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Finde loco

en Trios

Hola a todos!!! De nuevo con vosotros para contaros otra de nuestras historias, como ya sabéis de nosotros (si tenéis curiosidad podéis leer los relatos anteriores), pasare directamente a contaros otra de nuestras aventuras.

Como cada año Alex y yo planeamos un fin de semana romántico, así se lo contamos a nuestros amigos, familia y conocidos, pero en realidad es un fin de semana en el que aprovechamos para descansar y hacer el amor dándonos todo lo que nos apetece cuando y donde nos da la gana. En este caso habíamos escogido un hotel tipo rural en un pueblo pequeñito en el norte de Extremadura, así que el viernes dejamos a los niños con mis suegros y cogimos el coche dispuestos a volver con los deberes bien hechos.

Fue por el mes de Abril de 2016, un tiempo excelente, en plena primavera, tengo que decir que a mí la primavera despierta mis instintos más animales y me pone Uffffff…. Y ya en el coche, sabiendo lo que nos esperaba quise empezar a calentar el finde. Con mi vestidito de vuelo de flores empecé a ponerme cómoda así que empecé por quitarme las sandalias de cuña, quedando mis pies desnudos, y mostrándoselos disimuladamente a Alex. Hablaba con el distraídamente y hacía movimientos para mostrar cada vez más mis pies y mis piernas. Alex de reojo iba haciéndome una radiografía de mi anatomía y el ambiente se iba calentando. En su pantalón vaquero se le empezaba a notar el bulto así que con una mano se lo colocó tocando y presionando más de la cuenta, sabía que lo estaba poniendo a mil en parte por lo que empezaba a ver y en parte porque se imaginaba las miles de escenas que protagonizaríamos ese fin de semana.

-          Alex: Joder, cada día me gusta más ese cuerpo.

-          Sara: Anda cállate y conduce, que tengo ganas de llegar.

-          Alex: A ver con que me sorprendes este fin de semana.

-          Sara: No lo vas a olvidar.

Para seguir jugando a este juego que cada vez me excitaba mas abrí un poco mis piernas, luego con la mano aparté mi tanga hacia un lado y empecé a tocarme, nada me hubiera gustado más que se corriera encima del pantalón así que dando una vuelta de tuerca a la situación le dije:

-          Sara: Abre la boca cariño

Alex abrió la boca, yo saque los deditos de entre mis piernas y se los metí en la boca.

-          Sara: Esto es lo que te espera.

A Alex no le cabía el paquete en el pantalón mientras lamia mis dedos que tenían los restos de su tan ansiado coñito. Mientras él me lamía los dedos con la otra mano comencé a masturbarme. Esto ya se me había ido de las manos, Alex estaba supercaliente y pensé que cuando llegásemos al hotel se correría nada más tocarme si no ponía remedio. En esos pensamientos estaba cuando Alex dijo.

-          Alex: A que paro…

-          Sara: Hazlo

Malditas autovías que no encuentras ninguna salida cuando las necesitas, pero mientras él buscaba un sitio donde parar, yo seguía jugando con mis deditos y pellizcándome los pezones por encima del vestido. Para cuando él encontró una salida y paró el coche yo ya me había corrido, mojando el asiento del coche. Ahora le tocaba a Alex correrse, me puse de rodillas en el sillón y mientras le besaba en la boca empecé a tocarle su preciosa polla por encima del pantalón. Al igual que yo, Alex se había depilado para la ocasión.

-          Alex: Creo que me voy a correr ya.

-          Sara: No, todavía no

Desabroché los botones de su pantalón, como pudo se bajó los pantalones y calzoncillos hasta los tobillos  después agarre su polla subiendo y bajando mi mano, muy despacio para que no llegara a correrse, mientras tanto él tocaba cuanto podía. Esto tenía que terminar rápido porque estábamos a plena luz del día, así que acerque mis labios a su polla y la saboree con gusto, dejando que mi saliva corriese por su tronco, con mi otra mano agarraba fuerte su escroto masajeándolo con ansias. En ese momento oí el sonido de un claxon.

-          Alex: Joder nos están mirando.

Cuatro niñatos en un Golf nos miraban con los ojos como platos. Se estarían poniendo finos mirándome el culito mientras le hacía una mamada a Alex. Ese hecho provocó en mi más excitación.

