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Último día de campeonato

en Sexo con maduras

Pasé una mala noche, las imágenes de la situación vivida con Sandra la noche anterior volvían una y otra vez a mi cabeza, impidiéndome descansar hasta bien entrada la noche. El vocabulario utilizado, la omisión de sus quejas al sorpréndela desnuda y su culo prieto en pompa, al borde de la cama, mientras mi polla entraba una y otra vez, cada vez más fuerte, en su coñito, al tiempo que sus nalgas cogían un color rosado por los azotes que, como un poseso, le daba sin parar. 

Estos pensamientos no me dejaron descansar, pero conforme avanzó la noche y pensándolo bien, ella me lo había pedido, al principio se opuso, pero poco después me instaba a seguir. Terminó con el culo rojo porque ella me pidió que le diese fuerte. El temor se fue diluyendo paulatinamente, y aunque me preocupaba su reacción, el miedo ya no me impedía que recordar el grandioso polvo con mi diosa, provocará en mí una imponente erección.

Mi mal sueño se convirtió en uno más confortable. No recuerdo cuanto dormí, pero mi pene se mantuvo firme la mayor parte del tiempo. Un suave cosquilleo empezó a emanar de ella. Era evidente que la permanente erección me estaba pasando factura, provocándome una sobre excitación de mí irrigada herramienta. El placer que provenía de mi venoso amigo me sacó del profundo sueño en el que estaba sumido. El placer iba en aumento, no recordaba haber experimentado tal nivel de excitación ni en mis mejores sueños con Angela, mi sexy compañera de clase, tras algunos de los cuales, me había despertado con un buen manchurrón pegajoso en mi pantalón. Notaba que el orgasmo estaba cerca. El exceso de excitación me tenía prácticamente despierto, y ya con mis sentidos a medio funcionar escuché un sonido como un chasquido, leve, noté humedad alrededor de mi miembro, se sentía caliente, noté cierta presión, mis sentidos se iban despertando poco a poco y mi excitación estaba al máximo. Las sensaciones se incrementaron, la presión aumentó, era una sensación parecida a una mamada.... 

Abrí los ojos, miré hacia abajo, encontrándome los preciosos ojos de Sandra mirándome fijamente, mientras con su boca, realizaba un delicado y suave sube y baja a lo largo de mi pilla, muy suavemente. Me sobresalté, no esperaba encontrármela de esa manera, y la excitación que había sentido se redujo, evitando una casi segura eyaculación.

  • Qué haces?? Qué susto me has pegado? Dije levantándome un poco.
  • Después de lo que hiciste anoche, tengo el culo rojo por tu culpa, no se te ocurra echarme la bronca. Me contestó sacándosela de la boca y siguiendo la paja con la mano.
  • Yo.... siento lo de ayer, de verdad, no sé qué me pasó, casi no he podido dormir pensando en lo que hice, te vi casi desnuda y no me pude resistir, lo siento de verdad.... estaba al borde del llanto, me cubrí la cara con las manos, quería que me tragara la tierra. Mi polla estaba perdiendo su dureza aún estando entre sus manos.
  • Estuvo muy mal, te dije que no, por eso me debes una, ya puede ser buena la corrida que me voy a tragar ahora mismo para conseguir que se me olvide. Diciendo esto, volvió a meterse la polla en la boca y, ayudándose con las manos, haciendo movimiento en contra dirección, retomó la mamada. Me quedé desconcertado, pero la nueva técnica utilizada devolvió la dureza a mi flácido miembro. No sabía cómo reaccionar.
  • Lo siento de verdad Sandra... yo... seguía intentando justificarme, sin entender nada, pero a mi rabo volvió la presión de una inminente corrida.
  • Cállate ya y córrete en mi boca, quiero tragarme toda tu leche. Sus técnicas mamatorias eran increíbles. Tras la no corrida anterior, mi pene estaba que reventaba, y sin poder, ni querer evitarlo, derrame el primer chorro de semen dentro de su boca, a este le siguieron, dos, tres, cuatro y hasta cinco potentes chorros, seguidos de otros dos más débiles. Ella mientras me corría, continuó la mamada con gran dedicación, aumentando la succión y llevándome a un nivel de placer indescriptible. 

Al terminar la corrida, se la sacó de la boca, mirándome cachondamente a los ojos, abrió su boca mostrándome toda mi blanca semilla bañando el interior de su boca. Volvió a cerrar la boca y tras guiñarme un ojo, trago toda la leche que me había ordeñado. Seguía con mi polla en su mano, pero la morbosa imagen con la que me había deleitado mantuvo mi nabo en firmes a pesar de la reciente corrida.

