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La vida de Antonio: Ibiza

en Hetero: General

Hola, me llamo Antonio y soy un jubilado de 67 años. Estoy casado desde hace más de 30 años con una hija casada y con hijos, con la vida hecha. Mi mujer y yo ya hace mucho tiempo que no tenemos relaciones sexuales, la verdad es que no recuerdo la última vez que lo hicimos. Yo estoy cada vez más salido, mi mujer no me pone nada, pero las jovencitas de hoy en día hacen que me haga una paja cada día solo con la ayuda de mi imaginación. Cada vez que veo a una morenaza con leggins o vaqueros ajustados marcando culazo, es que me empalmo rapidísimamente a pesar de mi edad. Sé muy bien que ninguna me quiere ni por el morbo de ser un abuelo, soy bajito, panzudo y canoso, al menos no estoy calvo.

Un amigo de mi edad, me contó que cuando pasó una semana en Ibiza, se folló a una menor de 17 años solo por tocarle el culo en el ascensor. Así que yo convencía a mi mujer que teníamos que ir una semanita allí por diversión y a conocerlo, a ella le pareció perfecto ya que le gusta viajar, pero en mi caso esperaba follarme a alguna y si era menor mejor. Desde que cumplí los 50 tenía ganas de probar a una menor, sentir en mi lengua su chocho húmedo y metérsela en su culo apretado. ¡Tiene que ser una gozada sobre todo para alguien de mi edad!

Cuando llegamos a Ibiza y de camino al hotel, no dejaba de mirar a todas las chicas jóvenes en bikini, alguna con tanga brasileña luciendo los dos cachetes regordetes, pero con vientre plano y bien morenas, me daban ganas de cascármela ahí mismo. Aunque ninguna era menor, la cosa prometía.

En el hotel, la mayor parte de los huéspedes eran grupos de jóvenes que habían ido a divertirse, de mi edad no había mucha gente cosa que me alegraba. Mi mujer estaba encantada deseaba ir por la ciudad a conocer cosas, ir de tiendas y comer en restaurante, pero yo solo quería ir a la playa y a ver si tenía suerte.

Cuando subíamos en el ascensor, entró con nosotros una chica de unos veintimuchos, morena, melena del mismo color que su piel, algo entrada en carnes pero esbelta de culo y piernas y unas tetazas increíbles. Vestía una falda negra de cuero que parecía a punto de estallar con su culo esbelto y sus muslos morenos, una blusa que transparentaba su gran sujetador negro y dejaba claro que tenía unas tetazas increíbles, por lo menos tendría una talla 100 o incluso 120. Sus facciones eran de una chica delgada y con ese color de piel marrón que recordaba al caramelo, hacía querer pasarle mi polla por toda su carita.

Se puso delante de mí de espaldas y podía ver muy de cerca su culito apretado por la falta y sus muslos bronceados. Tuve que poner la maleta de mano delante de la bragueta para que no se me notase la polla tiesa. En mi mente solo pasaban ideas de cómo podía meterle mano sin que se diese cuenta y poder tocar ese culo regordete y moreno. Así que se me ocurrió sacar el móvil e intentar fotografiarle por debajo de la falda que al fin y al cabo era tan corta que unos milímetros más y se le podía ver la nalga. Puse el móvil debajo de su falda sin que mi mujer se diese cuenta y le di a foto, en cuanto llegase al baño de la habitación vería la foto con una buena pajilla. Llegamos a nuestro piso y la chica se hizo a un lado para dejarnos salir cuando me percaté de que la chica me miraba con cara de pocos amigos, al principio no sabía por qué, pero luego me fijé en el espejo de las puertas del ascensor y supe que me había pillado sacándole una foto debajo de la falda.

En cuanto llegué al apartamento, posé las maletas encima de la cama mientras mi mujer admiraba las vistas en el balcón, yo me fui al baño a comprobar la foto. Busqué rápidamente en fotos y para mi sorpresa, la foto estaba más oscura que el sobaco de un grillo, no se podía ver absolutamente nada, mis ilusiones de haberle visto el tanguita y las nalgas de esa morenaza esbelta, se fueron de paseo.

