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Segundo día de campeonato

en Sexo con maduras

Desperté como suele hacerlo un chico de 16 años, empalmado, no me la veía ya que me cubría la sabana, peo deslice la mano y le di los buenos días como ella merece. Pocas cosas tan poco cansadas dan tanto placer como retozar en la cama mientras te tocas el rabo un rato, sin el objetivo de llegar al orgasmo, simplemente por placer, aunque si la cosa se calienta, se termina la faena sin problema.

Estando en ese momento zen se abrió la puerta del baño, saliendo de él la diosa Sandra, con las braguitas puestas y la camiseta medio levantada, que imagen tan buena recién levantado. Por acto reflejo, retiré la mano rápidamente, dándose ella cuenta que estaba despierto por la brusquedad de mi movimiento. Se quedó parada, mirándome, cambiando su semblante soñoliento por una carcajada.

  • Ayer me follas, me comes el coño y te corres dos veces en mi boca, y ahora te asusta que te pille tocándote la herramienta? Me dijo con cachondeo.
  • Buenos días para ti también, mi madre me había enseñado que siempre hay que mantener los modales, ha sido un acto reflejo. Volviendo a meter mi mano bajo la sábana.
  • Que rápido aprende el niño, vas a tener que seguir aprendiendo, tengo mucho que enseñarte estos dos días. Decía esto mientras se quitaba la camiseta quedando sus operados pechos a la vista.
  • Más? Ayer ya hicimos todo, dije mostrándome tan pardillo cómo era.
  • Ayer fue solo el principio, para no asustarte mucho. El sexo es la solución para muchas cosas, te hace sentir bien y saber disfrutar de él te ayudará en muchas situaciones. Me dijo pícaramente. 
  • Por eso te operaste los pechos? Le pregunté por curiosidad.
  • Fueron varios motivos que ahora no te voy a explicar, me contestó de forma más seca de lo que me esperaba. Venga y prepárate que nos esperan abajo en 10min.
  • Que filosófica te has levantado. Dije riéndome, para quitar hierro al asunto. Me miró con cara de reproche y añadí, Voy, no puede uno ni despertarse tranquilo. Mientras me levantaba y me dirigía al baño.
  • No vayas provocando que no respondo y llegamos tarde, date prisa que no soy tu madre y yo no te espero.
  • Ya me di cuenta ayer que no eres mi madre, le dije provocándola al tiempo que cerraba la puerta y vi como se quedaba pillada un momento por mi respuesta y giraba la cabeza hacía mi con la cara morbosa.

La mañana en el embalse transcurrió sin mucha novedad. En la orilla aproveché para tomar algo de sol y bañarme cada vez que me apetecía. Pude disfrutar de los cuerpos, la mayoría tonificados y de buen ver, de los miembros femeninos de los otro equipos, teniendo que meterme un par de veces al agua para cortar la erección que sin duda se iba a marcar en mi bañador, que sin ser slip, era corto y relativamente ajustado. Una de esas ocasiones fue cuando vi preparándose para competir a Raquel, la más joven de nuestro equipo. Tenía un cuerpo muy compensado, sin nada de grasa y sus veinte años provocaban que sus pechos se mostraran como dos perfectos bultos bajo el bañador deportivo, el cual se introducía entre sus dos nalgas, dejando gran parte de su blanquito culete al descubierto. La segunda vez que se despertó, y mucho más rápido, fue cuando al terminar la prueba salió del embalse y en sus pechos se marcaron dos pezones que quitarían el hipo a cualquiera, yo no fui menos y esa imagen se quedó grabada en mi retina, caerían a buen seguro varias pajas en su honor.