  • En cuanto a lo de ayer, tu crees que es normal...?. me dijo volviendo a un semblante serio.
  • Se me volvió a encoger el estómago, yo, lo siento de verdad, no sé qué me pasó..., no se lo digas a mi padre, dije cabizbajo.
  • Decirle qué? Que me diste la mejor follada que he tenido en mucho tiempo?, porque eso es lo que hiciste. Levante la vista y la vi sonriendo y con cara pícara. Que estoy cachonda desde ayer también se lo digo?
  • Entonces no estás cabreada? Pregunté esperanzado
  • No, si me cabreé, te dije que no y tú me seguiste follando, sin tener en cuenta que me follaste sin mi permiso en primer lugar. Pero la forma en la que te hiciste dueño de la situación y lo bestia que me penetraste me puso muy cachonda, fue un polvazo. Que me dijese eso después de lo mal que lo había pasado con mis remordimientos me liberó, y ella me lo notó en la cara. Sin embargo, debes de llevar cuidado, está vez has tenido suerte conmigo, he sabido aceptarlo y disfrutarlo, pero con cualquier otra chica puedes buscarte un problema bien gordo, debes ser cuidadoso con estas cosas. Sabía que tenía razón.
  • No estuvo bien, pero había bebido vino y al entrar te vi tirada en la cama, con el culo al aire y la camiseta subida, estaba frustrado por no haber podido hacer algo contigo esa noche y.... no lo pude evitar, verte así me puso tan cachondo que perdí la razón y solo pensaba en estar dentro de ti. Conforme lo fui diciendo su cara se fue sonriendo y su pecho se fue hinchando de orgullo por haberme provocado eso.
  • Pues yo sigo cachonda, te toca solucionarlo.... me dio dos lametones en mi glande y girándose se sentó sobre mi cara. Esto es un 69, aunque no es tan placentero como la gente cree, si que es muy morboso, así que cómeme el coño, está que se derrite. 

Dicho esto se echó hacia delante y al tiempo que yo empezaba a lamer su botoncito, ella se metió mi polla de nuevo en la boca. Yo disfrutaba con su vagina en la boca, mi lengua se centraba en su clítoris, pero lo intercalaba con lamidas completas sobre su rajita y con penetraciones de mi lengua, las cuales volvían loca a Sandra. Ella por su parte se metía mi polla todo lo que podía, la posición facilitaba la entrada de mi polla, ligeramente curvada hacía arriba, en su boca y su garganta, llegando a metérsela, con cierta dificultad, casi por completo. Con su mano se ayudaba para darme más placer y para estimularme los testículos. Estirándose un poco hacia delante y sin dejar de pajearme, centro su boca en mis huevos, chupando y succionando la zona, metiéndose ambos gemelos colgantes en la boca y dándome un placer nuevo, distinto, pero tremendamente morboso. Yo seguía lamiendo su conejo por todos sitios, no deje un milímetro de él sin probar con mi boca, al tiempo que con mis manos acariciaba y sobaba su hermoso culo. Al tenerla encima podía apreciar con plenitud su exquisita redondez, su tersa piel y, ver como ambos cachetes se unían en una línea imposible de ver cuando estaban las piernas juntas, en el centro, su ojete se mostraba apetecible. Había visto practicar sexo anal en las películas, pero no creí que me fuese a gustar, sin embargo, ver su esfínter apretado me dio unas ganas tremendas de probarlo, pero no me atreví ante su posible negativa, ya había tentado demasiado a la suerte.

Sandra seguía con su boca alrededor de mi mástil, me estaba llevando al cielo y empecé un movimiento con mis caderas como si estuviese follándole la boca al tiempo que con mi lengua empecé un rápido movimiento sobre su clítoris que la llevó a un orgasmo inmediato. Se levantó obligándome a permanecer acostado.

  • Ayer me follaste tú, hoy vas a experimentar lo que es ser follado, disfrútalo, no muchas chicas aguantan.

Mientras decía esto se colocó apoyando un pie en cada lado de mi cadera, cogió mi polla para dirigirla y haciendo una sentadilla se fue introduciendo mi rabo en sus entrañas. Una vez hubo metido un trozo, la soltó y poniendo su cuerpo recto empezó un sube y baja sobre mi, utilizando mí empalmado rabo a modo de raíl para subir y bajar. Se le iban escapando gemidos de placer controlados, solo escuchándola me ponía malísimo. La imagen era increíble, podía apreciar la tremenda belleza de su cuerpo, como sus preciosas tetas se movían las compás de su cuerpo y como su coño engullía una y otra vez mi lubricado falo. Al poco rato se cansó, apoyando sus rodillas sobre la cama, cambiando el movimiento, ahora se movía hacia delante y hacia atrás, dándome un placer completamente distinto. En la nueva postura tenía más cerca sus tetas, por lo que no perdí oportunidad para agarrarlas y poder disfrutar de ellas. Recibió mis caricias con agrado. Me incorporé para coger uno de sus pezones entre mis labios, su tamaño creció inmediatamente al contacto con mi lengua, pero Sandra me obligó a mantenerme acostado

  • No te he dicho que te muevas.