Igualmente, saqué mi polla que estaba tiesa de recordar a la tía, y empecé a meneármela. Recordaba su piel morena como el caramelo, su boquita pintada con pintalabios rojo me imaginaba mi polla dentro de su boca, la levantaba y la ponía contra la pared y pasaba mi mano debajo de su ceñida falda para agarrarle bien fuerte una de sus nalgas grandes, redondas y morenas, desnudas por el tanga negro de seda que tenía tres hilos y un triángulo en medio… Pero mi fantasía quedó parada cuando mi mujer me pica a la puerta y me dice que vayamos a la playa.

Estábamos en la playa mi mujer y yo, mientras ella se echaba en la toalla boca abajo para tomar el delicioso Sol mediterráneo, yo miraba el espectáculo de culo apretados por sus bikinis pequeños y mojados. Nalgas morenas de gimnasio, lucían las chavalas en sus pequeños bikinis.

Sentí los ronquidos de la parienta y supe que se había quedado dormida así que me levanté y decidí ir a dar una vuelta por la orilla para ver la mercancía.  Viendo todo ese festín de culos jóvenes, me entró muchas ganas de hacerme una paja, justo cuando iba a volver a la toalla para calmarme, vi a una Diosa. No tendría más de 15 años, pelo rubio y largo, ojos azules, piel blanca pero con tonos bronceados, muy delgada y teta pequeña pero con un culo que era una delicia para su edad. Llevaba un bikini, la parte de abajo era tipo braga estos de atar por los extremos de color rosa, y la de arriba era un sujetador-bikini de niña muy colorido.

No podía dejar de mirar esas nalgas tan redondas, grandes y firmes que se salían de su bikini, a pesar que era holgado y grande, mientras ella estaba en la horilla saltando las olas. Ella se percató de que la estaba mirando y cruzamos ambos las miradas, me daba igual que me tachara de pervertido, solo quería hacer que supiera que se la estaba poniendo morcillona a este maduro con ese cuerpo de adolescente y ese culo de Diosa. Ella no dejaba de mirarme y es cuando me di cuenta que quizás me conocía porque era extraño que me mirase tanto, me di la vuelta y volvía a la toalla sin dejar de pensar en lo que haría con esa chavala.

Mi mujer ya se había despertado, pero no me preguntó dónde había ido, se lo figuraría al verme los pies mojados. Me tumbé en la toalla a tomar el Sol cuando escuché a mi mujer alegrarse y saludar a alguien. Abrí los ojos y tenía delante de mí a esa niña con el cuerpo de Barbie y el culito de caramelo, pero estaba acompañada de lo que supuse, sus padres. Por mi mente pasó que me iban a denunciar por degenerado, la chica les habría contado a sus padres que no dejaba de mirar el delicioso culo de su hija, un señor mayor de 67 años.

Respiré hondo cuando escuché que la madre de la chica y la chica conocían a mí mujer de yoga, tendré que ir más a yoga. Al parecer la chica me conocía de ir algunas veces a recoger a mi mujer en coche. Yo me excusé diciendo que me había quedado mirando a la chica porque la conocía, parece ser que todo el mundo se lo creyó incluida la chica por ese motivo se lo fue contando a sus padres.

Al parecer, se estaban hospedando en el mismo hotel que nosotros, incluso en la misma planta, lo que sucedía es que estaban en el edificio de enfrente del hotel. Eso quería decir que quizás podría espiarla, tenía que comprarme unos prismáticos.

Después de charlar un rato con ellos y presentarnos todos, la chica se llamaba María, fuimos a tomar algo todos juntos a un chiringuito que estaba muy cerca. Prácticamente, todo lo hablaron mi mujer y ellos, yo solo contemplaba el rostro angelical de la chica que al parecer en un mes cumplía 17 años y no paraba de imaginarme mi polla en su boca.

Cuando todos nos dirigíamos al hotel, yo le dije a mi mujer que iba a comprar tabaco, pero en realidad pasé por un chino y compré unos prismáticos. Por muy malos que fueran, vería algo. Con la promesa de una buena paja al imaginarme el culo de la preadolescente y sabiendo que podía espiarla desde la ventana, me fui al hotel con una gran sonrisa.

Llegué a la habitación y lo primero que me dice mi parienta es que había quedado con nuestros nuevos amigos en Ibiza para cenar en el restaurante del hotel. La verdad es que no me apetecía nada ir con ellos, pero ver esa Diosa de 16 años… Pero en cuanto mi mujer me dijo que solo íbamos a estar los padres de la chica y nosotros, pregunté inmediatamente el por qué, ella me contestó que al parecer la chavala no se sentía bien y cenaría en la habitación. Inmediatamente, dije que estaba cansado por el viaje y que fuese ella, por supuesto, ella no dijo nada y bajó sola a cenar con nuestros nuevos amigos.

