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Inicios

en Confesiones

Ahí estaba yo, aun sin saber del todo por qué o el cómo había pasado todo.

 

No es que me arrepienta y reconozco que lo disfrute.  Quizá fue el hecho de sentirme grande y atrevida, quizá el sentirme más madura que otras de mis compañeras de salón.

 

Quizá solo fue lo caliente que soy.

 

Para ese momento ya había sido explorada varias veces, había visto y masturbado a varios compañeros de mi escuela y alguno que otro amigo o vecino.  Haciendo cuentas quizá habían pasado por mis manos unas 6 o 7 vergas, cuyos dueños me habían explorado también.  Por otro lado era común que en el transporte público me dieran repegones o me metieran mano.

 

Así empezó todo y ahora estaba ahí, en ese intento de sofá doble aun con la falda de mi uniforme.

 

Yo venía sentada del lado del pasillo, Salí temprano ese día porque había junta de maestros.  No supe donde subió al camión pero ya lo había visto antes. Se colocó de pie a un lado de mí ya que no había lugar, pero tampoco iba lleno. Traía una camisa en su mano izquierda por lo que se sujetó del pasamano con la mano derecha. 

 

No se me acerco como otros que acostumbraban pegarme la verga en el hombro.  Había más personas paradas, pero como ya dije, no venía totalmente lleno.

 

Algo llamo mi atención, la camisa que sujetaba el señor ese rozaba mis senos, pero no era la camisa.  Una descarga recorrió mi cuerpo sintiéndome incomoda.  El camión freno de nuevo y sentí que algo tocaba mi seno izquierdo, baje la vista disimuladamente, la camisa cubría toda esa parte, sin embargo sentí como algo recorría por el frente mi seno.  El señor venia tocándome el pecho. 

 

No es que no le hubieran hecho o como dije, me habían pasado ya varias cosas en el camión, pero siempre era en mi trasero y estaba acostumbrada a eso, incluso sabia colocar mi mochila para que no fuera tan obvio, pero en esta ocasión las caricias eran en mis senos.

 

Mire disimuladamente a mi compañero de asiento que venía casi dormido y dirigí un poco la vista hacia arriba, buscando saber si alguien miraba.

 

El camión arranco y el movimiento ocasiono que de nueva cuenta  me rozara la parte frontal de mi seno, alcanzando a tocar mi pezón, lo que me puso más inquieta.  De repente lo vi, Dos personas hacia delante de donde me encontraba estaba un señor, su sonrisa torcida y su forma de verme me dijeron que se daba cuenta de que me venían tocando.  Una gama de sensaciones me cubrieron de golpe, me sentí apenada, con vergüenza, excitada, caliente, mojada.  Estaba húmeda, sentí como mi vientre era invadido por calor.

 

Mire hacia la calle y el señor de la camisa se movió un poco, sentí como colgaba la camisa en su mano de forma tal que la cubría pero la dejaba libre. 

 

Sus dedos ahora tocaban libremente mi seno, las llemas de sus dedos los sentía acariciando  del contorno de mi seno hacia la punta, mi pezón se endureció y sentí como logro identificarlo para sobarlo suavemente sobre mi blusa.

 

Cada caricia hacia aumentar mi calor y la mirada discreta pero penetrante del otro tipo me excitaba aún más.

 

Sentí sus dedos aprisionar mi pezón apretándolo un poco, respire profundo mordiendo mis labios, el camión dio la vuelta permitiéndole llegar con su mano hasta mi seno derecho, lo agarro apretándolo un poco y regreso a mi seno izquierdo con el movimiento del camión al enderezar su ruta.

 

No se por qué mi mano fue hacia mi vientre.  El camión se detuvo y algunas personas bajaron, otras subieron, el tipo que observaba se colocó al lado del que venía tocándome.  El camión siguió su marcha, note que el tipo que observaba tenía su mano sujetando la parte de entrada de la bolsa de su pantalón con el dedo gordo de su mano, mientras con el índice se sobaba lo que pude identificar como la cabeza de su pene.

 

Yo había visto y tocado ya varios penes, como ya lo mencione, pero note lógico que ese era más grande y se veía grueso a través del pantalón, ya que el señor jalaba un poco su bolsa haciendo que se marcara.  Sentí que su pierna se colocaba rozando la mía.  Debo decir que a diferencia del señor que tocaba mis senos, este se había sujetado del pasamano con su mano izquierda y era la mano derecha la que colgaba en la bolsa de su pantalón.

 

No sé qué paso, si algo se dijeron o que, lo único es que sentí que la camisa se levantaba un poco y vi como el señor que primero veía, acercaba ahora su mano a mis senos. Mi excitación subió, en el trayecto de dos calles, se habían turnado varias veces para tocarme, yo estaba por bajarme ya y no sabía si hacerlo o no.

 

Esa indecisión quizá fue la que me trajo hasta aquí.