Con cara de malvada cachonda se levantó y se dio la vuelta, volviendo a ponerse de pie y a sentarse sobre mi polla, pero esta vez dándome la espalda. La postura era tremendamente morbosa, veía la perfecta redondez de su culo saltando sobre mi polla y su tonificada espalda. Al poco repitió la maniobra de antes y apoyando sus rodillas empezó a cabalgarme como si fuese a caballo. Estaba muy excitada, se notada en sus movimientos, pero sin esperármelo se volvió a colocar sobre sus pies.

  • Mantenme elevada con tus manos. No entendí su orden, pero cuando la vi dejarse caer hacia atrás la entendí y con facilidad se apoyó en mis manos. Sus gemidos volvieron a resonar en la habitación.
  • Ahora si te dejo moverte.

La postura en la que estábamos me puso a mil y empecé un movimiento rápido de cadera, sus gemidos se hicieron más fuertes y cada vez más continuos, estaba cerca de correrme pero poco antes ella se corrió soltando un chorro que me salpicó las piernas. Yo seguí follándola queriendo alcanzar mi propio clímax, estaba cerca, pero antes de que llegase ella se levantó, dejándome con cara de tonto y de súplica sin saber porqué había parado.

  • Por haberme violado anoche, ahora te quedas sin correrte. 
  • No me lo podía creer, no, estaba a punto joder.
  • Esa boca niño, tú crees que es manera de hablarle a una amiga de tu padre? Me dijo provocándome. Me voy a la ducha.

Me quedé tirado en la cama sin poder creérmelo. Ella entró en el baño y sin cerrar la puerta se sentó a hacer pis. Inconscientemente llevé mi mano a mi polla y seguí tocándome, no se me había bajado ni un ápice. Podía verla de perfil perfectamente, y sin pensarlo demasiado, me levante y me dirigí al baño con la polla en la mano. Ella me vio y riéndose intento cerrar sin llegar a conseguirlo. Entré dentro del baño, y con la polla en la mano me situé delante de ella.

  • Te pasa algo Pedro? Me dijo riéndose siguiendo con la broma.
  • Si, se ha quedado un asunto pendiente. Dije mientras empezaba a meneármela.
  • Vaya, pobrecito, mientras se giraba a coger papel para limpiarse tras haber terminado.

Pero no la dejé, con mi mano libre cogí su cabeza y volviendo a ponerla mirando hacia mi, dirigí mi polla hacia su boca. Ella me miraba desde abajo, se negó a abrir la boca, por lo que me choqué con la barrera de sus labios. Sus ojos se iban llenando de lujuria con cada golpe que la punta de mi polla daba en sus cerrados labios, dejando ya un hilillo de líquido preseminal. Estaba seguro que abriría la boca, lo notaba en sus ojos, y al quinto intento la abrió engullendo mi extensión. Pronto sustituyó mi mano por la suya, y con la otra fue estimulando mis huevos, llevando su mano un poco más allá, tocándome la zona del perineo y provocándome un escalofrío brutal. Estaba a punto de correrme, sustituí su mano por la mía y, sacándola de su boca, continué la paja a gran ritmo, mientras ella seguía con su mano bajo mis huevos. 

  • Córrete campeón, lo estás deseando. 

Sus palabras eran el estímulo que me faltaba y descargué mi leche. El primer lechazo le cruzó la cara, obligándola a cerrar un ojo, los siguientes cayeron sobre sus tetas y en el suelo, ya sin mucha fuerza, la corrida anterior provocó que la cantidad fuese ligeramente menor.

Ella se levantó, se miró al espejo girando su cara de viciosa hacia mi para decirme en tono jocoso.

  • Mira como me has puesto. Mientras se quitaba con un dedo el semen que le impedía abrir el ojo y se lo llevaba a la boca.
  • Puf, estás preciosa. Dije sin necesidad de fingir. Su rostro volvió a coger un semblante peligroso.
  • Sal de aquí que al final no llegamos a desayunar. Se me había olvidado completamente la hora que era. Me dispuse a salir del baño, no sin antes soltarle un azote cariñoso en el culete al pasar por su lado.
  • Dúchate, que tienes que darle para el pelo a las petardas esas. Y sin más salí del baño.

De camino al embalse iban todos muy concentrados, pues la competición por equipos siempre había sido uno de los puntos fuertes de nuestra federación. Además estaba el handicap de que en caso de empate en la general individual, el puesto de la prueba por equipos decidiría el ganador. 