-          Sara: Déjalos porque esto lo tengo que terminar.

Superexcitada seguí chupando con más ganas aún, Alex no pudo más y descargó su leche en mi boca dando un alarido de placer. Trague lo que pude, pero parte de su leche cayó en mis labios. Cuando terminé y con la boca llena de su lechita comencé a comerle la boca, puede ser un poco cerdo, pero a él le encanta, y a mí también. Después de comernos la boca miramos a nuestros vecinos de aparcamiento, tres miraban atontados y uno de ellos parecía que se estaba haciendo una paja. Después de poner mi cara de niña más buena y tirarles un beso le dije a Alex, Vámonos al hotel, y sin más paradas.

Llegamos al hotel y todo era perfecto, el hotel parecía nuevo, a decir verdad le faltaba terminar algunos remates, sin embargo era un sitio muy acogedor, parecía muy familiar. Ya en recepción una chica muy simpática tomó nuestros datos y nos indicó donde estaba nuestra habitación. Para esa ocasión habíamos reservado una suite. Era una habitación perfecta, muy acogedora, amplia y bien decorada, pero lo que más me llamó la atención fue un amplio jacuzzi circular. Nos tumbamos a descansar y caímos dormidos, cuando quisimos despertarnos serían sobre las 8.30 así que le dije a Alex que empezara a arreglarse que teníamos que salir a cenar. No nos apetecía mucho salir así que decidimos cenar en el hotel. Tomamos una ducha, cada unos por su lado, porque si nos hubiéramos duchado los dos juntos no habríamos ni cenado y nos arreglamos.

Alex con un pantalón Docker marroncito claro de pinza y una camisa con cuadritos azules. Yo me maquillé y opté por un vestido largo, con unas sandalias de plataforma. Debajo previendo la noche que nos esperaba me puse una tanguita negra de encaje, y un sujetador a juego. Alex me dijo que estaba espectacular, yo no le creí mucho porque él no es para nada imparcial. De esta manera bajamos a cenar. El comedor era bastante pequeñito y solamente había una pareja mayor que nosotros y otra pareja con un bebé. Nos atendió la chica que nos tomó nota en recepción, una rubita de unos 27 años con bastante buen tipito. Nos sugirió una ensalada César y unos solomillos al no sé que, cosa que aceptamos.

Sara: Esta bien la rubita ehhh?

            Alex: Que? No me había dado ni cuenta, estaba pensando en otra cosa.

            Sara: Si ya, claro

            Alex: Estas celosilla?

            Sara: Para nada, la chica está muy bien, pero creo que me miraba más a mí, jajaja.

Esto último se lo dije para ir calentando un poco la cena más que nada. En la cena comentamos cosas de nuestra vida habitual, hasta que llegó el postre que decidimos compartir, un excelente helado de vainilla. Aunque la chica nos trajo dos cucharas yo decidí utilizar solamente una, me metía el helado en la boca y lo chupaba de manera provocativa.

            Sara: Toma pruébalo

Le dije a Alex mientras relamía la cuchara. Cogí un poquito con mi cuchara y se lo di a probar.

            Alex: Que bueno… Sabe a tu boca.

Me gustó su respuesta así que empecé a rozarle la pierna con mi pie. Cuando llevábamos la mitad del helado yo ya me había quitado la sandalia del pie y disimuladamente le palpaba su linda polla que para entonces ya estaba a medio gas.

            Alex: Ufff… como me estas poniendo.

            Sara: Yoooo? No te estará poniendo la rubita, es que no paras de mirarla. La verdad es que la chica vale.

            Alex: Jajaja, no, seguro que eres tú.

            Sara: Voy al servicio, así te dejo mirarla sin que te cortes porque estoy delante de ti.

Cuando estaba en el servicio haciendo pipi me llegó un mensaje, era Alex el mensaje decía “Por qué no te quitas las braguitas? Estarás más a gusto sin ellas”. Esto se calentaba, pero yo decidí no quedarme atrás, así que me las quité. Como eran chiquititas las enrolle y me las guardé dentro del puño. Cuando fui de nuevo a la mesa me acerque a Alex por detrás dándole un beso en la mejilla y metiéndole la tanguita en el bolsillo de la camisa. Alex notó que había metido algo en su bolsillo, pero no dijo nada. Así que cuando me senté cogí el móvil y le mandé un mensaje “No te gusta mi tanguita? Ahora te toca a ti. Sácalo de tu bolsillo y lo metes dentro de tu calzoncillo para que no se me pierda”. Alex disimuladamente se llevó la mano al bolsillo, sacó mi tanguita, pero antes de llevarlo dentro de su calzoncillo llevó su puño a la nariz e inspiró fuerte. Luego moviéndose un poquito de la silla llevó su mano hacia abajo y lo metió dentro de sus pantalones.

