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MariCarmen y mi muñeco

en Hetero: Infidelidad

Mari Carmen acaba de volver al pueblo, después de su paso por la Universidad. Tiene 23 años, es una chica normal, tirando a sobrarle algún kilito, que para nada le impide ser más que deseada por los hombres, y posiblemente hasta por algunas mujeres. Es una chica muy guapa, con unos ojos redondos verde esmeralda imponentes y llamativos, una nariz coqueta y unos labios carnosos muy bonitos. Calculo que tendrá una 92 o 93 de pecho, que por cierto le gusta lucir sin pudor alguno, llevando siempre unos escotes que le dejan ver perfectamente su apetecible canalillo. Su culo es redondo y duro, y sus piernas, algo gruesas, están tan duras como el culo, producto de las horas que se pasa en el gimnasio con sus ejercicios de cardio y musculación. 

Yo tengo 30 años, soy un chico alto y apuesto, deportista, y físicamente bien conservado. Me encanta ir 3 ó 4 días por semana al gimnasio, donde por cierto además de entrenar, me gusta coquetear con algunas de las compañeras. Como podéis imaginar, Mari Carmen y yo nos hemos conocido en el gimnasio, y aunque ahí solo hemos hablado, la química fluye cuando nuestras miradas se cruzan. Quizás no he intentado algo más porque hay un problema: Mari Carmen tiene novio. 

¡Bendito problema! he pensado con el paso del tiempo, pues años después siempre recuerdo que ese novio que terminó siendo su marido, fue un chico afortunado. Pero para fortuna la mía, pues Mari Carmen no ponía reparos en adornarle la cabeza conmigo.

Una noche de jueves, de fiesta con los amigos y sin tener que trabajar el viernes, pues ambos estábamos de vacaciones, coincidimos en el mismo pub. 

-¿Qué tal Jorge?

-No tan bien como tú guapa, jejeje- dije yo, que para esas cosas siempre he sido muy cumplido.

-Anda calla, no sé a qué te refieres, con lo bien acompañado que estás con tus amigos y ese grupo de chicas.

-Ná siquiera Mari Carmen, ya sabes, sales, un par de copas, hablas con la gente, pero nada serio.

-¿Nada serio? pregunta Mari Carmen. ¿Y qué quieres de serio? ¡Tú tienes novia!

-Ja ja ja, si, si que tengo, y tú novio, y mira, las 3 de la mañana y no lo veo por aquí, pero si te veo a ti muy animada de marcha con las amigas.

-Es lo que tiene haber ido a la Universidad Jorge, tú también has ido, y ya sabes todo lo que se aprende cuando se sale de fiesta.

-Joder, debo ser el más tonto, porque yo no aprendí nada- respondí....

-Venga venga, que eres un gigoló, que lo sé yo, por el gimnasio se comenta que gustas a las chicas, y que eres muy afortunado de poder follar con bastantes de ellas.

Mi cara cambió de color. Efectivamente, no me quejo, mi cuerpo y mi don de gentes me han facilitado conocer muchas chicas, y rematar faena con bastantes de ellas. A eso se unió la idea que me rondaba por la mente de tirarle los trastos a mi amiga. Como dice la canción de Joaquín Sabina, "el diablo se puso de mi lado", y teniendo en cuenta que pasaban las 3 de la mañana y que los bourbon con cola pasaban de los dedos de una mano, me lancé a seguirle el juego. 

-Mari Carmen, afortunado es tu novio, que no solo tiene por novia a una tia buena y maciza, guapa, inteligente, sino que encima puede estar tranquilo de que no lleva cuernos. Yo en cambio, no puedo fiarme, porque no sé cuando me los van a poner.

-¿Estás seguro de que soy tan buena chica? Aquí donde me ves, he hecho mis pinitos en la Universidad, y por supuesto le he puesto los cuernos a mi novio. El pobre se tira todo el día trabajando, y yo, viviendo con otras dos chicas, y teniendo compañeros y profes atractivos....

-¡No me jodas! ¿Te has follado a un profe en la uni?

-Bueno, en realidad me he follado a dos. Hicimos una fiesta las 3 chicas de mi piso, en la que invitamos a cenar a dos de nuestros profes, y el vino de la cena y los cubatas hicieron su efecto. Terminamos follando los 5 juntos, y la verdad, me gustó mucho y no me arrepiento. 

En ese momento mi polla terminó de ponerse como un mástil, porque hasta entonces se subía y se bajaba, dejando por el camino restos de líquido preseminal que se calaban desde mis calzoncillos hasta los vaqueros. 

Tardé en pedir la cuenta lo que tardé en beberme el último bourbon que tenía a medias, y con la excusa de que era algo tarde, le dije a Mari Carmen que me retiraba, que me era hora de irse, y que si quería, la llevaba a casa. Ella respondió con un rotundo SI POR FAVOR.

Y tanto que la llevé a casa, pero no a la suya. Subimos al coche, y nos abalanzamos el uno sobre el otro. El morreo fue intenso, las lenguas no tenían fin, y el sobeteo y el magreo era al 50%. A ese ritmo no arrancábamos el coche.

Por fin nos pusimos en marcha, volviendo a besarnos como dos quinceañeros en cada semáforo que se ponía en rojo. Llegamos a casa, y los picos, los besos, apretarle sus nalgas o que ella metiera la mano en mi paquete fue lo normal en el ascensor. 

Al entrar, recuerdo quitarle el jersey y el sujetador a MariCarmen, y dejar sus preciosas tetas al aire. Ella por su parte me quitó mi camiseta, quedando mi pecho también desnudo. Sentía tus tetas apretadas contra mi pecho, eran enormes, los pezones se erizaban con mi pelo, ambos nos ibamos desabrochando los vaqueros, y no dejabamos descansar nuestras lenguas.