Estaba muy contento porque me había quedado solo, cogí los prismáticos e intenté averiguar cuál sería la ventana de la niña, me guie por el número de habitación y vi que estaba con las cortinas echadas pero la luz estaba encendida. Me quité la ropa y solo me vestí con una bata, salí de la habitación y recorrí el pasillo en forma de u para picarle a la chica que estaba sola.

Me abrió la  rubia con su nariz pequeña, perfecta y sus facciones de adolescente. Le dije que yo también me quedaba en mi habitación porque estaba cansada pero que, si necesitaba compañía que contase conmigo, pero me fijé y no vestía precisamente para ir a la cama. Vestía estos vaqueros muy cortos que prácticamente se les ve media nalga a las niñas y un top negro, estaba para follársela ahí mismo. ¿Dónde vas tan bonita? Se lo pregunté antes de que me contestase a si necesitaba compañía a lo que ella miró a los lados y me empujó a la habitación. Al parecer quería salir a dar una vuelta por los sitios de fiesta y que volvería antes que sus padres, quería que le guardase el secreto. Yo gentilmente le dije que no se preocupase y me marché de la habitación con una sonrisa. Mi plan era que cogiera confianza, de esa manera me la follaría tarde o temprano. Tenía que follarme a esa rubia con cuerpo de Barbie y culo de caramelo de 16 años, y si lo conseguía hacer antes que cumpliese los 17, mejor.

El problema es que estaba en mi habitación muy caliente y al verla con esos vaqueros tan cortos tenía muchas ganas de follar. Cogí el móvil y busqué en internet scorts en Ibiza, no me gustaban mucho las putas pero las scorts suelen ser jóvenes, mejor presencia y menos usadas, aunque más caras. Llamé y dijé que quería una chica que viniera a mi casa a hacerme el servicio y que fuese la más joven con pinta de universitaria. Al parecer tenían libre que coincidía con mi descripción y me preguntaron qué tipo de estilo quería que vistiese la chica a lo que respondía, tipo elegante, pero sin llegar a buscona. Eso sí, que fuese española.

Estaba algo nervioso porque hacía ya muchos años que no follaba, pero la experiencia de la edad estaba de mi parte. Le iba a enseñar a esa chica lo que es la experiencia y no los chicos de su edad que lo único que quieren es correrse ellos. A esa puta la iba a dejar tan satisfecha que quizás ni me cobrase.

Picaron en mi puerta al cabo de media hora y al abrir era la chica que había contratado. Desde luego era justo lo que buscaba, joven, atractiva, sencilla y con un vestido de ajustado como de nochevieja pero sin llegar a ser una buscona. La chica era de pelo castaño tirando entre rizado y liso con la melena por la espalda, tez pálida y de cuerpo bastante delgada, por el vestido diría que no tiene mucho culo, pero de teta debía tener los mismo que María a pesar que ella tiene 16 años. La verdad es que me gustaba porque parecía muy joven y tenía cara de niña buena, las facciones delgadas y gozadas por la juventud, hacía que me pusiera muchísimo.

Me preguntó la edad y al contestarle 67 años hizo una mueca como de desagrado, parecía que estaba acostumbrada a más jóvenes pero iba a dejarla asombrada. Yo le pregunté la suya y al decirme que 22 me recorrió una sensación de querer follármela ya mismo. También me preguntó qué tipo de sexo me gustaba y le dije se dejase llevar por mí a lo que ella me preguntó si le gustaba que fuese alocada, multiorgásmica, callada… yo le afirmé que fuese lo más natural, me gustaba hacer complacer a las mujeres.