            Alex: Que bien huele, huele a ti.

Alex llamó a la rubita y educadamente le pidió un café para él y una infusión para mí. Tomando el café Alex cogió el móvil y comenzó a teclear “Quiero olerlo otra vez, pero ahora no lo puedo sacar. A ver que se te ocurre para que lo pueda oler”. A Alex le gusta jugar fuerte, pero no más que a mí así que disimuladamente bajé mis manos y subí mi falda. Gracias al mantel de la mesa pensé que no se vería nada, bajé la mano y me toqué un poco el conejito. Después subí la mano despacio y le dije:

            Sara: Te has manchado de café en el labio.

Con el dedo aún calentito le toqué suavemente el labio y Alex volvió a inspirar, lo vi cerrar los ojos. Le encanta mi aroma.

            Alex: Joder eres única. Crees que me voy a fijar en la rubita si llevo toda la cena deseándote.

Cogió de nuevo el móvil y me mensajeó. “Me encanta su olor, pero quiero verlo ahora mismo”. Le devolví el mensaje “Lo puedes hacer. Hazme una fotito con el móvil”. Después de que lo leyese me miró y yo despacito abrí las piernas.

            Sara: Ya…

Alex bajó la mano con el móvil y se dispuso a hacerme la foto por debajo de la mesa. En el estado en el que estábamos no nos habíamos dado cuenta del flash así que cuando disparó la cámara del móvil un fuerte fogonazo salió por debajo del mantel. Mirándonos la cara de sorpresa que pusimos ambos nos echamos a reír.

La cena se alargó un poco más de lo normal, la verdad es que estuvo muy entretenida, pero ya era hora de marchar. No quedaba nadie en el salón, así que Alex pidió la cuenta a la rubita. Como veía que nos lo estábamos pasando bien nos dijo que no había ninguna prisa, y que podíamos tomar una copa en una pequeña barra que había en el mismo salón. ¿Por qué no? Teníamos todo el fin de semana para lo que nos diera la gana.

Mientras otra chica iba preparando el salón para el desayuno la rubita nos puso unas copas, ella se presentó como Sofía y entablamos una conversación sobre cómo entre ella y su hermana habían levantado una pequeña casa de campo herencia de sus abuelos para irla convirtiendo en un hotelito rural. La conversación se fue animando, la verdad es que Sofía era muy agradable y simpática, y derivó en que conocer por el entorno, los sitios que ella frecuentaba al salir, etc… La verdad es que el tiempo pasaba volando. Tan rápido que cuando Alex nos dijo la hora los tres nos sorprendimos.

            Alex: Oye cariño vámonos a la cama, que estas chicas tienen que trabajar mañana.

            Sofía: No os preocupéis, lo estoy pasando genial y ya tengo acostumbrado a dormir poco.

            Sara: Joder, es una pena, pero mañana podemos seguir con esto

            Sofía: No dejéis para mañana lo que podéis hacer hoy. Dijo guiñándonos el ojo. Tengo una idea, subid a la habitación y seguid pasándolo bien, después de cerrar caja os subo una botellita de champan y termináis solitos vuestra fiesta.

            Nos pareció una idea genial, ya que estábamos muy animados pero para nada nos apetecía salir. Nos subimos a la habitación, pero ya en el ascensor Alex comenzó a besarme apasionadamente y a meterme la mano por debajo de la falda, joder vaya calentón. Al parar el ascensor en nuestro piso nos colocamos la ropa un poco, y con tono burlón le dije a Alex

            Sara: Joooder, como te ha puesto la rubita

Esta vez Alex no negó nada, y yo en lugar de ponerme celosilla me puse si cabe más caliente. Una vez en la habitación nos quitamos los zapatos ambos y nos sentamos en las dos butacas que había para ver un ratito la tele mientras esperábamos que Sofía nos trajera el regalito prometido. Veíamos la tele distraídamente cuando sonó una llamada en la puerta. Alex se levantó a abrir, y allí estaba Sofía con sus vaqueritos, su camiseta estrechita negra y una botella de champán en la mano.