El siguiente paso fue quitarnos los vaqueros, quedando ella con un bonito tanga blanco, que ya se dejaba ver empapado por la parte del coño. Yo por mi parte, que iba desatado, me quité los calzonciollos, dejando mi polla como una flecha rozando su vientre. Así Mari Carmen conoció a "mi muñeco".

Nos fuimos a la cama, me tumbé, y Mari Carmen empezó a hacerme una mamada con sus carnosos labios. ¡Joder! ¿Pero tú qué has estudiado? ¿Anatomía?...era increible sentir esos labios y esa lengua, chupando sin parar y con vicio el glande de mi polla, bebiéndo el líquido preseminal, introduciéndose casi todo el falo por la boca, y cuando lo sacaba, me trabajaba expertamente los huevos.....hasta con un dedo jugaba en mi culito. Me ponía muy cachondo.

Se dio la vuelta, y aprovechando que yo estaba tumbado, se acopló para hacer un 69. Su tanga aún estaba en su cuerpo, cada vez más empapado, pero le duró poco tiempo. Mientras continuaba con su felación, le quité el tanga, haciéndolo una bola, y jugué con él en su coño. Se lo fui introduciendo junto a algunos dedos, lo metía y lo sacaba, lo chupaba, se lo volvía a meter, lo sacaba cada vez más empapado de su jugo vaginal, y mi boca no dejaba de trabajar ese coño, mi lengua su clítoris, y mis dedos sus cavidades anal y vaginal. Aunque analmente no conseguí tener sexo, pues el ano de Mari Carmen era virgen y no me dejaba pasar más allá de meterle uno o dos dedos y de pasar mi lengua por su entorno. 

Cambiamos de posición. Ahora era MariCarmen la que estaba tumbada en mi cama, y tenía en una mano mi polla, y en la otra su tanga. Acerqué mi pene a la entrada de su vagina, ella flexionó un poco las piernas, y fué entrando poco a poco tan suave como si fuera un mecanismo engrasado. Su tanga permanecía en mi mano, y me lo empecé a pasar por la lengua. Esto la calentó mucho, hasta el punto de que me atrevía a acercarlo a su boca, y se lo fuí introduciendo poquito a poquito. Se volvía loca, estaba encantada con comerse su prenda íntima empapada en el olor y jugos de su coño. Era una parte de si misma y realmente la estaba disfrutando. Mis manos ya liberadas, se encargaban de apretar sus caderas, sus tetas, y mi boca de chupar sus pezones. 

Cambiamos a una nueva posición, la puse a 4 patas. Metí mi polla de nuevo por su coño, y de nuevo un par de dedos jugaron con su ano. Pero en esta acción Marí Carmen me detenía, pues no le gustaba esa idea. En cierto modo, su culo no estaba bien trabajado, y le hacía daño. Así que para que insistir, me concentré en su coño. Le daba unas embestidas como un caballo cuando se folla a una yegua. Sus tetas, grandes y naturales, colgaban por el efecto gravitatorio, y mis manos aprovechaban para amasarlas como un panadero. De vez en cuando le sacaba la polla, dejaba caer mi saliba por ella y por su culo, y se la volvía a meter, mientras de nuevo un dedo redondeaba su ano.

Mari Carmen tomó la iniciativa. Me tumbó en la cama, y sentó encima de mi cara. Empezó a frotarse el coño contra mi cara, mientras mis dedos jugaban con su clítoris, y sus dedos pellizcaban sus pezones.

-Sigue Jorge, no pares, no pares, me corro joder, me corro!!!! Efectivamente, estaba teniendo un orgasmo con contracciones como una parturienta. No tardó ni un minuto en sentarse sobre mi polla, que seguía dura, a punto de correrse. Me empezó a cabalgar sin piedad.

-Mari Carmen, ¡me corro, me corro!!!! ¡Levanta que me corro!

-Córrete dentro, tomo anticonceptivos.

-Hostias que me corro, no aguanto, ¿seguro?

-¡Que sí joder, córrete de una puta vez dentro!!

No sé como me atreví, pero seguro que pensé que bueno, lo dirá en serio, esta chica es una chica decente, que tiene novio y no querrá preñarse conmigo. Quizás pensé bueno, digo yo que independientemente, si folla con el novio, tomará anticonceptivos. O quizás pensé ¡qué cojones, esta tia me gusta. Si se preña de mi, pues me ennovio con ella sin problema! Aunque sinceramente, lo más seguro es que no pensara nada, porque todas esas ideas pasaban por mi cabeza mientras mi leche salía a presión, dentro del coño de Mari Carmen, con ésta sentada encima mía, y apretando mi pecho con sus uñas. 

Nos fundimos en un beso de enamorados, de amantes, de dos personas que se gustaban, y de las que saltaban chispas cada vez que nos veíamos. Aun me pone cachondo recordar como al levantarse, mi leche salía despacito de su coño, y no se me ocurrió otra cosa que cogerla de las caderas y volver a sentarla en mi cara para lamer ese húmedo coño. No es que la leche de tio me guste, de hecho no me gustan los hombres, pero bueno, en el peor de los casos, era mi propio semen el que quedaba en la punta de la lengua. Mari Carmen seguía loca.

Esta fue la primera vez que mi amiga adornó la cabeza del hoy su marido conmigo, pero no fue la última, ya que durante al menos 5 ó 6 años más continuamos siendo amantes, infieles amantes.