosarse alternativamente, y notó un líquido que la quemaba por dentro. Poroto su vagina quedó anegada del líquido, pero sus intestinos… eso era harina de otro costal. El tentáculo iba soltando el líquido según se retiraba, dejándola completamente llena. Su barriga empezó a deformarse, hinchándose, en pocos instantes parecía embarazada de varios meses. No podía ni hablar.

Entonces, ambos tentáculos salieron de ella, y el líquido empezó a salir a chorro por ambos orificios, justo al tiempo que los que succionaban sus doloridos e hipersensibles pezones soltaron su presa y los que la sujetaban en el aire la depositaron en el suelo. Todas estas sensaciones a la vez la hicieron tener un… como decirlo… un sobreorgasmo, o un superorgasmo por encima de los que la sacudían constantemente desde hacía bastante tiempo. Grandes convulsiones hacían que su cuerpo se contorsionase mientras el líquido salía de su cuerpo.

Ella miraba anonadada sus pezones. Habían crecido, ¡y de qué manera! Ahora tenían el grosor y la longitud de un dedo pulgar. Dado el pequeño tamaño de sus tetas, parecían obscenamente desproporcionados.

Clara quedó desfallecida, durmió durante horas. Cuando se despertó a la mañana siguiente, no recordaba bien lo que había ocurrido. Todo estaba limpio, la planta extraña no estaba, estaba ella desnuda con el pequeño vibrador rosa en el suelo a su lado. Se preguntó si todo había sido un sueó y estiró un brazo por encima de su pecho para coger el vibrador, entonces rozó los pezones. Una descarga eléctrica recorrió su cuerpo, y se corrió. Tras el sorpresivo orgasmo, se miró las tetas y ahí estaban, testigos mudos y prueba fehaciente de que lo que había pasado no era fruto de su imaginación. Dos pezones como dedos pulgares, tiesos, desafiantes, hipersensibles. Se llevó la mano al coño y se metió un dedo, sin tocar si quiera los labios. Lo tenía completamente dilatado. Hizo otro tanto con su culo, con el mismo resultado.

Con la cabeza hecha un lío, se levantó y fue a la ducha.

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Bip bip bip.

Mensaje entrante.

El sujeto ARK 119 es apto para el proceso.

Bip bip bip.

Inicien procedimiento.

Bip bip bip.