  • Chicos, vamos bien en la individual, por lo que tenemos muchas opciones de ganar la prueba por equipos, se que vamos a a hacerlo bien. Más de uno podemos hacer doblete este fin de semana. Mi padre ejercía de líder animado a los compañeros.
  • Si, las cosas van a salir bien, estamos fuertes, y vosotras chicas tenéis muchas opciones. Carlos animaba de igual forma. 
  • La estrategia es muy importante, en el tramo conjunto intentad no estorbaros y si alguno va más lento, tirad entre las otras dos de ella para perder el menos tiempo posible.
  • Jorge siempre tira de mi en esa parte, hace el trabajo de los dos. Se rió Hugo. Aunque Juan era más lento que Carlos, desentonaban menos, pero Hugo siempre iba con mi padre para que le echara una mano.
  • Es posible que a mí me la tengáis que echar, este no está siendo mi campeonato, no he podido entrenar lo suficiente. Alma sabía que era la más lenta de las tres.
  • No digas eso, seguro que te sale una buena carrera, la animó la buena de Raquel.
  • Vas a hacerlo bien Alma, vas a ir en pareja conmigo, Raquel irá sola, ha demostrado estar bastante fuerte y creo que vamos a hacerlo mejor así, si vemos que te cuesta te echo una mano y listo. Sandra, como la veterana, daba las órdenes del equipo femenino. Era lo más conveniente, y aunque a Alma de jodia, era la mejor opción, pero la cara que se le quedó a Raquel al tener la responsabilidad de ir sola fue un poema.
  • Es la mejor estrategia, tranquila Raquel, lo harás bien. Mi padre también se había percatado de su cara. Tu estás tranquila Sandra? Has superado el palo de ayer? No quiero que te obsesiones. Mi padre sabía de la facilidad con la que Sandra se bloqueaba después de fallar.
  • Tranquilo, la de por equipos es nuestra y en la individual, Raquel y yo vamos a dar guerra. He dormido como un lirón y me he pegado un buen desayuno, no tengo ningún tipo de presión. Además, Pedro ayer me dio un masaje que me he levantado nueva. Sandra me miró, tanto por el masaje como por la referencia a la corrida que se había tragado esa mañana. El comentario trajo consigo quejas jocosas de los demás miembros a los que contesté.
  • Son ventajas de tenerme como compañero de habitación. Vais a hacerlo genial.

Llegamos al embalse y cada uno empezó con sus preparativos. Yo me situé en una zona cercana a donde estaba nuestro equipo, visualizando e inspeccionando a los miembros de las demás federaciones, bueno, más bien a las componentes femeninas de los equipos. Primero competirían los hombres. Los equipos fueron saliendo, yendo la cosa más o menos como lo esperado. Cuando estaban cerca de salir los chicos de nuestro equipo, vi que Raquel se mantenía un poco al margen, daba la sensación de estar intranquila y un poco preocupada. Me acerqué donde estaba, cómo os dije la diferencia de edad con ella era menor, y me resultaba más fácil tratarla.

  • Vas a hacer una buena prueba. Le dije cuando llegué a su altura.
  • Se sobresaltó ya que no me escuchó llegar, pero al ver que era yo se relajó. No lo tengo yo tan claro, ayer fue suerte, espero no cagarla hoy.
  • No fue suerte, hiciste dos buenas pruebas, has entrenado bastante y tienes cualidades, mi padre siempre lo dice.
  • Lo dices para convencerme, pero sé que no, además me han dado la responsabilidad de hacer la mitad de la prueba sola. Estaba más nerviosa de lo que creía y se encogía cogiéndose las rodillas.
  • Puedo? Dije tocando sus hombros. Estás muy tensa, con esta tensión te va a andar un tirón de cuello. Intentaba que con bromas se relajase un poco, pero no había manera.
  • Voy a cagarla y vamos a perder por mi culpa. No conseguía que se relajara.
  • Me dejas intentar una cosa? A mí me funcionó. Sin mucho convencimiento aceptó. Le dije que estirará las piernas y relajara los brazos, y así lo hizo. Hablándole en un tono de voz contaste empecé a decirle: no pienses en nada, cierra los ojos y céntrate en el sonido de las olas del embalse contra la orilla, acompasa tu respiración abdominal, respira por la nariz y suelta por la boca... mientras iba guiando su respiración y pensamiento, intenté relajar suavemente la zona de sus trapecios, de forma que al poco su tensión había bajado considerablemente. 
  • No abras los ojos, mantén tu respiración contante, sigue centrada en las olas, estás aquí para disfrutar, la prueba va a ir bien, poco a poco abre los ojos, mantén la respiración y deja de focalizar tu pensamiento. Deje de masajearle la espalda y ella se quedó quieta, tranquila.
  • Al rato habló. Estoy más tranquila y menos preocupada. Me miró, estaba contenta y una preciosa sonrisa que se dibujó en sus labios, me dio las gracias.
  • De nada mujer, para eso estamos.
  • Dónde has aprendido esto? Me preguntó curiosa.
  • Lo leí, un día lo probé y me funcionó, soy un poco friki de estas cosas relacionadas con la estabilidad interior y el equilibrio.
  • Gracias de verdad, estoy más segura ahora mismo.