La mañana fue bien para el equipo, Carlos y mi padre hicieron un buen papel en la prueba individual disputada, quedando ambos dentro del top 5, al igual que Raquel y Sandra, que acabaron octava y segunda respectivamente. Volvimos al hotel en la furgoneta para comer y descansar un ratillo, pero antes de entrar mi padre me llamó a parte:

  • Siento no poder estar muy pendiente, ya sabes lo que supone ser el capitán de la selección autonómica. Me dijo disculpándose por su supuesta falta de atención.
  • No te preocupes papá, se que es un lío e importante para vosotros. Obviando el hecho de que esa falta de atención no la había notado.
  • Gracias por entenderlo, me dijo removiéndome el pelo. Por cierto, la convivencia con Sandra bien no? No te pregunté, pero no te importa compartir habitación con ella no?
  • Eh, si, muy bien la verdad, un poco de charla y poco más, tampoco pasamos mucho tiempo en la habitación excepto para dormir. Salí del paso como pude.

He de decir que mi padre, Jorge, sin ser ni mucho menos un padre chapado a la antigua, si que nos había educado, junto con mi madre, Elena, con una estricta disciplina en algunos ámbitos que él consideraba importantísimos. También es cierto, que el tema del sexo no era tabú en casa y se hablaba de él bastante claro, aunque yo, obviamente normalmente tenía poco que aportar.

Una vez terminado de comer nos dirigimos a las habitaciones a descansar un poco y a prepararnos para la segunda competición individual de la tarde. Al llegar a la puerta de la habitación me percaté que Sandra no venía, por lo que desilusionado entre en la habitación dispuesto a ver la tele tirado en la cama y descansar un rato. Me desvestí y en calzoncillos me tumbé encima de la cama, me estaba entrando morriña cuando Sandra entró por la puerta medio riéndose.

  • Tú padre me acaba de decir que si quiero subirme a alguien a la habitación, se lo diga y te llama con cualquier excusa. Me dijo mientras se descojonaba.
  • Encima que se preocupa por ti, te ríes de él? Critique sarcásticamente su falta de agradecimiento.
  • Si supiese el rabo tan gustoso que me voy a comer ahora mismo no estaría tan preocupado por mi, mientras se dirigía hacía mi, aunque si supiese que es el de su preciado hijito, puede que sí que se preocupara. Mientras me tocaba mi cada vez más hinchada tranca.
  • Mejor que no se entere por si acaso y ...ahhh listo... Sandra ya se la había metido entera en la boca, pasado dentro de ella de estar morcillona a una dureza considerable. 

La succionaba mientras la mantenía totalmente dentro de la boca, otorgándome un placer hasta ayer nunca disfrutado pero al que seguro que me aficionaba. Mi polla alcanzó su máxima expresión al tiempo que Sandra se la tenía que sacar, provocándole tos.

  • Estas bien?, le pregunté inocentemente.
  • Si, no te preocupes, pero joder, tienes una buena polla, no es un monstruo que puede llegar a ser incómodo para algunas, pero no esta nada mal, no me cabe entera en la boca. Ya se había repuesto y volvió a la carga.

La tenía metida en la boca mientras con una mano me acariciaba los testículos, yo estaba en una nube, disfrutando la increíble mamada que estaba recibiendo de una experta madurita. No perdía detalle de sus maniobras, como movía su lengua para darme placer en el glande sin sacarla de su caliente boca, como de vez en cuando me miraba y forzaba mi polla hacía sus carrillos, haciendo presión y liberándola de golpe al salir de su boca. Que me mirara me ponía a mil y ella lo sabía. Estando bastante lubricada por su salida la sacó y con su mano izquierda la rodeó por la base a la vez que con la derecha realizaba un movimiento rápido a lo largo de mi rabo, poniendo especial interés en la cabeza de mi amigote. La fricción era perfecta, la lubricación que ofrecía la saliva le permitía distintos grados de presión que iba variando provocándome un placer mayor del que nunca me había ofrecido yo mismo.