            Sara: Pasa cariño, como si estuvieras en tu casa.

            Sofía: Aquí os dejo la botellita que os había prometido, y ahora os dejo a solas para que la disfrutéis.

            Sara: Sofía, he pensado que esto va a ser demasiado alcohol para nosotros dos. A ver si luego Alex se va a emborrachar y no me va a rendir, jajajaja. Quédate un ratito con nosotros y nos la tomamos entre los tres.

            Sofía: Jajaja, no que va, de verdad que no quiero estropearos la fiesta.

            Alex: Para nada!!! Además tenemos todo el fin de semana por delante.

            Sara: Por favor Sofía quédate un ratito…

            Sofía: Vale, pero solo un ratito.

Así que continuamos con nuestra fiesta privada, haciendo bromas y charlando animadamente. En un momento dado Sofía nos dijo:

            Sofía: Me parecéis una pareja genial, me encanta como congeniáis y la complicidad que tenéis. Os voy a confesar una cosa ya que estamos en confianza, durante la cena no he podido evitar fijarme en las cosas que hacíais.

Sara la interrumpió.

            Sara: Qué vergüenza!!! Lo siento mucho, espero que no se haya dado cuenta nadie más.

            Sofía: No te preocupes, ha sido todo lo contrario. Habéis sacado mi lado voyeur, jajaja. Me han encantado esos juegos. No quiero ni imaginar cómo os portáis en la cama.

La última frase no sonó para nada a broma, y esto me encendió del todo.

            Sara: Cariiiiño, no te lo tienes que imaginar, si quieres te damos aquí el espectáculo, si a Alex no le importa, claro.

            Alex: A mí? Para nada. Te lo haría todo ahora mismo sin importarme quien estuviera delante. Como me va a importar teniendo a esta belleza con nosotros.

            Sofía: No se hable más empezad la fiesta!!! Yo como si no estuviera aquí.

Que morbazo, hacerlo delante de esta chica tan guapa, pensé. Como Alex no se atrevía a dar el primer paso (creo que pensaba que estábamos jugándole una broma) me acerque a él, le cogí la cara y comencé a besarlo como minutos antes habíamos hecho en el ascensor. Al principio él se cortaba, pero en poco tiempo la excitación le pudo y se desinhibió. Mientras le besaba le desabroché la camisa y mis labios pasaron por su cuello y bajaron hasta encontrar sus tetillas. Paré un momento, giré la cara y vi a Sofía sentada en la cama, apoyada sobre un codo, mirándonos embelesada y con su cara enrojecida, sin lugar a dudas comenzaba a excitarse. Me puse de espaldas a Alex, que estaba sentado en el sillón y le pedí que me desabrochara el vestido, al hacerlo lo deje caer en el suelo, quedando únicamente cubierta por el sujetador, me arrodillé delante de él y comencé a sobarle la polla por encima del pantalón, para después desabrocharle el cinturón y los botones.

            Sara: Levanta.

Al levantarse le bajé los pantalones y el calzoncillo, y con un ligero empujón lo volví a sentar en el sillón. Ya con su polla fuera comencé a sobarla, estaba muy caliente y dura, sin duda la situación no era para menos. Bajé mi cabeza y comencé a darle besitos con mis labios, tanto en la puntita como en el tronco, con mi mano libre le agarraba fuerte los testículos, pero la excitación que me produjo saberme observada era demasiado grande como para no llevarme la mano a mi ya empapado conejito. Ya disfrutando los dos me di cuenta de que teníamos a Sofía un poco olvidada así que le dije:

            Sara: Te gusta?

            Sofía: Si, mucho

            Sara: Pues acércate aquí conmigo cariño.

Alex estaba en el séptimo cielo, Sofía se levantó y se arrodillo a mi lado, contemplando como yo continuaba con el tratamiento que le estaba dando a la polla de Alex. En un momento dado me la saque de la boca, la polla de Alex brillaba por mi saliva.

            Sara: Te gusta su polla?

            Sofía: No está nada mal.