En ese momento terminaron los chicos la prueba, se habían colocado en cabeza, pero faltaban algunos equipos por competir. Las emociones estaban a flor de piel, y con la llegada del último equipo se confirma el primer puesto de nuestro equipo masculino. Las muestras de euforia, aunque contenidas, fueron visibles en los miembros del equipo.

Empezó entonces la competición femenina, haciendo una de los equipos, a priori inferior, una muy buena prueba. Las caras de gran parte del equipo reflejaba la preocupación por el tiempo marcado, aunque Sandra, mucho más confiada y determinante de lo que acostumbraba, mostró al grupo su confianza.

  • Chicas, lo podemos y lo vamos a hacer mejor que ellas, vamos a dar el máximo para conseguirlo. Alma no las tenía todas consigo, pero Raquel sí que dio un paso al frente.
  • Si de verdad lo queremos, marcaremos el mejor tiempo. Todos se sorprendieron por su determinación.
  • Esa es la actitud chicas, confiamos en vosotras. Mi padre mostró su apoyo a las chicas dándoles el último mensaje de aliento.

Nuestras chicas fueron las últimas en competir, antes de salir, se juntaron las tres para la ultimar la estrategia, dando Sandra las últimas órdenes. La parte inicial la hicieron rápidas, pero algo más lento que las que habían parado el cronómetro en el menor tiempo, la cosa iba a estar muy justa. Sin embargo, para asombro de todos, la parte conjunta la hicieron rapidísima, batiendo la marca y proclamándose campeonas de la prueba.

Todo el equipo saltó, alzando la voz y los brazos, celebrando el triunfo. Al salir del agua y quitarse el equipo, fuimos todos a abrazar a las chicas. Los abrazos se sucedían, esperaba el abrazo con Sandra, la cual no me defraudó, pudiendo notar contra mi pecho esas preciosas tetas que tanto había disfrutado ese finde. Para mí sorpresa, el más especial, fue el que recibí por parte de Raquel. Vino a abrazarme después de Alma, la cual vi un poco contrariada, y al notar el contacto de su cuerpo contra el mío, pude comprobar cómo, a pesar del frío del agua, su piel era cálida y su abrazo me permitió comprobar cómo engañaba su cuerpo vestido, pues contra mi pecho pude notar la turgencia y dureza de sus pechos, que sin ser tan duros como los de Sandra, tenían un tacto mucho más placentero.

  • Gracias, si no llega a ser por tu masaje no lo habría podido hacer tan bien. Me dijo al oído alargando su abrazo.
  • El mérito es tuyo, eres la que ha competido.
  • 50-50 entonces. Me dijo guiñándome un ojo mientras se despegaba de mi.

La euforia cesó pronto, ya que se debía empezar la última competición individual. En el marco masculino la prueba se desarrolló como se esperaba, y aunque ninguno de los de nuestro equipo que iban arriba consiguieron ganar la prueba, mi padre se hizo con el primer puesto y Carlos se alzó con la medalla de bronce en la categoría general. 

En la general femenina la cosa estaba más apretada, Sandra marchaba tercera a escasos puntos de la segunda y a unos pocos más de la primera, y Raquel iba quinta, a poca distancia del podio. La prueba trajo bastantes sorpresas, la que iba primera en la general hizo una muy mala actuación, quedando bastante lejos del tiempo que se esperaba, la confianza le había jugado una mala pasada. El tiempo de la segunda fue bastante bueno, siendo superado por poco por el tiempo que marcó Sandra. La primera posición hacía que adelantase a la catalana, segunda de la general, y el horrible tiempo conseguido por la madrileña, la que partía desde la primera posición provisional, la proclamaba campeona. 

Todos estaban felicitando a Sandra, pues su victoria parecía segura. Yo seguía atento la prueba de Raquel, el abrazo anterior había despertado mi interés hacia ella. Estaba haciendo una muy buena marca, iba a estar entre las de cabeza. Los demás seguían hablando y felicitando a Sandra. Finalizó la prueba muy fuerte y marcó un tiempo inferior al de Sandra, lo había estado cronometrado. Al salir, los jueces la felicitaron, al mirar hacia nosotros, estaba radiante.