De repente paró, bajándose de la cama, desvistiéndose solamente la parte de arriba mostrándome nuevamente sus preciosas tetas que pedían ser devoradas, sin embargo no me dejó y me hizo sentar al borde de la cama. Obedecí contrariado pero al volver a metérsela en la boca mi momentáneo enfado desapareció volviendo a disfrutar de su experta boca. Estaba en la gloria, no pensaba que hubiese una mejor sensación en el mundo que la que estaba sintiendo en ese instante, pero qué equivocado que estaba. Atrayéndome más hacia el borde, y dejando sobre mi polla un reguero de saliva me anticipó.

  • Ahora vas a saber uno de los motivos por los que me puse estas preciosidades.

Poniendo mi polla entre sus tetas, empezó un movimiento de sube y baja que me dejó de piedra, había visto la escena muchas veces en las películas porno que normalmente veía, pero experimentarlo de esa manera y sin esperarlo fue brutal. Ella las apretaba juntándolas para que el roce fuese máximo y mi glande salía una y otra vez de entre el estrecho hueco que quedaba entre ellas, dándome un estímulo no solo genital, que ya era sobrehumano, sino también visual. Cada poco aprovechaba el trozo de polla que sobresalía para chuparlo y mojarla con la saliva necesario para que el roce fuese el adecuado. Estaba a punto de explotar, las piernas me temblaban y ella sabiéndolo aumentó el ritmo a la vez que levantaba los ojos cruzando nu atrás miradas. No podía aguantar más, estaba a punto de descargar y se lo hice saber.

  • Pufff, Sandra, estoy a punto de correrme. Dije sin apenas poder articular palabra.
  • Lo sé, lo estoy esperando. Me dijo con una voz que fue la guinda para que de mi polla saliera el primer lechazo, el cual golpeó con fuerza en la parte baja de su barbilla, cayendo los demás sobre su cuello, su pecho y la redondez de esas grandiosas tetas que me habían regalado mi primera cubana.

La sacó de entre sus tetas cayendo yo hacia atrás sobre la cama. Estaba KO, pero levante la cabeza al notar como cogía mi aún erecta herramienta y le pasaba la lengua desde la base recogiendo los restos de corrida sobre ella, terminando en la cabeza, metiéndola parcialmente en su boca y succionando para extraer lo que pudiese quedar. Estaba en la gloria y ese movimiento me provocó un placer casi demasiado intenso, moviéndome involuntariamente mientras ella me miraba pícara con la boca todavía junto a mi polla. Se separó un poco y la observó mientras su mano la recorría de abajo a arriba y vuelta.

  • Me encantan las pollas como la tuya. Me dijo mientras seguía observándola.
  • Cómo? Qué quieres decir como la mía? Pregunté curioso.
  • Si, las casco alemán. La miré extrañado ya que parecía que iba a ser la única explicación que recibiría. Las que están circuncidada, me parecen mucho más bonitas y aunque tengáis menos sensibilidad en el glande, una boca experta os puede dar el mismo placer.
  • Cómo te gusta tirarte flores, una experta como la tuya no? Dije jocosamente
  • Pues si listo, experta como la mía, ya me echarás de menos cuando alguna amiguita tuya te la chupe y no tenga ni puta idea de lo que hace. Me contestó toda digna aún con ella en la mano. Además tiene el tamaño perfecto, más que suficiente de largo y bastante ancha, me encanta. Le dio un beso y se levantó. Voy a limpiarme, que mira como m has puesto y a descansar un rato. Yo me acosté. No te quejarás, soy un chollo, te he dejado tan limpio que no tienes ni que levantarte al baño. Me soltó mientras moviendo su culo provocativamente se dirigía hacia el baño.
  • Me has visto quejarme? Esto es el paraíso. Dije mientras me acomodaba con mis manos detrás de mi cabeza.
  • Disfruta de este momento de tranquilidad que esta noche te toca devolverme el favor.
  • Yo siempre pago mis deudas, más si son tan gustosas.