            Sara: Toma agárrala.

Y se la cedí. Ahora era Sofía la que masturbaba a Alex y yo la que permanecía observando. Que sentimiento más raro el de observar como una mano ajena masturba la polla de tu hombre.

            Sara: Si te gusta la puedes probar.

Y sin pensarlo mucho se la metió en la boca. Alex no se creía la suerte que tenía. Era el muñeco de juego de dos mujeres.

            Sofía: Si quieres la podemos compartir

            Sara: Por su puesto cariño.

Y así nos dispusimos a compartir nuestro postre. Para ser sincera en un principio evitaba la cercanía de los labios de Sofía, pero desgraciadamente Alex no la tiene tan grande como para que nuestros labios no coincidiesen, cada vez que lo hacían me sentía más caliente. En un momento dado nuestros labios coincidieron, Sofía abandonó la polla, con una mano me giró la cara y comenzó a comerme la boca. Para nada era desagradable, a decir verdad lo hacia bastante mejor que Alex, así que me deje llevar. Mientras nos besábamos nos habíamos olvidado de la polla de Alex, así que él decidió ser él mismo el que se masturbase contemplando muy de cerca el espectáculo que le estábamos dando. Mientras nos seguíamos besando Sofía me desabrochó el sujetador, liberando mis pezones que para entonces estaban ya erizados, para posteriormente acariciarme la espalda desnuda, lo que a la vez que me tranquilizaba y me excitaba, pero poco a poco el recorrido de su mano se prolongaba hasta terminar tocándome el culito y después bajando por entre mis nalgas hasta mi conejito. Me estaba masturbando con una maestría increíble. Nos incorporamos un poco y quedamos cara a cara nuestras lenguas seguían enredándose. Volvió a pasar su mano por mi conejito y a masturbarme con esos deditos traviesos, separé un poco las piernas para facilitarle su trabajo. Yo me atreví a llevar mis manos a su culito, aunque aún no se había quitado el pantalón se adivinaba pequeñito y duro, y poco después a su conejito.

De repente comenzamos a notar un líquido viscoso y caliente en nuestra cara. Ni nos acordábamos de Alex, que sin poder evitarlo se había corrido abundantemente en nuestras caras. Esto lejos de pararnos nos enardeció más, llegando a recoger con nuestras lenguas todo el semen que podíamos de la cara de nuestra compañera para posteriormente compartirlo en un beso lleno de fluidos.

Me di cuenta de que Sofía había hecho que nos corriéramos tanto Alex como yo, pero que ella seguía aun vestida con su vaquerito y su camiseta. Me sentía en deuda con ella, así que me levanté y le cogí la mano.

            Sara: Vamos a la cama

Al pie de la cama le quité la camiseta, quedando ella con un sujetador rosa y blanco de encaje, bastante bonito. Mi mano fue bajando y acariciando su vientre y su ombligo. Me senté en la cama, ella permanecía de pie, le besaba el vientre mientras le desabrochaba los botones del vaquero que inmediatamente le baje, levantando las piernas se lo retiré del todo quedando Sofía en ropa interior, con sus braguitas a juego con el sujetador. Mientras seguía besando y chupando su vientre le agarraba las nalgas, duras y suaves. Le baje las braguitas hasta los tobillos y ella con movimientos de sus pies se las terminó por quitar, tenía el pelo del conejito bien cuidado, muy recortadito. Después eleve mis manos hasta su espalda y le desabroche el sujetador liberando de una vez las tetas de la chica. Quería darle de su misma medicina aunque estaba insegura, nunca había tocado un conejito que no fuera el mío. Con la palma de mi mano derecha le acaricié la cara interna de los muslos, noté su suavidad, le fui separando las piernas cuando mi mano empezó a acariciar su conejito, me limité a hacerlo como a mí me gusta que me lo acaricien. Como no estaba tan húmedo como el mío llevé dos dedos de mi mano a su boca y comenzó a chuparlos, una vez humedecidos se los llevé de nuevo al conejito, ahora si estaba listo para empezar a disfrutar. Con el fin de facilitar mi maniobra Sofía levantó un pie y lo puso encima de la cama, esto me daba acceso completo a su conejito así que le fui metiendo deditos despacio. Sofía gozaba y cuanto más gemía mas deprisa le metía y sacaba los deditos.