 

Me moví un poco en mi asiento acomodando mis cosas, mi parada ya había pasado pero podía caminar de regreso las dos calles en lo que mi excitación bajaba y tomar mi otro camión.  Me levante y ellos me dieron el paso, recorrí el camión y al llegar a la puerta trasera me di cuenta de que el señor que venía mirando estaba detrás de mí, había varias personas en la esa parte del camión y sentí que toco mi trasero con al menos dos de sus dedos pasándolos entre mis nalgas.  Respire profundo al momento en que timbrara pidiendo la parada.  El otro tipo en ese momento camino hacia atrás mirándome a los ojos, yo quite la mirada dirigiéndola a la puerta, el camión se detuvo y la puerta se abrió, me baje y camine de regreso, apenas iba llegando a la esquina cuando sentí que algo jalo mi mochila

 

-       Hola, a dónde vas? Me dijo una voz a mi derecha.  No respondí y trate de no voltear pero no podía cruzar la calle porque venían coches. Anda dime, insistió la voz.  Voltee y lo vi, era un señor ya de unos 35 años, moreno claro, alto, quizá 1.70, era el que venía mirando.

-       A tomar mi camión, respondí nerviosa, aunque reconozco que al verlo me subió lo caliente, su mirada fue a mis senos

-       Se te paso la parada o quieres una parada? Dijo mientras sonreía, los coches habían dejado de pasar y podía cruzar la calle sin problema, recordé la imagen de su verga en el pantalón y mis ojos fueron hacia su parte baja y apenas note el bulto que se hacía.

-       Entonces qué? Dijo una voz detrás de mí.  Me quede paralizada, no supe que hacer, sentí miedo de voltear. Ahora estaban los dos frente a mí, era el otro del camión, que me tocaba primero.

-       No ha dicho nada, dijo el señor pero creo que si quiere, dirigiéndose al otro señor, yo miraba el piso y a los lados, no sabía qué hacer.

-       Ándale chiquita, dijo el que me tocaba los senos, yo tengo un lugarcito aquí a tres calles, total, la verga te gusta y te vamos a cuidar.  Yo seguía sin decir nada. El de la camisa se veía mayor, como de 40, de piel blanca, cabello ondulado castaño.

 

El señor que miraba tomo mi mochila, yo me resistí un poco pero termine cediendo, el otro indico que camináramos por la calle que iba yo a cruzar. Estaba medio sola la calle.

 

-       Estas muy callada, dijo el de la camisa, tienes miedo?

-       No, apenas respondí

-       Esta caliente, dijo el otro señor

-       No lo dudo, respondió el de la camisa, hasta tembló cuando se iba a parar del asiento para bajarse,  le dijo al otro tipo.  Yo no recordaba haber temblado.

-       En qué año vas? Pregunto el que miraba

-       Segundo, respondí

 

Llegamos a la esquina y doblamos a la izquierda, como no venía coche cruzamos la calle y en la esquina dimos vuelta a la derecha.

 

-       Ya te habían manoseado en el camión? Pregunto el de la camisa

-       Si, varias veces, pero solo atrás

-       Las nalgas, dijo el que miraba, por cierto están ricas, te recorrí el culito

-       Yo no alcance, dijo rápidamente el de la camisa

-       Pero le venias agarrando las chichis, le contesto el que miraba, también duritas.  Y ahorita que lleguemos que, de uno por otro o los dos al mismo tiempo? Pregunto dirigiéndose al de la camisa

-       Ahí vemos, a ver como se porta esta perrita

 

Nunca me había tocado que se refirieran así a mí, y eso de repente me saco de mi distracción y me ubico en una situación en que me sentí excitada.

 

Llegamos a la esquina y dimos vuelta de nuevo a la izquierda en una calle pequeña, muy sola, había algunos locales cerrados y casas que se veían si habitadas pero muy tranquilo, eso me hizo relajarme un poco ya que no se veía nadie en la calle ni coches circulando, a tres locales de la esquina donde habíamos dado vuelta se detuvo, con las llaves que ya llevaba en su mano abrió una puerta metálica de color tinto que daba a una escalera, pase primero, después el señor que miraba y el por último, cerro con llave.  No había vuelta atrás, subí las escaleras y el señor que miraba rápidamente se agacho un poco para ver bajo mi falda, no me importo, al terminar la escalera empezaba un semidepartamento, la cocineta y una mesa fue lo primero que estaba a la vista, el sofá y un mueble con un estéreo.

 

Mi mochila la puso el que miraba sobre la mesa.

 

-       Aquí está el baño, dijo el de la camisa, abriendo una puerta que estaba cerca del sofá, este es el cuarto aquí está la cama dijo abriendo otra puerta que hacia esquina con la anterior.  Me miro sonriendo. Ven, dijo dirigiéndose a mí.  Camine hacia donde estaba y vi el cuarto, tenía una cama matrimonial. un buro, un ropero, una mesita de trabajo con una lámpara, un mueble donde estaba una tele y un reproductor de dvd, un espejo de cuerpo completo. Una ventana larga que daba a un balconcito del lado de la calle al que se salía por una puerta.