  • Has ganado la prueba, bien hecho Raquel. Le grité desde donde estaba.
  • Cómo? Preguntaron el resto del equipo sorprendidos con la noticia.
  • Raquel primera y Sandra segunda. Les comuniqué contento. Sin embargo me extrañó que ellos no se alegraran.
  • Eso a lo mejor cambia las cosas Sandra. Dijo mi padre con semblante serio pero alegrado por Raquel.
  • La cara de Sandra era un poema, lo sé. La seriedad de todos mermó la alegría de Raquel.
  • Yo no entendía nada. Cómo que cambia las cosas? Qué decís? Pregunté para intentar salir de mi ignorancia.
  • El primer puesto en esta prueba le daba la victoria a Sandra en la general, al quedar segunda la cosa está mucho más justa. Mi padre estaba pensativo.
  • Más justa no, justísima, tanto que están a igualdad de puntos. Todos me miraron sorprendidos y preocupados, yo me eché a reír, era muy obvio. Pero la victoria en la categoría por equipos desempata, y Sandra sigue ganando.
  • En serio? Preguntó Sandra cambiando su cara. Estás seguro?
  • Si, llevo las cuentas. Todos saltaron de alegría, celebrando la victoria, y Raquel se quitó un peso de encima, casi le quita la victoria a su compañera. No solo eso, Raquel se ha colado en el podio, ha terminado tercera. Todos se giraron para mirarnos, estábamos uno al lado del otro. Raquel también me miró con cara de no creérselo. Asentí con la cabeza y me volvió a abrazar.

Sandra también le dio la enhorabuena, fundiéndose en un abrazo que a mí me pareció precioso, vaya par de mujeres pensé, tan distintas pero tan increíbles. Todos fueron dándose la enhorabuena.

La recogida del material y la vuelta al hotel fue muy amena, el equipo estaba eufórico por el resultado conseguido. Alma era la que menos contenta estaba, nos confesaron de vuelta al hotel, que Sandra y Raquel habían tirado de ella en el tramo conjunto, animándola todos diciéndole que la victoria era de todas, ella había puesto su granito de arena. Tener esa aceptación por parte del equipo hizo que se relajase y disfrutase de la victoria con todos los demás. 

La entrega de premios se realizó nada más llegar al hotel, para no demorar el viaje de los que tenían que viajar lejos. Todos nuestros miembros acabaron con una medalla al cuello, algunos de ellos con dos. Algunas federaciones rivales soltaron pullas jocosas con fondo de resignación, no en vano había sido la mejor actuación de la selección andaluza, la nuestra.

Las celebraciones dieron paso a las despedidas, habiendo comunicado mi padre antes que nos dejaban la habitación hasta la tarde y nos quedaríamos a comer, por lo que había que subir a ducharse y bajar en una hora. Ante ese follón de gente donde no conocía a la mitad, me despedí de los que conocía y me marché en busca del ascensor. Ya había pulsado el botón siete, planta donde estaba nuestra habitación, cuando vi a Sandra venir rauda hacia el ascensor, entrando en el justo antes de que se cerrase.

  • Subías a la habitación sin mi, acercándose a mijusto cuando se cerró la puerta y poniendo su mano sobre mi paquete. Tenemos que celebrar la victoria. Dicho esto se agachó y sacándomela del pantalón, se la metió en la boca, empezando una increíble mamada. 
  • Nos van a pillar, qué haces? Mi cara era un poema, al miedo porque nos pillaran se juntaba a la morbosa escena que tenía delante. Un rubia maciza estaba de cuclillas chupándomela con maestría, con sus dos medallas aún colgadas de cuello, dentro de un ascensor. Mi polla pronto alcanzó su máximo esplendor.
  • Calla y disfruta, avísame cuando lleguemos al piso, no vaya a encontrarnos alguien así. Tras decir eso se la volvió a meter a la boca y continuó succionando como sabía que me volvía loco, mientras con su mano recorría de arriba a abajo mi ya más que lubricada herramienta.

Avisé que se abría la puerta, paró de mamármela, guardándola dentro del pantalón, y nos dirigimos a la habitación. Nada más entrar me empujó contra la puerta, quedando mi espalda pegada a ella, y bajándome los pantalones hasta los tobillos, retomó lo que estaba haciendo. 

  • Estás ansiosa después de la competición. Dije haciendo referencia a sus prisas.
  • He descargado mucha tensión, pero aún tengo adrenalina en el cuerpo que hay que quemar.

La chupaba de campeonato, me estaba haciendo temblar del gusto que estaba recibiendo. Nunca me la habían chupado hasta que Sandra lo hizo dos noches antes, pero dudaba que alguien la chupara mejor que ella. Su maestría era soberbia, utilizaba sus manos para aumentar el placer y me estimulaba los testículos cada poco, haciéndome ver las estrellas.

Se levantó, quitándose los pantalones y las braguitas del tirón, y apoyando las manos contra la pared, con una cara de viciosa que no le había visto hasta entonces me ordenó.