Me desabroché la bata dejando al aire mi polla erecta, ella se acercó a mí, se agachó, la agarró fuertemente con una mano y empezó a pasar su lengua por mi puntita. Al sentir su lengua por mi polla no pude aguantar las ganas que tenía de follarme a esa chica de 22 años, así que la levanté, la empujé contra la pared, pasé mi mano por su culo y le levanté el vestido para agarrarle fuertemente su nalga izquierda. No era muy grande, tampoco duro, pero era suave y blando. Con la otra mano agarré mi polla con intención de meterla en ese coño que casi había salido del cascarón y con la mano en su culo le hice a un lado la tira del tanga desde el culo para clavársela en su joven coño. Ella hizo una mueca en su cara de niña buena y al sentir en mi mano izquierda ese culo tan joven y al tener mi polla de 67 años metida en un coño tan jovencito, hizo que me corriese de inmediato.

Le dije que hacía tiempo que no follaba y por eso me vine tan rápido. Esperamos un rato hasta que yo volviese a estar a punto y ella mientras se puso a rabilar con el móvil. Entablamos unas pocas palabras mientras esperábamos, yo le pregunté si alguna vez había estado con alguien de mi edad, ella me contestó que solía ir con más jóvenes de unos 40. Me callé la boca porque parecía que la chica no era de muchas palabras.

Cuando pasó un buen rato, la chica me preguntó si tenía viagra ¿Viagra? Un hombre como yo al que le encanta el sexo no necesita esas cosas para fracasados. Se acercó a mí, sonrió y se quitó el vestido ceñido quedando con un tanga de encaje muy ceñido tanto que se le marcaba toda la rajita del coño, y el sujetador del mismo color que era pequeño justo para sus tetitas. Se arrodilló y empezó a chupármela de nuevo solo que está vez se la metió enterita en la boca, la sensación de que una de su edad me la estuviese chupando fue tal que tuve la erección muy rápido. Le agarré de su pelo largo, castaño y medio rizoso; empujando su hermosa cabecita para que entrase más a fondo, está vez intentaría no correrme tan fácilmente. Le aparté la cabeza de mi polla porque si no me iba a correr y la puse de pies para quitarle si mini sujetador y dejarle sus pequeñas tetas al descubierto para meterme en la boca el pezón rosado izquierdo mientras ella todavía seguía con su mano en mi polla. Con mis dos manos libres le agarré fuertemente el culo sintiendo esas dos nalgas suaves rozando mi piel, dejé de comerle el pezón y la eché encima de la cama para ponerme encima de ella y mientras le hacía a un lado el tanga, se la penetré fuertemente soltando ella un pequeño gemido. Se la metía una y otra vez en su coño joven depilado mientras ella miraba al techo, empecé a metérsela más fuerte y a comerle el otro pezón rosado y rugoso para que sintiera placer. Saqué su pezón de mi boca y mientras se la clavaba le pregunté si podía darle por el culo, pero al contestarme que sí, de la emoción me corrí dentro de ella. Cansado por el esfuerzo y en la gloría por haber follado con una tía guapa de 22 años, desplomé mi cabeza en su pecho.

Había pasado casi una hora desde que la puta había venido y ya se tenía que ir porque su tiempo se estaba acabando. Yo me puse la bata y ella fue al baño a vestirse e imagino a lavarse. Había sido un gran polvo, lo había hecho genial para mi edad y para no haber practicado en años. Ella tenía que aprender mucho más y a ser más natural y no tener miedo a gemir de placer, pero era una chiquilla que le vamos a hacer. Antes de irse me cobró, y a mí me pareció que fue más caro de lo que yo pensaba, así que le dije que era muy guapa pero que cuando me refería a que fuese natural, no era a que estuviera reteniendo sus orgasmos. Y la muy niñata se empezó a reír y se marchó diciendo que la próxima vez comprase viagra. Yo, naturalmente como un buen caballero, le cerré la puerta cuando ella salió y le contesté que no habrá una próxima vez con una niñata como ella. ¡Estas niñatas no saben apreciar un buen polvo!

Me asomé a la ventana para ver si María ya había llegado parecía que sí porque las persianas de la habitación estaban echadas. Me fui a la cama a dormir después del gran polvo que tuve con esa universitaria y pensando en que mañana sería un gran día porque le iba a hacer chantaje a esa niña con culito de caramelo.

Al día siguiente me desperté con muchas ganas de comerme el mundo, hasta que vi a mi mujer dormida y desmaquillada que se me quitaron las ganas de todo. Me levanté y al asomarme por la ventana, estaban las persianas levantadas del cuarto de María. Supuse que una chica de su edad, si se levanta temprano lo normal es que se fuera a la piscina del hotel. Me puse el bañado de viejo que me compró mi mujer y bajé para ver si podía ver ese culito respingón.