Giré la cabeza sin dejar de masturbar a Sofía, y ahí estaba Alex, con su pollita ya dura de nuevo, meneándosela y disfrutando del espectáculo. Sofía ya se estaba corriendo mojando mi mano al completo. Con una mano me agarro la muñeca para que parase, parecía que en cualquier momento le fallarían las piernas y caería. Me empujó tirándome en la cama y comenzó a comerme todo el cuerpo, empezando por mi cuello, para luego pasar por mis tetitas, hasta que mis pezones se pusieron bien duros, luego bajo por mi vientre, mi ombligo hasta terminar en mi chochete. Una mujer si que sabe donde tocar y chupar a otra, estaba gozando con su lengua hasta que se me ocurrió que estábamos desaprovechando una polla como la de Alex.

            Sara: Alex cariño ven aquí, necesito una polla en mi boca.

Antes de terminar de decirlo Alex ya estaba de rodillas junto a mi cabeza con su polla apuntando a mi boca. Solamente tuve que girar la cabeza para empezar a comérsela. Que placer, mientras Sofía me chupaba hasta el culito, yo se la chupaba a Alex.

Como muestra de agradecimiento hacia Sofía cambiamos de posición, y esta vez era yo la que le comía el chochete mientras que Alex aprovechaba mi posición para meterme su pollita por detrás. En cada embestida que me daba yo me afanaba mas por darle placer a nuestra invitada. Alex se cortaba de jugar con nuestra amiga, así que como muestra de consentimiento le dije.

            Sara: Alex cariño, estas desatendiendo a nuestra invitada.

            Alex: Sofía, puedo???

            Sofía: Si por favor

Alex se tumbó en la cama y se puso un condón, Sofía le montó metiéndose la polla de mi marido hasta el fondo. Comenzaron una fuerte cabalgada y Alex pasaba sus manos de su culito a sus tetas, de vez en cuando Sofía bajaba su cuerpo y le rozaba con sus pechos a la vez que le comía la boca. Verlos follar de esa manera, lejos de ponerme celosa cada vez me ponía más caliente, no me podía quedar ahí sin hacer nada, y mis deditos no eran suficientes para proporcionarme otro orgasmo, así que me acordé de mi juguetito, un vibrador tipo conejito rojo que me produce unos orgasmos inigualables, rápidamente abrí el cajón de la mesilla, lo saqué y sin más me tumbé al lado de Alex y comencé a jugar con él, no hizo falta lubricante porque estaba supermojada y entraba él solito. Sofía me miraba, miraba a Alex, tocaba y chupaba todo lo que podía. Alex comenzó a ayudar a Sofía agarrándola fuerte del culo, acelerando las envestidas. Sofía tenía la cara roja, los ojos cerrados, se iba a correr, y así lo hizo dejando el miembro de Alex completamente mojado y una mancha de humedad en las sábanas. Cinco segundos más tarde se corrió Alex con la polla aún dentro de Sofía. Después de correrse y sin sacarla del interior de Sofía giró la cabeza para besarme, aunque se había follado a Sofía, Alex era mío. Yo tampoco tardé mucho en correrme de nuevo, con Alex besándome y Sofía mirando, dejando otra mancha de humedad en las sábanas.

Esto había terminado, Sofía descabalgó a Alex, este se quito el condón, y yo me saque mi juguetito. Estábamos exhaustos. Quedamos los tres tumbados boca arriba cogiendo aire, Alex en medio. La primera en hablar fue Sofía.

            Sofía: Ufffff. Vaya paliza.

            Sara: No ha estado nada mal

            Alex: Nada mal??? Estáis locas las dos

            Sofía: Cojo aire un cinco minutos y voy a por unas sábanas limpias.

            Alex: Ni se te ocurra!!! Estas sábanas están estupendas, además me gustan así, es la señal de que hemos disfrutado todos.

            Sara: Sofía no te vayas, es muy tarde y estas agotada. Quédate a dormir con nosotros, hay espacio más que suficiente.

            Sofía: Es una oferta irrechazable, pero solo a dormir ehhhh? Jajaja

Después de asearnos un poco nos metimos los tres en la cama, conmigo en medio. Nunca he dormido mejor, abrazada y acariciada por tantas manos y pies. Mañana sería otro día…