-       Buena cama, dijo el que miraba, tienes porno?

-       Si varias, respondió el de la camisa Quieres que ponga una chiquita?

 

No supe que contestar, sabía que decir que si implicaba pasar a ese cuarto y no sabía que harían conmigo, bueno si sabía, pero el nervio, el miedo y la excitación no me dejaban pensar, quería irme, quería quedarme…

 

No supe cómo empezó todo, pero ahí estaba en el sofá, mis piernas estaba apoyadas en uno de los descansos de los brazos del sofá, mi cuerpo quedaba inclinado hacia abajo con mi brazos apoyándose en los asientos del sofá.

 

 Sentía su lengua recorriendo mi parte baja de los muslos mientras sus manos me acariciaban los senos, sus palmas rozaban mis pezones haciendo que sintiera descargas de placer, sus dedos apretaban despacio y fuerte mi pezón y los jalaba un poco, yo gemía, sentía otras manos sobando mis nalgas, y algo húmedo tocando mi ano, eran punzadas de placer las que sentía, me apretaban fuerte las nalgas y de pronto sentí una nalgada, el sonido del golpe rompió el silencio. Sentí una oleada de viento que al mezclarse con la humedad que había dejado en mi ano el señor que miraba, me hacía estremecer.

 

-       Hasta se te puso la piel de gallina, dijo el que miraba mientras sobaba y movía mis nalgas a placer.

 

El de la camisa subía hasta colocarse en mi raja, mojada ya de por si.  Su lengua empezó a tocar despacio el lugar, sus dedos separaron mis labios y pego los suyos chupando, jalando mi interior y dejando que su lengua llevara a su boca mis jugos.

 

-       Pinche perra estas bien rica, dulcecito. Dijo volviendo a pegarse a mi pucha mojada, yo gemía y mi cuerpo empezaba encorvarse, sentía mucho calor, estaba dispuesta ya a no negarme a nada, sentí mi vientre endurecer.

-       Dámelos puta, deja escurrir tu pucha. Repitió el de la camisa.

 

Su lengua empezó a moverse más rápido en mi vagina al tiempo en que uno de sus dedos buscaba mi parte elevada de la vagina, mi clítoris sitio la descarga al ser tocado, movió hacia ambos lados su dedo, algo entro a mi ano también generando que un gemido saliera de mi garganta, se volvieron más gemido y mi respiración agitada se interrumpió con un grito de placer que tenso mi cuerpo, dejando salir mis jugos al momento que apretaba mi ano aquello que había entrado en el, el placer fue enorme, me sentí sin fuerza.  Sentí mi ano libre y mi vagina mojada, sentí una nalgada y después otra, mis piernas flaquearon y las baje hacia el asiento del sofá, recostándome un poco de lado mientras mi agitada respiración recobraba su ritmo.

 

El que miraba tomo mis piernas y coloco una sobre el brazo de descanso del sofá, recorrió mi muslo hasta llegar a mi trasero, movió su mano hacia adelante y me hizo colocar boca arriba, con las piernas abiertas, el de la camisa veía, no entendía porque ellos aún permanecían vestidos, bueno, el que miraba solo estaba en pantalones, sin camisa.

 

Llevo sus manos a mi entrepierna.

 

-       Tienes una pucha bien bonita, jugosa, huele muy rico

-       Es dulce, dijo el de la camisa

 

Su mano abrió mis labios y uno de sus dedos los empezó a recorrer despacio, suave, mi respiración se agito de nuevo, sentí como recorría cada parte de mis labios vaginales, metiendo incluso la punta de su dedo en mi abertura

 

-       Está bien calientita. Ya te la dejaron ir?

-       No. Dije yo con una respiración entre cortada.

-       Pero quieres verga, la pides a gritos pinche putita hermosa. Métele el dedo, dijo el de la camisa mientras caminaba hacia la parte del sofá en que quedaban mis piernas tomándolas y abriéndome más.

-       No, hay que disfrutarla bien, dijo el que miraba mientras su dedo tocaba mi clítoris y el otro se movía en la entrada de mi abertura, mi respiración se agito, subió de ritmo, mi vientre su tenso. Así putita, te vamos a enseñar bien a comer verga, que sea tu vicio, dijo mientras sus movimientos de dedos eran más fuertes y mi cuerpo se tensó de nuevo encorvándose hacia arriba, mis nalgas se despegaron del sofá y sentí una oleada de humedad en mi entrepierna, mientras sus labios se prendían ahora de mis senos y sus dientes mordían mis pezones, sentí de nuevo  tensarme, gemí, mis dientes se apretaron y explote. 

 

No supe en que momento me soltaron, solo sé que al abrir mis ojos mi respiración estaba casi normal, sentía mi boca seca y mi cuerpo sin fuerza, sudado un poco y mi entrepierna aun mojada.

 

Los dos me veían, contemplaban mi cuerpo desnudo, un cuerpo que estaba a su disposición.