Llegué a la piscina, pero no había ni un alma, sería porque era muy temprano. Así que me senté en una tumbona y a tomar el Sol un rato. Al cabo de unos minutos, y yo casi tostado al Sol, apareció María con un bañador de color rojo y una toalla tapándole el culito. Me vio y se acercó a mí con una sonrisita que a mí me puso mucho sobre todo al ver que el bikini tapaba muy poco en la zona del pecho y se le dejaban ver algo de sus tetas por los costados. ¡Madre de Dios! Esa niña no solo tenía uno de los mejores culos del mundo, sino que sus tetas, aunque pequeñas, eran redonditas y exuberantes, estaba empezando a tener una erección. A pesar de que el bikini le tapaba el vientre y no podía verle el culo por la toalla, al ver sus tetas y su piel blanca brillar con el Sol, hacía que le propusiera ahora mismo el chantaje a ver si podía meterle algo más que mano.

Cuando se sentó en la tumbona que estaba al lado mío sin quitarse la toalla y dejando su melenaza rubia al viento de Ibiza, le pregunté qué tal se lo había pasado la noche anterior y me contó que había quedado con unas amigas algo más mayores que ella que había conocido la vez anterior que había venido y había llegado antes de que sus padres hubieran vuelto al hotel. Me agradecía que yo no les contase nada a sus padres porque si no se la iba a cargar. A continuación, le dije que se metiera en la piscina conmigo así yo podría disimuladamente toquetear pero ella se negó y se puso roja, yo no sabía muy bien por qué, ya que todavía no le había dicho. Le sonreí y le hablé sobre la toalla, por qué no se la quitaba, y tampoco quería, decía que le daba vergüenza. Hizo que me imaginase cosas y me pusiera todavía más cachondo, seguí hablando para llegar al asunto y comenté que ya la había visto en bikini y que yo podría ser su abuelo, no tenía por qué preocuparse por mí. Al ver que solo estábamos ella y yo en la piscina, se quitó la toalla y para mi sorpresa, era un bañador donde la parte del culo se transformaba en un tanga bien ceñido en su rajita pálida de una chica de 16 años. Al parecer, bajaba todos los días a la piscina con ese bañador porque sabía que no había nadie y podría tomar el Sol su culo de caramelo. Cada nalga de la joven daban ganas de agarrarlas fuertemente y sentir cada nalga voluminosa se expande en la palma de la mano, sintiendo su piel suave y perfecta y que al soltarlas vuelvas a su sitio, rectas y firmes pero voluminosas, así era como estaba viendo el culo redondo y respingón de la joven. Veo que te gusta usar tangas, fue lo que le dije cuando se sentó en la tumbona, eres joven pero atrevida. Ella se me había vuelto a sonrojar y apartó la mirada. Me levanté y me quité el bañador dejando que viera polla algo erecta pero que así parecía más grande, llena de pelos canosos y mis huevos muy arrugados entre dos muslos morenos de la vejez, ¡Así ya estábamos igualados! Ella se quedó unos segundos mirando mi polla con cara de asombro, no sé si porque nunca había visto una polla o por qué estaba atónita con lo que yo acababa de hacer, y apartó la mirada echando una carcajada y diciéndome que estaba loco.

 -Voy a tomar un poco el Sol.- Me saltó la joven sacando el protector solar -Deja que yo te lo eche.- Me acerqué, me senté detrás de ella don el protector solar para echárselo en su pálida, pero delgada y pequeña espalda que dejaba al descubierto su bañador. Empecé a acariciarle su hermosa piel, suave y sensual con la crema solar en mis yemas, fui acercando mi cuerpo a su espalda hasta que mi polla desnuda le empezó a tocar una de sus desnudas y redondas nalgas de 16 años. Ella no se inmutó, aunque yo sabía que la estaba notando y cada vez estaba más erecta, aparté su melena rubia de su espalda y fui echándole crema por los costados, acercándome lentamente a sus pechos.

-¿Tienes algún novio que se pondría celoso por lo que te estoy haciendo?- Le pregunté morbosamente juntándome más a su cuerpecito.

-No, y no me interesa nadie ahora mismo

-¿Esta es la primera vez que ves una polla, aunque sea la de un viejo?- Ella asintió con su cabecita rubia.Llegué un momento en que estaba pegado completamente a ella y mi polla estaba aprisionada entre sus nalgas con consecuencia que se me empalmó rápidamente y ella al notar algo tan duro en sus nalgas se tensó.