  • Quiero tu estaca dentro de mi, fóllame como lo hiciste anoche. Arqueó su espalda, sacando su escultural culo hacia fuera, en una posición que pedía a gritos ser penetrado. 
  • Vaya culazo, va a acabar con mi mano señalada.. Me quité raudo los pantalones, me agaché acercando la boca a su culo y con mi lengua lubriqué su ya lubricada entrada, estaba más cachondo que un mono, y pase mi lengua por todos sitios, sin importarme poder tocar su ano. Ella me contestó con gemidos que hacían presagiar un gran polvo.

Levantándome, me puse detrás de ella, y dirigiendo mi polla con una mano, la penetre hasta el fondo de una estocada que me supo a gloria. Empecé enseguida un rápido movimiento de cadera que nos estaba volviendo locos a los dos, ella gemía y me pedía que siguiese a ese ritmo, que se iba a correr en breve. Seguía con la camiseta y las medallas colgadas, estaba a punto de llegar al orgasmo y acelere más si cabe el ritmo, provocándole una gran corrida, quedándose apoyada completamente sobre la pared. Reduce el ritmo hasta que se recuperó, yo estaba llegando a mi límite. En cuanto se hubo recuperado, nos separé de la pared, quedándonos sin ningún tipo de apoyo.

  • Quítate la camiseta, quiero ver tus tetas mientras te follo. 
  • Ahora mismo semental, me encanta como vas aprendiendo. Antes de quitarse la camiseta, fue a quitarse las medallas, pero no la dejé.
  • No, déjate las puestas, sigues siendo campeona y te voy a follar con ellas puestas. Giró su cara y con cara de vicio, tras quitarse la camiseta me dijo que a qué esperaba para hacer lo que le había prometido.

Volví a empezar con un ritmo suave, que fui acelerando poco a poco, lo azotes se sucedían, pero en esa postura resultaba difícil, por lo que tras darle cuatro o cinco, dejé de hacerlo. Estaba apoyado en sus caderas para facilitarme las penetraciones, cogiéndole los brazos y tirando de ellos hacia atrás a modo de riendas para aumentar el ritmo. Su culo chocaba una y otra vez contra mi pubis, mientras sus tetas botaban, lo poco que le dejaba la silicona que las rellenaba. Las medallas golpeaban su cuerpo con cada embestida y al verlas, decidí sustituirlas por los brazos, y cogiendo una con cada mano, las utilicé para imprimirle un ritmo endiablado al polvo que provocó que, en 10 segundos, Sandra estaba bañando de nuevo mi polla con su corrida. Estaba a punto de correrme y se lo hice saber.

  • No aguanto más, me voy a correr.
  • Sácala, quiero que lo hagas en mi boca. Se agachó a la vez que se giraba y aprisionando mi glande con su boca, comenzó una rápida paja con sus dos manos que provocó que me corriese casi al momento. El primer chorro lo recibió dentro de su boca, pero tras este, sacó un poco la lengua, y apoyando la cabeza de mi rabo en ella, recibió los siguientes chorros mientras me miraba con esos ojos de felina. El segundo le pegó en el labio, pero los siguientes entraron directamente dentro de su boca. La escena no podía ser más morbosa. 

Cuando termine de descargar en su boca, se tragó todo lo que tenía en la boca, dejado mi nabo completamente limpio.

  • Me encanta tu leche, me he vuelto adicta a ella. Dijo llevándose a la boca con el dedo parte del chorro que le había dado en el labio.
  • Te la doy siempre que quieras, es un placer.
  • Nunca mejor dicho. 

Se levantó y terminando de desvestirnos nos metimos los dos en la ducha. Había disfrutado de ella durante todo el fin de semana, follando siempre que podíamos, guardando para futuras pajas las imágenes de su preciado cuerpo. 

Compartir la ducha con ella era sumamente excitante. Aproveché lo poco que me quedaba de disfrutar su cuerpo, ofreciéndome cortésmente a enjabonarla, aunque mis intenciones no eran tan loables. Enjaboné todo su cuerpo, metiéndole mano por donde me apetecía. Ella me correspondía dejándose hacer y soltando leves gemidos. Abrió de nuevo el grifo para quitarse el jabón, al girarse me ofreció una imagen perfecta de su culo.

  • Me encanta el culazo que tienes, me vuelve loco. Aprovechando para rodearla desde atrás y pegar mi ya dura polla en su culo. Ella se movió para intensificar el roce, colocándose mi polla justo en la entrada de su culo. Noté cierta presión por su parte contra la cabeza de mi amiga, intentando metérsela.
  • Pufff, es demasiado gorda, si tuviésemos más tiempo te daría mi culo para que me lo follaras, pero no hay tiempo. Lo dijo con resignación, dejándome con un calentón enorme. Pero tenía razón, ya era tarde y no podíamos dedicarle el tiempo que requería.