Esa tarde se celebró la segunda prueba individual del campeonato, quedando los miembros de nuestro equipo en un puesto parecido al de la mañana, quedándose con bastantes opciones de conseguir sus objetivos. La victoria de mi padre lo dejaba primero en la clasificación provisional, y Carlos se colocó tercero. Por su parte Raquel avanzó hasta la quinta posición, Alma consiguió escalar puestos colándose dentro del top10 y Sandra perdió una posición por un fallo cometido, posicionándose en el tercer lugar. Llevaba un enfado considerable, buscaba adelantar a su principal rival y no solo no recortó distancia, sino que se distanció más, aunque la victoria todavía era posible si la competición por equipos e individual de la mañana siguiente salía perfecta.

De camino al hotel todos iban contentos e intentando contagiar parte de su entusiasmo a Raquel, pero se mantenía bastante negativa. Comimos algo antes de subir a la habitación para matar él hambre que llevábamos. El plan era subir a ducharnos y descansar un poco para después salir a cenar y dormir bien para el día siguiente.

  • Vaya mierda tarde, he perdido todas las opciones
  • Todavía queda mañana, podéis llevaros el premio por equipos si hacéis buen papel.
  • Si, como vamos a hacer buen papel con la tortuga de Alma, está perdido seguro.
  • Siempre puedes tirar de ella en el tramo conjunto, no es ilegal y podéis ganar algo de tiempo. Dije yo pensativo.
  • Estoy cansada, llevo la espalda muy cargada como para hacer ese esfuerzo, no creo que funcione.
  • Te puedo dar un masaje si quieres, mi entrenador me recomendó una crema de recuperación que a mí me viene genial para el fútbol.
  • Buscas cualquier excusa para rozarte eh?. Me dijo volviendo a ser ella. Ya estaba imaginándome la imagen, y me estaba poniendo palote. Hoy no va a haber enseñanzas, así que no te emociones, necesito descansar. Mi polla bajó igual de rápido que había subido.
  • Me toca devolverte el favor de este medio día. Dije con gran desilusión.
  • Es una buena oferta, pero otro día, hoy necesito estar relajada. Pero el masaje me parece buena idea. Me dijo acostándose en la cama.
  • Tienes que ducharte primero, después no puedes, la crema no hará su efecto. Dije resignándome un sólo las migajas que me ofrecía.
  • Vale, no tardo en salir.

La noche prometía mucho pero se iba a quedar en un mojón, por lo menos podría verla sin camiseta y tocar su sugerente piel, era más de lo que tenía cuando empezó el finde.

Cuando salió de la ducha iba liada en su toalla, con el pelo mojado y la presión de la toalla contra sus tetas mostraba una imagen increíble. Le dije que se tumbase en la cama boca abajo y se tumbó completamente desnuda sobre la toalla que acababa de quitarse. Me quedé con cara de tonto, no me acostumbraba a ver su precioso cuerpo fibroso pero esbelto y femenino, y la imagen de su cuerpo sobre la cama con los restos de humedad de la ducha era digna de exponerla en un museo.

  • Quita esa cara de bobo. Dijo mirándome y riéndose. Me has prometido un masaje.
  • Estás tremenda, madre mía. Ya tenía una incipiente erección.

Empecé con el masaje calentando toda la zona de la espalda. Aunque no era fisio, el haber recibido tanto masaje por el deporte y ser bastante curioso al respecto, me había conferido cierta habilidad. Los músculos iban relajándose mostrando cada poco las pequeñas contracturas de las que Sandra se quejaba. Conforme iban saliendo les iba dedicando un poco más de tiempo para soltarlas un poco. Me tomé el masaje con calma, y no perdía ocasión de tocar sus tetas por los laterales, que junto con la imagen de estar sentada sobre ella me estaba poniendo a mil. Ella las primeras veces me llamó la atención, pero dejó de decírmelo para centrarse en relajarse y disfrutar el masaje. No apreté mucho, ya que de haberlo hecho al día siguiente le hubiese molestado más, pero si disfruté del tacto con su piel, dl Alma que desprendía y de la imagen que me ofrecía. Fui bajando a la zona baja de la espalda y los glúteos, donde se quejó bastante, pero prometiéndole que le vendría bien, me dejó hacer y le relaje bien la zona, aprovechando para masajear su precioso culo y acercarme más de lo necesario a su zona púbica. 