-¿No tienes curiosidad por el sexo?- Se lo solté así de frío.

-Solo tengo 16 años- Mis manos directamente fueron a sus pechos redondos y pequeños hasta que metía mis manos debajo de su bañador tocando completamente sus tetitas, sintiendo sus pezones puntiagudos en las palmas de mis manos. La niña se levantó rápidamente, exaltada y nerviosa pronunciando mi nombre.

-Cálmate solo es un pequeño juego.- Me levanté, la sujeté de los hombros y al ser yo más alto no me costó volverla a sentar en la tumbona de nuevo. La chica estaba totalmente tensa y con cara de pocos amigos.  Me senté al lado de ella en la misma tumbona y le acaricié sus suaves y pequeñas manos diciéndole que si no quería seguir jugando que ella era muy bonita y que sus tetitas redondas y su culo respingón hacían que la tuviera así. Mis manos pasaron de sus manos a agarrarle sus muslos con esa piel tan suave y lo duros y a la vez carnosos que eran, hacía que me hirviese la sangra.

-Si quieres puedes tocarme la polla.- Le dije agarrándola fuerte para que no se marchara. Ella naturalmente dijo que no y fue cuando le pedí permiso para darle un besito, me lo negó. Entonces inicie el chantaje. -Se lo diré a tus padres que saliste la noche pasada.- La chica se tensó todavía más si cabía la posibilidad y me miró con cara de odio. Aceptó a que nos diéramos un beso y empezó a acercar sus labios, pero yo le dije que el beso no se lo quería dar en la boca sino en las tetas que le iba a gustar. La adolescente, temblorosa y muerta de miedo y vergüenza, se bajó los tirantes del bañador dejando al descubierto sus dos redondos, pequeños y rectos pechos, eran como dos garbanzos muy firmes para una joven de 16 años. Mi boca fue rápidamente a uno de sus pezones rosados y puntiagudos con una areola pequeña alrededor de este, le empecé a succionar el pezón con fuerza; estaba delicioso y no era para nada rugoso, supongo porque era muy joven. María soltó unos quejidos cada vez que tiraba de su pezón mientras yo le cogí la mano y se la puse en mi polla para sentir su manita en mi dura polla de viejo. No me pude contener y mi mano que estaba en su muslo, se dirigió a su vagina, se metió en su bañador, mis dedos tocaron su vagina desnuda que al igual que el resto de su cuerpo era muy suave y sin nada de pelo y metí un dedos entre sus labios carnosos, la chica luchó por levantarse ganando la batalla, cogió su toalla y se marchó corriendo a su habitación, mientras corría la chica sus nalgas turgentes se movían arriba y abajo como dos globos llenos de agua dejándome cachondísimo pero con la experiencia de haberle chupado un pezón y meterle un dedo a una chica de 16 años como era ese bombón.

Llegó la hora de cenar y en todo el día no había visto a la niña, mi mujer me dijo que iríamos a cenar con ellos y me arreglé y perfumé para ver si durante la cena podríamos seguir con nuestros juegos en algún baño, mi imaginación no paraba de saltar. Cuando fuimos a la habitación de la chica y sus padres, ya estaban listos, pero María y su padre estaban discutiendo porque la chica quería salir con unas amigas y él no la dejaba. Yo me metí en la conversación y le dije al padre que podría ir con ella así la vigilaría y no habría problemas, el padre aceptó, pero María respondió que quería salir sola que sino no saldría a ninguna parte. Al final los padres, después de gritarle, dejaron que saliese conmigo dándome todas las ventajas para que yo siguiera con mis juegos.

Salimos los dos juntos de la habitación y nos dirigimos al ascensor. Ella caminaba delante de mí mientras miraba el móvil y yo me fijaba en su culo que con los leggins de fiesta que llevaba, a la luz se le marcaba el triángulo del tanga y el color negro de esta ¡Esta noche me lo iba a pasar muy bien!