Terminamos de ducharnos rápidamente, y antes de bajar a comer, sabiendo que no íbamos a tener más momentos íntimos, nos dimos nuestros teléfonos móviles para mantener cierto contacto y poder repetir en algún momento. 

Llegamos tarde a comer, disculpándonos con los demás por la tardanza.

  • Cabría pensar que Sandra ha tardado en arreglarse, pero viendo que no viene arreglada, voy a apostar por culpar a Pedrito, te has tocado mientras te duchabas, ehh? Carlos no podía estar mucho tiempo sin soltar alguna gilipollez. Me quedé pillado sin saber qué contestar.
  • Pues no listo, he sido yo que me he dado un baño relajante, estoy ko después de la competición, y Pedro me ha esperado para bajar, como el caballero que es. Agradecí a Sandra el capote que me echó, sentándonos todos a comer. 

Al terminar, mi padre me pidió que pasara por su habitación para coger algunas cosas que no le cabían la maleta, por lo que para cuando llegué a coger mi maleta, Sandra ya había sacado todo de la nuestra y estaba abajo esperando. De mala gana cogí mis cosas y bajé con los demás. 

Al llegar miré a Sandra con cara de desilusión por no poder despedirme de ella como me hubiese gustado, devolviéndome ella una expresión parecida, que cambió en el último momento. Disculpándose se ausentó. Faltaban dos de los chicos por bajar, y mientras esperábamos noté vibrar mi móvil en el bolsillo. Un mensaje de Sandra apareció en la pantalla.

  • Puerta de los baños, los del fondo, ya.
  • Estupefacto, pero muy intrigado y cachondo me excusé. Tengo que ir al baño, no tardo.

Al llegar a la puerta del baño no sabía que más tenía que hacer, no viéndola pensé que me había gastado una broma, pero en voz baja dije su nombre. A mi espalda, la puerta del baño de mujeres se abrió, cogiéndome una mano por el hombro antes de que me pudiese dar la vuelta. Sandra me dirigió, al tiempo que me cogía el paquete a uno de los cubículos de retrete, me empujó, sentándome en él y cerrando la puerta con pestillo. Se giró, bajándome los pantalones y los calzoncillos, liberando mi ya empalmado miembro, y lubricándolo con su boca brevemente, se sentó sobre mí clavándoselo hasta el fondo. Llevaba falda y solo le hizo falta ladear un poco el hilo del tanga que llevaba. Empezó un lascivo movimiento sobre mí mientras mis manos se alternaban entre su culo y sus tretas, magreándola todo lo que podía. El morbo de que nos pudieran pillar nos estaba volviendo locos.

  • Córrete rápido, no tenemos mucho tiempo, yo estoy a punto. Me dijo intentando reprimir sus gemidos.
  • No creo que tarde, te aviso para correrme en tu boca.
  • No, quiero que lo hagas dentro, estoy deseando llevar mi coño chorreando tu leche durante el viaje, solo de pensarlo me voy a correr otra vez.
  • Yo tampoco voy a tardar, me corro.

Incrementó el ritmo, provocando que mis chorros saliesen uno tras otro inundando su interior de mi blanca semilla. Nos repusimos rápido, diciéndome ella que salía y me avisaba para que saliese yo. Me quedé dentro del cubículo esperando su mensaje, cuando lo recibí salí, pero paré en el lavabo para lavarme la mano, la cual iba manchada de semen. Cuando fui a salir por la puerta me encontré de frente con Alma.

  • Qué haces en el baño de chicas? Me preguntó extrañada.
  • Es el de chicos no? Pregunté yo intentando salir del paso, ladeé la cabeza mirando el cartel de la puerta de enfrente. Mierda, me he equivocado. Dije fingiendo sorpresa. Alma no se quedó muy conforme, pero antes de que me preguntase más salí de allí.

Al llegar a donde estaban los demás, me acerqué a comentarle lo ocurrido a Sandra, diciéndoselo como contándole algo gracioso al oído, para que los demás no sospechasen. Cuando nos separamos echándonos unas risas, pudimos ver la mirada incriminatoria que Alma, justo enfrente de nosotros, nos estaba echando.

Sin más novedad nos volvimos a Granada, ciudad desde donde salimos y residencia de alguno de nosotros. Los de fuera, con sus coches, se dirigieron a sus respectivas ciudades. 

Una vez en casa, hechos los saludos correspondientes, me subí a mi habitación a deshacer la maleta, recibiendo un mensaje de Sandra.

  • Todavía llevo el coño chorreando de tu corrida, aunque ya queda poco.
  • Cuando quieras te lo vuelvo a llenar. Su mensaje me puso a mil.
  • Lo estoy deseando, espero que sea pronto.
  • Yo también lo espero.

Con esa declaración de intenciones y con esas buenas expectativas, acabó el fin de semana de campeonato.