La noté cada vez más tranquila, su respiración fue acompasándose y mientras yo disfrutaba del roce con su piel se medio durmió. Le aplique la crema relajante de efecto frío, la cual hizo que se despertase  un poco pero rápidamente se volvió a dormir.

Disfrutando de su cuerpo desnudo sobre la cama me fui a duchar. Al salir, por el ruido que hice al vestirme, Sandra se medio despertó, instándola a que se diese prisa me dijo que no iba a bajar, que prefería descansar, se quejó por el frío que le había dado por la crema, y poniéndose una camiseta se metió en la cama. Pensando en cómo le cambiaba el humor me baje para cenar, comunicándoles a los demás que Sandra prefería quedarse a dormir, diciendo que ya la conocían, que era bastante normal cuando las cosas no le salían, pero que sólo conseguía ponerse más nerviosa y hacerlo peor al día siguiente.

Yo llevaba un cabreo interior bastante considerable, ya que pensaba volver a zumbarme a Sandra y me iba a quedar con tres palmas de narices. 

Mi padre siempre me ha dejado tomar algo de vino durante las cenas, sin pasarme obviamente, pero ese día iba echando más vino que gaseosa, por lo que a pesar de que cené bastante, entre las risas y las copas de vino, al no estar acostumbrado se me subió. 

Decidimos irnos todos a dormir y al entrar a la habitación me dirigí al baño. Al pasar por los pies de la cama, vi el cuerpo precioso de Sandra, que estaba acostada boca abajo con una de las piernas doblada, se le había subido la camiseta y estaba completamente destapada. Estaba pidiendo a gritos ser follada. Mi polla saltó como un resorte y pensé que me iba a cobrar lo que por la tarde no me había dado. Mi cabeza recapacitó, diciéndome la locura que era hacer aquello, se podía liar gorda, más sabiendo el genio que Sandra tenía. 

Sin embargo, mi cuerpo iba a otro ritmo, me vi desvestido y subiéndome a la cama con mi polla en la mano, veía cómo su rosada vagina estaba un poco brillante por su natural lubricación, pero no sería suficiente. Recordé cómo había embadurnado de saliva mi rabo durante la cubana para que deslizase bien, por lo que con mi propia saliva me la lubriqué bien. Por el movimiento de la cama Sandra se movió un poco, acto que podía haberme hecho recapacitar, pero seguí con mi firme intención de follarla. Apoyé una de mis manos junto a su cuerpo, me coloqué de rodillas y con la otra mano dirigí mi pollo cada vez más hinchada a la entrada de su coño. La metí de golpe, la lubricación que le había puesto así me lo permitió.