Entramos en el ascensor y estaba lleno de gente, no podía hacerle nada a la chica con lo guapa que estaba con su melena rubia por la espalda y su carita angelical de ojos azules. Surgió una oportunidad cuando me pude colocar justo detrás de ella, mientras ella continuaba con su móvil y la gente del ascensor esperaba a que llegasen a su planta, yo pasé mi mano por su culo notando los leggins apretados en el culo de la niña, luego mis dedos se dirigieron a la rajita enredándose con el hilo del tanga; ella continuaba con su móvil a pesar de que yo estaba hurgando en su culito. A continuación, comencé a frotar las yemas de los dedos en el agujero de su culito por encima de los leggins mientras el hilo del tanga no dejaba de bailar de un lado a otro; ahí fue donde parecía que a la chica no le gustaba y me quitó la mano llegando por fin al vestíbulo del hotel. Justo cuando íbamos a salir del hotel, la chica con cabeza baja me comunicó que sus amigas le han dicho que los planes han sido cancelados y que se iba a la habitación. La acompañé y cuando llegamos a la puerta y ella entró me dio las buenas noches. Al ver que todo mi plan se iba al pozo, antes de que cerrase la puerta puse la mano aguantándola soltándole que no podía dejarla sola hasta que no volviesen sus padres, a lo mejor me la estaba jugando y volvía a salir sola. Ella sonrió y volvió a intentar cerrar la puerta sin éxito.

-¡Tendré que llamar a tus padres!- Le espeté en su cara de adolescente calienta braguetas. Al escuchar el chantaje, dejó la puerta abierta.

María se fue al baño, supuse que iría a cambiarse, yo me quité los zapatos y me recosté en la cama con la camisa medio abierta y la cremallera del pantalón completamente bajada.

-Me he puesto cómodo, cielo.- Le dije cuando había salido del baño con una bata en su cuerpo. Ella se quedó mirando y se sentó en una butaca encendiendo la tele.

Al ver que la situación de la chica estaba bastante tensa, le propuse que, si me la chupaba; yo dejaría el tema completamente y no volvería más a molestarla. Se quedó pensativa y le volvió la cara de asustada, por un momento pensé iba a llamar a la policía, pero cuando me hizo prometer que sería sí, me alegré y me puse de pies bajándome los pantalones y calzoncillos dejando mi polla erecta y con pelos grises a su disposición. La joven se acercó, se puso de rodillas, agarró mi polla con la mano derecha, apartó la mirada y abrió la boca; por un momento intentó metérsela en la boca, pero la apartó con cara de asco. Usa la lengua; dije para que le diera unos lametones y así la probase. Sacó su lengua y me tocó el prepucio con ella, yo sentí una sensación de excitación cuando su lengua húmeda tocó mi polla vieja, siguió acariciándomela con su lengua y era cómo si a ella le gustase.

-Será tu primera vez pero lo estás haciendo genial.- Le confesé con cara y voz de placer. De repente, la adolescente se la metió de lleno en la boca haciendo que sintiese el calor y la humedad de su boca e hizo que me corriese de inmediato dentro de ella. Se la sacó al sentir que yo me corría y todo el chorro salió al suelo porque ella la estaba agarrando para que apuntase al hacia abajo.

-¿Te ha gustado?- Preguntó muy sonriente. Yo asentí con la cabeza. Todavía con la mano de la chica en mi polla y el semen esparcido por el suelo, mi mujer entró en la habitación con la llave en la mano.

-¿Qué coño está pasando aquí?- Preguntó mi mujer muy alterada y sorprendida. María soltó mi polla y se fue corriendo al baño.

-¿Qué haces en la habitación de María y sus padres?- Fue la primera pregunté que se me vino a la cabeza mientras me subía los pantalones, al menos no dije eso de “no es lo que parece”.

-Me han dejado la llave para que viniera a por la cartera de Gustavo que se la ha dejado porque yo tenía que ir a nuestra habitación a maquillarme. ¿Te has tirado a esa chiquilla?

Al día siguiente, yo estaba vistiéndome porque nos volvíamos a casa. Mi mujer, aunque sabe que no ha sido infidelidad, le conté que me la chupo; no dije nada sobre el chantaje y ella cree que lo hizo María porque sus hormonas de adolescentes hacían que se tirase a toda polla. Por suerte, prometió que esto quedaría entre nosotros y no se lo diría a los padres de la chica, pero el matrimonio dependía de un hilo. No pude hacer lo mismo que mi buen amigo José María, follarme a una menor en un ascensor, supongo que él tuvo más suerte que yo.