  • Qué coño...? Preguntó Sandra despertándose de golpe y viéndome sobre ella follándola. Ahh Qué te has creído mocoso? Para ahora mismo. Ahh. Estaba cabreada y sorprendida a partes iguales, empecé una follada rápida mientras intentaba quitarme de encima, pero estaba bien posicionado.
  • Qué buena estás, estoy cachondísimo. Mi mente estaba nublada y solo veía como mi rabo se perdía entre su culo.
  • Te he dicho que hoy no, cabronazo, ahhh... para, necesito descansar.. ahh... para mañana capullo. Seguía moviéndose intentando quitarme de encima, pero los movimientos lo que hacían era darme más placer. Con una mano apoyada en su espalda impedía que se moviese mientras que la otra apoyada en la cama, me confería la estabilidad necesaria.
  • Lo que necesitas es un buen rabo que te folle bien follada y que te quite las penas.
  • Tu que sabrás niñato, ahh joder... si hasta ayer no la habías metido, mm... sólo conocías tu mano. Sus intentos por zafarse ya eran menos intensos y empezaban a acompasarse a mis bombeos. Baje la presión sobre su espalda.
  • Por eso ahora que tengo tu coño voy a disfrutarlo. Dándole una profundas embestidas.
  • Ahhh Eres un hijo de puta, esto no se hace. En ese momento paré, su cara fue de sorpresa y de súplica para que siguiera.
  • Tranquila putita, que no he acabado. Me miró con cara de viciosa, acostada boca abajo como estaba, le saqué las piernas de la cama hasta la cintura, de manera que apoyaba sus rodillas en el suelo.
  • Ves como eres un hijo de puta. Me dijo ya con un tono de voz más cachondo. Le comí el coño lubricándolo bien, cogí mi polla y de pie, con mis piernas una a cada lado de sus piernas, se la metí todo lo profundo y duro que pude, arrancándole un gemido que debió de escuchar el de la habitación de al lado. Joder, si, así, follame duró cabrón. Estaba fuera de sí.
  • Ya te quejas menos, vaya culo tienes, me encanta que te pongas así, dándole un pequeño cachete.
  • Aahh, Vaya mariconada, ahh... follame bien joder. Baje un poco el ritmo medio confundido. Pero no pares cabrón, y dame más fuerte. Retome el ritmo y con miedo a no haberlo entendido bien le dí otro cachete. Puto marica, a ver si has tenido los huevos de violarme y no vas a tener para darme un azote como dios manda. Sus palabras me envalentonaron e incrementando el ritmo le pegué un buen azote.  Ahhhh, Eso es joder, así cabronazo. Sus movimientos se volvieron más violentos, corriéndose de forma escandalosa pero manteniendo el ritmo.
  • Te gusta así guarra? Al tiempo que le daba otro, y otro más, su culo estaba rojo. Estaba deseando correrme, tenía la polla a reventar.
  • Córrete cabrón, quiero notarlo dentro de mi, no pasa nada, llevo un diu. Sus movimientos eran más violentos si cabe.
  • Estoy a punto joder, me corro, con mis manos en sus caderas tiraba de ella hacia mí para meterla todo lo que podía y, sin poder remediarlo, acabé dentro de ella en una de las corridas más bestias que recuerdo.
  • Si, ahhh, yo también me corro ahhhhhhh, su cuerpo convulsionó lanzando algún chorro de liquido que yo desconocía, pero no me paré a pensarlo. Caí sentado en el suelo y ella como pudo se recostó en la cama sufriendo impulsos residuales por la tremenda corrida que acaba de tener.

No sé el tiempo que estuve en el suelo recuperándome, cuando me levanté Sandra estaba dormida y me dirigí a ducharme. Estaba completamente reventado del tremendo polvo que acabamos de echar. El agua fría con la que me duché me aclaró un poco la cabeza, viniéndome toda clase de dudas sobre lo que acababa de hacer. La había follado sin su consentimiento, le había pegado, le había llamado puta, prácticamente había sido una violación. Me comían los remordimientos, no quería salir del baño pero terminé de ducharme, me sequé y me fui a la cama deseando que Sandra no se despertara. Me había metido en un lío, mañana me llevaría la bronca del siglo. 

Una vez acostado, mi cabeza daba vueltas a la escena de esa noche, pero lejos de ponerme cachondo, una sensación de desazón me invadió. Cómo en un día había estropeado la mejor experiencia de mi vida y la había convertido en ese problema? Tardé mucho en dormirme, noté como Sandra se levantaba a media noche a ducharse y me hice el dormido para evitar hablar con ella. Era ya tarde y antes de que volviese del baño, caí dormido, sumido en un sinfín de remordimientos.